PLANETA SUEÑO

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HEIDI ROTULO BÚSQUEDA Busco mi verdad y adivino oscuros laberintos que ilumino. Veo sombras, diviso algunas pero voy en contra de la corriente. Me angustia no poder remar mis fuerzas se diluyen. Seguiré a la deriva.

HOY Necesito el vuelo de tus besos, la humedad de tus labios, el deslizar de tu lengua sobre mis sueños. Necesito el olor de tu piel, el rocío de tu goce y de tu despertar en el horizonte. Te necesito a ti, íntegro, posado en mi cuerpo despierto. Hoy.

MILAGRO ¡Cómo no puedo tenerte,


palpar tu piel, dormir contigo abrazada, desplazarme entre tus piernas, sentir el sabor de tu carne, buscar tu boca sedienta, tu mirada iluminada…! Espero ese milagro para amarte, así, como lo hacemos con palabras, aún sin vernos, ni tocarnos, cuando sueño con tus manos que dibujan mi cuerpo.

LAS FANTASÍAS Las fantasías son deseos incumplidos dibujados con palabras, emociones que fluyen en la mente con las que se involucran los sentidos, son ilusiones con las que hay que tener mucho cuidado porque a veces se confunden con la realidad y ocasionan heridas difíciles de borrar. No hay que olvidar que nada supera a lo real, lo palpable, a la vida que todos los días vivimos. Es bueno que la imaginación funcione pero también que sepamos cuál es límite justo. Es bueno tener sueños y tratar de que se cumplan, pero no es bueno edificar castillos en el aire, porque cada cosa cae por su propio peso. Actualmente, la tecnología se presta muchas veces a confundir la fantasía con la realidad y hay muchas personas que se aprovechan de mentes inocentes y las engañan porque se valen de la imaginación y llevan a otras a vivir a través de la fantasía, por la pantalla, emociones virtuales que se pueden convertir en adicción y luego traen trastornos reales, que muchas veces requieren la atención de un profesional. Por todo esto, es bueno que cada padre enseñe a sus hijos los peligros y malas consecuencias del abuso


de la fantasía. No olviden que detrás de la pantalla hay un ser humano que no conocen y que no siempre tiene buenas intenciones, y que lleva través de palabras mal empleadas a un mundo inexistente. Por eso es necesario explicar y enseñar a los hijos qué son las fantasías, los sueños, la imaginación. Una mirada, un contacto, un abrazo, una charla frente a frente, una acción, una compañía real nunca podrán ser suplantadas por ningún medio tecnológico. A la salud mental hay que cuidarla tanto como al propio cuerpo.


CONSUELO RODRIGUEZ Ojo Cuando he visto, Sentido, Acariciado Tu ojo. Supe de la bendición De tenerte un poquito. Supe de la transparencia De mi ser, De que era capaz de entregarme. Tú y yo. Tu ojo es mío En esencia, En propiedad En amor. Y con un secreto amargo Que sólo yo sabía Y es que no sería este amor JMA. No porque Dios no lo predispuso.


Flor de café A Coruña, café con gatos, café con amigos, café con sabor. Café que permite adoptar el café, que sabe a café y Olé por el café que permite tu familia ampliar. Café, cafecito con gatitos mi café en un Cat Café.


ÁNGEL PADILLA Desde Sofía se puede ver el Sol pero siempre desde detrás de algo, de un cristal roñoso, silente, tímido, tras nubes cargadas de azufre, desde tus ojos llenos de lágrima, su luz tras la concertina de nuestra desesperanza.

El Pintor Te colocas, te tomas tu tiempo, caballete, paleta, silla, colores. Pintas agradablemente un río en el lienzo. O lo que sea. Viene él corriendo con su brocha y su cubo de pintura blanca. Te borra con el blanco todo lo hecho y se marcha.


LA CABALGADA DE LAS IRAS Como una montaña rusa de cabezas unidas por tierras desapelmazadas que han cogido aire arriba de galopes de sueños y sal de mar hunden sus cascos zapatillas ol vidadas en el arcén de las vías y ascienden y siguen dejando un rastro de sangre coagulada detenida en el viento dan miedo a veces al notarse sus pies de pezuña y flor pasar por encima de tu teja fuera el sol sólo un día o dos al año lo hacen dicen los más sabios que de las alcantarillas surge el primer caballo de su larga rabia mayor que la de la rosa, hoy, sin poder ser detenidos La corneja atada al limonero, éste al trueno y el trueno a los hijos Nadie nunca lo vio Pero todos sonríen misteriosamente al oírla ser nombrada


