Planeta sueño on line N°63

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HEIDI RÓTULO HOY Necesito el vuelo de tus besos, la humedad de tus labios, el deslizar de tu lengua sobre mis sueños. Necesito el olor de tu piel, el rocío de tu goce y de tu despertar en el horizonte. Te necesito a ti, íntegro, posado en mi cuerpo despierto. Hoy.

AMANTE Excitante en tiempo de batalla deslumbras mis entrañas jubilosas con tu efluvio. Arrogante en tus palabras de orgasmos acerados, dulce y tierno en tus vuelos de mágicos gemidos. Invádeme como el mar bravío


NUNCA DEJES DE SOÑAR A la par de la vida cotidiana existe un mundo en el que habitan los sueños y las fantasías que pueden llegar a concretarse o no. Ese estado de ensoñación permite que uno se sienta feliz y mucho más si alguna persona se hace eco de ellos, porque los dos lo viven lo sienten, lo comparten de alguna manera y se ayudan a seguir viviendo. Y esa identidad se va completando en ambos y va creciendo algo hermoso que no promete nada, que no pide nada, pero ambos se necesitan, se disfrutan. Rescatas el sentido de la vida, que hoy está, mañana no se sabe.


CONSUELO RODRIGUEZ

Deseo negro Noir noir noir negro blacky chachachá... DESEO Muerta de deseo y con mi hermoso niño conmigo que me acompaña, juega. AMOR Locura de amor, no me gusta la vida de nadie. Sólo me inquieta mi eterno deseo.

Cat enloquece Café en A Coruña, embellecido de gatos No puede más pedir el hombre Para pasar un buen rato. Cat y Café en Cambre para hacerte soñar Porque amar es soñar.


PEREGRINA Manos que dicen que “no” Mira al pobre y no ayudes y el tiempo pasará, pobre es el que no tiene ni ayuda del hermano, de tus manos que podrían moverse por ellos una y otra vez. Pero te resistes, vas de fiesta, disfrutas de los amigos ricos, mientras el mendigo pide al lado de su fiel perro de miel. Por un lado tú gozas de placeres, y él llora por no haber comido. Él se lamenta por no tener euros, ni mantas ni salud envidiable. Te deshaces en tu vida de rico y acomodado, tus sábanas limpias y tu gran cama de roble. Pero el tiempo pasará cruel hombre. Pasará lento. Al pobre le murió el perro de viejo pero a ti… El mendigo llora su soledad pero sabe que cuidó bien a su perro. ¿Pero tú? Dios siempre ha buscado la forma de hacer llegar ropa al que limosna pide… Algo de alimento. Tú sin embargo perdiste la sonrisa entre todos tus placeres, y ahora que deseas recordar algo bonito de ti… recuerdas aquel día de otoño en que el hombre pobre te pidió para comer y tú seguiste. Ahí podría estar hoy tu más hermoso recuerdo si te detuvieras en él.


Pero se repite otra imagen en tu mente, su tos, su delgadez. Y en ese momento, ya demasiado tarde, pagarías lo inconfesable por volver atrás y haberle ayudado. Porque ese momento es hoy tu única pena, ni las señoritas jóvenes ni los viajes triunfan, porque el que no tiende una mano al necesitado a tiempo más le valiera ser él el delgado, enfermo y desabrigado. Más le valiera tener por cama cartones sobre la acera, agua de la fuente, pan duro y lágrimas santas, Pero tu llanto es por el peso del remordimiento porque se pudo haber sido una verdadera ayuda a otros seres vivos sean o no humanos. Preferiste egoístamente sólo pensar en ti metiéndote las manos en los bolsillos cuando ellos te extendían sus manos para ser urgentemente auxiliados. Ahora el mendigo sonríe aunque recibiera desprecios de otros hombres y tú no puedes dejar frente a tu espejo una y otra vez de despreciarte. Ya no tendrás el honor de volver a verle, el mal que hiciste, Dios no te perdonará. Y te apagarás entre todo lo que eres…

