

VIVE CULTURA LA
EDIT RIAL
En un mundo donde las creencias se han convertido en motivo de separación, la cultura tiene la responsabilidad de tender puentes.
Desde esta perspectiva, en esta edición abrimos nuestras páginas al sintoísmo, una de las expresiones espirituales más antiguas y vivas de Japón. No lo hacemos desde el exotismo ni desde la curiosidad pasajera, sino desde el respeto que merece todo aquello que ha dado forma a la identidad, la historia y la vida cotidiana de un pueblo.
El sintoísmo es mucho más que rituales y santuarios. Es una forma de ver el mundo, de relacionarse con la naturaleza y de encontrar sentido en lo invisible.
Su esencia no se impone, no busca convertir, ni levantar dogmas: simplemente existe, en armonía con su entorno, como lo hacen muchas otras tradiciones en distintas partes del planeta. Como revista cultural, creemos que comprender es también una forma de respetar. Y que el respeto no exige compartir una creencia, sino reconocer su valor en el contexto que la vio nacer.
A veces, entender otras formas de espiritualidad es también una forma de conocernos mejor a nosotros mismos, de confrontar nuestros prejuicios y de recordar que no somos el centro del mundo, sino una parte de él.
Publicar sobre el sintoísmo es también una declaración: todas las creencias, cuando nacen del corazón y no del odio, merecen un lugar en el diálogo cultural.
Porque en la diversidad se encuentra la riqueza de la humanidad. Y porque hablar de lo sagrado, de lo simbólico y de lo ancestral, es hablar de lo humano.
Esta nueva edición de EntreCultura es una invitación a mirar con otros ojos. A detenerse. A respirar. Y a entender que en cada religión, en cada mito, en cada rito, hay una historia que merece ser escuchada.
Porque la cultura no separa. La cultura une.
EntreCultura, hace de la cultura parte de vida.
Directorio
Daniel Nájera Director General
Ventas
Guillermo Wellman gwellmann@crnsa.com
Colaboradores
Giancarlo Hernández Diseño y Diagramación
Pablo Lancerio plancerio@crnsa.com

Freddy Aguilar Multimedia

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30 de abril
7:30:00 pm a 10:00 pm
Concierto de Imox Jazz Alianza Francesa 5a. calle 10-55 Zona 13, Ciudad de Guatemala.
Valor: Q. 125.00
A la venta en la taquilla del evento
2 al 4 de mayo 9:00 am a 9:00 pm
Festival Cultural y Feria del Libro Tu’jil 2025 Plaza Cívica Fidel Alejandro Orozco y el Palacio Municipal de San Pedro Sacatepéquez, San Marcos.
Valor: GRATIS
9 de mayo
Concierto de Bohemia Suburbana Gran Teatro Delirio, Kilómetro 7.5 final Boulevard Los Próceres, Zona 10 Ver mapa
Valor: desde: Q.225.00
Entradas a la venta en www.tickt.live 8:00 pm a 10:00 pm
9 al 11 de mayo
5:00 pm a 7:00 pm
Musical El Chico del Apartamento 512 Parque de la Industria 8a. Calle 2-33 Zona 9
Valor: Desde Q.250.00
Entradas a la venta en www.eventos.socialtickets.org
AVISO: EntreCultura no se hace responsable sobre la cancelación de alguno de los anteriores eventos o cambios de programación.

El Castillo de Sabiote, uno de los castillos más interesantes de la zona de Úbeda, y no solo por su estratégica posición en el territorio, erguido frente al valle del Guadalimar, controlando toda la zona norte y este de la provincia, sino porque tras su funcionalidad como defensa durante época islámica-cristiana, pasó a formar parte de la Orden Militar de Santiago. / EFE

Jaén, la tierra de los castillos
Redacción: Amalia González Manjavaca Fotos: Colaboradores EFE

