112 | RELATO CORTO Raúl Clavero Escritor
gracias Ganador del VIII Premio Relato Corto Gaceta Dental
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C
uando salgo de la clínica, ella está esperando a unos metros de la entrada, junto a una farola. Viene hacia mí. -Hola –dice sin acercarse demasiado–, ¿me recuerda? Nunca he sido un buen fisonomista, y me resulta especialmente difícil ubicar un rostro incompleto en algún lugar o espacio definidos. Me encojo de hombros. -Usted me arregló la boca hace cuatro años –prosigue–. Bueno, en realidad terminó de arreglarme la boca hace cuatro años, pero empezó hace diez… -Por favor, se lo ruego, no diga nada. Quiero explicarle lo importante que usted fue para mí, y si me interrumpe estoy segura de que empezaré a llorar. Hace una pausa. Con la palma de su mano me señala un banco del paseo. Nos sentamos.
-He intentado llamarle por teléfono muchas veces, pero cada vez que me saludaba la voz de la centralita, yo terminaba por colgar. Me da mucha vergüenza lo que tengo que decirle. De hecho, llevo casi una hora aquí, a la puerta de su consulta sin atreverme a subir y ya estaba a punto de marcharme, así que verlo
de pronto así, despojado de su bata, me ha dado la fuerza necesaria para hablarle –toma aire, carraspea, arquea las cejas, cierra los ojos, los abre–. Verá, la primera tarde que me vi en el espejo de su despacho con mi dentadura nueva y perfecta, supe que tenía que cambiar de vida, y quise confesarle que usted siempre
gd | Nº 329 | NOVIEMBRE 2020
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