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Introducción

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Figura 30

Figura 30

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Gráfica 1.......................................................................................................................... 22

Introducción

La innovación social es concepto aceptado y existen muchos trabajos importantes en el contexto global, como nuevas ideas (productos, servicios y modelos) que a la vez de satisfacer las necesidades sociales y crear nuevas relaciones sociales o colaboraciones. Es decir, son las innovaciones que sean buenas para la sociedad y mejorar capacidad de la sociedad para actuar (Mulgan, 2011). Según la Comisión Europea (2013):

La Innovación Social consiste en encontrar nuevas formas de satisfacer las necesidades sociales que no están adecuadamente cubiertas por el mercado o el sector público o en producir los cambios de comportamiento necesarios para resolver los grandes retos de la sociedad capacitando a la ciudadanía y generando nuevas relaciones sociales y nuevos modelos de colaboración. Son, por tanto, al mismo tiempo innovadoras en sí mismas y útiles para capacitar a la sociedad a innovar. (p. 6)

Asimismo, la Innovación Social puede darse a partir del trabajo de voluntariado, muchos profesionales en su etapa académica realizan trabajos de extensión o de grado con intención de ayudar a las comunidades, pero el corto tiempo y el afán por los resultados limitan los alcances lo cual permite dejar los proyectos en etapa productiva real, los cogestores sociales no tienen la experiencia administrativa y el acceso a los recursos por concurso lo que desencadena en problema de sostenibilidad económica de los proyectos, ni hablar de las comunidades como juntas de acción comunal, grupos juveniles, asociaciones familiares, grupos religiosos, asociaciones campesinas, grupos vecinales, grupos ambientalistas o fundaciones comunitarias muchas sumidas en la informalidad o en proceso de formalización donde se vuelven más vulnerables ; en ese sentido una propuesta de solución a esta problemática es la adopción de la innovación como elemento dinamizador de los problemas sociales, la innovación social como actividad misional las instituciones sin ánimo de lucro.

De acuerdo con a Schumpeter (s.f.) como se citó en Nieto (2012), la innovación es un vendaval de destrucción creativa, tanto así que, “innovar es una inevitable necesidad vital que, en todo momento y de modo más o menos consciente, realizan los seres humanos para poder sobrevivir, vivir o progresar” (Nieto, 2012, p. 53). En ese sentido hablarse de la innovación desde tiempos antiguos en la sociedad humana y primitiva, según Maslow (1943), el ser humano, en la búsqueda de suplir sus necesidades básicas, adecuó las cuevas para conseguir abrigo e innovan al crear herramientas básicas a partir de la piedra, hueso, cerámica o vidrio. Surgiendo así innovaciones radicales como la rueda y la agricultura que generan grandes cambios en el mundo.

Con el paso del tiempo y el desarrollo de la tecnología se produjo un avance significativo que engendra el mundo complejo que existe actualmente, concebido a partir de innovaciones que surgen de la “caja negra” donde nadie puede tener acceso a la información importante o con base en el Knok How, de forma consciente para algunos, pero para muchos, completamente al azar; y en este sentido, el planteamiento de Sánchez (2008) citando a Rosenberg (1982), enfatizó en que realmente no hay un interés desmedido por develar los orígenes de las innovaciones: “no se intenta penetrar para descubrir el verdadero comportamiento innovador, ni las diversas formas en que puede desarrollarse, ni las fuentes de información, ni otros muchos aspectos relacionados con la innovación” (Sánchez, 2008, p. 13). Muchas innovaciones sucedieron o surgieron espontáneamente, y algo similar pasa con el diseño, que es una de las herramientas para la innovación. Como lo afirmó Bonsiepe (2007), “Un empresario o gerente que organiza una empresa está involucrado – tal vez sin saberlo- en actos de diseño, un ingeniero de sistemas, que elabora métodos para reducir el número de valijas desviadas durante el transporte aéreo, está diseñando” (p. 21).

En el contexto universitario las actividades misionales se concentran en educación, investigación, y sociedad, como se evidencian su misión y visión, por ejemplo uno de los componentes de la misión de la Universidad Nacional de Colombia (2017) es “formar profesionales competentes y socialmente responsables”, además, en su visión, proyecta la “excelencia en los procesos de formación, investigación e innovación social”. De acuerdo con (Wagner, 2013, pág. 152) trabajos realizados por las universidades con la comunidad no están del todo conectados con los resultados la investigación ni de la educación: al contrario, está por debajo de estas y argumentó que “sí usted ha hecho

participación comunitaria y ha sido bueno, quizás escriban un artículo sobre usted, pero no obtendrá ningún reconocimiento formal en nuestro sistema” (p. 152). Agregó además que se debe elevar el estatus de la participación comunitaria en las universidades al nivel de la investigación: porque es una realidad que para realizar innovación social debe haber investigación y empoderamiento, reconociendo el trabajo del innovador social (Wagner, 2013).

Cuando el innovador social se encuentra en etapa de ideación es importante contar con personas comprometidas que estén dispuestas a trabajar de manera altruista ya que este comportamiento es un insumo básico para iniciar emprendimientos sociales o comerciales donde hay escasez o ausencia de recursos. Algunos profesionales en sus etapas iniciales trabajan probono y ayudan de manera desinteresada sin recibir salario en su etapa de práctica académica, de manera que al homo economicus difícilmente le satisfaga. No obstante, este tipo de aportes sociales que se realizan de manera espontánea terminan solo en buenas intenciones, y como indicó Ramírez (2012), “las causas nobles casi nunca tienen presupuesto” (p. 93), razón por la cual estos profesionales identifican problemáticas comunitarias que intervienen solo como un objeto de estudio que luego abandonan debido a que no generan ingresos para suplir sus necesidades básicas para dedicar tiempo a su gestión social, dejando a las comunidades sumidas en el fracaso cuyo producto es la desesperanza aprendida, pesimismo y asistencialismo. En definitiva, sin un verdadero empoderamiento estas ayudas no generan verdadero impacto y contribuyen al crecimiento de la pobreza.

De igual modo, en la academia muchos de los innovadores son tildados de rebeldes. Como afirmó Wagner (2013), “no se puede separar la innovación de la desobediencia” (p. 296), por lo que muchos innovadores que van contra la corriente no tienen aceptación en las academias, ya sea porque no son comprendidos por sus docentes poco innovadores o por miopía del jurado que aprueba los proyectos o simplemente porque su naturaleza es romper paradigmas para ser innovadores. Grandes propuestas se quedan archivadas en los anaqueles o debajo de la cama de los estudiantes; ideas con potenciales enormes nunca conocerán la luz pública ni serán testeadas por el mercado, pues solo los más aplicados tendrán presupuesto, sin ser necesariamente los mejores. Los demás deberán conformarse con artículos periodísticos o reconocimiento en otras universidades donde

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