Red de Apoyo Escolar: nuevas estrategias de acompañamiento escolar

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Red de Apoyo Escolar: hacia nuevas estrategias de intervención en el acompañamiento a las trayectorias escolares de niños, niñas y jóvenes 1. ¿Qué es la Red de Apoyo Escolar (RAE)? Somos una Red que nuclea actualmente a 20 Organizaciones Educativas y Comunitarias que realizan trabajo territorial en villas, asentamientos y barrios populares distribuidos por las zonas Norte, Oeste y Sur del Conurbano Bonaerense y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Conformamos la Red 300 educadores y educadoras y 2400 niños, niñas y jóvenes aproximadamente. Nuestra misión es generar y desarrollar propuestas educativas y culturales con la participación de niños, niñas, jóvenes y adultos de los sectores populares. Si bien hacer un recorrido histórico excede los objetivos del presente texto, nos parece pertinente aclarar que la Red surge hace 25 años a partir de la necesidad de educadores y educadoras de diferentes Organizaciones de juntarse para intercambiar experiencias, formarse para afrontar los desafíos que por ese entonces planteaba la realidad, conseguir recursos para sostener las actividades, entre otras. En este marco, hemos ido diseñando y desarrollando propuestas pedagógicas que dieran respuesta a las necesidades y desafíos que encontrábamos en nuestra tarea, algunas de estas propuestas incluso han trascendido a las Organizaciones y se han implementado en Escuelas Públicas. Es a partir de esta voluntad inicial que se conforma la RAE. Producto de su trabajo y compromiso,

las organizaciones nos fuimos fortaleciendo y nuestras propuestas

educativas se fueron ampliando y profundizando. No nos consideramos una ONG que asiste en la gestión de las Organizaciones Comunitarias, sino que somos las mismas Organizaciones las que hacemos la Red y marcamos su camino. Esto no sólo hace parte de nuestra identidad colectiva, sino que define nuestro “estilo” organizativo e institucional1. El presente nos encuentra transitando un proceso iniciado a partir de la “Proyección 20132017” de la Red, que establece las principales Líneas de Acción orientadoras de nuestro trabajo para este período: Producción de conocimiento y la formación de educadores, Fortalecimiento de las Organizaciones Comunitarias que conforman la Red, Articulación

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Cabe mencionar a modo de ejemplo que los compañeros y compañeras que conformamos el Equipo de Coordinación de la RAE somos, a su vez, parte de las Organizaciones-miembro.


con otras organizaciones sociales, Articulación con Políticas Públicas y Nuevas estrategias de financiamiento de la Propuestas de la Red. Nos proponemos, a continuación, relatar brevemente el recorrido que venimos llevando a cabo en estos 25 años en lo referente a nuestra concepción y prácticas sobre el acompañamiento a la escolaridad de niños, niñas y jóvenes. Luego, nos referiremos a las estrategias de intervención que venimos desarrollando en la actualidad, haciendo foco en nuestras propuestas pedagógicas, el trabajo territorial, y la articulación con políticas públicas. 2. Sobre nuestra concepción y prácticas de “Apoyo Escolar” 2.a. Un poco de historia Cuando comenzaron nuestras experiencias, hace más o menos 25 años, los grupos que por entonces conformábamos la Red de Apoyo Escolar teníamos como principal actividad educativa la realización de las tareas escolares con los niños y niñas que asistían a nuestros espacios. El trabajo en Red permitió a los grupos consolidar propuestas e institucionalizar sus prácticas, proporcionando tanto la gestión de recursos, como espacios para la formación específica en las problemáticas diarias que los compañeros y compañeras educadores afrontábamos a la hora de abordar las tareas escolares con los niños. Así, se fueron conformando los “Centros de Apoyo Escolar” en el marco de la profundización de las políticas neoliberales de los ´90 que prácticamente destruyeron el Sistema Educativo. Nuestras Organizaciones, en aquel entonces llamadas “Apoyos Escolares”, intentaban cubrir los “baches” que dejaba el Sistema y por el cual miles de niños y niñas iban quedando fuera de toda posibilidad de escolarización. La tarea fue siempre quijotesca. En medio de profundas necesidades, en un contexto de miseria y extrema marginación, intentábamos generar espacios que les permitan a los niños y niñas sostener su escolaridad. Pero no sólo el contexto socio-económico condicionaba las propuestas, también se nos hacía prácticamente inabordable la posibilidad de garantizar el acompañamiento a la escolaridad ya que la propia Escuela tenía muchas dificultades para encontrar sentidos que orientaran sus prácticas en aquella coyuntura. Las “tareas para el hogar” eran prácticamente imposibles de resolver de manera autónoma por parte de los niños y niñas,


