Vivamos el Adviento, en el umbral del Jubileo

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PRESENTACIÓN

El adviento tiempo de esperanza

El Adviento es, por excelencia, un tiempo de esperanza, porque en él se vive la espera activa y llena de confianza de que Dios cumple sus promesas. En la historia de la salvación la promesa de la venida del Salvador motivaba al pueblo de Israel a vivir con esperanza. Los profetas, especialmente Isaías, hablaban de un salvador que traería paz, justicia y salvación. Para los cristianos, esta espera se cumplió en el nacimiento de Jesús en Belén.

Durante el Adviento, renovamos esta esperanza en el Dios cercano que se hizo hombre para vivir entre nosotros, para salvarnos y para enseñarnos a vivir con amor y justicia. Este año el Adviento lo viviremos en el umbral del año santo, del jubileo ordinario convocado por el Santo Padre precisamente para que la Iglesia se renueve en la gran virtud de la esperanza.

Para vivir este Adviento como tiempo de preparación para la celebración del misterio de la Encarnación y al mismo tiempo introducirnos en el año Jubilar, te ofrecemos estas recomendaciones:

Vigilancia y preparación: El Adviento nos recuerda que debemos estar preparados, porque Jesús puede venir en cualquier momento. Esto implica vivir de manera coherente con nuestra fe, buscando la paz y la reconciliación, y abriendo nuestro corazón a Dios.

Confianza en las promesas de Dios: Adviento es un tiempo para recordar que, aunque las situaciones del mundo puedan parecer oscuras, Dios es fiel y cumple sus promesas. El pueblo de Israel esperó durante siglos la venida del Mesías y Jesús vino en el momento perfecto. De la misma manera, nosotros debemos esperar con confianza que Dios cumplirá su promesa de devolvernos la paz y la justicia, aunque no siempre veamos cómo ni cuándo. La esperanza cristiana no es una esperanza vacía o incierta, sino una confianza segura en la fidelidad de Dios.

Alegría en la espera: Aunque la espera del Adviento puede ser un tiempo de preparación y penitencia, también es un tiempo de alegría. La alegría cristiana no depende de las circunstancias externas, sino de la certeza de que Dios está actuando en el mundo y que, a pesar de todo, el Reino de Dios está cerca.

Ponemos en tus manos esta agenda de Adviento. En la primera parte encontrarás recursos para meditar día a día la Palabra de Dios, para la oración en familia en torno a la Corona de Adviento y para la celebración de las posadas. En la segunda parte encontrarás reflexiones jubilares, que se ofrecen para ampliar nuestra comprensión de lo que es el año jubilar en la tradición bíblica, en la tradición de la Iglesia y lo que se nos propone para el jubileo del año 2025.

Armando Flores Navarro pbro Enrique Alcalá Velarde pbro.

DICIEMBRE 2024

DOMINGO DE LA I SEMANA DE ADVIENTO

¡Descúbrenos, Señor tus caminos!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Jeremías 33, 14-16;

Salmo: Salmo 24

2ª. Lectura: 1 Tesalonicenses 3, 12-4,2

Evangelio: Lucas 21, 25-28.34-36

Reflexión

La Palabra nos invita a la esperanza. Los tiempos difíciles son propicios para la indiferencia, para dejarse arrastrar por la corriente. El cristiano que vive en la esperanza no puede actuar así, se mantiene orante y vigilante, se prepara, y con sus gestos de fraternidad y caridad, con su generosidad y solidaridad, es testigo de que el Señor viene.

3 DICIEMBRE 2024

MARTES DE LA I SEMANA DE ADVIENTO

¡Ven Señor,

rey de paz y de justicia!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Isaías 11, 1-10

Salmo: Salmo 71

Evangelio: Lucas 10, 21-24

Reflexión

Así como uno puede pasar por encima de un tronco viejo sin descubrir sus retoños nuevos, así uno puede pasar por el mundo sin descubrir los brotes del Reino. Sin embargo, lo que no ven los ojos de los grandes del mundo sí lo ve gente sencilla. Así nos lo muestra Jesús en el evangelio. A los “sabios y entendidos” el Reino de Dios se les escurre entre los dedos y se oculta a sus ojos. Los “sencillos y humildes” saben distinguir y atender las señales que emite quien padece necesidad para hacerse presente con gestos, con palabras, con algo para compartir allí donde se juega la vida, el amor y la felicidad, abriendo así horizontes de esperanza para quien cree o siente que todo está perdido.

2 DICIEMBRE 2024

LUNES DE LA I SEMANA DE ADVIENTO

¡Vayamos con alegría al encuentro del Señor!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Isaías 2, 1-5

Salmo: Salmo 121

Evangelio: Mateo 8, 5-11

Reflexión

«Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa: di una sola palabra y mi criado quedará curado» La confesión de fe del centurión de Cafarnaum en nuestros labios, expresa nuestra esperanza; brota de la confianza puesta en Jesucristo y de un sentimiento de indignidad personal, que nos ayuda a reconocer nuestra propia pobreza, nuestra propia fragilidad y nuestros límites. Sólo nos podemos acercar a Jesucristo con una actitud humilde, como la del centurión.

4 DICIEMBRE 2024

MIÉRCOLES DE LA I SEMANA DE ADVIENTO

¡Habitaré en la casa del Señor toda la vida!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Isaías 25, 6-10

Salmo: Salmo 22

Evangelio: Mateo 15, 29-37

Reflexión

Adviento es tiempo para crecer en la solidaridad, en la compasión y en la misericordia. Hoy contemplamos en el evangelio la escena de la multiplicación de los panes. Jesús hace compartir a sus discípulos los panes y pescados que tenían para ellos, «dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente.» Este Adviento el Señor renueva nuestra esperanza y nos invita a colaborar con Él para sostener la esperanza de otros, haciéndonos presentes en sus necesidades.

5 DICIEMBRE 2024

JUEVES DE LA I SEMANA DE ADVIENTO

¡Bendito

el que viene en el nombre del Señor!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Isaías 26, 1-6

Salmo: Salmo 117

Evangelio: Mateo 7, 21. 24-27

Reflexión

Hoy el Señor Jesús nos dice: «No todo el que me diga ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.». Con esta enseñanza Jesús nos ayuda a entender que la obediencia de la fe es fundamental para vivir una religiosidad auténtica, esto significa recibir a Dios en el corazón, escuchar su Palabra, acoger su Voluntad y disponerse a servirla. El Adviento es tiempo de escucha de la Palabra.

7 DICIEMBRE 2024

SÁBADO DE LA I SEMANA DE ADVIENTO

¡Alabemos al Señor, nuestro Dios!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Isaías 30, 19-21. 23-26

Salmo: Salmo 146

Evangelio: Mateo 9, 35 - 10, 1. 6-8

Reflexión

El evangelio nos habla de la compasión de Jesús. Su mirada era profunda y alcanzaba a ver lo que la gente sentía por dentro. Muchos habían perdido la esperanza y andaban por la vida cansados y desamparados ¡como ovejas sin pastor! Jesús no se la vivía pensando en sí mismo, hacía suyas las necesidades ajenas y hacía lo que estaba en sus manos para remediarlas. Acercaba a todos el perdón que es capaz de transformar la vida y el mundo entero.

6 DICIEMBRE 2024

VIERNES DE LA I SEMANA DE ADVIENTO

¡El señor es mi luz y mi salvación!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Isaías 29, 17-24

Salmo: Salmo 26

Evangelio: Mateo 9, 27-31

Reflexión

Es nuestra costumbre adornar en este tiempo nuestras casas con luces multicolores. Entendamos a la luz de la Palabra el sentido de esta costumbre cristiana. El Señor que viene puede iluminar la oscuridad de la conciencia adormecida, del sufrimiento y el dolor, de la tristeza y la depresión; puede hacer resonar en nuestro corazón su Palabra. Para que esto suceda es necesario que creamos que Jesús puede hacerlo, Él es luz de luz y viene a nosotros para iluminar nuestra mirada.

8 DICIEMBRE 2024

DOMINGO DE LA II SEMANA DE ADVIENTO

¡Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Baruc 5, 1-9

Salmo: Salmo 125

2ª Lectura: Filipenses 1, 4-6. 8-11

Evangelio: Lucas 3, 1-6

Reflexión

Este Domingo damos el segundo paso de nuestro itinerario espiritual de preparación a la Navidad. La voz de Juan el Bautista se deja oír. Quiere sacarnos de nuestra soledad, del desierto interior que no nos deja oír nada ni esperar nada. El Señor viene, hay que salir a su encuentro, para ello es necesario preparar el camino, allanarlo, enderezarlo. El camino por el que Dios viene a nuestro encuentro es derecho, sin atajos engañosos y peligrosos.

