Planeta Sueño

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HEIDI ROTULO DESNUDEZ Brilla su cuerpo distendido. Miro su contorno desnudo. Resaltan sus pechos, erguidos, blancos, delineados por rayos de fuego. Su vientre palpitante desborda de ansiedad. El pubis floreciente esparce el dulce aroma que envuelve sus piernas. Espera, en reposo, las caricias del crepúsculo. Sobre él, posó el manto que se desprende de mis ojos. AMIGO Amigo, te ofrezco Mi aliento para abrigar tus días, ser fuente que atenúa tus penas. Brindar mi corazón para refugio. Enjugar tus lágrimas, aliviando tu alma. Que caminemos juntos sembrando amor, iluminando cada sombra. TE ESTOY PENSANDO Te estoy pensando: mi piel recupera el habla y poco a poco, se despierta del letargo impuesto. La soledad desgranó mis células, una por una, hasta quemar mis huesos. Pero tu imagen no se borró, el olvido no pudo, se refugió en mi mirada. Tus caricias acunan mis neuronas.


Tus besos vuelan por mi boca. Recordar tu cuerpo húmedo y gozoso eriza mi piel, consuela mis sentidos. Y sigo pensándote en ese lugar tan nuestro que perdura en la memoria. SOLO SE VIVE UNA VEZ Cada momento es único y lo debemos vivir con la merecida intensidad, por el solo hecho de saber que en ese instante plasmamos el milagro de ese pequeño infinito con nuestros sentidos, con nuestra mente, con nuestro íntimo reflejo. Eso ya es bastante para agradecer y aprender a aceptar cada día tal cual se presenta. ¡Es la vida!


CONSUELO RODRIGUEZ Yiyi y el amor gato Enferma Yiyi, Tony ton tun tinnnn. Enfermedad de gata, alergia, alerta. Operación de piedras. Te amo te hablo. Eres tú. Cero croquetas malas. Urinarias serán. Tun tun. Ten Yiyi mi amor. Sol de amanecer, que falta me hace hoy ese sentir loco. Porque existe un Cat Café con más gatos, pero tú eres mi tesoro dorado. Como lo serán los gatos del Cat para otros.


PEREGRINA La lluvia sobre los países Siendo lluvia no hay problema que llueva, llueva y llueva. Si vine a este mundo a presenciar injusticias, todo me es igual. Cualquier catástrofe acepto. Y por si acaso las nubes no te lo expresan bastante, te digo ante el mundo al que escribo, ante Argentina esto que es cierto pues: Los libros que he escrito no cedo, son sólo míos todos los derechos. A nadie en vida daré. Dios con la lluvia quiere que sepas a los de aquí y los demás, que te ha sacado credenciales sobre mí. No preciso tu aceptación para vivir.

Regreso 2020; Caracas. Al pueblito en que nací. Si no fue enfermedad aquella extraña experiencia, tampoco un invento mío ¿por qué me ha pasado a mí?, porque tuve que saber que éramos muchas almas diminutas que formaban un yo y ahora. Ahora sé... que el cuerpo no vale nada y las almas son tan pequeñas que cuando muera no podré acordarme de todos aquellos que he querido ni quien he sido, puede ser. Esa es mi esperanza y también mi perdición como ser que vivió en una época: (1967), por ejemplo. Por eso regresaré a un país que conozco bien. Poco valgo ya sabiendo que pedazos de carne y nada más, nada más… somos materialmente… sólo valdría en nosotros lo invisible, pero a mí me gusta ver, y si es gente guapa, mejor. Difícil será para mí vivir de ahora en adelante. Venezolanos, desvinculados seres humanos, de arriba abajo, este a oeste, diferentes entre sí, creyentes y malos cristianos, involucrados, ardientes, valientes, inocentes, ricos y pobres, altos y bajos, serios y simpáticos, en ocasiones subdesarrollados, en otras