ya que no contaban con los conocimientos necesarios para su resolución. No encontrábamos secuencias didácticas, explicaciones de procedimientos o definiciones en las carpetas que permitieran a los niños y niñas consultar frente a una duda. Niños y niñas de Cuarto, Quinto, Sexto grado sin saber leer ni escribir, ni resolver las operaciones matemáticas básicas. En el año 1996, una Comisión de Formación y Capacitación conformada por educadores y educadoras de la RAE publicó dos sistematizaciones: “Los límites en el Apoyo Escolar” y “La Lectura y Escritura en el Apoyo Escolar”. Estos documentos evidenciaban la necesidad de crear nuevas propuestas educativas para el abordaje de las áreas curriculares en nuestros “Centros de Apoyo Escolar”. Así, se fueron conformando propuestas pedagógicas sustentables, coherentes y sistemáticas que permitieran cubrir esas “lagunas” que la Escuela iba dejando en la educación de los niños y niñas que asistían a nuestros espacios. Es así que un grupo de educadores y educadoras de la Red, junto con equipos de especialistas, deciden elaborar un conjunto de propuestas alternativas para el abordaje de los contenidos curriculares en las áreas de Lengua y Matemática, poniéndolas en práctica en los por entonces “Centros de Apoyo Escolar” de la RAE. Luego de varios ensayos, se dio origen a las conocidas propuestas de alfabetización en Lengua (“El Libro de Tomás” para Primer Ciclo y “Pablo y Mica” para Segundo Ciclo) y Matemática (“Matemática para Todos” para Primer y Segundo Ciclo) de la RAE. Estas propuestas, si bien han sido serias y han cumplido con la sustentabilidad, coherencia y sistematicidad antes mencionadas (incluso al punto de ser tomadas por algunas Escuelas Públicas), seguían un esquema apegado al diseño curricular. Nuestro creciente trabajo comunitario y la paulatina conformación de nuestros Centros como espacios de referencia barrial para el abordaje de diversas problemáticas sociales que afectaban a los barrios donde trabajamos, nos hizo problematizar la cuestión de la “complementariedad” a la Escuela que era considerado objetivo de la Red hasta ese entonces. En el año 2004, algunos compañeros y compañeras propusimos un taller en el Centro Nueva Tierra llamado “Apoyo Escolar: ¿Hacer los deberes desde la Educación Popular?”. Durante esos días de reflexión e intercambio de experiencias, fuimos concluyendo que la resolución de “los deberes” no era la única forma de evitar “la deserción y la repitencia”, y que las propuestas que veníamos llevando adelante circunscribían nuestra práctica al


abordaje de Lengua y Matemática, dejando de lado otros aspectos que considerábamos necesarios trabajar, como la posibilidad de explorar otros lenguajes expresivos, la recreación, la formación política, la vida en la naturaleza, la participación democrática, etc. Habíamos llegado a la conclusión de que haciendo “apoyo escolar” estábamos poniendo en el centro del problema de lo que se conoce como “fracaso escolar” a los niños y niñas, y a las supuestas falencias de éstos para transcurrir exitosamente por la Escuela. Este supuesto entraba en tensión con la idea de que todos los niños y niñas están en condiciones de promover su escolaridad, y que las razones del “fracaso” provenían más bien la crisis de sentido que afectaba al Sistema Educativo y a sus Instituciones formales. En aquel momento nos sirvió leer a Freire, quien sostiene que el fracaso escolar debe pensarse como “expulsión escolar”2 porque más temprano que tarde, la idea de “fracaso” sirve como recurso estigmatizador más que como una asunción de las limitaciones estructurales que también, más temprano que tarde, terminan por expulsar a los niños y niñas del sistema de educación formal. El pedagogo brasilero dice: “en verdad, no quedan fuera de la escuela, como si quedar o entrar fuesen una cuestión de opción. Se les prohíbe entrar, como más tarde muchos de los que consiguen entrar son expulsados y se habla como si hubiesen desertado de la escuela. No es deserción escolar. Hay expulsión”.3 Es así que complejizamos nuestra tarea, construyendo propuestas pedagógicas para nuestros Centros de Apoyo Escolar que abordaran la problemática escolar desde una perspectiva más amplia que el abordaje específico de las principales áreas curriculares. Así, los “Centros de Apoyo Escolar” fueron modificando sus nominaciones (fruto de las reorientaciones en sus objetivos y prácticas) a “Centros Educativos”, para luego denominarse “Organizaciones Educativas Comunitarias”, nominación que persiste en la actualidad y que consideramos refleja más genuinamente nuestras prácticas. Comenzamos así un proceso de reformulación de nuestra misión, visión, rol y objetivos como RED, cuestionando la mirada desde la “carencia” y las necesidades educativas para una exitosa trayectoria escolar de los niños y niñas, así como una revisión de nuestro trabajo como “complementario” a la Escuela. Tantos años de trabajo y reflexión sobre nuestras prácticas educativas, la seriedad de nuestras propuestas y la presencia en los 2 3

