
Documento para los equipos de la Red de Oración
¿Cómo la espiritualidad del Corazón de Jesús inspira y dinamiza hoy la Red Mundial de Oración del Papa?
Preámbulo - La Red Mundial de Oración del Papa fue instituida como obra pontificia por el Papa Francisco en 2018, y luego como entidad jurídica canónica y vaticana. En julio 2024 Francisco aprobó sus Estatutos definitivos. Está constituida por grupos del Apostolado de la Oración y del Movimiento Eucarístico Juvenil, confiados por el Santo Padre a la Compañía de Jesús. Estamos presentes en 92 países de todo el mundo, con una organización nacional y a menudo diocesana. Muchas congregaciones religiosas están comprometidas con el MEJ, o incluso han integrado el Apostolado de la Oración como parte de su carisma (por ejemplo: Servidoras del Sagrado Corazón de Catalina Volpicelli). Nuestra Red de Oración es mayoritariamente parroquial y popular, y la espiritualidad del Corazón de Jesús es su fuente espiritual.
NUESTRA MISIÓN
Introducción: Evangelio del paralítico.
¿Recuerdas el relato de ese hombre paralítico que, con mucha dificultad, fue llevado en una camilla por algunas personas a través del techo de la casa donde se encontraba Jesús, y lo bajaron justo en medio, delante de Él (Lucas 5, 17-26)? ¿Recuerdas lo que dijo el hombre paralizado a las personas para que lo llevaran ante Jesús? Tomemos un momento para recordar este relato.
¿Les pidió que lo acercaran a Jesús para escucharlo o ser sanado por Él? ¿O gritó: "Ten compasión de mí, Hijo de David"? No dijo nada. No pidió nada. De todos modos, el relato no dice nada. Sin embargo, los Evangelios no nos dicen que él era mudo, sino "paralizado". No podía moverse.
El Evangelio de Lucas nos dice: "Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre que estaba paralizado", y el evangelista Marcos precisa: "un paralítico llevado por cuatro hombres". ¿Quiénes son? ¿Son amigos, conocidos de él? No lo sabemos. Pero probablemente estas personas hacen el esfuerzo de llevarlo en la camilla ante Jesús, a pesar de la multitud y las dificultades, descubriendo el techo y bajándolo, porque piensan o creen que Jesús puede hacer algo por él, quizás incluso sanarlo.
¿Por qué les recuerdo esta historia? Porque es nuestra historia. Eso es lo que hacemos cada día en la Red Mundial de Oración. Porque conocemos a Jesús, porque hemos experimentado su amor, su perdón, hemos sido liberados, sanados e incluso salvados por Él, porque hemos
experimentado que encontrar a Jesús transforma la vida, nuestra vida, también deseamos que otros puedan encontrarlo, especialmente todos aquellos que sufren, que están en la oscuridad y la desolación, aquellos que están en soledad y tienen sed de ternura y amor.
Por eso, cada día oramos, oramos por personas como este paralítico, por personas que no nos piden nada, que quizás ni siquiera conocen a Jesús, pero oramos por ellas, porque la Iglesia, a través de las intenciones del Papa, las confía a nuestra oración. Oramos con perseverancia, poniéndonos disponibles a través de la oración de ofrenda, y como esas personas que llevan la camilla, llevamos en nuestra oración a tantos hombres, mujeres, niños, desafíos de la humanidad. ¡A través de nuestra oración, los llevamos "en medio, delante de Jesús", al Corazón de Jesús, para que Él se acerque a sus sufrimientos, los abrace con su ternura, los sane y los salve! Esa es la misión de compasión que vivimos cada día y que tiene su fuente en el Corazón de Jesús. A través de nuestra oración, llevamos los desafíos del mundo a Jesús, a su corazón compasivo.
¿Cómo inspira y dinamiza la espiritualidad del Corazón de Jesús la Red Mundial de Oración del Papa hoy en día? En esta comunicación pruebo responder a esta pregunta en tres puntos:
1. El fundamento espiritual del Apostolado de la Oración, que se ha convertido en la Red Mundial de Oración, es la espiritualidad del Corazón de Jesús: La devoción al Corazón de Jesús, una fuente de agua viva.
1.1 Una Larga historia
1.2 El Santuario del Corazón de Jesús
1.3 El Apostolado de la Oración, el Apostolado del Corazón de Jesús
2. Cómo el Apostolado de la Oración ha comprendido, encarnado y promovido la espiritualidad del Corazón de Jesús a lo largo de su historia: Cercanos al Corazón de Jesús, disponibles para su misión.
2.1 Un contexto: el siglo de las misiones
2.2 La espiritualidad del Corazón de Jesús, en una perspectiva apostólica
2.3 Una actitud interior de disponibilidad para la misión
2.4 Una red de corazones unidos al Corazón de Jesús
3. Cómo la renovación de esta espiritualidad dinamiza hoy nuestra misión, impulsándonos hacia una misión de compasión por la humanidad: Camino del Corazón, una misión de compasión para el mundo.
3.1 El Nuestro itinerario de formación
3.2 Los pilares del Camino del Corazón
3.3 Los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia
4. Conclusión
1. La devoción al Corazón de Jesús, una fuente de agua viva
Históricamente, bajo el impulso de las revelaciones recibidas por la Hermana Margarita María Alacoque, los Jesuitas han desempeñado un papel clave en la promoción de esta espiritualidad, y el Apostolado de la Oración ha sido encargado de llevar a cabo esta misión.
Por eso, el fundamento espiritual del Apostolado de la Oración, que se ha convertido en la Red Mundial de Oración, es la espiritualidad del Corazón de Jesús. «Si alguno tiene sed, venga a mí y beba – dice el Señor. [...] De su interior brotarán ríos de agua viva» (Jn 7, 37.38).
1.1
Una larga historia
La devoción1 al Corazón de Jesús tiene una larga historia. Se ha adaptado a lo largo de los siglos, inculturándose según los contextos históricos y culturales, y manifestándose en diversas formas y lenguajes. Pensemos en el "corazón traspasado de Jesús" en el Evangelio de San Juan, interpretado en la mística medieval como la herida que manifiesta la profundidad del amor de Dios. A través de esta espiritualidad, Nuestro Padre nos revela en Jesucristo la profundidad del misterio de Su Amor.
Permítanme presentar brevemente, ya que ustedes ya lo conocen, los tres momentos más significativos.
Aquí en Paray-le-Monial, en el siglo XVII, en un contexto de jansenismo y rigorismo moral, las revelaciones de Cristo "manso y humilde de corazón" (Mt 11, 28-29) a Santa Margarita María Alacoque marcaron profundamente esta devoción en la Iglesia católica, así como el culto al Sagrado Corazón que de ella surgió.
El Apostolado de la Oración, nacido más tarde en Francia en el siglo XIX, en plena expansión misionera de la Iglesia, se inscribe en esta devoción al Corazón de Jesús, interpretándola desde una perspectiva apostólica.
Más recientemente, en el siglo XX, la Divina Misericordia, puesta de relieve por Santa Faustina Kowalska, se inscribe en esta continuidad espiritual con la devoción al Corazón de Jesús, subrayando, ante el horror de las guerras, el amor misericordioso de Dios por la humanidad.
