Planeta Sueño

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HEIDI ROTULO PIEL A PIEL Pegada a los huesos aflora la piel, tersa, húmeda, brillante, habla deseosa y ardiente, sus poros se dilatan, se estremecen, luce distendida, en reposo, su calidez. Espera que otra piel se pose sobre ella. Sudorosa y latente. Para gemir de a dos. GOCE Desnuda tu cuerpo ante el goce, palpita, siente, disfruta, gime ante la finitud, sé libre. TODAVÍA MI PIEL SIENTE Entre mis sábanas habitas, dueño de mis humedades y de mis pensamientos eróticos. Te deslizas por mi cuerpo sediento y estás bajo mi piel, entre mi piel, dentro de mi piel, sobre mi piel, con mi piel. Siempre.


LA VIDA La vida es un Don inapreciable al que muchas veces no se le da la magnitud que se merece, es tan natural que la conciencia no asume la responsabilidad total de lo que es vivir. Vivir es prestar atención cada instante de nuestro accionar, es intensidad plasmada en nuestros pensamientos y actitudes, es proyectarse día a día, es tener pleno conocimiento que somos dueños de nuestras elecciones y decisiones, es el Don por el que debemos aprender que la existencia siempre tiene un sentido, que no puede ser un peso agotador y permanente de cargas y obstáculos insalvable, es encuentro con los demás, es crecimiento. Pensemos como se va desarrollando una vida desde su gestación, nueve meses para formarse en su totalidad dentro del vientre húmedo y oscuro en el que se alimenta y llega a su madurez, desde el comienzo es un milagro. Luego el nacimiento, ese pedacito de carne, fruto de amor, que aglutina y sorprende a toda la familia, concentra la atención de los seres queridos que se dedican de lleno a su crecimiento y educación. Es el cimiento que constituye a la familia, al hogar, acompañando su crecimiento en todos los acontecimientos, hasta su adultez, en la que se abre una gama de oportunidades para su formación personal. Allí es cuando cada persona debe hacerse cargo de su vida, de su porvenir, de su responsabilidad. Elige estudiar o trabajar, hace proyectos para lograr un buen pasar, justamente ese es el momento propicio para tomar el peso de estar vivo, de captar lo fuerte que es ser dueño de elegir lo que quiere ser , de lo que hará, de lo que afrontará. Es el momento en el que cada persona debe tomar la responsabilidad de su conocimiento propio en la profundidad que se merece. Suele suceder que se proyecta un futuro promisorio, de excelencia, en el que priman las cosas materiales, el poder adquisitivo, seguro que si les satisface comodidades y “seguridad” estarán muy contentos pero es bueno para el alma poner atención especial en su conocimiento interior, en ese mundo a veces tan ignorado y para ello hay que hacer un camino despacio, inteligente, responsable y conciente porque tiene que bucear su identidad, su pertenencia, sus afectos, sus deseos, sus metas, sus relaciones con los demás y eso no es fácil, no es disponer de dinero y comprar, es algo profundo, de conclusiones bien pensadas, de elecciones maduras. De que vale el progreso económico o de poder si el control sobre la ansiedad, los miedos, los instintos, los deseos se apoderan de la mente por completo y no permiten ser libre, feliz ¿Cómo podrán gozar de sus éxitos si vuestra seguridad emocional tambalea y duda? Eso se logra trabajando nuestro interior, nuestra estima, nuestro equilibrio y armonía espiritual, nuestras emociones. Es un camino arduo pero nos permite que nos


sintamos seguros de nosotros mismos, vislumbramos claramente la importancia de vivir con amor, paz y salud. Es la estabilidad emocional la que nos permite el ĂŠxito de nuestras elecciones. Una persona que tiene el conocimiento profundo sobre si mismo tiene el control necesario sobre lo que realmente desea “serâ€? en su vida, cual es el sentido. Es tanta la gama de los estados emocionales, que manifestamos, que es bueno vivirlos en su justa medida.


CONSUELO RODRIGUEZ Risa incansable y saludable No quiere ser blandita. No es lo que quiso ser. No es. Adora. Ahora. Siente. Está alegre y se palpa. Pero sola. Con miedo. No desea, no. Pero sola. Imposible estarlo menos. ... Pero, Lukrecia Marins Valero No se cansa A pesar de su sentir, Lo dice doña Consuelo Toja... De reír.


