La dimensión cultural en el desarrollo sostenible: la experiencia de la Cooperación Española
La dimensión cultural en el desarrollo sostenible: la experiencia de la Cooperación Española
© AECID 2021 © De los textos: sus autores © De las imágenes: sus propietarios NIPO: 109-21-085-4 NIPO en línea: 109-21-086-X D.L.: M-35907-2021 Edición no venal Catálogo General de Publicaciones Oficiales: https://cpage.mpr.gob.es
Textos: Alfons Martinell Sempere Coordinación y edición: Nur Banzi Arriagada Han participado en la recopilación de información: Mage Allegue Fernández, Eva Balsera Porris, Esther Jódar Ruiz, Kike León Chacón, Ana Belén Ramos Clemente, Ana Sánchez Salcedo, Araceli Sánchez Garrido, Marisa Sánchez Gómez, de la Dirección de Relaciones Culturales y Científicas de la AECID.
Diseño, maquetación e impresión: Advantia CG
Esta publicación ha sido posible gracias a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). El contenido de la misma no refleja necesariamente la postura de la AECID.
Contenidos
1. Presentación institucional ------------------------------------------------------------------------------------- 6 2. Introducción: el porqué de esta publicación --------------------------------------------------------------- 10 3. Marco histórico de las relaciones entre cultura y desarrollo en la Cooperación Española ---------------------------------------------------------------------------------------- 12 4. Líneas de acción de la Cooperación Española en la dimensión cultural en el desarrollo sostenible ----------------------------------------------------------------------------------- 30 Línea 1. Generación de capacidades para el desarrollo desde la cultura------------------------------------ 32 Línea 2. Gobernanza e institucionalidad cultural. Políticas culturales para el desarrollo ---------------------------------------------------------------------------------------------- 40 Línea 3. Impactos en el desarrollo económico de la cultura ------------------------------------------------- 46 Línea 4. Relaciones entre cultura y educación --------------------------------------------------------------- 52 Línea 5. Patrimonio cultural y desarrollo --------------------------------------------------------------------- 58 Línea 6. Comunicación y cultura para el desarrollo ---------------------------------------------------------- 66 Línea 7. Reconocimiento de los derechos culturales y la diversidad cultural ------------------------------- 74 Línea 8. Corresponsabilidad multilateral de la cultura para el desarrollo ----------------------------------- 80 Línea 9. La presencia territorial de los Centros Culturales y el trabajo en redes---------------------------- 84 Línea 10. Cooperación universitaria y científica. Transferencia y gestión del conocimiento ------------------------------------------------------------------------------------- 90 Línea 11. La transversalidad de la cultura en el desarrollo sostenible --------------------------------------- 94 5. La dimensión cultural para el desarrollo en la Agenda 2030--------------------------------------------- 98 6. Bibliografía--------------------------------------------------------------------------------------------------- 102
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Presentación institucional Antón Leis García Director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo
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La Agenda 2030 aúna las aspiraciones globales del desarrollo sostenible en tres pilares: económico, ambiental y social. En un mundo globalizado, marcado por fenómenos a gran escala como el cambio climático, las pandemias, las migraciones, el crecimiento de las ciudades o los nuevos escenarios planteados por el desarrollo tecnológico, se hace necesario abordar la dimensión social del desarrollo desde una concepción amplia de la cultura, entendida como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y emocionales, que caracterizan un grupo social. Desde esta mirada, la Cooperación Española, como actor destacado en este ámbito, tiene presente los modos de vida, los sistemas de valores, las tradiciones o las creencias individuales y colectivas siempre desde el respeto a los derechos humanos. Trabajar cuidando las identidades y la diversidad cultural, situando a las personas en el centro de las estrategias de desarrollo, apoyando el diseño de políticas públicas inclusivas es la mejor manera de alcanzar los resultados perseguidos. Dado este papel determinante en el desarrollo de los pueblos y las sociedades, es clave, tal y como recoge la Agenda 2030, utilizar modelos participativos para lograr una planificación y gestión integradora. En este sentido la cultura se presenta como un vehículo clave para la construcción de ciudadanía a través de nuevas formas de gobernanza y de gestión social colectiva. Es desde este prisma desde el que ha trabajado la AECID desde hace 30 años. Aunque la definición de cultura es compleja, sí podemos partir de dos supuestos: el mencionado más arriba, es decir, la cultura como forma esencial de las sociedades, o bien la cultura entendida como un sector en el que la producción intelectual, creativa, artística es un generador de oportunidades, identidad y cohesión social. En este sentido, los emprendimientos creativos y culturales han logrado progresivamente situarse como un elemento dinamizador dentro de las políticas de desarrollo. Su potencial va más allá de la creación de un sistema laboral alternativo al tradicional a través de la diversificación de la producción, creación y comercialización, constituyendo además un ámbito de expresión creativa y social. Por ello, la Cooperación Española concentra una de sus líneas en el campo de los emprendimientos creativos: el impulso de la capacitación, el apoyo a artistas y creadores y el fomento del empleo en colectivos en situación de fragilidad social, sin olvidar el papel que la dimensión intangible de la creatividad puede jugar en la consecución de los derechos culturales, el fomento y protección del multilingüismo y la inclusión de colectivos excluidos y vulnerables.
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En paralelo y ante el creciente desarrollo digital, surge un nuevo reto en el ámbito de la cultura que no se puede olvidar al planificar la política pública: el cómo orientar las manifestaciones creativas digitales sin que estas dañen la identidad y la diversidad cultural dentro de los procesos de globalización. Este desafío pone de relieve nuevas desigualdades, las brechas digitales geográficas pero también entre sexos o grupos de edad, lo que suscita cuestiones complejas relacionadas con el nuevo contexto suprageográfico que se establece en relación con el mercado, las alianzas público-privadas, los derechos de propiedad intelectual, etc. Siguiendo con estas reflexiones, la Agenda 2030 señala la diversidad cultural como uno de los activos que no se pueden obviar a la hora de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Para ello, transversaliza la cultura y sitúa en las ciudades y comunidades el ODS 11 con el fin de “lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”; y continúa reforzando en la meta 11.4 la invitación a “redoblar esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural”, siendo consciente de la importancia de este binomio para alcanzar sociedades cohesionadas, preservando la identidad y la memoria colectiva. La Cooperación Española, desde el Programa de Patrimonio, ha trabajado desde su comienzo en esta línea, por lo que el alineamiento con el ODS 11 y cinco de sus metas es absoluto. A esto se suman acciones que enlazan estas intervenciones con otros ODS, especialmente con el ODS 4 (Educación de calidad), ODS 5 (Igualdad de género), ODS 8 (Trabajo decente y crecimiento económico) y ODS 16 (Paz, justicia e instituciones sólidas). Trabajar en cultura y desarrollo requiere por tanto de una mirada diversa y prismática, contemplando la heterodoxia y la diferencia con el fin de llegar a un mayor número de personas. Para ello, la AECID cuenta con dos herramientas metodológicas fundamentales: En primer lugar, la Estrategia de Cultura y Desarrollo de la Cooperación Española (2007) permitió dotar de una aproximación estratégica a la trayectoria de la Cooperación Española en este ámbito en la que fue pionera. Además, supuso incorporar la dimensión cultural a la Ayuda Oficial al Desarrollo desde el enfoque de derechos humanos. Asimismo, dos de sus siete líneas estratégicas se vinculan con programas específicos de la Cooperación Española: la línea 1, “Formación de capital humano en el ámbito de la cultura”, se implementa a través del Programa
Presentación institucional
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ACERCA, mientras que la línea 5, “Gestión sostenible del patrimonio cultural para el desarrollo” se enlaza con el Programa de Patrimonio para el Desarrollo, cuyos inicios se remontan a los años 80 del siglo XX. En segundo lugar, la Guía de la AECID para la transversalización de la diversidad cultural (2020) se ofrece como una valiosa herramienta para tratar de incorporar el enfoque de la diversidad cultural en todos los ámbitos de actuación de la AECID. El respeto hacia las formas culturales propias de los países socios tiene una incidencia determinante en la apropiación y eficacia de las acciones de la Cooperación Española. Esta metodología encuentra su aplicación en las acciones e intervenciones propuestas por la AECID en el ámbito de la cultura y el desarrollo, que son realizadas en los países socios a través de las Unidades de Cooperación en el Exterior: Oficinas Técnicas de Cooperación, Red de Centros Culturales de España y Centros de Formación. Con presencia en treinta y un países, las Oficinas Técnicas de Cooperación se constituyen como instrumentos clave en la materialización del contacto directo con los beneficiarios y contrapartes en terreno, permitiendo la identificación y seguimiento de los proyectos y programas de cooperación para el desarrollo financiados por la AECID, así como aquellas tareas de apoyo y coordinación de todos los actores de la Cooperación Española presentes en cada uno los países socios. Por su parte, la Red de Centros Culturales de España, cuenta con dieciocho centros especializados en la ejecución de políticas públicas de este sector —dieciséis en América Latina y dos en África—, que surgen como plataformas de cooperación abiertas a la participación en la vida cultural y de ejercicio de la ciudadanía. Complementan políticas culturales a nivel local y proporcionan herramientas de capacitación para agentes culturales locales; actúan como facilitadores de medios y recursos para fortalecer la creación y las iniciativas de creadores y emprendedores culturales locales a la vez que fomentan el intercambio y circulación de actores culturales. Asimismo, dinamizan proyectos sobre la diversidad y la pluralidad cultural española. La presente publicación presenta y ordena algunas de las acciones más relevantes que la AECID ha llevado a cabo en el ámbito de la cultura y el desarrollo, como forma de reflexión para seguir avanzando en la incorporación de la dimensión cultural en la cooperación internacional al desarrollo, ámbito que continúa siendo una de las señas de identidad de la propia Agencia y de la Cooperación Española en su conjunto.
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Introducción: el porqué de esta publicación
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Los aniversarios de las instituciones permiten salir de la cotidianidad y del ritmo diario de la actividad proponiendo reflexiones y análisis sobre la trayectoria realizada para consolidar los procesos y construir futuros. En 2018 se celebraron los 30 años de la primera estructura de la actual Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y este año 2021 se conmemora el 100 aniversario de la creación de la Oficina de Relaciones Culturales, antecesora de la actual Dirección de Relaciones Culturales y Científicas, en la política exterior española. Estos años de trayectoria nos permiten presentar esta publicación como un análisis sobre un ámbito de intervención de la Cooperación Española poco visible y conocido. Estas reflexiones presentan y ordenan el tratamiento de la dimensión cultural en la cooperación internacional en la Agencia, en su evolución, y definen, de forma ordenada, las posiciones que en este campo se han consolidado a lo largo de sus diferentes períodos. Esta publicación tiene un carácter informativo, fruto de la recopilación de los planteamientos que en el enfoque de la dimensión cultural para el desarrollo sostenible ha mantenido la Cooperación Española a lo largo de su existencia. No pretende ser un trabajo histórico, aunque se presentan elementos para su comprensión a partir de la evolución de las instituciones. De la misma forma, no responde a un estudio metódico de análisis y evaluación de las intervenciones. Realizar esta publicación surge de la necesidad de ordenar las diferentes orientaciones que la Cooperación Española ha mantenido en las relaciones entre cultura y desarrollo en estos largos periodos. Algunas de las proposiciones se han arraigado a lo largo del tiempo, con adaptaciones y correcciones de acuerdo con las circunstancias y las coyunturas. Otras responden a líneas de intervención fuertemente consolidadas que
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representan unos signos de identidad propios de la institución. Todo ello de acuerdo con los habituales cambios que se producen en las diferentes legislaturas que inciden en la implementación de sus políticas, los impactos de las crisis económicas y los momentos de expansión o retroceso. Por otro lado, se pretende presentar a los otros actores de la cooperación, a los países socios y a la población en general una lectura de las líneas de intervención de la Cooperación Española en la dimensión cultural para el desarrollo. Este texto no responde a un documento o posición institucional, por su carácter divulgativo a partir del trabajo de todas las personas que han contribuido en su redacción. La publicación busca explicar cómo entendemos la dimensión cultural para el desarrollo sostenible de forma didáctica para incidir en su importancia en el conjunto de la cooperación internacional. De la misma forma, busca aportar nuestra visión sobre cómo hemos de avanzar para visibilizar los aportes de la cultura a la Agenda 2030 y al desarrollo sostenible. Asimismo, integra conceptos y formulaciones de los referentes en el campo de las políticas culturales, la gestión cultural y el tratamiento de la cultura en los organismos multilaterales. A partir de las aportaciones de este proceso y de sus campos de intervención consolidados, se muestran algunas de las prácticas o proyectos en innumerables acciones en diferentes continentes. Se propone así una reflexión de cómo podemos integrar la cultura en el desarrollo sostenible en unos escenarios de pospandemia y en la estructuración de nuevas etapas en la Cooperación Española, como en los espacios de elaboración de la multilateralidad.
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Marco histórico de las relaciones entre cultura y desarrollo en la Cooperación Española
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La institucionalidad española en la cooperación internacional para el desarrollo es el resultado de los cambios profundos que la sociedad española ha experimentado en los últimos 50 años. La actual Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), después de diferentes estructuras y denominaciones, es la expresión de la evolución de un país que, hasta la década de los 70 del pasado siglo, aún recibía ayuda internacional al desarrollo, y las consecuencias de un cambio democrático, social y económico que representó el inicio de su interacción y homologación en el espacio europeo e internacional.
dad, como la Biblioteca Hispánica (1947) e Islámica (1954), especializadas en estos dos espacios culturales. Los Cuadernos Hispanoamericanos, creados en 1948, han representado una revista especializada de referencia para el conocimiento mutuo de autores y creadores de expresión en lengua española y una plataforma de proyección exterior de muchos escritores y poetas que se han situado en el panorama internacional de las letras, así como un conjunto de colecciones y publicaciones que han fomentado el conocimiento de las expresiones culturales de estos países en nuestra realidad.
No podemos olvidar que los antecedentes de la Agencia actual se sitúan en algunas estructuras culturales de la política exterior de la dictadura franquista. La creación del Instituto de Cultura Hispánica, en 1946, fue un primer nivel institucional de cooperación cultural y artística con la voluntad de mantener una relación privilegiada con los países latinoamericanos, a partir de los conceptos políticos como el de la hispanidad o Iberoamérica, que han sufrido algunas adaptaciones modernas. El mantenimiento de relaciones culturales con las antiguas colonias o países fronterizos era la tendencia que muchos países europeos establecieron para las políticas de cooperación en la posterioridad de la descolonización2. En esta línea se configuró el Instituto Hispano-Árabe de Cultura en 1954, para fortalecer las relaciones culturales con el Magreb y los países árabes de la cuenca del Mediterráneo. Estas estructuras iniciaron procesos amplios de cooperación cultural que han continuado hasta la actuali-
Alrededor de la cooperación cultural en el espacio de la lengua española, la creación de la Asociación de Academias de la Lengua Española (1951), con los países que tienen la lengua española oficial, y los Congresos de la Lengua Española que continúan en la actualidad, son un reflejo del papel predominante de la lengua en las relaciones culturales de esta época. Así como la cooperación con departamentos universitarios de diferentes países para reforzar la presencia y estudio de la lengua española por medio de figuras como los lectorados. Bajo el concepto de hispanidad se incorporaron diferentes elementos para una política cultural exterior, en pleno aislamiento y autarquía, que regía en la política del franquismo en este campo durante décadas. En este período la gestión le correspondió a la Dirección de Relaciones Culturales y Científicas, mantenida entre 1945 y 1951 en el seno de la estructura del Ministerio de Asuntos Exteriores.
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Marco histórico de las relaciones entre cultura y desarrollo en la Cooperación Española
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1. La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo está situada en un edificio inaugurado en 1951, obra del arquitecto Luis MartínezFeduchi. El edificio albergó en sus inicios la sede del Instituto de Cultura Hispánica y posteriormente acogió el Instituto de Cooperación Iberoamericana, hasta que se convirtió en la sede de la Agencia Española de Cooperación Internacional en el año 1988.
2. La revista Cuadernos Hispanoamericanos, editada por AECID, fue fundada en febrero de 1948 y desde entonces ha tenido una periodicidad mensual.
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La creación de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura en 1949, muy unida a una conferencia sobre educación, pero con una vocación cultural importante, abre la vía a una mayor presencia en los espacios culturales multilaterales con la creación de la Comisión Nacional Española de Cooperación con la UNESCO, en 1953, como órgano de enlace, coordinación y canalización de las relaciones entre esta organización y la sociedad civil española. España no entró como socio en Naciones Unidas hasta 1955 y la cultura contribuyó a abrir puertas donde la política no era capaz. En todo este proceso la cultura se mantenía muy presente desde enfoques y orientaciones muy diversas, que van desde un intento de un cierto dirigismo e influencia cultural a posiciones más eruditas y académicas, que permitían intercambios con los intelectuales, creadores y artistas entre las dos orillas del Atlántico y el Mediterráneo. En este contexto la lengua española era un vehículo de cooperación y ayuda al desarrollo importante de unión y relación, como ocurría con el espacio lingüístico francófono y luso en otros contextos. Desde estas estructuras iniciales, en nuestro país, las relaciones entre cultura, cooperación y desarrollo van adquiriendo unas características específicas y diferenciales que influenciarán su futuro. La primera institucionalidad de la democracia en el ámbito de la cooperación al desarrollo se constituye en 1979 con el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI), que integró los anteriores organismos con los objetivos siguientes: “Tendrá como finalidad esencial, sin perjuicio de las competencias propias de los departamentos ministeriales y organismos públicos, el fomento y coordinación de la cooperación española con Ibe-
UNESCO (1966). Declaración de los Principios de la Cooperación Cultural Internacional. 14ª Conferencia General de la UNESCO. París, 4 de noviembre de 1966.
Principios de la Cooperación Cultural Internacional Artículo I 1. Toda cultura tiene una dignidad y un valor que deben ser respetados y protegidos. 2. Todo pueblo tiene el derecho y el deber de desarrollar su cultura. 3. En su fecunda variedad, en su diversidad y por la influencia recíproca que ejercen unas sobre otras, todas las culturas forman parte del patrimonio común de la humanidad.
Artículo II Las naciones se esforzarán por lograr el desarrollo paralelo y, en cuanto sea posible, simultáneo de la cultura en sus diversas esferas, con el fin de conseguir un equilibrio armónico entre el progreso técnico y la elevación intelectual y moral de la humanidad.
Artículo III La cooperación cultural internacional abarcará todas las esferas de las actividades intelectuales y creadoras en los campos de la educación, la ciencia y la cultura.
Artículo IV Las finalidades de la cooperación cultural internacional, en sus diversas formas —bilateral o multilateral, regional o universal— son: 1. Difundir los conocimientos, estimular las vocaciones y enriquecer las culturas; 2. Desarrollar las relaciones pacíficas y la amistad entre los pueblos, llevándolos a comprender mejor sus modos de vida respectivos; 3. Contribuir a la aplicación de los principios enunciados en las declaraciones de las Naciones Unidas a que se hace referencia en el preámbulo de la presente Declaración; 4. Hacer que todos los hombres tengan acceso al saber, disfruten de las artes y de las letras de todos los pueblos, se beneficien de los progresos logrados por la ciencia en todas las regiones del mundo y de los frutos que de ellos derivan, y puedan contribuir, por su parte, al enriquecimiento de la vida cultural; 5. Mejorar en todas las regiones del mundo las condiciones de la vida espiritual del hombre y las de su existencia material.
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3. Fachada del Centro Cultural Juan de Salazar, en Asunción (Paraguay), el más antiguo de los Centros Culturales de AECID, inaugurado en 1976. 4. El Centro de Formación de Cartagena de Indias, Colombia, fue inaugurado en 1993.
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roamérica, en los terrenos, cultural, económico y científico-técnico”.
b) Fomentar la cooperación cultural y científica de España con los países en vías de desarrollo.
“Fomentar la cooperación cultural, científica y económica con Iberoamérica mediante el impulso y asistencia a cuantas iniciativas públicas o privadas resulten acreedoras por interés de la atención del Instituto”.
c) Diseñar, coordinar y ejecutar programas y proyectos de cooperación para el desarrollo en el campo económico, así como en los de carácter social, cultural, educativo, científico y técnico.
Es la primera estructura, de acuerdo con la Constitución española, que establece en su preámbulo “su voluntad de colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de cooperación entre todos los pueblos de la Tierra”, y de acuerdo con la Carta de Naciones Unidas, “realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario”.
En su estructura inicial la Agencia se organizaba en tres grandes direcciones generales: dos territoriales (Iberoamérica y África) y la de Relaciones Culturales y Científicas, que evidenciaba la importancia de la cultura en sus objetivos y la integración de sus organismos precedentes. Entre otras áreas de trabajo (bibliotecas especializadas, publicaciones, lectorados, etc.), dominaba la preocupación por la ayuda en el campo del patrimonio cultural, que se incrementó con la celebración del Quinto Centenario (1992), debido a la importancia que se le concedió a la aplicación de la Convención sobre Patrimonio de UNESCO de 19725, a nivel interno, para la importancia de recuperar nuestro patrimonio cultural abandonado y compartir con los países socios la cooperación por la conservación de un patrimonio común6.
El ICI incorporó en su fundamentación los principios de la cooperación al desarrollo internacional con programas e intervenciones significativas que abrieron el campo de la cultura a procesos homologables a los planteamientos de la Ayuda Oficial al Desarrollo en lo internacional. Destacan los inicios de programas como el de la Red de Centros Culturales de España en el exterior3 y el de Patrimonio para el Desarrollo4; las becas y las ayudas a los lectorados y la cooperación con las Academias de la Lengua Española de los diferentes países que comparten lengua oficial. Sin profundizar en los múltiples precedentes sobre el papel de la cultura en el proceso de creación de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), podemos afirmar que su fundación en 1988 estuvo muy influenciada por la dimensión cultural y sus antecedentes, como podemos observar en el Artículo 4 de sus estatutos:
Dentro del programa de cooperación en la conservación del patrimonio cultural con los países socios, se incorporó en 1990 el programa de las Escuelas Taller para la inserción de jóvenes desempleados en la restauración de bienes patrimoniales, de acuerdo con la experiencia en España durante la década de 1980. En este proceso de recuperación del patrimonio e instauración de servicios de la Cooperación Española destaca la restauración de dos grandes conventos en Cartagena de Indias (Colombia), en 1993, y en Antigua (Guatemala), en 1995, dedicados a Centros de Formación, con una irradiación cultural en lo local, en el país y en la región.
