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por Alexis Oliva / Página

Política y derechos humanos De la Sota

y su obsesiva estrategia de culpar a las víctimas

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Mientras en Córdoba se iniciaba el mega-juicio de La Perla, el gobernador José Manuel De la Sota aprovechaba el auditorio de la universidad del Opus Dei para atacar al Gobierno nacional y a la “guerrilla antiargentina que mandó a la muerte a miles de jóvenes”. El momento, el lugar y el contenido de su discurso son coherentes con una trayectoria política iniciada en las filas de la derecha peronista.

por Alexis Oliva

El 4 de diciembre pasado, día en que comenzaba en Córdoba el histórico juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en los campos de La Perla y La Ribera, el gobernador José Manuel de la Sota atacó al Gobierno nacional con la poco feliz sentencia: “El ‘vamos por todo’ es nazismo”, y también hizo una explícita reivindicación de la teoría de los dos demonios.

Durante su disertación en la sede del Instituto de Altos Estudios Empresariales de la Universidad Austral, en la ciudad bonaerense de Pilar, se refirió a la situación política en los años ‘70 y aclaró: “En mi juventud también fui un apasionado y revolucionario, pero seguí los lineamientos de Perón”.

A continuación y en referencia a Montoneros -quienes según su razonamiento no habrían seguido los lineamientos del líder- De la Sota se despachó: “El grupo de conducción de esta guerrilla antiargentina mandó a la muerte a miles de jóvenes. Se enamoraron de las armas y de la violencia y llevaron a miles de jóvenes idealistas a la muerte; sin embargo, siguen libres y algunos de ellos están en el Gobierno o son asesores”.

El estrado de la universidad del Opus Dei es el mismo en el que en los últimos tiempos también han disertado otros conspicuos antikirchneristas como el ex presidente Eduardo Duhalde, el ex vice Julio Cleto Cobos y el fugaz ministro de Economía de la Alianza Ricardo López Murphy.

Y el contenido de la opinión de De la Sota estuvo en línea con algunos gestos recientes, como su participación -junto con Hugo Moyano y otros dirigentes del peronismo disidente- en la manifestación donde reclamaron que el asesinato del líder cegetista José Ignacio Rucci sea considerado delito de lesa humanidad, lo que carece de fundamento jurídico y se reduce a un intento político-mediático de presentar como “parcial” a la política de derechos humanos impulsada por el kirchnerismo.

pensar un pais con justicia social

También fue coherente con anteriores declaraciones, como las de marzo de 2004: “Me dolió que se planteara que yo no condeno al terrorismo de Estado y me duele porque yo sé lo que es estar con la cabeza vendada y hacerse pis de miedo cuando a uno le hacen un simulacro de fusilamiento”, se quejaba De la Sota en el convulsionado congreso del Partido Justicialista en Parque Norte, días después de que el presidente Néstor Kirchner no lo invitara al histórico acto del 24 de marzo en la ESMA y en cambio privilegiara la presencia de los organismos de derechos humanos.

En los días previos a aquel aniversario, el gobernador cordobés aseguró haber sufrido “en carne propia” la represión dictatorial, lo que no impidió que en el fragor de la polémica con Hebe de Bonafini llegara a reprochar que “las Madres deberían haber cuidado más a sus hijos”, emulando a aquella publicidad de la dictadura: “¿Usted sabe dónde están sus hijos?”. Tres años después, al intuir con astucia que sería recibido por una masiva rechifla, De la Sota se autoexcluyó del acto en La Perla, cuando el 24 de marzo de 2007 Kirchner recuperó el ex campo de concentración para que se convierta en espacio para la memoria.

Sin embargo -y a propósito de publicidades-, en la última campaña electoral De la Sota sorprendió con discursos y spots donde, al anunciar el boleto educativo gratuito, proclamaba que los jóvenes desaparecidos en “la noche de los lápices” -La Plata, 16 de septiembre de 1976- estarían recibiendo de su gobierno “un postergado y merecido homenaje”.

Con semejantes antecedentes, la declaración del gobernador en la Universidad Austral generó la inmediata respuesta de los actores del juicio de La Perla. “Confrontándolo con las manifestaciones de que estamos viviendo un proceso nazi, me parece que lo coloca al Gobernador en un plano casi ridículo. Considero que el Gobernador es una persona inteligente, con trayectoria, y escuchar este tipo de manifestaciones por parte de una persona con este perfil me asombró”, expresó el fiscal Carlos Gonella.

Por su parte, Marité Sánchez, abogada de Abuelas de Plaza de Mayo en Córdoba, interpretó que la declaración “muestra la verdadera faz del gobierno de De la Sota” y “pone en peligro lo que es el sistema democrático, en la medida en que provienen del Gobernador, que no es cualquier persona”. “Ya habíamos recibido denuncias de que en el ‘75 De la Sota era parte de las patotas que con un brazalete señalaban obreros para ser detenidos por los grupos de derecha que actuaban en aquella época”, añadió Sánchez.