DICIEMBRE 2024

INMACULADA CONCEPCIÓN

¡Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Génesis 3, 9-15. 20

Salmo: Salmo 97

2ª. Lectura: Efesios 1, 3-6. 11-12

Evangelio: Lucas 1, 26-38

Reflexión

Contemplamos la respuesta de la Virgen María, preservada del pecado para ser la madre del Señor. María sintió miedo ante el mensaje del Ángel. También nosotros sentimos miedo cuando Dios pone delante nuestro retos que consideramos imposibles. María era una mujer piadosa, su corazón estaba abierto para reconocer a Dios y cumplir su voluntad. Siguiendo su ejemplo, ante lo que Dios nos pide, superemos nuestros miedos y confiemos en su Palabra. Dios no se deja ganar en generosidad.

11 DICIEMBRE

2024

MIÉRCOLES DE LA II SEMANA DE ADVIENTO

¡Bendice al Señor, alma mía!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Isaías 40, 25-31

Salmo: Salmo 102

Evangelio: Mateo 11, 28-30

Reflexión

El cansancio pone a prueba la esperanza; no es cansancio físico sino cansancio existencial el que se experimenta cuando las situaciones difíciles se prolongan en el tiempo. En el evangelio Jesús habla a un pueblo cansado de cumplir la ley y de la dominación de las naciones extranjeras y se presenta como descanso y alivio de todos los que están cansados y agobiados; su yugo es el amor y el que ama puede fatigarse haciendo el bien, pero no cansarse, porque es un yugo suave y una carga ligera. Acoger al Señor que viene es la oportunidad para renovar las fuerzas y la disponibilidad de sobrellevar con amor las situaciones difíciles.

10 DICIEMBRE 2024

MARTES DE LA II SEMANA DE ADVIENTO

¡Ya viene el Señor a renovar el mundo!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Isaías 40, 1-11 Salmo: Salmo 95 Evangelio: Mateo 18, 12-14

Reflexión

En la parábola de la oveja perdida Jesús nos habla de la preocupación de Dios por todos y cada uno; la imagen es la del pastor que deja a su rebaño a buen resguardo para ir en busca de la oveja que se ha perdido, pues ella sola no puede volver al aprisco. Aprendamos la lección, Jesús nos invita a ir en busca de la oveja perdida; nos quiere reunidos, compartiendo la fe con los que, como nosotros, tienen la dicha de creer; nos pide que no nos quedemos en una actitud pasiva, individualista, en nuestra situación de seguridad; nos invita a salir en busca a los que se han perdido, de los que, por distintos motivos, se han alejado de su redil.

12 DICIEMBRE 2024

NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

¡Que te alaben, Señor, todos los pueblos!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Isaías 7, 10-14

Salmo: Salmo 66

2ª Lectura: Gálatas 4, 4-7

Evangelio: Lucas 1, 39-48

Reflexión

No fue con razones, ni con órdenes, ni con amenazas, ni sometiendo, que María de Guadalupe trajo el evangelio a nuestra patria; fue con ternura, con cariño, presentándose como madre, reconociéndonos sus hijos. Así como la Virgen María dispuso nuestro corazón a la experiencia del amor de Dios, es como nos hace mensajeros de este mismo amor. No tengamos miedo a la bondad ni a la ternura.

13

DICIEMBRE 2024

VIERNES DE LA II SEMANA DE ADVIENTO

¡Dichoso el hombre que confía en el Señor!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Isaías 48, 17-19

Salmo: Salmo 1

Evangelio: Mateo 11, 16-19

Reflexión

Jesús echa en cara a su generación que no reciben a los enviados de Dios, ni al Bautista ni a Él. A Juan lo rechazan so pretexto de su austeridad, a Jesús por su alegría, tildándolo de borracho y comilón. A ambos los desautorizan criticándolos. Qué fácil es criticar para sofocar la verdad, para descalificar, para hacer banales las cosas, para no cambiar, pero son «los hechos los que dan razón a la sabiduría de Dios.»

15 DICIEMBRE 2024

DOMINGO DE LA III SEMANA DE ADVIENTO

¡El Señor es mi Dios y salvador!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Sofonías 3, 14-18

Salmo: Isaías 12

2ª Lectura: Filipenses 4, 4-7

Evangelio: Lucas 3, 10-18

Reflexión

Damos el tercer paso de nuestro itinerario espiritual de preparación de la Navidad. El mensaje de Juan sacude nuestra conciencia; resuena en el evangelio la pregunta ¿Qué tenemos que hacer? La respuesta es distinta para cada persona. Cada uno debe responder de acuerdo con su edad, con su estado, con las circunstancias en las que vive. Nadie puede eximirse. Prepararnos para recibir al Señor nos pide a todos un cambio de actitudes, especialmente de las que deshumanizan, provocan violencia y cosifican a las personas.

14 DICIEMBRE 2024

SÁBADO DE LA II SEMANA DE ADVIENTO

¡Ven, Señor, a salvarnos!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Eclesiástico (Sirácide) 48, 1-4. 9-11

Salmo: Salmo 79

Evangelio: Mateo 17, 10-13

Reflexión

Todos necesitamos a alguien que nos prepare también el camino al Señor, una voz que grite en el desierto de este mundo y de nuestros corazones que está llegando alguien que nos ama de verdad. Siempre necesitamos a un profeta, a un hermano o hermana que hable a nuestros oídos y que toque nuestro corazón para que nos preparemos a acoger al Señor. A todos se nos pide no cerrar los ojos para ver los «signos de Dios», no cerrar los oídos para escuchar el Evangelio, no cerrar el corazón para acoger al Señor que viene.

16 DICIEMBRE 2024

LUNES DE LA III SEMANA DE ADVIENTO

¡Descúbrenos, Señor, tus caminos!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Números 24, 2-7. 15-17

Salmo: Salmo 24

Evangelio: Mateo 21, 23-27

Reflexión

Al prepararnos a la venida del Señor es importante que confrontemos nuestras propias opciones con las del evangelio; puede ser que asumiendo las actitudes de los adversarios de Jesús, hagamos con incredulidad mil cuestionamientos a las exigencias del evangelio. La Palabra del Señor desenmascara preocupaciones, intenciones, propósitos, deseos y argumentaciones que no están dictadas por el amor a la verdad, sino por el afán de hacer triunfar el propio ego.

17

DICIEMBRE 2024

FERIA MAYOR DE ADVIENTO

Oh Sabiduría… ven y muéstranos el camino de la salvación.

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Génesis 49, 2, 8-10

Salmo: Salmo 71

Evangelio: Mateo 1, 1-17

Reflexión

Contemplamos la respuesta de la Virgen María, preservada del pecado para ser la madre del Señor. María sintió miedo ante el mensaje del Ángel. También nosotros sentimos miedo cuando Dios pone delante nuestro retos que consideramos imposibles. María era una mujer piadosa, su corazón estaba abierto para reconocer a Dios y cumplir su voluntad. Siguiendo su ejemplo, ante lo que Dios nos pide superemos nuestros miedos y confiemos en su Palabra. Dios no se deja ganar en generosidad. Dios cumple su promesa de nacer de la estirpe de Israel, pero viene para todos los pueblos, desciende de mujeres extranjeras y pecadoras, es decir, asume la naturaleza humana con todas sus debilidades, pero no el pecado. Él viene a salvar, a perdonar, a abrir las puertas a toda la humanidad. Dios no escogió nacer de la sangre azul de los personajes del palacio de un rey, sino del linaje humano común, pecador y agraciado. Dios conoce la fragilidad del corazón humano; comprende y perdona nuestra debilidad, espera la conversión continua de nuestro corazón.

19 DICIEMBRE 2024

FERIA MAYOR DE ADVIENTO

Oh Renuevo del tronco de Jesé… ven a librarnos, no tardes más.

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Jueces 13, 2-7.24-25

Salmo: Salmo 70 Evangelio: Lucas 1, 5-25

Reflexión

Nuestra vida es estéril o por lo menos amenazada de esterilidad. La esterilidad de la vida es la falta de sentido. Necesitamos ser salvados de esa esterilidad y la historia de Sansón y de Juan nos enseñan que sólo un camino es posible: el regalo, la gracia, el don. Hay que cambiar el enfoque, salir de las pretensiones del mérito que siempre llevan a la insatisfacción, para pasar al asombro del don, de la gracia que recibimos de la bondad de Dios, capaz de cambiar nuestra historia y cambiar el mundo.