PEREGRINA VARELA Amor de negro Amor de negro que se revela entre las caricias de unas manos fuertes, que tiene terrones de azĂşcar y cucharaditas de sal para entregar. Ellos, que se queman con los rayos de un sol amarillo cargado y que apuestan por el color elegante del negro, que ademĂĄs, baila salsa y que resplandecen con el brillo universal de su raza. Color del barro y de la arena negra, que da belleza, que trabaja para mover su espalda y demostrar su valor. Amor de negro que se entrega en la fecha prevista en el calendario, que se levanta con la luz del alba a besar la negra, que le pasa la mano aunque muy limpio no venga, aunque huela mal, a vegetaciĂłn y a frutas del bosque, a sudor y a trabajo, aunque las manos no las pueda levantar por haber cargado demasiado peso.


Amor de negro que se eleva cuando llega al final del día, y que alimenta con ternura todo lo que ha de tocar, diciendo: "Aquí está mi amor negro y lleno de cariño. Amo sin parar a todos los que me aprecian". Viene el negro al final de la jornada y se arregla bien, para terminar en la cama para cubrir a su negra y darle calor hasta el amanecer, tiempo en que se levantan a comenzar la dura jornada para la que bien preparados están sus cuerpos. En este tremendo desafío de la vida su amor es inmenso, incalculable y amable. Majestuosas olas de un amor profundo me invaden al verles tan negros y tan amantes, enredados con la brisa, pareciendo dos capullitos en flor dorada y dando ejemplo al mundo. Rezo por ti hombre querido, gentil y negro, bravo y enamorado de la vida fugaz como el humo, como el aire, como la vida de las mariposas. Repartiendo vas tu aroma de clavel rosa y perfumado para toda


la civilización, con el fin de pescar su amor negro, pues sólo esa raza te interesa para la perpetuación de tu especie que algún día será única sobre la faz de la tierra. ...Y en las redes de tus deseos también caigo yo, cae cualquiera, pero no importa. Como mujer: Me entrego totalmente, pues me convences como a un niño, tú que me das tu amor a escondidas de tu negra Petra Flor... Y que con el tiempo y después de auscultarme todo el cuerpo como lo haría un maestro de ciencia no haces más que quererme. Puede que para después dejarme como estaba: "En la más profunda soledad".

Nubes que también son arte La representación celestial de las formas Buscar contenidos en las nubes, formas geométricas, cuadrados, triángulos, árboles frutales, objetos, puede ser todo muy posible, pero lo es más aún en formas que han tenido vida, que llenaron una carne con sus huesos y vivieron sobre la faz de la Tierra. Muerte que te eleva a las alturas e ingresa en las nubes, seas hombre o mujer, animal vertebrado o invertebrado, silencioso o ruidoso, civilizado o selvático, indio o moro, cristiano o de cualquier religión seguidora de las enseñanzas de Dios. Comunicadas a través de su hijo maravilloso.


Formas que rellenan nuestros sentidos de luz y franca esperanza, de suave sombra de algodón y de fría madrugada en casa, al lado de tu perro Simón y tu gata Clotilde Mechie. Frío que hiela tus venas y no te desespera, que espanta los males de ojo, la perdida de ilusión y de esperanza. Frío que colma tu vaso de limonada de hielo y te hace imposible beberla, que te amarga y aburre en ocasiones hasta que encuentras gustoso la forma deseada. Frío que puede llegar a la lluvia, al cerebro, a la acción y el desespero, a la tenue tentación de sentir calor. Frío que es polar y singular, frío desde las nubes del firmamento y desde el bosque de cemento que se crea en tu cabeza de papel que no hace más que darle vueltas a las tonterías que te pasan. Frío que va y viene y que son formas en las que pensar y a las que considerar a fondo. Frío que pesa, que miente y sonríe, que habla y bendice. Frío de muerte en el infinito, Frío que te quiere llevar. Pero no dejes de verlo. Antes es mejor morir. Y hay tanto que decir, que silenciarlo, no puedo. No me aguanta el aliento ni me llega el sustento para poder soportar todo lo que llevo dentro y no me hace más que pesar sobre la espalda redondeada. Amigos, no dejéis como pez en el agua a los impostores, falsos miembros del Reino de Dios. Busquen justicia para ellos que nunca estarán en las nubes. Es verdad. Las formas de animales están en ellas, también las formas humanas, puede que de difuntos, incluso algunos, seguro que familiares y conocidos nuestros ya muertos. Sus formas son armónicas pero inestables. Se mueven de un lado a otro como las olas del amplio mar o a las orillas de una playa caribeña. Que puedas ver esas formas, te convierte en un ser especial, magnífico, tocado por los dioses, divino y exquisito, espléndido, visionario, brujo y mágico hasta los mismísimos globos de algodón. Tus ojos guardan la luz, la dicha de ver lo que está en el cielo. Y es porque las nubes hablan, nos comunican como están nuestros fallecidos, pero además ves formas de animales y es porque ellos también van al cielo para descansar en paz, después de haber hecho felices a sus dueños y de haber sido terapéuticos con los enfermos. Dios nos da a entender esta idea, de forma magistral y artística, con su especial pincel y pincelada fina y gruesa entremezcladas. Su lienzo es de color base azul cielo de verano o de invierno. Que bonito es poder observarlo todo desde la tierra, el bus, tu coche o el balcón de tu casa, vestido con colores variados y formas de flores muy diversas.