Asimismo, el abogado querellante Claudio Orosz acusó: “El actual Gobernador de esta provincia participó en el derrocamiento de un gobierno popular elegido por el voto, como fue el de (Ricardo) Obregón Cano y Atilio López. Defendió la postura de la intervención federal de (Raúl) Lacabanne que fue el que recepcionó a Héctor Pedro Vergez (uno de los acusados del juicio de La Perla), que vino a crear la Triple A cordobesa que fue el ‘Comando Libertadores de América’ que empezó a asesinar a militantes populares y tirarlos en zanjones”. Y también se anotó en la polémica el abogado defensor Osvaldo Viola -obviamente del lado de De la Sota-, al plantear que si la fiscalía y la querella salieron a replicar al Gobernador con “manifestaciones ideologizadas” respecto al contexto de los años 70, se les diera a las defensas la posibilidad de presentar “testigos de contexto” en el juicio: “Por ejemplo, el gobernador De la Sota, que estuvo preso durante la dictadura y bien podría haber sido víctima y querellante de esta causa”.

El pedido de Viola ni fue considerado por los jueces. Pero en el sentido de lo planteado por los querellantes, se podría hacer el ejercicio de imaginar al mandatario cordobés dando testimonio en este juicio. Pero no tan “de contexto”, sino como más concreto testigo, por ejemplo, de las circunstancias que llevaron a la desaparición, en enero de 1976, de Ángel Baudracco y Héctor Oberlín, trabajadores de una municipalidad de la que De la Sota, como secretario de Gobierno, era la segunda autoridad.

O bien, desde su proclamada condición de “víctima”, sería interesante que explicara por qué el Navarrazo y la posterior intervención federal sólo desplazaron al Gobierno provincial mientras que el municipal permaneció intacto. O por qué razón el derrocado vicegobernador Atilio López fue acribillado por la propia derecha peronista en septiembre del ‘74 y el abogado Hugo Vaca Narvaja (h) -procurador del Tesoro durante el gobierno popular de Obregón Cano- fusilado en agosto del ‘76 a pesar de ser preso “legal” de la dictadura, mientras que el propio De la Sota -al igual que el ex intendente Domingo “Cacho” Coronel- tuvo una estadía mucho más segura hasta que fue liberado en vísperas de la Navidad de 1976.

Acaso el eventual testigo De la Sota podría echar un poco de luz sobre tantos porqués. Por ahora, lo único cierto es que cuando por fin comienzan a juzgarse los crímenes cometidos en La Perla, el Gobernador vuelve a culpar a las víctimas.

El desafinado gorjeo de José Manuel

Entre sus histriónicas aficiones, al gobernador cordobés le gusta cantar boleros. Será por eso que también es un entusiasta usuario de la red social Twitter -en castellano, “gorjeo”-, que en los últimos tiempos ha convertido en el vehículo preferido para expresar sus opiniones.

Si José Manuel De la Sota no valora la política que responde al reclamo de justicia por las víctimas del terrorismo de Estado, más lejos está de reconocer a la comunicación como un derecho humano.

Cuando el 6 de diciembre pasado, la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal prorrogó la medida cautelar presentada por Clarín para frenar la plena vigencia de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, De la Sota, twitteó: “Hoy la justicia sembró esperanza. Puso límite. Hay 3 poderes. Hay + democracia. Y habrá + libertad”.

En otro mensaje, el Gobernador celebró el comunicado de la Comisión Nacional de Protección de la Independencia Judicial, Junta Federal de Cortes, Asociación de Magistrados y Federación Argentina de la Magistratura: “Todas las organizaciones que representan la Justicia dijeron BASTA. Hay Justicia independiente! Que bueno!”. Luego añadió que “la Justicia argentina en su totalidad le dijo hoy al gobierno nacional que debía terminar con las presiones directas e indirectas a los jueces”. Finalmente, aseguró: “Hoy hay más democracia porque claramente hay división de poderes, más allá de la cautelar de Clarín”.

Sin embargo, cuando cinco días después la Justicia penal de Tucumán absolvió a los acusados por el secuestro y desaparición de María de los Ángeles Verón, De la Sota no quiso quedarse afuera de la polémica: “Si el caso Marita Verón se hubiera juzgado en Córdoba, hubiéramos tenido un tribunal del Poder Judicial y un Jurado Popular de ciudadanos”. “Delitos de corrupción y delitos con penas de más de 15 años los juzgan jurados populares y jueces técnicos en Córdoba”.

Además de reivindicar el cuestionado sistema de jurados populares, aprovechó la ocasión para ironizar contra el Gobierno nacional: “Qué es democratizar la Justicia? Es el juicio por jurado que prevé la Const Nacional? O es justicia popular y revolucionaria?”.

Volviendo a la ley de medios, si la Corte Suprema afirma su constitucionalidad y avala su aplicación integral, ¿qué gorjeo ensayará el Gobernador de Córdoba?

(Por A.O.)

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