13 minute read

En busca de la Identidad (III)

(Reflexiones ante la ideología de género con Dios al fondo)

Por : Orlando Enríquez y Anabel Álvarez. (Médicos)

Advertisement

El cambio de paradigma cultural. Albert Mohler, un conocido teólogo histórico estadounidense, comenta en relación con la cultura norteamericana:

“Un cambio cultural notable ha tenido lugar alrededor de nosotros. Los contornos más básicos de la cultura estadounidense se han alterado radicalmente. El llamado consenso judío cristiano del último milenio ha dado paso a una crisis cultural pos occidental, posmoderna, poscristiana, que amenaza el corazón de nuestra cultura.” (Mohler)1

Pero incluso en los entornos que podríamos llamar seculares, ya se habla, como menciona la escritora Shrier, de la existencia de una tensión cultural, puesto que no todas las voces concuerdan ante el desarrollo de esta ideología, tal como estamos comprobando en el momento actual en nuestro país, ante la discusión que está teniendo lugar del articulado de la ley.

¿Qué dice la medicina?

Reconocimiento de un trastorno. A pesar de la insistencia en despatologizar todo lo relativo a la identidad de género, la medicina reconoce la existencia de un trastorno, llamado disforia de género. Presenta una baja prevalencia: según del DSM-52 la prevalencia en personas nacidas como varones varía entre 0.005 – 0,014% y en nacidas como mujeres 0,002-0,003%. La persona transexual encuentra que su identidad sexual está en conflicto con su anatomía sexual y se siente mal por ello, sufriendo y deteriorándose su funcionamiento vital (social, laboral o en otras áreas).

El DSM-5, evita el término “transexualidad” como enfermedad y elimina la terminología previa del DSM-IV referida a “trastornos de la identidad sexual” sustituyéndola por una categoría nueva que se define, como decíamos, con el epígrafe “disforia de género”. Frente a la tradición clínica clásica de clasificar la modalidad de transexualidad según el sexo anatómico del sujeto, hoy día se propugna una definición según el sexo psíquico. De esta forma, un transexual definido previamente como transexual varón –por sus genitales masculinos –, pasa hoy día a conceptuarse como un transexual mujer (por su identidad sexual psíquica). Comparte con el travestismo la forma de vestir, pero el transexual desea cambiar de forma permanente su identidad sexual y no utiliza la vestimenta como objeto de deseo.

El diagnóstico se descarta en caso de existencia de enfermedad física intersexual, pues los transexuales tienen genitales normales. Conviene reseñar que la evidencia científica señala que, en lo terapéutico, la psicoterapia para adaptar la identidad sexual psíquica al sexo anatómico existente es compleja, interviniendo en ello múltiples factores, incluidos los ideológicos, y no se dispone de datos concluyentes sobre su eficacia, pero no se debe descartar, como se pretende legalmente en el anteproyecto de ley en trámite actualmente.

El abordaje terapéutico actual plantea cuatro estrategias: cambios en la expresión del género (vivir en consonancia con el rol del género deseado), terapia hormonal para feminizar o masculinizar el cuerpo, cirugía para cambiar las características sexuales primarias y/o secundarias, y psicoterapia.

Claudicación. Por tanto, uno de los asuntos claves y de enorme trascendencia es que, sencillamente, se deja al paciente el autodiagnóstico y, por tanto, podríamos decir también que la medicina se ha dejado impregnar de esta ideología, para escándalo de algunos. Se concibe ahora la transexualidad como la situación en la que es la propia persona la que se diagnostica a sí misma porque tiene la convicción de pertenecer al género opuesto a su condición anatómica. Se da el paradójico caso de que aquí, el punto de partida, en la consulta médica, es la propia conclusión del paciente, al revés de todo lo que durante siglos se ha hecho y se debe seguir haciendo en la terapéutica, que es escuchar de modo activo y empático las quejas y propuestas del paciente, para aportar, tras las pruebas médicas pertinentes, una conclusión diagnóstica que determinará el tratamiento a proponer al paciente.

Categorías deportivas, espacios de competición y destrucción de los espacios femeninos.

