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Edición número Trescientos treinta y uno. Año 07. Caracas, 7 de julio de 2019 REVISTA GRATUITA

SANTO EN CIERNES — PÁG. 08

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VIERNES 10 DE AGOSTO DE 2018

EL SEMANARIO CCS| 1

02. El cronista de los techos rojos 03. Macarao: urbe, selva, refugio 07. Cuando los barrios descargaron 11. Aquel viejo motel...


contenido Consejo Editorial

Erika Farías Roberto Malaver Gustavo Borges Revilla Mercedes Chacín

Director

LOGÍSTICA

Daniela Fernández Edi Cordero Danielis Delmar

Colaboran en esta edición

02. mitos

Un cronista preciso

02. trota ccs

Resolver problemas a la carrera

Clodovaldo Hernández, Jessica Dos Santos, Natcha Méndez, Humberto Márquez, Miguel Posani, Indira Carpio, Henry Rojas, Justo Blanco y Neptalí Segovia. Archivo Ciudad CCS. Fotografía de portada: Enrique Hernández.

03. ciudad

Jesús Castillo

redes

07. boleros que curan el alma

Coordinadora 2.0

www.epaleccs.info

Carlos Cova

DirecTORA de Arte

María Isabel Guerrero (E)

COORDINADOR DE FOTOGRAFÍA

Yanira Albornoz (†)

Web y redeS

Enyeli González

Redacción

Marlon Zambrano María Eugenia Acero Colomine Argimiro Serna

epale.ciudadccs@gmail.com @epaleccs @epaleccs Épale CCS

FotOGRAFÍA

Macarao: parroquia misteriosa y salvaje

07. música

“Descarga de los barrios”, un mítico encuentro musical “Ódiame”

08. miradas

José Gregorio Hernández: presunto santo

11. crónica

Techos rojos, pensiones y motelitos de antaño

13. libremente

Mirarte el ombligo como repliegue de tu conciencia sobre sí misma

Michael Mata Enrique Hernández

13. poesía o nada

CORRECTOR Rodolfo Castillo

14. crucicultura

Indira Carpio

Comercialización y Ventas: 0212-8080323/0426-5112114 Distribución: 0212-8085843 Depósito Legal: pp201202dc4166 Una publicación de la

Premio Nacional de Periodismo “Simón Bolívar”, 2014, 2015 y 2017. Premio Municipal de Periodismo “Guillermo García Ponce”, 2014. Premio de Periodismo Aníbal Nazoa, 2018.


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mitos

un cronista preciso En las letras venezolanas hay muchos escritores especiales, por muy diversas cualidades. Resaltan, entre ellos, los que se ocupan de temas históricos, con interpretaciones que alimentan lecturas y problematizaciones, como decimos ahora. Si nos permitimos expresar con cancha nuestra fortuna cultural, hay exquisiteces. Escritores depurados, de nivel internacional, que prefirieron nuestra capital y nuestra historia para visionar y precisar, como es el caso de Enrique Bernardo Núñez: un escritor y diplomático tan adelantado, que requeriría su esfuerzo tratar de asimilarlo. Es sorprendente el acierto o la premonición que lo postula a precursor del “realismo mágico”, incluso antes que el Gabo, con la conexión temporal que hila tiempos discontinuos, buscando explicar propiedades de estas latitudes que el positivismo descarta de antemano, como en su novela Cubagua (1931). No es poca la importancia de esta premonición; es que, además, incursiona en el género biográfico dejándonos dos grandes obras. El hombre de la levita gris (1941), que descifra, en múltiples anéc-

POR ARgIMIRO Serna ILUSTRACIÓN justo blanco

dotas, a uno de nuestros presidentes más emblemáticos: Cipriano Castro. En 1944 publica una nueva biografía, esta vez centrada en una figura de las artes plásticas: Arístides Rojas, anticuario del Nuevo Mundo. A estas obras se suman el impacto de su ópera prima Sol interior (1918), que lo da a conocer como escritor de talento para el tema amoroso, en un clima de humor muy mesurado. Signos en el tiempo (1939), Viaje por el país de las máquinas (1954) y Bajo el samán (1963) constan de crónicas y artículos compilados de sus trabajos periodísticos. Después de Ayacucho (1920), La galera de Tiberio (1932) y La ciudad de los techos rojos (1947) son obras emblemáticas, debido a que fueron las de mayor proyección internacional. Nacido en la ciudad de Valencia, manifiesta su actitud periodística al fundar un diario titulado Resonancias del pasado. Posteriormente, se traslada a Caracas para estudiar en la Universidad Central de Venezuela, donde inicia su carrera periodística, estudios que alternará con cargos diplomáticos. Tras participar en revistas y periódicos, como El Imparcial (entre 1919

y 1920), deja los estudios por su vocación literaria, que demanda cada vez más atención. Eran los tiempos de efervescencia política en torno a la dictadura de Juan Vicente Gómez, con la que se compromete a través de la palabra. Colabora con El Universal, El Heraldo y El Nuevo Diario; y revistas como Élite y Billiken. Llega a dirigir el periódico El Heraldo de Margarita.

trota ccs

Resolver problemas a la carrera Alguna gente quiere trotar para despejar la mente, otros (como lo hemos visto en las entregas pasadas) se empeñan en correr y meditar y otros más dejan que la mente divague... y no falta quien se empeñe en correr y, a la vez, resolver problemas del trabajo, de otras actividades de su interés o hasta dilemas existenciales.

Algunos individuos, sobre todo los llamados workaholic o trabajólicos (adictos al

POR clodovaldo hernández @clodoher ilustración Henry Rojas

Las chicas mandan. Las publicaciones especializadas en la actividad del correr se han hecho eco de un estudio de gran rigurosidad científica, elaborado a solicitud de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo, en el que se llegó a la conclusión de que las mujeres han pasado a ser mayoría entre quienes practican este deporte o, al menos, entre los que participan en carreras. Por primera vez en la historia, en 2018 hubo más mujeres que hombres en las principales competencias del planeta.

Hace años leí un libro de un autor que era aficionado a correr y a los acertijos y juegos de habilidad mental. Cuando estaba enfrascado en algún enigma muy complicado, se iba a correr para pensar en la solución. Y, según parece, casi siempre la encontraba. En mi caso particular, confieso que he pensado, armado y hasta redactado (mentalmente, desde luego) unos cuantos textos mientras muevo los remos. No obstante, trato de evitarlo porque, así, el trote pierde su función de descansar del trabajo; pero, a veces, simplemente no puedo impedirlo porque ya el boceto del texto ha tomado su vuelo y es mejor dejarlo desarrollarse, en lugar de tratar de abortarlo.