18 DICIEMBRE 2024

FERIA MAYOR DE ADVIENTO

Oh, Pastor de la casa de Israel…ven a librarnos con el poder de tu brazo.

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Jeremías 23, 5-8

Salmo: Salmo 71

Evangelio: Mateo 1, 18-24

Reflexión

Mientras el evangelista Lucas contempló el nacimiento de Jesús desde el punto de vista de María, Mateo adopta el punto de vista de José, lo describe como un hombre justo, es decir, un creyente coherente con su fe, un hombre dispuesto a entrar en el designio de Dios, sea el que fuere. José es también un hombre respetuoso de la dignidad de los demás: a propósito de María encinta, se decide por la solución más discreta, la más respetuosa de la persona. Iluminado por el ángel de Dios, ya no temerá acoger en su casa a María, su esposa. José no se queda en teorías, sino que lee los acontecimientos de su vida y los comprende en la medida que interioriza la Palabra y la vive día a día.

20 DICIEMBRE 2024

FERIA MAYOR DE ADVIENTO

Oh Llave de David

y Cetro de la casa de Israel… ven y libra a los cautivos

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Isaías 7, 10-14

Salmo: Salmo 23

Evangelio: Lucas 1, 26-38

Reflexión

La Navidad, para cuya celebración nos estamos preparando, será realidad en nosotros, si sabemos acoger su Palabra, como lo hizo María, la acogió, de tal modo que la hizo carne propia, la gestó y la dio al mundo hecha carne, para salvación de todos. Aprendamos de María, acojamos la Palabra, hagámosla vida y proclamémosla al mundo entero.

21 DICIEMBRE 2024

FERIA MAYOR DE ADVIENTO

Oh Sol que naces de lo alto, ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Cantar de los Cantares 2, 8-14

Salmo: Salmo 32

Evangelio: Lucas 1, 39-45

Reflexión

El evangelio pone delante de nuestros ojos la escena de la visitación. Un breve relato con una inagotable enseñanza. Es de mucho, actualidad contemplar cómo María, después de la Anunciación se pone en camino. No permanece auto-contemplándose como la elegida, apenas supo que Isabel la necesitaba acudió presurosa en su auxilio y permaneció con ella. El creyente no puede encerrarse en sí mismo, pensando en su propia belleza, grandeza o perfección. Lo que se le ha dado es para entregarlo y en eso consiste el amor.

23 DICIEMBRE 2024

FERIA MAYOR DE ADVIENTO

Oh, Emmanuel, rey y legislador nuestro… ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Malaquías 3, 1-4. 23-24

Salmo: Salmo 24

Evangelio: Lucas 1, 57-66

Reflexión

Los vecinos y parientes de Isabel se regocijaron con ella por la gran misericordia que Dios le había manifestado. No era para menos. Isabel había vivido con el estigma de la esterilidad. En su edad avanzada nadie hubiera creído que era capaz de concebir. No hay duda de que la obra es de Dios. Cada niño que nace tiene una misión de parte de Dios. Hagámonos el propósito de pensar en el futuro de los niños y, pensando en ellos, tomar decisiones responsables para que puedan realizar la misión que Dios quiera confiarles.

22 DICIEMBRE 2024

DOMINGO DE LA IV SEMANA DE ADVIENTO

Oh Rey de las naciones… ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra.

Textos bíblicos:

1ª Lectura: Miqueas 5, 1-4

Salmo: Salmo 79

2ª Lectura: Hebreos 10, 5-10

Evangelio: Lucas 1, 39-45

Reflexión

María es «madre de misericordia». Ella experimentó en su historia personal que la misericordia de Dios se extiende de generación en generación a todos los que lo temen, es decir que le reconocen como Señor y creador y se puso en camino para llevar esa misma misericordia a su prima anciana que estaba a punto de dar a luz. Nuestra fe tiene mucho que aprender de María que nos enseña a estar atentos a lo que Dios hace en la historia de los demás. La fe de María nos exhorta a creer como creen las personas humildes y sencillas que confían en Dios porque saben reconocer su obra.

24 DICIEMBRE 2024

FERIA MAYOR DE ADVIENTO

¡Proclamaré

sin cesar la misericordia del Señor!

Textos bíblicos:

1ª Lectura: 2 Samuel 7, 1-5. 8-12. 14. 16

Salmo: Salmo 88

Evangelio: Lucas 1, 67-79

Reflexión

El cumplimiento de las promesas desborda la alegría de Zacarías que bendice al Señor, porque ha visitado a su pueblo. Esta noche es nochebuena y mañana Navidad. No dejemos que los afanes de estos días nos arrebaten el misterio de Dios que se hace hombre para hacer capaces a los hombres de llamarse hijos de Dios. Dejemos que la luz del Señor brille en nuestro interior e ilumine todas las dimensiones de nuestra humanidad.

RITO PARA ENCENDER LA CORONA DE ADVIENTO

Rito

El atardecer del sábado o durante el domingo, la familia se reúne en torno a la corona de adviento.

• En el nombre del Padre…

• Se reza: Señor mío Jesucristo….

• Se lee el pasaje del evangelio correspondiente.

• Quienes participan comparten lo que la Palabra ha dejado en su corazón.

• Se hace la oración del domingo que corresponde.

• Se enciende la vela correspondiente.

• Se entona un canto propio del tiempo.

• Se reza Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

• Se hace el responso por los difuntos.

• Se invoca la bendición de Dios.

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO

(1ª. vela)

Lucas 21, 25-28.34-36

ORACIÓN

Encendemos, Señor, esta luz, como aquél que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro del amigo que ya viene. En esta primera semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con alegría. Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen.

Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, Señor Jesús!

Se enciende la primera vela. CANTO

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO (2da vela)

Lucas 3, 1-6

ORACIÓN

Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas. El viejo tronco está rebrotando, se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne...

Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!

Ya estando encendida la primera vela, se enciende la segunda. CANTO

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

(3era vela)

Lucas 3, 10-18

ORACIÓN

En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia: ¡El Señor va a llegar! ¡Preparen sus caminos, porque ya se acerca! Adornen su alma como una novia se engalana el día de su boda. ¡Ya llega el mensajero! Juan Bautista no es la luz, síno el que nos anuncia la luz.

Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes. Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, ¡caliéntanos en tu amor!

Además de las dos velas anteriores encendidas, se enciende la vela rosa. CANTO

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO (4ta vela)

Lucas 1, 39-45

ORACIÓN

La Virgen y San José, con su fe, esperanza y caridad salen victoriosos en la prueba. No hay rechazo, ni frío, ni oscuridad ni incomodidad que les pueda separar del amor de Cristo que nace. Ellos son los benditos de Dios que le reciben. Dios no encuentra lugar mejor que aquel pesebre, porque allí estaba el amor inmaculado que lo recibe.

Nos unimos a La Virgen y San José con un sincero deseo de renunciar a todo lo que impide que Jesús nazca en nuestro corazón.

Se enciende la última vela. CANTO

inútiles y gravosos, no generar basura, evitar el uso de plásticos y desechables y privilegiar la convivencia de vecinos y familias.

A continuación, proponemos los pasajes bíblicos y reflexiones que pueden ser útiles en las posadas:

Diciembre 16 (primer día)

LA ANUNCIACIÓN

Lc 1, 26-38. Dios se hace presente en la vida de María y la invita a colaborar en su plan de salvación; María no comprende pero confía. Dios nos invita a participar en su plan de salvación cuando descubrimos que podemos hacer algo para que nuestros familiares, amigos o vecinos sean felices ¿cómo aceptamos la oportunidad que Dios nos da de participar en la felicidad de los demás? ¿Qué ejemplo nos da María al aceptar colaborar con Dios en su plan de salvación?

Diciembre 17 (segundo día)

LAS

POSADAS

LA VISITACIÓN

Para la celebración de las “posadas” podemos seguir los siguientes pasos.

Reunidas las personas que celebran la “posada”:

• Leer el pasaje del día. Tener a la mano una Biblia o un Nuevo Testamento.

• Dialogar un poco sobre el texto bíblico, según las preguntas indicadas.

• Hacer la procesión y petición de posada, se puede acompañar con: el rezo del rosario completo o de un misterio, con cantos y letanías.