Recoge caracoles y soledad en su marcha de olivos y lumbre, madrugadas enteras, suicidios no nombrados y carteras vacías trenes volcados copas colmadas de mugre y cielo Gira sobre sí misma la horda es una visión mórbida de saltamontes escritorios arcilla pelo calabazas Los que la han visto y lo han contado luego han muerto, bueno viven pero no son hombres Está compuesta de helecho cuerno de elefante viento sal nombres de caballo noches muchas noches días muchos días extraños mirándose y que miran goma de borrar más que años luz vino chicha morada silentes Machu Pichus su lomo es de carretera su lomo es de corteza de fresno y plasma, cerillas y heno verde, de corazón bombeando bosque desollado corre Su clamor al reunirse por el cielo con teléfonos colgando y rutas deshilachadas por el no pasar suena a bramido trémolo a kilómetros bajo suelo hacen ah inédito a su llegada con los párpados en la roca los muertos ahorcados por la raíz y el padrenuestro, miran desde las margaritas pasar en flama y miedo hacia el norte veloz patas girando brazos, sol golpetean suelas sueltas cuerdas negras larguísimas cabellos rojos al viento agendas odian


los monumentos la razón tu boca odian el río donde busca oro Tom siempre intentan romper su carro pero Sam los ve llegar ya desde el horizonte como una manta agitándose gigante roja como un océano ascendido que lo llena todo de sombra a lo lejos los campos sombrea la torre iglesia los santos la fuente la niña desde arriba hacen negros los zapatos blancos nácar de la más santa rumor de abejas y mercados Correres de gigantes ya las sabe llegar también la abuela ciega que teje callada y sonríe se había quedado dormida casi tejido el jersey rosal que hiede a santidad para sus nietos que ya murieron hace noventa y cuatro fiestas corre y esconde su carro Will y a su mula cuando ya descargó por los terrazones sus ruedas de voladores la conjunción de insectos uñas sin cortar chispas en los caballones de diez campos como de galaxia ya Ella y los miles de ojos que como en un tren miran el carro Buscan a Tom preguntan por el mostrador adecuado con una gardenia en la oreja suena música en un gramófono de Dinah Washington buscan a los que vieron torvos en la primera foto en blanco y negro familiar, pero sólo para que se unan (chá, perdidos ésos en la harina) la taza de café de Tom


su ropa oler la ropa de tom calma el frío de la sangre seca en las encías moradas su perfume de marinero que como la hostia santa de la Ola los soles que vio Will pero el viejo mercader de la uva modernísima nunca está Por Inglaterra ya pasan de noche compran tabaco en un estanco las madres lloran a sus hijos los niños lloran a sus madres, el girasol espera para unirse todos todas los que desde la sábana fosforescente y el dolor sellados sus sexos con aguas del grifo del niño que se lava los dientes obligado por mamá en la gran metrópoli. Vo lar Seña lan. Apretados cuerpos unos contra otros Apretados troncos unos junto a otros Pies colgando que coletean de parecen nubes mil personas que tuvieron d.n.i. y poseen sombrero y algunos eran negros y con lengua un perro llamado Willi y un día en que llovió como los campos azules crespos Nos señalan Aprietan los puñitos tan fuerte que sangran los ollares de nieve de los corceles blancos que sólo saben de palacio y morirán en palacio tan gran palacio que las calesas pueden recorrerlo como oriente vivo


saludando al orador esbirros desde los capiteles de la rama pájaro vendido Nacar con propietario y aún en el fondo del mar harina negra piel con piel, y lamento Ven Tú que sabes qué es el miedo, verás si amas, en este parque, ver a tu amor entre esta hojarasca amarilla te parará el corazón Toro de pie en la asunción de la acacia la suciedad de nuestras ropas levita parece que amanece o que atardece se ha de volver es cuando abren las florecillas al lado del río y se despierta el carcelero y se afeita la cara con nuestra dentadura todos rodeando brunos su casa amanecida formando un conjunto de cabezas odiantes del tamaño de cien campos de fútbol silvando se aproxima hacia la puerta de salida de su casa y el centurión doloso y frígido mayor que el cielo se dispersa es como si explotara en sombras pequeñísimas telitas negras del tamaño menor de una pulga es tristísimo La bota sale camino a Sofía.