iguales a los seres de los países más avanzados, pero siempre riendo o amenazando, positivos y con proyectos. Ponen velas a los santos, rezan, lloran, creen, adecos y copeyanos, chavistas y antichavistas, que mueven el país al ritmo que les parece, en zigzag, de derecha a izquierda, sobre las rocas, atravesando las dunas del más hermoso desierto, con muerte, votos, fundamento, unión, batalla, peticiones, grupos, análisis, mirando al cielo, conservando sus instintos, sus creencias. Unos trabajan y otros flojean, los hay que estudian y que se especializan, que pueden llegar a ser buenos profesionales entregados al mundo, pero que van con miedo en sus coches y para entrar a sus casas atraviesan siete puertas blindadas. Venezuela, donde vivir cada día es un acto de enraizada fe, los hay que roban, matan, violan los derechos humanos, que no valoran la existencia ajena ni la propia, aquellos con los que hay que tener mucho cuidado, pero no todos utilizan la ira y la violencia, también los hay buenos y civilizados. Que usan gafas de sol, las mujeres van con tacones altos y los labios pintados, con las manos llenas de pulseras e innovadores peinados llenos de trenzas, en moño o con coletas de colores, que estudian protocolo, maquillaje, teatro, porque hay mucho teatro en las calles caraqueñas, en las paradas del bus, en los centros de estudio, en los trabajos. Lucha, progreso, cambio, fracaso no. Él, que discute con su mujer, que compran juguetes a sus hijos, que se separan o viven eternamente junto a su pareja porque valoran el amor y la religión dentro de lo que cabe. Ellos, algunos con las caras llenas de cicatrices, que comen chocolate, arepa, caraotas negras y harina de maíz. También arroz blanco y los deliciosos aliados blancos. Algunos buenos, otros delincuentes consagrados, sin ritmo de vida, no se conoce, sin conocimientos ni cultura ni estudios, que van disfrazados de civiles siendo algunos de ellos muy villanos. Venezuela llama, Venezuela mía, tierra de santos y de gente que vive en ranchos, come mal, padece gastroenteritis, se acuesta después de ver la telenovela de las nueve, duerme en colchonetas, pero con calor, siempre calientes, bailando el corazón, cantando la canción de moda, cuidando de los chamos, buscando, pidiendo, robando, rogando, pero muchos de ellos, pocas veces con el pico y la pala, no somos de esos, somos vagos, lo queremos todo hecho, el clima nos ampara, la luz del sol también, el trabajo es un invento diabólico, una perturbación del alma, unas cadenas a la “libertad”. Allá vamos de nuevo, al pasado, intenso y profundo que me ha hecho ser quien soy, la vida es una rueda y toca pasar de nuevo por aquel sitio primaveral. Año 2013. Vuelve la enfermedad a visitarme y no sé si será cáncer o una simple inflamación que se irá sin pastillas, sin pena ni gloria, vuelve el dolor a posarse en mi interior y yo, sólo deseo alejarme de los que ya no pintarán nada ya en los días que me quedan por vivir, poco me queda para morir y no deseo a mi lado a los que me hicieron tanto mal, a los que me pisaron y utilizaron a su antojo, mi defunción será una fiesta, quiero morir con una sonrisa aunque padezca dolor para que aún muriendo el color de mi tez sea el azul claro. Chanty está mal y le hinchan las patitas, no fue una quemadura, no sabemos bien que fue, el veterinario piensa en la alergia, pero ¿a qué?, ahora duerme tapado con una manta tricolor, tiene la carita alegre porque le miman, le cuidan, le cantan todas las chachas, hermanas, todas nosotras, Mamie, Marie Charmeny y yo. Todos somos iguales en el fondo universal de las cosas, comprendo que queramos a los que nos ofrezcan facilidades para vivir, buena vida, es una buena conquista la de “prometer”, pero Chanty nos quiere desde el fondo real de las cosas, por eso es doble su fortuna y por eso es un gato que sonríe, lo tiene todo igual que sentimos tener nosotras