La cascada de consecuencias sigue. Por un lado, como muestra ilustradora de todo lo que nos viene, ya tenemos ante nosotros noticias como la de Laurel Hubbard, nacido hombre para ‘hacerse de oro’ levantando pesas como mujer3 , tras haber realizado la transición. Sin embargo, las características biológicas de un cuerpo de hombre muestran las incongruencias de ir contra la biología misma. Resulta ser el primer atleta transgénero de su país en ganar una medalla en una competición internacional, en categoría de mujer, pero poseyendo la fuerza constitutiva y residual del “hombre que fue” antes de su transición. Porque sigue siendo biológicamente hombre y es que hay muchas cosas que no se pueden cambiar y, para un deporte como la halterofilia, la situación es evidentemente injusta, como algunas competidoras han señalado. El artículo al que nos referimos en prensa muestra la dificultad de señalar, sin ofender a nadie, que el caso de Hubbard podría estar vulnerando el principio de equidad de las mujeres que llevan décadas luchando por abrirse paso en un deporte tradicionalmente de hombres. En los últimos meses, Lia Thomas ha saltado a la primera plana de los medios por su aplastante victoria en la Division I de la NCAA de natación, la liga universitaria de Estados Unidos, al haber ganado con inmensa superioridad al resto de participantes. Un acontecimiento meramente deportivo si no fuera por la polémica generada, puesto que Lia Thomas es transgénero.4

Shrier, de quien hablaremos en breve, lo tiene claro: los activistas de la ideología de género pretenden anular los espacios de intimidad propios de las mujeres, acabar con el deporte femenino, nutriéndose para todos sus fines de personas frustradas, airadas consigo mismas y contra el entorno social, llamándolas a un activismo radical y, en realidad, intransigente, como una nueva dictadura, que tiene como objetivo la destrucción de la familia tal y como se ha conocido durante siglos. En nuestro país, uno de los debates más encendidos en las filas de la izquierda, nace del feminismo que ve en esta ley que “se borra a las mujeres”.5

El daño irreversible.

Mientras España llega a este panorama en términos legislativos, ya tenemos dónde mirar para ver lo que en otros países está ocurriendo y que se pretende ocultar. La periodista del Wall Street Journal Abigail Shrier, publicó en Junio de 2020 un polémico ensayo que ha titulado Un Daño Irreversible. La locura transgénero que seduce a nuestras hijas, recientemente traducido al español. El libro ha sido tanto un éxito de ventas como objeto de múltiples ataques frontales con el fin de evitar su publicación6. Ella pone el dedo en una llaga que va a irse extendiendo: la peligrosa ruta que muchas adolescentes han comenzado al realizar la transición de género. Porque, como escribe Juan Soto en la introducción al libro:

“¿Son realmente trans todas las menores que están recibiendo tratamientos quirúrgicos y hormonales para remodelar su apariencia? ¿Por qué casi nadie cuestiona a la joven que manifiesta haber nacido con el sexo equivocado cuando sí se cuestiona a la que manifiesta estar demasiado gorda incluso cuando pesa 40 Kg? ¿Por qué nadie parece interesado en impedir que unos miles de adolescentes, chicas en su mayor parte, cometan un atentado contra ellos mismos?¿Por qué las autoridades médicas han capitulado ante una reivindicación política y se limitan a acatar el autodiagnóstico de sus pacientes?”7

Y se señalan casos como el de Keira Bell, una chica británica arrepentida de su transición a hombre, que llegó a denunciar posteriormente al hospital que le había proporcionado tratamiento hormonal siendo adolescente, y a quien la justicia ha dado la razón. Y es que a los catorce años, tras unas pocas consultas, comenzó el tratamiento hormonal y se le sometió a una doble mastectomía. Sin embargo, a los veintitrés quiso retroceder, porque se dio cuenta de que ninguna de las operaciones había aliviado su angustia y denunció entonces a la clínica por no haber descartado otras posibles causas de su malestar, como la depresión o la confusión.8 Según parece, una de las cosas que sorprendió al juez que dictó sentencia, fue la escandalosa ausencia de informes psicológicos que reportaran una supuesta mejora de la salud mental de Keira, a medida que se iba sometiendo a los diversos tratamientos9