Jaén no solo es conocida por ser la capital del mejor aceite de oliva y por sus vastos campos de olivos centenarios sino también por ser la provincia española con más castillos y fortalezas de toda Europa.
De hecho, de los 10.000 castillos catalogados en España, algunos en ruinas, otros restaurados, y algunos otros reconvertidos en museos e incluso en bellos alojamientos (Paradores de turismo), es Jaén la tierra que más castillos o fortalezas medievales conserva. Se calcula un total de 237 fortificaciones, de ellas: 97 castillos y 126 atalayas, además de otros restos de murallas y castros.
Jaén y los musulmanes
Jaén fue el paso obligado entre la meseta cristiana y la Andalucía conquistada por los musulmanes, por el escalón natural que las separa, Sierra Morena, fue además, frontera entre los reinos cristianos del norte y los musulmanes del sur cuando los primeros empezaron la reconquista, durante el largo tiempo que duró la dominación de Al-Andalus.
El avance cristiano llegó a Jaén hacia el siglo XII y de ahí que fuera en este siglo cuando se construyeron multitud de fortalezas que han perdurado a nuestros días.
No es casualidad que en esta tierra se lidiaran y ganaron dos de las batallas significativas: la de las Navas de Tolosa (1212) que supuso el principio del fin de la presencia musulmana y Bailén (1808), sonora derrota francesa que precipitó la retira de las tropas de Napoleón.
3 castillos significativos
Es imposible abarcar todos castillos que coronan las cimas de Jaén, por lo que nos detendremos solo en tres de los más significativos: el castillo de Baños de
la Encina y el de La Mota de Alcalá La Real, de la mano precisamente del arqueólogo jiennense, Sebastián Moya García, director de los trabajos arqueológicos de Baños 2007-2009 después de haberlo sido en el de La Mota entre 1992 y 2000.
También sobrevolaremos el castillo que corona en lo alto del cerro de Santa Catalina, la capital de Jaén, excavado bajo la dirección de Juan Carlos Castillo Armenteros, catedrático de Medieval de la Universidad de Jaén.
La fortaleza de La Mota
Sobre un cerro a unos 1.033 metros de altura que domina la localidad de Alcalá la Real se erige la ciudad monumental de La Mota, levantada que alrededor de 14 atalayas, que permanecen enteras, algunas en propiedades privadas. Eran pequeñas torres donde se establecía una especie de retén desde donde se avisaba con un fuego en caso de peligro.
Del conjunto destaca la Torre del Homenaje y la Iglesia Mayor Abacial, templo a caballo entre el gótico y el renacimiento con sus enterramientos, justo al lado de la Casa del Deán, hoy pequeño museo donde se exhiben objetos hallados en las excavaciones. “En La Mota excavamos casi completamente la Iglesia Mayor Abacial, que se encuentra en el recinto fortificado, y algunas grandes áreas abiertas en los dos tercios al norte de la ciudad fortificada”, nos dice Moya.
Baños de la Encina
La impresionante fortaleza de Baños de la Encina es quizás de los mejores conservados de toda la península. Para empezar dos puntualizaciones: El nombre del castillo de Baños (Bury o Burch), se venía confundiendo hasta hace poco con el de Burgalimar hasta que las últimas investigaciones han demostrado que este ocupa otro emplazamiento. Y otra, la fecha de fundación, las que seguimos leyendo en distintas

La Fortaleza de La Mota en Alcalá la Real, forma parte de la ruta de los castillos de la provincia de Jaén. En este pueblo vieron la luz los aestros del barroco andaluz Juan Martínez Montañés así como el poeta Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita. / José Manuel Pedrosa - EFE
Vista del castillo de Burgalimar en Baños de la Encina (Jaén), uno de los dos más antiguos, se levanta sobre restos de un asentamiento de la Edad del Bronce relacionado con la importante cultura del Argar. / Alfonso Moya - EFE
Historia páginas oficiales municipales, o de turismo… lo sitúan en el siglo X, época Omeya, “mandado construir en el 968, por Alhakam II”, por una supuesta lápida fundacional, que posteriormente se ha comprobado que corresponde a otro castillo, y haciendo caso omiso a historiadores y especialistas ya lo fecharon 200 años después, en el siglo XII.
Castillo de Santa Catalina
Otro de los castillos emblemáticos es el de su capital, Jaén, que se yergue sobre el cerro de Santa Catalina en cuya loma se construyó una fortaleza islámica, la de Abrehuy, y en su lado opuesto, el denominado alcázar viejo.
“Tras la reconquista castellana, parte de Abrehuy y del alcázar viejo formaron el alcázar nuevo configurando un castillo cristiano construido en mampostería adaptado a la orografía, de grandes afloramientos rocosos por su lado sur que hacían inexpugnable la fortaleza”, explica Victoria Gutiérrez, medievalista también de la Universidad de Jaén.
Mientras que por el norte, fue necesario la construcción de varias torres más -adelantadas o albarranas- cuya función era controlar y defender.
En su interior, las excavaciones en las que participé, dirigidas por Castillo Armenteros, sacaron a la luz la superposición de diferentes edificios, siendo muy interesantes los restos de los palacios islámicos totalmente anulados por las dependencias cristianas posteriores.
Gracias a las campañas de excavación realizadas en el interior del alcázar -añade Gutiérrez- se pudieron documentar los palacios donde aparecieron fragmentos de yesería de incalculable valor, hoy día expuestos en el Museo Provincial de Jaén.
Y si la capital fue después baluarte de los reyes cristianos durante el tiempo que duró la conquista de Granada, también ejerció un papel clave durante la guerra de la ocupación francesa, cuando fue seriamente transformado, más bien arruinado, por las desastrosas consecuencias que supuso el acuartelamiento de las tropas napoleónicas.
Pero la ruta por los castillos jiennenses no ha hecho más que empezar: Alcaudete, Sabiote, La Lopera, Cazorla, La Guardia de Jaén, Segura de la Sierra, La Iruela... entre otros muchos, nos esperan.