por estar a su lado, hay almas que se encuentran y se llegan a sentir plenas, que pueden realizar sus sueños de “felicidad”. Minnie Gregoria tiene once años y en mayo cumple los doce, le falla el hígado y un riñón no le funciona bien, pero la virgen de Fátima y el doctor José Gregorio Hernández Cisneros le darán una mano o un brazo o lo que le haga falta, se salvará, vaciará su riñón y celebraremos un año más el cumpleaños con ella entre nosotras. No es la primera vez que le ayudan a seguir viviendo. Eso está hecho y no hay más que hablar. Minnie reza a los santos con su mirada azul cielo, sus sentimientos sinceros, su saber decir "os quiero", con sus estampitas y su maravillosa fe, vivirá. Minnie, Minnie, vivirá. Caminará por la casa, orinará un buen rato y mejorará, se comerá sus croquetas gastrointestinales y de pescado y su hígado recuperará todos sus valores normales. Los milagros, existen a pesar de que las épocas sean difíciles y la crisis quiera apoderarse de nosotros de una manera despiadada. Pido también algo para mí: curar mis males y seguir adelante con los venezolanos de a pie, valor, coraje, osadía, buena memoria que no me falte, gafas de sol graduadas, retención, bandera de mi partido político, pistola aunque sea de juguete y no llegue a usarla, guardaespaldas si me diera el sueldo, un llavero grande y fuerte, amigos de confianza y alma... botines rojos de tacones altos, volver a andar sin miedo por las calles de aquella Caracas que dejé con 16 años… aunque la muerte esté a la orden de mis días, ir en metro, aquel que hicieron los señores franceses en su día y que ha dado tanto que hablar en muchos países. Iré a San Jacinto y a Cotiza y regresar para contarlo será mi meta. Pasearé por Ño Pastorill a Misericordias, La Hoyada, por La Candelaria, Quinta Crespo, El Cafetal, El Cementerio del Este, Las Mercedes, El Junquito, San Antonio de los Altos, aquel San Antonio donde proyectábamos comprar una vivienda. No me importa caminar entre negros, hablar ni pensar como ellos. Yo soy eso. Si muero que me entierren, si vivo será leyenda, si gano que sea "Vida Eterna", si pierdo que no sea el "ser franca", si creen que yo soy "nadie", no me importa, jamás me conocerán del todo para cambiar sus opiniones. Yo soy de varios países y por ello "mujer universal", soy de Egipto, Venezuela, México y más, que no contaré. Soy una mujer alegre, acorde a sus tiempos, que conoce los defectos de los países en que ha vivido madurado y sentido, que se mueve al son del tambor y de la guitarra, que aprendió a tocar el cuatro y la gaita, a cantar en corales, a nadar y andar en bicicleta. No soy importante, pero sobretodo soy yo, aquello que alcancé a ser, mucho o poco, y por eso tiene su valor incalculable para mí. Sea yo o no inteligente, sea culta o no, valiente o cobarde, indecente o santa, es mi problema y sólo a mí atañe, a nadie más le importa mi vida, mi pasado o mi futuro, sea en Caracas o en Lourdes, sea feliz o no. Mi vida es mía y me pertenece, no es de nadie más, sólo Dios puede disponer de ella, no un fantasma, un desgraciado que vaya deseando mi funesto desenlace... Yo soy del ojo por ojo, yo soy del diente por diente y siempre me verás sonriente, me llamarás hipócrita, pero es mi táctica, mi norma y mi representación terrenal. Creo en la justicia divina, pues está claro que no puedo creer en la de los hombres. Ni en la tuya ni en la de nadie. Caracas, donde se mata al turista y se le manda a su país, por eso pocos conocen aquella ciudad, por eso nadie puede hablar bien ni a sus anchas de lo que ha visto, sentido u oído. A Caracas voy, con mi Minnie y con Chanty, las manos atadas, no puedo hacer nada para cambiar aquel espectáculo que se ofrece solo. Lo conozco, sé como es la vida allí, como moverme, con quienes codearme y a quienes dar disimuladamente la espalda.


