120
Florencia E. Mallon
Si por esta línea de autocrítica vemos rápidamente aparecer los "presagios luminosos", también por el lado de la relación de la izquierda con las comunidades aparecen desde antes las indicaciones de la práctica senderista. Con la excepción de Quintanilla en la zona de Tankayllo-Cocharcas (donde las contradicciones surgen mucho más tarde, a nivel supracomunal), en las otras subregiones de Andahuaylas el trabajo político superficial a nivel de las comunidades lleva temprano a un alto nivel de conflicto a su interior, y a una temprana desilusión frente a las tomas. Las soluciones que encuentran Loayza y Mezzich frente a estos problemas ―confiar excesivamente en la militancia de unos pocos campesinos jóvenes con débiles conexiones al aparato político comunal, invadir pueblos y haciendas que no se han movilizado independientemente, "haciendo justicia" a las autoridades locales en algunos casos― llevan a una unificación política frágil y superficial que se resquebraja rápidamente frente a los intentos de represión y de cooptación de parte del estado. En efecto, es en la frágil ligazón entre los procesos políticos comunales y los procesos regionales políticos y posiblemente militares, que el movimiento de Andahuaylas hubiera ofrecido las lecciones más importantes para cualquier intento de transformación política-social. El trabajo de Quintanilla en Tankayllo, justamente porque significó la integración y enfrentamiento solidario con los procesos y tradiciones comunales, logró reforzar la unidad campesina y comunal y solidificar la toma de Huancahuacho. Los problemas allí surgieron más tarde. Por una parte fueron internos, puesto que en el mismo intento de reorganizar la producción comunal surgieron diferencias entre los campesinos cuyas soluciones, a través de la lucha política en las asambleas comunales, solamente se pudieron haber dado a largo plazo. Pero por otra parte los problemas fueron externos: la cooptación por SINAMOS de comunidades o pequeños productores colindantes; la represión y la destrucción de las sementeras sembradas después de las tomas; los problemas de comercialización con los empresarios provinciales o regionales. Bajo tales condiciones, es fácil comprender por qué se llegó fácilmente a ver al poder estatal como el problema principal. Pero desde otro punto de vista, la relación entre las organizaciones políticas provinciales o nacionales y los procesos políticos regionales habría sido tan o más importante que el problema del estado. Es en este sentido que los problemas con los Comités Democráticos Campesinos merecen más reflexión y consideración. En su conceptualización original, habrían sido el nexo entre el trabajo local y el trabajo regional. No solamente les tocaba organizar la recuperación de la tierra y supervisar a reorganización del cultivo de las tierras recuperadas, sino que también servir de instancia mediadora entre las instituciones comunales y las organizaciones políticas y sindicales. Por tanto, tales comités necesitaban, para su formación efectiva, un trabajo a largo plazo. Esto no ocurrió fuera de la zona de Cocharcas y Chincheros, donde