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BARRIO LAS AGUAS, BOGOTÁ. JULIO-AGOSTO 2021 EDICIÓN No.73.
El regreso de Gianna Sánchez y Wyclef Mateo Rodríguez
El Refuerzo Escolar Fenicia (REF) tuvo sus primeras actividades presenciales en el periodo intersemestral.
La tarde del miércoles 11 de marzo de 2020, ocho niños y niñas del Refuerzo Escolar Fenicia hicieron fila para entrar a la Casa Museo Quinta de Bolívar. Ese mismo día, la Organización Mundial de la Salud declaró el coronavirus una pandemia. El jardín con árboles cipreses y nogales, sembrados simétricamente, lado a lado del camino que da entrada a la casa en la que vivió Simón Bolívar, condujo a los niños desprevenidos a la última actividad presencial, en mucho tiempo, después de esa declaratoria. Es viernes 16 de julio y Gianna, de seis años, entra por la puerta del Contenedor de Progresa Fenicia a una de las primeras actividades presenciales, después de estar en casa un año y medio. Gianna llega tomada de la mano de su madre, Angie Puentes, y acompañada de su primo, también de seis, Wyclef Mateo Rodríguez. En el lavamanos instalado a la entrada, como si fuera una médica experimentada, Gianna se lava frotando los nudillos de sus dedos con la palma de su mano derecha. A Gianna, dice Angie, “le gusta mucho pintar, cantar, divertirse y le encanta venir al Refuerzo Escolar”. La actividad del día, personalizar tapabocas con pinturas y bordados, hace parte del Refuerzo Intersemestral, que empezó el 12 de julio. En el Refuerzo están inscritos 113 niños de barrios aledaños a la Universidad y alrededor de 30 pudieron participar en estas actividades presenciales. Gianna y su madre, de 35, viven en arriendo en el barrio Las Aguas. El trabajo de Angie,
vender dulces en uno de los puestos ambulantes frente al edificio Mario Laserna de la Universidad, les permite sostenerse desde que Gianna nació. Lucy Bernal, la madre de Angie, trabaja allí desde hace 22 años. Y Wolfan, su hermano y padre de Mateo, tiene su puesto de café justo al lado. Las ventas en el barrio vienen desde la abuela, madre de Lucy, que se hizo famosa en la comunidad por el restaurante en la Pola que lleva su nombre: “Doña Anita”. En medio de la crisis, la familia empezó a hacer empanadas y arepas para vender desde la casa. Mientras las preparaban, Gianna se sentaba en una silla y tomaba sus clases en el celular. Cuando Angie pudo volver a sacar el puesto, Gianna iba con ella y se conectaba a sus clases desde allí. Primero lo hacía a través de la red pública de la Universidad. Después, compraron un plan básico de Internet para el celular. “A pesar de todo, siempre ha sido una de las primeras de su salón y recibió mención de honor a la excelencia en Primero, y en Transición ocupó el segundo lugar entre todas las niñas”, comenta Angie. En el Parque Espinosa, mientras Angie atiende el puesto, Gianna juega. Tiene un espacio delimitado por su madre del que, por seguridad, no puede salir. “—De ese lado no te puedes pasar, donde está la estatua no te puedes meter, allá abajo no puedes—...ella se siente muy limitada porque a pesar de que es al aire libre, solo puede estar en ese cuadrado”, dice Angie. Por eso las actividades del Refuerzo
son tan importantes para ambas. “Allá: —¿Mamá, pintamos?—Espérate que estoy atendiendo, haciendo, organizando— En cambio acá el mundo y la mente le cambian, puede desarrollar todo lo que tiene en la cabecita”. Puede ir más allá de ese cuadrado. Angie está en Semillero de Propietarios, un programa del Ministerio de Vivienda. Su objetivo a largo plazo es que Gianna no tenga que pagar arriendo, pues durante las cuarentenas fue lo más difícil de cubrir. Pero el mayor golpe para toda la familia no fue económico, sino perder por el covid a doña Anita el 19 de mayo. El primero de ese mes había cumplido 80. “Pese a todo, Gianna se ha mantenido. Por eso es que ella me dice, —mamá, quiero ir a Fenicia— y yo hago todo lo posible”. Angie: ¿Qué quieres ser? ¿Qué te gustaría que fuéramos las dos? Gianna: Pintoras. —¿Y qué te gusta pintar? —Flores, mariposas, arcoiris. —¿Con tu tapabocas qué hiciste? —Lo dejé ahí y me lo puse para el colegio. Le puse solo pintura. —¿Qué figura te quedó en el tapabocas? —Estrellitas, algunos negros...no me acuerdo de más. A futuro, las actividades del Refuerzo tendrán relación con la Manzana del Cuidado, y las políticas asociadas del Distrito, para las madres cuidadoras que desarrollan actividades productivas.