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Camila Basto: Conquistando el cielo
Cumplir el sueño de ser piloto no es solo alcanzar el firmamento; es conquistar un horizonte lleno de pasión, disciplina y determinación. Para Camila Basto, ese camino estuvo lleno de pruebas, sacrificios y aprendizajes constantes. Con más de 10 años de experiencia surcando los cielos de Colombia y el mundo, la capitana Basto ha roto barreras y estereotipos, siendo reconocida como la copiloto más joven en volar un Fokker 50 a los 19 años y como la piloto más joven en comandar un Airbus A320, una de las aeronaves más grandes en Colombia.
Para esta edición especial de mujeres colombianas que inspiran, tuvimos la oportunidad de entrevistar a la capitana Camila Basto, piloto de la aerolínea insignia de Colombia, Avianca. Con una historia de valentía, superación y amor por los retos, Camila compartió con nosotros la importancia del autocuidado, el camino que formó su temple y cómo su pasión por la aviación la ha llevado a conquistar alturas impensadas.

Los comienzos de una aviadora excepcional
Bogotana de 32 años, Camila se describe como una mujer familiar, curiosa, creativa y creyente. Aunque siempre se consideró una persona intrépida, durante su infancia y adolescencia nunca imaginó que la aviación sería su destino.
Su primer sueño fue ser tenista profesional, y dedicó gran parte de su juventud a entrenar para lograrlo. Ya era una decisión tomada que al finalizar su bachillerato aplicaría a becas deportivas en el extranjero para jugar tenis universitario y así dar el salto al profesionalismo. Sin embargo, a los 17 años, una lesión en ambas rodillas la obligó a abandonar su aspiración deportiva.
A pesar de este duro golpe, la aviación comenzó a tomar protagonismo en su vida de manera inesperada. Dos de sus mejores amigos del colegio habían decidido ser pilotos y compartían con ella su pasión por los aviones. Además, Edgar, el padre de su madrastra y piloto retirado de Avianca, dejó una huella imborrable en Camila al mostrarle los encantos de su profesión.
En su último año de bachillerato, un fin de semana cualquiera, hubo una exhibición de una asociación de pilotos civiles y de la Fuerza Aérea en Villavicencio. El día de la exhibición, recorrió la base junto a su familia. Durante el recorrido, conoció a dos mujeres tenientes piloto que no solo le enseñaron sobre los diferentes aviones en exhibición, sino que también le compartieron sus experiencias. Fue allí donde Camila sintió, por primera vez, que su lugar estaba en el cielo.
Cuando Camila compartió con su familia su decisión de ser piloto, se encontró con resistencia inicial, especialmente por parte de su padre, quien temía que no tuviera la disciplina necesaria para esta exigente profesión. Sin embargo, con el apoyo incondicional de Edgar y su propia determinación, logró convencer a su familia de que esta era su verdadera vocación.
Rompiendo estereotipos: el inicio de una carrera excepcional
El apoyo de su familia fue abrumador. Su hermana, sus padres, abuelos y demás familiares estaban emocionados y felices por su decisión. Camila recuerda este momento como uno de los más importantes de su vida, destacando el impacto que tuvo contar con el respaldo de su familia durante ese proceso.
Comenzó sus estudios de aviación comercial tras graduarse del colegio y, en menos de dos años, estaba lista para buscar su primer empleo en la industria. A los 19 años, se presentó a Avianca, pero fue rechazada debido a una restricción de edad. Con las esperanzas desvaneciéndose y un futuro incierto en la aviación, decidió retomar el tenis universitario y aceptar la beca que antes había dejado de lado. Justo antes de partir, recibió una inesperada segunda oportunidad: una invitación para unirse al proceso de selección de la aerolínea.

De copiloto a capitana: un ascenso lleno de logros
La carrera de piloto de Camila comenzó como copiloto en el Fokker 50, la aeronave más pequeña de Avianca. Con el tiempo y su inquebrantable compromiso, avanzó a aviones más grandes, acumulando horas de vuelo y experiencia que la llevaron a convertirse en capitana. Uno de sus logros más destacados fue ser la copiloto mujer más joven en volar un Boeing 787 a nivel mundial.