El oro está en la calle


La mirada gris y sin plata ni ropa ni salud. Tosiendo y sudando, muriendo y naufragando. Pidiendo el mendigo sin haber almorzando ni bebido más que Ron. Saboreando el alcohol, moviendo su libreta vieja de poemas. Pobre hasta los huesos pero fuera a la Escuela, su padre médico. Más vino la miseria y el fracaso, la lluvia y la tos. Entre trago y trago recordaba su niñez de terciopelo, mientras, acariciaba a su viejo perro Caramelo. ¿Volver al pasado?, sí que volvería a ser rico… Pero que no le den a elegir entre esto y su amigo perro, junto al que conoció el verdadero oro de la tierra, la felicidad de la miseria, al que jamás le faltó de comer aunque el mendigo tuviera que conformarse con un sorbito de Ron.

Mujeres de oro y lodo Frágiles igual que el lodo que se coge y se deshace, brillantes también como el oro, siempre con coraje. Son iguales a los hombres, en arranque e inteligencia. Nadie podrá con ellas. El futuro les pertenece. Los hombres malos de chapa, lata barata, callarán. Mujer mujer, oye bien, escucha mujer, eres de acero inoxidable, hija, hermana, libre. Eres la que clama por la libertad en Venezuela, por la igualdad en Arabia Saudita, entre golpes y rechazos,


por la no mutilación de niñas y pones un NO al matrimonio infantil. Valor es lo que tienen tus actos que no se rinden ni a ratos. Mujer escucha bien… Vencerás. Mujer, lograrás, caminarás descalza muchas veces, pero el mundo te está escuchando y junto a ti no enmudece, encontrando nuevas fuerzas para ayudarte a ganar la guerra. Lucha cruel, desigual e injusta para la mujer. También difícil. Pero nadie podrá con nosotras.


Era imposible gritar “Libertad”. Novela Copyright: Aurora Peregrina Varela. Dedico mi obra al mundo animal, son los dueños únicos de mis obras. Introducción: Poco hay que decir para presentar esta obra, es romántica porque su protagonista así se manifiesta, pero el romanticismo en ocasiones sin nadie a tu alrededor, sin la dulcísima “media naranja”, como dicen. Difícil tarea es el encontrarla a su tiempo y disfrutarla. Su lenguaje es en ocasiones sumamente poético, en otras no titubea en expresarse tal como es, sin adornos, pero todos envuelven una realidad: lo que siente y motiva a Gabriela Sánchez. Historias difíciles de comprender, ideas sueltas, reflejos de malos y buenos momentos de un pasado, deseos ocultos, aventuras, ideas nacidas del vacío… Nada serio en realidad, no espero felicitaciones ni deseo críticas pues sólo me harían cosquillas. Por lo demás, aún no decidí si publicar unos capítulos, o todos. Ya se verá. Capítulo 12: Mi último “rodaje”. Sensacional, en día martes cinco, auténtico. Llegarán “días de risas”. El moreno que amo ahora, en el año 1994, guapetón, ojos de actor de cine hollywoodiense, esbelto y derecho, labios carnosos y nada mariposa, es un morenazo sin igual, simpático, allí te envío mi amor en un sobre, derecho a tu corazón.