Una de las cosas que Shrier señala sorprendida es lo que ella denomina el mayor escándalo de la medicina de la última década: dejarse corromper por la ideología de género, lo que ha supuesto la transformación del médico en una especie de coach que va detrás del autodiagnóstico del paciente, de modo que en EEUU, si en 2007 había una clínica para la realización de estos tratamientos, hoy en día hay 300. En el trabajo, la autora acepta la existencia del diagnóstico de disforia de género, con la prevalencia tan baja ya mencionada y siendo casos notables en la más tierna infancia, muy distintos de los que ella ha investigado. No obstante, ella pone el acento en casos de chicas adolescentes con una infancia absolutamente coherente con su género, (lo que va en contra de los “clásicos casos de disforia”) hasta que ciertos sentimientos disonantes con dicho género afloraron de modo tardío. No hay más que exponer todo esto, cocinarlo en el peligroso caldo de las redes sociales, y la adolescente encontrará un enorme aumento de seguidores y popularidad, donde no faltará el seguimiento ciego de los consejos de algunas “youtubers” supuestamente expertas, que no dudan en calificar a la chica de trans. La adolescente, tendrá a su disposición el poder usar esto como arma arrojadiza de reafirmación ante sus padres y la sociedad que le rodea, ingrediente imprescindible en toda adolescencia que se precie. El peligro es que puede producir el terrible resultado de empezar rutas de hormonación, mastectomía doble, etc., cuando el problema es otro, de índole psicológica, y que persistentemente se oculta. En nuestro entorno, se han comenzado a oír voces valientes que nos avisan, como las que señalábamos en el artículo anterior, sumadas a las principales sociedades de salud mental, Endocrinología, e incluso el Colegio de Médicos de Madrid, advirtiendo que “hay una avalancha de jóvenes con trastornos que buscan en lo trans una solución mágica”.10 Por eso ha surgido la asociación AMANDA: Agrupación de Madres de Adolescentes y Niñas con Disforia Acelerada. Su objetivo: “dar a conocer a todas las madres y padres la realidad del contagio social de la Disforia de Género de Inicio Rápido (conocida como DGIR) y las terribles consecuencias que su abordaje inadecuado puede provocar en el futuro de aquellos a quienes más queremos”.11

Hay que decir que las tasas de suicidio en personas trans son altas. Según las encuestas realizadas en EE.UU. las tasas de suicidio de la población general son del 4,6%. En encuestados homosexuales, está entre el 10 y el 20%, y en las personas trans, en el 41% 12. El capítulo de la comorbilidad psiquiátrica13 de estas personas suele ocultarse convenientemente por parte de los grupos de presión correspondientes. Es más: faltan estudios de largo alcance que demuestren la mejoría en la salud mental de los tratamientos llevados a cabo por quienes han realizado la transición. Y yendo más allá, el uso de bloqueadores hormonales en la pubertad puede tener consecuencias irreversibles, como la inmadurez en el desarrollo de algunos órganos y la infertilidad, de modo que no está tan claro que “sean tratamientos seguros y reversibles”, como algunos afirman14

En esta misma dirección, Walt Heyer15, un ex transexual, quien fue durante 8 años Laura Jensen, lo tiene claro: es un abuso infantil lo que se está haciendo ahora con los niños, contribuyendo a la confusión de género como el refiere que le pasó de pequeño, en desafortunados y repetidos momentos en los que su abuela le decía que estaba “encantador” poniéndole un vestido femenino de color púrpura. La necesidad de aprobación y de ser el centro de atención contribuyó a que, con el paso de los años, la confusión fuera de tal calibre que hiciera la transición de género. Posteriormente, dio marcha atrás, siendo todo ello un proceso muy doloroso que él quiere evitar a toda costa a las víctimas actuales de esta confusión, conscientemente promovida por los colectivos LGTB. En su página web www.sexchangeregret.org provee de herramientas de ayuda al respecto.

