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Educación inclusiva: formación inicial y continua de los docentes

Educación inclusiva:

formación inicial y continua de los docentes

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Martín Muñoz Mancilla

Escuela Normal de Coatepec Harinas

Presentación

Como es ampliamente compartido por los maestros de educación regular y los docentes en formación —denominados así en los últimos planes y programas de estudio a quienes cursan estudios normalistas—, así como por padres de familia y sociedad en general, la educación inclusiva ha empezado a cobrar relevancia en la vida cotidiana de las instituciones educativas, de ahí su importancia para la reflexión y su análisis.

En esta situación se plantean las siguientes interrogantes: ¿por qué se considera a la educación inclusiva como una temática fundamental en los procesos de formación inicial y continua de los docentes?, ¿cuáles fueron los antecedentes de la educación especial en México para poder evolucionar hacia lo que hoy se conoce como educación inclusiva? y, ¿en qué forma se considera a la inclusión educativa como elemento fundamental en los procesos de formación inicial y continua?

Con base en el planteamiento de estas interrogantes se construyó el siguiente propósito: analizar la trascendencia que tiene la educación inclusiva como elemento fundamental en los procesos de formación inicial y continua de los

docentes para promover elementos que permitan adquirir su conocimiento, reflexión y estrategias para la mejora, que se desarrollará por medio de una explicación lógica y congruente en este artículo.

La educación inclusiva como trayecto de formación

A decir de Ferry (1990), el trayecto de formación es aquel que cada uno sigue para poder formarse; es decir, parte de la premisa de que nadie forma a nadie, sino de que cada uno se forma con sus propios medios y en función de sus intereses, así como de sus esfuerzos y expectativas.En ese sentido, la formación se comprende como un recorrido que equivale a instruirse uno mismo: un proceso libremente imaginado, deseado, perseguido. De ahí que la formación en educación inclusiva pueda entenderse como la apropiación personal de elementos teóricos, técnicos, metodológicos y prácticos utilizados de manera fundamentada y consciente mediante estrategias pertinentes para mejorar el hecho educativo, tanto de niños con problemas o barreras de aprendizaje como de otros con aptitudes sobresalientes.

Por las condiciones laborales en su trayecto formativo, los maestros y las maestras poseen cierto compromiso con su trabajo, por lo que desarrollan procesos de lectura, análisis, reflexión, opinión, comparación, elección, participación, valoración, e inclusión; sin embargo, cuando se desconoce el fundamento de la educación inclusiva se ha dado el caso de alumnos excluidos, marginados, aislados, segregados, etcétera.

De ahí la necesidad de promover un mayor sustento y fortalecimiento de la educación inclusiva como elemento fundamental en los procesos de formación inicial y continua del magisterio; además en los últimos años ha sido considerada como una política educativa que se debe retomar y desarrollar en las aulas de educación regular.

Ante la importancia que ha cobrado la educación inclusiva, tanto en la agenda de los organismos internacionales como en la agenda de las políticas educativas nacionales, así como en la vida diaria de las diversas instituciones educativas, se hace necesario comprender a qué se hace referencia cuando se habla de ella, tal y como se exponen sus orígenes nacionales en el siguiente apartado.

Benito Juárez y Porfirio Díaz primeros presidentes en promover atención a la discapacidad

Se puede sustentar que en el caso de nuestro país la atención de personas con discapacidad proviene de una historia que viene de varios siglos atrás. Para esto, es necesario reconocer que durante la época de la Nueva España la educación, la religión y la vida en general se basaban principalmente en la cultura europea imperante.

Paradójicamente, por las calles deambulaban infinidad de niños huérfanos, desamparados, harapientos, personas que no tenían donde vivir ni qué comer, personas con alguna discapacidad; es decir, desde entonces se puede evidenciar que ya existían personas con algún tipo de dificultad.

Ante dicha situación prevaleciente, años después, el presidente de México, Benito Juárez García, quien ha gozado de amplio reconocimiento por sus aportaciones a la política mexicana, fue el primero en declarar jurídicamente la atención a sordomudos en la Ley de Instrucción Pública del 15 de abril de 1861. Posteriormente, proclamó el decreto presidencial por el que se fundó en México la Escuela Nacional de Sordomudos el 28 de noviembre de 1867.

En 1877 con la llegada de Porfirio Díaz al poder, la instrucción pública, como se le denominaba entonces, tenía cierta organización. En 1882 se llevó a cabo un Congreso Higiénico Pedagógico (Bolaños, 1996, p. 14) que aportó como conclusión que maestros y médicos debían preservar la salud física, mental y espiritual de los menores. Ante la preocupación e interés por la educación especial y por la atención que deberían de tener en 1901 el Dr. Francisco Velázquez Gómez fue a los Estados Unidos a observar la organización y dinámica de escuelas para sordomudos; a su regreso, propuso la forma en que debe atenderse al mayor número posible de alumnos con dicha discapacidad.

A través de las diferentes etapas evolutivas por las que ha pasado la historia de la educación en

México, se fueron dando ciertas transformaciones de acuerdo con las políticas sexenales y con las necesidades contextuales; sin embargo, es necesario, revisar un panorama internacional para comprender mejor el tema, tal y como se presenta en el siguiente apartado.

Eventos internacionales donde se promovió la educación para todos

Algunos de los eventos internacionales que han influido en el fortalecimiento de la educación inclusiva son la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos, desarrollada en Jomtien, Tailandia, en 1990, donde surgió el propósito de universalizar la educación y reducir el analfabetismo; además, se aprobó la Declaración Mundial sobre la Educación para Todos, para promover la satisfacción de necesidades básicas de aprendizaje.

