Planeta Sueño N° 62

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HEIDI RÓTULO ENREDADA En tu cama, enredada a tu cuerpo, con mis manos dibujando en tu piel y mi boca acariciando tus desvelos, recorrerás certero mi contorno mientras nuestros labios en danza confiesan en murmullos el amor que nos invade.

PIEL A PIEL Pegada a los huesos aflora la piel, tersa, húmeda, brillante, habla deseosa y ardiente, sus poros se dilatan, se estremecen, luce distendida, en reposo, su calidez. Espera que otra piel se pose sobre ella. Sudorosa y latente. Para gemir de a dos.


LA AUTOESTIMA La autoestima es la valoración que uno siente por sí mismo, comienza a construirse desde el nacimiento y sigue en la adolescencia, que es la época cuando se empieza a demostrar. Depende de los vínculos sociales, los más importantes los padres, la familia, la religión, la cultura. Es fundamental porque nos permite tener confianza, responsabilidad y un estado de ánimo y de valor que nos da seguridad en las elecciones y decisiones. El que tiene autoestima alta tiene muchas más posibilidades de triunfar en la vida y sabe aceptar cada día tal cual se presenta, porque entiende que todo pasa, la cuestión es saber capear la situación de la mejor manera. Por lo general tiende a ser sociable y a ayudar a los demás. No lleva en sus espaldas los miedos ni es pesimista. Afronta con seguridad sus problemas y les da una solución lo más rápido posible. Es sumamente responsable y transmite empatía a los demás. La autoestima nos permite llegar a la armonía y equilibrio interior.


CONSUELO RODRIGUEZ Sonrisa No quiere ser blanquita. No es lo que quiso ser. No es. Adora. Siente. Está alegre y se palpa. Pero sola. No desea. Pero sola. Juliett Marins No se cansa A pesar de su sentir, Lo dice doña Consuelo... De sonreír.


PEREGRINA Era imposible gritar “Libertad”. Novela Copyright: Aurora Peregrina Varela. Dedico mi obra al mundo animal, son los dueños únicos de mis obras. Introducción: Poco hay que decir para presentar esta obra, es romántica porque su protagonista así se manifiesta, pero el romanticismo en ocasiones sin nadie a tu alrededor, sin la dulcísima “media naranja”, como dicen. Difícil tarea es el encontrarla a su tiempo y disfrutarla. Su lenguaje es en ocasiones sumamente poético, en otras no titubea en expresarse tal como es, sin adornos, pero todos envuelven una realidad: lo que siente y motiva a Gabriela Sánchez. Historias difíciles de comprender, ideas sueltas, reflejos de malos y buenos momentos de un pasado, deseos ocultos, aventuras, ideas nacidas del vacío… Nada serio en realidad, no espero felicitaciones ni deseo críticas pues sólo me harían cosquillas. Por lo demás, aún no decidí si publicar unos capítulos, o todos. Ya se verá. Capítulo 12: Continuando con la vieja historia. Su primera guitarra la guardaba cerrada bajo llave en una habitación pequeña cerca del salón de ensayos y la cogía de vez en cuando para tocar alguna vieja pieza de su repertorio. Decía que cuando muriera quería que se la pusieran sobre el ataúd …guitarra vieja pero querida al sonar como una nueva y de las mejores calidades en manos de Tomás…


Algo que no olvido de él es su amor por los niños, deseaba ser llamado “abuelo” por todos ellos. Para mí también fue como un abuelo pues me llenaba de buenos consejos. Fue uno más de mi familia y también para muchos de mis amigos. Le solía bajar mucho la tensión, decía que por haber comido mucho cochino de joven, por eso enfermó y tenía que tomar de vez en cuando chocolate con una copa de brandy. Pero lo que no pudo abandonar fue el tabaco, fumaba casi todo el tiempo. De sus dientes nos solía contar anécdotas, según él no se estropearon por el tabaco sino por una visita al primer dentista que entró a trabajar en el centro recreativo que le hizo una limpieza y se los dejó sin brillo. Su frase más pronunciada es que había que tener “vida diurna y nocturna”. Ese humor lo hacía muy querido, de noche nunca se olvidaba de hablar y cumplir con sus compromisos. Otra cosa que solía hacer era no soltar un micrófono cuando lo tenía entre sus manos. Para eso había que estar preparados, ese capricho se lo dejaban cumplir los jefes del centro cada vez que hablaba en medio de sus actuaciones. Su vida profesional fue un éxito pues dirigía con maestría, cuando alguno de sus alumnos desafinaba lo dirigía aparte. Era capaz de afinar hasta veinte guitarras en menos de una hora. Era desinteresado, buen amigo, con capacidad de dar amor, esa capacidad que no todos tenemos. Le gustaba más “dar que recibir” y cuando recibía algo lo agradecía con toda el alma. Sabiendo que era un personaje público, siempre iba bien vestido, perfumado y peinado. Tenía muchas medallas en su chaleco que se iba ganando de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad. Tantas que ya no podía ponerse ninguna más. A mí me queda la satisfacción de haberle conocido, de tenerlo en mis recuerdos para siempre. Sólo los nombres de gente como Tomás, que van sembrando cosas tan bonitas... deben vivir por siempre: Tomás Toja Varela. Por mi amigo me quedé llorando. Un día después de mucho derramar mis lágrimas escribí en unas viejas hojas de papel reciclado…


