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LA INDUSTRIA AEROESPACIAL DE BAJA CALIFORNIA

POR GUADALUPE RIVEMAR

El increíble surco de los aviones en el cielo y aún más, de los cohetes en el espacio, lo vemos todavía como una hazaña y un símbolo de la audacia del hombre. Salad Bowl, dedica su primer dossier a explorar el tema de la industra aeroespacial en Baja California. Tomás Sibaja, presidente del clúster, nos explica cómo se han vivido los tiempos de bonanza en este sector y los pronósticos que posicionan a Tijuana como la capital aeroespacial de México.

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LOS ANTECEDENTES

La primera empresa del sector Aeroespacial registrada bajo el programa de maquila, inicia en 1966 y se ubicaba en lo que antes era la periferia de la ciudad, en la “5 y 10” donde aún se lee el letrero que dice: Km 10.5 carretera libre Tijuana-Tecate. Switch- Luz fue la primera empresa en instalarse en Baja California y hasta la fecha, sigue operando, como desde hace 55 años, con la misma razón social. El dueño era un americano de nombre Walter Trumbull, quien por cierto falleció recientemente. Todos los jueves, ininterrumpidamente, el viajaba desde Valencia, California a Tijuana para ver su operación, era el jueves el día de venir a México a supervisar a su gente, “echarse” unos tacos y volver a Valencia.

Por nuestra ubicación teníamos la ventaja de que muchos de los proyectos incubados aquí, estaban ligados con California, una economía muy pujante y nosotros somos parte de esa ecuación en el tema de manufactura, incluyendo el sector Aeroespacial. Desde entonces, la industria Aeroespacial siguió creciendo aunque no había una política de promoción propiamente dirigida al sector, mas bien era una promoción multisectorial: había tierra, costo, y oportunidad. A mediados de los 90s, se da uno que otro brote muy pequeño en otros estados como Chihuahua, Sonora y Nuevo León; para entonces, Baja California ya tenía una base muy sólida con alrededor de 60 empresas.

La persona que funda el Clúster Aeroespacial era un ingeniero aeronáutico que si sabía leer entrelíneas y para lograr hacer atractivo al estado de Baja California de manera orientada sectorizada y dirigida, había que hablar en el lenguaje aeronáutico. Esta persona participó en el Bilateral Aviation Safety Agreement, el BASA. En esta preparación del BASA se trataba de permitir que México contara con la capacidad de certificar producto aeronáutico (Antes del BASA todo lo hacía en México la Federal Aviation Administration, FAA). Podríamos pensar en un comparativo con el TLC que se firmó en el 94, antes ya había comercio bilateral con EUA, ya había importación y exportación pero el TLC dio certidumbre jurídica a ambas partes. El BASA nos dio esa certidumbre, es como el TLC del sector.

El acuerdo se firma en Canadá en el 2006 y a partir de entonces, el gobierno considera al sector Aeroespacial como estratégico al detectar los beneficios en términos de tecnificación, especialización y derrama económica. Se abre así una oportunidad de crecimiento y de inversiones a largo plazo. Cuando se ven todas estas bondades del sector, se permea a otras entidades para que también se beneficien y para atender otros requerimientos, tomando en cuenta que la ventaja competitiva al momento de negociar la entrega de un producto, se decide por el cost of product to market.

Hoy en día, México cuenta con una base importante de empresas que atienden un mercado global. Es pertinente precisar que en todo lo que se produce en este sector, se manejan estrictos controles de calidad, muy por encima del automotriz o del médico. Aquí hablamos de seguridad, es muy difícil que un avión se caiga por cuestiones mecánicas, por lo general es por error humano. Es el método de movilidad más seguro de todas las opciones que existen en el mundo.

¿NOS AFECTÓ LA PANDEMIA?