Trabajó como diplomático en Colombia, Cuba y fue cónsul en Estados Unidos. La revista Crónicas de Caracas fue impulsada por él. En el año 1945 es nombrado Cronista Oficial de la ciudad de Caracas, cargo que alterna con su actividad diplomática hasta su muerte, el 1° de octubre de 1964, en la misma ciudad que inspiró su intensa actividad literaria.

trabajo), emplean el tiempo de ejercicio en pensar sobre sus problemas laborales. Por ello, no resulta extraño que cuando colapsan (casi todos los adictos lo hacen) también terminen dejando el deporte. Supongo que cada quien se sentirá inclinado a aprovechar los peculiares estados mentales generados por el correr en asuntos relacionados con su ocupación. La verdad es que si resulta útil no hay razón para cam-

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biar. Pero si anula el efecto recreativo de ese rato que te dedicas a ti mismo, ¿qué sentido tiene? Si le preguntas a un corredor gregario te dirá que el remedio es muy simple: trotar acompañado y utilizar el tiempo para hablar, en lugar de correr solo y dedicarse a pensar. Y los más ortodoxos te preguntarán por qué es necesario encontrar temas para pensar o

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Próxima entrega: “Cambiando de tercio” problemas que resolver durante la carrera, si puedes dedicar toda tu capacidad mental a hacer lo que estás haciendo: correr. No sé... ¿tú qué dices? www.epaleccs.info


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cuidad

mACARAO

parroquia Misteriosa y salvaje Macarao es una tierra entre linderos. geógráficamente limita entre el municipio libertador y el parque nacional macarao. pero también limita entre la modernidad y los tiempos precolombinos, ecosistema de transición entre urbe y selva, la más secreta de la periferia caraqueña POR Argimiro serna Fotografías Enrique hernández

¿Será que algo inmanente en los ambientes naturales puede influir en nuestra conducta, tanto como la herencia cultural, el idioma, la academia y hasta los medios de comunicación? Una sensación arrebatadora se teje entre la percepción de diversos sentidos, escuchando el fluir del agua donde se origina nuestro río Guaire, en la confluencia de los ríos San Pedro y Macarao. Una sensación propia de zonas donde las estaciones climáticas más bien parecen largas temporadas de abundancia, acechadas por el capricho de alguna deidad camuflada en el imaginario occidental como santa o virgen, cuando en realidad es diosa primigenia. Las aves, el viento, la luz brillanwww.epaleccs.info

te filtrada por el verde y esa cosa extra a punto de manifestarse convergen en sensaciones, tanto físicas como metafísicas, o más bien espirituales. Cuando uno busca el centro urbano de la parroquia Macarao va dejando atrás diferentes etapas del progreso y la invasión industrial, por llamarlas de alguna manera. Esos monumentos a la modernidad petrolera (los edificios) van quedando en un primer tramo, junto a las llamadas “unidades de desarrollo” de la vecina Caricuao. La siguiente estación del Metro marca un límite con la selva, cerca de donde “el diablo perdió las cholas” o “donde el viento se devuelve”, frases que pretenden dar cuenta de lo que un

ser urbano siente al salir de la estación Las Adjuntas y al tener que ir más allá (a menos, claro, que sea de ahí). Entonces comienza a sentirse lo que ha debido de alimentar entidades propias de la zona, ahora desconocidas pero adoradas en aquel tiempo por el imaginario cacique Macarao, acerca del cual no hay consenso sobre documentos históricos, como sí lo hay de las tribus a las que perteneció. Los toromaimas eran una etnia del linaje o rama lingüística caribe que combatió la colonización durante los siglos de la invasión española. Se dice que Macarao combatió junto a Caricuao en contra de los ejércitos españoles por el control de la zona, cuya importancia resalta por tratarse de cabecera de río, afluente que

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alguna vez irrigara con agua potable a todo lo largo del gran valle de Caracas, una zona tan fluvial que el mismo Guzmán Blanco (positivista que introdujo la noción de “proyecto urbano”) construiría allí el primer acueducto en el año 1874. Pero tales propiedades hídricas no siempre fueron venturosas: aunque con muchas menos consecuencias que en el caso de la gran vaguada de Vargas, a finales del siglo pasado, en los años 70 una crecida desplazó tantas viviendas y sembradíos en las cabeceras del río Guaire que aceleró el cambio de actividad, tradicionalmente agrícola, por una población de “toderos” (como solemos llamar aquí a los factotums o multioficios) que buscaron trabajo

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04 en industrias aledañas de la zona de Antímano o en las instalaciones del Metro de Caracas, posteriormente inauguradas.

De campo a ciudad

A todo lo largo de esa vía de acceso constituida solo por dos canales, acosada por talleres del subterráneo, por un lado, y por la montaña del parque nacional, por el otro, sus habitantes ofrecen diversidad de servicios. Artesanos, vendedores ambulantes, técnicos en celulares, constructores, reparadores de lavadoras, mecánicos... Una vez que se supera el embudo vial, el ánima natural de un ambiente que sirvió como refugio, en varias y diversas ocasiones, clases y culturas se revelan majestuosos y preponderantes. En el ascenso de la zona llamada Las Nieves cruzamos por El Ciprés, calle Santa Cruz, La Redoma, El Bulevar, hasta llegar al Casco Central, admirados de los edificios de la Gran Misión Vivienda Venezuela. Según nos cuenta Jonatan Torrealba, estudiante para bombero forestal, nacido en la parroquia e hijo de oriundos macarenses —como todos los que entrevistamos—, esta zona generosa y sorpresiva cedió su hábitat a muchas familias desplazadas, en muchos casos, por el mismo fenómeno de inundación que alguna vez marcó la memoria de sus habitantes. “Claro que eso tuvo su impacto social en la gente de aquí, sobre todo por la escasez de las fuentes de trabajo y también por los desórdenes de conducta que ocasiona el desplazamiento”, refiere Torrealba. Como sucede en toda Latinoamérica, sobre todo en el Caribe, prácticas religiosas de europeos, en este caso portugueses, trajeron la celebración de la Virgen de Fátima para mezclarse con deidades autóctonas como la Curucay, que se sincretiza en el nombre de Nuestra Señora del Rosario para dar lugar a celebraciones muy asistidas por creyentes de toda la región a mediados del siglo XX. Quizá la selva —protegida como parque nacional, con el que comparte nombre y que, de hecho, constituye su frontera más extensa— ejerza su influencia en la idiosincrasia de los pobladores. Resulta que el Parque Nacional Macarao es una selva tropical, a más de mil metros sobre el nivel del mar, con intensa actividad pluvial, donde se origina el río que da nombre a la parroquia, el cual pasa a solo cien metros de uno de los cascos centrales más antiguo de Venezuela, con una iglesia construida en 1740 sobre lo que era un cementerio colonial y, previamente, indígena. Iglesia que ha sido declarada patrimonio nacional. Gonzalo Cabrera es un macarense que recuerda cómo su padre y él mismo, durante su juventud, sembraban hortalizas Edición Número Trescientos treinta y uno. Año 07 ÉPALE CCS

