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¿A quién quieres más?

Hace unos años, mi hermana y yo discutíamos a cerca de quién era la consentida de papá y de mamá. Ella aseguraba que yo, por ser la hermana mayor, tenía más ventajas. Por el contrario; yo firmemente creía que ella, por ser la más pequeña, había ganado el corazón de mis padres desde que llegó a este mundo. Pero, ¿Quién estaba en lo correcto?

Después de discutir por varios minutos, y en repetidas ocasiones, reímos cuando llegamos a la conclusión de que era muy gracioso cómo ambas pensábamos lo mismo sin darnos cuenta de que teníamos los mismos privilegios y el mismo trato por parte de mis padres. Este momento fue muy significativo para ambas; aún lo recordamos y reímos.

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Unos años después, al estudiar a Freud y a Francoise Dolto, comprendí el por qué ambas compartíamos la sensación de no ser la preferida.

Esto es algo que sucede en todas las familias y el papel de los padres es muy importante para que los hijos aprendan a manejarlo.

Generalmente, escuchamos que los hermanos mayores se sienten desplazados al momento de la llegada de un pequeño integrante. Todos se emocionan y prestan demasiada atención al bebé. Los niños mayores no saben expresar verbalmente los celos que experimentan. Sin embargo; en algunos casos, es posible observar cambios en su conducta, berrinches, terrores nocturnos, pesadillas, etc. ¿Por qué pasa esto? ¿Es normal?

Definitivamente, sí. Tan sólo imaginemos la sensación que teníamos cuando llegaba un chico nuevo al salón o un colega diferente al despacho. Usualmente, se despertaban emociones y pensábamos si sería el preferido del Jefe, si tendría toda la atención de la maestra, etc.

ESTAS PEQUEÑAS ACCIONES, JUNTO CON EL TRATO JUSTO E IGUALITARIO, DISMINUIRÁN LA FAMOSA “RIVALIDAD” ENTRE HERMANOS Y PERMITIRÁN UNA CONVIVENCIA MÁS SANA ENTRE ELLOS.

Con el tiempo nos dimos cuenta de que no éramos los únicos y no tendríamos la atención de los mayores al cien por ciento. En la familia pasa lo mismo; pero existen algunas pequeñas acciones que los padres pueden hacer para “amortiguar” o ayudar al niño mayor, a expresar y manejar la llegada de un hermano:

*Mantener, en la medida que se pueda, las rutinas estables para toda la familia, sobretodo, para el hermano mayor.

*Escuchar, validar y poner límites en las emociones. Por ejemplo: “Yo sé que sientes mucha emoción al ver al bebé, también puedes sentir que le prestamos más atención. Es muy valioso lo que sientes. Recuerda que te amo con todo mi corazón y eres muy valioso para mí, al igual que tu hermano. Cuidémoslo. Evita empujarlo o lastimarlo.”

*Colocar un muñeco (muñeca o muñeco bebé suave y resistente) cerca de los juguetes del pequeño para que, con toda libertad, pueda expresar lo que siente al verlo o jugar con él. Estas pequeñas acciones, junto con el trato justo e igualitario, disminuirán la famosa “rivalidad” entre hermanos y permitirán una convivencia más sana entre ellos.

PSIC. ANA GABRIELA LEÓN DEL CASTILLO Psicología infantil y orientación a padres gabriela@descubriendote.mx

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