Antes de la pandemia manejabamos números alegres... impresionantes, hacíamos viajes, conferencias, todo lo que implica una dinámica intensa. Cuando viene la pandemia, de inmediato se determina que se limiten los vuelos y las primeras afectadas fueron las aerolíneas. Incluso en las líneas que siguieron abiertas, prevalecía el temor de la gente a no querer viajar por el miedo, el desconocimiento y lo complicado de la situación.

En nuestro sector, todos los pedidos que se habían realizado para el 2020 fueron cancelados y otros nuevos que estaban pendientes, ya no se hicieron. En esa bonanza antes del Covid, teníamos más de 7 mil aviones en línea de producción, con tiempo de entrega de más de siete años. Era tal la demanda, que las aerolíneas tenían que hacer fila si querían tener un avión. El pago es la única manera que puede garantizar la entrega del avión de manera que era como una bola de nieve que seguía creciendo. Hace 10 años ya lo decíamos: necesitamos más proveedores, doblar la producción de ciertos componentes, afinar detalles, apoyar a la proveeduría, reducir los tiempos de entrega, etc. Había entonces 3 años de retraso y 3 mil aviones pendientes. Y aún con ese rezago, al cabo de 10 años se duplicó. Estamos hablando de que en el 2019 eran más de 400 billones de dólares solamente en valor de producto pagado y por entregar. Sin embargo, parecía que estábamos escondiendo nuestra verdad debajo de la alfombra: todo mundo feliz, celebraba y se seguía promoviendo, pero no se resolvían estas necesidades acumuladas que se fueron postergando porque no había tiempo para resolverlas. Pero viene la pandemia y se caen los nuevos pedidos.

Entonces, con esta tregua que nos abre la pandemia ¿qué hay que hacer? Aprovechar para sacar todos esos aviones que ya están pagados y se tienen que entregar. Cuando la gente dice que el sector de aviación comercial está quebrado, hay que aclarar: las aerolíneas no están volando, pero nosotros tenemos el compromiso de seguir manufacturando. Hay que recordar que las aerolíneas son un sector de servicios y el aeroespacial, de manufactura. A esto sumamos otra ecuación: tenemos muchos requerimientos de Defensa por estar tan cerca de la séptima flota más importante de EUA, en San Diego. De hecho, en buena medida nuestro crecimiento se debe a esos requerimientos del Departamento de Defensa de EUA.

Aquí cabe otra pregunta: esta pandemia ¿a quien le pega más fuerte? La respuesta la sabemos: a Estados Unidos. Esto significa que todo mundo -amigos y enemigos- está al pendiente de lo que sucede en ese país y es observado como el Big Brother, a través de las cadenas de la televisión, la radio, la prensa y medios electrónicos que difunden lo que pasa en ese país. Y vemos que mucha gente se está muriendo. Ahora bien, si históricamente tú has sido un país bélico, tienes muchos enemigos que están atentos a este proceso: Rusia, China, Venezuela y algunos países en el Medio Oriente. ¿Qué pasa cuando uno se siente vulnerable e inseguro?, reacciona buscando protección: cierra ventanas, asegura candados,etc., siguiendo esa analogía, cuando ese país se siente vulnerable, el Departamento de Defensa decide invertir más recursos en ese rubro y ¿dónde esta la proveeduría? en Baja California. Por consecuencia, las empresas dedicadas al sector defensa están trabajando al cien por ciento, incluso las que atienden otros requerimientos, se volvieron también al sector defensa. Estos proveedores se buscan básicamente en los estados fronterizos y están regulados por el Departamento de Defensa ya que los procesos son delicados y tienen que manejarse bajo ciertos criterios muy especializados y rigurosos.