Freire, P. La educación en la ciudad. Siglo XXI Editores. Buenos Aires, 2007. Pág. 59. Freire, P. Ibidem. 2007. Pág. 59.


barrios, nos llevó a considerar nuestra tarea educativa no como “complementaria” a la Escuela sino “en conjunto” con ella. Nos posicionamos así como un actor dentro del Campo Educativo4 procurando la articulación con las políticas públicas educativas que se fueron desplegando en los últimos años. En conclusión, nuestra mirada sobre el “apoyo escolar” se amplió cuestionando las nociones de “fracaso” y “deserción” por un lado, como la idea de complementariedad de nuestras prácticas por el otro. El foco ya no estaría en el niño o niña y sus “falencias” para afrontar su trayectoria escolar, sino en propuestas educativas y comunitarias superadoras que aborden la problemática escolar en sentido amplio, buscando articular con políticas de promoción y protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes en general, y con políticas educativas en particular. 2.b. Hacia nuevas estrategias de intervención Si bien las Organizaciones Educativas Comunitarias que conformamos la RAE seguimos poniendo en práctica dispositivos orientados a la resolución de las tareas escolares o de abordaje de las áreas curriculares, consideramos que es insuficiente para promover una trayectoria escolar exitosa para nuestros niños, niñas y jóvenes. Muchas de las limitaciones estructurales que padece el Sistema Educativo descriptas más arriba persisten, por lo que no podemos dejar de habilitar espacios-tiempo donde uno o más educadores o educadoras acompañen a los niños, niñas y jóvenes, provean los materiales necesarios, y desplieguen estrategias para la resolución autónoma de dichas tareas. Sin embargo, hoy los objetivos que guían nuestras prácticas no se circunscriben al “apoyo escolar”. Nuestra propuesta en su conjunto es más amplia: favorece las trayectorias educativas de los niños, niñas y jóvenes de modo integral, influyendo positivamente en 4

Nos referimos al concepto elaborado por Jorge Corvalán, quien define “Campo Educativo”, como un espacio donde “se genera, regenera y reproduce una determinada manera de referirse y analizar la problemática educativa así como de aquello que se va a considerar como educativo propiamente tal (…) En él se produce no sólo la discusión educativa sino también la validación de aquello que es legítimamente discutible y cuestionable en tanto educación (…) Se estructura también la jerarquización de quienes participan en la disputa posicional”. Consideramos que esta categoría enmarca de manera más acertada las diferentes prácticas educativas, superando las nociones de “educación formal”, “no formal”, etc. que no dan cuenta, por ejemplo, de la complejidad y multiplicidad de experiencias educativas que se desarrollan en nuestras Organizaciones. CORVALÁN, J. (2012) “El campo educativo: ensayo sociológico sobre su diferenciación y complejización creciente en Chile y América Latina”, Valdivia, Revista Estudios Pedagógicos, ISSN 0716-050X. Pág. 291.