• Después de pedir la posada se quiebra la piñata y se reparte algo de comer. (de “traje”; cada familia lleva algo y se comparte). Es importante evitar gastos

Lc 1,39-45 María, al saber que va a ser la madre del Mesías (Cristo), en vez de encerrarse a rezar, se va a servir a su prima Isabel que necesita de sus cuidados, exponiéndose a ser mal juzgada, pues al regresar, José se dará cuenta de que está embarazada. En nuestra comunidad hay servicios indispensables para poder vivir. Preguntémonos: ¿Cómo tratamos a quién necesita un servicio nuestro? ¿Qué tan generosos somos para atender a algún hermano necesitado?

Diciembre 18 (tercer día)

VIAJE DE JOSÉ Y MARÍA

Lc 2,1-7 Es este viaje el que da origen a la costumbre de las posadas; se supondría que José y María tardaron 9 días en llegar a Belén de Nazaret e hicieron, por lo tanto nueve jornadas. Vamos nosotros también en estos nueve días a acompañar a los santos peregrinos. Preguntémonos: ¿Por qué José y María no encontraron lugar en las casas de Belén? ¿Quiénes son las personas o grupos de personas que no encontrarían posadas en nuestra casa o en nuestro ambiente? ¿por qué?

Diciembre 19 (cuarto día)

EL EMPADRONAMIENTO

Lucas 2,1-5 Este empadronamiento es lo que motiva el viaje de José y María haciéndolos desplazarse de Nazaret a Belén en donde sufrirían al no encontrar lugar para hospedarse. A la ciudad llegan diariamente muchas personas que buscan condiciones mejores de vida; tienen que desplazarse, cambiar costumbres y buscan encontrar un lugar entre nosotros. Preguntémonos: ¿Cómo recibimos a las personas que vienen a vivir a la ciudad? ¿Cómo tratamos a las personas que viven en nuestras casas y no son miembros de nuestra familia? ¿Cómo vivimos el valor de la hospitalidad?

Diciembre 20 (quinto día)

EL ANUNCIO A LOS PASTORES

Lc 2,8-20 Son gente inculta, desaseada, con fama de ladrones y peligrosos; es a ellos a quienes se les anuncia primero el nacimiento de Jesús. En nuestra colonia, en nuestra parroquia, hay vecindades y pandillas cuyos miembros tienen la misma fama de los pastores. Es a ellos a quienes Jesús sigue llamando primero ... Preguntémonos: ¿Por qué Jesús les da el primer lugar a los pastores? ¿Qué lugar les damos nosotros a los que viven en vecindades y a los pandilleros?

Diciembre 21 (sexto día)

LA ADORACIÓN DE LOS MAGOS

Mt 2,1-12. Son hombres de cultura distinta de otras naciones; cuando llegan a Jerusalén son motivo de curiosidad, risas, burlas. En nuestra ciudad hay miles de indígenas que llegan pidiendo un lugar y algo de qué vivir. Pertenecen a otra cultura y son extranjeros a pesar de que son los habitantes primitivos de nuestra patria ... Preguntémonos: ¿cómo los tratamos? ¿Los acogemos? ¿Les hablamos por su nombre?

Diciembre 22 (séptimo día)

LA HUÍDA A EGIPTO

Mt 2,13-16. Herodes, cegado por el afán de poder y de dinero, teme al recién nacido niño que viene a predicar el amor, y lo manda matar; para salvar a Jesús, José y María tienen que huir con el Niño y hacerse extranjeros. En nuestra ciudad y colonias hay tantas familias marginadas porque alguno de sus miembros ha tenido que emigrar porque aquí la pobreza amenaza su vida. Preguntémonos: ¿Qué hacemos para que nuestros paisanos no tengan que emigrar a buscar el pan en Estados Unidos? ¿Nos preocupamos por las familias que quedan desamparadas cuando emigra alguno de sus miembros?

DICIEMBRE 23 (octavo día)

EL ANCIANO SIMEÓN

Lc 2,23-32. El anciano Simeón recibe como recompensa a su perseverancia en la fe, el tener en sus brazos al Mesías prometido a sus antepasados. Nuestros ancianos viven profundamente la fe que da sentido a sus vidas en ocaso y nos dan muestras de ser personas abiertas a Dios. Preguntémonos: ¿Aprendemos de los ancianos el sentido que ellos tienen de Dios? ¿Nos preocupamos por procurarles un momento de alegría en medio de su soledad? ¿Le permitimos sentirse útiles en nuestras casas?

DICIEMBRE 24 (Noveno día)

NAVIDAD

Rom 13,11-14. Hoy en la noche celebraremos el Misterio de Dios que se hace Hombre por nuestra salvación. Jesucristo es Luz que ilumina nuestras vidas, para recibirlo es necesario despojarnos de las tinieblas ¿cómo nos hemos preparado para celebrar la Navidad? ¿Hemos aprovechado este tiempo para despojarnos de todo aquello que en nosotros es “tiniebla”, para que la Luz de Cristo pueda resplandecer en nuestras vidas?

PREPARÉMONOS A VIVIR EL JUBILEO DE LA ESPERANZA

1. Qué significa la palabra Jubileo

Se suele decir que la raíz de la palabra "jubileo" en la biblia tiene que ver con el sonido del cuerno de un carnero, cuyo eco procedente de Jerusalén, atravesaba el aire y saltaba de pueblo en pueblo.

En el texto hebreo de todo el Antiguo Testamento, el término “jobel” aparece veintisiete veces, de las cuales seis veces significa cuerno de carnero, mientras que las otras veintiuna se refiere al año jubilar. La página fundamental de referencia es el capítulo 25 del libro del Levítico, texto complejo, incluído en el libro de los hijos de Leví, por tanto, de los sacerdotes, un libro ceremonial de regulaciones minuciosas y meticulosas relativas a los ritos propios del templo de Jerusalén. El término jobel resuena principalmente en ese texto, pero también se encuentra en el capítulo 27.

de la solemnidad del Kippur, es decir, de la Expiación por el pecado de Israel, a un concepto ético, moral, existencial relacionado con la remisión de las deudas y la liberación de los esclavos (que era el contenido del jubileo). De esta manera el tema del jubileo se desplazó, del lenguaje y del acto litúrgico, al lenguaje y a la experiencia ético-social. Este elemento también es relevante hoy en día para no reducir el jubileo cristiano sólo a lo celebrativo o ritual, sino para transformarlo en un paradigma de la vida cristiana.

La antigua versión griega de la Biblia, al enfrentarse a esta palabra -jobel- en lugar de traducirla como jubileo o año jubilar, la tradujo como áphesis, que en griego significa "remisión", "liberación" o incluso "perdón". Esta palabra será muy importante para Jesús que no habla de jubileo, sino que utiliza en el griego de Lucas precisamente el término áphesis.

En el Nuevo Testamento nunca aparece la palabra "jubileo". Los antiguos traductores de la Biblia, pasaron de un significado cultual referido a la celebración del año jubilar que comienza con el toque del cuerno de carnero en una fecha muy concreta, en el contexto

Pregunta para la reflexión:

El uso de la palabra Jubileo en la Sagrada Escritura tiene dos acepciones: una referida al culto y otra al estilo de vida de los creyentes. El jubileo pues tiene un profundo sentido religioso y social. ¿Estaría completa la celebración del jubileo si sólo se vive en su dimensión religiosa sin asumir las exigencias éticas y sociales que implica?

2. El descanso de la tierra

Según la tradición bíblica, (cf. Levítico 25), la tierra debía descansar cada siete años y también en el año jubilar, que seguía a siete semanas de años, es decir, en la quincuagésima. La empresa parece poco práctica y difícil de llevar a cabo. Es posible hacer reposar la tierra durante un año, sobre todo en una civilización como la del antiguo cercano oriente, donde las necesidades eran mucho menores que las nuestras y la vida mucho más frugal. Pero dejar descansar la tierra durante dos años seguidos (el cuadragésimo noveno sabático y el quincuagésimo jubilar), en una economía

esencialmente agrícola, habría puesto en peligro la propia supervivencia de la tierra. Por tanto, o bien el año jubilar se hizo coincidir con el séptimo año de la séptima semana, o bien el jubileo, más que una aplicación concreta, era ante todo un deseo, un signo utópico, una mirada más allá del modo de vida habitual.

Dejar reposar la tierra es no sembrarla y no recoger sus frutos. Esta elección, por una parte, hace descubrir que la tierra es un don, porque, aunque en menor cantidad, algo consigue producir todavía. Sus frutos serán más escasos, pero no faltarán. Se recuerda así que los ciclos de la naturaleza dependen no sólo de la obra del hombre, sino también del Creador. Es un recordatorio de otra primacía, la trascendente. Por otra parte, en este período hubo un intento de superar la propiedad privada y tribal, ya que cada cual podía tomar de la tierra lo que ésta le ofrecía, sin respetar los límites puestos por los propietarios. Se trata, en la práctica, del reconocimiento del destino universal de los bienes por el que todo está disponible para todos.