Parador Nacional de Jaén, Castillo de Santa Catalina. Baluarte de los reyes cristianos durante la larga conquista de Granada. / EFE


Sacerdotes sintoístas en 1914. / A.Davey (WP)
Cuando uno piensa en Japón, puede que lo primero que venga a la mente sean los templos budistas, los cerezos en flor o las ciudades futuristas. Sin embargo, detrás de la tecnología y la estética milenaria, hay una tradición espiritual que ha acompañado al pueblo japonés desde tiempos inmemoriales: el sintoísmo, una religión indígena que aún hoy sigue viva en la cultura, la naturaleza y el alma japonesa.
¿Qué es el sintoísmo?
El sintoísmo, conocido en japonés como “Shintō”, significa literalmente “el camino de los kami”.
Pero para entender esta religión, primero hay que comprender qué son los kami. Estos no son dioses en el sentido occidental del término, sino espíritus o energías sagradas que habitan en todos los elementos de la naturaleza: una montaña, un río, un árbol antiguo, una tormenta, un zorro blanco, o incluso un ancestro venerado pueden ser considerados kami.
Más que una religión con dogmas o escrituras sagradas inflexibles, el sintoísmo es una forma de vivir en armonía con la naturaleza y el mundo espiritual, un tejido de ritos, festividades, purificaciones y respeto por la vida. Es una religión profundamente animista, donde la divinidad no está separada del mundo, sino que lo habita y lo anima constantemente.
Origen y evolución histórica
El sintoísmo no tiene un fundador, ni fecha precisa de inicio. Nació de las creencias indígenas de las comunidades japonesas antiguas, incluso antes de la llegada de la escritura al archipiélago. Sus mitos fueron recogidos por primera vez en el siglo VIII en obras como el Kojiki (Crónica de cosas antiguas) y el Nihon Shoki (Crónicas de Japón), dos textos que combinan relatos históricos, genealógicos y mitológicos.
Uno de los mitos fundacionales más importantes narra cómo los dioses Izanagi e Izanami crearon las islas de Japón y dieron origen a muchos otros kami. De ellos desciende la diosa del sol, Amaterasu, considerada la ancestro divina de la familia imperial japonesa, lo que otorga al sintoísmo un carácter también político y nacional.

La espiritualidad del Japón
Redacción: Fotos: Pixabay (PB)
Izanagi (derecha) e Izanami (izquierda). Pintura de Eitaku Kobayashi -era Meiji-. / (WP)
espiritualidad viva Japón ancestral
EntreCultura (PB) - Wikipedia (WP)

A lo largo de la historia, el sintoísmo ha convivido y se ha fusionado con otras religiones, especialmente con el budismo, que llegó a Japón desde China y Corea en el siglo VI. Durante siglos, budismo y sintoísmo coexistieron e incluso compartieron templos, sacerdotes y rituales. Esta fusión se conoce como shinbutsu-shūgō.
No fue hasta el período Meiji (finales del siglo XIX), cuando el gobierno japonés impuso una separación forzosa entre budismo y sintoísmo, y promovió este último como religión estatal para reforzar el nacionalismo, declarando al emperador como descendiente directo de los dioses.
Características principales del sintoísmo
Kami y naturaleza: El corazón del sintoísmo es la creencia en los kami, espíritus que residen en los elementos naturales. Los japoneses no adoran a un dios único o creador, sino que rinden culto a miles de kami.
Santuario en lugar de templo: En lugar de templos cerrados, el sintoísmo se practica en jinja (santuarios), espacios abiertos en la naturaleza, generalmente marcados por un torii, un portal tradicional que simboliza el paso del mundo profano al mundo sagrado.
Rituales de purificación: La pureza es un concepto esencial. Antes de entrar a un santuario, los fieles deben lavarse las manos y la boca con agua. También se realizan rituales de purificación para personas, casas, objetos e incluso autos nuevos.
Festivales o Matsuri: Los matsuri son celebraciones populares en honor a los kami, que incluyen procesiones, danzas, música tradicional y comida. Cada santuario tiene su propio matsuri, y muchos de ellos se celebran desde hace siglos.
Sin libro sagrado ni salvación: El sintoísmo no tiene un texto central como la Biblia o el Corán. Tampoco promete una vida eterna ni impone normas morales absolutas. Es una religión de este mundo, más enfocada en la armonía que en la salvación.

Kami: Estatua en Taiyū-in en Nikko. / Fg2 (WP)