Formas que nos ilusionan, nos fusionan, emocionan, llaman, denuncian, cubren, emocionan y recalientan. Formas que cubren nuestros ojos de ideas azules y blancas, perfumadas de olor a orquídeas y claveles. Bonito todo, tu mirada también, sean tus ojos negros, azules o verdes, violeta o marrones. Bello todo, de verdad. Digno de fotos y recordatorios gratos, que son los que nos quedan, después de observarlas. Todo maravilloso y especial, y tú en medio, sabiendo que quizás, algún día estarás arriba también. Tú también llegarás a comunicarte con los vivos. Todo después de tu fin, después del toque final del Creador a tu vida. Después de la llamada final. No sé lo que comunicarías a los terrícolas, pero sé que serás sincero y te presentarás cómo eres y cómo estás. Mil veces agradeceremos que el arte esté en las nubes, que brote de un cielo tranquilo y sereno, allí se descansa en paz. Te felicito por poder verlo, obsérvalas siempre y con el vigor de una fiera. Devora las formas y colores para quedártelos en tu memoria. Pero que veas el arte en las nubes no quiere decir que las obras de arte estén o no por las nubes. Que pueden estarlo o no, dependiendo del pintor, de su fama, su propia forma de hacer arte. Yo pinto y nunca intenté vender, doné mis cuadros a bibliotecas e Iglesias en las que depositara mi fe, mis creencias. También envié dibujos a revistas de Internet y me las han publicado, lo cual fue para mí, una alegría, porque me hacía algo conocida y sobretodo daba a conocer mi arte sobre el papel o el lienzo, no con las nubes ni con precios por las nubes, arte terrestre, llamativo en colores, pero normal también. De una persona normal que crea su arte particular, no tan bonito como el de Dios, pero igual de gratis y puede que casi igual de especial. Si eres creador como nuestro Creador, que sepas que es una herencia de sus hijos, un mismo don, que nos hace realizadores de formas, luces, abstracciones, para que ojos necesitados de luz y color, las vean y se llenen de ellas, se nutran de nuevas y necesarias ilusiones divinas y tranquilizadoras. Las nubes blancas y grises también lograrás pintar, puedes crear también formas humanas en ellas, puedes darles vida. El pintor es un ser especial porque pinta igual que Dios lo hace. El artista pinta de la forma que puede, aprende o quiere, aunque no en el cielo abierto, infinito y mágico. Dios y Jesús pintan mucho, tanto como número de países, pueblos y municipios existen. En ocasiones, tanto como calles hay.


Tal vez tengan ayudantes, ángeles de la luz y los pinceles, porque todos lo somos de alguna forma. Pero si la imagen es impresionante, seguro que es de nuestro padre Dios. Buena suerte a los artistas, no solamente pintores, también escultores, constructores, a todos los que disfrutan inventando y lo regalan, aunque su obra no tenga precio. En mi caso, lo destino a los animales, porque van al cielo y los quiero. Mis libros daré a ellos, los animales del mundo. Y no nos peleemos con otros para que la forma que decidamos sea la imperante sobre los distintos formatos. Lo haremos en solitario, cada uno con sus ideas y materiales, y así llegaremos a dar lo mejor de nuestras almas al gran público sediento de nuevas realizaciones. Y para terminar sintiendo calor, tomémonos una copa de anís. Brindaremos por las nubes y porque antes de irnos a ellas, se nos cumplan nuestros proyectos. Para mis gatos Chito, Trufa y Bebé.