Este tema también puede adquirir un gran significado en la sociedad actual. En ella, la humanidad puede representarse, por un lado, por una mesa puesta en la que hay unos pocos, que disponen de una acumulación exagerada de bienes y, por otro, el resto de la gente, una multitud que permanece al margen y sólo puede disfrutar de las sobras y las migajas. Ya no existe la idea de la disponibilidad universal de los bienes, que antecede a toda propiedad privada. En este sentido, es sugestivo referirse a las reflexiones propuestas al respecto por la encíclica Laudato si' del Papa Francisco.

Pregunta para la reflexión

Restaurar la obra de la creación del desgaste al que la sometemos es una de las exigencias del jubileo bíblico.¿Qué compromisos podríamos asumir como estilo de vida respecto a nuestra responsabilidad con el cuidado de la Creación?

3. La condonación de las deudas y la restitución de las tierras

Otro tema de la tradición bíblica del año jubilar es la remisión de las deudas y la restitución in pristinum (al propietario original) de las tierras enajenadas y vendidas.

Desde el punto de vista bíblico, la tierra no era una posesión del individuo, sino de las tribus y clanes familiares, cada uno de los cuales tenía su territorio particular. Se había otorgado durante el famoso reparto de la tierra tras la conquista de Canaán, como leemos en el libro de Josué (cc. 13-21). Cada vez que, por diversas razones, el clan perdía su tierra, estaba, en cierto sentido, fallando en la división querida por Dios.

Con el jubileo, es decir, cada medio siglo, se reconstruía el mapa de la tierra prometida, tal como Dios lo había querido, mediante el don divino de la división de la tierra entre las tribus de Israel. Cada uno recibía entonces su porción, excepto la tribu de Leví, que vivía de las contribuciones hechas por las otras tribus por su servicio en el templo.

En cuanto a las deudas, ocurrió esencialmente lo mismo. Al principio del período jubilar, todos eran iguales, con las mismas pocas posesiones. Más tarde, sin embargo, algunos habían perdido sus posesiones por desgracia, otros por pereza o incapacidad. Al cabo de cincuenta años, se decidió volver al punto de partida, encontrándose todos en un nivel de comunión de bienes absoluto, ideal, utópico, en igualdad. Todo seguía siendo común y se distribuía según las distintas tribus. Cada familia recuperaba así sus bienes, sus tierras y todos sus hijos.

En un llamamiento del libro del Deuteronomio, esta renovación social se propone continuamente al judío para que la considere

como el modelo social que debe vivir, aunque a sabiendas de que se trata de un proyecto ideal nunca plenamente realizable. De hecho, en el libro del Deuteronomio leemos: "Que no haya entre ustedes ningún necesitado [...] y si hay entre ustedes algún hermano tuyo necesitado, no endurezcas tu corazón ni cierres tu mano" (15:4, 7).

Una opción que no es sólo de adhesión ideal a la fraternidad y a la solidaridad, sino que implica la concreción de “no cerrar la mano", es decir, la acción, el compromiso social concreto. Recordemos el perfil de la comunidad cristiana de Jerusalén en la que -como reitera varias veces Lucas en los Hechos de los Apóstoles"nadie llamaba suyo a lo que le pertenecía, sino que todo era común a ellos" (4,32).

Pregunta para la reflexión

Se ha comprobado que en las familias que se encuentran en nivel básico de subsistencia, las crisis por enfermedad o por adicciones las precipitan a endeudarse y a comprometer, cuando lo tienen, su patrimonio. Si consideramos que las enfermedades y las adicciones no son un infortunio personal sino que tienen un origen social, ¿qué nos implica como creyentes “no cerrar la mano al hermano”, yendo -más allá de la asistencia- a la raíz del problema?

el año en que los que habían ido a servir para sobrevivir a la miseria regresaban a sus hogares, con sus deudas perdonadas y sus tierras y libertad recuperadas. Volvían a ser el pueblo del éxodo, el pueblo libre de la esclavitud y la discriminación. De nuevo, se trataba de una propuesta ideal, destinada a crear una comunidad que ya no tuviera en su seno injusticias de unos contra otros, que ya no tuviera grilletes en los pies y que pudiera caminar unida hacia una meta.

Es evidente cómo esta exigencia ética se aplica también a nuestra historia en la que existe un número exterminado de formas de esclavitud: la drogadicción, el tráfico de prostitutas, la explotación infantil con fines laborales o sexuales y la pornografía infantil, y tantas otras formas feroces de sometimiento. También se puede pensar en todos aquellos pueblos que son prácticamente esclavos de las superpotencias porque con sus deudas son absolutamente incapaces de ser árbitros de su propio destino; las actividades de ciertas multinacionales son a menudo una verdadera forma de tiranía económica que oprime a ciertas naciones y sociedades.

4. La liberación de los esclavos

El tercer tema estructural del jubileo bíblico es igualmente incisivo y desafiante. El jubileo era el año de la condonación no sólo de las deudas, sino también de la liberación de los esclavos.

El libro de Ezequiel (46,17) habla del jubileo como el año de la liberación, de la redención,

Por tanto, la resonancia de la palabra jubilar de la libertad tiene un gran significado incluso en nuestro tiempo, al igual que la llamada a la liberación interior. En efecto, se puede ser exteriormente libre pero interiormente esclavizado por ciertas cadenas invisibles, como los condicionamientos sociales de la comunicación de masas, de la superficialidad, de la vulgaridad y de las adicciones a algunas formas de comunicación virtual.

En un pasaje del libro de Jeremías (34,14-17), el profeta explica enérgicamente el colapso y la esclavización de Jerusalén y Judea por los babilonios en 586 a.C. precisamente como un juicio de Dios por el hecho de que los judíos no habían liberado a los esclavos en el jubileo. El egoísmo había hecho que no se practicara la gran norma de la libertad y, como consecuencia, todo el pueblo terminó siendo esclavo.

Pregunta para la reflexión:

La libertad es un don de Dios y una conquista humana; sin embargo, hay muchas esclavitudes modernas, que ensimisman a las personas, vulneran su voluntad, distorsionan su horizonte, limitándolas en su capacidad de amar, porque para amar es necesario ser libre. ¿Qué esclavitudes detectas en tu entorno y que es necesario hacer para acabar con ellas?

5. El jubileo de Jesús

la palabra evangelio, la "buena nueva" del Reino de Dios. Los destinatarios son los "pobres", es decir, los últimos de la tierra, aquellos que no tienen la fuerza del poder político y económico, pero cuyos corazones están abiertos a Dios. El jubileo pretende volver a poner en el centro de la Iglesia a los humildes, a los pobres, a los miserables, a los que externa e internamente dependen de las manos de Dios y de sus hermanos.

Al comienzo de su predicación pública, según el Evangelio de Lucas, Cristo había entrado en la modesta sinagoga de su pueblo, Nazaret. Aquel sábado, se había leído un texto de Isaías (c. 61) y le había correspondido proclamarlo y comentarlo. Con esas palabras, se había presentado como enviado del Padre para inaugurar un jubileo perfecto que se extendería a lo largo de los siglos siguientes y que los cristianos debían celebrar en espíritu y verdad: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido y me ha enviado a anunciar la buena nueva a los pobres, a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos y a predicar el año de gracia del Señor"(Lc 4,18-19).

Esta es la otra raíz -además de la del antiguo testamento- del jubileo cristiano. En palabras de Jesús, el horizonte del año santo se convierte en el paradigma de la vida del cristiano, que se ensancha y abarca todos aquellos sufrimientos que son el programa de la misión de Cristo y de la Iglesia. El "año de gracia del Señor", es decir, de su salvación, incluye cuatro gestos fundamentales.

1. El primero es "evangelizar a los pobres": el verbo griego está justamente en la base de

2. La libertad es el segundo acto jubilar, un acto que -como hemos visto- ya estaba en el jubileo de Israel. Sin embargo, Jesús se refiere también a los prisioneros en un sentido estricto y metafórico, y aquí se anticipan las palabras que repetirá en la escena del juicio al final del relato: "Estuve preso y viniste a verme"(Mt 25,36).

