Gaudete No.58

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Suscitar la fe. Itinerarios para los jóvenes (I)

Pascual Chávez SDB

NdR. Publicaremos segmentos de las respuestas de don Pascual Chávez, quien fuera Rector Mayor de los padres salesianos, dió a una entrevista que le hicieron sobre la fe de los jóvenes. Sus respuestas son actuales y las provocaciones que hace a la pastoral para la evangelización de la juventud conservan su frescura.

Las encuestas sobre los jóvenes ponen en evidencia que entre ellos no existe una verdadera crisis de religiosidad y de búsqueda de sentido; de hecho existe un grupo considerable de jóvenes que señalan la necesidad de profundizar en la dimensión espiritual de la persona para encontrar el equilibrio y la armonía necesarias en este mundo frenético, fragmentado y en rápida evolución. La dimensión religiosa tiende a ser relegada a la esfera de lo privado y a ser absorvida por la lógica de la satisfacción de las necesidades individuales. Se trata de una religiosidad individualista, para el confort personal; una religión de consuelos y no de responsabilidades, que pone en movimiento los aspectos emotivos y psicológicos y funciona como una especie de alivio espiritual al poner en juego los sentimientos, la pasión, las emociones, pero que descuida los valores que sirven para darle continuidad en el tiempo como son la fidelidad, la

constancia, la coherencia de las elecciones, la asunción de responsabilidades. Es una religiosidad no institucional, privada, con presencia de creencias heterogéneas formalmente incompatibles. Los jóvenes se encuentran de esta forma en una continua emigración espiritual de una experiencia a otra, intentado repetidamente saciarse de emociones nuevas, más o menos místicas, que les satisfagan individualmente pero que no aplacan jamás la sed, porque cada elección es rápidamente abandonada en el momento en el que llegan las dificultades o en el que aparace la comunidad con la que confrontarse. Una religiosidad, por otra parte, separada de la ética. Si en épocas precedentes la fe religiosa estaba unida a la ética y al empeño por la transformación del mundo, hoy en cambio lo está a la estética y al espíritu de convivencia y de comunión. En este sentido la identidad religiosa de los jóvenes (identidad que en un gran número conserva aún la referencia a la fe católica) acaba siendo una identidad-refugio, sin una verdadera profundidad interior, espiritual y ética. Todas las encuestas subrayan la eficacia de la participación asociativa en la construcción de una identidad religiosa personal, favoreciendo la formación y la adhesión a la fe, el camino religioso personal y la práctica sacramental. Permanece el dato de la amplia gama de jóvenes que manifiesta una relevante disponibilidad a un discurso religioso, que aún puede evolucionar hacia formas más maduras de identificación y de pertenencia. Por esta razón es urgente renovar la oferta religiosa de las iglesias: superar una racionalidad instrumental, desarrollando la dimensión estética y mística de la fe, eliminar una burocratización alienante, promoviendo la dimensión comunitaria de encuentro personal, afrontar la ausencia de corazón y de experiencia con un mayor desarrollo del lenguaje simbólico y afectivo y una mayor presencia de

experiencias de vida compartida. El joven siempre está abierto a la fe porque está abierto al futuro, a la búsqueda de la propia identidad, a la vida y a los valores. Pero frecuentemente esta apertura se encuentra bloquedada por un exceso de cosas y de satisfacciones inmediatas y superficiales. Sucede a muchos jóvenes lo mismo que a la “samaritana” del pasaje evangélico de Juan: tienen necesidad de que alguien, en nombre de Jesús, despierte en ellos aquel deseo profundo de salvación y de felicidad que se encuentra escondido tras los deseos inmediatos de placer. Es tarea del educador abrir caminos hacia la interioridad, ayudar a los jóvenes a tener experiencias significativas que llenen el corazón: experiencias de silencio, de contemplación de la naturaleza, de comunicación profunda, de acogida gratuita del otro, de servicio generoso… Caminos, todos ellos, que utilizados sabiamente, desarrollan la apertura a la trascendencia y despiertan la sed de Dios aunque no sea completamente conocido. Hoy este primer paso de un camino de fe es muy importante y en muchos casos, imprescindible. Entre las dificultades de los jóvenes para vivir la fe y hacer una opción de vida cristiana se pueden señalar:

• Un estilo de vida que adormece o apaga el deseo profundo de sentido, de verdad, de Dios: la prisa, el ruido, la multiplicidad de relaciones superficiales, la búsqueda frenética de experiencias nuevas y siempre más fuertes que respondan a las necesidades inmediatas, la poca capacidad de interiorización…

• Pero también por parte de la Iglesia y de las comunidades cristianas, una forma de vivir y expresar la fe demasiado lejana de la forma como los jóvenes ven y viven la realidad; una cierta ruptura cultural que les hace sentir que la fe vivida, celebrada y proclamada por la Iglesia es una realidad extraña a su universo mental y afectivo.