Debo llevar la mentira, las clases de teatro aprendidas, pero también debo ser sincera con aquellos que me tiendan su mano mulata y amiga, sabiendo yo, que no me mienten. Entre compatriotas eso se comunica, se aprecia, se huele. Es así, no lo he inventado yo, allí me parece saber de que forma actuarán todos, las reacciones. Por eso podré regresar en el año 2013, no antes, no está previsto. El trece no es de mala suerte, me gusta, es un número de gente inteligente, de san Antonio, que hace pensar, que te hace sentir indecisa, en las nubes, pensar en gatos negros, pasar por debajo de las escaleras, en los tres achís: salud, dinero y amor. Sí o no, para siempre amor eterno, el que aprendí a comprender y a querer, Caracas mía por siempre, allá sin más, sin más allá. C´est tout, bonne nuit et au revoir mes enfants.

Era imposible gritar “Libertad”. Novela Copyright: Aurora Peregrina Varela. Dedico mi obra al mundo animal, son los dueños únicos de mis obras. Introducción: Poco hay que decir para presentar esta obra, es romántica porque su protagonista así se manifiesta, pero el romanticismo en ocasiones sin nadie a tu alrededor, sin la dulcísima “media naranja”, como dicen. Difícil tarea es el encontrarla a su tiempo y disfrutarla. Su lenguaje es en ocasiones sumamente poético, en otras no titubea en expresarse tal como es, sin adornos, pero todos envuelven una realidad: lo que siente y motiva a Gabriela Sánchez. Historias difíciles de comprender, ideas sueltas, reflejos de malos y buenos momentos de un pasado, deseos ocultos, aventuras, ideas nacidas del vacío… Nada serio en realidad, no espero felicitaciones ni deseo críticas pues sólo me harían cosquillas. Por lo demás, aún no decidí si publicar unos capítulos, o todos. Ya se verá. Capítulo 14: Mis alegres amigos de Internet. Pedrillo, Chinonchilo, Luernilhux y Huipós Pox. Mi amigo don Pedrillo Lampuritaibó Puchaljk, el “Chitoncito de la red de las damas y señoritas”, el chico caliente, que cree que mi nombre es Chonita del Campo y olé pues así me he dado a conocer, me envía imágenes de mujeres y hombres desnudos por email. No sé si es mi amigo, no sé como es su cara, no me acuerdo ni como empecé a intercambiar mensajes con él. No pasa nada, no son más que cuerpos desnudos, pero mi hermano se horroriza cuando me ve viendo esos mensajes. Yo no soy de ese tipo de personas que necesita el sexo, pero él es mi amigo y también me envía cosas bonitas, mensajes de amistad, sin igual. Por eso no lo rechazo y le permito que me envíe lo que se le antoje. Yo buscaba pareja en una de estas páginas de Internet en donde te ayudaban a encontrarla, creo que fue así como le conocí, le envié mi foto y creo que le gusté un poquito, extraño pero cierto. Creo que siente algo diferente y especial por mí, pero no me conquista demasiado bien, pues esas fotos, bueno, mejor no hablar… yo que sé. Yo ya me perdí como va lo sociedad en estos momentos pues creo que soy un poco diferente, muy puritana para


