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El sector agrario en la R. P. China (Primera Entrega

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Productos agroindustriales argentinos en China Primera Entrega: el sector agrario en la R. P. China

A principios de marzo, el Consejero Agroindustrial de la Embajada argentina en la República Popular China, Hernán Viola, ofreció una disertación sobre la actividad agroindustrial de nuestro país en el citado país oriental, en un evento coorganizado por el Consejo Argentino Chino y la Cámara del Asia. A continuación, detallamos la primera parte de su disertación, enfocada en la realidad del sector agrario en China. En la próxima edición de ProAsia, nos centraremos en la segunda parte de su discurso, que tuvo por eje las posibilidades de inserción de nuestros productos alimenticios en el Gigante Asiático.

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En búsqueda de la autosuficiencia alimentaria.

China no es solamente un mercado importante en materia de demanda de productos alimenticios, si no también es un gran productor de alimentos. Al ser uno de los países con mayor población a nivel mundial y haber atravesado distintas etapas de necesidades, siendo tal vez la más importante: la falta de alimentos, el gobierno (hoy presidencial, ayer imperial) presta especial atención a esta materia. Si observáramos cualquier gráfico que mostrara la evolución de la producción de granos en los últimos 15 años, sería evidente el esfuerzo que realizó el Gobierno y los productores chinos por incrementar su producción, acompañando el crecimiento poblacional y las modificaciones en su demanda de alimentos. El objetivo del gobierno es alcanzar un nivel de autosuficiencia en torno al 90% - 95% de la demanda. Y lo ha conseguido en la mayoría de los casos, salvo en algunos productos puntuales, como es el caso de la soja, claramente por limitaciones de recursos (prefirieron priorizar otros tipos de productos, como el maíz o el trigo). Si bien ha tenido este brillante desempeño, existen

limitantes muy fuertes para continuar sumando productos y mantener esos porcentajes. El principal impedimento es el gran porcentaje de población que todavía es rural y que dificulta la eficacia en la producción agraria por trabajarse en pequeños terrenos. En efecto, en la década de los 70s se llevó a cabo una redistribución de tierras, para uso en concesión, en la zona de mayor producción. El promedio de área productiva para cada una de los productores fue de media hectárea (comparemos con Argentina que, según el censo agropecuario de 2008, posee un promedio de 560 hectáreas por explotación agropecuaria). En los últimos años, el Gobierno chino empezó a impulsar una nueva reforma, para que estos productores puedan subarrendar sus tierras, impulsando así una producción en extensiones de tierras más amplias y resolviendo a la vez un problema social relativo al envejecimiento de la población rural y la migración de las generaciones más jóvenes a las ciudades buscando mejores niveles de ingresos.

El dilema de optar por cereales o ganado porcino

El enriquecimiento de la población china, no sólo genera mayor demanda, si no cambios en el consumo. Así, por ejemplo, se reduce la demanda de cereales, en contraposición al aumento de proteínas y carnes, y, por consiguiente, de productos destinados a la producción ganadera. Un punto importante de la evolución reciente del sector ganadero fue el surgimiento de enfermedades, entre ellas, los brotes de fiebre porcina africana (recordemos que el sector porcino es el más importante para la ganadería china), que surgieron hacia finales de 2018 y durante 2019, afectando fuertemente la producción local y según estimaciones, explicando pérdidas de entre un 30% y un 40% del rodeo porcino del país. Desde entonces, China está haciendo un gran esfuerzo, en conjunción con los productores, para recomponer la hacienda, y está observando tasas de crecimiento de cabezas porcinas muy fuertes. Según sus estimaciones, a principio de 2021 los niveles de recomposición ya rondan el 80-85% del stock previo a los brotes de fiebre porcina africana, y la recuperación completa se alcanzaría hacia finales de 2021 o principios del 2022. Este incremento está generando una mayor demanda de granos, principalmente de maíz, cebada, trigo, entre otras, que van a destinarse a forraje. El desafío para China es mantener controlado los brotes, porque no se ha erradicado esta enfermedad, ya que no existe una vacuna hasta el momento. Entonces, si bien se están reponiendo el stock, siguen apareciendo animales infectados en algunas zonas productivas, con la consecuente lógica preocupación de los productores ganaderos. Se genera pues, un dilema en China: se discute si se prioriza la mayor producción de carnes, o si lo lógico sería importarla y poner ese esfuerzo en la producción de granos. Si la balanza se inclina para un lado o para el otro, en ambos casos nos involucra. Argentina tiene que estar atenta a estas definiciones.