PEREGRINA Era imposible gritar “Libertad”. Novela Copyright: Aurora Peregrina Varela. Dedico mi obra al mundo animal, son los dueños únicos de mis obras. Introducción: Poco hay que decir para presentar esta obra, es romántica porque su protagonista así se manifiesta, pero el romanticismo en ocasiones sin nadie a tu alrededor, sin la dulcísima “media naranja”, como dicen. Difícil tarea es el encontrarla a su tiempo y disfrutarla. Su lenguaje es en ocasiones sumamente poético, en otras no titubea en expresarse tal como es, sin adornos, pero todos envuelven una realidad: lo que siente y motiva a Gabriela Sánchez. Historias difíciles de comprender, ideas sueltas, reflejos de malos y buenos momentos de un pasado, deseos ocultos, aventuras, ideas nacidas del vacío… Nada serio en realidad, no espero felicitaciones ni deseo críticas pues sólo me harían cosquillas. Por lo demás, aún no decidí si publicar unos capítulos, o todos. Ya se verá. Capítulo 11: Mi amigo “el sabio de Furstenviel”. Verdadero, valiente, amable e inocente. Mi amigo, al que consideraba un sabio, era mayor que yo veinte años. Sabía de mi vida pues nos escribíamos mucho y cuando estaba cerca nos veíamos. Él también estuvo enamorado de la negra Petra.


Fue él quien hizo de mi una mujer serena. Yo que había vivido tantas cosas difíciles de entender, un amor que estaba ocupado cuando llegué yo, unos hijos que no tuve… estaba vacía, pero tenía amigos, entre ellos él. Yo era hija adoptada. Yo no dejaré descendencia, ni adoptaré niños. Mis hijos son mis amigos, mis recuerdos, la serenidad del viejo Tomás que me dice que estoy bien así. Él me contó tristes historias de la emigración, como la historia de Aurelio, que jamás olvidaré. Me la contaba así: Comenzaba el verano cuando llegó Aurelio al pueblo con su hermana. Era un desconocido que pronto se hizo querer por su amabilidad. Su hermana tenía el pelo largo y rubio y unos ojos azules como el mar en los que se veía el navegar de toda su inocencia. Don Aurelio la cuidaba con esmero pues era su joya más valiosa y con la que compartió una infancia llena de miseria en Galicia. Por eso estaban en ese pueblo. Eran unos emigrantes más que cruzaron el mar buscando fortuna y un trabajo que les permitiese poder enviar algo de dinero para los suyos. Aurelín consiguió trabajo de carpintero cerca de un hotel en el que alquilaran una habitación barata, pero respetable. Ella comenzó a servir en una casa muy rica y trabajaba todo el día. Él la iba a recoger cuando salía de noche e iban juntos hasta el hotel. A fin de mes contaban el dinero que juntaban y fuera sus gastos, el resto lo enviaban en un giro a la casa de sus padres en España. Triste historia la de la emigración que hizo a muchos españoles tener que acostumbrarse a otras gentes, costumbres y pueblos. Pero, ¿qué hay que el tiempo no arregle?... Con los años Aurelio y Cristina se iban adaptando y viendo el acento de la gente y sus hábitos como algo normal que iban haciendo propio. Un día decidieron mudarse a una ciudad más grande. Tenían experiencia en sus trabajos y unos ahorros con los que comenzarían a comprar una vivienda. En esa ciudad la gente era menos acogedora, pero él quería probar


suerte pues llevaba buenas recomendaciones para trabajar en una fábrica de muebles de cocina en donde ganaría más dinero. La ciudad se les hacía grande comparada con la aldea y el pueblo. Cristina abría sus grandes ojos azules para ver los rascacielos, los grandes coches, las avenidas de ocho carriles y las amplias aceras. Todo era grandioso... Pasaron los años y Cristina llega a pensar que jamás regresaría a su tierra. Allí les iba bien, pero no era su país. Aurelio, con cuarenta años quería casarse y Cristina comenzaba a sentirse sola y desatendida. Un día dice a Aurelio que quiere regresar a su tierra, pero él no la deja, pues piensa que España aún no estaba preparada para dar de comer a todos sus hijos. Cristina llora amargamente pues comprende que si volvía iba a pasar necesidades, pero extrañaba el campo, sus amigos, quería ver a sus padres... Aurelito se casó y no tardó en tener su primer hijo; un niño que Cristina cuidaba siempre que su cuñada no estaba y que la hizo permanecer con ellos más tiempo, hasta que un día, la situación social y económica cada vez peor del país, les hizo pensar seriamente en regresar. Cuando lo tienen todo preparado esperan ansiosos el día de la partida, pero un tiro loco de una pistola mata sin motivo al amigo Aurelio. Sólo le mataron por ser extranjero, trabajador y por querer volver a pisar su patria. Un país que nunca le acogió por completo tampoco le permitió partir con el mayor de los bienes: la vida. Cristina llora su muerte sintiéndose impotente. Mientras, la policía le recomienda que no haga demasiadas investigaciones. Un amigo que era adivino les pide que por favor viajen pronto a España o correrán la misma suerte que Aurelio. Un enemigo oculto quería dejar de verles dándoles muerte. Entonces Cristina, creyendo en el adivino, incinera los restos de su hermano y con su cuñada y los niños regresa a España en la fecha prevista. El día anterior a la partida reciben una llamada telefónica con el mensaje de que jamás se irían vivos.