nuestra época, pero no siempre, también sé ser o parecer una sinvergüenza si hace falta. Mi amigo don Pedrito me integra en el mundo actual, y lo mejor: no está cerca de mí, no sabe quien soy ni donde vivo. Tengo otro amigo que se llama Silvio Champucarghé que hace exactamente lo mismo que Pedro, pero a ese chico no me gustaría conocerlo personalmente, tiene cara de drogadicto, y eso sólo me traería problemas. A don Phasagnoba tampoco le conoceré jamás. Eso es bien cierto… me escondería si le tengo delante detrás de un árbol o un mueble. Él sólo será un amigo en la distancia. Pero no todas las amistades fueron así, conocí a Leonardo, un italiano que trabaja en el aeropuerto de Madrid y que parece muy formal. Creo que quiere algo serio conmigo. Eso me da miedo, pues todo tan en su línea, sin yo quererle de verdad, sin ser la sociedad como él me la pinta. ¿Ustedes me entienden, no es así?. Además no creo que con nuestros sueldos tuviésemos un bonito futuro… el dinero es, por desgracia, importante en una relación y no lo tenemos. La pena es que los pobres se casan con los pobres y los ricos con los ricos, sin miramientos de ningún tipo. Deberíamos estar más mezclados, ese sería un signo de que ha existido la libertad y la religión bien entendida. En ocasiones me siento culpable de tener amigos malos, pero ver que todos mis conocidos sabían lo que era el sexo y yo no demasiado, me ha hecho sentir curiosidad, por eso inicié una investigación sin cometer ningún pecado que me llevase al infierno. Estar en estos mundos me ha hecho ver que la sociedad nacional y mundial es insana, estamos perdidos de arriba abajo. Hay mucho vicio, pero muchísimo, copas, cigarros, drogas… no me extraña que haya parejas que no deseen tener hijos. La vida es así, y a mí no me gusta como es, algo falla y mucho para que todo vaya en esa triste dirección retorcida que no nos lleva a ninguna parte. Yo no puedo cambiar el rumbo de las cosas, debo seguir mi camino en solitario y ver por mí, sólo eso puedo. Puede que también sea un poco viciosilla aunque no me guste reconocerlo, o puede también que yo sea el producto de mis preocupaciones. También sé que ni don Pedrito Phasagnoba ni Silvio podrán darme una respuesta a mis preguntas sobre hacia donde se dirige nuestra sociedad, pues ellos no deben tener muchos dedos de frente. Sin embargo me pregunto: ¿serán ellos felices?, ¿habrán llegado a Internet igual que yo, a causa de su infelicidad?... nunca lo sabré, no se lo preguntaré jamás. Lo cierto es que me gusta estar en contacto con ellos, saber de sus vidas, que están vivos… pero jamás desearía tenerlos frente a mí. La verdad dolería demasiado, no quiero nada con ellos, nada que sea serio. Son solamente mi diversión en la distancia. Me tranquiliza saber que jamás sabrán de mí, pues yo me llamo Chonita del Campo. Me hace bien pensar que ellos creen que soy como todos o casi todos, una mujer que quiere sexo, aventuras, diversión y vicio, en definitiva, una diablita simpática… si supieran que jamás sería capaz de dar el paso para convertirme en un ser así… entonces quizás me darían la espalda. Yo también se las daría a ellos por ser lo que fueron, por su atrevimiento para conmigo. Cuando toque a despedirnos sólo nos quedará el decirnos un “chao, hasta luego o adiós”. No debe haber malos sentimientos ni ningún sabor amargo. Es la realidad la que nos une y nos desune, la que nos golpea con sus olas contra las piedras y hace que nos rompamos la cabeza, pero no debemos hacerlo pensando en lo malo de la despedida, sino en lo mucho que hemos aprendido los unos de los otros, en lo bien que hemos sabido comunicarnos. Sólo así nos marcharemos con una sonrisa, aunque no volvamos a vernos. Marcos así me lo hizo saber cuando me ha dicho adiós… Él quería ser algo para mí, pero yo no lo quería en serio, no lo veía como el hombre al lado del cual desearía envejecer. Eso me pasaba a mí con él… que si no… ya llevaría años a su lado. Él era