Un torii es una puerta japonesa tradicional, que suele hallarse a la entrada de un santuario sintoísta. Simbólicamente marca la transición de lo mundano a lo sagrado, por ello también se encuentran dentro del mismo. / PB
Sin sacerdotes permanentes (en algunos casos): Aunque existen sacerdotes y sacerdotisas (llamados kannushi y miko, respectivamente), muchos rituales se llevan a cabo en comunidad y no requieren de figuras religiosas intermedias.
Relación con otras religiones
El sintoísmo ha tenido una relación compleja con otras religiones, especialmente con el budismo y el confucianismo. Durante más de mil años, budismo y sintoísmo se entrelazaron tanto que muchos japoneses aún hoy no hacen una distinción clara entre ambas tradiciones. Por ejemplo, es común que alguien se case en un santuario sintoísta, rece en un templo budista y celebre el Año Nuevo siguiendo ambos rituales.
La llegada del cristianismo en el siglo XVI y, más tarde, de nuevas religiones durante el siglo XX, no borró la importancia del sintoísmo, pero sí lo enfrentó a nuevos desafíos. Aun así, el sintoísmo permanece como una identidad espiritual profundamente enraizada en lo japonés, aunque la mayoría de los japoneses no se consideren “religiosos” en el sentido occidental.
La filosofía del sintoísmo
Más que una filosofía sistematizada, el sintoísmo propone una visión del mundo basada en la armonía (wa), la gratitud, la limpieza espiritual y el respeto por los ciclos naturales. No plantea pecados originales ni castigos eternos, sino un llamado a vivir en equilibrio con los kami, con los demás y con uno mismo.
Una frase muy usada en el contexto sintoísta es: “Kekkai” (結 ), que significa “crear un espacio sagrado”. Esta idea refleja la esencia del sintoísmo: no transformar la naturaleza para dominarla, sino delimitar un espacio dentro de ella donde se pueda convivir con lo sagrado.
Importancia cultural y espiritual en Japón
Aunque muchas personas en Japón hoy no se consideren “sintoístas” en términos religiosos, la influencia del sintoísmo se encuentra en todas partes::
- En los santuarios que abundan en cada barrio, incluso en medio de grandes ciudades.
- En las ceremonias oficiales del Estado japonés.
- En la costumbre de visitar un santuario en Año Nuevo (Hatsumōde).
- En el respeto hacia los ancestros y la naturaleza.
- En el arte, la arquitectura, la jardinería, la poesía e incluso en el cine japonés contemporáneo.
El sintoísmo ha moldeado no solo las prácticas espirituales del pueblo japonés, sino también su estética, su ética y su visión del mundo. Es una religión que no se impone ni se predica, pero que se respira en el ambiente, en cada piedra del camino, en cada sakura que florece, en cada gesto de reverencia hacia lo invisible.
Fuentes:
Kasulis, Thomas P. Shinto: The Way Home. University of Hawaii Press, 2004. Explora el sintoísmo desde una perspectiva filosófica y espiritual, destacando su relación con la naturaleza y la identidad japonesa.
Yamakage, Motohisa.
The Essence of Shinto: Japan’s Spiritual Heart. Kodansha International, 2006. Escrita por un sacerdote sintoísta, ofrece una visión interna de las creencias, rituales y prácticas del camino de los kami.


Ebisu, Dios japonés de la suerte, los pescadores, obreros y la salud de los pequeños./ WP
Amaterasu, uno de los kami centrales en el sintoísmo./ WP



Alfred Percival Maudslay
Pionero en la arqueología maya mesoamericana
Redacción: EntreCultura
Fotos: The British Museum

Alfred Percival Maudslay (18 de marzo de 1850 – 22 de enero de 1931) fue un diplomático, explorador y arqueólogo británico, reconocido como uno de los primeros europeos en estudiar en profundidad los yacimientos arqueológicos mayas en Guatemala, México y Honduras.
Su meticuloso trabajo de documentación y conservación sentó las bases para la arqueología moderna en Mesoamérica.
Formación y primeros años
Nacido en Lower Norwood Lodge, cerca de Londres, Maudslay provenía de una familia adinerada quien estudió ciencias naturales en el Trinity Hall de Cambridge. Inicialmente planeó estudiar medicina, pero su pasión por los viajes y la exploración lo llevó a desempeñarse en el servicio colonial británico en lugares como Trinidad, Queensland, Fiyi, Tonga y Samoa. En 1880, renunció a su carrera diplomática para dedicarse por completo a la arqueología.
Exploraciones arqueológicas
Quiriguá (Guatemala) – 1881
En 1881, Maudslay inició su carrera arqueológica en Quiriguá, impresionado por la monumentalidad de sus estelas y altares. Utilizó técnicas avanzadas para la época, como la fotografía con placas secas y la creación de moldes en yeso de los monumentos, lo que permitió una documentación precisa de las inscripciones y esculturas. Estos registros fueron fundamentales para estudios posteriores sobre la escritura y el arte maya.
Alfred Percival Maudslay durante alguno de sus viajes de investigación, montado sobre una mula en un claro de la selva.
Fotografía tomada por Alfred Percival Maudslay de la Estela F, ligeramente inclinada hacia la izquierda; Gran Plaza, Quiriguá, Guatemala.

Copán (Honduras) – 1885
En 1885, Maudslay llevó a Copán un equipo científico para realizar estudios detallados del sitio. Durante aproximadamente quince años, trabajó en la documentación de estructuras y monumentos, incluyendo la famosa Escalinata Jeroglífica. Sus esfuerzos incluyeron la toma de fotografías y la elaboración de moldes de las esculturas, contribuyendo significativamente al conocimiento de la iconografía y epigrafía mayas.
Tikal (Guatemala) – 1890-1891
Durante su expedición a Tikal entre 1890 y 1891, Maudslay se centró en la documentación de las principales estructuras del sitio, como los templos y plazas. Utilizó técnicas de fotografía y dibujo para registrar detalladamente la arquitectura y las inscripciones. Su trabajo en Tikal proporcionó una base sólida para futuras investigaciones arqueológicas en la región.
Yaxchilán (México) – 1882
En 1882, Maudslay fue uno de los primeros europeos en explorar Yaxchilán, ubicado en la ribera del río Usumacinta. Realizó el primer bosquejo del sitio y documentó sus estructuras y esculturas, incluyendo estelas y dinteles con inscripciones jeroglíficas. Su trabajo en Yaxchilán fue crucial para el reconocimiento de la importancia de este centro maya en el ámbito académico.
Chichén Itzá (México) – 1889
En 1889, Maudslay exploró Chichén Itzá, enfocándose en estructuras como la Casa de las Monjas y el Caracol. Realizó fotografías y moldes de las esculturas y relieves, contribuyendo al entendimiento de la arquitectura y el arte de este importante sitio maya. Sus registros ayudaron a preservar detalles que podrían haberse perdido debido al deterioro natural.
Palenque (México) – 1891
En 1891, Maudslay pasó varios meses en Palenque, donde retiró la vegetación que cubría las