Era imposible gritar “Libertad”. Novela con Copyright: Aurora Peregrina Varela. Dedico mi obra al mundo animal, son los dueños únicos de mis obras. Introducción: Poco hay que decir para presentar esta obra, es romántica porque su protagonista así se manifiesta, pero el romanticismo en ocasiones sin nadie a tu alrededor, sin la dulcísima “media naranja”, como dicen. Difícil tarea es el encontrarla a su tiempo y disfrutarla. Su lenguaje es en ocasiones sumamente poético, en otras no titubea en expresarse tal como es, sin adornos, pero todos envuelven una realidad: lo que siente y motiva a Gabriela Sánchez. Historias difíciles de comprender, ideas sueltas, reflejos de malos y buenos momentos de un pasado, deseos ocultos, aventuras, ideas nacidas del vacío… Nada serio en realidad, no espero felicitaciones ni deseo críticas pues sólo me harían cosquillas. Por lo demás, aún no decidí si publicar unos capítulos, o todos. Ya se verá. Capítulo 15: Cartas de mis amigos. Palabras rojas, verdes y azulesssss. Todas provenientes del viento del oeste. Recibí hoy dos cartas que me emocionaron, una de las hermanas Laura y Auria Salgakolú Hernández, y otra de mi queridísima amiga Lukrecia que está estudiando en Madrid un doctorado. Las hermanas Salgado me contaron cosas de su pasado… me ha gustado saber de ellas… yo destacaría estos párrafos de su carta, una carta en donde me mostraban una redacción para el profesor Ernesto, que escribiría un libro de sus memorias en el que pensaba incluirlas: Corría el año 1988. Era nuestro tercer curso de carrera en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Desde aquella, han pasado más de veinte años… pero aún recordamos el primer día en que vimos entrar por la puerta a un señor con corbata y muy sonriente. Nos llamó la atención, ya que normalmente los profesores entraban muy serios, imponiendo respeto. Este señor comenzó a hablarnos de lo que sería su materia: “Ética de los medios audiovisuales”. Poco a poco, según iban transcurriendo las clases, nuestra amistad comenzó a crecer. Siempre dedicaba unos minutos de su tiempo para hablar con las dos, cosa que hacía antes de comenzar o terminar de dar su materia, o bien, cuando nos veíamos en el pasillo. Día a día nos fuimos conociendo y hablando de los asuntos más diversos.


Era un profesor atípico, muy simpático y agradable, que sabía lo que decía y que no necesitaba leer en sus apuntes para explicar las lecciones. Pensamos que hablaba de aquello que realmente le fascinaba y que conocía a fondo: los medios audiovisuales y el tratamiento ético de la información. Nos gustaba como profesor porque no intentaba “sentar cátedra”, al contrario, él nos proponía un tema y nos daba su opinión, después dejaba que nosotros lo discutiésemos libremente. Él se limitaba a intervenir como simple moderador o para acotar el tema y que no nos alejásemos de lo que a él realmente le interesaba. Como profesor era muy querido por todos sus alumnos. Muchos de nosotros le comentábamos incluso los problemas que nos surgieran con otros de nuestros profesores. Él siempre nos escuchaba con atención, siempre tenía una palabra de aliento para todos, pero sobretodo, tenía una amplia sonrisa y es cierto eso de que hay momentos en la vida, en que se agradece más un gesto cariñoso que miles de palabras. Su buena educación, su buen humor, su amplia cultura, pues fue un hombre que viajara y estudiara mucho, y también, por qué no decirlo, sus bonitas corbatas, que le hacían ver siempre como una persona curiosa, que le gusta verse bien, hizo que nos fuésemos haciendo cada día más amigos... Por ese motivo, con el tiempo llegamos a conocer casi todos sus gustos y su gran pasión por escribir. En 1990 nos traslademos a Santiago de Compostela, en A Coruña, para comenzar a trabajar en Televisión al mismo tiempo que hacer el doctorado en Ciencias de la Información en la Universidad de Santiago, pero la distancia no ha impedido que siguiésemos comunicándonos por teléfono o por correo electrónico. Así nos enterábamos de como iban nuestras vidas, de nuestras tristezas y de nuestras alegrías. Por ejemplo, seguimos muy de cerca la evolución de la convalecencia de su padre antes de morir. Sabemos que Ernesto lo sintió muchísimo, como buen hijo que ha sido. Ernesto es una de esas personas que quisiéramos tener siempre como nuestro amigo. Sabemos que siempre podemos contar con sus consejos y su ayuda, sin importar los kilómetros que nos separen ni la diferencia de edad... No hay nada ni nadie en el mundo que pueda destruir nuestra hermosa amistad, que fue creciendo a lo largo de muchos años. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que ha sido nuestro profesor, uno de los que más hemos aprendido como ser humano y como docente y, además, sabemos que llegó a ser muy admirado por su forma de ser y su comportamiento con todos en la facultad. Él nos enseñó que no cuesta nada ser amables los unos con los otros, que se puede hacer el trabajo con buen humor, que con buenas palabras se logra más que con gritos, que no hace falta discutir para conseguir lo que se quiere, que una sonrisa puede llegar a abrir miles de puertas... En resumen,