Gonzalo Cabrera nació y se crió en la parroquia, igual que sus padres

y frutas diversas como remolacha, repollo y durazno. Por su actividad agrícola mantenían contacto con las poblaciones de El Jarillo, Colonia Tovar, Los Teques, El Junquito y, especialmente, La Planicie, para el comercio de su producción y el intercambio por sustento y “hierros”. “Siempre trabajé en agricultura, pero una vez que los portugueses llegaron y se apropiaron de muchas tierras conseguí trabajo en la General Motors, donde estuve durante 20 años, más o menos, y después trabajé en el INOS otros 20 años. Ahora espero mi jubilación”, nos cuenta Gonzalo.

Refugio y solaz

José Manuel Landaeta, cuidador de la plaza, barre la hojarasca que cae de los árboles y la reparte como abono para conucos de casas aledañas, así como para su propio conuco. Improvisadamente nos sirve de guía turístico y cronista cuando explica que la estatua de esa plaza es la única que representa el tamaño real de Simón Bolívar. Fervoroso creyente de la identidad bolivariana, nos informa sobre

Los estudiantes se desplazan entre una población que se cuida a sí misma

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En temporada de lluvia los ríos se multiplican

La fertilidad del terreno y su tradición agrícola persisten en algunas parcelitas

la finca donde Bolívar envió a su hermana, María Antonia Bolívar Palacios, para resguardarla de posibles ataque realistas a la zona de Caracas. Así que también es posible comprenderla como tierra de refugio, dado que, además de la hermana del Libertador, indígenas primigenios, por un lado, e inmigrantes europeos, por el otro, encontraron aquí donde guarecerse de tanta guerra y persecución. Nicolás Díaz, trabajador social graduado en la UCV, llegó a los 8 años para convertirse en cronista e investigador de la zona. Con él pudimos refrendar la información de nuestros entrevistados y descubrimos que es una de las parroquias más antiguas de toda Venezuela, con 371 años, desde la fundación de su nave central, aunque a mediados de los 70 se registra en la Gaceta Oficial como parte del municipio Libertador. Considerada desde sus inicios como un oasis, donde hasta la reconocida familia mantuana Bolívar tenía propiedades, tanto en la zona alta como la baja. Solo una creencia diseminada entre sus habitantes resultó no tener respaldo. Y es que, según cuentan, en la parte alta del pueblo hay una represa, pero lo cierto es que ese proyecto nunca se llevó a cabo por una falla geológica que la convierte en zona de alto riesgo. Tan recurrente condición —un valle que se abre entre montañas privilegiadas, por www.epaleccs.info

la antesala de una extensa región de selva de origen geológico misterioso, lo que implica un imaginario— puede tener su influencia, como una deidad, como un arquetipo geográfico, que eventualmente se revela en una emoción fluvial y en una actitud de resistencia o protesta contra la autoridad llegada en barcos, o contra la que después llegara en aviones, incluso contra la que se instauraría en universidades. Aunque si uno sigue subiendo, más que una resistencia se siente el desconocimiento de aparatos industriales y mentales que, cuando mucho, intentan reprimir algo incontenible que se manifiesta entre elíxires estáticos; actitudes furtivas, latentes, inmanentes y decantadas en el quehacer cotidiano, como fuente de un imaginario, manifiesto en innumerables transgresiones del orden establecido.

Primeros contactos con el río Macarao, afluente del Guaire

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La arquitectura colonial del casco central todavía resalta pese a las intervenciones

Abunda la economía informal y el tránsito peatonal es intenso en la parte baja

La Escuela Curucay hace honor a la tradición de la parroquia

Única Plaza Bolívar con una representación a escala real del Libertador

La parroquia Macarao es un valle privilegiado de afluentes de río, clima templado, aire limpio y espacio para el hábitat Edición Número Trescientos treinta y uno. Año 07 ÉPALE CCS

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MÚSICA

Swing Latino

BOLEROS QUE CURAN EL ALMA

Descarga de los barrios un mítico encuentro salsero En la historia de la salsa venezolana este capítulo, que se escribió a finales de la década de los 70, marcó un hito en los músicos y seguidores de esta expresión del pueblo POR natchaieving méndez ⁄ FOTOGRAFÍAs fersan-archivo swing latino

Una “especie de Venezuela All Stars” fue la forma resumida en la que Ángel Méndez, uno de los dos fundadores de Swing Latino, definió a La Descarga de los Barrios”, movimiento musical popular ícono de la salsa, surgido en Venezuela a finales de la década de los 70. Esta suerte de reunión musical impulsada por diversos músicos venezolanos del género, entre ellos su promotor Pedro Viloria, congregó a diversos talentos salseros de la época para llevar lo mejor de la salsa a los sectores que no tenían la posibilidad de costear la entrada costosa para entrar al Poliedro de Caracas y disfrutar de las grandes orquestas y cantantes que con su gran músculo comunicacional imponía la industria cultural del momento. Las voces junto al sonido de los timbales, las tumbadoras, los trombones, las trompetas, el bajo, la campana, el tres, la infaltable clave y muchos otros instrumentos, devolvían la salsa a su lecho inicial, a su esencia. Tal como lo escribió Méndez en la edición número cuatro de la revista Swing Latino (1978): “Ese ritmo afro-negroide parece haber recobrado su vitalidad. Las letras han cambiado y expresan lo que en realidad es: una música de protesta pero bailable. La voz de la clase pobre, la descarga del barrio...”.