estructuras para documentarlas adecuadamente. Utilizó técnicas de fotografía y moldes en yeso para registrar las esculturas y relieves, incluyendo los del Templo de las Inscripciones. Su trabajo en Palenque fue fundamental para la comprensión de la arquitectura y epigrafía del sitio.
Publicaciones y legado
Entre 1889 y 1902, Maudslay publicó sus hallazgos en la serie Biologia Centrali-Americana: Archaeology, una obra monumental de cinco volúmenes que incluye fotografías, dibujos y descripciones detalladas de los sitios mayas. Esta publicación sigue siendo una referencia fundamental para el estudio de la civilización maya.
En 1899, junto a su esposa Anne Cary Morris, publicó A Glimpse at Guatemala, un relato de sus viajes y observaciones en el país. Además, en 1908, realizó una traducción anotada de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, considerada una de las ediciones más completas y autorizadas en inglés.
Maudslay también fue presidente del Royal Anthropological Institute y del XVIII Congreso Internacional de Americanistas en 1912. Sus memorias, Life in the Pacific Fifty Years Ago, fueron publicadas poco antes de su muerte en 1931.
FUENTES:
Penn Museum: Alfred P. Maudslay: Pioneer Maya Archaeologist
Royal Anthropological Institute: Obituario de Alfred Percival Maudslay
Terrae Antiqvae: Alfred Percival Maudslay: de la bronquitis a las pirámides mayas
Redalyc: “Retorno de la civilización” a Quiriguá: Arqueología maya
Alfred Percival Maudslay en el sitio arqueológico de Chichén Itzá (México) 1889.
Palacio y Casa C de Palenque, México; vista del patio oeste y la torre, mirando al sur. Alfred Percival Maudslay está de pie en el arco superior de la torre.
Fotografía tomada por Alfred P. M. del Templo I de Tikal, en el año de 1896.
Fotografía Alfred P. M. de la Gran Plaza hacia el norte; muestra la Estela F, el Altar F y grupos del Altar G. Copán, Honduras.

Redacción: EntreCultura
Fotos: Pixabay (PB) - Wikipedia (WP)
toque picante de la naturaleza

¿Qué sería de nuestra comida sin el chile? Esa pequeña fruta ardiente que ha hecho llorar, sudar, y también disfrutar a millones de personas en todo el mundo tiene una historia fascinante que va mucho más allá del picor. Es un ingrediente cargado de cultura, medicina, tradición y sabor.
¿Qué es el chile?
El chile es el fruto de las plantas del género Capsicum, originarias de América. Aunque comúnmente lo llamamos verdura o condimento, botánicamente es una fruta. Existen cientos de variedades, desde los suaves y dulces hasta los que literalmente parecen fuego puro. Todos pertenecen a la misma familia botánica que los tomates, las berenjenas y las papas: las solanáceas.
¿Por qué el chile pica?
La famosa sensación de picor se debe a un compuesto químico llamado capsaicina. Esta sustancia activa los receptores del dolor en la lengua, los mismos que reaccionan al calor. Es decir, cuando comes chile, tu cerebro cree que estás quemándote. Pero en realidad, no hay quemadura. Solo una reacción nerviosa muy efectiva.
La capsaicina no está distribuida uniformemente en el chile. La mayor concentración está en la placenta (la parte blanca interior donde están las semillas), aunque muchas personas creen erróneamente que las semillas son las más picantes.
Un momento irritante
La capsaicina no solo engaña a tu lengua, también puede irritar los ojos, la piel y las mucosas. Por eso se recomienda tener cuidado al manipular chiles muy picantes: lavar bien las manos, evitar tocarse la cara y usar guantes si es necesario.
Curiosamente, esta irritación tiene un propósito evolutivo. La capsaicina actúa como defensa natural de la planta contra mamíferos y hongos, pero no afecta a las aves, que siguen comiendo los frutos y dispersando las semillas. ¡Una jugada maestra de la naturaleza!