Así por los suelos, la cabeza baja y con la lluvia, que cae sin piedad, también sobre mí, mojándome los pies. Lloverá, que Dios quiere que las nubes se llenen de agua para descargar, es así el jefe, tengo más protección que el Papa pues es que así lo desean, eso creo, eso anhelo, eso es lo único que verdaderamente creo que tengo. Rueda que te rueda voy con mi renault dacia logan color azul mineral. Me lo chocaron, no fue mi culpa, tiene unos golpes que le afean. Se los arreglaré algún día. Las nubes se ponen negras y van anunciando la noche que se acerca, voy acelerando más fuerte y profundamente para llegar a mi casa antes de que oscurezca. Recuerdo las sabias palabras de mi madre, que viaje por autopista. Lo siento madrecita mía, soy mujer de carretera. El miedo entra en mis carnes pues puede haber ladrones hábiles que acerquen sus armas blancas a mi cuello de cisne. Todo les será dado. Rezaré un padre nuestro para que alargue la luz del día aunque llegue a casa tarde. Las nubes desaparecen y el cielo pierde brillo y allá lejos se levanta un cálido tinte rojo que sostiene la última luz de una traicionera tarde. No nacerá un nuevo día, morirá el que ha transcurrido llevándose mis secretos. Tengo un miedo insuperable, corro sin saber por donde, aunque me accidente y muera, todo antes de que lo gris envuelva mi pobre vida llenándola de pesadumbre sin tregua. Si hubiera escuchado a mi amada madre dejaría las carreteras aunque hubiera que pagar peajes y peores fueran los paisajes. No en todo hay que ser pobre, humilde y corriente. Otros usan buenas vías de circulación y sus coches son muy caros, en ellos llevan buenas radios, gps... yo sólo llevo dos gorros, impermeable, bolsas de croquetas de gato, cds, jaulas y bolis. A algunos seres vivos Dios les da de todo para después pasar a cobrarles de la manera más cruel. Yo no podré defenderles, no tengo esa autoridad, yo no soy nadie para eso, y si pudiera les pondría un cero y les alejaría de mí


todo lo posible y mismo probaría lo imposible, lejos, loin, distantes. Sabes que soy igual que tú y aunque el juicio no sea mío sería como si fuese. No desearía jamás tu papel en este rodaje. Lucy se quiere casar y ya tiene 44. Yo le aconsejo minifalda para ir al Hospital, a las compras, las cenas, viajes, recados y hasta para dormir si hace falta. No es necesario un tiempo para la conquista, se pone uno la minifalda y ya está, ella hará el trabajo por ti. Suerte. Dios ¿morirán?, ellos, mis enemigos, uno a uno, de cáncer, infarto, trasplantes, caídas, ¿morirán?, los solares les sacarán la vida a los malos que se marean, ¿se merecerán la muerte?. Estudiar francés, practicarlo en Túnez, ver a los pastores con sus ovejas, a los huertos en flor, las margaritas y claveles de varios colores y finalmente... Douz: “la puerta del desierto”, que lindo fue el viaje, vestirse de traje y bailar la danza del vientre en aquel crucero, con tacones altos por los pasillos de aquellos hoteles africanos, con una sola planta, muchos dormitorios, hablando árabe y francés, que es lo que ellos hablan... Sol y gato, sol caliente, gato que teme a esos rayos que le queman el pelo, sol y gato, tú y yo, con la quemadura que nos mande Dios, gato de peluche debe ser entonces para no quemarse, simplemente perder un poco el matiz. No sé si perderé el trabajo porque no soporto la hiperactividad de ciertos seres, me marcan a fuego sus miradas y sin saberlo dejo de cantar pues no soy capaz, ay ay ayayayyyyyuyyyyy, ahí y así, alí, alá, acolá, que no lo sé. Je ne sais pas. Tos y tos, manifestación de enfermedad futura, indicación de que moriré algún día, de que debo cuidarme mucho, alegría sin embargo, soy normal, no puedo curarme milagrosamente, soy normal. Nostalgia de una vida mejor, con 36 años ahora, ¿qué pasará después?, dolor agudo en el pecho y dolor, dolor y más dolor. Se traspasará al que me lea, juzgue y condene.