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La estructuración de la incipiente Red de Centros Culturales de España (CCE) en algunos países latinoamericanos y en Guinea Ecuatorial se ampliará con casi la mitad de la Red actual: CCE en Santo Domingo (1990); CCE en Costa Rica (1992); CC Parque de España en Rosario, Argentina (1993); CCE en Santiago de Chile (1993); CCE en Miami (1996); CCE en Lima (1996); CCE en San Salvador (1998) y CCE en Córdoba, Argentina (1998).
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En 1991 se crea el Instituto Cervantes como un nuevo proceso de institucionalización del gobierno democrático en materia de acción cultural exterior, en la línea de los institutos de otros países europeos (British Council, Goethe-Institut, Alliance Française, Instituto Guimarães, etc.) y sobre la base de la promoción de la lengua y cultura española en el mundo, que incide indirectamente en la cooperación al desarrollo. Por su naturaleza el Instituto Cervantes no tiene presencia en los países en los que España comparte lengua oficial.
Disposición adicional tercera: Relaciones culturales y científicas con otros países.
El enfoque de la cultura en la Agencia mantenía una cierta ambigüedad entre su función de promoción cultural exterior y su incorporación a las políticas de cooperación internacional al desarrollo. Pero es evidente que muchas de sus actuaciones mantenían un aporte significativo de la cultura al desarrollo, a pesar de las dificultades que el propio sistema de cooperación tenía para aceptar la cultura como un campo de intervención. En el año 1994 se inicia el programa Intercampus de cooperación interuniversitaria, de fomento de la movilidad de alumnos de pre y posgrado, profesores y gestores entre universidades del espacio iberoamericano, que representó una gran oportunidad para canalizar las aspiraciones de las universidades a participar en la cooperación al desarrollo. En el año 1997 se transforma la denominación al Programa de Cooperación Interuniversitaria (PCI), abriéndose al establecimiento de redes temáticas y cooperación científica con un amplio impacto en la participación de las universidades en la cooperación al desarrollo y el intercambio y movilidad de estudiantes y docentes. La Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo de 19987, que se alcanzó con una amplia mayoría parlamentaria, confirmó la inclusión de la cultura en la normativa, como se recoge en estos dos apartados:
f) Cultura, con especial incidencia en la defensa de los aspectos que definen la identidad cultural dirigida al desarrollo endógeno y los que favorezcan la promoción cultural y el libre acceso a equipamientos y servicios culturales de todos los sectores de la población potencialmente beneficiaria.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 25, la Agencia Española de Cooperación Internacional asumirá las funciones y competencias atribuidas al Ministerio de Asuntos Exteriores para la promoción y el desarrollo de las relaciones culturales y científicas con otros países en estrecha colaboración con los Ministerios de Educación, Cultura y Deporte y de Ciencia y Tecnología y sin perjuicio de las competencias de otros Departamentos. Esta ley otorga un protagonismo a la AECI con un papel de canalizador o facilitador de los diferentes actores que intervienen, lo cual va adquiriendo mayor amplitud con el concepto de diplomacia cultural, muy relacionado con los aportes de lo que se ha denominado soft power8, entendido como el uso del arte y la cultura en los intercambios políticos, sociales y económicos9. La cooperación cultural internacional fomenta el conocimiento entre diferentes culturas y contribuye a generar condiciones para una convivencia pacífica y un mayor intercambio entre las ciudadanías y las sociedades civiles. En un mundo globalizado, interdependiente y con una alta tasa de movilidad de las expresiones culturales, la cooperación internacional facilita la comprensión del “otro” y su incorporación a la vida cultural propia (UNESCO, 2001)10. La cooperación cultural internacional ya no se entiende como una exclusividad de las estructuras del Estado, sino que se incorporan amplios sectores de la sociedad. La participación de agentes sociales aporta valores significativos para procesos de integración y de aceptación de la dimensión cultural a un gran número de conflictos y tensiones internacionales.
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La cultura en la cooperación internacional al desarrollo contribuye desde diferentes instancias al desarrollo humano, en la lucha contra la pobreza y la erradicación del hambre. Esta orientación entiende que la vida cultural de las comunidades y sociedades, en todas sus manifestaciones, aporta elementos de gobernanza, cohesión social, crecimiento económico, empleo, generación de capacidades, etc., y que estas potencialidades pueden aprovecharse por parte de las comunidades como herramienta de mejora de su bienestar, aumento de renta, dignidad social y la defensa de sus identidades colectivas amenazadas. Estos precedentes nos permiten entender el proceso de configuración de las políticas de cooperación y su institucionalización en España11 en materia de cultura en general. Pero de acuerdo con la función de la
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Agencia es importante profundizar en relación con sus fines más importantes dentro de lo que establece su estatuto, la política española a la cooperación internacional al desarrollo y el estatuto inicial de la AECI12 en relación con la cultura. A partir de la Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo se dota a la AECI de una nueva estructuración institucional que pretende mejorar la gestión persiguiendo la coherencia y la eficacia que la dispersión de funciones y actores había creado. En este sentido, la obligación de presentar al Parlamento unos planes directores cuatrienales obligaba a los gestores a una mayor concreción supervisada por una comisión parlamentaria. De esta manera, se avanza en diferentes niveles en este nuevo marco normativo de la Ley de Cooperación y el Estatuto de la AECI.
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5. Elsa Riconalla, graduada de la Escuela Taller de Filipinas, trabajando en las labores de restauración del transepto de la iglesia de Malate en Manila, Filipinas, 2016.
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En el I Plan Director 2001-200413, la cultura está muy poco presente, solo cita los vínculos culturales históricos en sus prioridades geográficas, el diálogo intercultural, pero no relaciona o concreta la cultura como un aporte al desarrollo. A pesar de esto, en la práctica de la Agencia era notable su presencia sin mencionar un objetivo estratégico concreto, aunque existen acciones muy significativas principalmente en el campo del patrimonio, la cooperación artística, formación de capital humano, becas culturales (en especial las de gestión cultural), formación ocupacional (Escuelas Taller), que funcionaron con mucho aporte. En estos años se expande la Red de Centros Culturales en América Latina y Guinea Ecuatorial con la creación del CCE en Bata (Guinea Ecuatorial) en 2001; el CCE en México en 2002; el CCE en Malabo (Guinea Ecuatorial) en 2003; el CCE en Montevideo (Uruguay) y el CCE en Ciudad de Guatemala en 2004, acrecentando así la presencia de la Cooperación Española en el es-
pacio iberoamericano y reforzando los lazos multilaterales a partir de la Carta Cultural Iberoamericana14. Las relaciones entre cultura y desarrollo, como las entendemos actualmente, se consolidan a partir del II Plan Director 2005-200815, que representa un cambio significativo con la incorporación de la cultura como un pilar del desarrollo que ordena y pone en valor la trayectoria de décadas y la sitúa en la senda de la cooperación al desarrollo. Muy influenciada por los aportes de la Declaración sobre Diversidad Cultural16, el Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)17, incorpora por primera vez el respeto a la diversidad cultural y la libertad cultural y todo el debate y ratificación de la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales18, marcos de referencia internacional que inciden en la formulación y contenidos de este nuevo Plan Director.
Cooperación cultural para el desarrollo La cultura y la cooperación al desarrollo tienen la posibilidad de generar sinergias y presentar una nueva y efectiva metodología de trabajo, alcanzando la consideración aceptada por todos de que la cultura es un elemento fundamental para el desarrollo humano sostenible. Diversas instituciones se han esforzado en los últimos años para que se acepte generalizadamente esta consideración (UNESCO, PNUD, BM, BID, OEI, etc.), aportando reflexiones y estudios en este sentido, entendiendo que alrededor de la defensa de la identidad cultural y los derechos culturales también se constituye un conjunto de actividades, tanto intangibles como materiales, que configuran un sector de actividad socioeconómica. Fruto de este enfoque, se han comenzado a reformular las políticas culturales en los países en desarrollo, las cuales se habían caracterizado por un enfoque paternalista de las bellas artes tradicionales, convirtiéndolas en políticas culturales que atiendan objetivos de desarrollo. […] En este marco conceptual, cobra sentido una cooperación cultural, que debe tener el objetivo de contribuir a la formulación y ejecución de políticas culturales para el desarrollo. La acción cultural al desarrollo debe potenciar desde su trabajo prioridades que le son propias: creatividad, identidad y diversidad. Se trata de mejorar las relaciones sociales, potenciando las capacidades de actores que intervienen en las mismas a través del fomento de la creatividad, del estímulo de las políticas de comunicación social, de la inserción de las minorías, del fortalecimiento institucional y del fomento del sector económico que le es propio, considerando que la cultura es un factor de desarrollo económico. La cooperación para el desarrollo en este ámbito deberá orientarse a actuaciones que superen y diferencien la acción exterior centrada en la difusión de la propia cultura, sin contar con las necesidades del receptor, para incorporar una dimensión de cooperación e intercambio equitativa que permita una presencia de la expresividad propia. […] Para estos fines, será necesario potenciar la elaboración de sistemas que mejoren y definan unas metodologías propias en el diseño de proyectos de cooperación cultural al desarrollo que permitan incorporar esta dimensión especializada a los parámetros generales del seguimiento de la AOD del CAD.
II Plan Director de la Cooperación Española 2005-2008.
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Este II Plan Director establece un sector estratégico en cultura y desarrollo que incluye la tradicional línea de ayuda a las comunidades indígenas y patrimonio, pero se incorpora de forma muy clara una orientación de trabajo en el campo de las políticas culturales con objetivos de desarrollo a partir de fortalecimiento institucional, capacitación cultural, patrimonio histórico, industrias culturales, etc., que representan una novedad e integran acciones dispersas que ya se estaban realizando.
CA de capacitación para el desarrollo en el sector cultural.
Este proceso se consolida con la publicación de la Estrategia de Cultura y Desarrollo de la Cooperación Española (2007)19 que sitúa el marco conceptual en relación con las líneas que ya se estaban implementando en UNESCO20 y otros organismos multilaterales sobre la dimensión cultural para el desarrollo.
• Aportaciones a organismos multilaterales.
La Estrategia de 2007 se caracteriza por el establecimiento de unas líneas de acción amplias y estructuradas en los siguientes campos: • Formación de capital humano: capacidades para la cultura. • Apoyo a la institucionalización y a las políticas culturales de los países socios. • Estímulo a valorar los aportes de la cultura al desarrollo económico y al empleo. • Relación entre educación y cultura como fuerza para el desarrollo. • Gestión sostenible del patrimonio cultural. • Relaciones entre comunicación y cultura. • Impulso a los procesos de reconocimiento de los derechos culturales. La Estrategia de 2007 plantea, de igual modo, la integración de la cultura en diferentes ámbitos de la Cooperación Española y la configuración de programas y acciones propias como: • Programas especializados como el de Patrimonio para el Desarrollo o el Programa ACER-
• Programas locales por medio de la acción de los Centros Culturales, Centros de Formación y las Oficinas Técnicas de Cooperación. • Acuerdos bilaterales con los países socios para el reforzamiento de las políticas nacionales por medio de subvenciones del Estado.
• Subvenciones a ONGD. Estos aportes consolidan una línea política definida y se introducen en el ámbito de los acuerdos bilaterales y multilaterales de cooperación al desarrollo, presentando a la comunidad internacional una línea de trabajo propia de la Cooperación Española, que le significa y diferencia de otros países de su entorno en la línea de otros países europeos. Un hecho significativo de este cambio se puede observar en la incorporación de cultura y desarrollo en el Fondo para los Objetivos del Milenio (FODM, 2006)21. Este acuerdo representó uno de los esfuerzos más importantes de la cooperación multilateral española en el sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El FODM se planteó en el marco de un cierto proceso de experimentación de nuevas formas de gestión y organización entre sus agencias. La ventana en cultura y desarrollo fue una gran novedad con una dotación de unos 90 millones de dólares. Destaca la importancia de este Fondo a nivel institucional y presupuestario y por el enfoque de sus planteamientos, que representó un avance cualitativo en sus propuestas, como se puede observar en los términos de referencia22 de la ventana de cultura y desarrollo que orientaban las acciones hacia: • Formulación, implementación y monitoreo de políticas públicas social y culturalmente inclusivas. • Concretar el potencial económico y social del sector cultural y fortalecer las industrias culturales y creativas.
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6. Taller Dibujar la tolerancia y la igualdad de género, en el marco del Festival Internacional del Cómic de Egipto “CairoComix”, 2019.
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7. Portada de la Estrategia de Cultura y Desarrollo de la Cooperación Española, publicada en 2007.
La dimensión cultural en el desarrollo sostenible: la experiencia de la Cooperación Española
• Generar información, monitorear y evaluar las políticas culturales. Los dieciocho programas seleccionados en diferentes continentes y países tenían la característica de fomentar el trabajo interagencias del sistema de Naciones Unidas en el terreno con actores gubernamentales (nacionales y locales), sociedad civil y el sector privado. Esta ventana representó el programa de cultura y desarrollo más importante, tanto por su planteamiento como por su metodología, que aportó grandes resultados en sus evaluaciones e impactos. Los Programas Conjuntos se dedicaron a diferentes ámbitos de las relaciones entre cultura y desarrollo, destacando: patrimonio cultural, legado tradicional; la creatividad; industria cultural; aportes de la cultura al empleo; interculturalidad y diversidad cultural; participación y acceso a la cultura; transversalidad de la cultura con otros sectores (turismo, educación, salud, etc.). Los campos de actuación propuestos evidencian que desde las agencias se relacionaron la diversidad cultural y las contribuciones de la cultura al desarrollo con las realidades locales. A pesar de sus evaluaciones, los aportes y lecciones aprendidas para el futuro de la cooperación al desarrollo no se han analizado con profundidad. Entre sus recomendaciones sugieren: “La incorporación de la dimensión cultural específica en los programas de desarrollo internacionales y los proyectos deberían consolidarse al reforzar políticas culturales, brindar capacitación especializada, mejorar la base de conocimientos, desarrollar e implementar las herramientas de evaluación del impacto cultural y fomentar la concienciación”23. La coincidencia del final del primer fondo con la crisis económica y la reducción de la Ayuda Oficial
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al Desarrollo (AOD) incidió en el abandono de esta línea de acción por parte de las Naciones Unidas y sus agencias territoriales por falta de fondos. La implementación de todos estos instrumentos surgidos del II Plan Director abrió campos importantes que valoró en su momento la evaluación entre pares de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)24. “Cooperación a través del programa cultural. Esto ayuda a los países socios a establecer políticas culturales vinculadas a objetivos de desarrollo. Las intervenciones en esta área apuntan a mejorar el valor de la identidad cultural de los socios, crear empleos y reafirmar el patrimonio cultural”. El estatuto actual de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo del año 2007, establece en su Artículo 4 que “la Agencia, como órgano para el fomento, gestión y ejecución de las políticas públicas de cooperación para el desarrollo” tiene los siguientes fines: 1. Contribuir a la reducción de la pobreza en los países en desarrollo. 2. Impulsar el desarrollo humano sostenible en los países en desarrollo, potenciando las propias capacidades de los países socios. 3. Contribuir a la paz, la libertad y la seguridad humana, promoviendo el respeto a los derechos humanos y el desarrollo de los sistemas democráticos. 4. Promover la cohesión social a través del fomento y el impulso de las políticas públicas relacionadas con el buen gobierno en los países en desarrollo.
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5. Contribuir al logro de los propósitos de la Declaración del Milenio y los Objetivos de Desarrollo del Milenio aprobados en la Cumbre del Milenio de Naciones Unidas en 2000 y, de igual modo, contribuir al logro de objetivos que se acuerden en futuras Cumbres de Desarrollo de Naciones Unidas, asumidos por el Gobierno español. 6. Potenciar la igualdad de género en los países en desarrollo, a través de actuaciones sectoriales y transversales en los programas y proyectos de cooperación y la promoción de políticas de igualdad. 7. Contribuir a la mejora de la calidad medioambiental en los países en desarrollo a través de actuaciones sectoriales y transversales en los programas y proyectos de cooperación y la promoción de políticas medioambientales. 8. Potenciar la acción humanitaria, abarcando tanto la prevención como la atención en situaciones de emergencia y reconstrucción. 9. Sensibilizar y educar para el desarrollo, tanto en España como en los países socios. 10. Impulsar el papel de la cultura y el conocimiento en el desarrollo, prestando especial atención al fomento del respeto a la diversidad cultural. 25 En este contexto la Cooperación Española contribuyó a fortalecer la presencia de la cultura en las políticas de desarrollo a nivel internacional, liderando su particularidad con otras agencias nacionales. El reconocimiento
de la importancia de cultura y desarrollo se puede observar en las resoluciones de la Asamblea de Naciones Unidas26 como un precedente que será necesario recuperar. El III Plan Director 2009-201227 mantiene una clara apuesta por la Estrategia de Cultura y Desarrollo consolidada en los últimos años, incorporando de forma más intensiva la voluntad de incidir en el ámbito multilateral “la Cooperación Española desea contribuir al desarrollo humano sostenible mediante la incorporación de la cultura como factor de desarrollo a la agenda internacional”, principalmente en las diferentes agencias de Naciones Unidas. Se recoge por primera vez la diversidad cultural desde una perspectiva transversal a toda la Cooperación Española, continuando su acción en la necesaria incorporación de la cultura en las agendas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y de las acciones de cultura y desarrollo en los Marcos de Asociación País. De acuerdo con la Proposición no de Ley del Congreso de Diputados de 2007, alentando completar la Red de Centros Culturales en los diferentes países de América Latina, se avanza con la creación del CCE de Tegucigalpa (Honduras) en 2007, el CCE de Managua (Nicaragua) en 2010, el CCE de La Paz (Bolivia) en 2012 y el CCE de Panamá en 2013. El Centro de Formación de la Cooperación Española en Montevideo (Uruguay) fue inaugurado en 2009. La crisis financiera global de 2008 y los ajustes presupuestarios exigidos por Europa, unida a un cambio en la política de cooperación al desarrollo, provoca una reducción en torno del 75% de los recursos públicos de la Cooperación Española (2011-2012). Esto incide en todos los sectores, pero de forma muy virulenta en cultura y desarrollo, suprimiendo los progra-
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8. Biblioteca infantil del Centro Cultural de España en Tegucigalpa, Honduras.
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mas de Cooperación Interuniversitaria e Investigación Científica, la continuidad de proyectos de abrir centros culturales en diferentes países, la reducción del Programa de Patrimonio para el Desarrollo y la supresión de un instrumento de subvención a los agentes culturales de la Convocatoria Abierta y Permanente (CAP), entre otros recursos que se ven limitados en su intervención. En este nuevo contexto el IV Plan Director 20132016 integra la trayectoria de la Cooperación Española en cultura y desarrollo bajo el epígrafe de la Diversidad de las Expresiones Culturales: “El libre acceso a la cultura, el Patrimonio y la diversidad cultural son Bienes Públicos Globales que forman parte del desarrollo humano sostenible (...). Por todo ello, la Cooperación Española, apoyándose en el bagaje acumulado de su Estrategia de Cultura y Desarrollo y en la labor realizada (...) promoverá el respeto a la diversidad cultural, el diálogo intercultural y la libertad de expresión y creación, así como la participación efectiva de todas las personas en la vida cultural”28 de acuerdo con las posibilidades de su estructura e instrumentos. Se incide por medio de una mayor incorporación de la cultura y desarrollo en los Marcos de Asociación País (MAP) y en los Planes de Acción Sectorial (PAS), manteniendo la presencia en los organismos multilaterales, principalmente UNESCO, SEGIB, OEI, etc. La aprobación de la Agenda 203029 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) por la Asamblea General de Naciones Unidas (2015) plantea un nuevo reto para la comunidad internacional, que orientará el futuro de nuestras sociedades en globalización e interdependencia. A pesar de las críticas de los diferentes sectores, en el ámbito internacional, por no incorporar un ODS para la
cultura después de la campaña “El futuro que queremos incluye la Cultura”30, las dinámicas se han orientado a situar los aportes de la cultura en los diferentes ODS y sus metas como una nueva forma de situarse en el desarrollo sostenible. En este sentido, el V Plan Director de la Cooperación Española 2018-202131 mantiene las estrategias sectoriales, entre ellas la de cultura y desarrollo, e incorpora unas perspectivas desde la diversidad cultural 32, orientando una perspectiva transversal de la diversidad cultural en la cooperación al desarrollo33 a partir de situar el desarrollo sostenible en un enfoque de derechos humanos, y más concretamente de los derechos culturales, de acuerdo con el marco normativo internacional. Establece, asimismo, diferentes procesos de interacción con otros sectores de acuerdo con la visión de la cultura como facilitador o posibilitador del desarrollo34 como un nuevo enfoque de acción en el marco de la Agenda 2030. El V Plan Director incluye también menciones al trabajo en cultura y desarrollo según las estrategias de cooperación diferenciadas: impulso de los programas y proyectos de cultura y desarrollo en los Países Menos Avanzados (PMA) en contacto directo con la sociedad civil, compensando así la dimensión más institucional de otros instrumentos. En los Países de Renta Media y Países de Cooperación Avanzada la cultura constituye una vía adecuada para trabajar en ámbitos que, a pesar de su relevancia, no ocupan un lugar central en la agenda bilateral. La lógica de intercambio, transferencia de conocimientos y coproducción en la que se basa nuestra acción cultural en estos países, con presencia de centros culturales en la mayoría de ellos, resulta coherente con el modelo de cooperación por el que se apuesta en el V Plan Director.
La dimensión cultural en el desarrollo sostenible: la experiencia de la Cooperación Española
¿Por qué la cultura?
La acción continuada de la Cooperación Española en este campo le otorga un papel dinamizador en la esfera de la multilateralidad tradicional en el espacio cultural iberoamericano con la SEGIB, OEI y Programas Cumbre35, como en el proceso de consolidación de Indicadores UNESCO de Cultura para el Desarrollo (2014)36 y otras acciones con UNESCO. Las aportaciones del enfoque de cultura y desarrollo de la Cooperación Española inciden en la Comisión Europea (EuropeAid), que encarga la gestión de Proyectos de Cooperación Delegada en Túnez y otros países, participando activamente en la Declaración “Cooperación en Cultura para el Desarrollo: hacia una transformación sostenible” (2020), del Grupo de Trabajo sobre Cultura y Desarrollo Sostenible (Task Force), en el marco de la Red de Agencias Europeas de Cooperación (Practitioners’ Network) 37. O en el apoyo a la elaboración de la Estrategia Iberoamericana de Cultura y Desarrollo Sostenible38, aprobada en la Cumbre Iberoamericana de 2021 en Andorra, que consolida su compromiso en este espacio de cooperación cultural. En los 30 años de la Agencia y sus antecedentes, España ha construido un modelo propio de tratamiento de las relaciones culturales internacionales y la incorporación de la cultura en el desarrollo, proceso muy influenciado por el Decenio Mundial del Desarrollo Cultural (1998) y las conferencias intergubernamentales sobre políticas culturales de México 1982 y Estocolmo 1998 y su contribución a los Objetivos de Desarrollo del Milenio 2000-2015 inicialmente.
La cultura es la forma en la que las personas transforman la experiencia en significado —y no solo en significados buenos o certeros: es un poder que ha sido y que es usado también con malos fines. La cultura es cómo las personas forman, expresan, comparten y gestionan sus valores —sean o no conscientes de ello o capaces de articularlo directamente. La cultura es todo lo que hacemos más allá de la supervivencia. La cultura es todo lo que hacemos para enriquecer nuestras vidas. También es la historia que da forma a nuestras acciones, incluso cuando no nos damos cuenta. La cultura describe el mundo, y vemos el mundo a través de su lente. Y la cultura es también el recurso humano renovable al que hemos recurrido en esta crisis. La ciencia nos ayuda a comprender, a obtener respuestas y protección. El arte ofrece comodidad, educación y entretenimiento en medio del aislamiento. Ambas son el resultado de la investigación, las competencias, la creatividad y el trabajo duro, no solo del placer. La cultura nos conecta a través de las calles vacías con música y canciones, nos permite formar y compartir nuestros sentimientos con los demás. Es cómo sabemos quiénes somos y cómo conocemos a los demás. Es con la cultura con la que contamos historias, le damos sentido a las cosas, soñamos y tenemos esperanzas. Es la cultura la que dará forma a los valores y el proceder de las ciudades que deberemos renovar después del trauma del covid-19. Ahora, más que nunca, queremos afirmar el valor social de la cultura, donde las personas, no los beneficios, son su corazón y su propósito. Todavía no podemos decir qué significado tendrá eso en el mundo que ahora está emergiendo. Este es un proceso de descubrimiento, moldeado por la situación y las personas que a él contribuyen. Creemos que las conversaciones que ayudan a los ciudadanos a entender el presente e imaginar el futuro con esperanza son una buena manera de repensar la ciudad. Aquí es donde estamos, donde nos encontramos hoy. Debemos ir más allá del pensamiento establecido —en materia de cultura, ciudades creativas, urbanismo inclusivo, derechos y deberes. La Carta de Roma 2020. El derecho a participar libre y plenamente en la vida cultural es vital para nuestras ciudades y comunidades. Roma: Comisión de Cultura de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) y Roma Capitale (2020).
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Marco histórico de las relaciones entre cultura y desarrollo en la Cooperación Española
El esfuerzo de la Cooperación Española por aportar su visión a la incorporación de la cultura en los ODM se alteró, como la mayoría del sector cultural, por la ausencia de un objetivo específico en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, comentados y analizados en diferentes trabajos39. En este momento ya existen estrategias y avances en la forma de aplicar la dimensión cultural en el desarrollo sostenible, de acuerdo con la incorporación más transversal en los objetivos y metas de la Agenda 2030. La realidad es que la Cooperación Española se encuentra en muy buena disposición para hacer una aportación significativa en este campo a nivel europeo e internacional.
Es importante seguir avanzando en presentar evidencias, resultados e impactos de las prácticas e intervenciones culturales con énfasis en el desarrollo para apreciar su contribución. La elaboración de indicadores especializados en este campo que la Cooperación Española ha fomentado en UNESCO40 y en publicaciones propias41, aportan elementos para trabajar en más profundidad, para contribuir a un mayor conocimiento de los impactos de la cultura en el desarrollo y superar posiciones reticentes a considerar la cultura en los ODS. En este sentido la Cooperación Española se encuentra en una buena posición para avanzar en la formulación de un campo metodológico o enfoque cultural para el desarrollo que consolide su trayectoria y aporte nuevos conocimientos para las estrategias de futuro.
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9. Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la Agenda 2030.
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Una parte de este texto se editó en la Revista Española de Desarrollo y Cooperación en el año 2019 bajo el título “Cultura es desarrollo en la cooperación cultural española”. Lo que es conocido como países ACP (África, Caribe y Pacífico) a partir de la Convención de Lomé en 1975 y actualmente en el marco del Acuerdo de Cotonú de 2000. Los primeros Centros Culturales de España que se inauguraron fueron el de Asunción (Paraguay), en 1976 y el de Buenos Aires (Argentina), en 1988. El primer Centro de Formación de la Cooperación Española que se abrió fue el de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), en 1987. El Programa de Patrimonio para el Desarrollo se inicia tímidamente en 1985. UNESCO (1972). Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural. 17ª Conferencia General. París, 16 de noviembre de 1972. Más adelante se concretarán con la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático (2001) y la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (2003). Ley 23/1998, de 7 de julio, de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Bound, Kirsten; Briggs, Rachel; Holden, John; Jones, Samuel (2007). Culture is a central component of international relations. It’s time to unlock its full potential. Londres: Demos. Lo que el profesor Joseph Nye de la Universidad de Harvard definió como “la habilidad de obtener lo que se quiere a través de la cooptación y la atracción”. Muy influenciado por la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural de 2001 y el Año del Diálogo Intercultural. Sin tratar el tema de la cooperación descentralizada y municipal. Real Decreto 3424/2000, de 15 de diciembre, por el que se aprueba el Estatuto de la Agencia Española de Cooperación Internacional. Ministerio de Asuntos Exteriores (2000). I Plan Director de la Cooperación Española 2001-2004. Aprobada en la XVI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, Montevideo (2006). Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación (2005). II Plan Director de la Cooperación Española 2005-2008. UNESCO (2001). Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural. 31ª Conferencia General de la UNESCO. París, 2 de noviembre de 2001. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (2004). Informe sobre Desarrollo Humano 2004. La libertad cultural en el mundo diverso de hoy. Madrid: Mundi-Prensa. UNESCO (2005). Convención sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales. 33ª Conferencia General de la UNESCO, 20 de octubre de 2005. Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación (2007). Estrategia de Cultura y Desarrollo de la Cooperación Española. Principalmente el Plan de acción sobre políticas culturales para el desarrollo. Aprobado por la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales para el Desarrollo en Estocolmo (1998). http://www.mdgfund.org/es/content/cultureanddevelopment
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http://www.mdgfund.org/sites/default/files/MDGFTOR_Culture_ FinalVersion%2017May%202007_English.pdf http://www.mdgfund.org/sites/all/themes/custom/undp_2/docs/ thematic_studies/English/full/Culture_Thematic%20Study.pdf Organisation for Economic Co-operation and Development (OECD) (2007). SPAIN Development Assistance Committee (DAC). Peer Review. París: OECD. “6. Corresponde a la Dirección de Relaciones Culturales y Científicas el fomento, la gestión y la ejecución de las políticas públicas de cooperación cultural para el desarrollo; la gestión de los servicios culturales de la AECID; la cooperación en el ámbito de la capacitación de capital humano; la cooperación universitaria y científica para el desarrollo; las relaciones y convenios internacionales en el ámbito cultural y científico”. Destacan las Resoluciones sobre cultura y desarrollo aprobadas por la Asamblea General de Naciones Unidas: 65/166 de 20.12.2010 66/208 de 22.12.2011 - 69/230 de 19.12.2014 y 70/214 de 22.12.2015. Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación (2009). III Plan Director de la Cooperación Española 2009-2012. Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación (2013). IV Plan Director de la Cooperación Española 2013-2016. Organización de las Naciones Unidas. Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Asamblea General, 2015 Con el apoyo de organizaciones, sociedad civil y expertos de más de 120 países: www.culture2015goal.net Ministerio de Asuntos Exteriores (2018). V Plan Director de la Cooperación Española 2018-2021. De acuerdo con el punto 36 de la Declaración inicial de la Agenda 2030: “Reconocemos la diversidad natural y cultural del mundo, y también que todas las culturas y civilizaciones pueden contribuir al desarrollo sostenible y desempeñan un papel crucial en su facilitación”. AECID (2020). Guía de la AECID para la transversalización de la diversidad cultural. Madrid: AECID. UNESCO (2012). Culture: a driver and an enabler of sustainable development, UN System Task Team on the Post-2015 UN Development Agenda. París: UNESCO. https://www.segib.org/cooperacion-iberoamericana/cultura/ https://es.unesco.org/creativity/sites/creativity/files/iucd_manual_ metodologico_1.pdf https://www.dev-practitioners.eu/media/documents/Culture_and_ Development_Declaration_signed.pdf SEGIB (2021). Estrategia Iberoamericana de Cultura y Desarrollo Sostenible. XXVII Cumbre Iberoamericana, Andorra, 2020. Destacan los documentos de la Agenda 21 de la Cultura del CGLU, UNESCO, ICOMOS, FICAAC, etc. https://es.unesco.org/creativity/sites/creativity/files/iucd_manual_ metodologico_1.pdf y https://es.unesco.org/creativity/policymonitoring-platform AECID (2009). Cómo evaluar proyectos de cultura para el desarrollo: Una aproximación metodológica a la construcción de indicadores. Madrid: AECID.
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Líneas de acción de la Cooperación Española en la dimensión cultural en el desarrollo sostenible
La dimensión cultural en el desarrollo sostenible: la experiencia de la Cooperación Española
A lo largo de esta dilatada trayectoria, la actual Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo ha ido implementando diferentes líneas de actuación en el ámbito de las relaciones entre cultura y desarrollo. Estas líneas responden a los planteamientos de cada momento, como a las políticas de cooperación y su relación con la política exterior en las diferentes legislaturas, los objetivos de los diferentes Planes Directores que se aprueban por periodos cuatrienales y la propia evolución de la institución. También a partir de otros factores que surgen de la gestión y la cooperación con los países socios en el terreno, así como de los procesos de acción-reflexión de los actores y los aprendizajes de la experiencia. Como se ha presentado, la Agencia en sus diferentes procesos de institucionalización y estructuración mantiene la dimensión cultural en el marco de la cooperación internacional, como se refleja en sus estatutos y organigramas de acuerdo con la evolución de las posiciones y las situaciones coyunturales. Pero es en el II Plan Director 2005-2008 donde se sitúa de forma más definida lo que da lugar a su concreción en la posterior Estrategia de Cultura y Desarrollo de la Cooperación Española (2007)1, donde de forma más estructurada se definen las posiciones en un conjunto de proposiciones y herramientas para la incorporación de la dimensión cultural en las directrices de la cooperación internacional para el desarrollo, integrando sus antecedentes históricos presentados y situándose en un contexto actual. Este importante compromiso justifica su propuesta de acuerdo con un marco teórico, los referentes internacionales y la evolución del tratamiento de la cultura en el desarrollo sostenible por parte de diferentes instancias multilaterales. La Estrategia ordena y propone la posible acción de la Cooperación Española en siete grandes líneas estratégicas y diferentes instrumentos de gestión, de acuerdo con el planteamiento del II Plan Director, así como una perspectiva transversal de la cultura con otros ámbitos de la cooperación al desarrollo. La posición de la Cooperación Española en la dimensión cultural del desarrollo ha ido evolucionando en la gestión y estructuración de estas líneas en programas, planes, servicios y
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organización de la acción. En este proceso se van definiendo con más detalles las siete líneas iniciales de la Estrategia (2007) y ampliando perspectivas de acuerdo con la realidad y la evolución de los planteamientos internos o en los contextos de la cooperación internacional al desarrollo. En esta presentación de la dimensión cultural para el desarrollo de la Cooperación Española mantenemos la estructura en líneas temáticas, integrando las diferentes orientaciones en este campo, situándose en el contexto actual. Desde esta perspectiva hemos definido las líneas estratégicas de la Cooperación Española en la dimensión cultural para el desarrollo en las siguientes formulaciones: Línea 1. Generación de capacidades para el desarrollo desde la cultura Línea 2. Gobernanza e institucionalidad cultural. Políticas culturales para el desarrollo Línea 3. Impactos en el desarrollo económico de la cultura Línea 4. Relaciones entre cultura y educación Línea 5. Patrimonio cultural y desarrollo Línea 6. Comunicación y cultura para el desarrollo Línea 7. Reconocimiento de los derechos culturales y la diversidad cultural Línea 8. Corresponsabilidad multilateral de la cultura para el desarrollo Línea 9. La presencia territorial de los Centros Culturales y el trabajo en redes Línea 10. Cooperación universitaria y científica. Transferencia y gestión del conocimiento Línea 11. La transversalidad de la cultura en el desarrollo sostenible
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Línea 1. Generación de capacidades para el desarrollo desde la cultura El concepto de desarrollo humano, sobre la base de los trabajos de Amartya Sen y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), incorporó un cambio en las posiciones clásicas sobre el desarrollo con base en el crecimiento económico que dominó una gran parte del pasado siglo. Esta nueva formulación provocó un cambio en las teorías del desarrollo, abriendo nuevas posibilidades y enfoques desde otras dimensiones, entendiendo el desarrollo como un proceso de generación de capacidades y oportunidades, como una manera de entender la vida humana donde las personas puedan decidir y asumir en autonomía su propio desarrollo. En este planteamiento se relacionan los funcionamientos —entendidos como estados de existencia y acciones que una persona puede alcanzar a lo largo de su vida— y las capacidades —como opciones y posibilidades de una persona para seleccionar acciones en su vida y alcanzar niveles de bienestar. Las capacidades describen las habilidades de las personas y las comunidades para poder funcionar y decidir entre sus diferentes opciones deseables. En el marco del desarrollo humano, la generación de capacidades es un elemento fundamental para disponer de autonomía para asumir las propias decisiones, de acuerdo con las formas de vida y las realidades culturales de su contexto. Disponer de capacidades básicas y culturales es una condición esencial para el desarrollo humano sostenible y la posibilidad de mejorar una realidad existente. En este sentido, las acciones dirigidas a la generación de capacidades se consideran un elemento imprescindible para una cooperación centrada en el desarrollo humano, así como la adquisición de autonomía para orientar la vida cultural y administrar el propio sistema cultural. Existe una relación entre capacidades básicas y capacidades culturales en la medida que son
complementarias, como expresa Nussbaum2. Las capacidades básicas para el desarrollo humano posibilitan la existencia en autonomía y bienestar en el ámbito personal, colectivo, organizativo e institucional. Incluyen lo necesario para la supervivencia física y la libre actuación, así como la configuración de entornos colectivos y regulaciones que garanticen las funciones elementales para una vida humana digna. Las capacidades básicas son fundamentales para el desarrollo porque inciden en la formación de capacidades culturales, a la vez que estas pueden aumentar la posibilidad de adquirir las básicas. La disposición de capacidades permite transformar y movilizar los activos, fortalezas y recursos de las personas, pero también de los grupos sociales, las comunidades y las sociedades que aumentan su potencial de dirigir y decidir en autonomía su desarrollo. En las consideraciones sobre las relaciones entre cultura y desarrollo no se ha introducido con claridad la visión del desarrollo como generador de capacidades. En este sentido existe una tendencia a pensar que las capacidades culturales son innatas o singulares, o que se pueden generar a partir de la educación en un sentido amplio, aceptando que para ciertas capacidades culturales muy específicas y técnicas es necesaria una educación y formación especializada. Pero para un planteamiento amplio del desarrollo humano en la cultura es fundamental profundizar en un conjunto de capacidades que inciden en la vida cultural o en las capacidades culturales, que repercuten directa o indirectamente en otros sectores sociales que contribuyen al bienestar. La generación de capacidades en las políticas de desarrollo tiene una incidencia muy amplia y diversa. En primer lugar, beneficia a las personas que pueden disponer de una oportunidad de desenvolver sus potencialidades individuales. De
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1. Taller sobre cómo hacer realidad un proyecto de moda (de la idea a la comunicación), impartido en Senegal en 2017.
2. Curso de animación stop motion y técnicas experimentales de animación, Adís Abeba, Etiopía, 2017.
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Línea 1. Generación de capacidades para el desarrollo desde la cultura
Definición del desarrollo humano El desarrollo humano es un proceso en el cual se amplían las oportunidades del ser humano. En principio, estas oportunidades pueden ser infinitas y cambiar con el tiempo. Sin embargo, a todos los niveles del desarrollo, las tres más esenciales son disfrutar de una vida prolongada y saludable, adquirir conocimientos y tener acceso a los recursos necesarios para lograr un nivel de vida decente. Si no se poseen estas oportunidades esenciales, muchas otras alternativas continuarán siendo inaccesibles. Pero el desarrollo humano no termina allí. Otras oportunidades, altamente valoradas por muchas personas, van desde la libertad política, económica y social, hasta la posibilidad de ser creativo y productivo, respetarse a sí mismo y disfrutar de la garantía de derechos humanos. El desarrollo humano tiene dos aspectos. La formación de capacidades humanas, tales como un mejor estado de salud, conocimientos y destrezas, y el uso que la gente hace de las capacidades adquiridas, para el descanso, la producción o las actividades culturales, sociales y políticas. Si el desarrollo humano no consigue equilibrar estos dos aspectos, puede generar una considerable frustración humana. Según este concepto de desarrollo humano, es obvio que el ingreso es solo una de las oportunidades que la gente desearía tener, aunque ciertamente muy importante. Pero la vida no solo se reduce a eso. Por lo tanto, el desarrollo debe abarcar más que la expansión de la riqueza y los ingresos. Su objetivo central debe ser el ser humano. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (1990). Informe sobre Desarrollo Humano 1990. Concepto y medición del desarrollo humano. Nueva York: Oxford University Press.
la misma forma, permite el acceso a capacidades a nivel comunitario, como colectivo de un entorno determinado, así como de grupos sociales como infancia, juventud, mujeres o grupos de especial atención. Otro nivel de intervención va dirigido a las organizaciones sociales y culturales que disponen de las oportunidades de consolidar y aumentar sus capacidades para participar e intervenir en la vida cultural como factor con incidencia al desarrollo, con especial atención a la capacitación de emprendedores y empresas culturales. Las capacidades institucionales adquieren una gran importancia en los procesos de desarrollo por su responsabilidad pública y defensa del interés general. Disponer de una organización de la administración pública, en sus diferentes niveles, capacitada en el campo de la cultura, representa un factor imprescindible para aprovechar todas las posibilidades de la cultura en su aporte al desarrollo sostenible. Las capacidades culturales permiten la satisfacción de las necesidades básicas para la organización
de la vida cultural, pero también valorar su impacto en el desarrollo que potencia el sector, que puede aumentar las posibilidades de empleo, subsistencia o generación de renta por medio de la actividad cultural. Las capacidades culturales inciden directamente en el ejercicio de los derechos culturales de acuerdo con los DESC (derechos económicos, sociales y culturales), incluidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. El derecho a participar en la vida cultural, además de un entorno que los garantice, requiere de capacidades individuales, colectivas e institucionales en un marco democrático y de respeto a la libertad cultural de acuerdo con valores compartidos. La comunidad internacional, por medio de convenciones, declaraciones, agendas compartidas y acuerdos de derecho internacional, promueve un marco de convivencia global en el ámbito cultural con principios y fines para una gobernanza en la cultura para la cohesión y la paz. El fomento de capacidades culturales, según estos valores compartidos, es indispensable para un desarrollo humano sostenible y para la configuración de una ciudadanía cultural global.
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Reforzar las propias estructuras de capacitación para crear un efecto multiplicador es una línea de intervención de la cooperación, que fomenta la autonomía y el empoderamiento de los propios actores y países socios para asumir los destinos de su propio desarrollo. En este sentido, la generación de capacidades es una prioridad de la Cooperación Española y de su estrategia sectorial, que cuenta con una larga trayectoria.
3. Fondo para el Fortalecimiento de Capacidades para la Gestión Cultural (FFC), Nicaragua. El Centro Cultural de España en Nicaragua ofrece un programa continuado de formación en gestión cultural junto con COSUDE (Agencia Suiza para el desarrollo) e HIVOS (Instituto Humanista de Cooperación al Desarrollo-Holanda).
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Esta línea de intervención de la Cooperación Española se implementa desde el año 2005 y posteriormente se estructura en el Programa ACERCA de Capacitación para el Desarrollo en el Sector Cultural, que aglutina un amplio conjunto de actuaciones en formatos adaptados a diferentes realidades. Los Centros de Formación de la Cooperación Española3, situados en diferentes países latinoamericanos, organizan diversos programas de capacitación en el sector cultural.
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Línea 1. Generación de capacidades para el desarrollo desde la cultura
Tipologías de las intervenciones en esta línea de la Cooperación Española 1. Identificación de necesidades de capacitación de acuerdo con la realidad de cada contexto. Cooperación en los procesos de identificación y definición de las necesidades culturales a diferentes niveles, a partir de mecanismos de participación que permitan formular propuestas adecuadas a cada realidad con el máximo respeto a su idiosincrasia. 2. Actividades formativas en general para la configuración de capital humano en el sistema cultural de los socios en cooperación. Cooperación en la organización de propuestas formativas para el sector cultural a escala, para agentes locales, regionales o nacionales de los países socios. Cooperación para ofertas formativas a nivel supranacional, regional o continental para procesos de capacitación compartidos y de fomento de la cooperación e intercambios Sur-Sur. 3. Reforzamiento de las estructuras e instituciones capaces de incidir en los procesos de generación de capacidades, o su creación cuando no existan. Cooperación de apoyo a estructuras locales o nacionales con posibilidad de asumir funciones de formación y especialización para personal del sector cultural de acuerdo con sus propias dinámicas. 4. Transferencia y gestión del conocimiento para decidir en autonomía la propia vida cultural. Cooperación para aumentar la transferencia de conocimiento y práctica en el sector cultural con los agentes culturales del propio país. Capacitación de expertos, especialistas y formación de formadores para la asunción de responsabilidades en los procesos de
capacitación local y nacional. Procesos de cooperación en la investigación y reflexión sobre problemas comunes. 5. Acompañamiento en la definición de metodologías y sistemas de aprendizaje de capacidades. Cooperación entre centros de formación y especialización cultural para el intercambio de metodologías y sistemas de aprendizaje con los países socios. Fomento de la movilidad de formadores, alumnos y gestores como herramienta de intercambio, conocimiento mutuo y fomento de la colaboración institucional. Elaboración de materiales didácticos, publicaciones, manuales, etc. 6. Adaptación de capacidades a los nuevos contextos en unas sociedades globalizadas e interdependientes. Cooperación en la identificación compartida de las nuevas capacidades básicas y culturales necesarias para asumir los cambios de la sociedad de la información. Reforzar los procesos de generación de capacidades de los países socios ante los retos de la digitalización y nuevas formas de trabajo, producción y difusión de la cultura para evitar la brecha digital al lado de otras desigualdades. 7. Aplicación de la generación de capacidades en los diferentes ámbitos de la cultura que por su diversidad presenta características especiales: patrimonio material e inmaterial, música, teatro, danza, cine y audiovisual, etc. 8. Ofert a de espacios de encuentro y capacit ación en los servicios de la Cooperación Española en el exterior: Centros de Formación, Centros Culturales, Oficinas Técnicas de Cooperación. Colaboración con otras instituciones locales para la organización de actividades de capacitación.
La dimensión cultural en el desarrollo sostenible: la experiencia de la Cooperación Española
4. Cartel del taller Prácticas colaborativas en la gestión cultural. Experiencias y metodologías, Centro Cultural de España en Lima, Perú, 2019. 5. Taller de Edición y gestión de revistas de arte experimental, impartido por Pepe Murciego y Diego Ortiz, editores de la revista La Más Bella, en el CCE de Santiago de Chile, 2008. Durante la celebración del taller, los creadores de La Más Bella transmitieron sus experiencias en la edición independiente de revistas de arte. Fruto de esta formación se realizó la edición especial La Más Bella Chanchonda.
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6. En el marco del Programa ACERCA y con la colaboración de la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), se llevó a cabo en 2016 en Guinea Conakry, Mali y Níger, el taller de formación especializada en técnicas de ilustración Don Quijote en el río Níger.
La dimensión cultural en el desarrollo sostenible: la experiencia de la Cooperación Española
Algunos ejemplos significativos de proyectos y actuaciones en esta línea de intervención: •
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Niamey); Senegal (Taller sobre cómo hacer realidad un proyecto de moda (de la idea a la comunicación)) / Teatro y cultura de paz); Mali (Curso de diseño gráfico y autoedición / Formación de danza contemporánea); Guinea, Mali y Níger (Taller de ilustración Don Quijote en el río Níger); Colombia (Laboratorio de creación escénica: artes vivas y patrimonio arquitectónico).
Formación en gestión cultural. Senegal (Aumento de las competencias profesionales de los agentes culturales en Senegal); Guatemala (Exposiciones t emp orales : organización, gestión y coordinación / Taller de gestión cultural barrial en Quet zaltenango); Ecuador (Taller de gestión cultural y desarrollo: experiencias de gestión cultural local); Perú (Prácticas colaborativas en la gestión cultural. Experiencias y metodologías); Nicaragua (Fondo para el Fortalecimiento de Capacidades para la Gestión Cultural (FFC)).
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Formación de formadores en gestión cultural.
Formación técnica y especializada en el sector cultural. República Dominicana (Curando Caribe. Programa de formación de curadores); Cabo Verde (Formación en luz y sonido); Mauritania (Curso de formación para la mejora de capacidades de los técnicos de sonido en el marco del Festival de Jazz de Nouakchott); Argelia (Dotación y puesta en marcha de la Escuela de Formación Audiovisual del Sahara); Níger (Formación en producción audiovisual de spots y videoclips dirigida a jóvenes realizadores / Taller de formación teatral en danza tradicional fague en
Encuentros, campus, seminarios y congresos de reflexión sobre cultura y desarrollo. Varios países de Iberoamérica (Campus Euroamericano de Cooperación Cultural); Mozambique (Campus Euroafricano de Cooperación Cultural); Guatemala (Congreso Iberoamericano de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación (CTS+!)); Costa Rica (Congreso Centroamericano de Estudios Culturales); España (Congreso Internacional de Política de la Información y la Cultura, Unión Latina de Economía Política de la Información, la Comunicación y la Cultura (ULEPICC)); Ecuador (Primer Congreso Internacional del Sistema Nacional de Archivos del Ecuador); República Dominicana (Congreso Nacional de Gestores Culturales).
México, Argentina, Guatemala y Bolivia (Seminarios de formación de formadores de la gestión cultural de Iberformat, Red Iberoamericana de Centros de Formación en Gestión Cultural). •
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Adaptación digital en el sector cultural. Mali, Níger, Senegal y Mozambique (Taller regional de fotografía digital); Senegal (Curso de formación sobre las TIC al servicio de los profesionales del sector musical en Senegal); Etiopía, Guinea Ecuatorial, Senegal (Curso de animación stop motion y técnicas experimentales de animación); Programa ACERCA Digital de Capacitación del Sector Cultural, oferta de formación online en 22 países.
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Línea 2. Gobernanza e institucionalidad cultural. Políticas culturales para el desarrollo El tratamiento y la situación de la cultura en el conjunto de las estructuras de los Estados modernos incide en su presente y condiciona su futuro, pero también en la posibilidad de incorporar la cultura como un potencial para el desarrollo sostenible. La situación socioeconómica y política, los conflictos internos y la ausencia de estabilidad política pueden generar debilidad en la función del Estado como garante de los derechos culturales, la defensa de sus identidades culturales y en el fomento de un sector cultural moderno. En un contexto de creciente globalización e interdependencia, la defensa de la idiosincrasia cultural y su capacidad de interlocución con otras culturas adquiere una importancia para la cohesión interna y para mantener el principio de la diversidad cultural como patrimonio de la humanidad. Reforzar las estructuras de la institucionalidad pública de la cultura es un elemento imprescindible de cualquier sociedad para enfrentarse a procesos de desarrollo. Disponer de marcos normativos y legislativos, establecer diferentes instrumentos de gestión y la correspondiente generación de capacidades institucionales para los diferentes niveles de la administración local, regional y nacional se convierten en apremiantes necesidades para aprovechar los activos y recursos de los que cada sociedad dispone. En este sentido, los países socios (o contrapartes) de la cooperación internacional pueden identificar que la ayuda a la consolidación de una institucionalidad cultural y sus referentes legislativos son un elemento importante para superar las desventajas y proyectarse al futuro.
Reforzar la institucionalidad cultural permite una mayor participación activa en las políticas de desarrollo local, nacional y continental, incorporando la cultura en las necesarias contribuciones de todos los sectores en la lucha contra la pobreza y el desarrollo humano sostenible. Una institucionalidad democrática permite una mayor participación cultural de la población por medio de canales de incidencia en la toma de decisiones en un proceso de configurar una ciudadanía cultural sobre la base del respeto a los derechos humanos y culturales. Los agentes culturales, y otros actores sociales, cuentan con más oportunidades y seguridad cuando su entorno dispone de un conjunto de políticas culturales articuladas con herramientas de gobernanza, seguridad jurídica y mecanismos de participación, reforzando el papel de la sociedad civil como motor representativo de la pluralidad cultural. Las acciones en la cooperación internacional en pro de la gobernanza cultural en los países socios permiten reforzar el papel del Estado en la defensa del interés general, aspectos tan importantes como la memoria colectiva, la conservación de su patrimonio y la tradición cultural. De la misma forma, puede ayudar a las dinámicas más amplias disponer de un sector cultural moderno capaz de incidir en el desarrollo local y proyectar sus formas culturales en el contexto nacional e internacional. Estas circunstancias inciden directamente en la posibilidad de incorporar la cultura a las políticas públicas de desarrollo y a la salvaguarda de la diversidad cultural a nivel global.
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1. Portada de la guía metodológica del proyecto Incubadora de ideas en cultura de paz con enfoque diferencial, Colombia, 2017.
2. Cartel del proyecto Mujer por derecho: Escuela de formación en herramientas para el empoderamiento político de las mujeres, Colombia, 2018-2019.
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Libertad cultural El desarrollo humano es el proceso por el cual se amplían las opciones de la gente para que esta haga y sea lo que valora en la vida. Los Informes sobre Desarrollo Humano anteriores se han concentrado en la expansión de las oportunidades sociales, políticas y económicas que permiten ampliar estas opciones. Han explorado las formas en que las políticas de crecimiento equitativo, de expansión de las oportunidades sociales y la profundización de la democracia pueden mejorar estas opciones para toda la gente. Sin embargo, otra dimensión del desarrollo humano, difícil de medir e incluso de definir, también reviste una importancia fundamental: la libertad cultural es clave para que las personas puedan vivir de la manera que desean. El progreso de la libertad cultural debe ser un aspecto primordial del desarrollo humano y esto requiere ir más allá de las oportunidades sociales, políticas y económicas, puesto que estas no garantizan la libertad cultural. La libertad cultural implica permitir a las personas la libertad de escoger sus identidades —y de llevar la vida que valoran— sin ser excluidas de otras alternativas que les son importantes (como las correspondientes a la educación, la salud o las oportunidades de empleo). En la práctica, existen dos formas de exclusión cultural. En primer lugar, está la exclusión por el modo de vida, según la cual se niega el reconocimiento y la cabida al estilo de vida escogido por un grupo en particular e insiste en que los individuos de una sociedad deben vivir exactamente como sus demás miembros. Entre los ejemplos, se incluyen la opresión religiosa o la insistencia en que los inmigrantes abandonen sus prácticas culturales y lengua materna. En segundo lugar, se encuentra la exclusión de la participación, cuando las personas son discriminadas o sufren una desventaja en cuanto a oportunidades sociales, políticas y económicas debido a su identidad cultural. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (2004). Informe sobre Desarrollo Humano 2004. La libertad cultural en el mundo diverso de hoy. Madrid: Mundi-Prensa.
Tipologías de las intervenciones en esta línea de la Cooperación Española 1. Identificación y asesoramiento para la implementación de una institucionalidad cultural adaptada a la realidad de cada contexto. Realización de estudios y diagnósticos sobre la situación del sector cultural. 2. Apoyo a la configuración de marcos legislativos y normativos en el sector cultural que permita defender y apoyar a la sociedad civil y el sector cultural en la creación, conservación del patrimonio, producción, difusión y proyección exterior. 3. Respaldo al diseño, elaboración o adaptación de las políticas culturales en lo local, regional o nacional para una mayor eficiencia en clave de desarrollo sostenible y en la defensa de los derechos culturales. 4. Facilitación de la presencia de los Gobiernos, y de su sector cultural, en los acuerdos internacionales y las dinámicas multilaterales relacionadas con la cultura. 5. Contribución al fortalecimiento de las organizaciones culturales y a la participación de la ciudadanía en la vida cultural interna y en la cooperación internacional. 6. Estimulación de sistemas específicos de atención a grupos sociales en situación desfavorecida y a la reducción de la brecha social en el acceso a la cultura. 7. Ayuda para el cumplimiento de los compromisos internacionales principalmente en el campo del patrimonio cultural, diversidad
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3. Exterior de La Casa Tomada, espacio de creación, producción e investigación impulsado por el Centro Cultural de España en San Salvador en colaboración con colectivos e iniciativas de la sociedad civil salvadoreña. La Casa Tomada estuvo activa entre 2011 y 2019. 4. En 2009 AECID apoyó a la Intendencia Municipal de Montevideo en la rehabilitación del inmueble que acoge la Casa de la Cultura Afrouruguaya.
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Apoyo a los Gobiernos de los países socios para la ratificación de diferentes convenciones de la UNESCO; Apoyo al desarrollo de las actividades del Observatorio de Políticas Culturales en África (OCPA); Subvención de Estado a la Unión Africana; Carta Cultural Iberoamericana y Programas Cumbre (SEGIB).
cultural, derechos, protección de la creatividad y los derechos de autor. 8. Fomento de la presencia de las diferentes formas culturales del país en la esfera global y en los mercados internacionales de las expresiones culturales locales y nacionales. Algunos ejemplos significativos de proyectos y actuaciones en esta línea de intervención: •
Acciones de apoyo a la estructuración y mejora de la institucionalidad cultural. Cuba (Centro de Coordinación para la Colaboración Internacional a la Cultura Cubana (CCCICC)); Ecuador, El Salvador, Perú, Mali, Níger, Mozambique, Namibia (Diseño de políticas públicas culturales y de fortalecimiento institucional de los ministerios de Cultura); Guatemala (Seminario sobre diseño de planes estratégicos en cultura); Níger (Fortalecimiento de las capacidades del Museo Nacional Boubou Hama); Paraguay, Perú (Apoyo en la redacción de legislación cultural); Haití (Proyecto de refuerzo institucional en materia de cultura y conservación del patrimonio para el desarrollo).
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Facilitación de dinámicas multilaterales y acuerdos internacionales relacionadas con la cultura.
Fomento de la participación cultural ciudadana. El Salvador (La Casa Tomada / Rescate de la memoria histórica para la construcción de una cultura de paz en El Salvador); Colombia (Incubadora de ideas en cultura de paz con enfoque diferencial / Mujer por derecho: Escuela de formación en herramientas para el empoderamiento político de las mujeres); Uruguay (Proyecto de la Casa de la Cultura Afrouruguaya).
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Apoyo en la creación de infraestructuras y espacios para la cultura. Uruguay (Espacio de Arte Contemporáneo); Mozambique (Instituto Superior de Artes e Cultura (ISArC)); Recuperación y adaptación de edificios singulares para usos culturales en diferentes países (ver línea 5).
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5. Museo Nacional Boubou Hama de Níger. En 2009 la Cooperación Española subvencionó un programa para el fortalecimiento de las capacidades del Museo.
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Línea 3. Impactos al desarrollo económico de la cultura La importancia de la dimensión económica en el desarrollo sostenible es reconocida paralelamente a las otras dimensiones. La relación entre cultura y economía tiene una larga consideración en diferentes culturas y civilizaciones a lo largo de la historia por la interdependencia en sus formas y por los insumos económicos de ciertas prácticas culturales. La incorporación de la cultura en las políticas públicas y el crecimiento del sector cultural caracterizó la segunda mitad del siglo XX y avanzó en estudios económicos sobre la cultura y su creciente ampliación a esferas productivas e industriales. En este sentido, es importante considerar la cultura en toda su amplitud en las políticas de desarrollo, por su valor intangible que repercute en la vida social y la convivencia con ciertas prácticas culturales con incidencia en la economía y, por consecuencia, como un valor a considerar por su aportación real a la dimensión económica. Los aportes de la cultura al crecimiento económico, su contribución al PIB y a la renta nacional se sustentan en metodologías de análisis detallados que evidencian un aporte significativo al desarrollo, el crecimiento y el progreso. Las posibilidades y oportunidades de la creatividad y la expresividad de los países menos avanzados en el desarrollo sostenible que aportan las nuevas dinámicas culturales, tanto a nivel interno como por el potencial en su presencia internacional en el marco del respeto a la diversidad cultural, mantienen una gran capacidad de adaptarse a dinámicas locales y de promover el acceso al empleo de sectores sociales de proximidad y con características desfavorables.
Valerse de la cultura para reducir la pobreza e impulsar el desarrollo económico incluyente La cultura, como capital de conocimientos y como recurso, provee a las necesidades de los individuos y comunidades y reduce la pobreza. Las capacidades de la cultura como fuente de empleo y de ingresos se deberían fortalecer, con la mira puesta especialmente en las mujeres y niñas, las minorías y los jóvenes. Se debería aprovechar todo el potencial de las industrias creativas y de la diversidad cultural para la innovación y la creatividad, sobre todo impulsando las pequeñas y medianas empresas y promoviendo el comercio y las inversiones basados en materiales y recursos renovables, sostenibles desde el punto de vista ambiental, localmente disponibles y accesibles a todos los grupos de la sociedad, así como respetando los derechos de la propiedad intelectual. El desarrollo económico incluyente también se debería alcanzar mediante actividades centradas en la protección sostenible del patrimonio, su salvaguardia y su promoción. Se debería poner especial atención en el apoyo a las industrias de turismo y del ocio responsables, sensibilizadas a la cultura y sostenibles, que contribuyan al desarrollo socioeconómico de las comunidades que las acogen, promuevan los intercambios entre culturas y generen recursos para la salvaguardia del patrimonio material e inmaterial.
UNESCO (2013). Declaración de Hangzhou: Situar la cultura en el centro de las políticas de desarrollo sostenible. Hangzhou, 17 de mayo de 2013.
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1. Taller Metodologías para la innovación en instituciones culturales, impartido por Óscar Pozuelos en el Vivero de Economía Creativa (VEC), CCE Guatemala, 2016.
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2. Logotipo del proyecto Yo no fui, Argentina. Yo no fui, tienda y taller, es un modelo de empresa social que promueve la reinserción de personas marginadas por reclusión y brinda un espacio de contención a través del arte mediante talleres de expresión, capacitación y producción.
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3. Cartel de la Noche de las Librerías, Uruguay, 2018. Esta iniciativa, coordinada desde el CCE de Montevideo, ha contribuido a visibilizar las librerías uruguayas como
patrimonio e identidad del país, a reforzar la industria del libro, así como a promover la colaboración público-privada del ámbito de la literatura como industria creativa.
4. Cartel del Mercado Cultural del Caribe (MCC), Colombia, 2021. El MCC es una iniciativa de la Corporación Cultural Cabildo, que surgió en el Centro de Formación de la Cooperación Española en el
año 2005. El Mercado crea lazos de cooperación entre industrias culturales a través de actividades como ruedas de negocios, presentaciones promocionales y sesiones formativas.
La dimensión cultural en el desarrollo sostenible: la experiencia de la Cooperación Española
Oportunidades para la puesta en práctica de la cultura en el desarrollo local Existe una dualidad en los enfoques políticos que deben desarrollarse para la cultura. Por una parte, la importancia de trabajar en armonía con la cultura y valores locales se reconoce ampliamente, lo que lleva a un conjunto de experimentación “transversal” local para incluir la cultura en enfoques integrados para la inclusión social y el crecimiento económico. Las principales transformaciones a favor de un desarrollo sostenible local en los próximos decenios radicarán en la interrelación e integración de todos los ámbitos cívicos, enlazando cuestiones de patrimonio, vivienda, planificación del espacio físico, inclusión, movilidad, cultura, naturaleza, resiliencia y gobernanza, para garantizar una participación comunitaria completa y activa. Desde esta perspectiva, la incorporación de aspectos culturales a través de historias y conocimientos en consonancia con las identidades locales y las aspiraciones de las comunidades, será la clave para asegurar que el paradigma de la sostenibilidad tenga un verdadero significado para las personas. Por otra parte, la cultura también debe considerarse como un ámbito en sí. Proteger el patrimonio cultural (material e inmaterial), promover la creatividad y reconocer la diversidad cultural requiere políticas adecuadas, basadas en conocimientos específicos. Deben apreciarse y fomentarse las características distintivas de las expresiones y actividades culturales y la diversidad de perspectivas. La pluralidad de culturas y patrimonio cultural debe conservarse y salvaguardarse mediante políticas culturales más informadas, inteligentes y sensibles con la cultura. Esto requiere una inversión específica en la creación de capacidades, las infraestructuras, el diseño de políticas, la aplicación y evaluación y el hecho de compartir conocimientos. Todos los actores urbanos deben estar mejor equipados para ser eficaces defensores de la cultura como una dimensión del desarrollo urbano. Las políticas culturales deben también estar sustentadas y apoyadas por marcos de gobernanza adecuados, basados en la participación activa. Resulta crucial que los gobiernos locales proporcionen entornos que animen activamente el debate y la toma de decisiones pública y democrática, donde los ciudadanos puedan ejercer sus derechos, ampliar sus habilidades, liderar el presente y decidir sobre el futuro
UNESCO (2017). Cultura, futuro urbano. Informe mundial sobre la cultura para el desarrollo urbano sostenible. París: UNESCO.
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Se deben considerar por tanto las dinámicas del sector cultural como un campo para fomentar empresas e industrias culturales capaces de crear empleo directo e indirecto con incidencia en los niveles de laboralización de las actividades y prácticas culturales. En este sentido, el apoyo a emprendimientos empresariales en el sector cultural permite el impacto en dinámicas locales y en la incorporación de diversos sectores de la población (artesanos, mujeres, jóvenes, etc.). De la misma forma, la ayuda a disponer de un sector privado de la cultura con empresas e industrias que actúan en lo local y en lo global es imprescindible para una lectura contemporánea de las potencialidades del sector en la dimensión económica del desarrollo sostenible. Ejemplos como las empresas cinematográficas, audiovisuales, de producción musical, edición, diseño, moda, turismo cultural, etc., se han convertido en posibilidades de acción de los países socios a considerar en la cooperación internacional, por su alto valor de movilización de recursos humanos e impacto en las dinámicas locales. La evidencia del valor del aporte al desarrollo del sector cultural a nivel global ha generado nuevas desigualdades en los países menos preparados. En este aspecto destacan las dinámicas entre ciudad y mundo rural y entre regiones cuando se alteran los contextos debido a la movilidad generada por la pobreza, la violencia o los conflictos. Por esta razón la cooperación internacional ha de incidir en la compensación de los ámbitos del sector cultural más desfavorecidos, intentando crear sinergias para el aprovechamiento local de las potencialidades culturales y sus repercusiones procedentes de otros sectores (turismo, hábitat, urbanismo, educación, medioambiente, etc.). Tipologías de las intervenciones en esta línea de la Cooperación Española 1. Identificación y diagnóstico del sector cultural desde la perspectiva económica en los países socios y regiones en cooperación para valorar sus activos y potencialidades.
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2. Apoyar los procesos de creación de pequeñas y medianas empresas relacionadas con los servicios culturales por medio de espacios o viveros para los emprendimientos y ayudas a su estructuración y estudios de viabilidad. 3. Alentar los procesos de profesionalización de actividades culturales propias, desde la participación comunitaria a la estructuración en grupos y compañías culturales.
5. Iglesia de Santa Ana de Velasco, Santa Cruz, Bolivia. La Cooperación Española desarrolló en 2007 un proyecto para promover el desarrollo del turismo en el cantón Santa Ana de Velasco, misión jesuítica fundada en 1755.
4. Respaldar a artistas, intérpretes y creadores independientes en sus proyectos para su consolidación y promoción en los mercados culturales locales e internacionales. 5. Proteger las formas y prácticas culturales ancestrales, tradiciones y saberes locales para su posible transformación en dinámicas de desarrollo económico local. 6. Fomentar los servicios culturales en el sector del turismo por medio del acceso a dichos servicios y la provisión de contenidos de calidad con respeto a las idiosincrasias culturales. 7. Favorecer la consolidación de marcos legales y normativos adecuados al crecimiento del sec t or cultural resp et ando sus particularidades.
La dimensión cultural en el desarrollo sostenible: la experiencia de la Cooperación Española
8. Estimular la presencia del sector cultural de los países socios en las redes culturales globales y su incorporación a dinámicas del comercio internacional. 9. Promocionar la colaboración de procesos de cooperación y coproducción a nivel públicoprivado. 10. Secundar procesos de respeto a los derechos de autor y a la propiedad intelectual.
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Apoyar procesos de creación de pequeñas y medianas empresas relacionadas con los servicios culturales. Costa Rica (Ciclo de capacitaciones para emprendimientos culturales); Guatemala (Incuba-Guatemala / Vivero de Economía Creativa (VEC)); El Salvador (Proyecto ESCU (Emprendimientos sociales y culturales)); Argentina (Yo no fui, tienda y taller); Costa de Marfil, Níger y Mali (Interculturalidad y fomento de las industrias creativas: música, radio y audiovisual).
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Fomentar procesos de profesionalización de actividades culturales propias. Brasil (Projeto Veredas); Colombia (Mercado Cultural del Caribe (MCC)); Uruguay (Noche de las Librerías).
Protección de tradiciones y saberes locales para su posible transformación en dinámicas de desarrollo económico local. Argelia (Artesanía, cerámica y alfarería); Colombia (Recuperación de las tradiciones musicales de San Basilio de Palenque); Guinea Ecuatorial (Curso de creación de mobiliario creativo recuperando técnicas tradicionales).
Identificación y diagnóstico sobre la dimensión de desarrollo del sector cultural. Apoyo a los estudios de economía y cultura del Convenio Andrés Bello; Cuentas Satélite de Cultura para Latinoamérica; Indicadores UNESCO de Cultura para el Desarrollo; Estudios sobre economía creativa para el desarrollo sostenible; Encuentros sobre cultura y economía colaborativa.
Ayudas a creadores para su consolidación y presencia en mercados nacionales e internacionales. México (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA)); Guatemala (Guatemala Jazz Festival); Haití (residencias de artistas).
Algunos ejemplos significativos de proyectos y actuaciones en esta línea de intervención: •
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Fomento de servicios culturales en las propuestas de turismo. Bolivia (Desarrollo turístico del cantón Sant a Ana de Velasco); Cabo Verde (Desenvolvimento do Turismo Rural e Ecológico a través de Arte em Porto Madeira).
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Estímulo de la presencia del sector cultural de los países socios en las redes culturales globales y su incorporación a dinámicas del comercio internacional. Argentina (Generación de plataformas de promoción y difusión de la oferta exportable de bienes y servicios culturales y de diseño de la ciudad de Buenos Aires); España (Arte InVisible (ARCO 09)).
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Apoyar procesos de respeto a los derechos de autor y a la propiedad intelectual. Guatemala (Foro sobre Derechos de Autor y Derechos Conexos para Jueces de Iberoamérica); Nicaragua (Taller Emprende gestión musical: políticas, leyes, derechos de autor, organización y reglamentos tributarios).
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Línea 4. Relaciones entre cultura y educación El desarrollo sostenible plantea dar respuesta a problemas y situaciones actuales con respecto al futuro de las nuevas generaciones, que han de disponer de capacidades para satisfacer sus necesidades culturales. El desarrollo cultural requiere de una amplia relación con la educación en un sentido amplio, que transita desde el sistema educativo formal a todas las posibilidades de la vida social, para dar respuesta a las necesidades educativas de la ciudadanía. Superar las nuevas formas de pobreza y exclusión social entre millones de jóvenes y niños que proceden de matrices culturales diferentes, plantea a la educación el reto del reconocimiento y valoración de la identidad y la diversidad cultural, la adopción de perspectivas interculturales, la educación en lenguas maternas y el respeto a la diferencia. La educación, en complementariedad con la cultura, es el espacio de socialización y aprendizaje fundamental para el desarrollo de las capacidades necesarias para el ejercicio de la vida social, laboral, cultural y ciudadana. En ese sentido, contribuye a la formación de los recursos intelectuales con los que cada país se orienta hacia un desarrollo. Para millones de niños, adolescentes y jóvenes, la educación es uno de los factores que posibilita salir de la pobreza. La educación es un complemento para la transmisión de los valores y las formas culturales y un espacio para la formación de la creatividad y la expresividad de acuerdo con la realidad de cada contexto cultural. De la misma forma, la incorporación de contenidos culturales en el sistema educativo es imprescindible para una formación integral y una necesidad para la convivencia cultural.
El encuentro entre educación y cultura es necesario y urgente para garantizar el reconocimiento, la protección y promoción de la diversidad cultural, el respeto a los derechos culturales y a los derechos de acceso a las oportunidades de inserción laboral y social, así como a la calidad de vida. La educación como institución y función social debe garantizar que la diversidad cultural sea comprendida como valor en sí misma y como riqueza fundamental para el desarrollo sostenible. En muchas realidades los servicios y equipamientos escolares adquieren un valor e importancia como espacio público al servicio de la comunidad y con muchas posibilidades para la acción cultural. La educación para la ciudadanía ha de ampliar sus horizontes a un conocimiento amplio de los derechos culturales y a formar una ciudadanía cultural que adquiere más importancia en el contexto actual. El respeto a la diversidad cultural en todas sus dimensiones y la generación de capacidades para las relaciones interculturales tienen una gran import ancia para vivir la contemporaneidad y prever el futuro. Las instituciones y servicios culturales de la sociedad han de asumir una función educativa como agentes activos para el fomento de la expresividad artística y el conocimiento de la diversidad, fortaleciendo el componente cultural de los procesos educativos desde la institucionalidad y los servicios relativos a la cultura en los espacios no formales de la vida cultural.
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1. Vamos a aprender náhuatl, aplicación para la enseñanza en lenguas indígenas. Proyecto promovido por el Laboratorio de Ciudadanía Digital del CCEMx, México. 2. Biblioteca infantil del CCE de Bata, Guinea Ecuatorial.
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Reforzar las estructuras y contenidos culturales de la educación es imprescindible para un desarrollo humano sostenible, ayudando a las realidades que no han podido ejercer esta función por falta de recursos. El arte, como la ciencia, contribuye a la generación del conocimiento. Juntas influyen en la generación de nuevas formas de conocimiento y de estímulo a las inteligencias múltiples. La ciencia permite entender las leyes y los hechos de la naturaleza, así como la inserción de los seres vivos en el universo. El arte permite representar el mundo, imaginarlo de otras maneras, crear, interpretar y transformar símbolos, crear nuevas realidades y orientar los esfuerzos de los seres humanos desde la perspectiva de la creatividad y la innovación. Las alianzas entre el sistema educativo y el sistema cultural representan un gran potencial para el desarrollo sostenible y la construcción de nuevos escenarios de futuro, superando dificultades antiguas. La colaboración entre los colectivos de profesionales de la educación y la gestión cultural se presenta como un horizonte imprescindible para afrontar nuevos retos y conseguir una mayor eficacia conjunta de los dos sistemas. La articulación de sinergias entre educación y cultura, en su proceso de adaptación a nuevos escenarios, se convierte en un factor imprescindible para un desarrollo sostenible a partir de un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles.
3. El taller regional de fotografía Afrotopia fue coordinado por las Oficinas Técnicas de Cooperación en Senegal, Níger y Mali, entre 2017 y 2018.
4. Taller en el CreaLab, CCE en Tegucigalpa, Honduras. El laboratorio digital infantil y juvenil CreaLab es un proyecto lúdico de formación que tiene como finalidad reducir la brecha digital e impulsar la creatividad a través de las TIC, desarrollando talleres y actividades que fomenten el aprendizaje y el desarrollo de habilidades digitales para la innovación social.
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La educación no solo trata de equipar a los estudiantes con el conocimiento y las técnicas que necesitan para ganarse la vida. Debe ayudar a la gente joven a utilizar su tiempo libre de manera creativa, a respetar a otras personas, otras culturas y creencias; a convertirse en buenos ciudadanos; a pensar por sí mismos; a llevar un tipo de vida saludable y, lo que es igual de importante, a valorarse a sí mismos y a sus logros.
Dearing, R. (1994). The National Curriculum and its Assessment: Final report. Londres: School Curriculum and Assessment Authority.
Tipologías de las intervenciones en esta línea de la Cooperación Española 1. Apoyar la incorporación de la educación cultural en el sistema educativo formal y el mantenimiento de las lenguas nativas. 2. Alentar las capacidades en expresividad y creatividad en la infancia y la juventud como elemento de identificación cultural. Apoyo a la estructuración de sistemas de formación artística. 3. Apoyar la organización de las funciones educativas en los equipamientos culturales: bibliotecas, museos, artes escénicas, artes visuales, etc.
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4. Fomentar el acceso a prácticas culturales diferentes de acuerdo con las necesidades de la infancia y juventud de cada contexto. Ayudar a la consolidación de organizaciones juveniles con incidencia en la cultura como factor de desarrollo.
Venezuela (Dónde y cómo promover la lectura y ciudadanía en el mundo de hoy). •
Guatemala (Educación por radio. Instrumentos para la inclusión educativa de las comunidades del occidente de Guatemala); República Dominicana (Programa de animación barrial); México (Laboratorio de Ciudadanía Digital); Honduras (CreaLab. Laboratorio digital infantil y juvenil).
5. Secundar procesos de formación de capacidades y acceso digital de los jóvenes. 6. Ayudar a la accesibilidad a internet de los centros educativos. Algunos ejemplos significativos de proyectos y actuaciones en esta línea de intervención: •
Apoyo a proyectos de formación artística. Guatemala (Asociación para la investigación, formación y creación de artes escénicas (AIFCAE)); Argentina (Fundación PH15 / Fundación Kine Cultural y Educativa); Senegal ( Taller regional de fotografía Afrotopia / Taller de fotografía Le parlement des femmes d’Afrique).
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Inclusión educativa desde procesos digitales.
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Creación de programas para el aprendizaje de lenguas nativas. Panamá (Programa Educación bilingüe intercultural en los territorios gunas de Panamá); México (Vamos a aprender: mixteco, purépecha y náhuatl, aplicaciones para la enseñanza en lenguas indígenas).
Fomento de la lectura a partir de la creación de bibliotecas y de cursos formativos. Guinea (Bibliotecas infantiles de los Centros Culturales de España en Malabo y en Bata); Paraguay (Taller La biblioteca como bien público: consciencia y compromiso); Colombia y Guatemala (Alfabetización informacional: habilidades y estrategias para profesionales de bibliotecas públicas); Colombia (Formación de mediadores de lectura y escritura con enfoque inclusivo / Club de lectura y escritura “Come libro”);
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5. Laboratorio de Ciudadanía Digital, México. El Laboratorio de Ciudadanía Digital tiene su origen en un marco de colaboración público-privada entre la AECID y Fundación Telefónica, con el objetivo de garantizar el acceso y participación en procesos culturales y educativos, desde un marco de derechos humanos, inclusión y equidad, de niños, niñas y adolescentes.
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6. Taller de fotografía Le parlement des femmes d’Afrique, Senegal, 2019. 7. Sábados infantiles de artes escénicas y estimulación a la lectura, CCE Nicaragua, 2019. Proyecto de la Asociación Internacional de Teatro para la Infancia y la Juventud, capítulo Nicaragua (Nicassitej), en alianza con el CCE Nicaragua, que proponía una temporada anual de presentaciones
con cinco géneros distintos: títeres, circo, danza, narración oral escénica y teatro. El proyecto nació con el objetivo de visibilizar espectáculos escénicos dirigidos a jóvenes audiencias y de construir una plataforma que permita el acceso de la niñez a la vida artística y cultural del país.
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Línea 5. Patrimonio cultural y desarrollo El patrimonio cultural constituye un elemento imprescindible para la consolidación de cualquier comunidad y aporta elementos a la identificación colectiva. De la misma forma, el patrimonio cultural permite una distinción en los procesos de creación de un Estado moderno o proyecto político. En este marco la comunidad internacional, a través de las convenciones de la UNESCO de 1972 y 2003, establece una definición de conceptos clave para situar el patrimonio cultural en la política local y nacional, relacionando el nivel de respeto, conservación y uso con el bienestar colectivo y con el desarrollo, así como fomentando la cooperación internacional para un mejor conocimiento y respeto global y para establecer canales de ayuda a los países que tienen dificultades en asumir su defensa y protección. La identificación de la historia y la memoria en las formas culturales, en los entornos urbanos y naturales, en las prácticas tradicionales, etc., es un componente para la construcción de una identidad cultural y una forma de situar en el presente su valor y significado. Ayudar en la recuperación y mantenimiento del patrimonio cultural se convierte en un factor de estabilidad y cohesión social, fomentando la autoestima individual y colectiva de una comunidad o sociedad. La cooperación internacional ha de asumir su responsabilidad de acuerdo con las convenciones de la UNESCO y en la perspectiva de salvaguardar la diversidad cultural como patrimonio de la humanidad, cooperando con los países que no disponen de los recursos para defender su patrimonio cultural. El patrimonio cultural desde una perspectiva integral (bienes muebles e inmuebles, bienes materiales e inmateriales y bienes culturales y naturales) presenta una doble función en el desarrollo sostenible. Por una parte, permite mantener y reconocer los orígenes e
identidades de las comunidades y sociedades para fortalecer la ciudadanía cultural y la cohesión social como factor de desarrollo. De la misma manera, el patrimonio puede tener un impacto directo e indirecto en el desarrollo como elemento para atraer turismo y visitantes y generar empleo y actividad económica en su conservación, difusión y proyección. El patrimonio cultural actúa como motor de desarrollo local en las ciudades y territorios, proporcionando medios alternativos de vida a las comunidades depositarias del mismo (turismo sostenible, emprendimientos culturales, recuperación de oficios y técnicas tradicionales, viviendas productivas, etc.). La protección del patrimonio mantiene una relación directa con la mejora de las condiciones de vida de la ciudadanía en el ámbito de hábitat, entorno, urbanización y espacio público. La cooperación al desarrollo aprecia en el patrimonio un potencial de su dimensión cultural, pero también de sus impactos sociales y económicos. La ayuda a reforzar la institucionalidad en este campo permite, a sociedades con pocos recursos, asumir mejores niveles de gobernanza y autonomía para decidir los propios destinos. La cooperación al desarrollo en el patrimonio cultural incluye un amplio campo de actuaciones en la recuperación de áreas urbanas, desde la recuperación de cascos antiguos, planes urbanísticos, rehabilitación de edificios, estudios de nuevos usos, etc., así como en la conservación y protección del patrimonio mueble y el patrimonio inmaterial. Por otra parte, el estudio e investigación de conjuntos patrimoniales, arqueológicos e históricos aportan más conocimiento para la función educativa y de sensibilización ciudadana en el reforzamiento de las identidades. De la misma forma, se puede incidir en el desarrollo territorial en entornos rurales, en la gestión sostenible de los recursos culturales, naturales y paisajísticos de zonas rurales
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1. Abdullah Ould Ghoulan, bibliotecario de la Biblioteca Habott en Chinguetti, Mauritania. La AECID, a través del Programa de Patrimonio para el Desarrollo, llevó a cabo entre 2016 y 2018 un proyecto de apoyo a la digitalización y difusión de los manuscritos de las bibliotecas antiguas de Chinguetti.
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2. Exterior de la iglesia jesuítica en San Rafael, Bolivia. En 1990 las Misiones Jesuíticas de Chiquitos fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. A través del Programa de Patrimonio para el Desarrollo, la AECID viene trabajando desde 1997 en la región en el fortalecimiento de las políticas públicas en materia de patrimonio
cultural, acompañando procesos de desarrollo normativo, investigación, intervenciones en bienes culturales, formación técnica, mejora de la habitabilidad, inclusión social y acceso al patrimonio y desarrollo de modelos innovadores de gestión patrimonial y cultural vinculados a procesos de impulso económico, turístico y social.
La dimensión cultural en el desarrollo sostenible: la experiencia de la Cooperación Española
deprimidas con una fuerte identidad cultural. Estas posibles actuaciones tienen un impacto directo en la creación de empleos y de una cadena de valor propia con incidencia en la mejora de las condiciones de vida. Poner en valor el patrimonio cultural en toda su extensión y potencialidades es una oportunidad para el desarrollo sostenible en el marco de la Agenda 2030. Esta línea de intervención de la Cooperación Española se estructura en el Programa de Patrimonio para el Desarrollo con una amplia trayectoria. Tipologías de las intervenciones en esta línea de la Cooperación Española 1. Identificar y catalogar el patrimonio cultural material e inmaterial como proceso de apropiación de la memoria colectiva. 2. Intervenir en las situaciones de gran urgencia ante posibles desatenciones con riesgo de pérdidas irrecuperables. Refuerzo institucional a nivel local. Revitalización de centros históricos de ciudades patrimoniales. 3. Proteger y conservar el patrimonio cultural, mueble, inmueble e inmaterial. 4. Recuperación y adaptación de edificios singulares para usos culturales o civiles. Apoyo a la creación de unidades técnicas de gestión del patrimonio cultural. 5. Patrimonio y desarrollo territorial en entornos urbanos y rurales. 6. Sensibilización y formación a la ciudadanía sobre su patrimonio cultural. 7. Creación de espacios de formación (Programa de Escuelas Taller) en los oficios y especialidades relacionadas con el patrimonio cultural. 8. Ayudar a consolidar la recuperación de acciones relacionadas con el patrimonio inmaterial.
Patrimonio Cultural Artículo 1 A los efectos de la presente Convención se considerará “patrimonio cultural”: - los monumentos: obras arquitectónicas, de escultura o de pintura monumentales, elementos o estructuras de carácter arqueológico, inscripciones, cavernas y grupos de elementos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia. - los conjuntos: grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya arquitectura, unidad e integración en el paisaje les dé un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia. - los lugares: obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la naturaleza así como las zonas, incluidos los lugares arqueológicos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico.
Artículo 2 A los efectos de la presente Convención se considerarán “patrimonio natural”: - los monumentos naturales constituidos por formaciones físicas y biológicas o por grupos de esas formaciones que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista estético o científico. - las formaciones geológicas y fisiográficas y las zonas estrictamente delimitadas que constituyan el hábitat de especies, animal y vegetal amenazadas, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista estético o científico. - los lugares naturales o las zonas naturales estrictamente delimitadas, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la ciencia, de la conservación o de la belleza natural.
UNESCO (1972). Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural. 17ª Conferencia General. París, 16 de noviembre de 1972.
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9. Actuar ante catástrofes naturales con repercusión en el patrimonio cultural. 10. Ayudar a los sistemas de protección del patrimonio cultural en servicios de archivo, almacenamiento y reparación. Algunos ejemplos significativos de proyectos y actuaciones en esta línea de intervención: •
Apoyo a planes especiales de rehabilitación y puesta en valor del patrimonio cultural en centros históricos. La Habana, Cuba; Ciudad de Guatemala, Guatemala; Comayagua, Honduras; Ciudad de Panamá, Panamá; Arequipa, Perú; Cidade Velha, Cabo Verde; Isla Grande de Chiloé, Chile; Quito, Ecuador; Jacmel, Haití; Masaya, Nicaragua; San Salvador, El Salvador.
•
Fortalecimiento institucional de la gestión del patrimonio. Procesos de estructuración legislativa.
Uruguay, Perú, El Salvador, Cuba, Nicaragua, Haití. •
Identificación y catalogación de patrimonio cultural para el desarrollo. Guinea Ecuatorial (Inventario arquitectónico guineano); Mali (Cultura senufo, Sikasso).
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Desarrollo territorial y patrimonio. Bolivia (Plan Misiones: rehabilitación integral y gestión del patrimonio cultural de las Misiones Jesuíticas de Chiquitos); Perú (Vivienda rural y desarrollo social en el Valle del Colca); Honduras (Rehabilitación del patrimonio cultural de la Mancomunidad de Colosuca para su puesta en valor como motor de desarrollo local).
•
Recuperación y adaptación de edificios singulares para usos culturales y civiles. Guatemala (Compañía de Jesús en Antigua, Centro de Formación de la Cooperación
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3. Centro histórico de Quito, Ecuador. La actuación del Programa de Patrimonio para el Desarrollo ha sido clave para la puesta en valor del patrimonio y los centros históricos de las dos principales ciudades coloniales de Ecuador, Quito y Cuenca, de la mano de las Escuelas Taller.
4. Atrio del Centro de Formación de la Cooperación Española en Antigua, Guatemala. En 1992 comenzó el proyecto de rehabilitación integral del antiguo edificio de la Compañía de Jesús, fundado en 1582, que desde el año 1995 funciona como Centro de Formación de la Cooperación Española en Guatemala.
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Española / Cine LUX en Ciudad de Guatemala, Centro Cultural de España en Guatemala); México (Centro Cultural de España en México); Argentina (Teatro Cervantes); Colombia (Claustro de Santo Domingo, Centro de Formación de la Cooperación Española en Cartagena de Indias); Uruguay (Centro de Formación de la Cooperación Española en Montevideo); Mali (Gran Mezquita de Djenné); Mozambique (Distrito de Ibo); Guinea Ecuatorial (Iglesia de Batete). •
R e c u p e ra c i ó n a rq u e o l ó g i c a p a ra e l desarrollo. Guatemala (Parque Nacional Tikal); Perú (Complejo arqueológico de Ollantaytambo); Bolivia (Misiones jesuíticas de Chiquitos); Ecua do r (Pirám i des prei n c ai c as de Cochasquí); México (Calmécac, Museo de sitio CCEMx-INAH); Paraguay (Jasuka Venda: Inventario de arte rupestre de Paraguay).
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Intervenciones en el patrimonio cultural tras catástrofes naturales y conflictos armados.
Perú (Museo de Paracas); Nicaragua; Filipinas; Haití, Ecuador. •
Formación profesional en oficios de restauración del patrimonio. Las Escuelas Taller han promovido casi 300 proyectos en 67 ciudades de 24 países, principalmente en América Latina y el Caribe, así como en África y Asia.
•
Sensibilización y formación a la ciudadanía sobre patrimonio cultural, en colaboración con el Programa ACERCA de Capacitación para el Desarrollo en el Sector Cultural. Bolivia (Sensibilización en turismo y patrimonio); Chile (Chillán: Paisaje moderno. Territorios en transformación); Honduras (Programa Abierto por restauración); Guinea Ecuatorial (Itinerarios de patrimonio arquitectónico por la ciudad de Malabo); República Dominicana (Memoriaciudad); Colombia (Curso de ciencias experimentales para la conservación del patrimonio / Encuentro-taller Paisajes culturales: su comprensión, protección y gestión); Jordania (Curso de documentación en 3D de estructuras
5. Escuela Taller en Tetuán, Marruecos. La sede de la escuela se ubica en la Escuela de Artes y Oficios de Tetuán, que es una de las instituciones más prestigiosas y antiguas de formación en oficios tradicionales.
La dimensión cultural en el desarrollo sostenible: la experiencia de la Cooperación Española
y objetos arqueológicos); Senegal (Programa de formación para la gestión de sitios Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO); Guatemala (Seminario de sensibilización en culturas populares de Guatemala y Taller de fomento y revitalización de las culturas populares en Guatemala / Programa de exposiciones arqueológicas mayas); Perú (Taller de tráfico ilícito de bienes culturales / Curso Los retablos: estudio, proyecto e intervención). •
Apoyo al patrimonio bibliotecas y archivos.
documental,
Mauritania (Recuperación de las bibliotecas familiares de manuscritos en la ciudad de Chinguetti / Gestión de patrimonio documental en archivos); Guinea Ecuatorial (Fondo digital de Guinea Ecuatorial); Cuba (Modernización del taller de restauración del Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba / Biblioteca Nacional José Martí); Túnez (Documentación de colecciones arqueológicas: Museo Arqueológico de Sousse); Cabo Verde (Recuperación de archivos históricos de Cabo Verde); Programa de Ayuda al Desarrollo de los Archivos Iberoamericanos (ADAI). •
Apoyo al patrimonio inmaterial. Guinea Ecuatorial (Laboratorio de recursos orales / Patrimonio inmaterial en Guinea Ecuatorial); Brasil (Proyecto de valorización d e l m u n d o c u l t u ral M b yá - G u a ra n í ) ; Colombia (Carnaval de negros y blancos).
Artículo 2: Definiciones A los efectos de la presente Convención 1. Se entiende por “patrimonio cultural inmaterial” los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas —junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes— que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana. A los efectos de la presente Convención, se tendrá en cuenta únicamente el patrimonio cultural inmaterial que sea compatible con los instrumentos internacionales de derechos humanos existentes y con los imperativos de respeto mutuo entre comunidades, grupos e individuos y de desarrollo sostenible.
Artículo 19: Cooperación 1. A los efectos de la presente Convención, la cooperación internacional comprende en particular el intercambio de información y de experiencias, iniciativas comunes, y la creación de un mecanismo para ayudar a los Estados Partes en sus esfuerzos encaminados a salvaguardar el patrimonio cultural inmaterial. 2. Sin perjuicio de lo dispuesto en su legislación nacional ni de sus derechos y usos consuetudinarios, los Estados Partes reconocen que la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial es una cuestión de interés general para la humanidad y se comprometen, con tal objetivo, a cooperar en el plano bilateral, subregional, regional e internacional. UNESCO (2003). Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial. 32ª Conferencia General de la UNESCO. París, 17 de octubre de 2003.
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Línea 6. Comunicación y cultura para el desarrollo La consideración de la comunicación en la cooperación para el desarrollo ha de entenderse, en una primera aproximación, como un derecho y una capacidad básica humana fundamental, p orque p ermit e una participación so cial y política en autonomía. De la misma forma, se entiende la comunicación como un sistema de medios, técnicas y estrategias que facilitan los intercambios y las transferencias entre personas, c omunidades o so ciedades. Finalment e, la comunicación también representa un sector socioeconómico estratégico en las sociedades contemporáneas a partir de una gran variedad de acciones (industria creativa, medios, internet, etc.), con un potencial de incidencia en la renta, en el empleo y en la autonomía. La cooperación internacional en sí misma es un conjunto de procesos de comunicación simétricos y horizontales a la búsqueda de la superación de relaciones de dependencia y a la instauración de un sistema de intercambio permanente entre los actores, para una acción en común y para conseguir así los objetivos planteados. Los efectos de la sociedad de la información han modificado los escenarios de los procesos de desarrollo, donde la comunicación adquiere una importancia trascendental como elemento de cohesión social y en la organización de la vida colectiva.
Las relaciones entre cultura y comunicación son primordiales para la democratización de la sociedad y para el ejercicio de los derechos fundamentales en un marco democrático. La autonomía de los procesos comunicativos permite asumir la transferencia de información y conocimiento al servicio del desarrollo desde los propios referentes culturales. La libertad de expresión y de la creatividad es fundamental para estimular la vida cultural y una forma de aportar pluralidad a nuestras sociedades. La participación en los procesos comunicativos requiere de capacidades y autonomía para su gestión desde los ámbitos locales, regionales o nacionales. En la dimensión cultural para el desarrollo la comunicación está íntimamente relacionada con la satisfacción de las necesidades culturales de las personas. La expresividad, que se manifiesta en diferentes lenguajes artísticos, requiere de medios de comunicación para compartir, difundir y disfrutar de la creatividad humana por medio de un gran número de procesos comunicativos. La comunicación está en el centro de la vida cultural individual y colectiva como un elemento esencial para el ejercicio de los derechos culturales. La organización de la vida cultural y la participación de los diferentes agentes sociales y culturales precisa de procesos comunicativos amplios y diversos a nivel comunitario, local o global.
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1. Cartel del 5º Encuentro de comunicadoras indígenas y afrodescendientes de Centroamérica y México, 2021.
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2. Cartel de la Red Nosotras en el Mundo, una apuesta colectiva por la construcción de puentes de comunicación entre los movimientos de mujeres de América Latina y Europa, apoyada por AECID entre 2006 y 2012.
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El acceso y la participación en los procesos c o m u n i c at iv o s re f u e rza n l a s c a p a c i d a d e s individuales y comunitarias en su construcción de ciudadanía, identidad cultural y autorreconocimiento. Las dificultades de acceso a las tecnologías de la comunicación crean dificultades añadidas a la p oblación más vulnerable, a grup os sociales determinados y a sectores territoriales desfavorecidos o aislados. En ese marco, se deben replantear las relaciones entre comunicación y cultura al servicio del desarrollo humano, considerando que estas c onexiones est án muy c ondiciona das p or las posiciones dominantes de ciertos grupos empresariales, medios de comunicación o de la propia institucionalidad gubernamental. Esta situación reclama más atención a la generación de capacidades y a las posibilidades de participar activamente en la elaboración, información y
Las culturas no están aisladas ni son estáticas, sino que interactúan y evolucionan. La palabra «pluralismo» carece de significado si individuos y comunidades no pueden emprender iniciativas democráticas ni expresar su imaginación creativa de manera concreta. Asimismo, deben disponer de los medios necesarios para poder comunicarse con los miembros de otras sociedades. Las nuevas tecnologías en materia de medios de comunicación no deben convertirse en instrumento exclusivo de los ricos y poderosos, sino que deben ser utilizadas como medios de interacción democrática y de reducción de la pobreza. Esto requiere un mercado competitivo y un equilibrio entre eficiencia y equidad, así como entre intereses globales y locales.
UNESCO (1997). Nuestra diversidad creativa. Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo. Madrid: Fundación Santamaría.
difusión a partir de formas y valores que configuran las diferentes culturas en un contexto de diversidad cultural como patrimonio de la humanidad. El conocimiento, acceso y uso de todas las posibilidades que ofrece la sociedad de la información, con internet, la tecnología y los sistemas interactivos actuales, se presenta como imprescindible para cualquier persona o sociedad contemporánea. Aprovechar todo su potencial, en diferentes sectores, es ineludible en cualquier contexto para un desarrollo sostenible y para un bienestar colectivo. La diversidad cultural, la creatividad, la expresividad y las formas de la vida cultural son consideradas como elementos estratégicos para el desarrollo humano y el progreso, así como para el fomento de un sector cultural amplio que integre las prácticas culturales, como la existencia de empresas e industrias culturales. Estas estrategias reclaman de una participación activa de personas, grupos y comunidades en un marco de relación que reconozca los derechos fundamentales y culturales, la libertad cultural y de información, evitando la reproducción de estigmas y subvaloraciones culturales por su condición étnica, territorial, económica o política. La posibilidad de participación en los procesos de producción, difusión y distribución en el campo de la comunicación, el audiovisual y la cultura digital, adquiere una gran significación, tanto por sus valores agregados como por su impacto directo en el desarrollo humano sostenible.
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3. FECIGE, Festival de Cine Itinerante Sur-Sur de Guinea Ecuatorial, organizado por el Centro Cultural Ecuatoguineano, el Centro Cultural de Expresión Francesa y los Centros Culturales de España en Malabo y en Bata.
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4. FiSahara, Festival Internacional de Cine del Sahara. En 2010, en el marco de la VII edición del festival, se inauguró la Escuela de Formación Audiovisual de la RASD, gracias al proyecto Cine por el Pueblo Saharaui. Esta escuela nació con la idea de formar y dar opciones de empleo a los jóvenes saharauis, preservar y difundir el patrimonio cultural saharaui, el castellano como segunda lengua y la participación de trabajos saharauis en festivales de cine en los campamentos y en el extranjero.
La dimensión cultural en el desarrollo sostenible: la experiencia de la Cooperación Española
Tipologías de las intervenciones en esta línea de la Cooperación Española 1. Fomentar redes de comunicación en los ámbitos locales y comunitarios. Acciones de apoyo a la creación de medios de comunicación (emisoras de radio y canales de televisión locales, canales de difusión de contenidos audiovisuales en internet, periódicos, revistas, etc.) en entornos desfavorecidos sin capacidad de emitir en autonomía. 2. Adecuación tecnológica para una mejor emisión de los medios de comunicación. Ayudas a infraestructuras de comunicación básicas para ejercer el derecho a la difusión de contenidos culturales propios. Adaptación tecnológica de servicios existentes y capacitación para el uso de nuevos sistemas y recursos en las actividades de comunicación cultural. 3. Constitución de empresas, iniciativas y organizaciones de producción y difusión de la cultura. Fomento de emprendimientos personales y grupales para la producción y difusión cultural. Apoyo a las iniciativas empresariales existentes para acceder a mercados locales, nacionales e internacionales de la producción cultural. 4. Contribuir a la estructuración de espacios de producción, difusión y distribución en el campo del audiovisual y la cinematografía.
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Fomento de un sector audiovisual y cinematográfico propio capaz de canalizar la expresividad y las iniciativas empresariales en la producción y difusión de la propia creatividad. Ayudas a la presencia de producciones en certámenes, festivales y mercado internacional como elemento para favorecer la diversidad cultural. 5. Ayuda al pro c eso de c omunic ación comunitaria para la apropiación de procesos de desarrollo. Promover la participación de la población en los procesos de comunicación relacionados con las dinámicas y proyectos vinculados con su propio desarrollo o con problemáticas comunitarias. 6. Incentivar la edición de publicaciones y el fomento a la lectura. Estimular la disposición de instancias de edición, impresión y distribución de publicaciones al servicio de la vida cultural. Apoyar a emprendimientos para la creación de editoriales y otros impresos de la memoria y la realidad local. 7. Apoyar en la adaptación tecnológica a la cultura digital. Ayudar a procesos de inversión y capacitación para el acceso a los recursos tecnológicos actuales en el campo de la comunicación cultural de los grupos sociales más desfavorecidos. Velar por una igualdad de oportunidades entre los agentes culturales ante los retos de la sociedad contemporánea evitando una brecha digital entre la población.
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8. Estimular procesos de coproducción a nivel nacional e internacional.
Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación de la UNESCO (PIDC); Perú (FabLab, Lima); Paraguay (Música Okápe / Ondas Ayvu); Argentina (ANIMAFestival Internacional de Animación de Córdoba); Perú (Caravana Documental. Muestra de Documental Independiente Peruano); El Salvador (Invasión en el parque); Guinea Ecuatorial (FECIGE, Festival de Cine Itinerante Sur-Sur de Guinea Ecuatorial / Medialab y Malabeando, prácticas de comunicación en el ámbito cultural); Argelia (Cine por el Pueblo Saharaui. VII Festival de Cine del Sahara); Costa Rica (Taller Innovación y formatos de televisión / Taller Periodismo cultural en Centroamérica: tecnología y sensibilidad periodística); Perú (Nuevas herramientas digitales para la comunicación cultural); Portal Hipermédula.
Favorecer el acceso a mercados culturales locales, nacionales e internacionales para una presencia de las propias realidades culturales. Ayudas a la comercialización de productos culturales y a la búsqueda de patrocinios y agentes coproductores. Algunos ejemplos significativos de proyectos y actuaciones en esta línea de intervención: •
Apoyo en la formación de redes de comunicación comunitaria. Argentina (Red Nosotras en el Mundo: Construyendo redes de comunicación con las mujeres iberoamericanas); Varios países (Anilla Cultural LatinoaméricaEuropa); México (Procesos educativos para la comunicación comunitaria y el desarrollo / Encuentros de comunicadoras indígenas y afrodescendientes. México y Centroaméric a ); Argent ina (Ra dio Eterogenia); Colombia (La radio como herramienta para la construcción de la paz); Guatemala (Procesos educativos para la comunicación comunitaria y el desarrollo).
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Fomento de la adecuación tecnológica y de creación de iniciativas para la difusión de la cultura.
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Fomento de la edición y la lectura. Brasil ( Terra Paulista: histórias, arte, costumes); Guinea Ecuatorial (Revistas El Patio, El Árbol y Atanga / Apoyo económico y logístico para la creación de librerías); Argentina (Revista Gazpacho).
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Estimulación de procesos de coproducción a nivel nacional e internacional. Varios países a partir de los programas Ibermedia e Iberescena.
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5. Cartel del Festival Música Okápe 2016, CCE Juan de Salazar, Asunción, Paraguay. 6. Portadas de la revista Atanga, editada por los Centros Culturales de España de Bata y Malabo, Guinea Ecuatorial.
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Línea 7. Reconocimiento de los derechos culturales y la diversidad cultural La defensa de los derechos culturales que definen el artículo 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el artículo 15 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, establecen un marco del derecho internacional sobre esta dimensión de los derechos fundamentales. La firma de España de su Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales en 2010 le compromete en dicha defensa, tanto a nivel interno como en sus relaciones internacionales. La evolución de ciertas tendencias desarrollistas basadas únicamente en criterios económicos permitió plantear, por parte del PNUD, el concepto de desarrollo humano (1990). Este nuevo enfoque contempla la necesidad de aceptar un nivel de bienestar a partir de las oportunidades para desarrollar las capacidades y decidir el propio destino, y del acceso a recursos para alcanzar en autonomía sus propios niveles de desarrollo. La relación entre derechos humanos y derechos culturales y el desarrollo humano sostenible, se presenta como imprescindible para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, en un marco de respeto a la libertad y la diversidad cultural. En este sentido, fortalecer el conocimiento y la aplicabilidad de los derechos culturales a las políticas e institucionalidad cultural adquiere una gran trascendencia en la actualidad. El reconocimiento de los derechos fundamentales implica la aceptación de la diversidad cultural como patrimonio de la humanidad. Aceptar la diversidad cultural tiene un impacto directo en los procesos de desarrollo y una forma de entender el desarrollo
Derechos Culturales 1. Los derechos culturales son parte integrante de los derechos humanos y, al igual que los demás, son universales, indivisibles e interdependientes. Su promoción y respeto cabales son esenciales para mantener la dignidad humana y para la interacción social positiva de individuos y comunidades en un mundo caracterizado por la diversidad y la pluralidad cultural. […] 3. El derecho de toda persona a participar en la vida cultural está reconocido también en el párrafo 1 del artículo 27 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: “Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad”. Otros instrumentos internacionales se refieren al derecho a participar, en condiciones de igualdad, en las actividades culturales; al derecho a participar en todos los aspectos de la vida cultural; al derecho a participar plenamente en la vida cultural y artística; al derecho de acceso a la vida cultural y participación en ella; y al derecho a participar, en igualdad de condiciones que las demás, en la vida cultural. Contienen también importantes disposiciones a este respecto, instrumentos relativos a los derechos civiles y políticos; a los derechos de las personas pertenecientes a minorías a disfrutar de su propia cultura, a profesar y practicar su propia religión, y a utilizar su propio idioma, en privado y en público, y a participar efectivamente en la vida cultural; a los derechos colectivos de los pueblos indígenas a sus instituciones culturales, tierras ancestrales, recursos naturales y conocimientos tradicionales, y al derecho al desarrollo. Organización de las Naciones Unidas (ONU), Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CESCR) (2009). Observación general Nº 21, Derecho de toda persona a participar en la vida cultural (artículo 15, párrafo 1 a), del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales), 21 de diciembre de 2009.
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por capacidades y oportunidades. En este sentido, la aceptación de un pluralismo cultural se convierte en una respuesta social y política a la diversidad en el marco de los derechos culturales. Esta diversidad cultural se manifiesta en un conjunto de expresiones y formas culturales que se reconocen en la Convención de la UNESCO de 2005. Las acciones globales en pro de la diversidad cultural adquieren una nueva dimensión en unas sociedades interconectadas e interdependientes donde la circulación de referentes culturales digitales adquiere una nueva magnitud. Las alianzas y la cooperación para defender y aplicar las orientaciones de las Naciones Unidas en el campo de derechos culturales son de gran importancia por sus impactos en el desarrollo para una gobernanza global.
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1. Compañía de teatro Las Poderosas, Guatemala. Las Poderosas son un grupo de mujeres sobrevivientes de violencia que han trabajado en un largo proceso de investigación y creación a partir de sus vivencias, deseos, preocupaciones y sueños. Su trabajo lo realizan con el apoyo del CCE en Guatemala, que las acompañó desde el inicio y se mantiene como sede del colectivo, donde llevan a cabo talleres formativos y representaciones de sus piezas y donde comparten con otras organizaciones la técnica del teatro como una herramienta de sanación, transformación y fortalecimiento de las mujeres. 2. Diálogo entre grannies. Cultura afrocostarricense desde las mujeres, Costa Rica. Talleres de intercambio de experiencias con mujeres afrodescendientes, que se enmarcan dentro de un proyecto de colaboración entre el CCE en Costa Rica y la Asociación para el Desarrollo de la Mujeres Negras Costarricenses, que pretende materializar el diálogo cultural con las mujeres afrodescendientes para visibilizar el patrimonio inmaterial que han resguardado a través de generaciones.
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Línea 7. Reconocimiento de los derechos culturales y la diversidad cultural
Compartir los acuerdos internacionales relacionados con la cultura, los derechos culturales y la diversidad cultural aproxima a las sociedades a unos valores y principios fundamentales en los contextos contemporáneos. Defender estos principios por medio de la sensibilización y educación de la población incide en la creación de ciudadanías culturales inclusivas y resilientes. Incorporar la perspectiva de los derechos culturales y la diversidad cultural en la cooperación al desarrollo internacional permite construir puentes y diálogos entre espacios culturales diferentes y educar a las nuevas generaciones en estos valores. La integración de estas perspectivas permite construir el desarrollo a partir de los derechos humanos, teniendo en cuenta los referentes culturales de la comunidad, aprovechando también las posibilidades del sector cultural y creativo como un contribuyente a los impactos en el desarrollo. Tipologías de las intervenciones en esta línea de la Cooperación Española 1. Difundir y sensibilizar sobre los principios de los derechos culturales y del proceso de actualización de la Experta Internacional de Naciones Unidas.
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2. Foment ar la incorporación de estos principios en las legislaciones y normativas a nivel nacional y local. 3. Defender los acuerdos internacionales ayudando a su aplicación a cada realidad. 4. Estimular políticas culturales que garanticen la igualdad de op ortunidades en la participación en la vida cultural. 5. Fomentar la elaboración de materiales, guías y protocolos para incorporar los derechos culturales y la diversidad cultural a diferentes niveles de intervención. Algunos ejemplos significativos de proyectos y actuaciones en esta línea de intervención: •
Promoción de la igualdad de género, la reivindicación de los derechos de las mujeres y la lucha contra la violencia de género. Argentina (Cabeza de Flor); El Salvador (Casa de las Mujeres en Suchitoto); Guatemala (Las Poderosas Teatro); México (Taller El enfoque de género en el diseño de programas o proyectos culturales. Herramientas para su aplicación / Exposición “Vivan las mujeres”); Marruecos (Encuentro con mujeres cineastas y
3. Proyecto Alas Abiertas, Paraguay. Alas Abiertas es un proyecto de la Cooperación Española que tiene como objetivo que niños, niñas y adolescentes con discapacidad, necesidades educativas especiales o en situación de desventaja social consigan acercarse a la danza y que la experimenten como un espacio de formación y enriquecimiento personal, tanto en el ámbito individual como en el social. Así mismo reivindica el acceso, la integración y la visibilización de las personas con discapacidad en espacios culturales convencionales.
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taller de formación de cine: etapas del proceso creativo y de producción de un largometraje); Egipto (Taller Dibujar la tolerancia y la igualdad de género, Festival CairoComix); Territorios Palestinos (Diálogos en femenino plural (Women Voices in Dialogue)); Bolivia (Ayra Warmi Kallpacha); Honduras (Crearte). •
Sensibilizar sobre la problemática concreta y apoyar la defensa de los derechos de los colectivos LGTBIQ+. Red de Centros Culturales de la AECID, en colaboración con CortoEspaña, el Centro Cultural Niemeyer, el Premio Sebastiane, la Academia de España en Roma y Casa América Catalunya (Armarios Abiertos. Diversidad sexual en la cultura iberoamericana).
Artículo 2 - Principios rectores 1. Principio de respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales Solo se podrá proteger y promover la diversidad cultural si se garantizan los derechos humanos y las libertades fundamentales como la libertad de expresión, información y comunicación, así como la posibilidad de que las personas escojan sus expresiones culturales. Nadie podrá invocar las disposiciones de la presente Convención para atentar contra los derechos humanos y las libertades fundamentales proclamados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y garantizados por el derecho internacional, o para limitar su ámbito de aplicación. 2. Principio de soberanía De conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y los principios del derecho internacional, los Estados tienen el derecho soberano de adoptar medidas y políticas para proteger y promover la diversidad de las expresiones culturales en sus respectivos territorios. 3. Principio de igual dignidad y respeto de todas las culturas La protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales presuponen el reconocimiento de la igual dignidad de todas las culturas y el respeto de ellas, comprendidas las culturas de las personas pertenecientes a minorías y las de los pueblos autóctonos.
4. Principio de solidaridad y cooperación internacionales La cooperación y la solidaridad internacionales deberán estar encaminadas a permitir a todos los países, en especial los países en desarrollo, crear y reforzar sus medios de expresión cultural, comprendidas sus industrias culturales, nacientes o establecidas, en el plano local, nacional e internacional. 5. Principio de complementariedad de los aspectos económicos y culturales del desarrollo Habida cuenta de que la cultura es uno de los principales motores del desarrollo, los aspectos culturales de este son tan importantes como sus aspectos económicos, respecto de los cuales los individuos y los pueblos tienen el derecho fundamental de participación y disfrute. 6. Principio de desarrollo sostenible La diversidad cultural es una gran riqueza para las personas y las sociedades. La protección, la promoción y el mantenimiento de la diversidad cultural son una condición esencial para un desarrollo sostenible en beneficio de las generaciones actuales y futuras. 7. Principio de acceso equitativo El acceso equitativo a una gama rica y diversificada de expresiones culturales procedentes de todas las partes del mundo y el acceso de las culturas a los medios de expresión y difusión son elementos importantes para valorizar la diversidad cultural y propiciar el entendimiento mutuo. 8. Principio de apertura y equilibrio Cuando los Estados adopten medidas para respaldar la diversidad de las expresiones culturales, procurarán promover de manera adecuada una apertura a las demás culturas del mundo y velarán por que esas medidas se orienten a alcanzar los objetivos perseguidos por la presente Convención. UNESCO (2005). Convención sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales. 33ª Conferencia General de la UNESCO, 20 de octubre de 2005.
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Línea 7. Reconocimiento de los derechos culturales y la diversidad cultural
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Colombia (Dignificación de la cultura afrocolombiana / Itinerarios del Pacífico / Contribución al reconocimiento de los valores culturales de los afrodescendientes del Pacífico y de su identidad cultural / Escuelas de saberes y derechos culturales para comunidades afrodescendientes e indígenas del Caribe colombiano / Conservación y gestión de los archivos indígenas del Chocó); República Dominicana (Proyecto Afrodescendencias); Nicaragua (Krabu Tangni: Patrimonio narrativo de posibilidades creadoras de los pueblos del Caribe nicaragüense); Guatemala (Seminario de fomento y revitalización de las culturas populares); Costa Rica (Diálogos entre grannies. Cultura afrocostarricense desde las mujeres); El Salvador (Ne nawat shuchikisa (El náhuat florece)). •
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Chile (Somos Migrantes: Experiencias de integración a la ciudad de Santiago); México (Compañía de teatro penitenciario, Foro Shakespeare); Paraguay (Desarrollo cultural en centros penitenciarios: Cultura para la libertad); Argentina (Programa Por derecho propio); Guatemala (Fundación Contexto-El Pueblito); Nicaragua (Proyecto ContentArte); Paraguay (Alas Abiertas); Guinea Ecuatorial (Semana de la Diversidad Funcional / Programa de Extensiones Culturales); Costa Rica (Puesta en escena con comunidades en riesgo de exclusión. Taller de cine comunitario); México (Fábrica de Artes y Oficios Faro de Oriente).
Acciones para proteger y promover la defensa de los derechos y las libertades culturales.
Formación e integración de población en situación de vulnerabilidad en el sector cultural.
•
El ab o ra c i ó n d e m at e r i al e s, g u í a s y protocolos para incorporar los derechos culturales y la diversidad cultural a diferentes niveles de intervención. Publicación de la Guía de la AECID para la Transversalización de la Diversidad Cultural (2020).
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4. Compañía de Teatro Penitenciario, México. Desde 2011 la Compañía de Teatro Penitenciario se ha consolidado como un modelo de gestión en el que el Foro Shakespeare A.C. facilita la formación profesional, la dirección de la producción de los montajes, la difusión, oferta, venta y logística para el ingreso de público externo. Por su parte los internos han adquirido las herramientas necesarias para desempeñar todas las funciones de la producción teatral. 5. Cartel del proyecto Armarios Abiertos. Diversidad sexual en la cultura iberoamericana, 2020. Este proyecto estuvo conformado por una serie de encuentros online y actividades paralelas en torno a la presencia y representación del colectivo LGTBIQ+ en las producciones y manifestaciones culturales iberoamericanas. 6. Cartel del Conversatorio con indígenas lesbianas, CCE La Paz, Bolivia, 2019. “APTHAPI: reflexiones en torno a las identidades indígenas y diversidades sexuales y de género en Bolivia” fue un ciclo de cuatro conversatorios sobre la politización de la identidad indígena dentro de la población LGBT boliviana. 7. La fuerza de lo diverso, mural fotográfico en la fachada del CCE Lima, Perú, 2018. En 2018 el programa anual de arte urbano del CCE Lima tuvo como protagonista el trabajo del artista guatemalteco Eny Roland, que retrataba a gran escala la potente diversidad humana de Perú: diversidad geográfica, étnica, cultural y generacional.
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Línea 8. Corresponsabilidad multilateral de la cultura para el desarrollo La necesidad de cooperación internacional en el ámbito cultural emerge paralelamente a la institucionalización de Naciones Unidas para dar respuesta a nuevos problemas y fomentar el diálogo y la convivencia entre culturas. De la misma forma, la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) reclama una articulación de la comunidad internacional para un desarrollo equilibrado y la lucha contra la pobreza en el marco de las resoluciones de Naciones Unidas u otros organismos de carácter regional o continental que trascienda la cooperación bilateral entre países. Ejemplos de los esfuerzos por un multilateralismo activo se aprecian en la Cumbre del Milenio (2000), con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), y en la actual “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que plantean unos fines comunes para toda la comunidad internacional sobre problemas que tienen expresión nacional pero también global. La cooperación multilateral se presenta como la modalidad más adecuada para asumir situaciones y problemas que superan los límites nacionales y que requieren intervenciones en espacios culturales más dilatados. Esta forma de cooperación permite canalizar encargos y medios a organizaciones que trabajan desde una perspectiva más amplia y transversal para asumir propuestas de alcance nacional y local. La multilateralidad también tiene una función de sensibilizar y recaudar fondos de los donantes para una concentración de recursos y canalizar así intervenciones con más impacto y eficacia. En este sentido, los fondos multilaterales pueden incidir en acciones experimentales o innovadoras como banco de pruebas para marcos de referencia y metodologías que se pueden transferir a otras realidades.
La multilateralidad en la cooperación cultural internacional adquiere mucha más importancia en un mundo globalizado donde la movilidad de las personas va aparejada con la movilidad de las culturas y sus expresividades, que tienen nuevos espacios de contacto e interacción. Los organismos multilaterales relacionados con la cultura tienen una función de fomentar acuerdos y convenciones internacionales y de aglutinar recursos para acciones con los países menos avanzados en los ámbitos culturales, que muchas veces no se atienden desde otras instancias de la cooperación internacional. De la misma forma, ejercen una función de aglutinar expertos e investigadores con capacidad de definir políticas, técnicas y metodologías para la resolución de problemas complejos. A partir de una transferencia de conocimiento ejercen una influencia conceptual y práctica para ayudar a la aplicación de políticas con incidencia en el desarrollo sostenible en realidades y contextos diferentes. Por otra parte, las instancias multilaterales recaban información, datos y estadísticas a nivel internacional ayudando a los diagnósticos globales sobre la evolución e impacto de la cultura en la cooperación al desarrollo. La cooperación multilateral al desarrollo cultural permite también articular otros sistemas y formas de organización a partir de procesos de cooperación SurSur, cooperación técnica especializada, programas regionales y el diálogo cultural local e internacional. La multilateralidad prevé la incorporación de organizaciones de la sociedad civil que sin ser organismos oficiales mantienen en sus objetivos una visión internacional y que tienen un protagonismo por su liderazgo intelectual y su acción a nivel
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1. Imperio, de Colectivo Zoológico, Teatro Habitado, y Manonegra (Chile, España y México). Coproducción beneficiada con la ayuda Iberescena 2017- 2018. Fotografía Centro de Documentación de las Artes Escénicas de Andalucía, Bianca Slawinski. 2. Portada de la publicación de UNESCO Cultura, futuro urbano. Informe mundial sobre la cultura para el desarrollo urbano sostenible. París: UNESCO, 2017.
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Línea 8. Corresponsabilidad multilateral de la cultura para el desarrollo
Considerando las múltiples facetas de la cultura, que abarca los valores espirituales y simbólicos, las creencias y los modos de vida, materializados en el patrimonio cultural y los productos culturales, así como a través de la expresión creativa, en consonancia con la definición de cultura de la UNESCO, y en el marco de los principios internacionales del Estado de Derecho, la democracia y los derechos humanos; Considerando lo que la cultura aporta a la población en términos de cohesión social y desarrollo sostenible e inclusivo, así como su contribución al desarrollo económico y al empleo a través de las industrias culturales; Poniendo de relieve la diversidad cultural como una forma de capital humano, que tratamos de preservar y comprender, y que nos lleva a respetar las identidades de los individuos y las comunidades; Teniendo en cuenta el actual marco de desarrollo sostenible, centrado en las personas, el planeta y la prosperidad, que solo es posible a través de asociaciones y en sociedades cohesionadas que vivan en paz, en línea con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas; Reconociendo, como parte de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, la necesidad de “fomentar el entendimiento intercultural” y “reconocer la diversidad natural y cultural del mundo y reconocer que todas las culturas y civilizaciones pueden contribuir al desarrollo sostenible y que son facilitadoras cruciales del mismo”; Reafirmando el papel de la cultura en este marco, como motor y facilitador del desarrollo sostenible, así como su contribución a la estabilidad y sostenibilidad de las comunidades y a sus intercambios mutuos; Red de Agencias Europeas de Cooperación (Practitioners’ Network for European Development Cooperation) (2020). Declaración Cooperación en Cultura para el Desarrollo: hacia una transformación sostenible.
global (ICOMOS, IFACCA, FICDC, IMC, CAE, etc.)4. De la misma forma, puede fomentar las relaciones público-privadas para canalizar recursos a programas multilaterales y la participación de la sociedad civil cultural en temas globales. En el campo cultural la multilateralidad puede incidir a nivel local y nacional en situaciones que reclaman ayuda, pero su mayor funcionalidad se centra en la circulación de las expresividades y la defensa de la diversidad cultural. Abrir los espacios culturales para una mayor movilidad de la creatividad y el acceso a los circuitos y mercados internacionales de la cultura adquiere una gran trascendencia en estos momentos. De la misma forma, se reclama un trato especial para los países menos avanzados en la posibilidad de defender su espacio cultural y de participar en igualdad de oportunidades en el contexto global. Tipologías de las intervenciones en esta línea de la Cooperación Española 1. Concentración de fondos para acciones de cooperación al desarrollo más eficientes en organizaciones multilaterales especializadas en temas culturales. 2. Realización de procesos de gestión del conocimiento para su transferencia en la formulación de políticas culturales o estímulos a la incorporación del sector cultural en las dinámicas de desarrollo. 3. Financiación de programas o proyectos culturales internacionales, regionales o continentales de diferentes organismos multilaterales.
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4. Apoyo a procesos de generación de acuerdos o convenciones internacionales en las etapas de consulta y elaboración previa. 5. Intervenciones en situaciones de crisis por catástrofes naturales o conflictos bélicos que afecten a bienes patrimoniales o en la recuperación de la vida cultural. Algunos ejemplos significativos de proyectos y actuaciones en esta línea de intervención: Relación de organismos con los que la Cooperación Española ha colaborado: UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura)
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OEI (Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura) •
Planes operativos del área de cultura
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Formación en gestión y administración cultural
PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) •
Fondo para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (F-ODM)
UE. Comisión Europea. EuropeAid •
Cooperación delegada
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Dimensión cultural del desarrollo
•
Fondo Fiduciario España-UNESCO
•
PIDC (Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación)
•
Diversidad de las expresiones culturales
•
Políticas para la creatividad
CERLALC (Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe)
•
Indicadores de cultura y desarrollo
CAB (Convenio Andrés Bello)
SEGIB (Secretaría General Iberoamericana) •
Programas de cooperación iberoamericana (Ibermedia, Ibermuseos, Iberarchivos, Iberbibliotecas, Iberescena, Iber-Rutas, Ibercultura Viva, etc.).
•
Carta Cultural Iberoamericana
•
Estrategia Iberoamericana de Cultura y Desarrollo
CGLU (Ciudades y Gobiernos Locales Unidos) •
La cultura en la implementación de la Agenda 2030
•
Cultura y economía en Latinoamérica
•
Cuentas Satélite de Cultura en Latinoamérica
MERCOSUR Sociedad Civil: OCPA, PATRIMONIO SUDÁFRICA, ICOMOS, FICDC, NEPAD
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Línea 9. La presencia territorial de los Centros Culturales y el trabajo en redes Los Centros Culturales de España (CCE) en el terreno son un emblema de la Cooperación Española. Su andadura comenzó en 1976 y hoy en día se encuentran ubicados en quince países de América Latina y África, sumando un total de dieciocho CCE. Estos centros son la expresión de una forma de entender la cooperación cultural, con la presencia de un servicio cultural fruto de un acuerdo bilateral con el país socio para fomentar los intercambios y el conocimiento mutuo entre diferentes realidades culturales. Los CCE se c arac t erizan p or su volunt ad de diálogo e interacción con el ecosistema cultural local, fomentando la cooperación y la coproducción con los agentes culturales locales (artistas, creadores, instituciones y sociedad civil) y en algunos casos subregionales para participar en el desarrollo cultural local. Los Centros Culturales mantienen un compromiso en la defensa de los derechos humanos y culturales, contribuyendo desde lo cultural a la lucha contra la desigualdad y la pobreza, la igualdad de géneros, la lucha contra el cambio climático y la promoción de sociedades pacíficas e inclusivas. Su trabajo se inscribe en el marco de los compromisos adquiridos sobre la función de la cultura en la Agenda 2030 y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como en otros acuerdos internacionales. Los Centros Culturales se conforman como un Programa de la Cooperación Española 5 a partir de la singularidad de su modelo flexible, con una amplia capacidad de generar contenidos convencionales junto con otros más transversales o
innovadores, de ofrecer servicios culturales locales y asumir proyectos de carácter internacional. L o s C C E c o n f o rm a n u n a re d q u e b u s c a establecer unas relaciones culturales a partir del reconocimiento mutuo y el fomento de la diversidad cultural como patrimonio de la humanidad. Asimismo, fomentan la movilidad de los artistas y creadores, así como el flujo de proyectos creativos en diferentes direcciones, como parte de su afán por hacer de la cultura un elemento de proyección exterior. La acción de los CCE incorpora una voluntad expresa de incidir en el desarrollo cultural local y estimular la mejora de las condiciones del sector cultural y de la población en general, para la consecución de una mayor calidad de vida y una mejora en el bienestar. De esta forma, adquieren un papel de agente de cooperación con incidencia local e internacional. La propia Red de Centros Culturales de España en diferentes países promueve la colaboración a partir de programas conjuntos, acciones y proyectos itinerantes, movilidad de artistas e intérpretes, con una incidencia en la circulación de la creatividad y sus expresividades entre ellos. Est a presencia se articula con otras redes territoriales como la Red de Centros de Formación, las Oficinas Técnicas de Cooperación (OTC), la red de lectores de lengua española en diferentes instituciones universitarias, redes culturales de carácter regional o internacional o colaboración con redes culturales diferentes en el ámbito público y privado.
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1. Taller infantil en la biblioteca del CCE Juan de Salazar en Asunción, Paraguay.
2. Exposición de la BID18, Bienal Iberoamericana de Diseño, en el CCE en Nicaragua, 2019.
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Línea 9. La presencia territorial de los Centros Culturales y el trabajo en redes
Tipologías de las intervenciones en esta línea de la Cooperación Española 1. Participar en la oferta local permanente de una programación cultural variada y plural de interacción y diálogo entre la realidad local y los aportes de la cooperación. 2. Ofrecer servicios culturales a la población: aulas de ensayo, de formación, bibliotecas, mediatecas, medialabs, acceso a internet, espacios expositivos, asesoramiento para la elaboración de proyectos culturales, cesión de espacios para reuniones, estrenos, conferencias, etc. 3. Facilitar espacios para la difusión cultural local, española e internacional y la interlocución y mediación con instituciones, colectivos y artistas españoles. 4. Contribuir a la vida cultural local y a la construcción de una ciudadanía cultural crítica. Fomentar la participación ciudadana, la recuperación de los espacios públicos para la ciudadanía y la prevención de la violencia, a través de proyectos con la sociedad civil. 5. Apoyar a las iniciativas y emprendimientos culturales locales (profesionales, empresas e industria cultural). Apoyo a la creación artística local y fomento de su movilidad.
9. Ofrecer espacios de generación de capacidades culturales compartidas. Fomentar la formación en el ámbito de la gestión cultural, así como en otras profesiones vinculadas directamente con el sector cultural local (técnicos escénicos, coreógrafos, editores, comisarios, etc.). 10. Estimular la presencia de la cultura local y sus agentes en espacios y mercados internacionales. 11. Organizar proyectos itinerantes con otros Centros Culturales de la Red en el ámbito internacional. Algunos ejemplos significativos de proyectos y actuaciones en esta línea de intervención: •
Honduras (Plaza de los Artesanos); Costa Rica (Plaza Skawak). •
8. Fomentar la diversidad de expresiones culturales facilitando el acceso a la difusión de proyectos locales.
Apoyo a la recuperación de espacios para usos culturales desde la participación ciudadana. El Salvador (La Casa Tomada).
•
6. Estimular las acciones en pro del desarrollo sostenible desde la cultura y los compromisos con la Agenda 2030, la emergencia climática y los escenarios post covid-19. 7. Contribuir al fortalecimiento institucional del sistema cultural a partir de la capacidad de interlocución con los departamentos culturales municipales y nacionales que lleguen a influir en medidas concretas al sector cultural.
Intervenciones de los Centros Culturales en la recuperación de espacios públicos a partir de acciones culturales.
Participación de los Centros Culturales en la coordinación interinstitucional con otros organismos locales. Honduras (Comité de Centros Culturales de Tegucigalpa); Red de Centros Culturales, con la participación de CortoEspaña, el Centro Cultural Niemeyer, el Premio Sebastiane, la Academia de España en Roma y Casa América Catalunya (Armarios Abiertos. Diversidad sexual en la cultura iberoamericana).
•
Programas para la reflexión, el debate, el intercambio de conocimientos y la producción artística. El Salvador y Paraguay (Invernadero); Guatemala (VEC, Vivero de Economía Creativa); Red de Centros Culturales de AECID y Real Academia de España en Roma (Reactivando videografías).
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3. Concierto de Luis Alberto Spinetta en el Centro Cultural Parque de España en Rosario, Argentina, 2009.
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4. Performance de Helena Galindo en el Microfestival Poetas por Km², organizado por el CCE Guatemala, 2014. El festival madrileño Poetas por Km² celebró en 2014 su décimo aniversario, y para conmemorarlo, la AECID promovió la realización de microfestivales poéticos en las ciudades de Asunción, Buenos Aires, Costa Rica, Guatemala, La Paz, México D.F., Montevideo, Santo Domingo, Rosario, San Salvador, Santiago de Chile y Tegucigalpa.
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Programas de apoyo e impulso a la escena musical local. El Salvador (A2Bandas); Guatemala (Zoom); Nicaragua (Emerge); Guinea Ecuatorial (Malabo Strit Band); Chile, Perú, Argentina, Estados Unidos (Miami), México, Guatemala y El Salvador (Latina Urbana); Guatemala, Costa Rica, Honduras, Nicaragua y República Dominicana (En Clave AfroCaribe, investigación y difusión sobre expresiones musicales de la población afrodescendiente del litoral atlántico centroamericano y el Caribe).
•
•
Encuentros de coordinación y proyección exterior de la Red de Centros Culturales. Enredados, presentación de la Red de Centros Culturales en Casa de América, Madrid.
c o op eración
cultural
Exposiciones en red. “Laberinto de miradas. Un recorrido por la fotografía documental en Iberoamérica”; “Migraciones: mirando al Sur. Entrecruzamientos culturales en las migraciones centroamericanas”; “La Bestia” y “Maras, la cultura de la violencia”, exposiciones del trabajo documental de la fotógrafa Isabel Muñoz.
•
Mediaciones y cultura. Red de Centros Culturales de España en Honduras, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Panamá y Santo Domingo (Travesías Centroamérica: Herramientas para activar la cultura local).
•
Difusión de las artes escénicas locales y recepción de proyectos internacionales. Guatemala (Las Poderosas Teatro); Guinea Ecuatorial (Orígenes, de L’Om Imprebís / Abok, de La Phármaco); México (Tejiendo redes. Mujeres jóvenes hacedoras de teatro); DramaTOURgia, proyecto de AECID y el Centro Dramático Nacional (CDN).
Fomento de la movilidad de artistas y creadores. Residencias e intercambios. Honduras, Guatemala, Nicaragua, El Salvador, República Dominicana, Panamá y Costa Rica (Residencias artísticas Centroamérica y Caribe); México (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, (FONCA)); Santiago de Chile (Qyllur: Programa de Residencias Artísticas en el Observatorio Astronómico La Silla).
•
•
Programas de formación en gestión cultural, en colaboración con el Programa ACERCA. Varios países de América Latina (Foro de la Red Interlocal: Red iberoamericana de ciudades para la cultura); Chile (Encuentro formativo de gestión de redes culturales).
Pro gramas de transfronteriza.
Argentina, Paraguay y Bolivia (Proyectos Paraná Ra’Angá y Chaco Ra’Angá); Red de Centros Culturales en Centroamérica y el Caribe (Arquitectura de remesas)
Laboratorios multidisciplinares de investigación, creación y producción en procesos culturales. Santiago de Chile (MateSurLab); México (Laboratorio de Ciudadanía Digital); El Salvador (Resistencia Líquida); Medialabs de los CCE.
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•
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Ciclos, festivales y presentaciones de cine, cortos, documentales y animación. Cine a Contracorriente; Muestra de cine político dirigido por mujeres; Mujeres en foco. Festival Internacional de Cine por la Equidad de Género.
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5. Inauguración de la exposición “Borde, arte urbano”, en el CCE Montevideo, Uruguay, 2014.
7. Taller en el Laboratorio de Ciudadanía Digital, México.
6. Cartel del proyecto En Clave AfroCaribe, investigación y difusión sobre expresiones musicales de la población afrodescendiente del litoral atlántico centroamericano y el Caribe, llevado a cabo por los Centros Culturales de España en Guatemala, Costa Rica, Honduras, Nicaragua y República Dominicana en 2010.
8. El proyecto Orígenes, iniciativa conjunta de los Centros Culturales de España en Bata y Malabo y las Compañías Teatrales L’Om Imprebís y C.I.T.A (Centro Internacional de Teatro Actual), con el apoyo de AECID y Casa África, se presentó en 2010 en el Festival Internacional de Teatro “Tres Continentes” de Agüimes, Gran Canaria.
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Línea 10. Cooperación universitaria y científica. Transferencia y gestión del conocimiento En el contexto actual adquiere una gran importancia la generación, acceso e incorporación del conocimiento científico, de la tecnología y de la innovación en la solución de los problemas críticos del desarrollo económico, social y cultural. La relación del destacado triángulo del conocimiento: educación, innovación e investigación, se compone de tres elementos imprescindibles para situar el conocimiento en la cooperación internacional al desarrollo sostenible. Las relaciones entre cultura y ciencia componen dos espacios con múltiples intersecciones y complementariedades, los contenidos de cada una de ellas son objeto de investigación y estudio desde una amplia diversidad disciplinar que nos aportan conocimientos para entender el ámbito de la cultura. De la misma forma, lo que podemos denominar cultura científica adquiere mucha trascendencia en las sociedades actuales. Los cambios de la denominada sociedad de la información han evidenciado su impacto en la vida cultural de nuestras comunidades. El cambio tecnológico introduce nuevas posibilidades en las formas y prácticas culturales donde la gestión del conocimiento incide en la resolución de problemas, pero también puede producir nuevas desventajas en lo que se ha denominado brecha digital. Una nueva forma de exclusión que se une a otras en un nuevo reto para las políticas de desarrollo sostenible, donde la cooperación internacional es imprescindible para superar los desafíos de estos cambios. En un primer nivel, la cooperación científica incide en el fomento de capacidades políticas, institucionales y humanas para el desarrollo de actividades de investigación e innovación, así como en la puesta en
valor de saberes locales y ancestrales, recuperando la funcionalidad de tecnologías tradicionales. En este marco, la cooperación ha de incidir en la generación de conocimientos y tecnologías sobre los aspectos y problemas críticos para el desarrollo sostenible en diferentes contextos. Todo ello reclama la colaboración para la difusión y transferencia de conocimientos y tecnologías a todos los niveles. La cultura también presenta un conjunto de temas críticos para el conocimiento que es necesario admitir en un entorno tecnológico, tan cambiante que afecta a las prácticas culturales, tanto local como globalmente. La generación de capacidades es un elemento imprescindible en los planteamientos del desarrollo humano sostenible y una herramienta para fortalecer los procesos de autonomía. Estas capacidades se reflejan en el ámbito de fomentar el talento humano y su circulación social entre comunidades y sociedades. En este campo, el papel de las universidades y otros centros de formación es una contribución necesaria para la ayuda y una forma de estimular los propios procesos de asumir y apropiarse del proceso de desarrollo local y nacional. La función de la cooperación internacional en el reforzamiento de la educación superior y centros de investigación tiene tradicionalmente una gran repercusión para fortalecer las instituciones con capacidad de incidir en el bienestar colectivo en autonomía, a partir de la formación de expertos, profesores y personal de gestión in situ o en estancias en otros países. De la misma forma, es fundamental la difusión y transferencia científica para crear y reforzar estructuras propias de la investigación. La cooperación entre instituciones universitarias permite el establecimiento de relaciones directas, la movilidad de sus docentes y alumnos y la consolidación
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Los espacios de la Cultura y la Ciencia tienen actualmente una notable autonomía, no tanto por las raíces que sustentan a ambos, que son las capacidades creativas de las personas y de la sociedad, sino por la dinámica de la evolución de los modos de expresión de esta creatividad, por el tipo de interacción que realiza con el conjunto de la sociedad y también por la fragmentación impuesta por los modelos educativos, académicos y administrativos, así como por los medios de comunicación. (...) Los contenidos de la cultura, tanto entendida en su sentido general, como las expresiones culturales y sus creadores, son el objetivo de la investigación desde diferentes perspectivas disciplinares y abordajes metodológicos. El espacio de la ciencia produce una gran cantidad de conocimientos para conocer y entender el ámbito de la cultura. La investigación trata sobre aspectos centrales de la cultura. Investigaciones sobre antropología, humanidades, historia, filosofía, arqueología, arquitectura, danza, música, cine, teatro, literatura, sociología, economía, etc., permiten avanzar en el conocimiento de los procesos culturales e influir sobre su fomento y desarrollo. Sebastián, J., (2010), “Las interacciones entre los espacios de la cultura y la ciencia en las políticas públicas”. En: Cooperación cultural euroamericana. VI Campus Euroamericano de Cooperación Cultural. Madrid: Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
de proyectos de investigación compartida con posibles incidencias en el progreso local. Tipologías de las intervenciones en esta línea de la Cooperación Española 1. Ayudas a la generación de capacidades por medio de becas para estudios de grado, posgrado y doctorado en España para personas procedentes de países socios. 2. R e f o r z a m i e n t o d e l a s e s t r u c t u r a s universitarias y de investigación en los países socios. 3. Fomento de la cooperación interuniversitaria y la movilidad de docentes. 4. Proyectos de cooperación científica para el desarrollo.
1. Cartel de la convocatoria de becas 2020-2021 de la Fundación Carolina.
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5. Presencia de lectorados de la lengua española en centros de formación superior de otros países. 6. Cooperación cultural entre las Academias de la Lengua Española en el ámbito de la colaboración lingüística.
•
Programa de Cooperación Interuniversitaria.
•
Ayudas a la innovación para universidades, empresas y sociedad civil.
•
Fomento de prácticas de gestores culturales y de diplomacia científica en la red exterior de representaciones diplomáticas, Centros Culturales de España y en la sede de la AECID.
•
Becas de la Fundación Carolina en la acción exterior y la diplomacia pública en Iberoamérica.
•
Pro g ra m a d e e s t a d í a s a r t í s t i c a s e investigación para creadores en la Real Academia de España en Roma.
•
Presencia de profesores especializados en lengua española (lectorados) en departamentos de estudios hispánicos para fortalecer las universidades de países socios.
•
Programa de formación artística de intérpretes iberoamericanos en la Escuela Superior de Música Reina Sofía.
•
Cooperación con las diferentes Academias de la Lengua Española con la presencia de asesores lingüistas para la elaboración conjunta de gramáticas y diccionarios.
•
Programa ASALE, becas de colaboración formativa en las sedes de las Academias asociadas a la Real Academia de la Lengua Española, para ciudadanos iberoamericanos.
Algunos ejemplos significativos de proyectos y actuaciones en esta línea de intervención: •
Programa de concesión de becas personales para cursar estudios en el sistema universitario español a nivel de grado y postgrado.
•
Emplea do s públi c os de los paí ses latinoamericanos. Formación para el reforzamiento institucional.
•
Programa de concesión de becas personales para la formación de investigadores y el acceso al nivel de doctorado.
•
Becas de formación de la Fundación Carolina en los campos de la Agenda 2030.
•
Becas de la Fundación Carolina para investigadores de Iberoamérica.
•
Programas de Becas África-MED, para estancias de investigadores africanos en centros de investigación españoles.
•
Programa de intercambio y movilidad de docentes, investigadores y gestores universitarios.
•
Realización de cursos cortos en España para titulados superiores africanos.
•
Programa de becas de la Fundación Carolina y la FIIAPP.
•
Realización de estancias de investigación para profesores universitarios senior.
•
•
Realización de prácticas en empresas e instituciones culturales españolas.
•
Cooperación para el fomento de estructuras científicas para el desarrollo.
Capacitación de jóvenes españoles en los Centros de Formación de la AECID en el exterior. Plan de Transferencia, Intercambio y Gestión de Conocimiento para el Desarrollo de la Cooperación Española en América Latina y el Caribe-INTERCOONECTA.
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Capacitación de jóvenes españoles en asuntos europeos en el Instituto Universitario Europeo de Florencia.
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Programa de becas para la formación de jóvenes españoles en asuntos europeos en el Colegio de Europa en Brujas.
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Observatorio de la Cooperación Universitaria para el Desarrollo.
•
Programa de Becas del Agua para especialización universitaria en gestión del agua para ciudadanos de los países de América Latina.
•
Becas de formación para jóvenes cooperantes españoles en la red de Oficinas Técnicas de Cooperación de la AECID.
2. Exposición “Hecho en Roma. Becas de la Real Academia de España en Roma 2015-2016”, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.
3. Cartel de la convocatoria de las Becas del Agua MaecAecid 2021-2022.
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Línea 11. La transversalidad de la cultura en el desarrollo sostenible El desarrollo sostenible requiere de múltiples contribuciones para alcanzar sus fines y puede considerarse en sí mismo como el resultado de la confluencia y los aportes de diferentes sistemas sociales en un contexto determinado. La transversalidad puede entenderse como la interfaz en la que los diversos ámbitos con incidencia en el desarrollo encuentran sinergias, permitiendo permear los diferentes códigos de cada uno de ellos, para un objetivo final común. Esta visión se refleja de forma muy clara en la Agenda 2030, con sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y sus metas, con un alto número de proposiciones necesarias para transformar nuestro mundo y construir un futuro mejor. La ausencia de un objetivo específicamente cultural en las últimas resoluciones de la comunidad internacional (ODM, 2000), puede interpretarse y analizarse desde diferentes perspectivas, pero es obligado reconocer que sin la cultura no se pueden conseguir estos fines. Ciertas concepciones teóricas y disciplinarias consideran la cultura desde una visión muy general, como un todo que incide en las diferentes dimensiones de la vida social de nuestras comunidades y sociedades. Pero la realidad de nuestras estructuras sociales a nivel local, nacional o internacional se organizan de forma más temática o departamental en sus organizaciones, en la definición de objetivos y en la organización del gasto y presupuesto. Por otro lado, desde hace décadas las reflexiones sobre cultura y desarrollo han defendido la especificidad de los aportes de la cultura al desarrollo. Esta dialéctica entre una visión de la cultura en todo y la defensa de un campo o sector propio, se ha visto reflejada en los debates y en las elaboraciones de las últimas conferencias internacionales.
UNESCO ya definió las dos grandes formas de considerar la cultura en el desarrollo como aporte directo en sus dimensiones tangibles e intangibles6, tal y como se lleva décadas defendiendo a escala internacional, donde se sitúa la Cooperación Española, o como facilitador de procesos de desarrollo desde diferentes ámbitos o sectores, donde la perspectiva cultural está presente contribuyendo a un mejor aprovechamiento de las posibilidades. La dimensión cultural al desarrollo manifiesta unos aportes propios de acuerdo con las dinámicas de los sistemas culturales, pero también requiere de una articulación con otros sistemas donde la cultura contribuye e influye en sus resultados. La transversalidad la hemos de entender como la necesaria e ineludible interacción de la cultura con otros sectores para asumir la complejidad actual y los retos de un futuro sostenible, convirtiéndose en una herramienta fundamental en la elaboración, ejecución y evaluación de proyectos y políticas para el desarrollo sostenible que integre todas sus dimensiones. La transversalidad es una forma de analizar los hechos aceptando su interdependencia, más allá de las competencias institucionales que generalmente son más departamentales, y requiere de una actitud centrada en los resultados u objetivos planteados para dar respuesta a los problemas identificados. Es una forma de cooperar, en su sentido estricto, que moviliza los recursos donde se encuentren, superando las barreras de ciertas estructuras que limitan la acción; una nueva mentalidad en la organización, capaz de trabajar de forma más horizontal y colaborativa que algunas estructuras clásicas y muy jerarquizadas no reconocen.
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1. Cartel de la VII Semana de la Biodiversidad de Guinea Ecuatorial, CCE Malabo, 2018.
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2. Semana de la Diversidad Funcional, CCE Bata, 2018.
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La cultura mantiene un alto nivel de interdependencia con ámbitos importantes del desarrollo humano a los que aporta la perspectiva cultural. Esta finalidad reclama una forma de actuar, desde la convicción y la modestia, entre diferentes y diversos, para orientar la acción en la consecución de resultados eficientes a partir de la cooperación. Tipologías de las intervenciones en esta línea de la Cooperación Española Para la Cooperación Española la transversalidad en la cooperación al desarrollo es imprescindible para asumir la complejidad de los problemas de la sociedad contemporánea global. Por esta razón se integra en la forma de actuar como un principio para concentrar esfuerzos y sinergias para alcanzar los objetivos finales de la cooperación internacional.
como el diálogo, la negociación y el consenso entre actores distintos para una acción conjunta. La transversalidad funciona como una herramienta para la gestión e implementación de políticas y proyectos para el desarrollo sostenible a partir de la integración de diferentes estructuras organizadas por departamentos temáticos. Se entiende como una forma de dirección y orientación de la acción centrada en los resultados, como una nueva mentalidad en la organización, capaz de trabajar de forma más horizontal y colaborativa que las estructuras clásicas y jerárquicas. La transversalidad es también una forma de interpretar los resultados y los procesos de evaluación, aceptando la influencia de los procesos indirectos e inducidos de otros sistemas sociales en la valoración de los objetivos finales, valorando los impactos a partir de la integración de las diferentes contribuciones.
La transversalidad es la forma de analizar las realidades en los contextos complejos a partir de los diferentes marcos conceptuales para la búsqueda de soluciones adecuadas y eficientes. En la medida en que se incorporen diferentes hipótesis y postulados en la identificación y respuesta a un problema, se tendrá la posibilidad de alcanzar objetivos más cercanos a las necesidades de una realidad concreta.
La práctica de la transversalidad se concreta en la incorporación, de acuerdo con su posibilidad, de la dimensión cultural en los diferentes ámbitos de la cooperación internacional al desarrollo. De la misma forma, existe una mayor relación para agregar a la dimensión cultural del desarrollo los aportes de otros sectores de la acción, para aumentar así la potencialidad de la cultura en el desarrollo sostenible.
La transversalidad como fundamentación y justificación de las intervenciones en la cooperación al desarrollo y la articulación de derechos fundamentales y valores democráticos compartidos con el conocimiento disponible para resolver los problemas y necesidades, obligan a una interacción de diferentes estructuras. La transversalidad requiere de un conjunto de procesos
De esta manera se van estructurando campos de confluencia y colaboración en lo que hemos denominado los binomios de la cultura en el desarrollo: cultura y salud, cultura y géneros, cultura y medioambiente, cultura y urbanismo, cultura y juventud, etc., modulando formas de análisis e intervención de acuerdo con las necesidades del contexto.
Notas de artículo 1 2 3 4
Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación (2007). Estrategia de Cultura y Desarrollo de la Cooperación Española. Nussbaum, M. (2012). Crear capacidades. Barcelona: Paidós. Ubicados en Antigua, Guatemala; Santa Cruz de la Sierra, Bolivia; Cartagena de Indias, Colombia y Montevideo, Uruguay. Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS); International Federation of Arts Councils and Culture Agencies (IFACCA); Federación Internacional de Coaliciones para la Diversidad Cultural (FICDC); Consejo Internacional de la Música (IMC); Culture Action Europe (CAE).
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AECID (2019). Cultura ES> Desarrollo. La Red de Centros Culturales de la Cooperación Española. Madrid: AECID. UNESCO (2012). Culture: a driver and an enabler of sustainable development, UN System Task Team on the Post-2015 UN Development Agenda. París: UNESCO.
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3. Cartel del 10º Festival de Cine y Derechos Humanos, CCE Juan de Salazar, Asunción, Paraguay, 2013. 4. Jóvenes frente al espejo, muestra audiovisual de cine independiente y alternativo cubano de jóvenes realizadores, CCE Miami, 2018. 5. Primera Semana de la Cooperación Española en República Dominicana, CCE Santo Domingo, República Dominicana, 2011. El programa de actividades contó con exposiciones, visitas guiadas, conferencias, mesas redondas y demostraciones prácticas del trabajo de los actores de la cooperación, organizadas
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por sectores de intervención: educación y cultura, agua, saneamiento y salud, desarrollo rural, sostenibilidad ambiental y lucha contra el cambio climático, gestión de riesgos y acción humanitaria, gobernabilidad democrática y género en desarrollo.
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Nos comprometemos a fomentar el entendimiento entre distintas culturas, la tolerancia, el respeto mutuo y los valores éticos de la ciudadanía mundial y la responsabilidad compartida. Reconocemos la diversidad natural y cultural del mundo, y también que todas las culturas y civilizaciones puedan contribuir al desarrollo sostenible y desempeñan un papel crucial en su facilitación.
Punto 36 de la Declaración Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Asamblea General de las Naciones Unidas, 2015.
A pesar de los antecedentes de las últimas décadas y del pasado siglo, que se iniciaron con los esfuerzos internacionales en el Decenio Mundial del Desarrollo Cultural (1988-1997) fomentado por UNESCO y las posteriores declaraciones, convenciones y conferencias mundiales, la Agenda 2030 no incorporó un Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) dedicado a la cultura, perpetuando así la tendencia a ignorar, o no saber situar, a la cultura en estos acuerdos multilaterales, como ya ocurrió en la Declaración del Milenio (2000) y sus Objetivos de Desarrollo del Milenio. Esta ausencia evidencia la dificultad de la comunidad internacional de llegar a acuerdos para situar la cultura en el desarrollo sostenible, por considerar, algunos Estados, que es un ámbito de carácter nacional. O en las mismas estructuras de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) que, desde una visión muy utilitarista, no valoran los aportes reales (tangibles e intangibles) de la cultura al desarrollo sostenible y a la lucha contra la pobreza. En la cumbre de 2015 “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, la ausencia de forma más clara y explícita de la cultura no tiene muchas explicaciones, debido a
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las contribuciones conceptuales y empíricas de la dimensión cultural al desarrollo que durante los primeros años de este siglo se aportaron. A los trabajos desde instancias multilaterales (UNESCO, CGLU, OEI, etc.), se le unieron la elaboración de políticas culturales para el desarrollo a nivel nacional en diferentes países, o las iniciativas de los poderes locales y las ciudades, así como un conjunto de intervenciones desde las estructuras de la sociedad civil y el sector privado. Destaca en estos avances la campaña “El futuro que queremos incluye a la cultura”, con el apoyo de organizaciones civiles y culturales, y el respaldo de miles de personas y expertos de más de 120 países. Por primera vez una sociedad civil global se posiciona sobre la cultura y traslada a la comunidad internacional su posición sobre la Cumbre de 2015. Por otra parte, están los aportes de la Declaración de Hangzhou (2013), que proclama “situar la cultura en el centro de las políticas de desarrollo sostenible” o la propuesta de un “ODS 18” para la cultura. Este dinamismo, más allá de la decepción, se ha canalizado a aceptar la Agenda 2030 como una gran oportunidad para la sociedad global y en la búsqueda de diferentes formas para situar la cultura en esta carta de navegación. Desde diferentes instancias y perspectivas de la cultura se han configurado diversas formas de trabajo para la inclusión de la dimensión cultural en la Agenda 2030 y sus ODS: 1. Identificar las metas donde la cultura puede incorporar aportes y perspectivas, analizando cada una de las metas desde la perspectiva cultural y proponiendo los aportes de la cultura a su consecución,
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se seleccionan las metas más cercanas a los contenidos de la cultura para avanzar hacia otras más indirectas. En este sentido, se pretende evidenciar los insumos de la cultura a estas metas y la posibilidad de incorporar indicadores culturales para la evaluación de sus resultados. De la misma forma, se pueden impulsar las interpretaciones culturales a las diferentes metas más allá de la formalidad del texto. 2. La Agenda 2030 exhorta al propio sector a una revisión interna de su funcionamiento por la vía de reforzar las prácticas sostenibles en la gestión de la cultura, a partir de un examen o exploración de la contribución del sistema cultural a cada uno de los ODS y sus metas para un cambio de mentalidad de la gestión cultural. Desde los diferentes equipamientos e instituciones culturales a los formatos habituales en la difusión cultural, hasta la forma de producción en la industria y la economía creativa, tienen el reto de adaptación a los nuevos contextos de la sostenibilidad. 3. Una oportunidad para un análisis crítico de la institucionalidad cultural de acuerdo con estos nuevos principios que puede provocar procesos de refundación para una mejor adecuación a los escenarios de futuro. La solidaridad intergeneracional debe considerar la satisfacción de nuestras ne c esida des culturales a c tuales sin perjuicio de las próximas generaciones y las infraestructuras sostenibles de acuerdo con la Agenda 2030.
4. L a s o s t e n i b i l i d a d n o s a p o r t a u n a visión planetaria desde los referentes medioambientales, por lo cual solicita una profunda reflexión sobre los aportes de las disciplinas culturales a la sostenibilidad, con esfuerzos para una conceptualización sobre qué entendemos por sostenibilidad cultural y su contribución al debate global y a la emergencia climática. 5. Fomentar un cambio de mentalidad en las justificaciones de las políticas y las acciones culturales con más énfasis en la presentación de resultados culturales en clave de desarrollo sostenible. Incidir en expresar los aportes de la cultura a los diferentes ODS y en los informes de rendición de cuentas de cada país. 6. Profundizar en la inclusión de los derechos culturales y el respeto a la diversidad cultural como valores fundament ales en el desarrollo humano sostenible. La Agenda 2030 se argumenta en la aceptación de unos derechos humanos consolidados y su extensión a diferentes ámbitos especializados, donde los trabajos de la Relatora Especial sobre Derechos Culturales de Naciones Unidas sobre la indivisibilidad y la interdependencia de todos los derechos humanos obliga a situar con más resolución los culturales. 7. Avanzar en lo que denominamos cultura e n n u e s t ra s s o c i e d a d e s h a c i a u n a consideración de sistema cultural que supere viejas comprensiones. La cultura va
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más allá de las estructuras departamentales o de las definiciones disciplinares, avanzando hacia una concepción de sistema cultural como el conjunto de circunstancias que inciden directa o indirectamente en la vida cultural de la ciudadanía, o el conjunto de elementos y componentes de una sociedad para satisfacer sus necesidades culturales. La perspectiva sistémica de la cultura nos permite aceptar la interdependencia con otros sistemas de la sociedad actual. 8. Ante los retos y crisis actuales que emergen en el escenario de la pandemia que estamos viviendo, se unen otras preocupaciones por la emergencia climática, la lucha contra inequidades, la erradicación de la pobreza o la igualdad entre géneros. La Agenda 2030 estimula la contribución de la dimensión cultural al desarrollo sostenible en todas sus dimensiones. La Cooperación Española, en este largo proceso, ha mantenido posturas muy claras en la defensa de la dimensión cultural en el desarrollo sostenible, situándose en una posición proactiva en la Agenda 2030.
La Nueva Agenda Urbana pone de relieve la forma en que la cultura, la creatividad y la innovación constituyen elementos centrales de la conversación global sobre la habitabilidad, la vitalidad y la sostenibilidad de las ciudades. La creatividad y la diversidad cultural siempre se han contado entre los principales factores impulsores del éxito urbano, y por primera vez ocuparon un lugar preferente en un Foro Urbano Mundial, y contribuyeron así a la década de acción y resultados en favor del desarrollo sostenible (la declaración política de la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible) con vistas a cumplir la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Organización de las Naciones Unidas (2020). Ciudades de oportunidades: conexión entre cultura e innovación. Declaración Final del Foro Urbano Mundial (WUF10), Abu Dhabi, 8 al 13 de febrero de 2020.
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