En Busca De La Identidad

La identidad buscada “hacia dentro”. La dictadura del sentimiento.

Uno de los aspectos fundantes en toda esta ideología, es lo que podríamos denominar la dictadura del sentimiento, que deja constancia de una crisis antropológica de consecuencias imprevisibles. Hasta en el debate político español hemos escuchado a líderes políticos enarbolar que “no se puede legislar contra el sentimiento” por supuesto, cuando la ley pone cortapisas a los deseos, como hemos visto en el pulso nacionalista. Y vemos un discurso de muchos líderes orientados hacia la gestión del sentimiento de la población, al menos, como lo interpretan de la mano de sus asesores, lo mismo que también ha ocurrido en la gestión de la pandemia. Pero volviendo a nuestro asunto, cuando el argumento de “lo que yo siento” pasa a tener categoría de verdad absoluta, entraremos en un territorio de confrontación inevitable, en un contexto de manipulación del lenguaje, por parte de los grupos de presión, de una manera militante y agresiva. Y el problema se agrava cuando al componente “siento esto o lo otro”, “deseo esto o lo otro”, se le añade la exigencia de legislar para dar carta de derecho al sentimiento. Esto lo ha señalado muy bien Diego Gracia, a propósito de la eutanasia en su trabajo “Bioética mínima”. Es inadecuado y peligroso pretender dar categoría de derecho al sentimiento y pasar después a la legislación, sin más.

La búsqueda de la identidad basada en uno mismo de manera radical, nos puede llevar a extremos como el de Rachel Dolezal, activista pro derechos de la población negra en Estados Unidos, que mantuvo durante mucho tiempo que “ella se sentía y era afroamericana”, hasta que sus padres se vieron obligados a enseñar su certificado de nacimiento en el que constaba que era de raza blanca. A continuación, se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de la “transracialidad”, es decir, pretender ser de otra raza16. Ya, avanzando a terrenos más claramente patológicos, sorprende que los medios se hayan echo eco de casos como el de Nano, una chica noruega que dice haber nacido en la especie equivocada, porque se siente gato. “Mi cuerpo de mujer es un error -diceveo mejor en la oscuridad…duermo en cualquier sitio…oigo mejor que otros” Y se viste como un gato, poniéndose orejas de gato, cola, guantes…y algunos ya han dado crédito a esto, denominando el fenómeno como “trans-especie”17

Si todo es cuestión de “lo que a mí me gusta”, no es difícil imaginar que otras opciones estarán sobre la mesa más tarde o más temprano. Solo serán necesarios los grupos de presión adecuados, la financiación pertinente y, en no muchos años, la poligamia podría ser legal en nuestro país. Y el escalofrío sigue si pensamos en que puedan darse otros panoramas sombríos en nuestro entorno, como justificar algún día la pedofilia, el bestialismo …

La identidad dada desde fuera

“Él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos” (Salmo 100:3)

¿Dónde está nuestra auténtica identidad?

Cuando un adulto o adolescente tiene sentimientos en contra de lo que mayoritariamente ocurre a nivel social, no se siente orgulloso, sino que siente confusión, vergüenza, miedo. No somos responsables de las emociones que surgen en nuestro interior, pero sí somos responsables de las decisiones que se toman. Por eso es importante pararse a pensar, meditar.