POR Humberto Márquez ILUSTRACIÓN FORASTERO LPA

De los boleros nacidos de poemas este no lo es, sino que, en principio, es un vals peruano con versos del soneto “Último ruego” (1903) de Federico Barreto, y fue su compatriota Rafael Otero López quien le dio ritmo. Sin embargo, hay cronistas que atribuyen parte de los versos al colombiano Guillermo Valencia. Por eso, y por otros aderezos, podemos decir que esta pieza es de las más polémicas que se han encontrado. Según los cronistas, “El odio” sería la versión inicial: un pasillo ecuatoriano de autor desconocido y musicalizada en Ecuador hacia 1908. Lo que deja muy mal parado a Rafael Otero, por haber nacido en julio de 1921 y haberla registrado a su nombre en 1965, a pesar de estar musicalizada en Perú desde los años 30, según diversas investigaciones. Lo que abre la otra duda acerca de si el vals ¿es peruano, ecuatoriano o colombiano? y, más allá, si ¿es vals o pasillo?

Una movida acompañada por el periodista Ángel Méndez (último der.)

En el 23 de Enero también hubo descarga

Y “dijo bien” como expresan los decimistas, pues justamente espacios como una cancha, una plaza o alguna calle de zonas del 23 de Enero, La Silsa, San Agustín, servían de escenario para que soneros de la talla de Orlando Watussi, Nano Grand, Alberto Cocca, Andy Ortega, Nelson Navas, así como agrupaciones de renombre como Mango y El Sonero Clásico del Caribe, dieran lo mejor de sí para conectar con un público que les retribuía de forma sincera con lo más valioso que un artista puede obtener: el respeto, la admiración y el agradecimiento eterno, guardado en la memoria de esta población, especialmente en la de los niños y adolescentes del momento, que a partir de este contacto hicieron de la salsa una compañera de vida. En aquella entrevista del 78, Viloria explicó que una de las principales intenciones de esta iniciativa era “influir en los muchachos que habitan las barriadas caraqueñas” y de esta manera sembrar en ellos el interés por la música y por este camino que los aleja de los vicios y la delincuencia. De allí que esta actividad también era acompañada con jornadas deportivas, una manera acertada de mostrar opciones sanas para ocupar el tiempo de ocio. www.epaleccs.info

“Ódiame”

Lo más interesante de esta movida salsera es que no surgió de ningún ente gubernamental, característica que le dio más autenticidad, pues fueron los mismos músicos quienes promovían estos encuentros con su pueblo.

Como para echarle leña al fuego, el tema se habría compuesto en 1946, y con esa fecha se aviva la enredada querella intelectual, solo para investigadores acuciosos —que no es el caso de estas breves líneas. Pero, para no quedarnos atrás y contribuir a la madre de todas las polémicas, debo decir que, más allá de Julio Jaramillo, la versión más emblemática, tal vez, es la de Olimpo Cárdenas, Oscar Agudelo y Alci Acosta, en trío casual; o la de Los Panchos, en trío sostenido; o la arrabalera de José Feliciano; y hasta la moderna de Enrique Bunbury en su curioso disco Licenciado Cantinas. Para mí, la mejor versión es la de nuestra querida Hindú Anderi, que no la pela cada vez que la invito a mi programa de radio. Jajajá. “Ódiame”, junto a “Te odio y te quiero”, es de los cantos más rudos al desamor. Por eso me parece gracioso un comentarista de Youtube que hace contemporáneo este clamor: “Bloquéame por piedad yo te lo pido, bloquéame sin medida ni clemencia. Pero ten presente que, de acuerdo a la experiencia, tan solo se bloquea lo querido”. Jajajá.

Varios años duró La Descarga de los Barrios y aún el público melómano venezolano lo recuerda con la emoción de la época pese a que, a diferencia de Fania All Stars, no se grabó ningún disco que registrara este encuentro. No es la única iniciativa de este estilo; El Afinque de Marín, las fiestas con motivo de las celebraciones locales, fuera de Caracas La Guataca de Madera 15 y otras experiencias incluso reseñadas en este espacio son parte de la espontaneidad que la salsa en sí misma provoca y exige. Quizás son los orígenes humildes de esta expresión musical los que generan este efecto; esta génesis que nada tiene que ver con las grandes tarimas, reflectores y amplificadores de sonidos con las que algunos la relacionan. La salsa es del y para el pueblo, el de a pie, el humilde de corazón y esto perdura eternamente, por ello son muchas las descargas que aún retumban y que faltan por sonar en los barrios caraqueños y del resto del país. Más na... ¡Saravá! Caracas, 7 de julio de 2019.

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CIUDAD

JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ: PRESUNTO SANTO Una de las pocas certezas de la Venezuela que transcurre, es que todo el mundo lo admira y casi todos lo tienen por santo. A cien años de su extravagante partida, crecen las esperanzas de su beatificación definitiva gracias a un milagro reciente, que parece inobjetable. MIENTRAS, SEGÚN EL VATICANO, SUS MILAGROS SE PRESUMEN POR Marlon Zambrano • @marlonzambrano Fotografías jesús castillo / enrique hernández

Por ahora, lo que ha girado en torno a José Gregorio Hernández y su currículo piadoso es una retahíla de 100 años de “presuntos” milagros. Por eso, todavía no es santo. En cambio, a la madre Carmen Rendiles de las Hermanas Siervas de Jesús de Los Palos Grandes, tras un auxilio

consumado en el año 2003 sobre la doctora Trinette Durán de Branger, luego de que una descarga eléctrica casi le hiciera perder un brazo, se le abrieron prontamente los caminos del reino de Dios para su canonización, y ya en 2018 era beata. Pero no hay contradicción, supuesta-

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mente, sino que los caminos del Señor — como se sabe— son inescrutables. Para que deje de ser “presunto”, según las normas del Vaticano, el milagro debe tener propiedades de hecho sobrenatural, sin explicación científica; duradero en

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el tiempo; y que la invocación haya sido únicamente al santo en cuestión. A la feligresía caraqueña le resulta increíble que luego de 70 años de esfuerzos desde que la iglesia católica en Venezuela inició en 1949 el proceso de beatificación y canonización de José Gregorio Hernández, aún www.epaleccs.info


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La imaginería de José Gregorio Hernández está inscrita en la cultura popular

no se haya confirmado un milagro que resulte incuestionable para ingresar al dream team del panteón católico. Mientras tanto es el “santo informal” de los enfermos, adorado por los caraqueños y caraqueñas creyentes con un fervor infinito, sin que medien las reglas burocráticas de la alta jerarquía eclesiástica.