En 1994 se desarrolló un evento internacional que se considera relevante y significativo para el fortalecimiento de la educación inclusiva: la Conferencia de Salamanca, España, espacio donde se promovió la Declaración de Salamanca de Principios y Prácticas para las Necesidades Educativas Especiales.

En ese documento se destaca la importancia que tiene promover el servicio educativo para alumnos con necesidades especiales dentro del sistema escolar. De ahí que este documento sea considerado un referente dentro de la educación especial, la cual en los últimos años ha sido comprendida como inclusiva. Más tarde en 2000, en Dakar, Senegal, se desarrolló el Foro Mundial de Educación, con el propósito de analizar los avances, logros y dificultades a los que se habían enfrentado durante esos años. En ese evento se reconoció que algunos países se encontraban lejos de lo planteado una década antes; sin embargo, se llegó a reconocer la importancia de seguir promoviendo la educación para todos.

Así pues, mediante las aportaciones de eventos internacionales se pusieron las bases y se fortalecieron los elementos, los contenidos, las condiciones y las políticas de la educación inclusiva, la cual gradualmente empezó a ocupar una mayor importancia y se comenzaron a apreciar las ventajas que promueve dentro del hecho educativo. Una vez dados a conocer los antecedentes nacionales e internacionales, resulta indispensable destacar la el tema motivo de análisis y reflexión.

La educación inclusiva como elemento fundamental en los procesos formativos

Para comprender y valorar la pertinencia de la educación inclusiva, se requiere ser empático con los padres de familia cuyo hijo ha sido diagnosticado por médicos especialistas con alguna discapacidad; por tanto, se tienen ciertos temores de que personas ignorantes y comunes pudieran considerarlos como anormales, enfermos, con problemas, que son diferentes, etcétera.

La importancia de la educación inclusiva estriba en que dichos niños ingresan a la escuela y los maestros deben poseer los elementos teóricos, técnicos, metodológicos y prácticos para poder atenderlos en la escuela regular; es quien debe planear y adaptar los ajustes y apoyos necesarios.

De ahí que la educación inclusiva en la formación inicial y continua sea un requerimiento profesional, dado que se requieren ciertos rasgos, como el compromiso social para apoyar a los demás, la ética para respetar y actuar de acuerdo a las normas y valores universales, así como elementos de psicología, lenguaje, trabajo social y sobre todo pedagogía, para atender de la mejor manera a dichos alumnos.

Se requiere una formación docente que llegue al trabajo extraordinario con los alumnos, que lejos de preocuparse cómo conducir la clase o la enseñanza, obtenga buenos resultados en el aprendizaje de sus pupilos gracias a la diversidad de estrategias de aprendizaje, a la utilización de diversos medios didácticos y a los ambientes de aprendizaje que fueron planeados y promovidos previamente. Es necesario que mediante la educación inclusiva se promuevan estrategias para que los docentes logren apropiarse de ellas y ofrezcan los apoyos y ajustes razonables para que sus alumnos obtengan gradualmente avances en su formación integral.

Es importante fortalecer la identidad y el compromiso social para que los docentes tengan la

constancia y perseverancia a fin de lograr cambios estructurales dentro de los procesos de enseñanza y aprendizaje en el aula, donde los alumnos participen de manera dinámica y constante mediante apoyos y ajustes razonables.

Se requieren docentes no sólo como diría Ghilardi (1993), con un caudal de conocimientos sino con ética y tacto pedagógico; en ese sentido, que promuevan respeto a la diversidad y a la valoración a las diferencias en general, sin estigmas, ni estereotipos, mucho menos burlas y rechazos.

Se necesita pasar de la formación de un docente e competente y competitivo que quiera destacar, pese a las adversidades sobre los demás, a la de un docente humanista, con valores, que promueva el trabajo colectivo, cooperativo, en equipo, donde se incluyan de manera empática y respetuosa todos los participantes.

Reflexiones

Tal y como menciona la Secretaría de Educación Pública (2018), La educación inclusiva se sustenta en los principios: 1) La exclusión no es problema de los alumnos, sino de las escuelas; 2) Los estudiantes deben ser atendidos en entornos inclusivos, y 3) Las diferencias en las capacidades de los alumnos no deben representar ninguna barrera, sino una fuente de aprendizaje.

Por tanto, la educación inclusiva como elemento fundamental en la formación inicial y continua es de vital importancia para mejorar día con día el trabajo en el aula, dado que los docentes históricamente y hasta los últimos años han sido considerados el elemento indispensable para mejorar el hecho educativo; en ese sentido, se le debe de brindar la oportunidad, así como los medios y condiciones para que continúe de la mejor manera su trayecto laboral y formativo.

Referencias

Bolaños, V. H. (1996), Desarrollo histórico de la formación del maestro mexicano, México: Conalte. Ferry, G. (1990), El trayecto de formación. Los enseñantes entre la teoría y la práctica, México: Paidós Educador. Ghilardi, F. (1993), Crisis y perspectivas de la formación docente,

España: Gedisa. Secretaría de Educación Pública (2018), Aprendizajes clave para la educación integral- Estrategia de equidad e inclusión en la educación básica: para los alumnos con discapacidad, aptitudes sobresalientes y dificultades severas de aprendizaje, conducta o comunicación, México: SEP, disponible en <https://cutt.ly/zf5xxjt>.

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