...Hay que olvidar para siempre lo que se deja, lo que queda en el Polo Sur, cerca de Ghuwertyll, creo que llegó la hora de verter la última pala de arena gris sobre las sepulturas imaginarias de los que me han querido en esta vida. Es hora ya, ahora o nunca. Ya o jamás. Dices que me quieres, y yo a ti también. Te tuve en mi pasado, y te conservo en presente, y te recordaré siempre: “lo que alguna vez vivió en mi jamás morirá”. Entraste en mi corazón y no deseo sacarte de ahí, sólo te olvidaré un poco para no sufrir. Por eso me subiré a una nube y escribiré mis miles de tonterías de todos los días: …Auxilio, socorro, que me estoy muriendo por volar sin alas pues no soy ángel, y voy estrellarme al saltar por mi ventana. No sé recitar, no soy poetisa, soy sólo una mujer que se ríe de su vida, como nunca, con salud, con ganas, comiendo cerezas y un plátano, patatas nuevas con pimientos verdes, ajos con champiñones, tortillas francesas, bizcochos, magdalenas, algas, zanahorias y pepinos. Cambiar la arena de los gatos, barrer, pasar la fregona, lavar platos, peinar las rositas gatunas, bañarles y darles de comer. Ese es mi día a día, y soy feliz. Me gusta el olor a perfume, sus atractivos frascos cogerlos en mis manos es un placer. La oportunidad de usar, conquistar, seducir, toda me la dan. Estoy muy fea, sin novio ni esperanza, treinta y seis años indiferentes ante la gente, vacíos más no muertos, aunque esté delgada y tenga buenas curvas no salgo en las revistas del corazón, no soy fotogénica, no miento y me despierto por las mañanas medio dormida sin poder andar bien, cogiéndome a las paredes y con los ojos rojos. Mal humor me acompaña, lucha exterior no me agrada, nada encuentro en el suelo al que inclino la innoble mirada de santa medio consagrada, no conecto, siento desprecio, no creo lo suficiente, no sigo adelante porque llevo los cuernos puestos, no me muevo, pero tomo mucho café vienés. Prensa rosa porque pensamos en ese tímido color, un niño gritará a otro: tú no llegarás a Dios, este es un mundo de horror y te olvidas de lo azul, de lo inmensamente azullllll. El amanecer es un espectáculo alegre, te despierta y te hace soñar, pero no vale la pena. No pensar, no reflexionar, no filosofar, perdida