La biotecnología, el otro dilema

Otra temática muy discutida en China gira en torno a la biotecnología. Es un sector que recibe mucho apoyo del gobierno y hay una multiplicidad de instituciones y universidades realizando investigaciones en este sector. La idea del gobierno chino es buscar desarrollar sus propias tecnologías, en lugar de depender de tecnologías de empresas foráneas. Pero mientras se genera todo este desarrollo cognitivo, no se permite, hasta el momento, el cultivo de granos transgénicos. Las entidades que realizan grandes inversiones para el desarrollo local de tecnología, lógicamente esperan ansiosas la autorización para cultivar sus granos a nivel local. La razón de la dilación de esta fase de espera es que existe una fuerte discusión a nivel interno, dentro del gobierno, sobre las ventajas o desventajas de permitir el cultivo transgénico a nivel local. Ya hace unos años

hubo indicio de que se permitiría ese tipo de cultivo, rumor que se basaba, precisamente, en las fuertes inversiones que han hecho las propias empresas chinas comprando algunas empresas biotecnológicas en el exterior, como fue el caso de SYNGENTA. A pesar del dilema, se espera que los próximos años haya permisos, posiblemente escalonados y según el tipo de grano, para los cultivos genéticamente modificados, en el territorio chino.

Perfil del consumidor chino

Si lo que a nosotros nos interesa es exportar productos agrícolas a China, es de vital importancia definir el perfil del consumidor, entender cómo es su comportamiento en las góndolas y ver de qué modo es influenciados, saber sobre su nivel adquisitivo, sus costumbres. El proceso de urbanización, en todo el país, se ha acelerado. Hace menos de una década atrás, en 2012, el porcentaje de población rural y urbana era 50-50, hoy día es 40-60. A pesar de este cambio gigantesco, la población rural sigue siendo importante, y a los fines de patrones de consumo, deberíamos incluso dimensionarla aún más, ya que muchos pobladores rurales emigran a las ciudades para trabajar. Si bien muchos aún tienen niveles de ingreso bajos y mantienen hábitos de consumo austeros, el progresivo aumento de sus niveles de ingreso y hábitos de consumo, empieza a posicionarlos, en particular a sus hijos, como potenciales actores de consumo de alimentos importados. Otro factor importante es la distribución de la riqueza según la zona geográfica, con una importante concentración de ingresos altos en las ciudades costeras, y una disminución de dichos niveles hacia el oeste, el interior de China; aunque justamente son en estas áreas donde se observan mayores niveles de desarrollo y crecimiento, lo cual impulsa la relevancia de ciudades de tercer y cuarto nivel, como nuevos focos de demanda de alimentos importados. Ya entrando en los distintos niveles de consumo o factores de consumo, realizaré una clasificación según sus niveles de ingreso, comenzando por los llamados “trabajadores inmigrantes”, residentes rurales que tienen empleo en las ciudades, mejorando de esta manera el nivel de ingreso de sus familias en el campo; por lo general rondan entre los 20 y los 45 años de edad, y si bien su estándar de vida es aún bajo, empiezan a impulsar un nivel de demanda puntual de algunos productos de consumo. Por otro lado, tenemos a la “clase media”, que de algún modo es la clase objetivo, pues son los claros demandantes de alimentos importados. Actualmente se calcula que esta población ronda los 400 millones de personas. Un número gigantesco, si bien hay que tener en cuenta que la franja de ingresos que incluye esta clasificación es muy amplia, ya que considera a la población que gana entre USD 1.600 y USD 36.000 anuales. Son gente que viven en las ciudades, que empiezan a consumir cada vez más productos (diversificación) y utilizan cada vez más las compras online. Finalmente, tenemos los consumidores ricos. Otro sector en crecimiento, actualmente estimado en un número de 1,6 millones de personas. Viven principalmente en las grandes ciudades y claramente tienen un poder adquisitivo mucho más amplio. Son los demandantes de productos de alto nivel o premium. Otro factor que también influencia en las cuestiones de consumo son los rangos etarios. La segmentación por edad suele ser muy útil y nos ayuda a visualizar los cambios que atraviesa la economía china. En la actualidad las personas mayores, los ancianos, han crecido en los 60s, largo período de gran escasez en China, por lo que son bastantes ahorrativos y muy sensibles a la variación en los niveles de precios. Por lo general suelen consumir bastantes productos nacionales (sólo cuando poseen un poder adquisitivo significativo demandan productos importados). Por otro lado, está la gente