El Espíritu Santo parece haber suscitado, a lo largo de la historia, de diversas maneras, nuevos caminos, especialmente a través de diversas congregaciones religiosas, para ayudar a los cristianos a descubrir toda la profundidad, la anchura y la altura de la revelación del Amor de Dios en Jesucristo.
1 Por devoción al Corazón de Jesús, entendemos prácticas específicas, oraciones y gestos de veneración que expresan nuestro amor y respeto por Jesucristo. En cambio, la espiritualidad del Corazón de Jesús se refiere a la manera en que esta devoción influye profundamente en nuestra vida cotidiana. Integra los valores esenciales de Jesús, tales como el amor, la misericordia y la compasión, y transforma nuestra manera de ver el mundo y de actuar como discípulos de Jesús. Así, la espiritualidad incluye la devoción, pero también inspira un cambio interior y una nueva forma de vivir.
Tomemos un momento para considerar la relación entre la devoción al Corazón de Jesús y la Divina Misericordia:
Recuerden a los diez leprosos que, según el Evangelio de Lucas, se encuentran con Jesús y claman: "¡Jesús, maestro, ten compasión de nosotros!" (Lc 17,13). Estos hombres rechazados por todos, enfermos, desesperados, claman el nombre de Jesús, "Iéshoua", que significa "Dios salva". Este clamor es también una oración, que el Oriente cristiano llama "la oración de Jesús", y que consiste en repetir indefinidamente: "Jesús, ten piedad de nosotros" o "Kyrie Eleison", para que nuestro corazón se llene de Su presencia.
Jesús, ante su llamado, siguiendo en esto la Ley de Moisés (Libro de Levítico), les pide que vayan a ver a los sacerdotes para que puedan constatar su sanación. Imaginen a estos desgraciados leprosos, mientras aún no están sanados, que se ponen en camino, confiando únicamente en su palabra. El relato nos dice que en el camino fueron purificados. Experimentan la misericordia de Dios, la Divina Misericordia.
Uno de ellos, al ver que ha sido sanado, en lugar de continuar su camino y regresar a casa, vuelve sobre sus pasos para postrarse profundamente a los pies de Jesús y dar gloria a Dios. Este hombre, este extranjero, que todos rechazan, que ha experimentado la misericordia de Dios, ha reconocido la fuente de esta misericordia, el Corazón de Jesús. Todos fueron sanados, pero solo él, que reconoció la fuente del Corazón de Jesús y vino a postrarse y dar gracias a Dios, es salvado: "¡Levántate! ¡Ve! Tu fe te ha salvado" (Lc 17, 19).
Este relato, a la luz del Evangelio, nos habla de la complementariedad entre la devoción al Corazón de Jesús y la Divina Misericordia. Son maneras diferentes de hablar de la misma fuente: la altura, la anchura, la profundidad del Amor de Dios manifestado en Jesucristo.
A lo largo de la historia, ha habido diversas inculturaciones de esta devoción, bajo diversas formas y lenguajes, a través de los cuales el Padre nos revela en Jesús la profundidad del misterio de Su Amor. El Apostolado de la Oración es una de ellas.
El Magisterio de la Iglesia también subraya la importancia de la espiritualidad del Corazón de Jesús. Esto se refleja en las encíclicas sobre el Sagrado Corazón, como la del Papa Pío XII en 1956, «Haurietes aquas», y «Dives in Misericordia» de san Juan Pablo II. Además, el Papa Francisco instituyó un Jubileo de la Misericordia, afirmando que «el Corazón de Cristo es el centro de la misericordia». Es normal que haya nuevos lenguajes, nuevas maneras de hablar del mismo misterio del Amor, ya que el Señor continúa actuando hoy como ayer, abriendo nuevos caminos para despertar nuestros corazones y comunicar esta buena noticia a quienes tienen ojos para ver, oídos para oír y un corazón para sentir.
El Papa ha publicado recientemente una carta encíclica con motivo del Jubileo del Corazón de Jesús, que celebra el 350° aniversario de la manifestación del Corazón de Jesús a Santa Margarita María Alacoque en 1673, origen de la fiesta del Sagrado Corazón. El jubileo concluirá
el 27 de junio de 2025. Durante la apertura del Jubileo del Corazón de Jesús, el 27 de diciembre de 2023, el Santuario de Paray-le-Monial se unió a la Red Mundial de Oración del Papa.
No es sorprendente, dado que la misión de la Red Mundial de Oración del Papa, conocida como Apostolado de la Oración, tiene vínculos privilegiados con Paray-le-Monial, el Santuario del Corazón de Jesús.
1.2 El Santuario del Corazón de Jesús
Versión corta:
No solo fue con la ayuda de san Claudio La Colombière, jesuita, que Santa Margarita María Alacoque dio a conocer la profundidad de la misericordia del Corazón de Jesús, sino que además, durante su última visión (en 1688), reconocida por la Iglesia, el Señor confió a las Hermanas de la Visitación y a los Padres de la Compañía de Jesús la tarea de transmitir a todos la experiencia y la comprensión del misterio del Sagrado Corazón.
Doscientos años después, la Compañía de Jesús aceptó oficialmente esta «misión agradable» (munus suavissimum), mediante el decreto 46 de la 23ª Congregación General (1883) y la confió posteriormente, mediante el decreto 21 de la 26ª Congregación (1915), al Apostolado de la Oración, hoy Red Mundial de Oración del Papa. El P. Peter-Hans Kolvenbach SJ, quien fue Superior General de la Compañía de Jesús, lo dice claramente: «Fue en 1915 cuando la 26ª Congregación General quiso vincular solemnemente la promoción de la devoción al Corazón de Jesús al Apostolado de la Oración». El Apostolado de la Oración es el medio privilegiado que la Compañía de Jesús ha elegido para cumplir esta misión. Lo recuerdo porque esta obra, hoy una Obra Pontificia, conocida como Red Mundial de Oración, ha sido confiada por el Papa a la Compañía de Jesús.
Versión completa:
La Red Mundial de Oración del Papa, conocida como el Apostolado de la Oración, mantiene vínculos privilegiados con Paray-le-Monial, el Santuario del Corazón de Jesús. Esto se explica en parte por el hecho de que el Apostolado de la Oración fue fundado por los Jesuitas en 1844, y que fue gracias a la ayuda de san Claudio La Colombière, él mismo jesuita, que santa Margarita María Alacoque pudo dar a conocer la profundidad de la misericordia del Corazón de Jesús. Además, como saben, durante su última visión en 1688, reconocida por la Iglesia, el Señor confió a las Hermanas de la Visitación y a los Padres de la Compañía de Jesús la misión de transmitir a todos la experiencia y la comprensión del misterio del Sagrado Corazón.
El 2 de julio de 1688, en la fiesta de la Visitación, el Señor se manifestó por última vez a Margarita María: «La Santa Virgen estaba de un lado y san Francisco de Sales del otro con el santo Padre La Colombière. Volviéndose hacia el buen Padre La Colombière, esta madre de bondad le dijo: "Para ti, fiel servidor de mi divino Hijo, tienes gran parte en este precioso tesoro; si se da a las hijas de la Visitación conocerlo y distribuirlo a los demás, está reservado a los Padres de tu Compañía mostrar y dar a conocer su utilidad y valor para que se aproveche, recibiéndolo con el respeto y reconocimiento debidos a un tan gran beneficio"».