Librar el 15 de enero, sino lo pierdo. Por cursos. Cogerlo ya sin pensar, debo por mi honor hacerlo y no trabajar ese 15, que es mío por asuntos propios, me pertenece por ley. Yo, no otra cosa, yo y la ducha, el agua caliente y entonando una nueva canción, irse pronto a Caracas, marchar ya, sin remedio que se ponga a esta determinación tan cierta, allí empezar de nuevo, que no se disguste nadie y nadie es nadie. Me llamó Higinio Jorge desde el Delta Amacuro venezolano, quiere que vaya a Guadalajara de España a visitarle cuando venga de vacaciones con su hermana Carmen, sé que llegaremos a algo, a un beso, un abrazo, un acuerdo, Alexis Buendía, amigo, a saber si algún día yo también tengo buenos los días. Te quiero mucho. Caracas, Caraquitas, Caracazas, Caraquiñas, 2000, sigo pensando en marchar, una casita azulita allí hay, un buen hogar, buenos amigos, un futuro, un resplandor y un pasaporte nuevo que me llevará. Volver al origen, Barquisimeto, Yaracuy, Maracaibo, Táchira, no lo sé a ciencia cierta, aún no sé cuando será. Irse a Caracas, documento en mano, allí nací, hoy es siete de enero de 2001, talvez de nuevo lo piense, quizás sea lo mejor, fugarse sin más, aquí se corren innecesarios peligros de muerte, hay soldados necios de corazón y con las espadas afiladas, ignorantes que me desafían y no me respetan. Virtud, amor y constancia, calma, lógica y esfuerzo. Lucha, inteligencia y sabiduría. Educación, entrega, armonía y elegancia. Templanza, tolerancia y lucha de nuevo con fe y... Caracas. Nueve de enero de 2007, llueve, poco pero llueve, más que el nueve de enero de 2006. La lluvia es maravillosa, es una estrella que se me acerca más y más y me gusta la astrología. Calor, brisa cálida, calma. Buen clima para llenar mis calles mojadas. Bonita ciudad es Brá Juhghuña.


27 de enero de 2007, nevó la semana del 22 al 26 de enero, cayó la gorda, fuerte, incansable, con intensidad. De blanco se ha pintado el cuadro que mis ojos alcanzaron a ver, blanca la playa, la aventura de andar y el llanto que se llegó a congelar sobre mis mejillas rosadas. Hoy en Brá Juhghuña lo recuerdo, pero aún quedan muchos copos, mucho frío, mucho blanco. Cené patatas blancas con guisantes, zanahorias y remolacha. Estaban asadas, buenas y muy holgadas, peladas, duras, tostadas, llenas de aceite de oliva, que buenas que me estaban, Mhhhhhmh. Mi madre es muy buena cocinera. El Sur de América entero a mi servicio. Acabad con mis enemigos aunque deba ser la chacha, ¿quién lo sabe?, acabad con mi martirio y convertidme en un duende valiente que no tenga que usar las armas. Ha nevado, semana del 22 al 28 de enero de 2007, bolas de vidrio, hielo macizo, nos acercamos a la meta, pasear sobre ella, pero sin frío, con guantes, bufanda y buenas botas. Quienes nadie son ni nada hacen no sepan andar sobre mi amiga y hermana sin resbalar a sus anchas, que se vayan a la oscuridad de una habitación vacía y no me dañen, es mi voluntad, mi sueño. Irse a Bogotá o Moscú mismo y cuanto antes mejor, sin medir las distancias, marchar. Atravesar los caminos con la cabeza bien alta, largarse de este mal rollo morena guapa, salerosa, avanza, que ya no eres niña y nunca fuiste sabia, que si pueden te hacen pasar por inocente cuando eres avispada. Venezuela, ojala tomes lecciones del día que nos ocupa, que sepas siempre proceder, con calma, acierto y fe, poca pero con ella... también. Despierta a la luz cuando te mueras y arranca el canto del “Alma Llanera” que me hace sentir que sí, que aunque no me crea ciudadana de ningún país, aquella es mi pequeñísima patria.