El chile habanero es uno de los más picantes del mundo, pero también uno de los más aromáticos. Originario de la península de Yucatán, su sabor frutal lo hace ideal para salsas y marinados. Rico en vitamina C y capsaicina, estimula el metabolismo y fortalece el sistema inmunológico. / PB
Tipo de chile
La variedad de chiles en el mundo es inmensa, pero en América Latina encontramos algunos de los más emblemáticos:
Chile jalapeño: De picor medio, muy popular en México. Cuando se seca y se ahúma, se convierte en chile chipotle.
Chile habanero: Uno de los más picantes del mundo. Muy usado en la península de Yucatán.
Chile poblano: Suave y grande. Ideal para rellenar, como en los famosos chiles en nogada.
Chile guaque y pasilla: Muy usados en la cocina guatemalteca para dar sabor y color a guisos y caldos.
Chile chiltepe: Pequeñito, redondo y poderoso. Muy popular en Guatemala, especialmente en escabeches y salsas.
También existen variedades asiáticas como el chile tailandés, o el ghost pepper de la India (uno de los más picantes del planeta), y otras europeas más suaves.
Hoy, el chile ha conquistado el mundo entero.

chile poblano no solo da sabor, también cuenta historias. Su picor suave y su carne robusta lo hacen perfecto para rellenar, asar o guisar. Es el alma del chile en nogada y el rey discreto de muchas cocinas. Tradición, sabor y un toque de fuego en cada mordida. / PB
Usos del chile
El chile no solo se usa en la cocina. Aquí algunos de sus usos más conocidos:
Gastronomía
El chile es el alma de muchas cocinas del mundo. Aporta sabor, color, aroma y esa chispa que muchos no pueden vivir sin ella. En salsas, guisos, adobos, moles, encurtidos o simplemente en crudo, el chile es versátil y esencial.
Medicina natural
Alivio del dolor: La capsaicina se usa en cremas para dolores musculares y artritis.
Estimulación del metabolismo: Comer chile puede acelerar el metabolismo y ayudar a quemar calorías. Descongestionante natural: Ayuda a descongestionar las vías respiratorias.
Conservación de alimentos
Antiguamente, el chile se usaba para conservar alimentos gracias a sus propiedades antimicrobianas.
Autodefensa
El gas pimienta o spray de defensa personal está hecho a base de capsaicina concentrada. ¡El poder del chile al servicio de la seguridad!

El

El chiltepe, también conocido como chiltepín, chile de monte, ají pajarito, etc., es una variedad silvestre del chile perteneciente a la especie Capsicum annuum var. glabriusculum. Su uso se extiende por todo el continente americano, desde el norte de México y Arizona hasta regiones de Sudamérica. En países como Guatemala y El Salvador, se le llama “chiltepe”, o “ají pulga”, en referencia a su diminuto tamaño. - WP
Chile y la cultura
El chile no es solo un alimento, también es parte de la identidad de muchos pueblos. En países como México, Guatemala y Perú, el chile es símbolo de orgullo nacional. Está en los refranes, en la poesía, en las canciones, y hasta en el lenguaje amoroso. “Le pone chile a la vida” es una frase que resume su poder para dar sabor, emoción y carácter.
En fiestas y celebraciones, en rituales mayas y curaciones tradicionales, el chile ha sido y sigue siendo protagonista.
Pequeño fruto de gran personalidad

El chile no es para todos, pero todos deberíamos conocerlo. Es una muestra de cómo la naturaleza puede combinar sabor, química, cultura y salud en un solo fruto. Desde el más suave hasta el más picante, cada chile cuenta una historia y guarda siglos de tradición.
Así que, la próxima vez que sientas ese ardor característico, recuerda: no es dolor, es historia, es cultura, y sobre todo… ¡es chile!
Fuentes:
Bosland, P. W., & Votava, E. J. (2012). Peppers: Vegetable and Spice Capsicums (2nd ed.). CABI Publishing.
Capsaicin and its Effects – National Center for Biotechnology Information (NCBI) https://www.ncbi.nlm.nih.gov
Andrews, J. (1995). Peppers: The Domesticated Capsicums. University of Texas Press.
El chile jalapeño, de la especie Capsicum annuum, debe su nombre a Xalapa, Veracruz. De picor moderado y gran aroma, es ideal para salsas, guisos y encurtidos. Al secarse se convierte en chipotle. Además de su sabor, aporta vitamina C y capsaicina, beneficiosa para el metabolismo y la salud. / WP
Chiriquí
La joya oculta de Panamá

Las nubes acarician las cumbres en el Parque Nacional del Volcán Barú, ofreciendo unas vistas majestuosas en las altruras. / Alfredo Maiquez - Shutterstock, facilitada por Lonely Planet.