Doscientos años después, en 1883, la Compañía de Jesús aceptó oficialmente esta «misión agradable» (munus suavissimum), mediante el decreto 46 de la 23ª Congregación General: «Declaramos que la Compañía de Jesús acepta y recibe con un espíritu desbordante de alegría y gratitud la muy dulce carga (munus suavissimum) que le ha confiado nuestro Señor Jesucristo de practicar, promover y propagar la devoción a su muy divino Corazón». Para llevar a cabo esta misión, la confió en 1915, durante la 26ª Congregación (decreto 21), al Apostolado de la Oración.
1.3 El Apostolado de la Oración, el Apostolado del Corazón de Jesús
«Los Padres de la XXVI Congregación General, recordando la declaración solemne de la XXIII Congregación, donde se había profesado devotamente que ‘la Compañía de Jesús, con el mayor placer y la más profunda gratitud, acepta y asume la muy agradable tarea que le ha sido confiada por nuestro Señor Jesucristo de practicar, desarrollar y difundir la devoción a su Divino Corazón, y sabiendo por experiencia que el Apostolado de la Oración es un medio muy bueno para hacer progresar esta devoción, han ratificado una vez más, en el umbral del centenario de la restauración de la Compañía, el gran empeño de la Compañía en todo lo que concierne al Sagrado Corazón de Jesús, y han expresado el ferviente deseo de que todos los Nuestros, los Superiores en particular, consideren que se les recomienda personal y firmemente desarrollar y difundir esta piadosa Asociación del Sagrado Corazón por todos los medios a su disposición»..
A partir de finales del siglo XX, la Compañía de Jesús impulsa una renovación de la espiritualidad del Corazón de Jesús, buscando refundar el Apostolado de la Oración.
Posteriormente, el 9 de junio de 1972, el P. Pedro Arrupe SJ, Superior General de la Compañía de Jesús (1907-1991), cien años después del P. Beckx SJ, consagró la Compañía al Corazón de Cristo. En una carta enviada a todos los Jesuitas dice:
«Superando los obstáculos de orden psicológico que las formas exteriores de este culto pueden presentar, el jesuita debe revitalizarlo mediante la espiritualidad cristocéntrica sólida y viril de los Ejercicios, los cuales por su cristocentrismo integral y desembocando en la ofrenda total de sí mismo, nos preparan para "sentir" el amor del Corazón de Cristo como punto de unidad de todo el evangelio.
La vida del jesuita está perfectamente unificada en la respuesta al llamado del Rey eterno en este "Toma, Señor, y recibe", de la Contemplación para alcanzar el amor que corona los Ejercicios. Vivir esta respuesta y esta ofrenda será para cada uno de nosotros y para toda la Compañía la verdadera realización del espíritu de la consagración al Corazón de Cristo, a la manera ignaciana.
Es viviendo intensamente el espíritu de los Ejercicios que surge, como urgencia apostólica inevitable, el compromiso de vivir y ofrecer nuestra oración y nuestro trabajo en unión al Corazón de Cristo y realizar así una existencia íntimamente centrada en Cristo y en la Iglesia. El Apostolado de la Oración ha vivificado y sigue vivificando así la perspectiva sacerdotal de tantas existencias cristianas, haciéndolas realizarse en la ofrenda eucarística de Cristo y en la consagración del mundo a Dios (LG 34). Este medio del Apostolado de la Oración, que tanto ha ayudado al pueblo de Dios, puede hoy, válidamente renovado y adaptado, prestar un servicio nuevo y aumentado, cuando se percibe tanto la necesidad de crear grupos apostólicos de oración y de compromiso espiritual serio»
Perdónenme la longitud de la cita, pero lo que dice Pedro Arrupe SJ, permite comprender bien cómo él concebía la misión del Apostolado de la Oración, vinculado a la espiritualidad del Corazón de Jesús, y su renovación.
El Papa Juan Pablo II, en 1986, confirma a su vez a la Compañía de Jesús en la misión que ha recibido de Cristo mismo para difundir la devoción a su divino Corazón, así como en el medio privilegiado que ha elegido para cumplir esta misión, a saber, el Apostolado de la Oración.
«Por estos motivos, deseo fervientemente que continúen con una acción perseverante la difusión del verdadero culto al Corazón de Cristo, y que estén siempre dispuestos a brindar una ayuda eficaz a mis hermanos en el episcopado para promover este culto en todas partes, cuidando de encontrar los medios más adecuados para presentarlo y practicarlo, para que el hombre de hoy, con su mentalidad y sensibilidad propias, descubra en él la verdadera respuesta a sus interrogantes y expectativas.
Al igual que el año pasado, con motivo del congreso del Apostolado de la Oración, les confié especialmente esta Obra estrechamente ligada a la devoción al Sagrado Corazón, hoy también, durante mi peregrinación a Parayle-Monial, les pido que desplieguen todos los esfuerzos posibles para cumplir siempre mejor la misión que el mismo Cristo les ha confiado, la difusión del culto de su Corazón divino»
Los Superiores Generales de la Compañía de Jesús han respondido a este llamado comprometiéndose a largo plazo. Primero, el P. Peter-Hans Kolvenbach SJ (1983-2008), de lo cual da testimonio un libro que reúne algunos de sus discursos y homilías sobre el Corazón de Cristo: «Una misión agradable» (1988). Este subrayó que la Compañía de Jesús, desde 1915,
ha querido «vincular solemnemente la promoción de la devoción al Corazón de Jesús al Apostolado de la Oración» (p.37). Durante su generalato, buscó renovar el Apostolado de la Oración.
Luego, el P. Adolfo Nicolás SJ, Superior General de 2008 a 2016, quien impulsó la recreación del Apostolado de la Oración y por ende la actualización de su fundamento espiritual, la devoción al Corazón de Cristo.
Finalmente, el P. Arturo Sosa, S.J., actual Superior General de la Compañía de Jesús, quien, como sus predecesores, apoya esta obra, renovó la consagración de la Compañía al Corazón de Jesús el 31 de julio de 2022, fiesta de san Ignacio.
No es de extrañar que el Apostolado de la Oración, hoy conocido como la Red Mundial de Oración del Papa, Obra Pontificia confiada a la Compañía de Jesús, tenga como fundamento espiritual la espiritualidad del Corazón de Jesús.
Lo que vamos a ver ahora es cómo el Apostolado de la Oración ha interpretado, encarnado y promovido la devoción al Corazón de Jesús, y luego veremos cómo propone hoy esta espiritualidad. Como he dicho, el Apostolado de la Oración es una de las inculturaciones de esta espiritualidad, por lo que debemos prestar especial atención al contexto histórico en el que nació este apostolado.
2. Cercanos al Corazón de Jesús, disponibles para su misión
2.1 Un contexto: el siglo de las misiones
Es en este marco donde nació el Apostolado de la Oración, y es por eso que, a lo largo de sus 180 años, este servicio eclesial ha profundizado en la devoción al Corazón de Jesús, que es su fundamento espiritual.