CIEN AÑOS DE MILAGROS

El sábado pasado, 29 de junio, día de San Pedro y San Pablo, se conmemoró el centenario de la infausta tarde en que por intentar esquivar un vehículo que se desplazaba entre las esquinas de Guanábano y Amadores de La Pastora, Hernández resbalara y fuera a atestar su cabeza sobre el filo de una acera, muriendo pocas horas después en el Hospital Vargas. Desde entonces, su eminente figura de médico mártir empezó a zurcir el tejido intachable de leyenda milagrosa, convertido tras su muerte en compañero infaltable de la plegaria suplicante por la sanidad de los enfermos. Prontamente su austero rostro, estampa de médico impoluto o de ciudadano trajeado de negro con sombrero modelo “fedora”, no solo se apiñó junto a sus arcanos mayores como la Virgen de la Coromoto o San Judas Tadeo, sino que entró en los laberintos de la devoción popular y se asimiló a las ánimas que acompañan los altares de la Corte Médica del espiritismo, con capacidad incluso de “bajar” a misionar sobre “materias” que asumen su adusta postura de sabio enjuto en rituales de tabaco y yerbas. www.epaleccs.info

Algunos piensan que esa expresión devocional ha sido piedra de tranca para su beatificación. “Eso no influye en lo absoluto” nos advierte Monseñor Tulio Ramírez, Obispo Auxiliar de Caracas y vicepostulador de la causa. Hay que cumplir los pasos de rigor y hasta ahora, al parecer, con José Gregorio no ha habido suerte. Según el prelado el también llamado “médico de los pobres” siempre estuvo en contra de prácticas supersticiosas. “Nunca recomendó a sus pacientes que fueran a que les prepararan bebedizos o les leyeran las cartas, y hay documentos que atestiguan la historicidad de eso. Por el contrario, siempre fue un hombre muy científico”.

A PUNTO DE SANTIDAD

La Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano tiene el expediente para su santidad y en estos momentos, por fin, se está haciendo una minuciosa experticia sobre un caso que parece definitivo y casi se mantiene en secreto. Se trata —según rumores— de una niña merideña (o guanareña) que al parecer, tras recibir un disparo en la cabeza perdió una porción mortal de masa encefálica. La sorpresa del médico fue tan dramática que hasta se desmayó cuando a pocos días —12, según los comentarios de pasillo— la niña asistió a su consulta intacta llevada por su padre. El caso está recibiendo el trato correspondiente por siete médicos ateos convocados por la instancia eclesiástica para verificar que la ciencia no tuvo nada que ver con el prodigio. La prudencia de la iglesia estriba en que no quieren generar una peregrinación que afecte a la familia involucrada en el hecho.

Los actos de fe son una constante en la Plaza La Candelaria

Puede ser, según la esperanza de la feligresía y los cálculos oficiales, que este sea el milagro que verdaderamente catapulte a Hernández a la condición oficial de santo. Pero el proceso aún es engorroso, pues aún debe esperar su turno de entre más de 700 causas en cola. “Eso va a ir, Dios mediante, y tenemos toda la ilusión y la fe de que se dé, porque la iglesia hace todo lo posible para que sea posible, pero ahora lo que queda es hacer la oración y no crear falsas expectativas, porque lo bello de José Gregorio es que lo quieren todos: los cuatro millones de habitantes que se han ido de Venezuela, y los que permanecen aquí”, remata monseñor.

LA ORACIÓN CONSTANTE

A Elisa Ramos le importa poco lo que piensen los curas o lo que concluyan los científicos. Hace 27 años entró con principio de preeclampsia a trabajos de parto a la Policlínica Méndez Gimón de la avenida Andrés Bello, donde le dieron a firmar un documento que exculpaba a los médicos de un desenlace fatal tanto para ella como para el neonato. Al marido, un gallego, le dieron a escoger entre la esposa o el hijo, a lo que respondió: “Si me deja al chaval o me deja a la mujer, ¿quién va a cuidar a quién?”, por lo tanto, no firmó. Ella, casi agonizante,

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suscribió el documento y le encomendó a su marido: “Quédate con él, es una vida nueva. Ya yo viví”. El hombre reservó nicho en el cementerio, apartó fecha en la funeraria, se vistió de negro y convocó a familiares y amigos, pues las posibilidades de sobrevivir para ambos no llegaban al 8%. La suegra se presentó con una estampita de José Gregorio y les pidió encomendarse al último recurso de la oración. Elisa rezó con la postrera dosis de aliento que pudo exhalar su desfallecido cuerpo, y prometió que cada año hasta sus últimos días sería su devota, “pero no quiero quedarme sin mi primer hijo, por favor te lo pido”. Se salvaron los dos. Francisco Javier, su chamo, ingeniero de 27 años, es un tarajallo de casi dos metros que lo más grave que sufre de salud es de ciertas alergias, y el sábado pasado permanecieron erguidos como dos cirios pascuales, orando en la antesala de la iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, cada uno con una imagen de José Gregorio de cuerpo entero en sus manos. Desde la noche anterior, los devotos de la capital asistieron a los actos litúrgicos que tuvieron como escenario el templo a donde reposan los restos del médico fallecido, que permanecieron en el Cementerio General

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La peregrinación a su tumba en la Iglesia de La Candelaria comenzó en 1975

Los “milagritos” se le encomiendan con devoción

de la plaza hasta la sepultura como agradecimiento. “El problema es que hay muchos testimonios que la gente no los dice por temor, pena, desconocimiento. José Gregorio Hernández es el doctor de los pobres y todos los que creemos en él tenemos fe porque lo hemos visto. Aquí no es que te echan cuentos. Aquí lo ves todo: amigos con cáncer, gente muriendo, grave, que se salva”. La gente busca siempre lo más económicos, pero los milagritos, que son pequeñas réplicas de partes del cuerpo humano labradas en metal, se despachan a mansalva. Durante los apagones eléctricos de marzo de este año, las velas, reservadas para la oración, se despacharon o regalaron a los vecinos que necesitaron medios artificiales para iluminarse en la penumbra. Cuentan que todo el mundo, a los días, las pagó o devolvió como muestra del compromiso devocional.

