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Una de las técnicas más adecuadas para rehabilitar la zona posterior del maxilar superior sin tener que recurrir a injertos de regeneración ósea (11-13), que habitualmente requieren de dos cirugías y un postoperatorio largo y molesto para el paciente, es el implante pterigoideo (14-17) (Figuras 2 y 3). Esta técnica fue desarrollada por primera vez en París, en 1985, por J. F. Tulasne, del equipo quirúrgico de Paul Tessier. Propone como superficie de anclaje de los implantes la sutura pterigomaxilar (Figura 4). Esta está formada por tres apófisis que presentan una alta calidad ósea y una buena osteointegración, como son la tuberosidad del hueso maxilar, la apófisis triangular del hueso palatino y la apófisis pterigoides del hueso esfenoides (2,18-20). Actualmente los implantes pterigoideos son fijaciones de entre 13 y 20 mm de longitud, que, tras atravesar parte de la tuberosidad del maxilar superior y del hueso palatino, se anclan en última instancia en la apófisis pterigoides (21,22). La
Figura 1. Clasificación de Lekholm y Zarb de densidades óseas.
Figura 3. Implantes pterigoideos en CBCT 3D.
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excelente densidad (tipo I-II) de las dos columnas óseas de la apófisis pterigoides, más compactas que el maxilar superior, ofrece resultados eficaces en la rehabilitación posterior del maxilar superior (23-25). Ello permite evitar, en muchas ocasiones, las elevaciones de seno u otro tipo de injertos óseos complejos que requieren dos cirugías y un postoperatorio largo y molesto para el paciente (26). La angulación de estos implantes permite transmitir la fuerza aplicada sobre la prótesis hasta el arbotante pterigomaxilar, permitiendo rehabilitaciones que soportan fuertes cargas masticatorias (27,28). A diferencia de otras soluciones como las extensiones protésicas por su brazo de palanca o los implantes cortos por su pequeño tamaño, ofrecen resultados estables y resistentes a largo plazo, así como diversas opciones protésicas. Para el paciente las ventajas son numerosas al tratarse de una técnica cómoda, rápida, con apenas complicaciones postoperatorias y más económica que las técnicas de injerto.
Figura 2. Implantes pterigoideos en CBCT 3D.
Figura 4. Localización anatómica, a partir de una ortopantomografía, de las tres superficies óseas que forman la región pterigomaxilar.