El Apostolado de la Oración encuentra sus raíces en la intuición de un jesuita francés, el P. François-Xavier Gautrelet. Es el 3 de diciembre de 1844, día de la fiesta de San Francisco Javier, cuando esta historia comienza verdaderamente.
En el contexto efervescente del siglo XIX, época de las grandes misiones, el P. Gautrelet se enfrenta a un desafío particular. En la casa de formación de Vals-près-le-Puy, observa a los jóvenes jesuitas en formación, entusiasmados por los relatos de sus compañeros misioneros que regresan de tierras lejanas, especialmente de Madurai en el sur de la India. Este entusiasmo, aunque loable, amenaza con desviar a estos jóvenes de sus estudios inmediatos. Es entonces cuando tiene una inspiración que cambiará su vida espiritual. Les dice:
«Sean ya misioneros por su oración, por la ofrenda de su vida cotidiana. Su misión se encuentra aquí, en sus estudios y en las cosas simples de cada día. Al cumplirla con disponibilidad a la voluntad de Dios, ya son apóstoles que ayudan a toda la Iglesia. Recen por los hombres que encontrarán mañana».
Esta propuesta simple pero profunda resuena inmediatamente con el deseo de estos jóvenes jesuitas que desean ir a anunciar el Evangelio al fin del mundo. Les ofrece un medio concreto de participar desde ahora en la misión de Cristo mientras continúan su formación, profundizando en ellos su disponibilidad. Esta intuición espiritual no se limita a las paredes del seminario; encuentra eco entre muchos laicos, deseosos también de contribuir al impulso misionero de su época.
Cinco años después, en 1849, el P. Gautrelet formaliza esta intuición fundando oficialmente el Apostolado de la Oración en Toulouse. Esta iniciativa se inscribe en un contexto más amplio de renovación espiritual en Francia, notablemente marcado por un notable auge de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Con la llegada del P. Henri Ramière SJ (1821-1884), quien había sido estudiante del P. Gautrelet y que se convierte en su sucesor en la dirección del Apostolado de la Oración, la obra realmente despega. Ramière, teólogo brillante y escritor prolífico, va a desempeñar un papel crucial en la profundización y sistematización del vínculo entre el Apostolado de la Oración y la devoción al Corazón de Jesús.
2.2 La espiritualidad del Corazón de Jesús, en una perspectiva apostólica
En 1861, el P. Henri Ramière SJ lanza la publicación del «Mensajero del Corazón de Jesús», una revista que rápidamente se difundirá por todo el mundo, alcanzando una red de más de 13 millones de miembros. Articula claramente la misión del Apostolado de la Oración con la devoción al Corazón de Jesús, en una perspectiva decididamente misionera. Su enfoque transforma una devoción personal en un verdadero apostolado, tocando a millones de personas.
Como se refleja en su primer libro, el P. Ramière tuvo que usar toda su inteligencia espiritual y su don de escritura para convencer a los miembros del Apostolado de la Oración de que su experiencia se arraigaba en la espiritualidad del Corazón de Jesús. De hecho, la devoción al Sagrado Corazón ya estaba muy extendida entre los católicos franceses del siglo XIX. Sin embargo, a menudo se asociaba con numerosas Cofradías que tenían prácticas y exigencias que podían plantear dificultades a los miembros del Apostolado de la Oración. El P. Ramière, al distanciarse de algunas de estas prácticas tradicionales, supo renovar esta espiritualidad mostrando cómo el Apostolado de la Oración se inscribía en la devoción al Corazón de Jesús de manera más accesible y universal.
Hoy puede ser considerado como el segundo fundador del Apostolado de la Oración, habiéndole insuflado un nuevo dinamismo al interpretar la espiritualidad del Corazón de Jesús a la luz de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola.
El propio Apostolado de la Oración está marcado desde sus comienzos por los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, ya que François-Xavier Gautrelet SJ, era un formador jesuita. La oración de ofrenda, por ejemplo, elemento central del Apostolado de la Oración desde sus inicios, se inspira en la dinámica apostólica propuesta por la meditación del llamado del «Rey eterno» en los Ejercicios Espirituales de san Ignacio («Aquí estoy, Señor» - Ejercicios n°91), que conduce a la ofrenda personal («Toma, Señor, y recibe…» Ejercicios n°234).
El P. Henri Ramière SJ inscribirá formalmente el Apostolado de la Oración, con un enfoque cristológico y espiritual claro, en la dinámica del Corazón de Jesús. Profundiza la intuición de los comienzos. La oración de ofrenda no está entonces únicamente ligada a la ofrenda de los estudios, el trabajo y las actividades, sino que está ligada a una intención de oración por la misión de la Iglesia, una oración de intercesión unida al Corazón de Jesús
Además, en la publicación del Mensajero del Corazón de Jesús, comienza a invitar a orar por las intenciones del Corazón de Jesús. Un cambio importante ocurre en 1879 cuando las intenciones de oración son formuladas cada mes por el Papa (León XIII) y confiadas al Apostolado de la Oración. Ramière muestra entonces que esta oración es apostólica y abierta al mundo, y que mediante la oración de ofrenda, los fieles se unen al Corazón de Jesús al servicio de su misión.
Cuando el P. Henri Ramière SJ habla del «reino social de Cristo», se refiere a la idea de que la oración y la acción de los creyentes deben contribuir a encarnar los valores cristianos en todas las esferas de la sociedad. Es mucho más que una simple piedad individual; significa comprometerse, en nombre de la fe en Jesucristo, en los desafíos concretos de nuestro mundo: justicia social, solidaridad, paz, respeto de la dignidad humana.
Es una verdadera colaboración al Reino de Cristo lo que propone, buscando unir a los católicos de todo el mundo en una oración apostólica para que «¡venga su Reino!». Esta visión se presenta en su libro sobre el Apostolado de la Oración en 1861, donde describe una red de intercesión al servicio de la misión de la Iglesia.
Al inscribir claramente la ofrenda diaria en una perspectiva apostólica, Ramière crea simultáneamente una red de oración unida al Corazón de Jesús.
2.3 Una actitud interior de disponibilidad para la misión
Al mismo tiempo que el P. Henri Ramière SJ inscribe claramente la ofrenda diaria, unida al Corazón de Cristo, en una perspectiva apostólica, muestra que no es solo la oración la que es apostólica o misionera, sino toda nuestra vida. Lo que él llama «oración y celo» (significando atención, diligencia, compromiso), hoy lo llamamos «oración y acción», porque la verdadera
oración nos dispone a la acción, nos abre a los demás y al mundo. A través de la oración de ofrenda, nos hacemos disponibles a la misión de Cristo.
Por eso, cuando pusimos por escrito el fruto de cuatro años de consultas a nivel mundial y de discernimiento para la recreación del Apostolado de la Oración, titulamos el documento: "Un camino con Jesús, en disponibilidad apostólica" (2014). De hecho, la oración de ofrenda diaria, unida a una intención de oración, nos conduce a esta actitud interior de disponibilidad para la misión.