Mi hermana me lleva a Italia, poco a poco, habla italiano y ama a uno de ojos grandes, buen comienzo, desconozco el fin. Tierra de arte sin igual, de talento, fabricada con fundamento que es lo que a mí… me falta. Más amor, menos odio por siempre entre nosotros. Debo asumir mi vida y reconocer la dicha, los días alegres del colegio de Campo Alegre, las excursiones, los ejercicios en el Parque del Este, las visitas a los museos, los concursos y los intercambios de regalos... Todavía me queda algo por ver, será ya en el mismo medio de una vida fría cuando mis ojos alcancen la nueva luz, en medio de relaciones extrañas, de que te miren raro, de punzantes dedos que te tocan y que de muerte te van rodeado, todo va para el cuerpo, todo te enferma. La vida transcurre como si fueses una marciana, te ocultan secretos, te observan en silencio, se ríen de ti, pero el que ríe al último... ríe mejor. El pasado no volverá a mí, yo tampoco le buscaré, no debe volverse atrás, ahora sólo queda la madurez y la vejez, los tintes de pelo, las cremas antiarrugas, dormir bien, curar las enfermedades y pensar a quienes puedes dejar tu pequeña herencia, por cierto fijo que no a mis primos ni tíos ni amigos, si acaso a una asociación benéfica fiable. Me robaron ellas la flor de la vida, la que compartía sus días cuando era niña. Ellas, y ahora debo saber qué hacer, seguir allí, dejar que me estafen o responderles adecuadamente por sus maquiavélicas hazañas impropias de quienes aman. Ilumíname Dios, dame una mano o un brazo que esta situación es espantosa, me sacaron lo poco que me quedaba para mantenerme en pie. Debo pensar qué hacer, ante todo relajarme, actuar con serenidad ante el hurto. Mi familia me falló, lo único que pensé me quedaba también se aprovechó de mis pobres circunstancias, no entiendo el motivo del dolor y la pena que viene de nuevo a apoderarse de mí, si soy fuerte, lo he dado todo, nada recibiendo. Soy un estorbo, me apartan de su camino, me brindan soledad, me quejo y empiezo a sentir cosas extrañas,


mi madre llora por tenerme y yo sin culpa, sálveseme la vida a tiempo que del daño y la soledad ya uno no se recupera, pero aún así... puedo quiero y debo seguir viviendo. En el año 2007 me ha dicho un brujo que el amor encontraré, demasiado tarde pensé, pero si la dicha es buena sabré aprovecharla. Para esa fecha aún queda demasiado, sabré esperar sin desesperar, lo sé. No miraré por el alma de nadie, serían todos culpables, a nadie podría ni querría ni desearía salvar. No soy quien, nada dejo, nada me llevo cuando me lleven los titulares del juicio final, sólo el deseo de olvidar junto a ellos lo vivido y visto. No soy buena, no creo que me espere el cielo eterno, yo también me declaro “culpable” de casi todos los pecados existentes sobre la faz de estas tierras, no me importa, si repito vida es lo mismo, si suspendo no lloraré, me volveré a examinar. Llamó Vicenzo dell Muntaighú, se lo agradezco, estaba sola, una llamada y sentí el calor de una mañana cálida, todo está en la mente, todo es relativo, el sol salió y mi ilusión creció de nuevo y creo, que me quiere bien, mi vida y yo, mis horas le daré. La lavadora puse, buena hora, mamita me mira con ojitos de osa parda, redondos y marroncitos, tan bonitos. No debo hacerle daño porque la quiero, y ella a mí, a pesar de ser también sospechosa de pecados. Que disfrute de la vida, que la engrandezca la luna mientras yo seguiré buscando respuestas en mi interior. Manos de coral, buenas son, frescas como la ropa recién lavada, mi bendición, estrellas vivas de mar, lucero en las noches muertas, trucha de los ríos caudalosos, alma y amor, tú y yo, yo y él, los dos, amor, quiero saber, dámelo a conocer, deseo la resignación, manos de santa, rojito nácar en los labios, azul tesoro, blanco tempestad. Locura sin más es lo que aquí dejo escrito.