fantástico, era abogado, tenía un buen empleo, pero no era tampoco de los que se hacían ricos con su trabajo, era como yo, simplemente así. Marquiños naciera en Xajbrescún, en una casita de aldea, era casi un campesino, pero con estudios, muchas veces fue recoger las patatas, la hierba seca, ha conducido el tractor, en fin… era un hombre de campo hecho y derecho. Marcos no fue el mejor alumno en la escuela, pero siempre aprobaba, siempre avanzaba… siempre decía que simplemente quería aprobar, no gastarse el cerebro demasiado. Estudió leyes porque amaba la justicia, la investigación judicial, el espionaje, la vida detectivesca, en fin el riesgo, saber de los delincuentes, aplicarles un castigo, jamás sería abogado del diablo, es decir, jamás defendería a criminales, asesinos, drogadictos… sólo a la gente honrada, a las víctimas del terrorismo. Él me invitaba a tomar café, tomaba mis manos entre las suyas y con sus ojos me lo decía todo: Me amaba de verdad. Lamento no haber podido corresponderle como se merecía pues era un hombre bueno, y a saber con quien voy a acabar mis días… lo que más hubiese deseado es que fuese con él. Que hubiese sabido lo que era el amor junto a él. Pero no fue así y no debo maltratarme pensando en lo que no fue. Lo último que sé de él es que se irá de este país, por motivos de trabajo y no sé cuando regresará ni si volveré a verle. Marquitos amaba las plantas y las flores, sobretodo las orquídeas. Decía que le daban suerte en la vida… una suerte que necesitaba, pero que no tuvo conmigo… aún así, sé que no las apartó de su vida. Por eso le admiro, es capaz de superar cualquier obstáculo y seguir con los que considera fieles, como en este caso, las orquídeas. Sé que le costó olvidarse de mí, pero también sé que lo logrará con éxito. No sé si me escribirá o me enterrará para siempre en sus sueños, así que debo olvidarle. Debo dejar de soñar en que algún día le querré, el tiempo ya pasó y las cosas fueron siendo de la mejor manera posible… sigo sin conocer el amor… La soledad aflora y me siento como un pétalo de rosa que sobre la tierra se seca y triste, sin abono ni riego. He comido un gran trozo de mango, estaba riquísimo. Mamá se quedó comiendo lo que quedaba. Mamá quiere adelgazar, pero le gusta mucho comer, en esta ocasión se ha salido nuevamente del régimen. La vida es así… es un pena que las cosas no sean maravillosas, que no se nos muestre la buena cara de las cosas que nos rodean. Es como si estuviésemos destinados al caos, a una muerte sin perdón, pero yo reniego de ella. Soy fuerte y quiero seguir viviendo. Quiero salir adelante, incluso con mis malas relaciones, mis miedos y mis fracasos. En Internet conocí a un chico que me gustó. Es de Francia, pero me empezó a enviar imágenes de parejas en la cama y tuve que dejarle. Yo no quiero eso. Yo quiero encontrar al amor de mi vida. No a un sinvergüenza que busca amantes de todas las razas y clases sociales. A él terminaré olvidándole. Ahora estoy aquí en mi sala, contemplando mis cuadros, los pinté al óleo, sin haber recibido ninguna clase de cómo hacerlo. Fue mi manera de pasar el tiempo en una época en que me sentía muy angustiada. Les puse nombres como: “Buen rumbo al sol, Imán positivo, El florero de la suerte, Dios en mí, Flores azules, Pensamientos positivos”… como se ve, fui muy optimista en la elección de los nombres de mis cuadros. No soy una buena pintora, contemplándolos sólo se me ocurre decir que debo dedicarme a otra cosa, o bien, estudiar pintura. Siempre me gustó el arte, cuando viajé a Roma estaba en mi salsa, no me cansaba de observarlo todo con sumo detalle. Roma es una ciudad preciosa, estuve en un hotel barato y no gasté demasiado. Conocí muchas obras artísticas de renombre universal que había estudiado en los libros cuando era pequeña. Me gustaría vivir allí uno o dos años, pero necesitaría encontrarme un empleo pues no soy millonaria.