Roland Yoyote prometió personificar al venerable

del Sur hasta 1975, cuando se decidió su traslado en vista de los problemas de inseguridad y abandono del camposanto. Desde entonces, la tumba ubicada en un anexo de la nave derecha de la edificación coronada por un inmenso cuadro con la estampa de galeno del “Venerable”, es motivo de peregrinación obligatoria entre creyentes venezolanos y extranjeros, que se desplazan desde los más inverosímiles parajes, como Rusia y Estados Unidos, y donde cada miér-

Es un santo popular y milagroso, adorado por la feligresía

coles, a las 3 de la tarde, se hace el sacramento de la unción de los enfermos.

REQUISITOS PARA UNA BEATIFICACIÓN

Janeth Pérez, de la Cooperativa de Artesanos Religiosos de la Plaza Candelaria, que se instaló el mismo año 75, nos cuenta que ha visto de todo en torno a la devoción del “Siervo de Dios”. Desde promeseros históricos que se han hecho amigos entrañables,

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hasta visitantes extranjeros con quienes se entiende por señas (o machucando el inglés) en la transacción de una vela blanca para alumbrar los caminos del “doctorcito”. Recuerda a una margariteña que hace muchos años le compró unos ojos de “milagritos”, para que José Gregorio le devolviera la visión a su muchacho, un bebé de apenas 4 meses. Al año regresó con su chamo mirando más que nadie, y desde entonces, hace doce años, desfila arrodillada des-

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A un costado de la Iglesia la Candelaria está la oficina donde se reciben los presuntos milagros de José Gregorio. Es una casita pequeña sin arrojos gloriosos ni místicos. María Teresas Borjas, del apostolado Los Amigos de José Gregorio, encargados de evangelizar en torno a su devoción, tiene fe de que este año finalmente se va a beatificar. Es testigo de miles de milagros de sanación total, pero cuenta más o menos lo mismo: muy poca gente entrega los requisitos como debe ser. Para apoyar la causa de José Gregorio, el “curado” debe preguntar por la señora Laura Zambrano y aportar unos documentos sencillos: testimonio de la enfermedad, antes, durante y después. El diagnóstico médico, los resultados de la sanación y hasta las recetas. “El Vaticano exige mucho” reflexiona. www.epaleccs.info


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CRÓNICA

Techos rojos, pensiones y motelitos de antaño En la Caracas de ayer existían hotelitos de la más variada reputación. También muchas pensiones: desde las sencillas hasta las aristocráticas (manejadas por damas de la alta sociedad). ¿Hacemos un recorrido habitación por habitación? POR JESSICA DOS SANTOs • @jessidossantos / Fotografías michael mata

Uno de los edificios más famosos de Caracas fue el Hotel Klindt. Esta estructura contó con dos historias. Primero, fue una casa ubicada entre las esquinas de Madrices y Marrón, justo al lado de la zapatería de Rodríguez Cabrera (donde se calzaba la élite masculina caraqueña de antaño) y la Lotería de Beneficencia Pública.

Según las crónicas de la época, el Hotel Klindt era el único edificio de tres pisos que existía en la ciudad y su arquitectura le daba “un aire de buen gusto” a los alrededores de la Plaza Mayor. Por eso, rápidamente se convirtió en el favorito de la élite caraqueña.

y gente adinerada, que venía a Caracas por turismo o negocios”.

Pero, luego, en la segunda década del siglo XX, se trasladó a una edificación ubicada en uno de los lugares más prestigiosos de Caracas: frente a la Plaza Bolívar y diagonal a la torre de la Catedral.

“Era lo más famoso para la época, el mejor hotel de Caracas, con sirvientes de impecable blanco y botones de plata (casi todos eran trinitarios). Para entonces era caro, pues se pagaban 12 bolívares por las tres comidas y el cuarto”, relata el cronista de origen mantuano José García de la Concha.

Una mañana, una multitud desfilaba por la avenida norte de la Plaza Bolívar en medio de una gran aglomeración religiosa, cuando, de repente, una mujer se asomó desde un balcón del Hotel Klindt.

El edificio de estilo europeo era propiedad de don Pedro Salas y fue arrendado por su cuñado Pedro Klindt.

De la Concha, quien conoció las dos sedes, afirma que “en el piso superior siempre solían alojarse artistas, toreros

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La polémica obscena

No obstante, este reconocido hotel se vio “empañado” por una curiosa anécdota.

“Era una mujer extranjera, y bella, miraba con ojos distraídos de pájaro recién metido en la jaula el denso hormiguero humano que se agitaba a sus pies. Y a pesar de lo ceremonioso de la solemnidad de aquel día, algunas de

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las cabezas que iban en la procesión por momentos se alzaban para mirarla con curiosidad. ¿Por ser extranjera? ¿Por ser bella? ¿Por el interés natural que inspiran siempre las cosas nuevas? No. Todo aquel mirar disimulado obedecía a que la mujer del balcón estaba vestida con una simple pijama”, escribió el periodista Rafael Silva, mejor conocido por su pseudónimo de Lino Sutil. En aquella época ninguna mujer se asomaba en su casa en piyama, menos a un balcón, y precisamente en la Plaza Bolívar.

Los del medio

Hablando de reputación, en Caracas también existieron otros hotelitos buenos, pero mucho más baratos.

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Hotel Klindt, primera edificación en contar con tres pisos en la ciudad

El Hotel Miramar, en Macuto, aún se tiene en pie

Por ejemplo: por esos días en el Gran Hotel, una casa de dos pisos ubicada en la esquina de Mercaderes, se pagaban 10 bolívares por una cómoda habitación. Mientras tanto, el denominado Hotel Pensilvania, en la esquina de Pajaritos, también era “decente” y muy frecuentado. Por su parte, el Hotel Santamán (ubicado donde hoy está el Banco Venezolano de Crédito, en La Hoyada), también contaba con sus adeptos. Asimismo, ya existía el León de Oro en la esquina de Traposos, donde se alojó el general Joaquín Crespo antes de ser presidente. En estos tres se ofrecía un cuarto y las tres comidas por solo 8 bolívares. No obstante, entre los hoteles económicos el más concurrido era el Hotel Barcelonés, de Torre a Madrices. Su fama se debía al buen trato que ofrecía su dueño (don José Roura), su cercanía con la Plaza Bolívar y la calidad de su comida criolla. Por aquel entonces era muy común escuchar “esta noche comí en el hotel tal” o “mañana estoy invitado a almorzar en el hotel cual”, según apunta el libro Reminiscencias: vida y costumbres de la vieja Caracas.