Domingo 16 Febrero 2025 • II Época, No. 58 • Editor P. Armando Flores

La esperanza ante lo imposible

La experiencia de Abraham

figura de Abraham, para indicarnos la vía de la fe y de la esperanza.

De él el apóstol escribe: «Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y llegó a ser padre de muchas naciones» (Rom 4,18); “esperando contra toda esperanza”: Este concepto es fuerte ¿no?: aún cuando no hay esperanza yo espero. Es así nuestro padre Abrahán. San Pablo se está refiriendo a la fe con la cual Abrahán creyó en la palabra de Dios que le prometía un hijo.

Pero era verdaderamente una confianza “contra toda esperanza”, porque era tan imposible aquello que el Señor le estaba anunciando, ya que él era anciano – tenia casi cien años – y su mujer era estéril. No lo había logrado.

Pero lo ha dicho Dios, y él creyó. No había esperanza humana porque él era anciano y su mujer estéril: y él cree. Confiando en esta promesa, Abraham se pone en camino, acepta dejar su tierra y hacerse extranjero, esperando en este hijo “imposible” que Dios habría debido donarle no obstante que el vientre de Sara estaba como muerto.

Abraham cree, su fe se abre a una esperanza aparentemente irracional; esta es la capacidad de ir más allá de los razonamientos humanos,

de la sabiduría y de la prudencia del mundo, más allá de lo que es normalmente considerado sentido común, para creer en lo imposible. La esperanza abre nuevos horizontes, nos vuelve capaces de soñar lo que no es ni siquiera imaginable. La esperanza hace entrar en la oscuridad de un futuro incierto para caminar en la luz. Es bella la virtud de la esperanza; nos da tanta fuerza para ir en la vida.

Pero es un camino difícil. Y llega el momento, también para Abraham de la crisis de desaliento. Ha confiado, ha dejado su casa, su tierra y sus amigos… todo. Y ha partido y ha llegado al país que Dios le había indicado, el tiempo ha pasado. En aquel tiempo hacer un viaje así no era como ahora, con los aviones – en 12 o 15 horas se hace –; se necesitaban meses, años.

El tiempo ha pasado, pero el hijo no llega, el vientre de Sara permanece cerrado en su esterilidad. Y Abraham, no digo que pierde la paciencia, sino se queja ante el Señor. También esto aprendemos de nuestro padre Abraham: quejarnos ante el Señor es un modo de orar. A veces cuando confieso yo escucho: “Me he quejado con el Señor…” y yo respondo: “No te quejes Él es Padre”. Y este es un modo de orar: quejarme ante el Señor, esto es bueno.

Abraham se queja ante el

Señor y dice así: «Señor, respondió Abraham, […] yo sigo sin tener hijos, y el heredero de mi casa será Eliezer de Damasco (Eliezer era quien gobernaba todas las cosas). Después añadió: “Tú no me has dado un descendiente, y un servidor de mi casa será mi heredero”.

Entonces el Señor le dirigió esta palabra: “No, ese no será tu heredero; tu heredero será alguien que nacerá de ti”. Luego lo llevó afuera y continuó diciéndole: “Mira hacia el cielo y si puedes, cuenta las estrellas”. Y añadió: “Así será tu descendencia”. Abraham creyó nuevamente en el Señor, que lo tuvo en cuenta como justicia» (Gen 15,2-6).

La escena se desarrolla de noche, afuera esta oscuro, pero también en el corazón de Abraham esta la oscuridad de la desilusión, del desánimo, de la dificultad de continuar esperando en algo imposible. Ahora el patriarca es demasiado avanzado en los años, parece que no hay más tiempo para un hijo, y será un siervo el que entrará a heredando todo.

Abraham se está dirigiendo al Señor, pero Dios, aunque este ahí presente y habla con él, es como si se hubiera alejado, como si no hubiese cumplido su palabra. Abraham se siente solo, esta viejo y cansado, la muerte se acerca. ¿Cómo continuar confiando?

Y este reclamo suyo es entretanto una forma de fe, es una oración. A pesar de todo, Abrahán continúa creyendo en Dios y esperando en algo que todavía podría suceder.

Contrariamente ¿para qué interpelar al Señor, quejándose ante Él, reclamando sus promesas? La fe no es solo silencio que acepta todo sin reclamar, la esperanza no es la certeza que te da seguridad ante las dudas y las perplejidades. Pero muchas veces, la esperanza es oscura; pero está ahí, la esperanza… que te lleva adelante. La fe es también luchar con Dios, mostrarle nuestra amargura, sin piadosas apariencias.