3. El tercer compromiso es devolver "la vista a los ciegos", un gesto que Jesús realizó a menudo durante su existencia terrena: pensemos sólo en el famoso episodio del ciego de nacimiento (Juan, 9). Éste era, según el Antiguo Testamento y la tradición judía, el signo de la llegada del Mesías. De hecho, en la oscuridad en la que está envuelto el ciego, no sólo está la expresión de un gran sufrimiento, sino también un símbolo. Hay, en efecto, una ceguera interior que no coincide con la física y es la incapacidad de ver en profundidad, con los ojos del corazón y del alma. Una ceguera difícil de erradicar, quizá más que la ceguera física, que atenaza a tantas personas en cuyas almas hay que inyectar un rayo de luz.

4. Finalmente, como cuarto y último compromiso, se propone la liberación de la opresión, que no es sólo la esclavitud mencionada anteriormente a propósito del jubileo judío, sino que incluye todo el sufrimiento y el mal que oprimen el cuerpo y el espíritu. Es lo que atestiguará todo el ministerio público de Cristo. La meta ideal del auténtico jubileo cristiano es, pues, esta renovación en el querer de Dios de todas las dimensiones de la existencia.

Pregunta para la reflexión

El año santo proclamado por Jesús es el paradigma de la vida del cristiano y de la misión de la Iglesia. ¿Qué compromiso debemos asumir los creyentes para situarnos en este dinamismo de gracia y bendición, llevando la buena noticia del Reino a quienes más la necesitan?

6. El jubileo en la tradición de la Iglesia

En la tradición católica, el Jubileo es un gran acontecimiento religioso, es un kairós, tiempo propicio, tiempo oportuno. Es al año de la remisión de los pecados y de las penas por los pecados, es el año de la reconciliación entre los adversarios, de la conversión y de la penitencia sacramental, y, en consecuencia, de la solidaridad, de la esperanza, de la justicia, del empeño por servir a Dios en el gozo y la paz con los hermanos. El Año Jubilar es ante todo el Año de Cristo, portador de la vida y de la gracia a la humanidad.

Bonifacio VIII, en 1300, convocó el primer Jubileo, llamado también “Año Santo”, porque es un tiempo en el que se experimenta que la santidad de Dios nos transforma. Con el tiempo, la frecuencia ha ido cambiando: al principio era cada 100 años; en 1343 se redujo a 50 años por Clemente VI y en 1470 a 25 años por Pablo II. También hay momentos ‘extraordinarios’: por ejemplo, en 1933, Pío XI quiso conmemorar el

aniversario de la Redención y en 2015 el Papa Francisco convocó el año de la Misericordia. También ha sido diferente el modo de celebrar este año: en el origen coincidía con la visita a las Basílicas romanas de san Pedro y san Pablo, por tanto, con la peregrinación, posteriormente se añadieron otros signos, como el de la Puerta Santa. Al participar del Año Santo se obtiene la indulgencia plenaria.

El Jubileo se llama comúnmente "Año Santo", no solamente porque comienza, se desarrolla y se concluye con ritos sagrados, sino también porque está destinado a promover la santidad de vida. Ha sido instituido en efecto para consolidar la fe, favorecer las obras de solidaridad y la comunión fraterna en el seno de la Iglesia y en la sociedad, para recordar y remover a los creyentes a una profesión de fe más sincera y más coherente en Cristo el único Salvador.

En el Nuevo Testamento, Jesús se presenta como el que lleva a término el Jubileo; el año jubilar es, por tanto, en primer lugar, el año de Cristo. Los temas centrales del Jubileo son el arrepentimiento y el perdón de los pecados a través de la peregrinación y las obras de caridad y misericordia. En el año del Jubileo es posible pedir la indulgencia plenaria, es decir, el perdón de todos los pecados.

Pregunta para la reflexión

La mayoría de los católicos pueden vivir en su vida, a lo mucho tres jubileos. En el año 2025 es probable que los menores de 35 años no recuerden el gran jubileo del año 2000, y que los menores de 18 años no recuerden el jubileo extraordinario de la misericorida del 2015. ¿Los mayores, qué testimonio podemos dar a los más jóvenes de nuestra experiencia espiritual en anteriores jubileos? ¿Los más jóvenes como pueden apropiarse la oportunidad de renovación espiritual del Jubileo ordinario del año 2025?

E7. El Jubileo de la Esperanza

l jueves 9 de mayo de 2024, mediante la bula Spes non confundit (la esperanza no defrauda) el Papa Francisco convocó a toda la Iglesia a vivir un Año Santo, un año jubilar.

Bajo el lema “Peregrinos de esperanza”.

El tema del Jubileo nos recuerda y nos propone una de las virtudes teologales como anhelo para vivir este Año del Señor, «la vida cristiana es un camino, que también necesita momentos fuertes para alimentar y robustecer la esperanza, compañera insustituible que permite vislumbrar la meta: el encuentro con el Señor Jesús.» (Spes no confundit n. 5).

El jubileo es propicio para restablecer nuestras relaciones fundamentales con Dios, con el prójimo y con la creación. Es un tiempo de reflexión para crecer interior y espiritualmente. Por último y no menos importante es que podemos ganar la indulgencia que significa el perdón total de las penas por los pecados. «La indulgencia, en efecto, permite descubrir cuán ilimitada es la misericordia de Dios» (Spes non confundit n. 23).

LA ORACIÓN DEL JUBILEO

Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.

Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.

La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y la paz de nuestro Redentor.

A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos. Amén.

EL LOGO DEL JUBILEO

El logo del jubileo representa cuatro figuras estilizadas de forma humana abrazadas entre ellas que simbolizan toda la humanidad de los cuatro rincones de la iglesia.

Abrazadas entre ellas, indican la solidaridad y la fraternidad que une a los pueblos. La primera de las figuras está abrazada a la cruz, signo de nuestra fe y signo también de la esperanza que no debe ser nunca abandonada porque necesitamos siempre de ella, sobre todo en los momentos de mayor necesidad.

Las olas en movimiento demuestran que la peregrinación de la vida y de la iglesia no siempre pasa por aguas tranquilas, además, la imagen nos recuerda que el camino no es un hecho individual sino comunitario.

Muchas veces las experiencias personales y los eventos del mundo exigen con mayor intensidad el llamado a la esperanza. Es por esto que se debe subrayar la parte inferior de la cruz que se alarga transformándose en un ancla y que se impone sobre el movimiento de las olas. Bien sabemos que el ancla ha sido usada como metáfora de la esperanza.

El logo imagen muestra cómo el camino del peregrino no es un hecho individual sino comunitario, con la impronta de un dinamismo en crecimiento que tiende cada vez más hacia la cruz.

La cruz no es estática, sino dinámica y se curva hacia la humanidad, saliendo a su encuentro y no dejándola sola, ofreciendo la certeza de la presencia y la seguridad de la esperanza.

Se destaca, finalmente, con color verde el lema del jubileo 2025: Peregrinantes in Spem (peregrinos de la esperanza).

EL HIMNO DEL JUBILEO

PEREGRINOS DE

LA ESPERANZA

Llama viva para mi esperanza, que este canto llegue hasta ti, seno eterno de infinita vida, me encamino, yo confío en ti.

Toda lengua, pueblos y naciones hallan luces siempre en tu Palabra. Hijos, hijas, frágiles, dispersos, acogidos en tu Hijo amado.

Dios nos cuida, tierno y paciente nace el día, un futuro nuevo. Cielos nuevos y una tierra nueva. Caen muros gracias al Espíritu.

Una senda tienes por delante, paso firme, Dios sale a tu encuentro. Mira al Hijo que se ha hecho hombre para todos, Él es el camino.

Durante el camino, el canto aflora muy frecuentemente en los labios, casi como si fuera un fiel compañero para expresar los motivos del viajero. Esto se aplica también a la vida de fe que es una peregrinación a la luz del Señor Resucitado. Las Sagradas Escrituras están impregnadas de canto y los Salmos son un ejemplo notable: las oraciones del pueblo de Israel fueron escritas para ser cantadas, y en el canto presentar ante el Señor los acontecimientos más humanos. La tradición

de la Iglesia no hace más que prolongar esta relación, haciendo del canto y de la música uno de los pulmones de la liturgia. El Jubileo, que de por sí se expresa como un acontecimiento de pueblo en peregrinación a la Puerta Santa, encuentra también en el canto uno de los modos para dar voz a su lema, "Peregrinos de la esperanza".