en el tiempo, de la condición del ser, tentación del impostor que se disfraza de deseo y es cruel, profundo, duro, que llega a los demás y les ataca por la espalda disfrazándose de “gloria, divinidad, maravilloso futurible”. Nada de nada es nadita, es espanto, violencia de género, caída al abismo, tropezar de nuevo con la misma piedra, lástima y el deseo incalculable que nace en mí de no regresar jamás al pasado. Aún recuerdo cuando te confesé que me gustaban los caballos blancos y me contaste aquella maravillosa historia que jamás olvidaré: Tomás…Voy andando y siento el sol de la tarde empujarme por la espalda como un látigo de plástico y en mi frente siento el viento de la noble señora mañana. Todos los caballos blancos trotan sobre el amplio campo de amapolas rojas. Voy bajando por caminos que cruzan las tierras negras porque bueno es olvidarse un poco de la gente y pensar en los nobles amigos de cuatro patas... Tú, que conocías mis estados de locura, me contabas: Palomo, Pitufo, Pitu. De clase fina. Sin haberlo aprendido. Sin haber tenido yo dinero para educarle. Pitufín y yo nos entendíamos bien. Jamás llegaría a tener un novio que me entendiese como él. No le necesitaba tampoco. Hoy escribo para el gran Pitufo. Hoy le dedico mis segundos. Lamentables, pero verdaderas. Aquí estoy ahora, son las cuatro y veinte de la tarde. Mi noble animal llegó a ser tulipan blanco, espíritu puro pero no fue santo. Espíritu de esos que no abundan y que muchos piensan que no puede pertenecer a un animal de cuatro patas... aunque sea blanco como las mismas perlas blancas del mar azul. Que Dios me perdone lo mal hecho, que fue mucho. Pitufi surcaba valles, Pitufón surcaba esquinas, Pitufo bailaba merengue con negras en todas las carreteras y avenidas. Pituti quería a Duque, Pitufo quería a mí. Equino de terciopelo, de claro cielo te visto. Hoy supe que siempre le deseé, pero costaba 570.000 pesetas mensuales cuidarlo. Dicen que es pecado soñar pero yo siempre lo he hecho. Dicen que Pithuff era irreal, pero yo le quise como si lo tuviese. Dicen que soñar es de idiotas que se miran los bolsillos. Dicen que la vida del que sueña no es la vida real del que concretiza. Yo nunca dejaré de soñar.


Palomito Pituuuuuuuuuuuuuuu nunca te olvides de mí, aunque sólo un sueño seas. Pitufiee surcaba playas, corría sobre la arena fina, trotaba sobre los mares muertos y las mareas vivas, cantaba al desierto del Sahara, Pitufo valía la pena, reía muy alto, estaba a tu lado, no se quejaba de las desgracias que han pasado. Pitufouu hacía desaires a la gente sin ley de las grandes ciudades, cuando mirando decían: -Ahí va el chulo de la aldea, pero Pituchiño miraba al cielo, era testigo “la señora Aurora Boreal”, se ponía en dos patas y retaba a cualquiera. Pitufín y no con lunares, Palomo y caballo fiero, regalo del cielo. Hoy no sueño con Pitufo, pero recuerdo que de pequeña, Pitufillo era paloma y yo al caminar su dueña. Recomiendo a todos soñar con un Pitufo algún día. No todo es lo que se ve. Sólo mi caballito lo es. Tomás, ya no tendré que confesarte mis más escondidos secretos: ...Tengo que pagar aún el renault Dacia Logan, creo que Break, los recibos son puntuales, no sé si me bajarán el sueldo y para todo no tengo. Los trabajos de la vida aumentan mi falta de fe, pero sigo siendo mujer, hasta los extremos de lo posible, de lo experimentado, de lo codiciado. Hasta los límites que me he fijado observando al sol con gafas oscuras color rojo rally. Cuatrocientos cincuenta euros me costaría el viaje, no los hay. No existen, cartera vacía, aunque la barriga bien llena, gordita un poquito, pero eso va por etapas, estuve muy flaca allá atrás pero todo gira, todo da vueltas, me mareo, me despierto y ya me sirve el pantalón vaquero y la camisa de estrellas que tanto me gustaba. No soy millonaria y pienso irme a vivir al “Cuerno de África”, así que si pierdo contactos con la gente de mi entorno les dejo un mensaje: “les pido que cumplan su honorífica palabra, los contratos legales no invalidados que dejé con ellos firmados para el beneficio del mundo animal, lo que me prometieron por cualquier medio que harían para cumplir mis deseos... pues si no lo hacen, un rayo caerá del alto cielo y se asustarán, correrán y correrán y las nubes de algodón irán tras ellos sin piedad, no sonreirán con furia, no disfrutarán de las conversaciones con sus familiares y amigos, necesitarán medicamentos para sobrevivir, tendrán insomnio letal, no les dará la esplendida luz solar. Aquella que


Dios empleó hace miles de años para darnos el ser”. Por otra parte, no deseo que mis obras sean robadas, ni que nadie se aproveche indebidamente de sus beneficios. Los años pasarán y en cualquier momento puede que tenga de forma extraordinaria el dinero, pagaré el viaje e iré. Recuperaré el ánimo, las ganas de vivir, luchar y continuar, haré colas para visitar los santuarios, comeré un bocadillo típico de la zona en la cafetería del pueblo más humilde, beberé agua mineral del tiempo del más recóndito manantial. Tengo tantas cosas por cumplir, pero los sueños se apagaron en mí, uno a uno le soplaron los insensatos a los que ahora no reconozco ningún valor como personas y por los que siento que no he perdido nunca nada, ignorándolos siempre gané, por eso tú, por eso te quiero, te recuerdo, te visitaré. Virgen de Lourdes, mujer, mujer, mujer. Amigo Tomás, aunque no estés ya entre nosotros, podrás acompañarme al santuario de tan magnífica mujer, virgen, piadosa, niña, especial... pero que la dejen en paz, que tambien la necesita tener y está en su mundo que ya no es este tampoco, y necesita privacidad, calor de hogar, olvidarnos, pensar en ella, hacer un viaje, ser libre de los recuerdos que le profesamos...