sus vidas cotidianas y en el crecimiento de cada uno de ellos y ellas. Así, las estrategias de intervención en el marco del acompañamiento a las trayectorias educativas de niños, jóvenes y adultos, que desarrollamos en la actualidad pueden dividirse en tres grandes aspectos de nuestro quehacer: las propuestas pedagógicas propias, el trabajo territorial, y la articulación con políticas públicas. 2.b.1 Acerca de las propuestas pedagógicas propias Las propuestas educativas diseñadas y desarrolladas en cada una de las Organizaciones de la RAE se estructuran a partir de la conformación de grupos de no más de 20 niños, niñas o jóvenes, y uno o dos educadores, educadoras y/o talleristas. Estos grupos poseen la doble característica de ser a la vez de “plurigrado” y “pluriescuela” (los niños, niñas y jóvenes tienen distintas edades y asisten a diferentes Escuelas de la zona). No consideramos esta particularidad un obstáculo sino un desafío en pos de un enriquecimiento tanto individual como grupal. Así, las propuestas pedagógicas implementadas en cada una de las Organizaciones buscan afrontar las diferentes problemáticas sociales así como abordar los desafíos que la realidad impone. En este sentido, no consideramos que el contexto sea inmodificable o inexorable. Muy por el contrario, asumimos la reflexión y trabajamos a largo plazo en pos de superar el “fatalismo”, el “cansancio existencial” y la “anestesia histórica” 5, de la que nos hablara Paulo Freire al referirse a la constitución de la subjetividad de los sectores populares. Desde la simple ayuda a un niño para realizar una tarea escolar hasta los talleres de formación política para jóvenes, todas las actividades que realizamos constituyen retos para la transformación social que anhelamos y para la cual trabajamos. Estas propuestas imprimen una mirada amplia de los niños, niñas y jóvenes que participan diariamente de nuestras actividades, sin reducirla al mero desarrollo intelectual o considerando únicamente sus carencias, sino que partimos de sus capacidades y potencialidades, convencidos que ellos y ellas pueden ser protagonistas de su vida y su barrio -y de la Historia en general-, y autores de sus propios aprendizajes. Nuestras propuestas son nutridas por los conocimientos, expectativas e intereses que los niños, niñas y jóvenes traen consigo, no como mera consideración de los “saberes previos”, sino

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FREIRE, PAULO (2002) “Pedagogía de la Esperanza. Un reencuentro con la Pedagogía del Oprimido”, Buenos Aires, Siglo XXI Editores. Pp. 131-132.


porque sabemos que la educación sólo es posible en el diálogo, en la pregunta compartida, y desde la curiosidad. De este modo, reflexionar acerca de la propia trayectoria escolar de cada niño, niña y joven, qué dificultades encuentran, cómo se sienten en la Escuela, qué vínculos establecen con el espacio, sus pares y los adultos y adultas, qué educación desearían tener, cómo imaginan la Escuela “de sus sueños”, cómo mejorarla y participar dentro de ella para enriquecerla y enriquecerse en ese proceso, hacen parte de nuestra propuesta orientada al acompañamiento a la escolaridad. A su vez, nuestras propuestas delinean un perfil particular de educador y educadora. Nuestro rol como educadores no es sencillo ni se reduce a la coordinación de un taller o el “dictado” de una clase. Nuestro tiempo en la Organización se distribuye entre el trabajo “en el aula”, las reuniones de equipo o asambleas que “gobiernan” la organización, la visita a las familias para crear y profundizar vínculos (no solo cuando hay un problema), la participación en la vida cotidiana y los eventos especiales que se organizan en el barrio, la asistencia a reuniones con instituciones barriales como la Escuela o el Centro de Atención Primaria a la Salud, el encuentro con