El texto preparado por Pierangelo Sequeri y musicalizado por Francesco Meneghello, contiene numerosos temas del Año Santo. En primer lugar, el lema, “Peregrinos de la esperanza”, encuentra el mejor eco bíblico en algunas páginas del profeta Isaías (Isaías 9 e Isaías 60). Los temas de la creación, la fraternidad, la ternura de Dios y la esperanza en el destino resuenan en un lenguaje que no es "técnicamente" teológico, aunque lo sea en el fondo y en las alusiones, para hacerlo

8. Los signos del jubileo

La Peregrinación

ELa esperanza cristiana es dinámica e ilumina la peregrinación de la vida, mostrando el rostro de hermanos y hermanas, compañeros de camino. No es un deambular como lobos solitarios, sino un camino de pueblo, confiado y gozoso, que avanza hacia una destinación Nueva. El soplo del Espíritu de vida no deja de iluminar la aurora del futuro que está por surgir. El Padre celestial observa con paciencia y ternura la peregrinación de sus hijos y les abre de par en par el Camino, señalando a Jesús, su Hijo, que se convierte en espacio de camino para todos.

l Jubileo nos pide que nos pongamos en camino y que superemos algunos límites. Cuando nos movemos, de hecho, no cambiamos solo de lugar, sino que nos transformamos nosotros mismos. Por eso, es importante prepararse, planificar el trayecto y conocer la meta. En este sentido la peregrinación que caracteriza este año empieza antes del propio viaje: su punto de partida es la decisión de hacerlo. La etimología de la palabra ‘peregrinación’ es decididamente significativa y ha sufrido pocos cambios de significado. En efecto, la palabra deriva del latín per ager, que significa “a través de los campos”, o per eger, que significa “cruce de frontera”: ambas raíces señalan el aspecto distintivo de emprender un viaje.

Abraham, en la Biblia, es descrito así, como una persona en camino: “Sal de tu tierra, de tu patria, y de la casa de tu padre” (Gn 12,1). Con estas palabras comienza su aventura, que termina en la Tierra Prometida, donde

AGENDA 2024 19 resonar con elocuencia en los oídos de nuestro tiempo.

es recordado como un “arameo errante” (Dt 26,5). También el ministerio de Jesús se identifica con un viaje desde Galilea hacia la Ciudad Santa: “Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén” (Lc 9,51). Él mismo llama a los discípulos a recorrer este camino y todavía hoy los cristianos son aquellos que lo siguen y se ponen a acompañarlo.

El recorrido, en realidad, se construye progresivamente: hay varios itinerarios por elegir, lugares por descubrir; las situaciones, las catequesis, los ritos y las liturgias, los compañeros de viaje permiten enriquecerse con nuevos contenidos y perspectivas. La contemplación de lo creado también forma parte de todo esto y es una ayuda para aprender que cuidar la creación “es una expresión esencial de la fe en Dios y de la obediencia a su voluntad” (Francisco, Carta para el Jubileo 2025). La peregrinación es una experiencia de conversión, de cambio de la propia existencia para orientarla hacia la santidad de Dios. Con ella, también se hace propia la experiencia de esa parte de la humanidad que, por diversas razones, se ve obligada a ponerse en camino para buscar un mundo mejor para sí misma y para la propia familia.

La Reconciliación

El Jubileo es un signo de reconciliación, porque abre un «tiempo favorable» (cfr. 2 Cor 6,2) para la propia conversión. Uno pone a Dios en el centro de la propia existencia, dirigiéndose hacia Él y reconociéndole la primacía. Incluso el llamamiento al restablecimiento de la justicia social y al respeto por la tierra, en la Biblia, nace de una exigencia teológica: si Dios es el creador del universo, se le debe reconocer una prioridad respecto a toda realidad y respecto a los intereses creados. Es Él quien hace que este año sea santo, dando su propia santidad.

Como recordaba el Papa Francisco en la bula de convocatoria del año santo extraordinario del 2015: “La misericordia no se opone a la justicia, sino que expresa el comportamiento

de Dios con el pecador, ofreciéndole una nueva oportunidad de arrepentirse, convertirse y creer […]. Esta justicia de Dios es la misericordia concedida a todos como gracia en virtud de la muerte y resurrección de Jesucristo. La Cruz de Cristo, por tanto, es el juicio de Dios sobre todos nosotros y sobre el mundo, porque ofrece la certeza del amor y de la vida nueva (Misericordiae Vultus, 21).

Concretamente, se trata de vivir el Sacramento de la Reconciliación, de aprovechar este tiempo para redescubrir el valor de la confesión y recibir personalmente la palabra del perdón de Dios. Hay algunas iglesias jubilares que ofrecen continuamente esta posibilidad. Puedes prepararte siguiendo un esquema.

La oración

Hay muchos modos y muchas razones para rezar; la base es siempre el deseo de abrirse a la presencia de Dios y a su oferta de amor.

La comunidad cristiana se siente llamada y sabe que puede dirigirse al Padre solamente porque ha recibido el Espíritu del Hijo. Y es, de hecho, Jesús quien ha confiado a sus discípulos la oración del Padrenuestro, comentada también por el Catecismo de la Iglesia Católica (cfr. CCC 27592865). La tradición cristiana ofrece otros textos, como el Avemaría, que ayudan a encontrar las palabras para dirigirse a Dios: «Mediante una transmisión viva, la Sagrada Tradición, el Espíritu Santo, en la Iglesia, enseña a orar a los hijos de Dios» (CCC 2661).

Los momentos de oración realizados durante el viaje muestran que el peregrino posee los caminos de Dios “en su corazón” (Sal 83,6). Este tipo de alimento necesita también de paradas y escalas varias, a menudo situadas en torno a ermitas, santuarios u otros lugares particularmente ricos desde el punto de vista del significado espiritual, donde uno se da cuenta de que -antes y al lado- otros peregrinos han pasado y que esas mismas vías han sido recorridas por caminos de santidad. De hecho, los caminos que llevan a Roma coinciden a menudo con la trayectoria de muchos santos.

La indulgencia

La indulgencia es una manifestación concreta de la misericordia de Dios, que supera los límites de la justicia humana y los transforma. Este tesoro de gracia se hizo historia en Jesús y en los santos: viendo estos ejemplos, y viviendo en comunión con ellos, la esperanza del perdón y del propio camino de santidad se fortalece y se convierte en una certeza. La indulgencia permite liberar el propio corazón del peso del pecado, para poder ofrecer con plena libertad la reparación debida.

Concretamente, esta experiencia de misericordia pasa a través de algunas acciones espirituales que son indicadas por el Papa. Aquellos que, por enfermedad u otra causa, no puedan realizar la peregrinación, están invitados, de todos modos, a tomar parte del movimiento espiritual que acompaña a este Año, ofreciendo su sufrimiento y su vida

cotidiana y participando en la celebración eucarística.

La Iglesia no es un medio para "comprar" el perdón de Dios. La indulgencia es un acto de misericordia divina. Es como un regalo extra de Dios Padre, que quiere que estemos completamente sanos espiritualmente, sin las consecuencias de nuestros pecados. La indulgencia no significa que podemos vivir como queramos, sino que es un incentivo para vivir mejor y seguir creciendo en nuestra relación con Dios.

Para entender mejor: Imagina que cometiste un error y rompiste algo valioso. Al pedir perdón, la persona te perdona, pero todavía queda la tarea de arreglar lo que rompiste. Las indulgencias son una ayuda para reparar esas consecuencias, y Dios, a través de la Iglesia, te da la oportunidad de sanar completamente, sin cargar con ese peso.

Todos los fieles verdaderamente arrepentidos, excluyendo todo afecto al pecado (cfr. Enchiridion Indulgentiarum, IV ed., norm. 20, § 1) y movidos por espíritu de caridad y que, en el curso del Año Santo, purificados a través del Sacramento de la Penitencia y alimentados por la Santa Comunión, oren por las intenciones del Sumo Pontífice, podrán conseguir del tesoro de la Iglesia, plenísima Indulgencia, remisión y perdón de sus pecados, pudiéndose aplicar a las almas del Purgatorio en forma de sufragio:

I.- En las sagradas peregrinaciones

Los fieles, peregrinos de esperanza, podrán conseguir la Indulgencia Jubilar concedida por el Santo Padre si emprenderán una pía peregrinación: hacia cualquier lugar sagrado jubilar: participando devotamente en la Santa Misa; en la celebración de la Palabra de Dios; en la Liturgia de las Horas (oficio de lecturas, laudes, vísperas); en el Via Crucis; en el Rosario mariano; en el himno del Akathistos; en una

celebración penitencial, que concluya con la confesión individual de los penitentes, como está establecido en el rito de la Penitencia.

