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Movida Estudiantil

La Perla del Mar Adriático

Željezo se kuje dok je vruće

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Estudiante Licenciatura en Lenguas Modernas

Dana Arias

Cuatro millones de habitantes, más de mil doscientas islas, la cuna de Nikola Tesla, y recientemente uno de los países con mayor renombre en el mundo del fútbol: Croacia.

Un país pequeño, pero lleno de amor: a su patria, a sus tierras, a su naturaleza, a su lengua y a su historia. Un país azotado por la guerra, pero reformado por la unión, por la necesidad de renacer, de redescubrir sus raíces, su cultura y su gente. Croacia es todo lo que promete y más.

El haber salido de mi zona de confort, para re- Elvira direccionar mi vida académica y mis ideas sobre el Sastre: “cuando uno se marcha se da cuenta que hogar no es de donde vienes ni a donde vas, llevamos la casa a cuestas”. Foto: mundo, fue una decisión Autora inesperada, pero acertada. Decidí embarcarme en un viaje de seis meses hacia un destino desconocido, opuesto a mi contexto y a mi estilo de vida. De Croacia sabía poco; sin embargo, la huella que dejó en mi vida fue inmensa.

Fue parte de la antigua Yugoslavia, ahora, es un país de Europa del Este. Su capital es Zagreb, su lengua y su cultura eslava son fruto de una mezcla occidental, oriental y mediterránea. Croacia es un país único lleno de tesoros naturales, gastronómicos, y personas trabajadoras y perseverantes. Para mí, más que una travesía, fue un lugar que se convirtió en mi hogar. En palabras de la poeta Elvira Sastre: “cuando uno se marcha se da cuenta que hogar no es de donde vienes ni a donde vas, llevamos la casa a cuestas” (2015, p48), y fue exactamente esto en lo que se convirtió Zagreb. Realizar un intercambio no solo fue una experiencia académica relevante para mi crecimiento personal, sino también para mi formación cultural. Haber tenido la oportunidad de ser parte de una comunidad que, aunque diferente a la mía, me acogió como uno de los suyos, cambió mi perspectiva de lo que significa identidad. Aprendí a identificarme con culturas, costumbres y una lengua de la que poco sabía, pero con la

que podía expresarme. Aprendí a reconocerme en una historia ajena a la de mi país, pero con secuelas parecidas: Croacia como Colombia es un país que lucha continuamente por superarse y por crecer, a pesar de las adversidades. Allí, aprendí, sobre todo, a abandonar el miedo a lo diferente: a un nuevo continente, un nuevo país; una nueva universidad y un nuevo yo. En mi caso fue Croacia, pero también puede ser Hungría, Japón o México para ti, lo importante es lo que saques del destino, y lo que ofrezcas como nuevo residente, representante de nuestro hermoso país. Željezo se kuje dok je vruće (en español: “no hay mejor momento que el presente”), aprovechemos el ahora y emprendamos nuevas aventuras con lenguas y culturas diferentes. Una oportunidad que nos brinda la Javeriana a través de múltiples convenios con universidades en Colombia y en todo mundo. Las convocatorias se encuentran abiertas para que no solo explores nuevos contextos académicos, sino también las riquezas que esconden muchos de estos destinos. Anímate y descubre, como yo, la belleza de la diferencia.

Referencia:

Sastre, E. (2015). Ya nadie baila. Granada, España: Valparaíso

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