Más abajo

Este mismo material da luces sobre la existencia de hotelitos más baratos, donde los “tabiques” (paredes delgadas, que no soportan cargas y se usan para dividir el espacio de las habitaciones) estaban forrados con papel de periódico y en los baños apenas había “aguamaniles de tres patas” (jarrones destinados a lavarse las manos). Estos espacios también eran administrados por sus dueños y por tan solo 3 o 4 bolívares “te daban todo”. Sin embargo, en todos los hoteles de la ciudad se pagaba por día. Por eso algunos viajeros, o nuevos residentes, preferían llegar

a una “pensión”, donde podían pagar una mensualidad. En este sentido, en Caracas existían muchas pensiones: desde las sencillas hasta las aristocráticas (estas últimas solían ser manejadas por damas de la alta sociedad). Por ejemplo: de Balconcito a Salas estaba la pensión de Lola Ibarra. Se trataba de una bonita y cómoda casa donde los diplomáticos y viajeros ilustres vivían como en su propia residencia. De hecho, el lugar contaba con un amplio salón de recibo y un buen comedor. La principal competencia para Lola era la pensión de la señora Domínguez (una casa más abajo), pues en el lugar se solían realizar fiestas donde concurría “lo mejor de Caracas”. Otra casa más abajo estaba la posada de Lina Pécchio, donde solían hospedarse los extranjeros más distinguidos.

En realidad, lo realmente importante era que cada congresista recibía 75 bolívares diarios (sin contar los viáticos) para su estadía en Caracas. Además, junto a ellos llegaban sus esposas, los cocheros, los sastres, entre otros.

Lejos de ahí...

Mientras tanto, en la Alta Florida un edificio de dos pisos, una terraza y un sótano generó una enorme polémica: el Hotel Flora. Gagliardi, su constructor, se lo vendió en 700.000 bolívares a Luis Felliciani. Este último decidió instalar allí nada más y nada menos que un cabaret. Además, los amantes de la fiesta podían pasar sus automóviles hacía el patio interior. Mientras, una orquesta tocaba las piezas de moda hasta las 5 de la mañana en el sótano. Para los desprevenidos transeúntes, el discreto edificio era simplemente el Hotel Flora, pero los vecinos no se comían ese cuento. Entonces, la familia Aranguren, habitantes de la zona, lucharon para que este cabaret fuera clausurado, y en 1955 sus clamores fueron escuchados.

Aún más allá...

A la par, otros hoteles se fueron construyendo a las afueras de la ciudad. Algunos se convirtieron en los espacios idóneos para “echar una canita al aire” sin ser descubierto. Otros, en cambio, adquirieron gran prestigio. Por ejemplo: el Hotel Miramar, en Macuto. Esta edificación fue mandada a construir por el general Juan Vicente Gómez, a quien le gustaba pasar mucho tiempo en Macuto, donde solía ingerir el lenguado, un pescado tan preciado como escaso. De hecho, era el veterano deportista y pescador Manuel Castillo Peña quien se encargaba de conseguírselos. Por cierto que, el día de la inauguración de ese hotel, se cuenta que el Benemérito estuvo a punto de ser asesinado. ¡Tal parece que, históricamente, algunos hotelitos te salvan; pero otros no tanto!.

Un poquito más lejos, entre las esquinas de San Vicente y Medina, en La Pastora, la señora Doucharne, de París, y sus dos hijas tenían una pensión muy famosa por sus menús. “En aquella época, de hecho, se solía ver muy temprano en la mañana a todas estas dueñas de pensión escogiendo la buena carne, el pescado más fresco, los tomates más grandes y rojos, las más sazonadas frutas, discutiendo con sus marchantes (comerciante, vendedor ambulante) sobre timbales y embutidos”, explica De la Concha.

El punto en común

No obstante, tanto en los días patrios (o cualquiera otra solemnidad) como en las reuniones del Congreso, todos los hoteles, baratos o caros, diarios o mensuales, se llenaban. Por eso, en Caracas, las reuniones del Congreso eran esperadas con ansias, independientemente de los temas a tratar por los políticos de turno.

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Hospedajes que encierran historias íntimas

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VERSO A VERSO

lIBREMENTE

Mirarte el ombligo como repliegue de tu conciencia sobre sí misma POR miguel posani • @MPOSANI ILUSTRACIÓN FORASTERO LPA

Se puede decir, sin pecar de extremista, que nuestros pensamientos configuran nuestra vida.

dando espacio a una reestructuración de ellas a partir de nosotros mismos y no impuestas por un sistema sociocultural, siempre castrante.

No desde la perspectiva metafísica del “piensa en positivo”, sino, más bien, partiendo de que los prejuicios condicionan nuestro comportamiento cotidiano y se hace necesario revisarlos para ser más libres o que, al menos, en las situaciones importantes de la vida no decidan nuestros miedos y prejuicios negativos.

Un ejercicio saludable es preguntarte cuáles son tus creencias, por ejemplo, sobre la familia, mis relaciones humanas, el trabajo, la vida, etcétera. Prueba hacer una lista de cada área importante de tu vida y divide estas creencias en negativas y positivas.

Los prejuicios condicionan la comprensión y la importancia que damos a los eventos. Debemos ser conscientes de esto. Todo prejuicio influye, inevitablemente, en mí, determinando mis intuiciones y hasta el sentido y la comprensión de los eventos que me suceden en la vida cotidiana. El prejuicio funciona inconscientemente. Pero resulta que tenemos la capacidad, poco desarrollada (porque al poder no le interesa que la desarrolles), de replegar nuestra conciencia sobre sí misma; tenemos la capacidad de observar nuestros pensamientos, juicios y sentimientos. Eso que hablan los monjes tibetanos y yoguis de mirarse al ombligo. La capacidad de tomar distancia de nosotros mismos, así como la de suspender los juicios valorativos para examinarlos, desmenuzarlos, preguntarnos de dónde vienen o por qué le damos tanta autoridad sobre nosotros. Esto lo que quiere decir es que tenemos la oportunidad de no repetirnos en nuestras creencias negativas toda una vida, que podemos cambiar nuestras creencias haciéndolas menos torturantes, menos culpabilizantes y alienantes, www.epaleccs.info