“Me he molestado con Dios y le he dicho esto, esto, esto” Pero Él es Padre, Él te ha entendido: ve en paz. ¡Tengamos esta valentía! Y esto es la esperanza. Y la esperanza es también no tener miedo de ver la realidad por aquello que es y aceptar las contradicciones. Abraham por lo tanto en la fe, se dirige a Dios para que lo ayude a continuar esperando.

Es curioso, no pide un hijo. Pide: “Ayúdame a seguir esperando”, la oración para tener esperanza. Y el Señor responde insistiendo con su improbable promesa: no será un siervo el heredero, sino un hijo, nacido de Abraham, generado por él.

La ética y las redes sociales

Las redes sociales nos brindan la oportunidad de estar conectados con miles de personas sin importar la distancia y expresar nuestras ideas de manera libre, compartiendo ideas y experiencias. Las redes sociales son una herramienta muy útil para construir relaciones, generando conversaciones con diferentes grupos de interés.

Las redes sociales, en los últimos años, han evolucionado y cobran mayor relevancia. Se expanden en todos los ámbitos de la vida del ser humano, incluyendo el mundo laboral, permitiendo tener constante contacto con un mundo digital, convirtiéndose en un nuevo estilo de vida en donde cada uno tiene el poder de influir en la vida de otros a través de su contenido. Es un apoyo

Nada ha cambiado, por parte de Dios. Él continúa afirmando aquello que había dicho, y no ofrece puntos de apoyo a Abrahán, para sentirse seguro. Su única seguridad es confiar en la palabra del Señor y continuar esperando.

Y aquel signo que Dios dona a Abraham es una invocación a continuar creyendo y esperando: «Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas […] Así será tu descendencia» (Gen 15,5). Es todavía una promesa, hay todavía algo que esperar para el futuro. Dios lleva a Abraham afuera de la tienda, en realidad (fuera) de sus visiones restringidas, y le muestra las estrellas.

para las interacciones sociales.

Si bien que cada individuo tiene la libertad de recurrir a las redes sociales, pero es importante mantener una actitud ética y un lenguaje apropiado, evitando comentarios discriminatorios u ofensivos.

Las redes sociales cuentan con un enorme potencial, por ello es esencial que se conozcan las consecuencias éticas de su manejo.

Su utilización debe ser profesional, manteniendo siempre el respeto a la privacidad, y el comportamiento correcto se vuelve un deber constante. La comunicación en las redes sociales debe estar enmarcado por un uso responsable y bajo medidas de seguridad básicas, como:

•Tener cuidado con quien se comparte información personal o familiar.

•Publicar información veraz y confiable al verificar su fuente previamente y no colaborar con los fake news.

•Evitar exponer la privacidad de otros sin su permiso.

•No divulgar información confidencial que puede ser perjudicial para su organización o su persona.

Para creer, es necesario saber ver con los ojos de la fe; no solo estrellas, que todos podemos ver, sino para Abraham tienen que convertirse en el signo de la fidelidad de Dios. Es esta la fe, este el camino de la esperanza que cada uno de nosotros debe recorrer.

Si también a nosotros nos queda como única posibilidad mirar las estrellas, entonces es tiempo de confiar en Dios. No hay nada más bello. La esperanza no defrauda. Gracias. (Francisco. Audiencia General, 28 diciembre 2016)

•Respetar la diversidad de opiniones.

•No apoyar ni promover comentarios agresivos contra otras personas.

•Finalmente es importante recordar que cualquier opinión publicada queda expuesta y puede ser tomada en cuenta por diversos usuarios. Por ello, es importante cuidar el lenguaje que se utiliza, vigilar la confidencialidad de los datos e imágenes y seguir los principios éticos para su adecuado manejo.

La tecnología de la información y la comunicación han cambiado rápidamente con la aparición de las redes sociales y debido a que se alimentan de las interacciones entre las personas, se vuelven más poderosas a medida que crecen.

Es fundamental para las organizaciones establecer las políticas para el uso de las redes sociales y describir detalladamente las normas y procedimientos para que los colaboradores puedan tener una idea clara de los términos en cuanto a información de la empresa que puede ser de uso público, conocer lo que es apropiado o no y así tener una referencia específica para sus publicaciones en redes sociales.

De la vida parroquial

BAUTISMOS

El día 15 de febrero de 2025 por el Sacramento del Bautismo administrado por el Pbro. Rafael López Orozco, se incorporaron al Pueblo de Dios Madeline Marcela, hija de Erick David Rodríguez Pérez y Wendy Bouret Flores, vecino de Sahuayo,

Marlene Guadalupe, hija de José Luis García Covarrubias y Andrea Paola García Sánchez, vecinos de Sahuayo.

Isaac, hijo de Alejandro Arredondo Avila y Sofía Zamorano Munguía, vecinos de Washigton

MATRIMONIO

El día 15 de febrero de 2025 unieron sus vidas, por el sacramento del matrimonio los novios Oscar Jesús Suárez Gómez, originario vecino de sahuayo, hijo de Oscar Jesús y Guadalupe con, Martha Alicia Sánchez Mata, originaria y vecina de Sahuayo, hija de Raúl y Martha Alicia.