Que el tiempo pase y no lleve nada grave en mi pecho que me duele como si me fuese a visitar la muerte, que no sea triste el final debido a estas complicaciones de la máquina: las arritmias, las anginas. Que nadie que me haya hecho daño se lleve esa gloria, que el tiempo pase y no muera, que mi mal mejore y acarree la salud de nuevo a mi hogar. Amén. Oración para pedir buena salud. Ten compasión, vivir así no es fácil, ten piedad y ayuda a mi cuerpo a andar, dame ánimos por encima de todo, salud. Es mi pedido, mi paquete para el envío, dejar la soledad, la enfermedad, los nervios, el peso de la ira y la mala suerte. Conchita 2008, vida igual, casita, Brá Juhghuña, pero... quizás, cambie de coche, dejaré a mi Renault once color aurora, cambiaré de camisa. 2008, Conchita, el mío ya tiene veinte años, es de gasolina cara, se lleva el diesel. Creo que llegó la hora así que habrá que hacerlo, a sellar el cambio. Luz color amparo, azul, blanca, nostalgia, verde grama de verdad, anaranjada, beige, color de la alegría, luz marrón y crema, de tirabuzones y trenzas, esperanza muerta, violeta y lila, del color que tenía que ser. Vuelve la locura con la nueva luz del alba. Comí chocolate, mil granos en mi cara se asoman ya, negro, con leche, fondant, con almendras, blanco, crocante y de turrón. Estaba dulce y bueno. Ha sido a las seis y media de la tarde, lo disfruté como nunca. Llenar folios pensando si debo quedar aquí o irme a un nuevo país: Italia, Colombia o Venezuela. Llenándolos y buscar saber si debo dejar este sitio o seguir viviendo con poco dinero... ¿a dónde voy?, ¿a dónde?, ¿a qué parte de Italia: Firentze, Padova o Venetzia?, bueno ya sabré. 2002, 2003, 2004, 2005, 2006, 2007, 2008: siete años que no nos deja la lluvia, siete años llevándolo y es mucho tiempo en que no comprendo la razón. ¿Cuándo acabará ésto?, tendré paciencia. Conchita, hijita, coge el paraguas, soy la de la sombrilla en que descansas, la de las sábanas blancas,


la que consigue el amor cuando la lluvia le cae encima de manera despiadada. No soy sabia ni seré abuela pero sigo siendo yo. O desexo, la venganza, sacar la luz de unos ojos, que venga del cielo, no de mi espada que no sé si sabría usarla, creo que sí. Secreto de amor, me enamoré de Alexis, sé que lo sabe, ¿qué pasará?, Alexis está de moda en mi corazón, por eso debo visitarle lejos y comunicarle mi amor. Quedan dos folios y quiero acabar de una vez, de letras llenar este universo insensato y muerto, quedan sólo dos estúpidas páginas por escribir, ojalá llegue a algo en mi interior de gata loca, gata al fin. Quiero curar mi dolor agudo en este pecho de golondrina. Deseo lo peor a todos los que me desean “lo peor”, yo soy del ojo por ojo, yo soy del diente por diente... yo soy la mujer que adapta su vida a los tiempos, que vive bailando al ritmo que le marcan porque es la única manera de que ella marque el suyo propio. Soy una mujer alegre y discotequera, valiente y un poco complicada, no una pobre desgraciada abandonada a su suerte, porque yo lo valgo. Nadie me conocerá del todo jamás, pero sabrán de mi eterna sonrisa de Mona Lisa, aquella cuyo significado me pertenece. No me importará que me llamen La Gioconda porque fue uno de los mejores cuadros de Leonardo da Vinci. Y yo también ofrezco buenos cuadros a la historia, a los vecinos, familiares, a mis mascotas y a vosotros, a los enemigos incondicionales, que se creen santos, cuando santos ya no hay, no bailan, no seducen , no colaboran, no ocupan un lugar en nuestra historia, no brindan ni con poetas ni con médicos, ni con abogados que no saben bien su papel, que en ocasiones defienden al malo, al que falla, al pecador, que no acierta, que daña. No sé si he escrito bien, si me he dado a entender, si he redactado regular, como como para ser leída, pero mi vida es un caos, es peligrosa, está llena de baches y de sombras, de aprovechados de mi talento y mi pequeña fama, de mis idilios, de mis ideas, deseos, suerte por veces y por otras... insanas


penas y desgracias. Por eso esto se ha escrito así todo lo mío, después de leer a otros y de recordarlos, de hacer memoria de mi tesis y mi tesina, de examinarme de dentro a afuera, de compendiar un conjunto de ideas, y ya no sé donde se acaba lo propio, que puede ser un 99% y donde empiezan los recuerdos. Pero no he pecado, todo es finalmente mío en un 100%.