En el extremo oeste de Panamá espera al viajero la provincia de Chiriquí, donde se puede gozar de un ecosistema saludable, explorar bosques nubosos y cafetales, subir a volcanes, relajarse en las islas del Pacífico; y observar más de 1.000 especies de aves entre ellas el quetzal, símbolo sagrado para mayas y aztecas.
Panamá, ubicado en el istmo que une Centroamérica y Sudamérica, es conocido en todo el mundo por su canal de navegación, una maravillosa obra de la ingeniería que atraviesa 82 kilómetros del punto más estrecho del país conectando los océanos Atlántico y Pacífico y por donde pasan los barcos, creando una ruta marítima crucial para el comercio mundial.
Un encuentro con la aventura
Con sus transparentes aguas de tonalidad turquesa, cafetales y bosques nubosos, y su naturaleza deslumbrante, fauna increíble y culturas autóctonas, el “país del Canal”, también cautiva a los viajeros con sus numerosas opciones de relajación y aventura. “Con multitud de islas desiertas, tranquilo ambiente caribeño a un lado y olas enormes en el Pacífico al otro, Panamá ofrece lo mejor para la vida playera”, según los especialistas de Lonely Planet, una de las principales editoras de guías de viajes en el mundo.
Hacer submarinismo con tiburones ballena en el Pacífico; bucear por los arrecifes multicolores de Bocas del Toro en el Caribe; navegar a vela por Guna Yala, cuyas islas apenas han sido pisadas por el
En busca de las mágicas cascadas del bosque nuboso de Chiriquí. /Alfredo Maiquez - Shutterstock, facilitada por Lonely Planet.
Redacción: Daniel Galilea
Fotos: Colaboradores EFE
ser humano; descansar en una playa virgen de la península de Azuero o empaparse en la espuma de las cascadas cercanas a las tierras altas de Santa Fe, son solo algunos de los maravillosos atractivos panameños.
Maravillas en el extremo oeste panameño
Menos conocida es la provincia de Chiriquí, situada en el extremo más occidental del país, que atesora una biodiversidad asombrosa y cada vez más opciones de senderismo, circuitos de café, salidas en barco y buceo en el prístino golfo de Chiriquí.
Los expertos del turismo, recomiendan utilizar como base para disfrutar de la oferta de actividades al aire libre de Chiriquí el encantador pueblo de Boquete, situado en un valle boscoso y colorido junto al río Caldera y rodeado por las montañas, con plantaciones de café y muy próximo al Parque Nacional Volcán Barú, dentro del cual destaca el imponente volcán Barú, el punto más alto del país con sus 3.474 metros de altura.
En la zona de Boquete se pueden recorrer rutas especializadas para observar aves, entre las cuales destaca el llamativo y huidizo ‘quetzal’, pájaro considerado sagrado por las antiguas culturas mayas y aztecas, y que tiene su torso rojo y sus alas y cabeza verde azulado, así como una larga cola que le ayuda a mantener el equilibrio tanto en vuelo como posado en una rama.


Aventurero disfrutando del paisaje desde una colina cubierta de hierba verde, bajo las nubes blancas y el cielo azul durante el día, en Boquete, Panamá. / Cristhian Carreño - Unsplash
Aventura en el bosque nuboso
El entorno cuidadosamente mantenido de la región de Chiriquí ofrece a los entusiastas de la naturaleza la posibilidad de efectuar una escapada remota a lugares como el Bosque Nuboso del Monte Totumas, una reserva de 162 hectáreas (Ha) donde continuamente se amplía su red de senderos y los trayectos no resultan sencillos, pero merecen la pena, según los expertos.
A esta reserva natural solo se puede acceder en camionetas todoterreno que deben recorrer un camino pedregoso de 9 kilómetros (km), para que los viajeros puedan adentrarse en el bosque nuboso, y así observar aves (se han registrado más de 280 especies), escuchar los cantos distantes de los monos aulladores y descubrir las hermosas cascadas perdidas en la naturaleza.
Los senderos inaugurados recientemente se extienden a lo largo de más de 30 km y son perfectos para explorar el Bosque Nuboso donde la cubierta vegetal es impresionante, especialmente de enero a mayo, cuando el quetzal es más visible.
Otros sitios, como la Reserva Tamandúa, situada en el corazón del bosque nuboso de Tierras Altas y
con una enorme riqueza faunística, también ofrecen experiencias de observación de aves y circuitos especializados para fotografía de naturaleza.
Viaje al mundo acuático
El Parque Nacional Marino del Golfo de Chiriquí comprende un conjunto serie de islas, islotes, arrecifes coralinos y manglares, que se extiende sobre unos 150 kilómetros cuadrados (km2), siendo conocido por su variada vida silvestre.
Un recorrido en barco es una manera encantadora de visitar las comunidades locales y descubrir sus productos tradicionales, como el cacao, y quizá divisar, durante la travesía, ballenas jorobadas (de agosto a octubre), tiburones martillo, delfines y distintas especies de tortugas marinas en las playas isleñas.
Una de las islas de este parque natural, Bolaños, es un lugar increíble para practicar buceo en sus grandes arrecifes; mientras que otra de sus ínsulas, Gámez, de origen volcánico, está repleta de almendros y palmeras, según destacan desde Loney Planet, enfatizando que el Parque Nacional Marino del Golfo de Chiriquí alberga un impresionante mundo submarino multicolor.

De los cafetales al volcán
Saliendo del agua y de nuevo en tierra firme, la finca Don Pepe Estate Coffee, situada en las estribaciones del volcán Barú, ofrece una mirada fascinante a uno de los principales cultivos de Chiriquí, introduciendo a los visitantes en el mundo del café guiados por un experto que les explica todo el proceso ‘desde la planta a la taza’, en un recorrido que acaba con una degustación.
Este emblemático establecimiento panameño produce a pequeña escala siete variedades de café, entre ellas el café geisha, el más caro del mundo, que se siembra a entre 1.800 y 2.000 metros de altura.
A una hora en coche de Don Pepe, el Parque Nacional del Volcán Barú brinda un estimulante desafío para los excursionistas que disfrutan de los senderos largos y dificultosos, y de los ascensos exigentes como la subida al volcán inactivo que da nombre a este parque, que requiere de 6 a 8 horas y la compañía de un guía.