“Alejandra Alejandra, mujer donde las haya. Sí Señor”. Una novela con sabor a los míticos Llanos venezolanos.

La igualdad hombre y mujer no será imposible mientras existan mujeres como la venezolana Alejandra. La novela del bravo llano de Venezuela, “Alejandra Alejandra, mujer donde las haya. Sí Señor”, de Aurora Peregrina Varela, la puedes descargar gratis en Internet, está dentro del blogdeauroravarela. wordpress. com. Al menos pruebas a ver si te engancha. De claro lenguaje, tendente al venezolanismo o caraqueñismo tantas veces escuchado en telenovelas en estas tierras, y vistas por mucha gente.


Alejandra, la novela, narra la vida sencilla y feliz en su niñez, de una joven morena de cabello largo y negro, cuyo mejor recuerdo de infancia fue su gato. Ella era buena, se adaptaba a todo, pero tenía carácter, sobretodo cuando de injusticias se trataba. Descubrió ser bárbara, cuando un día tuvo que coger sus pistolas y disparar. Por otro lado, el amor le jugó malas pasadas, y ya iba a tirar la toalla, sin importarle mucho el quedarse sola, cuando conoció a un italiano amable que la llevó al altar. Lo más bonito de esta, mi obra, es que narra situaciones que vivió en su día a día: ropa que compraba, escritores favoritos, amistades que tuviera, gente que conociera, (algunos de ellos verdaderos personajes llenos de encanto particular, como María Moñitos) . Es fácil de leer, como escrita por cualquiera que se atreviera, sin más. Por una principiante. No es de lo mejor que se puede encontrar, pero la gente con corazón y sentimientos seguro que le verá algo, la esencia y la similitud al pueblo en que se ambienta. Mis libros, al tenerles un depósito legal en regla, me obliga como norma el tenerlos subidos a Internet, en circulación gratis o por venta. De momento “Alejandra” lleva sobre 900 descargas en 8 años y en diferentes páginas de Internet, hasta que decidí tener mi propio blog. ¿Por qué a Alejandra le gustan los gatos y no las injusticias?... Pues porque los gatos están en esta vida en tránsito para llevar una vida mejor y debemos respetarlos, incluso algunos tendrán su última vida siendo animales. Son seres llenos de amor al desconocer la avaricia, la maldad. He ahí la diferencia. Alguna editorial se interesó en mi novela, pero aún no es el momento. Con una editorial de Madeira (Portugal), firmé contratos de edición con tres de mis libros, pero luego los anulé, volviendo los derechos a mí, gracias a un abogado de Oporto.


Si algún día cualquiera “Alejandra”

obtiene algún reconocimiento, decidiré

ampliarla, mejorarla y corregirla más para así venderla, y los beneficios serían íntegros para los animales de todos los países, sin excepción. Bárbara es Alejandra, no lo olvides.

Señorita Lhicaliss Dhunghei… Pensemos que esto es sólo un cuento, el resultado de una ilusión por contar algo, siendo “la ilusión”, lo primero que debe tener siempre, mi corazón. …Cuando supo Lhicaliss el origen de su problema, pensó que sus sueños acabarían batiéndose con las olas, que el mar sería un traidor y ella terminaría siendo una amapola muerta, que podría llover de día y de noche, de noche y día, que no llegaría a ver el más hermoso amanecer sentada en la mecedora de su balcón. Supo también, que sus sueños no se cumplirían jamás, pero se propusiera ante todo: “nunca dejar de soñar ni de amar, aunque le hubieran dado algún que otro puñetazo”. Para llegar a la meta con una sonrisa era mejor haber nacido hechicera, no prisionera ni frágil doncella, sino tener la energía necesaria como para vencer al mar embravecido y al cielo amenazante, que en ocasiones parecían ponerse contra ella. No es nadie, no tiene país, sólo a ella y a Dios, un Dios que no la cuida, son muchas sus penas, ni contarlas ni resumirlas puede. Tendrá cuidado de no rozar el pecado, “cree” a pesar de todo, está de pie y camina con cierta firmeza porque creyó en sus santos. Envidiable su peregrinar, desplazamientos, aciertos. Pero si peca da igual, es mayor, razones tendrá, de ahora en adelante se fijará más en los detalles, palabras y desamores, no sea que venga un tsunami y la lleve hasta aquellos edificios altos y grises. Medirá sus miradas dadas al alba,