que ronda los 40 años. Son la generación de la Revolución Cultural. Ellos también vivieron un tiempo de escasez pero luego, en seguida, asistieron a los grandes cambios que transformó a China en una potencia. Por lo cual, si bien son ahorrativos, tienen una mayor propensión a gastar en viajes y productos importados y, de hecho, son los que de algún modo impulsan este mercado (aunque no tanto el de productos importados de gran calidad o lujo). Los millennials, personas de aproximadamente 30 años, tienen niveles de educación mucho más altos y por lo tanto son más proclives a gastar en productos premium importados, de mayor calidad. También son el sector que está impulsando el consumo online. Finalmente tenemos a los jóvenes que rondan los 20 años, que son parte de lo que podríamos denominar “la generación del único hijo”, que ya hablan inglés, y suelen tener una mayor tendencia a comprar productos de moda y a hacer casi la totalidad de sus compras de manera online. Incorporemos a todos estos estudios de perfiles, lo que fueron los efectos de la pandemia en la economía china en general y en lo que hace a la demanda en particular. Como todos sabemos, los primeros casos fueron registrados en China y por lo tanto, fue el país que más rápido se vio afectado. Durante el primer trimestre del 2020, su economía cayó casi un 7%. A partir de marzo, sin embargo, después de la rápida aplicación de una serie de medida, restricciones y fuerte controles, empezó a dominarse la enfermedad a nivel interno y eso permitió que, poco a poco, se pudiera autorizar una mayor movilidad y que se retomaran las actividades de la industria. Esto se vio reflejado, a posteriori, en las tasas de crecimiento de los siguientes trimestres. A partir del segundo trimestre China ya tenía tasas de crecimiento cercano al 3%, en el tercer trimestre un 5% y en el cuarto trimestre un 6,5%. De esta forma, en 2020 terminó con una tasa de crecimiento de 2,3%. Fue una de las pocas economías al nivel global que pudo tener una tasa de crecimiento durante el año pasado. De mantenerse relativamente contralada la situación a nivel interno, como hasta ahora viene sucediendo, las estimaciones proveen que para 2021 la tasa de crecimiento del país será de un 7,9%. Tenemos que recordar que desde hace varios años China no crecía a este nivel, ya que venía de tasas cuyo techo era el 6% anual, y eso es una muestra de la rápida recuperación de su economía.

Para mayor información, contactar:

Hernán Viola - Consejero Agroindustrial (MAGyP) Embajada Argentina en la República Popular China Tel: +86-10-6532 6789/90, ext. 10/30 Fax: +86-10-6532 0270 consejeria@agrichina.org www.agrichina.org

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