En el aeropuerto entran rápidamente en el avión y, sin creer que aún respiran, pasan las primeras horas de vuelo. Llegando a Galicia Cristina ve por la ventanilla los fértiles campos y las pequeñas aldeas. Abrazando los restos de su hermano, que llevaba en una caja de madera, baja del avión y van a ver a sus padres que llenos de angustia les esperan ansiosos. Cuando se ven, el amor y la rabia se entremezclan con los recuerdos. Cristina regresara viva, pero vacía. Sólo los ojos de sus sobrinos que le recordaban a su Aurelio, podían reconfortarla. Pensaba que en aquel país extranjero más que buscar un provenir buscaron enlutar para siempre las sonrisas de una familia. Triste destino el de los emigrantes que van ilusionados con las manos dispuestas a realizar cualquier trabajo y los brazos abiertos a nuevas gentes, y regresan vacíos, marcados por el dolor más grande, que sólo el que lo ha vivido sabe y puede comprender. Recuerdo que muchas veces me leía artículos de prensa sobre la violencia doméstica… Cuando se murió lo sentí muchísimo… Lo primero que me leyó en su casa, cuando yo lloraba por seguir sola, fue una dedicatoria a las mujeres que sufrían en casa a causa de sus maridos o en el trabajo por abusos y humillaciones: A las mujeres que padecen humillaciones, acoso laboral y sexual, diferencias salariales, peores trabajos... Yo les deseo mucha suerte... A la mujer: Suerte prisionera de la vida... que no entiendes... suerte doncella de la armonía a la que todos desean hundir... suerte dama de la noche y de los días... suerte y continúa tu camino mirando siempre hacia adelante... suerte y valor para escoger las mejores rutas para progresar y contra el machismo y la desigualdad luchar... pelea, que en algún momento de la historia,

se

obtendrán mejores frutos que hasta ahora... Suerte niña de ojos tristes y


que no te metan en una cárcel de piedras... escapa antes de este horrible lugar en que estás ahora si vivir se te hace insoportable.... Y ese créeme, es el mejor consejo... Mujer, mujer, ¿de qué te quejas?... mujer, mujer, sé una niña nueva, y corre, corre, antes de que sea demasiado tarde... A París, Ecuador o Venezuela... ¿Qué importancia tendrá?... Pero corre... escapa y denuncia tu situación. Mujeres de las que nadie se ha preocupado lo suficiente... pero piensan en que se recuperarán, la dicha alcanzarán y progresarán. Preocuparos por los animalitos abandonados a su suerte como vosotras, os ayudará a vivir, os ayudará a ser felices. Tienes razón le decía… el amor es como una rosa color ladrillo con espinas… es como una flor de mentira como falsos fueron los labios de mis múltiples enamorados que se atrevieron a besar sin pudor los míos un día de lluvioso invierno...ya olvidado. Pero ella cuenta verdades y fue la que me advirtió...de la peligrosidad de mis pasos en el amor, la dignidad, la fe y la convivencia. Ahora la lluvia está dentro de mí y cual temporal abate mi carne, mis huesos y me enferma. Yo soy ese día postrada en una cama que no me deja descansar, ni soñar, ni tener esperanzas. Yo soy ese invierno que desea matar esa rosa fea, y comerme los recuerdos... Yo soy esa pobre mujer de la que te burlaste y a la que luego sonreías como si no pasara nada. Pero algo me ha pasado... algo que tu como hombre no comprenderás jamás y es que: no quiero volver a tener más el infierno de aquel día de invierno en mi corazón y deseo ser una muñeca vestida de tul cian para no volver a sentir y así... poder ver la mentira en lo que me rodea como mi amiga la flor. Seguía Tomás: Te contaré la historia de una niña alcohólica, no es grave, es que quiero contártela: Su madrina la crió, ella era especial, siempre iba arreglada, maquillada, con joyas y bien peinada. La niña de ella aprendió a beber una copita, estaba rica. Estaba claro, la estaban educando para ser mala y no buena. Beber no le disgustó y a escondidas siguió, mezclaba de varias botellas y el líquido se