conversaciones telefónicas y del cara a cara, contará sus aspiraciones, pero no las comunicará a nadie. No desea ser dueña de lamentaciones ni condenada a una vida incierta. Habla poco, así es ella, su presente, su situación, pero un día cambiarán sus instantes de locura y brillará para ella un radiante sol rojo como una pelota de setenta por setenta centímetros. Piensa equívocamente que nada merece, falso, que no sobrevivirá a la tempestad, falso también, que no la quieren, francamente falso. Sentirlo todo y no poderlo contar, con nadie conversar, a nadie hablar ni con nadie compartir puede ni desea demasiado, pero no será capaz de aislarse, ama la comunicación aunque sea escasa, la relación, los cambios sociales y escuchar a la gente. Por eso su suerte cambiará, en cuanto todos la conozcamos a fondo. El tiempo pasa, algún día no estará, don Principio y Fin de todas las cosas hace su trabajo en silencio, nada dejará, es don Horas, don Segundos, don Continuidad de las penas y de las soluciones de los problemas, de la vida que toca su fin llevándose con ella las enfermedades, errores, equivocaciones. No será un invisible ser para la historia, a pesar de sus frustraciones, temores, depresiones, de que nadie la comprendió a fondo en sus momentos, de su inseguridad y su par de fobias. Doña Prudencia le aconsejó, que llegar a vieja sería lo mejor, no habrá problema, llegará lejos, muy lejos, hasta aquellas casitas blancas pues sabrá ser cautelosa, meticulosa, se pensará las cosas muchas veces antes de actuar. Difícil es así conseguir el amor, difícil mantenerlo, las burlas deben desecharse, la cabeza debe seguir alta pues tampoco nadie dice que él… no aparecerá. …Será su amigo, su buen amor, el que la entienda de verdad, en profundidad, será la luz en medio de las tinieblas, el que la saque de los temores infundados por la casi siempre cruel sociedad. Vivirá sin complejos, las penas se las llevará el sol, irá camino de las estrellas del amor, libre y con compañías, y si no las hubiera, da igual, libre lo mismo será. No naufragará, progresará, se curará o mejorará, su sonrisa brotará como el agua del manantial de Llughikay. Sus mascotas Mhinighay y Phuchay la ayudarán.


Hermosas gatas que encontrará en un almacén del trabajo con dos días de nacidas. Nadie romperá sus lazos con Dios, su cristal es fuerte, no le espera el mal, brillará para ella la luz que la alimentará, la fe, un par de buenos amigos, de los de verdad. Vivir en la sombra, no vivirá, vivir porque sí, no será para ella, no irá como rosa sin color ni paz. Sin él sus noches pueden ser o no tristes, sin lágrimas o con ellas, pero no dejará de soñar, aunque uno de sus pies llegue a estar dentro de un ataúd, juró “que no dejaría de soñar ni de viva, ni de enferma ni de muerta”. Sin penas ni ojos caídos la veo, sin adiós y con gloria la presiento, con paz interior y con la bendición dulce del sol que sé que la comprende muy bien. Ella es Lhicaliss Dhunghei, extraña, trabajadora, una mujer que ama demasiado, por tanto merece también, ser amada. Toma pastillas para la depresión, ¿quién no las ha tomado alguna vez?, siente fobia a las alturas y los ascensores, creo que un cincuenta por ciento de las personas puede sentirlo, ¿soledad?, todos lo estamos a medida que vamos creciendo y si no somos todos y me equivoco, al menos sí un veinte por ciento de la población mundial, la frustración en algún momento todos la hemos sentido, no todo sale como pretendemos, hay mujeres que se quedan sin ser madres, gente que se equivoca con su profesión, siempre algo nos falta: éxito laboral, estudiantil, ser buenos en lo que nos gusta, buenas vibraciones, que nos comprendan… Nosotros podemos ser ella, ella puede vivir en nosotros. Podemos también perder la sonrisa, muchos la hemos perdido ya muchas veces, pero no dejaremos de soñar. Aunque reír nos cueste, aunque la cuesta sea muy empinada, aunque se nos ponga delante un muro, amaremos, sentiremos. Aunque debamos subir en un ascensor, no nos aprecien ni nos comprendan, amaremos, y aunque la luz del sol sea pálida y sus rayos no nos toquen