Ejercicios

Poesía o Nada

POR INDIRA CARPIO @indira_carpio

Las patas de una tara palo me caminan poco más arriba de la rodilla. No logro moverme, manotearla. Estoy debajo del azul del álamo. Los álamos crecen cerca del agua, crecen en medio de la lágrima, tercer ojo. Sus patas son pestañas y me guiñan la entrepierna. Las hojas se estremecen y cantan incluso más fuerte que los carboneros. No quiero moverme. Pretendo contemplar a la mula del diablo subir a mi pubis, desenvainar su lengua en mi carpelo. Ha sido Mariapalito un fuste largo y recto de la sombra. Se ha ido de mí como se larga la luz que atraviesa el árbol y me deja deseosa de estrellarla contra mi vulva. No conozco su tierra y su cuerpo magnético me siembra. La soledad no tiene olor. Nunca estuve más sola. Nunca sola en álamo. --Hay una gota minúscula de saliva petrificada sobre la corteza del dedo anular. Es una gota que barre con la carne de su lengua, que se hace parte del cielo de la boca, que succiona y vuelve a colocar, yema por yema. Soy flor a la que se le chupa de manera definitiva, seca flor de agua fosilizada. ---

Tenía 12 años y piel de porcelana. No había ido nunca al mar. Mamá le temía. Era de piel marmórea. Entonces crecían pelos como me crecía una voz, mi voz peluda me nombraba en las piernas. Las piernas hinchaban. Si hubiese sabido lo que Rudyard Kipling entonces no hubiese odiado mis piernas. Porque según Kipling, las piernas de los elefantes inauguraron la vida. La selva donde pisaban convertían en lagunas, por donde avanzaban nacían caminos. No supe esto sino hasta ahora y aun así sigo odiando mis piernas pentélicas y velludas, gruesas y flácidas. Son piernas que no me sostienen, al contrario me revelan tambaleante, inoperante. Y han sido las mismas piernas que me traen y llevan, que ante el amor se abren tijeras, espasmódicas. Si me pusiera de cabeza mis piernas serían el mango pelícano de algún juego maravilla. Las subo hacia la pared, contengo queriendo alcanzar una posición invertida, para cambiar de paradigma y la sangre se me viene a la nariz y con ella fundo selvas, inauguro caminos y es entonces mi cabeza la pata de esta mujer elefante que se odia por instantes mientras bufa el viento y resopla el agua del cielo a la tierra.

Otra forma es darte cuenta de todas esas afirmaciones mentales, que son también parte del pensamiento común y que repetimos sin darnos cuenta. Pongamos un ejemplo: “Los viejos son inútiles”. ¿Qué significa viejo para ti? ¿Qué entiendes por inútil? ¿Todos los viejos son inútiles? ¿Qué sientes con esta afirmación-creencia estúpida? Hacerte estas preguntas significa observar nuestras creencias y una forma de repliegue de nuestra conciencia sobre sí misma. Otro ejercicio es el tratar de suspender el juicio sobre las cosas, personas o eventos que nos sucedan y tratar de observarlos yo mismo. Observando mis prejuicios puede ser una buena forma de cambiar y estar menos alienado.

“NO TE CREAS TODO LO QUE DICES” Groucho Marx Foto ENRIQUE HERNÁNDEZ

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CRUCICULTURA

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SOLUCIÓN DEL ANTERIOR

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POR Neptalí Segovia

1. Soldado de a pie. 2. Nombre romano de Eos. 3. Lirio hediondo. 4. Unidad de medida de la sonoridad. 5. Apócope de papá. 6. Naipe que lleva el número uno. 7. Siglas de universidad venezolana. 8. Sinónimo de japonés. 9. Decreto, ley, mandato. 10. Hermana y esposa de Abraham. 12. La..., estación del Metro de Caracas. 14. Amarra, impide el movimiento. 16. Helados..., marca de helados de Venezuela. 20. Diosa griega de la fatalidad. 21. Gorro militar turco. 24. El marido de las hijas. 26. Lanza o pértiga del carro. 27. Antiestética, desagradable, deforme. 29. Padre de Sem. 31. Plural de vocal. 33. Enarbola la bandera en el asta. 37. Armazón de una bicicleta. 39. Oleaje, maretazo, oleada. 40. Percibir un sonido. 41. Bar típico del oeste de los Estados Unidos. 43. Reina de Tebas, hija de Tántalo. 45. Planta que da la uva. 47. Cada naipe de una baraja. 48. Celine..., vocalista canadiense. 49. Estornudo, expectoración, catarro (inv.). 50. Siglas en inglés del ovni. 52. Ataúd, féretro, sarcófago. 54. Símbolos del litio y del nitrógeno. 56. Siglas de universidad venezolana. 58. Símbolo @, en inglés. 59. Símbolo del tántalo.

1. Estado independiente. 5. Diente de un peine. 7. Siglas de universidad venezolana. 11. El Viejo Continente. 13. Paso de dentro hacia afuera. 15. Pipí, pis, micción. 17. Un mamífero paquidermo. 18. Tierra de..., sitio donde Dios expulsó a Caín. 19. Cosecha de la caña de azúcar. 22. Ganso doméstico. 23. Pieza del juego de ajedrez. 25. Hipocorístico de Timoteo.

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26. Siglas del trinitrotolueno. 27. Cuarta voz de la escala musical. 28. Letra del abecedario español. 30. Código FIFA de Suiza. 32. Percibí un sonido. 34. Bóvido salvaje extinto. 35. Cifra romana que vale mil. 36. Símbolo del actinio. 38. Prefijo con significado de nuevo. 40. Animal plantígrado. 41. Dominio de internet de Arabia Saudita. 42. Primer número natural.

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44. Cincuenta y seis en números romanos. 46. Código COI de Nicaragua. 48. Una minoría étnica china. 49. Personaje bíblico, esposo de Betsabé (inv.). 51. Toro celeste asirio-babilónico. 53. Falsa deidad. 55. Cólera, ira exaltada. 57. Cavidad donde se aloja el ojo. 59. Rodaja frita de plátano verde. 60. Gas epónimo de avisos luminosos (inv.). 61. La hermana de los padres. 62. Fuente natural de agua.

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pARQUE LOS CAOBOS Municipio Libertador

Michael Mata


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