con él hemos aprendido una forma de comportamiento ante la vida y en el desempeño del trabajo... y eso podría ser un buen concepto de ética, ¿no?. Van pasando los años, y cuando miramos atrás, a esos estupendos años que vivimos como universitarias en Madrid, Ernesto siempre está ahí... ¿Cómo podría no estarlo? Todo lo que sentimos por ti te lo podemos resumir en dos palabras muy simples: “te queremos muchísimo”. Estas son unas palabras que el profesor Ernesto incluiría en uno de sus libros y que les pidió a mis dos amigas que escribieran. Mi amiga Lukrecia, en cambio, me respondía así a un e-mail que le enviara preguntándole como le iba por Madrid y si estaba preparada para el mundo laboral real: Zzzzz... Pues sí, la verdad es k ya stoy deseando k llegue marzoooo pa empezar a trabajar duramente (aunkeee la cosa anda muuuu mal, tengo varios amigos k se akaban de kdar en el paro...), así keee además de sfuerzo, voy a necesitar muxa, muzha suerte que me baje de allá arribita, mi amiga... Zzzzzz. Por aquí los lugareños siguen igual de simpáticos y románticos, ya sabes... pa colmo de males, por si m quedaba alguna duda, el otro día comprobé definitivamente ke el director del curso es de plena derechas. Pobre de los que no lo somos, vamos para abajo, cuesta abajo, fracasaremos. Zzzzzz... ¿Y tú keeeeee tal llevas tus estudios de Sociología? Seguro que muy bien, eres lista. Meee acuerdo bastant de ti y de lo regular ke lo starás pasandito con tantas lecturas para progresar. Y lo de Pésaro? No ibáis a Acapulco?. Bueno, de akí al verano todavía os keeeeda muxo tiempo pa pensar y preparar las maletitas nuevas de cuadros rojos y amarillos... Será mejor ke corte y ya nos hablamos “otro jour”... mucho ánimo doña Gabriela... y besazos para Clarita Simona Xhujkartiert, nuestra amiga en común. Zzzzzz, con ella hablo más por teléfono, pero me acuerdo de las dos por igual. Ciao, un abracito muyyy fuerteeeeeeeeeeeee; La Lukre Hortensia de Shantusimus Camphus Carta a una amiga… mi amiga Claudia Vigo… Le pregunté a Manuel Franjestui Jiménez y me dice que lo del Fguhag del 17 no es nada más que los requisitos para presentarse a las pruebas. El día que no viniste hubo una manifestación pacífica para que no haya negación por parte de los sindicatos a que se haga la nueva votación. Yo no fui porque me llevo bien con Manuel ni con Pablo Chundanverth Rodríguez y no quería que me vieran ahí. Wikhardó se enfadó muchísimo conmigo, me torció la cara por el pasillo, luego le hablé y me preguntó por mi ausencia. No se lo comentes... Los sindicatos están nerviosos por lo de la votación. Bueno Claudia, Júuuuui... ¿qué tal lo del quiste, qué te ha dicho el


