
5 minute read
Rincón del Maestro
La incertidumbre de no saber qué vamos a hacer
Advertisement
Darío Paredes Restrepo
Profesor Departamento de Lenguas
Cartoon on Teaching English. Tomada de shorturl.at/asPRX.
Un refrán popular colombiano dice que “nadie sabe para quién trabaja”, y estoy seguro de que su signifi cado aplica para muchos de nosotros cuando comenzamos a recorrer el mundo laboral y nos encontramos haciendo lo que, tal vez, no estaba en nuestra lista de deseos (o que no necesariamente estaba en primer lugar). Un alto porcentaje de estudiantes se gradúa sin tener claro su horizonte profesional, y en el caso de los licenciados en lenguas el panorama es bastante abrumador: colegios, universidades, centros de lenguas, revistas y salas de redacción, entre muchos otros, son algunas de las opciones que encontramos para desempeñarnos ya que nuestra formación nos permite actuar en un campo de acción bastante amplio. Eso sin contar con la carga de las nuevas generaciones a quienes se les impone sin más “tomar decisiones en situaciones de incertidumbre, plantear y resolver problemas y proponer alternativas innovadoras en contextos económicos, culturales y políticos cada vez más confusos, fugaces y complejos” (Pérez, 2019, p. 3). Muchos de nosotros sabemos que queremos ser profesores, pero no estamos seguros de en qué contexto ni exactamente de qué materia (lengua extranjera, lingüística, lengua materna, o cualquier otra área afín).
Una de mis mejores profesoras en la maestría (y ahora una muy buena amiga y colega) me dijo que los profesores de lengua éramos educados con la visión de estar ‘condenados’ a pasar el resto de nuestras vidas en frente de un tablero y repetir sin cesar las reglas del “verbo to be”. Sin embargo, ella nos insistía mucho en buscar otras opciones e incluso en estar preparados para lo inesperado porque, muchas veces, estas nos llegaban sin buscarlas. ¡Cuánta razón tenía ella! Al hacer un recuento de lo que hemos logrado cada uno, nos damos cuenta de que hemos recorrido un camino lleno de experiencias enriquecedoras y que no todas están exclusivamente ligadas a la enseñanza del verbo to be. En mi caso, junto con la experiencia acumulada durante 20 años específi camente enseñando inglés como lengua extranjera, he tenido la oportunidad de hacer otras actividades que me han enriquecido increíblemente, y que me han ayudado a seguir entendiendo que hay mucho más allá de lo que siempre quise creer. Mi primer encuentro con la enseñanza de contenido (obviamente a través de la lengua, pero fuera del ámbito gramático-normativo) fue tres años después de mi graduación, cuando una de mis profesoras de la Universidad Nacional me ofreció enseñar literatura inglesa con ella, pues uno de los profesores había renunciado.
¿Enseñar literatura inglesa en mi alma máter? No lo podía creer, menos aun considerando que en ese entonces no contaba con un título de maestría. Finalmente, la ansiedad de saber si uno puede hacer algo nuevo o no me llevó a aceptar la oferta y terminé enseñando literatura inglesa durante 3 semestres. Fueron épocas de mucho aprendizaje y mucha preparación, pero todo pareció dar buenos frutos. Tres semestres era lo máximo que un profesor de cátedra podía durar enseñando ininterrumpidamente en esa época en la Nacional, y al fi nalizar ese período me ofrecieron volver después de un semestre de descanso ‘obligatorio’. En retrospectiva, hoy veo ese semestre como un símbolo más de la burocracia educativa, pues no hay ninguna razón lógica para pensar que un profesor deba tomarse un semestre de descanso simplemente por enseñar cátedra en una universidad pública. No volví a la Universidad Nacional, pues mi otro trabajo en un centro de enseñanza de lenguas ya me había ofrecido un puesto de tiempo completo.
Mi segunda oportunidad de hacer otra cosa, fuera de enseñar inglés, vino unos años más tarde, cuando estaba comenzando mi maestría. La misma profesora mencionada al comienzo de esta refl exión me invitó a postularme como candidato para la creación de material en lengua inglesa en una de las editoriales más tradicionales y prestigiosas de Colom-
bia. Sus palabras fueron algo así como “¿Y por qué no?”. La misma ansiedad me llevó a aceptar la propuesta de nuevo y pasé el fi ltro de selección. Allí estaba yo, con un trabajo de tiempo completo, estudiando una maestría, y escribiendo un material para el aprendizaje del inglés. Como en toda experiencia nueva, hubo momentos difíciles, pero (una vez más) los resultados fueron los esperados. Tenía en mi currículo mi primera publicación, la “Sus palabras fueron algo así como cual (aun“¿Y por qué no?”. La misma ansiedad que no fue-me llevó a aceptar la propuesta de nuevo y pasé el fi ltro de selección”. ra del tipo indexada que tanto se busca actualmente) era una publicación que contribuía a la formación en lengua extranjera. Un año después, gracias a mi desempeño, me volvieron a contactar para la creación de un nuevo material. Esa vez, sin la ansiedad inicial, acepté sin reparo. Y unos meses después tenía mi segunda publicación. Un año después vino otra oportunidad. La misma universidad donde había hecho mi maestría me ofreció enseñar exactamente lo mismo que yo había estudiado hace apenas unos semestres: investigación. ¿Yo enseñando investigación en lengua extranjera? Pero si eso nunca había estado entre mis opciones. Bueno, como ya podrán imaginarlo, lo acepté y terminé trabajando en la Maestría tres años. Un año después, por contactos entre ambas universidades, Unicaldas me ofreció enseñar un módulo de la Maestría en Enseñanza del Inglés llamado ‘Descripción lingüística del inglés para la enseñanza’. Una vez más, la ansiedad: ¿Lingüística inglesa? ¿Sería capaz de hacerlo? Ya llevo tres años enseñando ese módulo y cada año que pasa me siento más capacitado para hacerlo, fuera de muy satisfecho por tener la oportunidad de contribuir a la calidad de la educación en Colombia.
Mi última oportunidad fue, sin lugar a duda, la más signifi cativa. El Ministerio de Educación Nacional me contactó (a través de esa red de contactos de todas las experiencias previas) para crear un nuevo material. La diferencia es que esta vez sería el material que usarían a nivel nacional los colegios públicos. ¡A nivel nacional! Bueno, el fi n de la historia ya lo sabrán: fui el coautor de uno de los libros que se usan actualmente para enseñar inglés en los colegios públicos. Y todo lo anterior pasó mientras seguía con mi trabajo de enseñar inglés en una institución, hasta que se me presentó la oportunidad de trabajar con la Pontifi cia Universidad Javeriana. De eso hace ya hace 5 años, y aquí estoy. Escribiendo esta refl exión como un aporte a la formación de mis estudiantes, combinando mis clases aquí con las clases de Unicaldas y, sobre todo, enseñando eso que tanto me apasiona: la lengua inglesa. Y claro, en concordancia con el tema de mi refl exión: esperando la próxima oportunidad de hacer algo más.
Referencias
Pérez Gómez, Ángel I. (2019). Ser docente en tiempos de incertidumbre y perplejidad. Márgenes Revista De Educación De La Universidad De Málaga, 3-17. https://doi. org/10.24310/mgnmar.v0i0.6497