Cuando se construye la identidad fuera de Dios, da igual, que sea en el área sexual u otra área, vagamos por la senda equivocada. Si buscamos la identidad en la familia, en que nos quieran, no encontraremos un fundamento sólido, porque no tiene consistencia para afirmarnos y darnos seguridad en quienes somos. Dios nos ha creado a su imagen y semejanza. En Él encontramos la verdadera consistencia de nuestra identidad. Jesús vino a darnos esperanza y a situarnos. Es como si nos dijera: “Tú solo no puedes ser quien quieres llegar a ser, me necesitas a mí, y eres limitado y vulnerable. No puedes controlar tu vida”. Es la vieja tentación que se nos relata en Génesis: la ambición de querer ser como Dios. Esa idea de poder y control está en todos nosotros en potencia, en todos, y puede ser un intento de compensación ante la falta de seguridad de una persona. Por ejemplo, en los trastornos alimentarios, cuando hay un problema en la imagen corporal, hay un deseo de control para compensar una falta de autoestima. Esto va mucho más allá, pero se comparte un sustrato común. De hecho, parte de la salida ante este conflicto de la identidad de género, muchas veces difícil, es la serena aceptación de nuestro cuerpo, tal y como nos ha sido dado, tal y como va transformándose a lo largo del transcurrir de los años, que se empeñan en dejar huella. En otro contexto, en el que el médico psiquiatra suizo Paul Tournier contestaba a una excesiva espiritualización 18 y desapego del cuerpo, recordaba “cuán alejada de la visión bíblica del hombre está esa actitud negativa hacia el cuerpo …semejante rechazo del cuerpo no es sino síntoma de un rechazo, más general, de la vida tal como es y tal como Dios nos la ha dado”19 Aceptar la vida es aceptar que se tiene un cuerpo, identificarse con él y aceptar las limitaciones que impone a nuestras ambiciones, sobre todo cuando está enfermo, viejo o inválido. Y la aceptación auténtica aporta una liberación, una expansión mucho más completa que todos nuestros sueños alados. Tournier no duda en señalar que “…el aceptar el cuerpo es más un problema espiritual que psicológico” 20

Notas

1. Revolución sexual. Una perspectiva bíblica y un análisis médico. Sheraldi de Núñez, C. y Núñez M. Nashville, 2018, p. 96

2. “DSM” es la abreviatura de Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales); es una publicación realizada por la Asociación Americana de Psiquiatría que sirve de referencia/guía para gran parte de los profesionales sanitarios en el diagnóstico de trastornos mentales

3. https://www.elmundo.es/cronica/2021/07/26/60f19b58fdd dff1b588b466c.html

4. https://www.20minutos.es/deportes/noticia/4974970/0/ quien-es-lia-thomas-deportista-trans-natacion-femeninaestados-unidos/

5. https://elpais.com/sociedad/2022-10-07/la-ley-transsupera-la-primera-prueba-preguntas-y-respuestas-sobrela-tramitacion-de-una-norma-polemica.html

6. El libro ha sido nominado como “libro del año” por The Economist, y “uno de los mejores libros de 2021” por The Times y The Sunday Times.

7. Shrier, Abigail. Un daño irreversible. La locura transgénero que seduce a nuestras hijas. Ed Deusto, edición digital

8. Op.cit.

9. Shrier, A. Science, the Transgender Phenomenon and the Young. Conferencia pronunciada en Hillsdale College, disponible en septiembre de 2021 en https://www.youtube. com/watch?v=DWbxIFC0Q2o&t=225s

10. https://www.elmundo.es/papel/historias/2022/10/17/634d 620ffc6c832b568b45b4.html

11. https://www.amandafamilias.org

12. https://atclibertad.wordpress.com/2018/10/21/las-tasasde-intentos-de-suicidio-de-personas-transgenero-sonasombrosas/

13. “Comorbilidad psiquiátrica” significa que los pacientes tienen varios trastornos psiquiátricos a la vez.

14. Shrier, conferencia citada

15. https://www.youtube.com/watch?v=gVs6ZFFq6Us&t=37s

16. https://expansion.mx/mundo/2015/06/14/rachel-dolezal-laactivista-que-fingio-ser-negra-durante-10-anos Consultado el 1 de abril de 2022

17. https://www.lavanguardia.com/cribeo/fastnews/20160128/47400662729/conoce-a-nano-la-mujergato-que-dice-haber-nacido-en-el-cuerpo-equivocado.html. Consultado el 1 de abril de 2022

18. Paul Tournier (1898-1986) cita aquí a Pascal: “El hombre no es ni ángel ni bestia y el infortunio quiere que quien pretenda ser ángel venga a ser la bestia” TOURNIER, Paul: El hombre y su lugar. Ed Clie, Pub Andamio, Tarrasa, 1998, p. 71

19. Op. Cit., p. 71

20. Op. Cit. p.73

This article is from: