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Línea 10. Cooperación universitaria y científica. Transferencia y gestión del conocimiento

En el contexto actual adquiere una gran importancia la generación, acceso e incorporación del conocimiento científico, de la tecnología y de la innovación en la solución de los problemas críticos del desarrollo económico, social y cultural.

La relación del destacado triángulo del conocimiento: educación, innovación e investigación, se compone de tres elementos imprescindibles para situar el conocimiento en la cooperación internacional al desarrollo sostenible.

Las relaciones entre cultura y ciencia componen dos espacios con múltiples intersecciones y complementariedades, los contenidos de cada una de ellas son objeto de investigación y estudio desde una amplia diversidad disciplinar que nos aportan conocimientos para entender el ámbito de la cultura. De la misma forma, lo que podemos denominar cultura científica adquiere mucha trascendencia en las sociedades actuales.

Los cambios de la denominada sociedad de la información han evidenciado su impacto en la vida cultural de nuestras comunidades. El cambio tecnológico introduce nuevas posibilidades en las formas y prácticas culturales donde la gestión del conocimiento incide en la resolución de problemas, pero también puede producir nuevas desventajas en lo que se ha denominado brecha digital. Una nueva forma de exclusión que se une a otras en un nuevo reto para las políticas de desarrollo sostenible, donde la cooperación internacional es imprescindible para superar los desafíos de estos cambios.

En un primer nivel, la cooperación científica incide en el fomento de capacidades políticas, institucionales y humanas para el desarrollo de actividades de investigación e innovación, así como en la puesta en valor de saberes locales y ancestrales, recuperando la funcionalidad de tecnologías tradicionales. En este marco, la cooperación ha de incidir en la generación de conocimientos y tecnologías sobre los aspectos y problemas críticos para el desarrollo sostenible en diferentes contextos. Todo ello reclama la colaboración para la difusión y transferencia de conocimientos y tecnologías a todos los niveles.

La cultura también presenta un conjunto de temas críticos para el conocimiento que es necesario admitir en un entorno tecnológico, tan cambiante que afecta a las prácticas culturales, tanto local como globalmente.

La generación de capacidades es un elemento imprescindible en los planteamientos del desarrollo humano sostenible y una herramienta para fortalecer los procesos de autonomía. Estas capacidades se reflejan en el ámbito de fomentar el talento humano y su circulación social entre comunidades y sociedades. En este campo, el papel de las universidades y otros centros de formación es una contribución necesaria para la ayuda y una forma de estimular los propios procesos de asumir y apropiarse del proceso de desarrollo local y nacional.

La función de la cooperación internacional en el reforzamiento de la educación superior y centros de investigación tiene tradicionalmente una gran repercusión para fortalecer las instituciones con capacidad de incidir en el bienestar colectivo en autonomía, a partir de la formación de expertos, profesores y personal de gestión in situ o en estancias en otros países. De la misma forma, es fundamental la difusión y transferencia científica para crear y reforzar estructuras propias de la investigación.

La cooperación entre instituciones universitarias permite el establecimiento de relaciones directas, la movilidad de sus docentes y alumnos y la consolidación

Los espacios de la Cultura y la Ciencia tienen actualmente una notable autonomía, no tanto por las raíces que sustentan a ambos, que son las capacidades creativas de las personas y de la sociedad, sino por la dinámica de la evolución de los modos de expresión de esta creatividad, por el tipo de interacción que realiza con el conjunto de la sociedad y también por la fragmentación impuesta por los modelos educativos, académicos y administrativos, así como por los medios de comunicación. (...) Los contenidos de la cultura, tanto entendida en su sentido general, como las expresiones culturales y sus creadores, son el objetivo de la investigación desde diferentes perspectivas disciplinares y abordajes metodológicos. El espacio de la ciencia produce una gran cantidad de conocimientos para conocer y entender el ámbito de la cultura. La investigación trata sobre aspectos centrales de la cultura. Investigaciones sobre antropología, humanidades, historia, filosofía, arqueología, arquitectura, danza, música, cine, teatro, literatura, sociología, economía, etc., permiten avanzar en el conocimiento de los procesos culturales e influir sobre su fomento y desarrollo.

Sebastián, J., (2010), “Las interacciones entre los espacios de la cultura y la ciencia en las políticas públicas”. En: Cooperación cultural euroamericana. VI Campus Euroamericano de Cooperación Cultural. Madrid: Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). de proyectos de investigación compartida con posibles incidencias en el progreso local.

Tipologías de las intervenciones en esta línea de la Cooperación Española

1. Ayudas a la generación de capacidades por medio de becas para estudios de grado, posgrado y doctorado en España para personas procedentes de países socios.

2. Reforzamiento de las estructuras universitarias y de investigación en los países socios.

3. Fomento de la cooperación interuniversitaria y la movilidad de docentes.

4. Proyectos de cooperación científica para el desarrollo.

1. Cartel de la convocatoria de becas 2020-2021 de la Fundación Carolina.

5. Presencia de lectorados de la lengua española en centros de formación superior de otros países.

6. Cooperación cultural entre las Academias de la Lengua Española en el ámbito de la colaboración lingüística.

Algunos ejemplos significativos de proyectos y actuaciones en esta línea de intervención:

• Programa de concesión de becas personales para cursar estudios en el sistema universitario español a nivel de grado y postgrado.

• Empleados públicos de los países latinoamericanos. Formación para el reforzamiento institucional.

• Programa de concesión de becas personales para la formación de investigadores y el acceso al nivel de doctorado.

• Becas de formación de la Fundación Carolina en los campos de la Agenda 2030.

• Becas de la Fundación Carolina para investigadores de Iberoamérica.

• Programas de Becas África-MED, para estancias de investigadores africanos en centros de investigación españoles.

• Programa de intercambio y movilidad de docentes, investigadores y gestores universitarios.

• Realización de cursos cortos en España para titulados superiores africanos.

• Realización de estancias de investigación para profesores universitarios senior.

• Realización de prácticas en empresas e instituciones culturales españolas.

• Cooperación para el fomento de estructuras científicas para el desarrollo. • Programa de Cooperación Interuniversitaria.

• Ayudas a la innovación para universidades, empresas y sociedad civil.

• Fomento de prácticas de gestores culturales y de diplomacia científica en la red exterior de representaciones diplomáticas, Centros Culturales de España y en la sede de la AECID.

• Becas de la Fundación Carolina en la acción exterior y la diplomacia pública en Iberoamérica.

• Programa de estadías artísticas e investigación para creadores en la Real

Academia de España en Roma.

• Presencia de profesores especializados en lengua española (lectorados) en departamentos de estudios hispánicos para fortalecer las universidades de países socios.

• Programa de formación artística de intérpretes iberoamericanos en la Escuela

Superior de Música Reina Sofía.

• Cooperación con las diferentes Academias de la Lengua Española con la presencia de asesores lingüistas para la elaboración conjunta de gramáticas y diccionarios.

• Programa ASALE, becas de colaboración formativa en las sedes de las Academias asociadas a la Real Academia de la Lengua

Española, para ciudadanos iberoamericanos.

• Programa de becas de la Fundación Carolina y la FIIAPP.

• Capacitación de jóvenes españoles en los

Centros de Formación de la AECID en el exterior. Plan de Transferencia, Intercambio y

Gestión de Conocimiento para el Desarrollo de la Cooperación Española en América

Latina y el Caribe-INTERCOONECTA.

• Capacitación de jóvenes españoles en asuntos europeos en el Instituto Universitario

Europeo de Florencia.

• Programa de becas para la formación de jóvenes españoles en asuntos europeos en el

Colegio de Europa en Brujas.

• Observatorio de la Cooperación Universitaria para el Desarrollo.

• Programa de Becas del Agua para especialización universitaria en gestión del agua para ciudadanos de los países de

América Latina.

• Becas de formación para jóvenes cooperantes españoles en la red de Oficinas Técnicas de

Cooperación de la AECID.

2. Exposición “Hecho en Roma. Becas de la Real Academia de España en Roma 2015-2016”, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid. 3. Cartel de la convocatoria de las Becas del Agua MaecAecid 2021-2022.

Línea 11. La transversalidad de la cultura en el desarrollo sostenible

El desarrollo sostenible requiere de múltiples contribuciones para alcanzar sus fines y puede considerarse en sí mismo como el resultado de la confluencia y los aportes de diferentes sistemas sociales en un contexto determinado. La transversalidad puede entenderse como la interfaz en la que los diferentes ámbitos con incidencia en el desarrollo encuentran sinergias, permitiendo permear los diferentes códigos de cada uno de ellos, para un objetivo final común. Esta visión se refleja de forma muy clara en la Agenda 2030, con sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y sus metas, con un alto número de proposiciones necesarias para transformar nuestro mundo y construir un futuro mejor. La ausencia de un objetivo específicamente cultural en las últimas resoluciones de la comunidad internacional (ODM, 2000), puede interpretarse y analizarse desde diferentes perspectivas, pero es obligado reconocer que sin la cultura no se pueden conseguir estos fines.

Ciertas concepciones teóricas y disciplinarias consideran la cultura desde una visión muy general, como un todo que incide en las diferentes dimensiones de la vida social de nuestras comunidades y sociedades. Pero la realidad de nuestras estructuras sociales a nivel local, nacional o internacional se organizan de forma más temática o departamental en sus organizaciones, en la definición de objetivos y en la organización del gasto y presupuesto. Por otro lado, desde hace décadas las reflexiones sobre cultura y desarrollo han defendido la especificidad de los aportes de la cultura al desarrollo. Esta dialéctica entre una visión de la cultura en todo y la defensa de un campo o sector propio, se ha visto reflejada en los debates y en las elaboraciones de las últimas conferencias internacionales. UNESCO ya definió las dos grandes formas de considerar la cultura en el desarrollo como aporte directo en sus dimensiones tangibles e intangibles6 , tal y como se lleva décadas defendiendo a escala internacional, donde se sitúa la Cooperación Española, o como facilitador de procesos de desarrollo desde diferentes ámbitos o sectores, donde la perspectiva cultural está presente contribuyendo a un mejor aprovechamiento de las posibilidades.

La dimensión cultural al desarrollo manifiesta unos aportes propios de acuerdo con las dinámicas de los sistemas culturales, pero también requiere de una articulación con otros sistemas donde la cultura contribuye e influye en sus resultados. La transversalidad la hemos de entender como la necesaria e ineludible interacción de la cultura con otros sectores para asumir la complejidad actual y los retos de un futuro sostenible, convirtiéndose en una herramienta fundamental en la elaboración, ejecución y evaluación de proyectos y políticas para el desarrollo sostenible que integre todas sus dimensiones.

La transversalidad es una forma de analizar los hechos aceptando su interdependencia, más allá de las competencias institucionales que generalmente son más departamentales, y requiere de una actitud centrada en los resultados u objetivos planteados para dar respuesta a los problemas identificados. Es una forma de cooperar, en su sentido estricto, que moviliza los recursos donde se encuentren, superando las barreras de ciertas estructuras que limitan la acción; una nueva mentalidad en la organización, capaz de trabajar de forma más horizontal y colaborativa que algunas estructuras clásicas y muy jerarquizadas no reconocen.

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