acabó. La madre se dio entonces cuenta y ha dicho ¿cuál de las dos?, la grande o la pequeña, o fue madrina, ¿qué pasó?, entonces las vigiló y a la chiquita cogió, se había bebido todo, que contenta se quedó. Le había gustado tanto que no quería confesar y mentía diciendo: "a mi madrina la he visto yo, no fui yo". Pero era tarde ya, pues no había lugar a dudas, pues anduviera muy contenta cometiendo travesuras. Se le prohibió beber más, pero no se le iba a negar, la copita de madrina tenía que continuar. Salté yo: Yo soy una flor del Valle Alto en Jhurtyvieltt que ve sonreír un amanecer desde que es bebé hasta que se desarrolla y crece, y desaparece paso a paso, o de repente... sin dejar huella de lo que ha sido. Yo no soy buena persona, no no no, he robado y he matado a los que me hicieron daño, fue tanto el deseo que no sé si fue real o un producto de mi imaginación. Pero no quiero fracasar en el... amor. He fumado, y no lo hago ahora porque gracias a Dios tengo madre. He mentido, aunque la sinceridad es mi vestido más viejo. Las castañas estaban buenas. Las asamos al horno. Las recogí una a una pinchándome los dedos, por hacer ejercicio, por ahorrarme unas pesetas, no sé. Fueron casi 10 kilos, me llevó varias horas. Yo, que no soy campesina, acabé con las manos de obrera china. De aldeana que tiene por bienes su casita de piedra, sus solares y su tractor naranja. Ellas jamás tendrán manos de pianista o de modelo de joyas. Son ásperas ellas y sus uñas son negras. El jabón tendría poco efecto sobre los tatuajes del más puro campo. -Gabriela, deja de tontear, que lo haces mallll… me apuntó mi amigo. Pero a Tomás, también le llegó en su día la visita de la muerte… Lloré mucho por él. …La muerte, esa amiga tan íntima con la que hablamos y que todos describen vestida de mujer, llegó también a Tomás, gran músico, gran filósofo e inmejorable ser humano. Este amigo mío que a pesar de no ser demasiado alto, llevó la música de su tierra a todos los rincones que podía. Su labor como músico la mezclaba con su trabajo como profesor de escuela


secundaria en un famoso colegio público, famoso por sus buenos profesionales de la enseñanza. Su muerte ocurrió un día jueves del año 1999. Un hombre que decía que viviría 104 años, apenas alcanzó los ochenta y cuatro. Aún así, dirigía un grupo de música de un centro recreativo y de ocio de su ciudad llamado "Acuario 7". Con su grupo musical viajó por toda España, alegrando fiestas, haciendo amigos dando mucha felicidad. Era un hombre honesto y transparente. La fecha de su muerte concuerda con la fecha en que su hermano José Ángel fuera designado mejor guitarrista de Córdoba. Los hermanos, Bhagutista, Jhoxé Ángel y Thojmás Quirinón continuaron la tradición de su tierra natal que desde el siglo XVI contó con destacadas figuras en el ámbito musical, pero de esa familia, sólo un sobrino suyo, Alfonso siguió en grupos musicales. Son muchas las cosas que se pueden contar de este gran hombre, eran muchas las cosas que contaba a sus alumnos y amigos... de recuerdos estoy llena, sus historias nos las contó más de una vez entre pieza y pieza musical. De su boca escuché la verdadera historia de su venida a España. Según el maestro, emigró a este país tras la muerte de su padre Marcelo, y no con su familia como se tenía comentado. Después de la que iba a ser una breve estancia, los meses pasaban y el músico no regresaba a su Venezuela natal donde dejara mujer y dos hijos. Ella decidió entonces viajar a España para juntarse con su marido. Así fue como decidieron establecerse definitivamente en su nuevo país, pocos años después muere su señora de una hemorragia cerebral dejando a Tomás muy desconsolado. Una ausencia de la que parecía no lograría recuperarse.