¿Cuál es el mensaje? qué Baja California no ha parado en comparación a otros estados Si se han afectado ciertas líneas de producción, sobre todo las Pyme mexicanas siempre han sido las más afectadas por los vaivenes de la economía. Pero en general, hablando de las grandes empresas, que son el reflejo de la industria en la entidad, éstas se han sabido mantener pese a que el recurso para el tema de sanitización no estaba contemplado. Esto ha implicado el desarrollo de protocolos sanitizantes, un auditor Covid, tapetes, cubrebocas, gel, reorganización de espacios, etc. Además, la gente que se enferma, el factor humano que no se puede controlar porque a cada quien le afecta de manera diferente, física o anímicamente. Las empresas son orgánicas en esencia, al estar integradas por seres humanos y hay que lidiar con toda la incertidumbre que genera este escenario de la pandemia donde no se sabe que reacción tendrá cada quien.

LA MIRADA PERSONAL

Tomás Sibaja

Presidente del Clúster Aeroespacial de Baja California.

Yo regresé de París en el 2009. Yo soy de Tabasco, llegué a Baja en 1996 directo de China y aquí estuve 7 años. Luego me fui a Bagdad y recorrí otros países antes de establecerme en París donde hice mi doctorado. Estuve 5 años fuera. En la primera etapa que estuve aquí conocí a un gran amigo, John Riley quien por cierto recién falleció en octubre. Cuando regresé, él era presidente del Clúster Aeroespacial y en ese entonces le dio un cáncer de garganta, como tenía que seguir sus tratamientos de quimioterapia en San Diego, me pidió que lo apoyara atendiendo el clúster. Y acepté, aclaro que esto es y ha sido siempre trabajo voluntario, y así, sin conocer mucho de la industria -porque yo no soy aeronáutico- entendí que esta es una asociación civil que tiene mucho que ver con los soft skills. Es decir, con la capacidad de convocatoria, lidiar con el fracaso, con la frustración, hacer equipo, en fin, negociar todo lo que aprendí en el transcurso de la vida.

Ví que el clúster era un bebé muy bien nacido que le faltaba crecer y darle forma y me dediqué a darlo a conocer, a vincular con las escuelas, hablar con el gobierno y otras cosas que estaban pendientes. A esto hay que tenerle amor y pasión, y en mi caso, si no tengo amor y pasión por algo, mejor no lo hago. Ya cuando Riley se recupera, él estaba muy cansado de lo que implica luchar por tu vida contra un cáncer tan invasivo; cuando regresa se encuentra un con un clúster más armado, más definido y él, que era una persona muy pragmática, me dijo: “Sigue, continua”. Y así fue, lo hice Presidente Honorario y yo estaba como Presidente Ejecutivo, él sigue como honorario, aunque ya no está.

Otro punto, es que hago una combinación muy interesante que vale la pena destacar. Primero, me meto de lleno, no es que sea control freak, al contrario me gusta empoderar a la gente, pero me arremango la camisa y le entro a toda la parte operativa para que esto realmente tome forma y tenga buenas bases. Segundo, me percato de que, en general, la gente de la industria son hombres mayores, expertos en sus áreas, pero era como dirían un “Club de Toby”. Entonces me pongo a buscar a donde estan las mujeres y encuentro que hay pocas ingenieras aeronáuticas en las escuelas; derivado ello, les dimos una oportunidad. Decidí que en mi staff iba a incluir a las mujeres -no como adorno- para que participen y vean cómo negociar, pero también para que se beneficien si hay alguna oportunidad económica derivada del mismo clúster. Es así como ellas van desarrollando un sentido de pertenencia con la organización, se les da su lugar delante de los CEO de las empresas, con respeto, como jefas de la oficina de presidencia o como directoras y ellas asumen importantes tareas de seguimiento.

Entonces, ¿qué busca el clúster en esta etapa?: empoderar a los jóvenes, a la mujer, aprovechar que estamos en una era digital que ellos entienden mejor y quitarles esa etiqueta negativa que les afecta en su visión y percepción; les estamos dando una oportunidad para que crezcan. Me hubiera encantado que cuando yo empecé, me hubieran llamado a sentar a la mesa con el presidente de alguna empresa, porque no va uno solo a comer, en el ambiente Aeroespacial la gente conoce su tema a la perfección, entonces uno va a aprender como dialogar y negociar a favor del sector.

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