Un paréntesis. He mencionado el proceso de recreación del Apostolado de la Oración, iniciado en 2009, y refundado como Red Mundial de Oración del Papa. Permítanme compartirles una anécdota. Cuando el P. Adolfo Nicolás SJ pidió iniciar esta recreación, emprendimos un diagnóstico de este servicio eclesial en todo el mundo, buscando percibir cuál era su corazón.
Evidentemente, la espiritualidad del Corazón de Jesús es su fundamento espiritual. Durante muchos años, muchos venían a beber de este pozo para nutrirse de su agua viva y fresca, como esa «fuente de agua que brota para vida eterna» de la que Jesús habla a la Samaritana junto al pozo de Jacob (Evangelio según san Juan, cap. 4, 1-30). Sin embargo, notamos que después de tantos años, en muchos lugares, el pozo se había vuelto difícilmente accesible para la mayoría. Estaba como escondido en medio de un bosque denso, invadido por arbustos y senderos sinuosos, de los cuales solo algunos fieles conocían el camino. Mantenían la lámpara encendida, pero para la mayoría, el camino era indescifrable, el lenguaje incomprendido, el tesoro invisible.
Muchos de ustedes forman parte de esos fieles, que, con la lámpara encendida, conocen desde hace mucho el camino. Con la recreación del Apostolado de la Oración, quisimos, ayudados por el Espíritu del Señor, abrir caminos, marcar hitos, colocar indicaciones, proporcionar brújulas, para que cada uno pueda encontrar fácilmente el pozo de agua viva, la fuente del Corazón de Jesús, tal como la tradición del Apostolado de la Oración nos la ha transmitido.
La oración de ofrenda diaria, nos abre a una actitud de disponibilidad interior a la misión, que se traduce en apertura de corazón y docilidad al Espíritu del Señor. Toma su fuente en un profundo amor personal por Jesucristo, que se inscribe en la dinámica del Corazón de Jesús.
2.4 Una red de corazones unidos al Corazón de Jesús
El P. Ramière sintetiza el Apostolado de la Oración en tres características: «la oración, como medio de acción universal»; «la asociación, como condición necesaria para la eficacia de la oración»; «la unión al Corazón de Jesús, como fuente de vida de la asociación». Decir, como él, que el Apostolado de la Oración es la «Santa Liga de los Corazones cristianos unidos al
Corazón de Jesús» equivale a utilizar la expresión actual «Una red de corazones unidos al Corazón de Jesús».
En muchas parroquias de todo el mundo, nuestras banderas muestran de un lado «Apostolado de la Oración» y del otro «Liga del Corazón de Jesús». Así es como este apostolado ha sido designado durante mucho tiempo, como lo demuestra el billete de admisión firmado a la edad de 12 años (1885) por Teresa Martin, futura santa Teresa de Lisieux, quien aprendió a orar en el Apostolado de la Oración con sus padres, quienes también eran miembros.
Esta red de corazones se ha convertido hoy en la Red Mundial de Oración del Papa, a quien el Santo Padre confía sus intenciones de oración, las cuales nos dan a conocer los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia. Desafíos que son el fruto de su discernimiento orante de alcance universal y encarnan las intenciones del Corazón de Jesús. La oración de ofrenda está orientada por la intención de oración mensual del Papa, donde nos invita a comprometernos mediante la oración y la acción. Formar parte de esta red de oración nos lleva a disponernos a la misión de compasión de Cristo por el mundo.
Hemos visto cómo el Apostolado de la Oración ha comprendido, encarnado y promovido la espiritualidad del Corazón de Jesús a lo largo de su historia. Ahora veremos cómo, durante los últimos quince años (2010-2024), hemos renovado esta espiritualidad, presentando el tesoro espiritual del Apostolado de la Oración a la luz de los Ejercicios Espirituales, en un itinerario que hemos llamado El Camino del Corazón.
3. El Camino del Corazón, una misión de compasión para el mundo
Nadie se convence de que Cristo sea una buena noticia mediante discursos, tratados o documentos. Cuando alguien lo encuentra personalmente, todo cambia. Hay experiencias que transforman nuestra vida. El Camino del Corazón es una de ellas.
El Camino del Corazón actualiza la devoción al Corazón de Cristo desde una perspectiva apostólica y presenta de manera coherente el tesoro del Apostolado de la Oración a la luz de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Este camino busca guiar nuestro corazón hacia el Corazón de Jesús, para armonizarse con Él y disponerse a su misión de compasión por el mundo.
Les cuento una experiencia personal. Cuando mi Provincial me pidió en 2007 que refundara el Apostolado de la Oración en Francia, que prácticamente había desaparecido, me dijo que esta misión concernía las intenciones de oración del Papa y la devoción al Corazón de Jesús. Luego, me aconsejó apoyarme en mi experiencia de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Al principio, fue un choque porque, en ese momento, tenía una imagen negativa de todo lo relacionado con el Sagrado Corazón, sus imágenes sulpicianas y el lenguaje de otro siglo que no me hablaba. No tenía ningún deseo de ocuparme de esta misión. Pero descubrí que la experiencia de los Ejercicios Espirituales que acababa de vivir durante 30 días de oración y silencio me había hecho descubrir toda la altura, profundidad y amplitud del Amor de Dios manifestado en Jesucristo. Había crecido en un conocimiento interior de Cristo, con un gran deseo de amarlo y seguirlo más, y de llegar al Amor (Ad Amorem) en comunión con toda la Creación, como nos invita san Ignacio. Me di cuenta entonces de que esta experiencia, aunque San Ignacio no utilizará el vocabulario del Corazón de Jesús, correspondía a ese tesoro espiritual que se había expresado en la historia de la Iglesia de múltiples maneras. Esto me ayudó a no apegarme a la forma, a los lenguajes, a las prácticas, que pueden cambiar, sino a lo esencial, al Corazón de Jesús, que es fiel y no cambia. Cuando me convertí en director internacional, siempre mantuve en mente esta experiencia, para que, con los diversos equipos en el mundo, pudiéramos encontrar lenguajes y caminos que alcancen a las nuevas generaciones hoy, según las diversas culturas, para que el tesoro espiritual del Apostolado de la Oración sea conocido.
Viajando por más de 70 países, he descubierto hombres y mujeres generosos, fieles al Corazón de Jesús, que, invisibles a los ojos del mundo, continúan día y noche, en la oración, manteniendo la lámpara encendida hasta que venga el "Reino de Cristo", como pedimos en el Padre Nuestro. Ya sea aquí en el Nordeste de Brasil, en México con los indígenas, o en el Norte de Kivu, en el Este del Congo, o en Mozambique, Madagascar, Filipinas, y en muchos otros lugares, he encontrado grupos del Apostolado de la Oración que rezaban con todo su corazón por las intenciones de oración del Papa, unidos al Corazón de Jesús. En estos lugares, donde a menudo sólo
tenían sus corazones y manos para rezar, el Señor resucitado se ha hecho presente de manera evidente. Esta luz nos ha sostenido e inspirado para que este tesoro espiritual pueda llegar también a los más jóvenes, especialmente el MEJ. Este tesoro es lo que presentamos hoy en el marco de un itinerario espiritual llamado El Camino del Corazón. El Camino del Corazón nos conduce más cerca del Corazón de Cristo, haciéndonos disponibles a su misión, una misión de compasión por el mundo.