MARTÍN BUNGE LILI Y LA BRISA Una briza agradable besaba el cuerpo semidesnudo de Lili. El calor agobiante del día había hecho estragos en el pueblo. Varios ancianos dejaron de pertenecer a la tierra y en esa noche, muchos llantos desgarradores se escuchaban al unísono como una ópera de terror. Lili, estaba acostada sobre un catre de lona acompañada por Pili, su perro flaco, las estrellas y el resto de una oscuridad que a la distancia desaparecía por el resplandor de las luces de las casas vecinas. El perfume del jazminero, invadía el patio de ladrillos recién regado que terminaba con los fondos del Club Atlético Congreso. Un asador y una mesada al costado del mismo, es un testigo más de las hermosas tertulias con familiares y amigos. La mujer recordaba un pasado lleno de vivencias y soledades. El amor la había abandonado varias veces, pero ella, insistió tropezando muchas veces con la misma piedra. Solo una vez, todo su cuerpo se estremeció ante la explosión en un encuentro que resultó tremendo. Corrió fuego por sus venas que apagaba constantemente su boca cuando se posaba sobre otros labios incandescentes. Parecía que su alma ardía en el espacio y en el tiempo. Esos momentos sublimes de toda una noche hasta la madrugada en que su hombre viajó por un mar incierto hacia tierras desconocidas. Nunca más supo de él. El jazminero y la briza le mostraban una fotografía imaginaria que se plasmaba en el manto de las estrellas. Eligió una y le puso el nombre que nunca quiso volver a pronunciar. Pero estaba allí en un cosmos desconocido y lejano pero muy cercano a su corazón. Dos lágrimas como perlas transparentes rodaron por los surcos formados por la eterna sonrisa que el placer le había brindado el eterno amor. Así, entre los llantos


de familiares del viejo vecino que se ausentaba para siempre, la brisa, el perfume del jazminero, su perro flaco “El Pili” y las dos lágrimas del recuerdo, se acurrucó entre sus propios brazos y se transportó al infinito de sus propios sueños.

LA VENGANZA DEL BANCO Estaba todo oscuro y húmedo. Algo, como unos hierros o algún pedazo de mampostería impedía que moviese el cuerpo. Pero una pequeña brisa le permitía a Pancho poder respirar. Quería entender lo que le estaba pasando. Por un momento, recordaba a su esposa y a su hijo. Ella, una mujer con una simpatía que hacía olvidar lo feucha que era. El niño de tres años, era un gordito simpático igual que su madre, cariñoso y muy obediente. Recordaba ese momento en que habían salido al parque de picnic. Cuando Ramoncito, hacía sus monerías corriendo de acá para allá. Llegaba a la consola, la abría y sacaba su mamadera con gaseosa. Hacía un gesto y seguía con su función queriendo atrapar no tan solo a sus padres, si no también a la demás personas que se encontraban. Como una luz fugas, cambió la imagen de su cabeza recordando una noche de placer con su mujer a orillas del mar en el verano pasado. Él, estaba enamorado de su mujer. Había sido, en su época de soltero, un mujeriego de primer nivel. Tenía las condiciones físicas. Sus amigos le decían el Di Caprio del barrio. No había jovencita que no se enamorara de él. Volvió a su situación queriendo adivinar cuanto tiempo había pasado para estar en la posición en que se encontraba. Solo tenía recuerdos pasados. En un momento dado, un hilo de agua mojó su cara y Pancho aprovecho para tomarla porque en realidad tenía sed. Llegó a pensar que todo ere un