La vida debería ser más poética de lo que es, yo no debería ser vista como un ser vivo de inferior condición, estatus, brillantez e inteligencia, sino como una igual. Considero, sin embargo, que no por ser yo, soy buena persona. Yo soy quien debo ser nada más, ser bueno o malo ya es algo que se paga aparte. Por eso estoy horrorizada ante la sociedad de mi tiempo, por eso me siento diferente, aunque no puedo decir que sea buena, Dios mío, ellos ¿qué tipo de personas son?...Sé que algún día todo esto de lo que hablo será criticado… seré de nuevo un papel en la papelera, esto no será, sin embargo, más que una nueva muestra de su ignorancia. ¿Qué guardará mi Dios para mí?, ¿querrá ofrecerme su cariño en algún nuevo detalle?, ¿sentirá algo más por mí que pensar que soy un conjunto más de almas metidas en un cuerpo… ¿Qué será de mis obras, de mis trabajos?, ¿qué será de mí cuando ya no esté sobre la faz de la tierra?, ¿qué pensarán de mí en el futuro?... Me esforzado en demostrar que soy una persona del montón, pero, todo lo que tengo alrededor quiere verme como “algo extraño”… todos me rodean con sus lanzas de africanos que desean cocinar al hombre blanco… Yo no deseo que nadie me coma. Yo no soy para comer, ni blanca ni tostada… desearía que no lo fuese ningún ser vivo del planeta, lo deseo en serio. Me gusta escribir, poner letra a letra, lo llevo dentro, como si ya lo hubiese hecho cientos de veces, sé que tengo algunos errores ortográficos, pero por lo menos lo sé y me confieso culpable de ello. Los días pasan y voy viendo que tengo menos tiempo hacia delante que hacia atrás… Los días pasan y sigo pensando ¿por qué yo soy yo?, ¿por qué me hago tantas preguntas?, ¿por qué ya no me gusta mirarme en el espejo del comedor?, ¿por qué hay tanta gente perversa?, ¿por qué a esa gente mala le irá tan bien y a la ingenua de mí… simplemente regular?... Mis amigos, mis amigos, mis amigos de Internet… No sé si fracasaré… mis amigos, mis amigos, que jamás olvidaré… No sé aún si tener un trabajo me costará el haber hablado con ellos en medio de mi tempestad particular. Vaya cuento que os he contado hoy día 17 de octubre, pero lo he necesitado, Dios es testigo de lo que he sufrido, y ellos con sus risas y sus vicios fueron una gota de aire fresco en mis mejillas… Vaya, vaya, con que cosas he salido hoy…vaya conocidos que por donde paso se meten conmigo. Vaya seres, que me quieren a su manera… a su forma me comprenden y me aprecian. Ellos son unos buenos marcianitos de Internet que personalmente no desearía… conocer... Esta es la vida de una rosita en pena, así se presenta… Ella siente ahora necesidad de conservar esas relaciones, ya que créanme… los que le rodean son como esos estúpidos ¿amigos?. Carne de tu carne, los hay del norte y del sur, del este y del oeste… amigos son los que nunca: te olvidan…y esa basura… era incapaz de olvidarse de ella, serían entonces ¿amigos?... Sus amigos de la red, sus conquistas de Internet…a los que llegó a apreciar sin miedo a fracasar… hoy yo lo puedo contar… vivan los buenos amigos aunque estén llenos de errores, viva la santa amistad… viva la locura de poderse amar a distancia, el conocimiento de que siendo diferentes criaturas, nos podemos llegar a besar. viva el arte, la escultura, viva poder pintar bonitas criaturas en las paredes, los lienzos y al carboncillo. Viva la ciencia que estudia la anatomía humana… viva el salero cierto del verano, la atracción física, la química…pero sobretodo: vivan los nuevos peinados y modernos maquillajes, el poderlo contar, seguir viva, no tener miedo…Hurra por “la libertad”. Del resto de mis amigos no hablaré, pero están ahí.