A medida que se avanza, el paisaje se transforma de manera fascinante, cambiando de las montañas húmedas a los bosques bajos, hasta que al llegar a la cima del volcán, el visitante puede divisar los océanos Atlántico y Pacífico.
Quienes prefieran una opción menos esforzada pueden subir hasta la cima del Barú en un vehículo en un trayecto de 90 minutos. Con cualquiera de las dos opciones, la puesta de sol sobre las nubes y la observación de estrellas son experiencias inolvidables, concluyen los especialistas de Lonely Planet.
En Chiriquí se puede avistar el Quetzal, un ave tropical tan sagrada como bella. / Aleksandar Popovski - Unsplash.
En algunas tiendas al aire libre de Chiriquí se puede disfrutar de un delicioso café con helado de fresa. / Shutterstock, facilitada por Lonely Planet.

Julián el cantante
“El dolor del aplauso vacío”
Redacción: EntreCultura
Desde pequeño, Julián soñaba con ser famoso. Veía en la televisión a los cantantes llenos de luces, cámaras y gritos, y pensaba: “Un día yo estaré ahí”. Y no era un mal cantante.
Su voz era cálida, profunda, de esas que hacen que uno se calle en medio de una fiesta solo para escuchar.
A los 19 años, una disquera lo descubrió en un bar de esquina. A los 21, ya llenaba auditorios. Dinero, fama, entrevistas, fans... Todo parecía indicar que el sueño se había cumplido.
Pero con cada aplauso, Julián fue dejando algo atrás: al niño que agradecía, al joven que saludaba al portero, al muchacho que hablaba con humildad a sus músicos.
Su mamá, desde su casa en el barrio de siempre, le mandaba mensajes:
—“Hijo, no olvides quién eres, ni de dónde vienes.”
Pero Julián no los leía. ¿Quién necesita consejos cuando todos te dicen que eres un genio?
Durante tres años, fue el artista del momento. Pero como pasa con todos los “del momento”, llegó otro. Más joven, más fresco, más viral. Las llamadas pararon. Las entrevistas también. El último show fue en un bar... el mismo donde lo habían descubierto.
Esa noche, bajó del escenario y nadie lo reconoció. Nadie pidió una foto. Nadie aplaudió... y eso le dolió
Salió solo, caminando, sin saber a dónde ir. Y en una esquina, escuchó una voz familiar:
—“¿Julián?”
Era Don Ernesto, el señor que limpiaba el bar en sus inicios.
—“¡Cuánto tiempo! ¿Cómo estás?”
Julián no supo qué decir. Tragó saliva. —“Solo... caminando”, respondió.
Don Ernesto le sonrió, con esa calidez que solo da quien nunca te vio con envidia.
—“Mira, hijo, la fama sube como espuma... pero también baja. Y si subiste mirando por encima del hombro, el golpe de la caída duele más. Pero si subiste con los pies en la tierra, cualquier tropiezo se aguanta mejor.”
Esa noche, Julián durmió en casa de su madre. Le devolvió las llamadas, cocinó con ella, lavó los platos. Volvió a ser ese muchacho que agradecía. Ya no era famoso. Pero por primera vez en mucho tiempo, fue verdaderamente valioso.
Porque entendió que el éxito no está en lo alto al que llegas, sino en cómo decides vivir cuando ya no hay reflectores.
Y sobre todo, comprendió algo que nunca más olvidó:
La humildad no te salva del fracaso, pero te protege del olvido.

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Gongora claviodora
Dressler 1972
Etimología:
Gongora: nombrada en honor de Antonio Caballero y Gongora, arzobispo de Córdova y virrey de la Nueva Granada.
Claviodora: epíteto formado de dos palabras “clavi” que significa clavo y “odora” que significa que huele a, o sea “con olor a clavo”, en alusión a su olor muy parecido al de Syzygium aromaticum.

ORQUIGONIA:
Km 206 Ruta de las Verapaces, Cobán A.V.
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Imagen obtenida del Fb: Gergely Dudás - Dudolf




¿Tiene algún el tamaño el universo?
Estudios e investigaciones actuales creen que el universo “observable” (el que podemos ver desde la Tierra) tiene un diámetro de aproximadamente 93 mil millones de años luz, aunque se expande cada vez más. Aunque parece poco lógico teniendo en cuenta la edad del Universo, debemos saber que se está expandiendo a una velocidad cada vez mayor.

LA CINTA MÉTRICA DE METAL
La cinta métrica de metal, o flexómetro, fue inventada por Alvin J. Fellows en 1868. Él patentó la primera cinta métrica enrollable, la cual era de metal y se podía guardar en una carcasa portátil. Antes de la cinta métrica de metal, se utilizaban otras herramientas para medir, como reglas de madera o telas marcadas con medidas, que eran menos precisas y resistentes.
FUENTE: Wikipedia. Compartido con fines educativos.
Vista del Parque Central de la Villa de Santiago Jocotán, municipio del departamento de Chiquimula, en el oriente de Guatemala. / Wikipedia