médico?... Míratelo bien, que si es malo, es mejor no tocarlo. Sigue estudiando, que yo creo el nuevo sindicato no va a tener la fuerza suficiente para anular las pruebitas. Hasta luego. La respuesta de Claudia ha sido: Ghúuuuu... De la intervención no me enteré, era anestesia general, con posterioridad me llevaron a una sala pintada de azullll turquesa donde tuve que estar unas diez horas y cuarto, ahí sí que lo pasé un poco mal porque me dolían los brazos y no podía leer la revista. Guáaaa. Ahora tengo que ir a enfermería del hospital a sacarme el vendaje, el lunes tengo médico de cabecera, y el día ocho de febrero a las 18h cirujano de nuevo. Pásalo divinamente por el País Vasco francés, disfruta de los días libres. Ahhhh Ghúuuuu, si pasa algo novedoso en el trabajo, mantenme informada. Guáaaaaa. Un abrazo. Claudia Carmen Mayte Vigo Rueda. Al día siguiente, le contesté: Me alegra que hayas salido bien. Si puedes escríbele a Filomena que estaba también preocupada. Su e-mail es TilomyCantirpeitg///709937765452@kmouteul.com. Por aquí nadie habla del tema de las pruebas, no sé como va la cosa. Tampoco he preguntado. Yo sigo creyendo que las habrá, de una u otra forma... la empresa no va a dar el brazo a torcer... sino las plazas quedarán ahí o por ahí... Respecto al viaje, aún no sé si iré, creo que sí, pero es que Quique Yucartew Pazielrt se enfermó, y si no está de alta tendré que pedirle a María Teresa Ghuquertj que me haga cuatro días en lugar de dos. Creo que no habrá problema. Espero que no, si no perderé 200 eurazos. Ya te contaré. Cuídate mucho y esperamos verte pronto por aquí... aunque seguro que tú estás mejor en casa, ¿a que sí?. Besos. Gabrielaaaaaaaaaaaaa. Un día después volví a escribirle: Hola Mayte, espero que estés mejor... claro que mejor que aquí seguro que estás. Tus compañeros de emisiones me han pedido tu e-mail para enviarte un saludo, espero que no te importe que se lo haya dado. Creo que te quieren bastante. Un saludo. Gabriela. Luego me quedé pensando: Carmen Mayte Rueda Halghú, que tanto al trabajo faltaste… Yo no sé si estás enferma o te haces… Charmen Charmencilj, deja de quejarte… Mayte Carmentt… como me engañaste…Carmenzián Carmú yo no puedo hacer lo que tú haces. Mayte, que eres como un clavel rojo para Wikhardó, tu enamorado, rubio de ojos verdes entregado, fiel y jamás ausente, como una rosa que va despacio, evitando pincharte con sus espinas, como la sombra fina, la sabia disgnidad, la economía.


Mayte Charmencí, que tú también te has reído de nuestra amistad… Mayte Carmen, que sin embargo debo seguir… hablándote. Perdóname por no decírtelo a la cara, amiga de las tierras de interior, que no conoce la playa ni mi corazón, que baila sin pareja, sin amistades, salvo la mía, sin inocencia, con risas de loca salvaje, de Petrikelle, de liberada, que me hace reír y llorar, seguro que esas hazañas las aprendió en las sanas montañas de Ourhgujnsé. Perdona mi indiscreción, no eres tú, aunque lo pienses, puede ser mi familia, mi amiga de la infancia, mi prima, una desconocida, puede ser mi invención de mujer con un nombre conocido, familiar, propio, popular. Soy inocente. Aún así, por etapas, te aprecié. Pero te quiero lejos... Mhjúuuuuu.