OBITUARIO

El día 14 de febrero de 2025, en la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol, se celebró la misa exequial de Raquel Horta Yeo, fue sepultada en el Panteón Municipal.

El día 15 de febrero de 2025, en la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol, se celebró la misa exequial de Concepción Sánchez Villamar, fue sepultada en el Panteón municipal.

El día 15 de febrero de 2025, en la Iglesia Parroquial de Santiago apóstol, se celebró la misa exequial de Martha Higareda Degollado, sus cenizas fueron depositadas en la Cripta Parroquial.

El Evangelio de este domingo nos presenta las Bienaventuranzas en la versión de San Lucas. El texto está articulado en cuatro Bienaventuranzas y cuatro admoniciones formuladas con la expresión “¡ay de vosotros!”. Con estas palabras, fuertes e incisivas, Jesús nos abre los ojos, nos hace ver con su mirada, más allá de las apariencias, más allá de la superficie, y nos enseña a discernir las situaciones con la fe.

Jesús declara bienaventurados a los pobres, a los hambrientos, a los afligidos, a los perseguidos; y amonesta a los ricos, saciados, que ríen y son aclamados por la gente. La razón de esta bienaventuranza paradójica radica en el hecho de que Dios está cerca de los que sufren e interviene para liberarlos de su esclavitud; Jesús lo ve, ya ve la bienaventuranza más allá de la realidad negativa. E igualmente, el “¡ay de vosotros!”, dirigido a quienes hoy se divierten sirve para “despertarlos” del peligroso engaño del egoísmo y abrirlos a la lógica del amor, mientras estén a tiempo de hacerlo.

La página del Evangelio de hoy nos invita, pues, a reflexionar sobre el profundo significado de tener fe, que consiste en fiarnos totalmente del Señor. Se trata de derribar los ídolos mundanos para abrir el corazón al Dios vivo y verdadero; solo él puede dar a nuestra existencia esa plenitud tan deseada y sin embargo tan difícil de alcanzar. Hermanos y hermanas, hay muchos, también en nuestros días, que se presentan como dispensadores de felicidad: vienen y prometen éxito en poco tiempo, grandes ganancias al alcance de la mano, soluciones mágicas para cada problema, etc. Y aquí es fácil caer sin darse cuenta en el pecado contra el primer mandamiento: es decir, la idolatría, reemplazando a Dios con un ídolo. ¡La idolatría y los ídolos parecen cosas de otros tiempos, pero en realidad son de todos los tiempos! También de hoy. Describen algunas actitudes

Bienaventurados...

El Evangelio del Domingo Lucas 6, 17-20-26

contemporáneas mejor que muchos análisis sociológicos.

Por eso Jesús abre nuestros ojos a la realidad. Estamos llamados a la felicidad, a ser bienaventurados, y lo somos desde el momento en que nos ponemos de la parte de Dios, de su Reino, de la parte de lo que no es efímero, sino que perdura para la vida eterna. Nos alegramos si nos reconocemos necesitados ante Dios, y esto es muy importante: “Señor, te necesito”, y si como Él y con Él estamos cerca de los pobres, de los afligidos y de los hambrientos. Nosotros también lo somos ante Dios: somos pobres, afligidos, tenemos hambre ante Dios. Somos capaces de alegría cada vez que, poseyendo los bienes de este mundo, no los convertimos en ídolos a los que vender nuestra alma, sino que somos capaces de compartirlos con nuestros hermanos. Hoy, la liturgia nos invita una vez más a cuestionarnos y a hacer la verdad en nuestros corazones.

Las Bienaventuranzas de Jesús son un mensaje decisivo, que nos empuja a no depositar nuestra confianza en las cosas materiales y pasajeras, a no buscar la felicidad siguiendo a los vendedores de humo —que tantas veces son vendedores de muerte—, a los profesionales de la ilusión. No hay que seguirlos, porque son incapaces de darnos esperanza. El Señor nos ayuda a abrir los ojos, a adquirir una visión más penetrante de la realidad, a curarnos de la miopía crónica que el espíritu mundano nos contagia. Con su palabra paradójica nos sacude y nos hace reconocer lo que realmente nos enriquece, nos satisface, nos da alegría y dignidad. En resumen, lo que realmente da sentido y plenitud a nuestras vidas. ¡Qué la Virgen María nos ayude a escuchar este Evangelio con una mente y un corazón abiertos, para que dé fruto en nuestras vidas y seamos testigos de la felicidad que no defrauda, la de Dios que nunca defrauda! (Francisco, Angelus, 17 febrero 2019)

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