En medio de este logro, llegó un acontecimiento único: la visita del Papa Francisco a Colombia en 2017. Formó parte del vuelo papal durante el retorno del pontífice al Vaticano. Para Camila, católica devota, esta experiencia fue un regalo de Dios y un recuerdo imborrable que llevó su carrera a nuevas alturas.
Con el tiempo, recibió uno de los correos más emocionantes de su carrera:
El llamado a participar en el proceso de selección de capitán, sonríe en medio de la historia y sus ojos parecen llenarse de lágrimas, agradece a Dios haberle regalado la oportunidad de alcanzar este nuevo escalón profesional y ser una de las capitanas más jóvenes del mundo.
Ser capitán implica mantener una calma y estabilidad absoluta al momento de tomar decisiones. Junto al copiloto, trabajamos en equipo evaluando las mejores alternativas, pero, al final, la responsabilidad recae en el capitán. Ahora, cada vez que miro a mi izquierda, veo mi reflejo y siento confianza plena en mí misma y en las decisiones que soy capaz de tomar.
Superando los desafíos dentro y fuera de la cabina
“(…) Empecé a buscar estadísticas y datos sobre cuántas mujeres pilotos había y solo el 5% de los pilotos en el mundo eran mujeres”.
Actualmente, la cifra de mujeres en la aviación sigue siendo baja. Según la Sociedad Internacional de Mujeres Pilotos (ISWAP), en 2021, la proporción global de mujeres piloto se situó en un 5.8%. Las mujeres continúan representando una minoría significativa en un sector tradicionalmente dominado por hombres, lo que evidencia los grandes retos que enfrentan para abrirse camino en la industria. Esta realidad demanda una determinación inquebrantable, una cualidad que Camila siempre llevaba presente en su día a día.
Sin embargo, esa misma búsqueda de la excelencia, que la impulsaba a superar las dificultades, también la puso a prueba en términos de salud. La perfección, constante en su vida, terminó llevándola al límite cuando, a los 28 años, comenzó a experimentar dolor e hinchazón en sus manos. Estos síntomas despertaron el temor de padecer artritis reumatoide, una condición que habría puesto en riesgo su carrera.
Después de numerosos exámenes, los médicos determinaron que su problema era causado por el estrés, lo que la llevó a adoptar un estilo de vida más saludable. Meditación, yoga y cambios en su alimentación le permitieron recuperar su bienestar físico y emocional, así como reforzar su capacidad para enfrentar los desafíos de su profesión.
Este proceso, aunque largo y desafiante, marcó un antes y un después en su vida, dándole un nuevo enfoque para su crecimiento personal. Camila asegura que, además de superar los obstáculos, logró abrirse a nuevas oportunidades que la han transformado por completo.
Un legado de altura
Hoy en día, Camila no solo vuela aviones; también inspira a otros a soñar en grande. Colabora con una agencia que ofrece charlas motivacionales a empresas y jóvenes, compartiendo su experiencia y demostrando que los sueños no tienen límites.
Además, está cursando una carrera en Administración de Empresas, lo que complementa su pasión por la aviación y refuerza su visión de crecimiento profesional. Su próxima meta es convertirse en capitana del Boeing 787, un desafío que enfrenta con la misma determinación que la ha llevado hasta donde está hoy.
La historia de Camila Basto es un testimonio de cómo la perseverancia y el amor por lo que hacemos pueden superar cualquier obstáculo. En una industria tradicionalmente dominada por hombres, ella ha demostrado que el talento y la pasión no tienen género.
Ser piloto no es cuestión de hombres o mujeres. Es cuestión de voluntad, dedicación y amor por los retos”, afirma Camila con una sonrisa que refleja el orgullo y la satisfacción de quien ha conquistado sus sueños.
Camila no solo vuela aviones, también eleva el espíritu de quienes la rodean. Es así como nos inspira con su historia de perseverancia y determinación, en Peoplepass reconocemos y respaldamos a todas las mujeres que, día a día, dejan huella en sus equipos, amigos y familias. Trabajamos para apoyar a miles de mujeres en Colombia. Desde distintas industrias y roles, ellas impulsan el crecimiento, la innovación y el desarrollo del país.
A través de nuestros productos y servicios, seguimos comprometidos con brindar soluciones que potencien su camino e impacto. Porque cuando una mujer avanza, toda una sociedad se transforma.