MARTÍN BUNGE AMOR INESPERADO Facundo caminaba por la vereda de la Plaza sarmiento del brazo de Mariela haciendo gala por la hermosura de la joven. A mitad de cuadra, Matías sentado en una especie de cantero, hacía alarde ante unos amigos allí reunidos, de la cantidad de novias que tenía. Este alcanzó a ver a su compañero de trabajo y al querer saludarlo, Facundo dio vuelta la cara y haciéndose el distraído, le decía algunas palabras al oído de su novia. Esta respondía con unas risitas que le iluminaban el rostro. Matías no dijo nada y sintiendo un poco de envidia, por dentro deseó tener en sus brazos a esa joven no importándole la amistad que los unían. A la distancia, contempló el contorno de las caderas que hacían un juego armonioso entre la altura y el caminar, el pelo rubio y largo llegándole a la cintura lo había obnubilado. Los ojos de Mariela lo dejaron como estático, sin palabras, desarmado ante tan profundo celeste. Nunca la había visto, no sabía de su existencia. Se juró que esa mujer sería de él. Al otro día, un lunes, se encontraron en el trabajo y mientras atendían a los clientes, compartían opiniones sobre el encuentro casual en la Plaza. De esta manera, Matías, supo del nombre y apellido de la mujer de sus sueños. Pasaron varios días y de casualidad comentándole a su hermana del amor que le aquejaba, esta le dijo que la conocía porque era prima de su mejor amiga María de los Ángeles. A Matías se le iluminaron los ojos. Ya tenía el principio de la futura historia de amor. Averiguó el teléfono y comenzó la caza sin llegar a acosar a la hermosa rubia. Su verborragia hizo que consiguiera una cita en una confitería en La Banda. Aprovechaban la ocasión ya que Facundo jugaba un partido de fútbol haciendo goles imposibles. El encuentro de los infieles fue como un choque eléctrico. Matías jugaba otro partido, su ego contra el amor. Pocas palabras fueron suficientes para que ambos encontraran sus almas unidas. Ella, totalmente desconcertada, luchaba interiormente sin saber el resultado final de esa experiencia. Se preguntaba si estaba enamorada de los dos. Uno le daba paz y armonía. El otro era fuego puro dentro de sus venas. Las noches se le hicieron interminables hasta que un domingo, aprovechando el viaje de sus padres a Tucumán, invitó por separado a los dos a su casa. El mate con tortilla justificaría esa tarde un encuentro en dónde se aclararía la rara situación. Facundo era el único que ignoraba lo que pasaba aunque se afligía por ciertos comportamientos de la muchacha. Hoy lunes por la mañana, los padres encontraron a su hija Mariela, colgada por el cuello, muerta, atada a una soga al ventilador del techo del living. Debajo de ella, una escalera tijera caída y mas allá, en el


sillón grande, Facundo, como dormido, tenía un vaso casi vacío con un líquido de color ambarino. Llegó la policía y los investigadores llegaron a la conclusión de que tanto Mariela como Facundo se habían suicidado. En una mesita ratonera también había otro baso con restos del líquido de color ambarino. Matías, se encontraba inconsciente muy grave en terapia intensiva de una clínica. Los médicos hacían todo lo posible por sacarlo con vida de la intoxicación por el veneno ingerido. El amor lo estaba matando DOS QUE SE VAN Salió del nosocomio y el frío golpeó su rostro. Caminó hasta la esquina observando los árboles desnudos. Sus vestimentas estaban esparcidas por la vereda y la calle. Estas danzaban su ritmo preferido. A la vez, se escuchaban los sones que iban de los grabes a los agudos que provenían del choque tétrico del pentagrama formado por el cableado de luz y el alucinado viento. Una que otra ventana de los edificios actuaba como espectador ente la soledad del pavimento. Detuvo su marcha, giró la cabeza en dirección de una de esas ventanas, que según sus cálculos, daba a la habitación de su madre que luchaba en contra de la incertidumbre. Un sabor salado degustó su lengua cuando la pasó por sus labios. Siguió sus pasos recordando aquellas caricias que gozaba su cabeza cuando era niño. Así, dormía junto a lo fantásticos sueños de que era Tarzán o Superman. Llegó a la parada del ómnibus justo cuando este llegaba para llevarlo al destino marcado por la vida. El frío se hacía más intenso y no supo por qué los recuerdos se le amontonaban y fluían como cataratas desesperadas por llegar a los llanos. Trajo a la memoria la bandeja con el desayuno y un despertar juvenil y gozoso para comenzar el día. De pronto, volvía a sentir ese frío que no había experimentado. Ahora los recuerdos volaban a un pueblo donde supo vivir en medio de montañas y olivares. Pero. . . por cada recuerdo, más frío tenía. Cuando llegó a su morada, se abrigó aún más poniéndose una frazada cubriendo totalmente la campera polar. En esos momentos, lo único que deseaba era acabar con el frío. Como pudo, metió su mano derecha en el bolsillo y sacó un pequeño frasco vacío. Se dio cuenta que en algún momento había tomado todas las pastillas. Lo último que hizo fue levantar su cabeza y ver que el reloj de pared marcaba las doce y cuarto. En otro lugar, el médico de la clínica dejó constancia en el libro de guardia que a las doce y quince horas de esa misma madrugada, la paciente Ángela había dejado de existir. La incertidumbre se presentó encarnizada en dos sombras de distinto color.



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