Desear la paz mundial No más “peleas de perros”, no más tortura de animales Y a punto de comenzar este texto, recuerdo mis lienzos, letras y papeles destinados a los gatos y demás seres terrenales animales. A salvarles. Y es que los muchos perros y gatos siguen en mi mente así como los penosos recuerdos siempre se marchan. Los felinos pues, se mantienen con sus caricias, mimos, besazos. Y por ellos hoy también escribo. No enfrentes a los animales porque ellos sólo te aman. No cometas cobardías que se pagan. Sin nombre para todos los seres que hacen peleas de perros con ánimo de lucrarse, a escondidas como se hacen las cosas más podridas de este mundo. A solas, sin importarles la vida cuando la vida es lo más importante. Sin saber si morirán, dejándoles secuelas psicológicas. Todo se lo pasan por alto porque son unos antisociales, unas malas personas. Unos cobardes. Son psicópatas las personas que organizan peleas de perros o gallos, seres con complejo de inferioridad y gusto macabro por la sangre. Temibles. Los perros que caen en sus redes no suelen durar más de cinco peleas en condiciones, luego son abandonados. Perros que jamás recibieron amor y que incluso drogan para embravecer. Leí que hay penas de cárcel hoy día para los culpables, pero para ello hace falta encontrarles. Denuncia si sabes. Abogo por un mundo al revés, título además del libro de Ángel Padilla, que leeré, lo prometo. Y Ángel es una de las mejores personas, que de forma sencilla nos podrá explicar lo que cree que hay detrás de estos actos de extrema crueldad: -Las peleas de perros son una más de las inercias, o de las manifestaciones, más bien, del machismo orgánico, de esta sociedad amplia de humanos en la sociedad moderna, que creen haberse encontrado a sí mismos, poseer el saber, pero la violencia intrínseca contra los “otros”, los distintos, los que


consideran más débiles, la otredad, sigue latente como el primer día de mundo. Así, cuando no se trata de martirizar a un toro por las calles en fiestas patronales de un pueblo, ocultos ponen a pelearse a dos pobres gallos enloquecidos o a dos perros a los que previamente se les ha vuelto locos, a golpes, para que contengan sólo ira, y se maten entre ellos. Esto, además de un delito, es una inmoralidad y, afortunadamente, popularmente no es bien aceptado; sólo clandestinamente se producen esas peleas de perros orquestadas por mafias que controlan otras situaciones mórbidas, normalmente la droga y la trata de personas. Ver cómo se pelea un perro contra otro es muestra, para los machistas que apuestan, de virilidad, de subida de adrenalina ante la visión de lo violento en carne viva, al fin, algo proverbialmente obtuso y cruento que debe perseguirse por la tremenda bajeza que conlleva. Es una buena apreciación la que nos ha brindado aquí, el Poeta de los Animales. Y finalizo de esta forma, si deseas la paz mundial comienza por reconciliarte con el mundo animal y la naturaleza, así la paz vendrá solita, sin esfuerzo, sencillamente porque seremos mejores personas y sabremos dar solución a los problemas gordos de esta tierra. Por último, la policía les anda “algo” atrás a estas mafias, pero no es suficiente, si sabes de algún caso, denuncia rápidamente. Siempre será un impulso a la investigación. Lamentablemente, no creo que los investigadores y la ley hagan todo lo que pueden en lo referente a las Zoomafias. Por ello los perros necesitan a mares de la ciudadanía, de ti. Quiérelos, ayúdales, colabora. Mueve tú también este mundo buscando el equilibrio y la justicia. Los comentarios son bienvenidos.


MARTÍN BUNGE UN DOMINGO CON CIELO ACADÉMICO Los árboles mostraban su media desnudez en la mañana ventosa y fresca de abril. Sus ropas hechas pedacitos se entretenían jugueteando entre el ritmo sonoro de las ramas y los cables de tensión. Era una danza rara, llena de vueltas y de corridas entre la vereda y la calle. Pero el mejor espectáculo era el cielo. Un profundo celeste y algunas nubes que hacían su carrera de otoño. En ese año 1958, entraba en los once años con la ilusión de ser el más feliz de los humanos. Quería jugar en Racing, el club de Jesucristo como decía mi papá. A sus amigos les supo contar su deducción del porqué la Academia era el Club de Jesús. Decía que Dios había elegido esos colores por la profundidad del alma en el celeste y por la pureza del amor en el blanco. Entonces, el más grande eligió a Racing. A parte porque no podría existir gente que sufra más que los hinchas de la Academia, al igual que Jesús. Por eso los otros de Avellaneda, los rojos, nos tienen terror. -¡Cruz a esos demonios!- decía. Pero esa mañana, temprano, como todos los domingos que jugábamos en el cilindro, tenía la tarea de hacer las compras. A las siete, eran el pan, las facturas y la leche. A las ocho, era el turno de la carnicería-verdulería y de los ravioles. Luego, tipo nueve, nos íbamos cargando el futuro festejo a la casa de los fanáticos Santangelo. Tres hermanos. Uno de ellos, era el que desentonaba el quinteto. Pobrecito, era “Pincha Rata”. Lo mirábamos un poco mal ya que en sus colores tenía el rojo. Pero era el dueño del auto que nos llevaría al corazón del fútbol. Nunca nos quiso decir el porqué de tanta amabilidad. Antes de partir, yo “EL TRAIDOR” como me habían puesto, tenía la santa misión de llegar hasta el almacén de la esquina y traer el néctar de las uvas. Por ese entonces, eran varios TOMBAS. ¡Ah! Y un sifón


