
3 minute read
El futuro del trabajo en Colombia: Cómo avanza la reducción de la jornada laboral
Desde su promulgación en 2021, la Ley 2101 ha generado expectativas y debates en el panorama laboral colombiano. Esta legislación, que busca reducir progresivamente la jornada laboral de 48 a 42 horas semanales sin afectar el salario de los trabajadores, entrará en una fase clave este 2025, con importantes implicaciones para colaboradores y empleadores en todo el país.
Una implementación progresiva
El plan de reducción gradual estipulado por la ley comenzó en 2023, cuando la jornada laboral se redujo una hora. En 2024, la cifra descendió a 46 horas y, a partir de 2025, los trabajadores deberán laborar 44 horas semanales. La meta final se alcanzará en 2026, con una jornada laboral de 42 horas.
Este ajuste progresivo tiene como propósito permitir que las empresas adapten sus estructuras operativas, sin afectar la productividad ni la competitividad.
¿Cómo impacta a los trabajadores?
Para los colaboradores, la reducción de la jornada laboral representa una oportunidad para mejorar su calidad de vida. Con menos horas de trabajo semanales, se espera un mayor equilibrio entre la vida laboral y personal, favoreciendo el bienestar y la salud mental de los trabajadores. Diversos estudios han demostrado que jornadas laborales más cortas ayudan a incrementar la productividad, reducir los niveles de estrés y mejorar la motivación en el trabajo.
Otro punto importante es que la ley no afecta el salario de los empleados, lo que significa que recibirán la misma remuneración por una menor cantidad de horas trabajadas, un beneficio significativo en términos de calidad de empleo y estabilidad financiera.
El reto para las empresas
Si bien esta reforma es positiva para los trabajadores, representa un desafío para muchos sectores, especialmente aquellos que dependen de jornadas extendidas, como el comercio, la manufactura y el sector salud. Las empresas han debido ajustar sus modelos operativos y encontrar formas de optimizar la productividad sin incrementar sus costos laborales.
Para afrontar este cambio, muchas organizaciones han implementado estrategias como:
Automatización de procesos para optimizar tiempos de trabajo
Reorganización de turnos para garantizar la continuidad operativa
Fomento del trabajo por objetivos, en lugar de medir solo las horas trabajadas.
El impacto en la economía
Desde el punto de vista macroeconómico, la reducción de la jornada laboral plantea dos posibles escenarios:
Mayor productividad y bienestar: Si las empresas logran adaptarse eficazmente, la medida podría traducirse en una mayor satisfacción laboral y, por ende, en mejores niveles de productividad.
Aumento en costos operativos: Para algunas empresas, la necesidad de contratar más personal para suplir la reducción de horas podría generar un incremento en costos, lo que podría traducirse en ajustes en precios o en nuevas estrategias de eficiencia.

A medida que nos acercamos al cumplimiento total de la Ley 2101 en 2026, las empresas y los trabajadores deben seguir adaptándose a un nuevo modelo laboral. Aunque la transición plantea desafíos, también abre la puerta a una cultura de trabajo más enfocada en la eficiencia y el bienestar, elementos clave para la competitividad y el desarrollo económico del país.
El 2025 marcará un punto de inflexión en este proceso. ¿Será Colombia un referente en la región en términos de reducción de jornada y productividad? El tiempo y la capacidad de adaptación del mercado laboral serán los que den la respuesta.