chiste de mal gusto o alguien le jugaba una mala pasada. Lo raro era que nada le dolía. Solo estaba incómodo por la posición y empezó a sentir que se le amortiguaba su pierna izquierda. Volvió a sus recuerdos, y esta vez la imagen se detenía cuando tenía catorce años. ¡Cómo le gustaba la profesora de lengua!- Recordó sus ojos color miel y su pelo castaño claro, tirando a rubio, que cortado a la francesa mostraba unas orejas perfectas. También, siempre se imaginó las piernas, ya que la profesora nunca usó polleras, mostrando un sin número de conjuntos que hacían juego con zapatos del mismo tono. Volvió al presente, la pierna izquierda ya no la sentía, ahora era su brazo derecho. Pancho hizo esfuerzos para no entrar en pánico y trató de recordar a su madre cuando le regaló el trencito que le había pedido para su cumpleaños número seis. ¡Qué hermosa época!- Se decía. – Como se divertían mis amigos. Y por supuesto que Lorena era la mas entusiasta. ¿Qué habrá sido la vida de Lorena?- ¡Cómo le presumía! - ¿Se habrá casado?- ¿Cuántos hijos tendrá? - Pancho entró a sentir un pequeño dolor en el pecho y en el brazo izquierdo- Ahora quería pensar en su verdadero problema. El pánico comenzó a apoderarse. Y por primera vez gritó - ¡Socorro, que alguien me ayude por favor!-¿Alguien me escucha?Del pedido angustioso paso al grito desesperado y luego al llanto. Pero nada, seguía inmóvil y sin poder descifrar el porqué de su situación. Por un momento el cansancio le ganó y cerrando los ojos tuvo el recuerdo de su abuelo que lo abrazaba y le daba un caramelo. -¿Habré tenido dos o tres años? Se preguntó al volver en sí. Ya el dolor de pecho era insoportable. Comenzó a rezar un padre nuestro y paró antes de la mitad porque se olvidó como seguía. Hacía muchos años que no rezaba. Mas, había dejado en creer en Dios. Pero volvió a sentirlo cuando era


chico. A veces, estaba una hora arrodillado frente al Cristo de la capilla del colegio pidiendo por su papá que estaba preso por ladrón. Un día, al llegar de la escuela, vio a su madre llorando desconsoladamente. Ahí se enteró que a su padre lo habían matado cuando se fugaba de la cárcel. A partir de esa experiencia y hasta el momento había, dejado de creer en el Ser superior. La gran noticia se hacía eco en todos los periódicos y en el comentario de la semana por la televisión. De lo único que se hablaba en las radios era del tétrico descubrimiento. Un operario de Obras Sanitarias que trabajaba en la rotura de un caño de agua, no entendía que pasaba cuando el suelo que pisaba se hundió cayendo a una profundidad de tres metros. Su cara se encontró con una calavera. Sus compañeros de cuadrilla acudieron en su auxilio. A los diez minutos, la policía hacia su acto de presencia con un grupo de hombres pertenecientes al área criminalística. Por medio de sogas y bolsas de polietileno , sacaron del pozo uno a uno los huesos de un ser que parecía hombre. También, unas bolsas de nylon que contenían joyas. Los sabuesos recordaron el robo al Banco que nunca se aclaró. En ese momento, tal vez por casualidad, el escritor de este cuento, sintió un terrible dolor que le partió el pecho. Su lapicera cayó al piso. Las hojas se desparramaron por el suelo. Los ojos se abrieron como buscando ayuda o tal vez perdón. A la vez su mujer, María José entraba con la píldora para el corazón. Vio a su marido que se desplomaba fulminado por el ataque cardíaco. Solo pensó preguntándose -

¿En dónde tendrá el número de cuenta?-

- La mujer lentamente se dirigió hasta el cadáver y de un empujón lo hizo caer al piso junto con el vaso. Apresuradamente, como enloquecida, comenzó a revolver los papeles que había en el escritorio y al revisar el cajón del medio, que siempre estaba cerrado, encontró una libretita en cuya


primera hoja decía Banco Suizo, número A mayúscula 2 4 8 3 barra 98. Abajo del mismo una cifra que superaba el millón y medio de dólares. Corrió hacia la cocina, aumentó el volumen de la televisión y escuchó con mas atención que seguían hablando sobre el macabro encuentro y el cálculo en dólares por el valor que acusaban las joyas. Ahí se dio cuenta de que en el robo al banco, no lo hizo solamente su marido. Primero sonrió, luego se despachó con una carcajada, se tomó la cara y moviendo la cabeza de lado a lado como incrédula, fue hacia el teléfono, marcó un número y al contestarle del otro lado le dijo - Soy yo- ¡Buenas noticias!- Conseguí la cuenta- Acaba de morir Julio. . . llamo al médico y te hablo. . . - Chau mi amor-




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