de soda. Tipo once de la mañana nos encaminábamos al encuentro con la felicidad. Una vez que llegábamos, entrabamos a la tribuna de socios- Planta bajaEllos, los grandes se entonaban en la cantina y yo disfrutaba de la Tercera. Luego, a la hora de la reserva, el trío aparecía con un San Juan y Mendoza en sus propias bodegas y comenzaban a cantar el tradicional. . . -¡ACADEMIA!. . . ¡ACADEMIA!. . . Si mal no recuerdo en la primera jugaban; Negri, Anido, Murúa, Cap, Gianela, Corbatta, Pizzuti, Manfredini, Reynoso, Belén y también Sosa,(el gran cabeceador). Otros eran De Vicente, el gran Delacha, (el patrón del área), Sande, palito Balay, ¡Qué cinco por Dios! y Gómez y algunos más que se me olvidan. Ya tengo setenta años y el alemán Alzhéimer está empezando a jugar su especial

partido con mi

cerebro, el maldito está llegando al centro del área y en cualquier momento gana el campeonato de mi vida. Pero, como me voy a olvidar cuando a Manfredini lo pusieron en la reserva y la hinchada que lo amaba iba a verlo y después se retiraba. El mendocino era especial. A nadie se le ocurrió ponerle de sobrenombre FANGIO. Tenía una velocidad tal que a veces se olvidaba la pelota. Tenía que parar la carrera y al rato lo alcanzaba. Bueno, no era para tanto pero una vez que arrancaba. . . . . . ¿Y Corbatta? que nos hizo gozar con su gambeta milonguera. Pobre muchachos a los que les tocaban marcarlo, sin invitación alguna se convertían en bailarines especializados en fútbol. Yo hablo, pienso y digo porque algunos amigos míos no entienden de sentimientos por los colores. No pueden comprender que hasta el seleccionado argentino usa nuestra camiseta. No entienden que tenemos una ventaja sobre los demás equipos. Cuando nos toca jugar con Boca, los de River se hacen académicos. Y pasa lo mismo cuando jugamos con River. El porcentaje que sumamos pasa el setenta por ciento de hinchas. ¿Qué país en el mundo puede tener tantos académicos?. ¡Ah! Yo le doy gracias al de arriba que me trajo a este país y me vistió con la bandera celeste y blanca. Todavía recuerdo que una vez le pregunté a mi


viejo del porqué en mástiles de los estadios estaba la bandera de nuestro contrario y dos banderas celestes y blancas. El me respondió con sabias palabras -

Rodolfito, es que nosotros los racinguistas valemos por dos. Una

porque somos argentinos y la otra porque somos de la academiaNo me voy a olvidar nunca de lo vivido por más que mis neuronas se vayan apagando. Alguna va a quedar pintada con los colores sagrados. . . Y así ya medios roncos, me incluyo a pesar de mi corta edad, recibíamos a la primera. ¡Por Dios!, estoy lagrimeando de emoción con solo nombrarlos. Eran mis Dioses. Ese domingo, le ganamos a la otra academia, Rosario Central. Al final del partido, el frío invitó a ponernos los sobretodos y levantar las solapas. Caminamos tres cuadras con el olor a choricitos que alimentaba el deseo angurriento de comer y comer. A pesar que en mi haber, ya tenía dos panchos y dos Cocas, un paquete de pastillas y no sé cuántos caramelos. Pero nos esperaban los ravioles y una salsa poderosa a la italiana. Después de una hora, llegábamos y derecho a la cocina – comedor. Se encendía la radio; creo que Radio el Mundo, Excélsior o Rivadavia, para escuchar los goles. El vino tomaba la posta, le seguían los ravioles que se cubrían con la bendición de Dios por el triunfo. Era otro color rojo que nos permitíamos aceptar. ¡Qué salsa! ¡Qué ravioles! Y volvíamos a gritar los goles con la repetición del relato de Fiorabanti o de Muñoz o de otro. Ya no recuerdo. La jornada finalizaba con subir a un taxi, bajar las ventanillas a pesar del frío, para que mi viejo tomara un poco de aire y encaminarnos a nuestra casa en Palermo. Al otro día, llegaba al colegio sacado pecho y orgulloso les gritaba un ¡VIVA LA ACADEMIA DEMONIOS! José Luis Suárez, mi amigo de toda la vida y compañero de colegio era un pecador eterno, él y toda su familia estaban condenados para vivir en el averno porque eran hinchas de. . .