3.1 Nuestro itinerario de formación
La espiritualidad del Corazón de Jesús es el fundamento espiritual de nuestra misión, El Camino del Corazón nuestra manera específica de vivirla, por eso es nuestro itinerario de formación. Invita en nueve etapas, que corresponden a los primeros nueve viernes del mes, a disponerse para la misión de la Iglesia, una misión de compasión para el mundo. Nueve meses, porque se trata de un nacimiento, lo más cerca posible del Corazón de Jesús, para nacer a la vida del Espíritu.
El Camino del Corazón ayuda a percibir los desafíos del mundo con los ojos de Jesucristo, para movilizarse cada mes, en la docilidad al Espíritu Santo, mediante la oración y el servicio. Unidos al Corazón de Cristo, percibimos sus alegrías y sus sufrimientos por el mundo. El Camino del Corazón nos lleva así a comprometernos con Él, lo más cerca de su Corazón, por los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia, que las intenciones de oración del Papa formulan cada mes. Nos transforma cada día más como apóstoles de la oración, para salir de la globalización de la indiferencia, ampliando nuestro corazón a una misión de compasión por el mundo.
Este programa de formación orienta nuestra misión. Es el fruto de una decena de años de trabajo en equipo internacional, de maduración en la oración y de diversas experiencias en el marco de retiros espirituales. Las 9 etapas del Camino del Corazón, que llamamos "pasos", porque es un camino a recorrer, se inscriben en el proceso de disponibilidad a la misión propuesto por el Papa Francisco en la encíclica Evangelii Gaudium, "La alegría del Evangelio". Cada una de las 9 etapas del Camino del Corazón consta de 9 entradas distintas: cada una de las 9 etapas del Camino del Corazón está compuesta por 9 entradas distintas: (Esquema para orientar el paso, Marco de referencia, Dinámica interna del paso, Entrada desde la perspectiva bíblica, desde la perspectiva de la fe, desde la perspectiva espiritual, desde las palabras del Papa, desde la perspectiva de la oración y, finalmente, propuesta de Ejercicios.) Se han publicado once libros en varios idiomas. Aunque estos libros pueden ser leídos y meditados, son sobre todo cajas de herramientas para los acompañantes espirituales que proponen El Camino del Corazón. Este enfoque es ante todo una experiencia espiritual que se vive personalmente y con otros en el marco de un retiro espiritual.
Hay muchas maneras de dar El Camino del Corazón, sin embargo, cuando nos hacemos atentos al proceso espiritual personal de cada uno, siguiendo la pedagogía que proponemos
entre los diversos "pasos" de este camino, descubrimos que este itinerario realmente transforma a las personas, independientemente de los países del mundo, culturas o contextos eclesiales. No es sorprendente dada la coherencia de su contenido y el hecho de que sea una adaptación de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio. No solo dispone a una experiencia personal de encuentro con Cristo y a una misión de compasión por el mundo, sino que también aporta un nuevo enfoque catequético e incluso, a través de su pedagogía, una manera de vivir y celebrar en la Iglesia. Está, de hecho, marcado por una eclesiología sinodal, al servicio de una misión común, como invita claramente la intención de oración de este mes de octubre: "Oremos para que la Iglesia continúe apoyando, de todas las maneras posibles, un estilo de vida sinodal, bajo el signo de la corresponsabilidad, fomentando la participación, la comunión y la misión compartida entre sacerdotes, religiosos y laicos."
Los Estatutos de la Red Mundial de Oración del Papa nos lo recuerdan (Art. 4). A través del Camino del Corazón «la vocación misionera del bautizado se despierta, permitiéndole colaborar en su vida cotidiana con la misión que el Padre confió a su Hijo (…)». «El Camino del Corazón, este itinerario espiritual estructurado de manera pedagógica, apunta a una identificación con el pensamiento, la voluntad y los proyectos de Jesús. Así, el bautizado se pone en condiciones de acoger y servir al Reino de Dios, motivado por la compasión según el estilo del Hijo de Dios. Este camino lo hace disponible para la misión de la Iglesia.» (Art. 5)
El Papa Francisco, al instituir el Apostolado de la Oración como Red Mundial de Oración, como obra pontificia, confirmó y profundizó su misión fundamental. Con motivo del 175° aniversario de la obra, puso de relieve una dimensión esencial de su fundamento espiritual: la compasión por el mundo.
En junio de 2019, el Papa Francisco declaró: «En este día de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, es bueno recordar el fundamento de nuestra misión. Se trata de una misión de compasión por el mundo, un "camino del corazón" podríamos decir, es decir, un itinerario de oración que transforma la vida de las personas. El Corazón de Cristo es tan grande que desea acogernos a todos en la revolución de la ternura. La cercanía del Corazón del Señor impulsa nuestro corazón a acercarse al hermano con amor, y ayuda a entrar en esta compasión por el mundo. Estamos llamados a ser testigos y mensajeros de la misericordia de Dios, para ofrecer al mundo una perspectiva de luz donde hay oscuridad, de esperanza donde reina la desesperación, de salvación donde abunda el pecado. Entrar en oración es entrar con mi corazón en el Corazón de Jesús, hacer un camino en el Corazón de Jesús, lo que Jesús siente, los sentimientos de compasión de Jesús, y también hacer un viaje en mi corazón para cambiar mi corazón, en esta relación con el Corazón de Jesús».
Cabe recordar aquí la carta encíclica «Dilexit nos» («Nos amó», Rm 8,37), publicada por el Papa Francisco en octubre de 2024, que propone una reflexión sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo. Ofrece una lectura teológica, bíblica y mística de la espiritualidad
del Corazón de Jesús, inscribiéndose naturalmente en la visión pastoral del Papa Francisco. Esta encíclica tiene como objetivo renovar la comprensión e interpretación de la devoción al Corazón de Jesús para nuestro tiempo. Los criterios de discernimiento e interpretación que presenta se han aplicado en los últimos años en la renovación de la espiritualidad del Corazón de Jesús en la Red de Oración del Papa. Esta renovación se inspira en la dinámica apostólica introducida al inicio del Apostolado de la Oración por el P. Henri Ramière SJ, a la luz de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio.
Un día, el Papa Francisco me dijo que la espiritualidad del Corazón de Jesús era un antídoto contra el gnosticismo y el pelagianismo, las dos tentaciones de nuestro tiempo de las que habla en Gaudete et Exsultate. Por un lado, frente al pelagianismo, pone énfasis en la gratuidad del amor de Dios y nuestra dependencia de su misericordia, recordándonos que nuestra salvación es un don, no un mérito. El Corazón de Jesús es la fuente de esta gracia, una invitación a ser dóciles al Espíritu del Señor en lugar de confiar en nuestras propias fuerzas. Por otro lado, frente al gnosticismo, nos recuerda el amor encarnado de Dios en Jesucristo, evitándonos así una comprensión puramente intelectual de la fe. Además, esta espiritualidad nos enseña que el conocimiento del amor de Dios pasa por el corazón, por la experiencia y la relación, más que por una pura especulación intelectual.