otras Organizaciones Sociales, y los tiempos

destinados a la formación y articulación con otros educadores y educadoras en los espacios propuestos por la RAE. Además, la mayoría de las Organizaciones de la Red promueven espacios sistemáticos de intercambio y planificación en equipo, en pos de llevar adelante una propuesta consensuada y articulada, así como reflexionar sobre la propia práctica y la de nuestros compañeros y compañeras. Con respecto a la Constitución de los Equipos de trabajo de las Organizaciones Comunitarias, podemos afirmar que ésta conformación incide tanto en el diseño de las Propuestas Pedagógicas como también en el modo de trabajo con el barrio y la comunidad. Cabe mencionar que en los orígenes de la RAE, la mayoría de las y los educadores éramos profesionales, estudiantes universitarios o maestros. Esta realidad se ha ido modificando: hoy en día, más de la mitad de las y los educadores somos miembros de las comunidades en las que están insertas las Organizaciones. Somos jóvenes que participamos desde niños o niñas de dichos espacios, madres o padres cuyos niños y niñas asisten a las actividades propuestas por la Organización, vecinos y vecinas que buscamos comprometernos con nuestro barrio. Esto es, a su vez, un logro y un desafío. Por un lado, creemos que es la presencia histórica y consecuente de las Organizaciones en los territorios y su consideración como espacios de referencia barrial lo que ha


posibilitado que muchas personas de la comunidad encontremos allí nuestra oportunidad de crecimiento personal y de participación social y comunitaria. Por otro lado, nos desafía a seguir creciendo, y comprometernos con nuestra formación para superarnos y mejorar nuestra práctica como educadores y educadoras (terminando estudios secundarios y/o estudiando en instituciones terciarias o universitarias, así como en espacios de formación generados por Organizaciones o por la misma RAE).

2.b.2. Acerca del trabajo territorial Nos organizamos territorialmente en espacios de participación horizontal, procurando la participación general, y preocupándonos particularmente por garantizar el protagonismo de los actores de nuestras comunidades. Buscamos disfrutar de nuestro trabajo, promoviendo lazos solidarios, de reciprocidad, garantizando el crecimiento personal y grupal, tendientes a construir condiciones laborales dignas. Asimismo, articulamos y construimos nuestras propuestas pedagógicas y comunitarias con otras organizaciones afines, así como con organismos públicos o estatales. Baste mencionar brevemente algunas de nuestras actividades para considerar el fundamental aporte a la educación y la cultura que realizamos en cada uno de los territorios donde trabajamos. Las Organizaciones Educativas y Comunitarias que conformamos la Red abrimos nuestras puertas de lunes a viernes (algunas incluso los sábados) desde muy temprano a la mañana hasta entrada la noche. Realizamos actividades diarias con niños, niñas y jóvenes coordinadas por educadores, educadoras y/o talleristas. Estas actividades se distribuyen en un espacio-tiempo determinado y consisten principalmente en acompañar la escolaridad, desarrollar talleres culturales y artísticos, actividades deportivas y recreativas, y brindar apoyo alimentario 6, entre otras. A su vez, algunas de estas Organizaciones cuentan con revistas barriales, radios comunitarias, talleres de producción audiovisual, grupos de teatro, y demás dispositivos comunicacionales y artísticos. Funcionan en estos espacios centros de formación profesional, talleres de oficios, y propuestas laborales tales como cooperativas autogestionadas. Además, algunas Organizaciones llevan adelante los denominados Centros de Desarrollo Infantil (CDI) para la primera infancia, Espacios de Terminalidad de 6

Las Organizaciones cuentan con comedores, aunque estos no funcionan divorciados de la actividad propuesta sino que son parte de misma. Los niños, niñas y jóvenes reciben dos comidas diarias (desayuno y almuerzo, almuerzo y merienda, o merienda y cena, de acuerdo al horario al que asisten a las actividades).


educación primaria para jóvenes y adultos, Bachilleratos populares y Secundarios FiNes Según la articulación realizada en cada Jurisdicción, las Organizaciones estructuran algunas de sus actividades alrededor de Programas estatales como los CAI (Centro de Actividades Infantiles), Casas del Niño, Centros Juveniles,

