Atalanta vol 6, nº 1, 2018

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Catálogo bibliográfico anotado de las obras en verso y en prosa, impresas y manuscritas de Enrique Vaca de Alfaro

mujer famosa [2ª ed.], Córdoba, Imprenta Real de D. Juan García Rodríguez de la Torre, 1799-1810. Existe un ejemplar de esta reimpresión en la Biblioteca Pública Municipal Central de Córdoba, con signatura: 092-1-22. En María Ángela Garrido Berlanga, «Dos poemas encomiásticos de Enrique Vaca de Alfaro en La Montaña de los Ángeles (Córdoba, 1674) de Fernando Pedrique del Monte» incluido en el volumen Aurea Poesis. Estudios para Begoña López Bueno34 se encuentran editados los poemas que Enrique Vaca de Alfaro incluye en La Montaña de los Ángeles. Loc.: Madrid, Biblioteca Nacional de España, R/35409*; Montilla (Córdoba), Biblioteca Manuel Ruiz Luque, 15228 [incompleta]. ••• Vaca de Alfaro es el único seglar que participa con poemas en los paratextos de La Montaña de los Ángeles. Con las décimas que se insertan en los preliminares de la obra, Vaca de Alfaro expresa su agrado tanto por el lugar descrito en el poema de Pedrique, la «Montaña de los Ángeles» y el convento de Santa María de los Ángeles, como por el modus vivendi de los frailes allí retirados. De este modo, los tópicos presentes en La Montaña de los Ángeles son reelaborados en este poema. Por ejemplo, la alabanza de aldea y menosprecio de corte, que se desarrolla en los versos 31 al 35: «despreciar la pompa humana/ y el concurso bullicioso/ y buscar quieto reposo/ tranquilidad soberana./ Esta sí que es vía llana»; el ut pictura poesis, referido en el verso 18: «lo que pintas se mira», y que, como explica Rodríguez de la Flor, forma parte de la operación semántica a través de la cual los autores religiosos de la época descifran el mensaje divino por medio de la naturaleza más virgen35. Esto conecta con otro de los tópicos, el del locus eremus, evocado en los versos 35-36: «esta sí que es vía llana/ entre asperezas y riscos», pues, como apunta Vossler, mientras más inhóspito sea el paraje, mayor será la penitencia del ermitaño que en él se recoge y más del agrado de Dios36. Todo esto se convierte en camino

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María Ángela Garrido Berlanga, «Dos poemas encomiásticos de Enrique Vaca de Alfaro en La Montaña de los Ángeles (Córdoba, 1674) de Fernando Pedrique del Monte», en Aurea Poesis. Estudios para Begoña López Bueno, eds. Luis Gómez Canseco, Juan Montero y Pedro Ruiz, Universidad de Córdoba, Sevilla y Huelva, 2014, pp. 417-423. 35 Fernando Rodríguez de la Flor y David Ferrer, «Ecología sacra. Unas “soledades” eremíticas: Andrés de Lillo y su “Descripción prosipoética de san Jerónimo de Guisando y sus cuevas”», en El Siglo de Oro en escena. Homenaje a Marc Vitse, Toulouse, PUM/Consejería de Educación de la Embajada de España en Francia, 2006, p. 889. 36 Karl Vossler, La soledad en la poesía española, Madrid, Visor Libros, 2000, p. 193.

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