INFINITAMENTE REAL Juan, se despertó en la mañana algo cansado. No había explicación al dolor de sus huesos. En especial la muñeca de la mano derecha. De todas maneras salió al balcón del cuarto piso de su departamento y observó que la gente estaba muy abrigada y con bufandas que cubrían sus cuellos. Ahí se dio cuenta de su completa denudes. Entró presuroso a la habitación y comenzó a vestirse. Un ardor en todo el cuerpo se le hizo insoportable. Se desnudó como estaba antes y volvió a salir al balcón. Se asustó al ver que en la calle no había nadie. Su mano derecha comenzó a desaparecer y luego el brazo. Juan no entendía lo que estaba pasando. De pronto ya no sintió nada, pero veía que iban apareciendo todas las personas pero esta vez totalmente desnudas. Estas no hablaban, ni se reían y en realidad estas flotaban a unos centímetros del suelo. Sintió frío y como por obra de magia, volvió a ver como de a poco aparecía todo su cuerpo. Por un momento creyó que estaba en el infierno porque se acostaba, se despertaba y comenzaba a repetirse de nuevo. En un momento, todo se paró. Tomó conciencia. Descubrió que habían pasado millones de años y ahora se encontraba en un mundo increíble. Su cuerpo había tomado la forma de un ser humano

EL VIAJE INCIERTO Rina iba sentada del lado de la ventanilla del ómnibus. Se encontraba algo cansada después de diez horas de trabajo. Sin que ella lo deseara, sus ojos se cerraron y entró como a soñar. Un hombre joven, de no más de 35 años, se sentó a su lado. Se sorprendió ya que en el colectivo había más de quince


asientos desocupados. El joven señor raramente vestido, pero elegante y muy bien parecido, la miraba con sus profundos ojos celestes. Primero la mujer sintió que la desnudaba de a poco. Luego fue cubierta con un manto blanco inmaculado por unos seres alados. El joven la seguía mirando y ella quedó Totalmente paralizada. No podía despegar su vista del rostro de esa persona. De pronto, comenzó a oír una música que nunca había escuchado. Los sones la atraparon aún más y experimentó una felicidad completa que le invadió el cuerpo y el espíritu. Era como si estaría navegando por un mar de ensueño. El joven comenzó hablarle en un idioma extraño pero comprendía lo que le decía. La voz era una melodía acompañada por un coro de voces. Sintió como si flotaba y luego los brazos y las piernas dejaron de responderle. En dónde se encontraba, todo se hizo luz tan refulgente que le tapó la visión. El paisaje callejero que se veía por la ventanilla también se convirtió en luz. Esta la cegó y quiso cerrar los ojos y no pudo. Creyó que habían pasado horas, y no fue así. El chofer la despertó del sueño, que preocupado por la posición que se encontraba, casi acostada sobre el asiento del acompañante. Se despertó sobresaltada. Dejó atrás una felicidad que nunca había experimentado. Pidió disculpas al chofer mientras era observada por todo el pasaje. Cuando al sentarse, tomando la posición correcta, descubrió una pequeña cruz en el otro asiento y tomándola la guardó en su cartera. No llegó a pasar cinco minutos, que tocó el timbre para solicitar bajar en la parada a dos cuadras de su casa. Llegando a ella, abrió la puerta de entrada, se dirigió a su dormitorio y entrando en él, pegó un grito al ver al mismo hombre del colectivo que se encontraba acostado en la cama. Este, lentamente se incorporó mirándola fijamente a los ojos. De pronto desapareció. Rina entro en un llanto desconsolado. Hincándose comenzó a rezar todas las oraciones que conocía. Pedía, casi a gritos el perdón de sus pecados. La interrumpió el sonar del teléfono. Atendió la llamada. Le comunicaban de La Secretaría de defensa de La Nación, el éxito de su invento, el de un artefacto que después de explotar, despedía unos gases que destruía a los seres vivientes con solo tocarse unos a otros. Por ser científica,


Rina, se preguntó el porqué de esa mañana no fue en el auto a su laboratorio. Hacía diez años que no subía a un colectivo desde que comenzó el experimento. Ahora solo piensa como salvar al mundo de un posible daño irreparable y lleva en su cuello una cadena con la cruz que encontró en el asiento del colectivo.




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