Cuanto más cerca estamos del Corazón de Jesús, más percibimos sus alegrías y sufrimientos por los hombres, mujeres y niños de este mundo; y reconocemos su presencia hoy como ayer, obrando en el mundo. Cuanto más cerca estamos del Corazón de Jesús, menos indiferentes somos a lo que nos rodea, pero deseosos de comprometernos con Jesucristo en el corazón del mundo, al servicio de su misión de compasión.
3.2 Los pilares del Camino del Corazón
El Camino del Corazón nos conduce al Corazón de Jesús, a conocerlo íntimamente, ya que se apoya en dos pilares: la oración a la luz del Evangelio y la relectura espiritual.
Escuchar al Señor, permanecer en su Palabra (Juan 15), es el fundamento del Camino del Corazón. ¿Cómo conocer el corazón del Señor si no me siento a sus pies para escucharlo? (Lucas 10, 38-42). A lo largo de los nueve pasos del Camino del Corazón, estoy invitado a convertirme en amigo de Jesús, a escucharlo, a verlo actuar, a estar con él durante el día y a velar junto a él durante la noche, hasta conocer su corazón y decidirme por Él. Solo el Evangelio nos revela quién es Jesucristo. El Evangelio es el Corazón de Jesús.
El Camino del Corazón ayuda a percibir los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia con los ojos de Jesucristo, para movilizarse cada mes, en la docilidad al Espíritu Santo, mediante la oración y el servicio. Nos ayuda a ajustar nuestro corazón al Corazón de Cristo El discípulo que Jesús más amaba, aquel que conocía mejor el Corazón de Jesús, que se inclinó hacia él (Juan 13, 23), también fue el primero en reconocer a Jesús resucitado en la orilla del lago de Galilea (Juan 21, 7). Solo quien ama reconoce al amado.
El Padre Pedro Arrupe SJ, superior general de la Compañía de Jesús, dejó una oración que refleja su compromiso de seguir a Jesús según su manera de actuar. Su vida estaba centrada en el Corazón de Jesús. Aquí hay un extracto que muestra cómo contemplar a Jesús en el Evangelio nos ayuda a conocer su corazón:
«Señor, al meditar sobre "nuestra manera de actuar", he descubierto que el ideal de nuestra manera de actuar era tu manera de actuar. Dame ese sensus Christi que me haga sentir con los sentimientos de tu corazón, que son en el fondo el amor por tu Padre y el amor por todos los hombres. Enséñame a ser compasivo con los que sufren, los pobres, los ciegos, los cojos y los leprosos.
Enséñame tu manera de mirar a las personas, como miraste a Pedro después de su negación, como penetraste los miedos del joven rico y los corazones de tus discípulos.
Me gustaría conocerte tal como eres realmente, porque tu imagen transforma a aquellos con quienes entras en contacto. (…)»
Al permanecer en la palabra de Jesús, al comerla para asimilarla, es Él quien permanece en nosotros y nos da a reconocer su presencia en nuestra vida. «Si alguien me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará; vendremos a él y haremos morada en él» (Evangelio según San Juan, capítulo 14, versículo 23). «Permaneced en mí, permaneced en mi amor», dice también.
Por eso, además de la meditación y la contemplación de las Sagradas Escrituras, invitamos cada día a practicar la relectura, también llamada Examen, que es una manera de reconocer la presencia del Señor en nuestras vidas. Es la relectura diaria la que nos ayuda a ajustar nuestro corazón al Corazón del Señor, a reconocer lo que nos abre a la «vida en abundancia» (Juan 15) y a descartar lo que nos conduce por caminos mortales donde el enemigo de la naturaleza humana, como dice San Ignacio para referirse a Satanás, el adversario, busca arrastrarnos. Porque El Camino del Corazón es también un camino de combate espiritual para evitar las trampas del enemigo y dejarnos transformar por Cristo como discípulos misioneros, al servicio de su misión de compasión por el mundo.
En el libro 8 del Camino del Corazón, titulado «Una misión de compasión», hemos precisado lo que significan los términos «compasión», «piedad» y «misericordia», que se encuentran en la Biblia. Estos términos traducen una palabra griega que expresa el hecho de sentir el sufrimiento del otro y ser impulsado por amor a actuar en su favor. Es un movimiento que viene del interior, de las «entrañas», del «seno materno», del «corazón». Esto es lo que vemos en Jesús. Siempre hay que volver a Él. Se nos dice en numerosas ocasiones que siente piedad ante las multitudes, los enfermos, los ciegos y leprosos, el hombre poseído del país de los Gerasenos, o la viuda de Naín que ha perdido a su único hijo. Jesús tiene esta capacidad de dejarse tocar en lo más profundo por los demás y lo que siente se convierte en decisión, lo moviliza internamente hasta el punto de actuar. Lo que vive es también lo que enseña, la parábola del buen Samaritano es significativa a este respecto: «Dichosos los misericordiosos, porque ellos recibirán misericordia» (Evangelio según San Mateo, capítulo 5, versículo 7).
No puedo aquí presentar El Camino del Corazón que conduce a la compasión por el mundo, al servicio de la misión de Cristo, porque es ante todo una experiencia espiritual. Si tu corazón permanece en el Corazón de Jesús, es decir, si permaneces en su Palabra y te dejas encontrar por Él en los sacramentos de la Iglesia, lo conoces. Algunos se quedan en la superficie de su vida, como quien se quedaría en la superficie del océano, en medio del estruendo y las olas, de la espuma y los vientos, pero quien permanece en la profundidad, en el silencio del corazón, reconoce la presencia del Señor (Juan 21).
En el centro del Camino del Corazón se encuentra la Eucaristía, donde el Señor se da a sí mismo a nosotros para darnos su capacidad de amar y despertar nuestro corazón a su misión de compasión. «Este es mi cuerpo. Esta es mi sangre.» Todo está ahí. Nos invita a su vez a entrar en esta vida eucarística.
Si la espiritualidad del Corazón de Jesús no cambia nuestra vida, es en vano. No sirve de nada encontrarse tantos primeros viernes del mes, tantas misas del Sagrado Corazón, tantas adoraciones y rosarios, si Jesús no está en el corazón de nuestras vidas. Entonces somos como metales que resuenan en el vacío, nos dice San Pablo (1 Corintios, capítulo 13):
«Aunque fuera profeta, tuviera toda la ciencia de los misterios y todo el conocimiento de Dios, aunque tuviera toda la fe hasta trasladar montañas, si me falta [el Corazón de Jesús], no soy nada.
Aunque distribuyera toda mi fortuna a los hambrientos, aunque me dejara quemar vivo, si me falta [el Corazón de Jesús], no me sirve de nada.
[El Corazón de Jesús] tiene paciencia; es servicial; no tiene envidia; no se jacta, no se engríe; no hace nada indebido; no busca su propio interés; no se irrita; no guarda rencor; no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad; todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. [El Corazón de Jesús] nunca pasará.»
La espiritualidad del Corazón de Jesús nos lleva así a conocer la altura, la anchura, la longitud y la profundidad del Amor de Dios manifestado en Jesucristo. Vivir según el estilo de vida de Jesús y dejarse transformar por su amor significa poner la compasión por los demás y por el mundo en el centro de nuestras vidas. El Camino del Corazón nos introduce en ello.