demasiado, haremos un esfuerzo por sentirlo y lo sentiremos, pues a pesar de todo no se ha retirado ni lo hará. Tenemos que llegar a viejos con la sonrisa en los labios, un diario bien escrito de los sucesos más importantes, con sus días señalados en los calendarios: la graduación, los cumpleaños, los besos de los amigos y familiares, las ayudas recibidas de las buenas personas, las curaciones, progresos, las oraciones que han sido escuchadas y las ayudas que hemos propiciado. Todo para decir, que ha valido la pena, que las cosas no fueron tan mal y que la dicha será mayor a medida que caminemos en la dirección cierta, que no nos desviemos por nada, que sepamos que somos iguales y que en nuestros rostros puede dibujarse por igual la más calida sonrisa.


MARTÍN BUNGE AMOR INESPERADO Facundo caminaba por la vereda de la Plaza sarmiento del brazo de Mariela haciendo gala por la hermosura de la joven. A mitad de cuadra, Matías sentado en una especie de cantero, hacía alarde ante unos amigos allí reunidos, de la cantidad de novias que tenía. Este alcanzó a ver a su compañero de trabajo y al querer saludarlo, Facundo dio vuelta la cara y haciéndose el distraído, le decía algunas palabras al oído de su novia. Esta respondía con unas risitas que le iluminaban el rostro. Matías no dijo nada y sintiendo un poco de envidia, por dentro deseó tener en sus brazos a esa joven no importándole la amistad que los unían. A la distancia, contempló el contorno de las caderas que hacían un juego armonioso entre la altura y el caminar, el pelo rubio y largo llegándole a la cintura lo había obnubilado. Los ojos de Mariela lo dejaron como estático, sin palabras, desarmado ante tan profundo celeste. Nunca la había visto, no sabía de su existencia. Se juró que esa mujer sería de él. Al otro día, un lunes, se encontraron en el trabajo y mientras atendían a los clientes, compartían opiniones sobre el encuentro casual en la Plaza. De esta manera, Matías, supo del nombre y apellido de la mujer de sus sueños. Pasaron varios días y de casualidad comentándole a su hermana del amor que le aquejaba, esta le dijo que la conocía porque era prima de su mejor amiga María de los Ángeles. A Matías se le iluminaron los ojos. Ya tenía el principio de la futura historia de amor. Averiguó el teléfono y comenzó la caza sin llegar a acosar a la hermosa rubia. Su verborragia hizo que consiguiera una cita en una confitería en La Banda. Aprovechaban la ocasión ya que Facundo jugaba un partido de fútbol haciendo goles imposibles. El encuentro de los infieles fue como un choque eléctrico. Matías jugaba otro partido, su ego contra el amor. Pocas palabras fueron suficientes para que ambos encontraran sus almas unidas. Ella, totalmente desconcertada, luchaba interiormente sin saber el resultado final de esa


experiencia. Se preguntaba si estaba enamorada de los dos. Uno le daba paz y armonía. El otro era fuego puro dentro de sus venas. Las noches se le hicieron interminables hasta que un domingo, aprovechando el viaje de sus padres a Tucumán, invitó por separado a los dos a su casa. El mate con tortilla justificaría esa tarde un encuentro en dónde se aclararía la rara situación. Facundo era el único que ignoraba lo que pasaba aunque se afligía por ciertos comportamientos de la muchacha. Hoy lunes por la mañana, los padres encontraron a su hija Mariela, colgada por el cuello, muerta, atada a una soga al ventilador del techo del living. Debajo de ella, una escalera tijera caída y mas allá, en el sillón grande, Facundo, como dormido, tenía un vaso casi vacío con un líquido de color ambarino. Llegó la policía y los investigadores llegaron a la conclusión de que tanto Mariela como Facundo se habían suicidado. En una mesita ratonera también había otro baso con restos del líquido de color ambarino. Matías, se encontraba inconsciente muy grave en terapia intensiva de una clínica. Los médicos hacían todo lo posible por sacarlo con vida de la intoxicación por el veneno ingerido. El amor lo estaba matando




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