Centros de Día, o CEC

(Centro de Educación Complementaria), aunque no restringen su propuesta a ellos. En términos generales, podemos identificar, en nuestras actividades cotidianas, prácticas educativas democráticas y transformadoras: desarrollamos propuestas pedagógicas nacidas de la experiencia de nuestras Organizaciones, coherentes con las necesidades de nuestras comunidades y respetuosas de su cultura e historia particular; promovemos el derecho a la educación de los niños, niñas y jóvenes; trabajamos con ellos y ellas para que conozcan y hagan valer sus derechos; aprendemos con ellos y ellas así como de las comunidades donde trabajamos; Impulsamos instancias formales de articulación para hacer oír nuestras demandas y hacer frente a la vulneración de derechos; intervenimos en situaciones barriales y familiares de vulneración de derechos, participando en redes barriales de instituciones y Organizaciones; generamos en los niños, niñas y jóvenes el protagonismo en nuestras Organizaciones, favoreciendo la conformación de espacios de reflexión, decisión y acción; trabajamos para lograr cambiar la realidad cotidiana (la nuestra, la de los niños, niñas y jóvenes y la de los territorios); rechazamos la violencia de género y la vulneración de derechos de la mujer. De esta manera, consideramos que nuestro trabajo territorial aporta sustancialmente al mejoramiento de la vida cotidiana y al crecimiento de los niños, niñas y jóvenes, abordando aspectos como salud, alimentación, hábitat, trabajo, cultura, comunicación, violencia de género, conflictos con la ley, entre otros, que condicionan sus vidas en general, y su escolaridad en particular. A su vez, articular territorialmente con diversos agentes educativos nos posibilita intercambiar, realizar aportes y enriquecer a las instituciones educativas a las que asisten los niños, niñas y jóvenes, realizando talleres en las Escuelas, proporcionando capacitaciones para reflexionar junto a las y los docentes de las escuelas, compartiendo materiales, etc. 2.b.3 Articulación con políticas públicas Nuestra tarea conjunta con distintas esferas del Estado va desde la articulación cotidiana en cada uno de los territorios con Escuelas, consejos escolares, inspectores, y referentes estatales de Programas y Proyectos provenientes del ámbito estatal, hasta en audiencias


con funcionarios públicos, y en ocasiones acompañamos demandas y reclamos en defensa de la educación pública y de los derechos de niños, niñas y jóvenes. Consideramos que es en el trabajo conjunto con aquellos que impulsan las políticas públicas para la infancia y la juventud en general como en las políticas educativas en particular que promoveremos verdaderos cambios, generando nuevas oportunidades para los niños, niñas, jóvenes y adultos que participan en nuestras Organizaciones. Así, no es sólo implementando las políticas públicas para esta población, sino dándoles forma y construyéndolas conjuntamente con el Estado, que vamos avanzando en garantizar el derecho a la educación de los niños, niñas y jóvenes de los sectores populares. Algunos ejemplos de esto son: la posibilidad de las Organizaciones de contar con el Plan FinEs, la apertura de Centros de Actividades Infantiles (CAI) en nuestras Organizaciones, valorizando el trabajo con la comunidad construido por la Organización a lo largo de los años, o la posibilidad de articular con el Programa PROG.R.ES.AR, entre otros. Cabe destacar en este apartado, el trabajo que venimos realizando en el marco de nuestra participación activa en la Red de Organizaciones por el Derecho a la Educación de la Dirección Nacional de Políticas Socioeducativas, que posibilita una instancia de trabajo de alcance nacional, en conjunto con el Ministerio de Educación y diversas organizaciones sociales de nuestro país. 3. Para seguir Consideramos que el trabajo en Red que hemos venido realizando a lo largo de estos 25 años nos permite una mayor apertura, libertad para innovar, posibilidad de formarnos y, fundamentalmente, sentirnos contenidos en un colectivo que nos da identidad y nos empuja a seguir construyendo tanto hacia el interior de la Red, como en cada uno de nuestros territorios, una sociedad con más integración e igualdad de oportunidades. Una mirada no centrada únicamente en las dificultades de los niños, niñas y jóvenes, sino fundamentalmente en sus capacidades y potencialidades. Una perspectiva de abordaje integral de las problemáticas que afectan a las infancias, adolescencias y juventudes en particular y a los sectores populares en general. Una práctica participativa en los territorios, en especial en las instituciones educativas, promoviendo lazos que garanticen una articulación sólida y sostenible. Sólida articulación con políticas públicas, porque


sabemos que somos un actor fundamental del Campo Educativo y tenemos mucho para aportar a la educación de nuestra sociedad. Esperamos que el presente artículo sea una aporte para problematizar las ideas y prácticas que orientan las propuestas educativas y culturales que venimos llevando adelante. Asimismo, esperamos contribuir a seguir reflexionando y creando nuevas estrategias y dispositivos en todos aquellos Espacios y Propuestas Educativas que contribuyan a garantizar el derecho a la educación de todos los niños, niñas y jóvenes.


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