3.3 Los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia
Lo que propone El Camino del Corazón, nuestra manera específica de vivir la devoción al Corazón de Jesús, es una misión de compasión para el mundo, prestando atención a los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia. El Papa Francisco nos ofrece, en la encíclica Fratelli Tutti, una manera concreta de vivir la compasión hoy.
En este contexto, la compasión es sinónimo de fraternidad, englobando las múltiples dimensiones a las que Francisco se refiere en sus escritos. Basta con echar un vistazo a las
intenciones de oración mensuales y semanales que el Papa confía a toda la Iglesia, así como a los diversos temas abordados por Fratelli Tutti, para ver cómo la compasión está ligada no solo a la contemplación de nuestra propia realidad, sino también a la fraternidad vivida día a día. El Papa Francisco dedica un capítulo entero a los gestos del Buen Samaritano, que nos hace salir de la indiferencia y acercarnos a los demás, encarnando formas concretas de vivir la fraternidad y la misión de compasión para el mundo.
«La compasión no es solo un sentimiento, sino una decisión, un criterio de acción, una manera de actuar, de ser y de mirar el mundo, como lo vemos en el relato del buen Samaritano» nos dice el PAS 8 del Camino del Corazón.
Es a esta compasión a la que somos llamados cuando el Papa nos confía cada mes sus intenciones de oración, las cuales hablan de los desafíos de la humanidad y nos invitan a orar y actuar concretamente. Por eso también producimos cada mes El Video del Papa, a través del cual el Papa Francisco nos invita a orar y movilizar nuestras vidas frente a los desafíos del mundo.
Por eso, en Click To Pray, cada mes, te proponemos una manera de encarnar esta misión que nos confía el Papa en la vida cotidiana, en forma de actitudes. Click To Pray nos invita a encarnar esta intención de oración en nuestras vidas, en nuestras comunidades, «estando abiertos a una misión compartida con otros», «promoviendo y apoyando la participación de todos», «fomentando la escucha y el discernimiento», adoptando al mismo tiempo «un estilo de vida sinodal».
A través del Camino del Corazón, este programa de formación, del cual les he hablado.
4. Conclusión
El Camino del Corazón propone una experiencia personal y comunitaria de encuentro con Jesucristo que lleva nuestro corazón más cerca de su Corazón, hasta despertar en nosotros el deseo de estar al servicio de su misión de compasión por el mundo. Este itinerario espiritual presenta, de manera coherente y articulada, el tesoro espiritual del Apostolado de la Oración a la luz de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Aplica los criterios de discernimiento e interpretación ofrecidos por el Papa Francisco en la carta encíclica «Dilexit nos» («Nos amó», Rm 8,37) y que renueva la espiritualidad del Corazón de Jesús.
Hablar de una «misión de compasión para el mundo» es resumir la misión de la Red Mundial de Oración del Papa:
● Misión: se trata de ayudar a estar disponible para la misión de Cristo.
La oración de ofrecimiento se inscribe en esta dinámica, es una actitud de disponibilidad apostólica. Despierta nuestro deseo por la misión, para vivirla según el estilo de Cristo. Esto supone verlo, escucharlo, desear ajustar nuestro corazón a su Corazón. De cierta manera, evoca todo el camino de preparación y apertura del corazón que se realiza a lo largo de los tres primeros pasos del Camino del Corazón, y que conduce en los Ejercicios Espirituales a la meditación del Reino, a escuchar el llamado del Señor y responder con generosidad.
● Compasión: la compasión nos habla del Corazón de Jesús.
Nuestra misión y nuestra disponibilidad apostólica tienen su origen en esta experiencia personal de encuentro con Cristo, acercando nuestro corazón al de Jesús.
Nuestra proximidad a su corazón nos hace sensibles a su alegría y a su sufrimiento por el mundo, a su compasión por la humanidad. Aquí, de manera esquemática, tenemos los tres pasos siguientes del Camino del Corazón, que se encuentran en el medio del itinerario, en lo más profundo e íntimo de nuestra relación con Cristo.
● Para el mundo: las intenciones de oración de la Iglesia universal. Esta misión de compasión es para el mundo, para los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia, expresados por las intenciones de oración del Papa. Estas intenciones de oración son la brújula de nuestra misión, orientan nuestra vida y nuestro compromiso en la Iglesia. Encarnan esta misión de compasión.
De cierta manera, aquí nos unimos a los últimos tres pasos del Camino del Corazón. El encuentro personal con Cristo, lo más cerca de su Corazón, despierta nuestro deseo de estar con Él en su misión de compasión, y nos abre a los demás y al mundo donde Él nos envía. Esto
supone ofrecer nuestra vida como Él, según su estilo de vida, y dejarnos guiar por Él, dóciles a su Espíritu.
Como habéis entendido, la Red Mundial de Oración del Papa, refundación del Apostolado de la Oración que integra el Movimiento Eucarístico Juvenil, se inscribe hoy en la dinámica vivificante del Corazón de Jesús a través de su itinerario espiritual titulado «El Camino del Corazón». Este itinerario, verdadera actualización contemporánea de la espiritualidad del Corazón de Cristo, nos invita a orar y vivir la compasión de Jesús por el mundo.
Durante estos últimos 12 años, hemos sido llevados a renovar nuestra manera de vivir la espiritualidad del Corazón de Jesús volviendo a nuestras fuentes. El Camino del Corazón, tesoro espiritual del Apostolado de la Oración a la luz de los Ejercicios Espirituales, se ha convertido para nosotros en una matriz que favorece la transformación institucional del Apostolado de la Oración en Red Mundial de Oración del Papa. Articula y unifica toda nuestra misión, abriéndonos a un nuevo paradigma:
El Camino del Corazón encarna una misión renovada de compasión para el mundo, basada en una disponibilidad apostólica y orientada por las intenciones de oración del Papa. Esta misión llama a una conversión personal y comunitaria, comprometiendo a cada fiel a vivir la espiritualidad del Corazón de Jesús en una dinámica de oración y acción concreta para responder a los desafíos de nuestro mundo.
La Red Mundial de Oración es un tesoro para la Iglesia. A través de ella, millones de personas - ya sea en Asia, África, América o Europa, vivan en barrios marginales o en zonas acomodadas, sean jóvenes o mayores - se unen cada día en la oración. Juntos, llevan en su corazón y oración los grandes desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia que el Papa confía cada mes. Es como una gran familia que reza con un mismo corazón, más allá de todas las fronteras. Favorece la comunión en la diversidad de la Iglesia universal: somos diferentes, pero unidos en la oración y en el Corazón de Cristo.
Podemos pedir la gracia de que, siguiendo este camino, transformados por el amor del Señor, podamos convertirnos, cada día más, en testigos luminosos de su compasión y de su ternura hacia toda la humanidad. Una red de intercesión que, a través de la oración, confía al Corazón de Jesús los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia. ¡El mundo lo necesita tanto!
Frédéric Fornos SJ
Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa (2016-2024)
Delegado del Director General del Apostolado de la Oración, P. Adolfo Nicolás SJ (2014-2016)