• en Roma: en al menos una de las cuatro Basílicas Papales Mayores: de San Pedro en el Vaticano, del Santísimo Salvador en el Laterano, de Santa María la Mayor y de San Pablo Extramuros;

• en Tierra Santa: en al menos una de las tres

Basílicas: del Santo Sepulcro en Jerusalén, de la Natividad en Belén, de la Anunciación en Nazaret;

• en otras circunscripciones eclesiásticas: en la iglesia catedral u otras iglesias y lugares sagrados designados por el Ordinario del lugar.

II.- En las pías visitas a los lugares sagrados

También, los fieles podrán conseguir la Indulgencia Jubilar si, individualmente o en grupo, visitarán devotamente cualquier lugar jubilar y ahí, durante un período de tiempo adecuado, realizaran adoración eucarística y meditación, concluyendo con el Padre Nuestro, la Profesión de Fe en cualquier forma legítima e invocaciones a María, Madre de Dios, para que en este Año Santo, todos “puedan experimentar la cercanía de la más afectuosa de las madres que nunca abandona a sus hijos” (Spes non confundit, 24).

III.- En las obras de misericordia y de penitencia

Además, los fieles podrán conseguir la Indulgencia jubilar si, con ánimo devoto, participaran en las misiones populares, en ejercicios espirituales u otros encuentros de formación sobre los textos del Concilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia Católica, que se realicen en una iglesia u otro lugar adecuado, según la intención del Santo Padre.

No obstante la norma según la cual se puede conseguir sólo una Indulgencia plenaria al día (cfr. Enchiridion Indulgentiarum, IV ed., norm. 18, § 1), los fieles que habrán emitido el acto de caridad en favor de las almas del Purgatorio, si se acercan legítimamente al Sacramento de la Comunión una segunda vez en el mismo día, podrán conseguir dos veces en el mismo día la Indulgencia plenaria, aplicable sólo a los difuntos. A través de esta doble oblación, se realiza un laudable ejercicio de caridad sobrenatural, por el vínculo mediante el cual están unidos en el Cuerpo místico de Cristo los fieles que aún peregrinan en la tierra, junto con aquellos que ya han terminado su camino, pues “la indulgencia jubilar, en virtud de la oración, está destinada en particular a los que nos han precedido, para que obtengan plena misericordia” (Spes non confundit, 22).

Pero, de manera más peculiar, precisamente “en el Año Jubilar estamos llamados a ser signos tangibles de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de penuria” (Spes non confundit, 10): por lo tanto, la Indulgencia está unida también a las obras de misericordia y de penitencia, con las cuales se testimonia la conversión emprendida. Los fieles, siguiendo el ejemplo y el mandato de Cristo, sean estimulados a realizar más frecuentemente obras de caridad o misericordia, principalmente al servicio de aquellos hermanos que se encuentran agobiados por diversas necesidades. Redescubran más precisamente “las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos” (Misericordiae vultus, 15) y redescubran así mismo “las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia a las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos” (ibid.).

Del mismo modo, los fieles podrán conseguir la Indulgencia jubilar si se dirigen a visitar por un tiempo adecuado a los hermanos que se encuentran en necesidad o en dificultad

(enfermos, encarcelados, ancianos en soledad, personas con capacidades diferentes…), como realizando una peregrinación hacia Cristo presente en ellos (cfr. Mt 25, 3436) y siguiendo las habituales condiciones espirituales, sacramentales y de oración. Los fieles, sin duda, podrán repetir tales visitas en el curso del Año Santo, obteniendo en cada una de ellas la Indulgencia Plenaria, incluso cotidianamente.

La Indulgencia Plenaria Jubilar podrá ser conseguida también mediante iniciativas que ayuden en modo concreto y generoso al espíritu penitencial que es como el alma del Jubileo, redescubriendo en particular el valor penitencial del viernes: absteniéndose, en espíritu de penitencia, al menos durante un día de distracciones banales (reales y también virtuales, inducidas, por ejemplo, por los medios de comunicación y por las redes sociales) y de consumos superfluos (por ejemplo ayunando o practicando la abstinencia según las normas generales de la Iglesia y las especificaciones de los Obispos), así como otorgando una proporcionada suma de dinero a los pobres; sosteniendo obras de carácter religioso o social, especialmente en favor de la defensa y protección de la vida en cada etapa y de la calidad de la misma, de la infancia abandonada, de la juventud en dificultad, de los ancianos necesitados o solos, de los migrantes de diversos Países “que abandonan su tierra en busca de una vida mejor para ellos y sus familias” (Spes non confundit, 13); dedicando una adecuada parte del propio tiempo libre a actividades de voluntariado, que sean de interés para la comunidad u otras formas similares de compromiso personal.

IV. Quiénes están impedidos

Los fieles verdaderamente arrepentidos que no podrán participar en las solemnes celebraciones, en las peregrinaciones y en las pías visitas por graves motivos (especialmente todas las monjas y los monjes de clausura, los ancianos, los enfermos, los

reclusos, como también aquellos que, en hospitales o en otros lugares de cuidados, prestan servicio continuo a los enfermos), conseguirán la Indulgencia Jubilar, con las mismas condiciones si, unidos en espíritu a los fieles en presencia, particularmente en los momentos en los cuales las palabras del Sumo Pontífice o de los Obispos diocesanos sean trasmitidas a través de los medios de comunicación, recitaran en la propia casa o ahí donde el impedimento les permita (p. ej. en la capilla del monasterio, del hospital, de la casa de cuidados, de la cárcel…) el Padre Nuestro, la Profesión de Fe en cualquier forma legítima y otras oraciones conforme a las finalidades del Año Santo, ofreciendo sus sufrimientos o dificultades de la propia vida.

CATEQUESIS SOBRE AÑO JUBILAR PARA ADOLESCENTES

Material para papás y/o catequistas

Fuente: Delegación de Catequesis de Toledo

ORACIÓN

«Cuando hay dos o tres en mi nombre, allí estoy yo en medio»

Digamos juntos: Gracias, Jesús, por tu Iglesia. Gracias, Jesús, por la historia. Gracias, Jesús, por la alegría.

¿QUÉ ES UN JUBILEO?

El Jubileo, o Año Santo, es un acontecimiento especial para los católicos, caracterizado por ceremonias solemnes, eventos colectivos y peregrinaciones en el que se experimenta que la santidad de Dios nos transforma.

VEAMOS ESTE

VIDEO:

Convocación al Jubileo de la Esperanza:

• ¿Qué sentido tiene en el Antiguo Testamento?

• ¿Por qué se inició para los cristianos el jubileo?

• ¿Para qué nos puede ayudar el jubileo?

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DIALOGAMOS...

CON UN KAHOOT

CONOCEMOS MÁS...

Con motivo del Jubileo, los fieles están invitados a peregrinar a las Basílicas de Roma, y en aquellos lugares donde se pueda ganar el Jubileo y que serán establecidos por cada obispo en su diócesis. Se obtiene la Indulgencia Plenaria, es decir la remisión de todos los pecados.

La tradición dicta que cada Jubileo se proclame a través de la publicación de una Bula Papal (o Bula Pontificia) de convocatoria. El Papa Francisco convoca el Jubileo Ordinario de la Esperanza 2025. La Bula se llama Spes non confundit, “la esperanza no defrauda”. Se inicia el 24 de diciembre de 2024 y se acaba el 6 de enero de 2026.

NOS DICE EL PAPA FRANCISCO...

«El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente. Por esa razón elegí el lema Peregrinos de la Esperanza» (Bula Spes non confundit)

• ¿Qué puede hacer el cristianismo en nuestro mundo?

• ¿Cuál es el mensaje de Jesús que renueva el mundo?

• ¿Con Jesús se puede transformar nuestro mundo?

PROFUNDIZAMOS

Video de cómo Jesús sana heridas:

• ¿Qué hace el perdón en las personas?

• ¿Cómo miramos a los demás desde el perdón de Dios?

• ¿Cómo podemos vivir mejor el Sacramento de la Penitencia?

NOS DECIDIMOS

«Ahora ha llegado el momento de abrir de par en par la Puerta Santa una vez más y ofrecer la experiencia viva del amor de Dios, que suscita en el corazón la esperanza cierta de la salvación de Cristo».

NOS COMPROMETEMOS

En diálogo con los adolescentes pensar:

-¿Qué lugares, personas o ambientes cercanos a ellos necesitan esperanza?

-¿Qué acción concreta podrían realizar?

-¿Cómo van a ser testigos de esperanza en su familia? ¿Y con los compañeros que no tienen catequesis o que dicen que no creen en Dios?

ORAMOS

Dejamos un momento de silencio para dialogar personalmente con Jesús, que quiere llenar mi corazón de esperanza y de júbilo.

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