MARTÍN BUNGE EL SICARIO Rolando observaba por la ventana a la gente que caminaba apresurada por la calle. El frío hacía que estos se cubrieran la caras con bufandas y las manos con todo tipo de guantes. Notó que la mayoría eran de lana. Quiso volver a desempañar el vidrio con la mano derecha y no pudo. Lo tuvo que hacer con la izquierda, la que no tenía el guante de cuero. Tenía puesto un pasa-montaña azul que le cubría toda la cabeza dejando abiertos los orificios de los ojos y de la boca. Revisó nuevamente la Max 2004. La última moda en armas de grueso calibre y de un alcance de cinco mil metros. La había comprado en Suecia a un traficante y le costó nada menos que quince mil dólares. Claro, los valía. Este juguete mortal gozaba de mucha precisión. Podía dar en el blanco con un error de un centímetro a una distancia de tres mil quinientos metros. Según sus cálculos, el necesitaba solo trescientos. Los veinticinco pisos que lo separaban de la acera le provocaba un poco de vértigo. Tiempo atrás había soñado que trabajaba en una operación secreta y tuvo que lanzase en paracaídas del cual este no se abrió. Gracias a que funcionó el de emergencias salvó su vida a último momento. Al despertarse, se prometió que nunca aceptaría un trabajo de ese tipo. Este asunto era más fácil. A la ventana de la oficina que debía apuntar, se encontraba justo en la mira. Solo debía esperar. El político debería morir. Era mucha la coima que pedía para convencer a sus pares de aceptar la compra de unos helicópteros. Pero no solo eso, iba a denunciar la maniobra ante el periodismo. Por eso la Welfort Company debía sacarlo del medio. Total, ya habían conversado con otro ministro y solo faltaba ultimar los detalles. El problema era el banco en que debía hacerse el depósito. Rolando consultó la hora. Estaba en el horario en que el político asistía todos los días a esa oficina a encontrarse con su amante. Un muchacho joven de no más de treinta años. El Sicario tenía solo diez segundos en apuntar y tirar. Llegó el momento. Rolando vio por la mira como hacía su entrada el político. Apuntó y sintió un golpe en la cabeza que lo dejó aturdido. Ya en el suelo boca arriba, pudo ver a otro hombre cubierta la cabeza que le apuntó y comenzó a dispararle primero en la pierna derecha, luego en el brazo izquierdo y así hasta que lo dejó totalmente inmovilizado. Ni una palabra salió de la boca del otro. El se quejaba por el dolor que le habían causado los disparos que no eran mortales. El hombre se sentó en un banquito frente a él. Solo lo observaba y Rolando también. Así pasó casi veinte minutos. Se abrió la puerta de calle y entró el Político. Este tomó el arma revisándola. Luego apuntó a la cabeza de Rolando y disparó. Rolando saltó de la cama, abrió los ojos y pegó un grito. Tenía un brutal dolor de cabeza. Su mujer, María, preocupada trataba de calmarlo. La película que vió la noche anterior más la cena y el abundante vino terminó en una terrible pesadilla. Encendió su lámpara de la mesa de luz, miró de frente a su esposa como despidiéndose. A las dos horas, el médico de guardia de la clínica entregó a la hermosa rubia el certificado de defunción que aclaraba que la muerte de Rolando Brit fue por causa de muerte por Infarto cerebral masivo.


LUZ BLANCA LUZ NEGRA En alguna parte del infinito nació la luz. En ella convivían muchos matices que en esos momentos no tenían nombres. Uno de ellos, quiso dominar a los demás. Los otros repararon dicha actitud. Apareció uno que era distinto. No sabían que este había nacido un tiempo antes en el mismo tiempo y espacio. Se hizo líder y les ordenó verse ante un cristal. Así lo hicieron y se descubrieron de cómo eran. No pudieron vivir separados. Se volvieron a juntar y ahora, en este momento, me hacen ver todos los colores que a la vez ellos, todos juntos, no se dejan ni se pueden ver



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