7 minute read

IGLESIA EN SALIDA

Una Iglesia en salida con María en compañía

En el mes de mayo con mucho fervor, celebramos los católicos a María con signos distintos de cariño y actos de piedad, mientras que los hermanos separados se jactan de criticarnos de adoradores de imágenes, idólatras y cosas parecidas. Cosas que quizás muchas veces no nos preocupa en nuestra relación de fe o, quizás si nos pone en duda, sin embargo; lo importante sería preguntarnos de qué manera manifestamos nuestra fe y, que tanta profundidad y sentido damos a María en nuestro caminar de fe y nuestro caminar como miembros de una Iglesia que se reconoce a sí misma como misionera.

Advertisement

Con mucha tristeza podemos observar a ciertos hermanos dentro de la misma Iglesia lo que significa María en sus vidas y podremos ver desde fuera que simplemente María puede ser una imagen en la cartera, tomada como un amuleto que superficialmente me puede cuidar de ciertos peligros o como simple forma de atraer el bien a mi vida, pero nos puede confundir la sencillez y la profundidad de sentido que muchos católicos toman, como un signo externo este profundo amor que guardan a María y en cualquiera de las advocaciones que conocemos, es un signo profundo e íntimo de relación con María como la mediadora más maravillosa de la historia y de la creación.

Quiero decir, más allá de las simples críticas que los hermanos protestantes puedan hacer al observar equívocamente nuestra piedad a María, nuestra madre, debemos analizarnos internamente como Iglesia, y como personas, lo que María realmente significa para nosotros; puesto que en la Iglesia todos los santos tienen la función de ser intercesores ante Dios y modelos de vida cristiana, entre todos los santos, por excelencia María es nuestra madre y madre de Dios como lo han defendido los dogmas de la Iglesia y, nosotros lo creemos; de tal manera que no solo encontramos una intercesión maravillosa, sino que, en María encontramos el modelo, la guía por excelencia del cómo vivir nuestra vida cristiana, especialmente siendo una Iglesia en salida.

María parte de una relación íntima de encuentro con Dios, pero este encuentro no es algo teórico o imaginario como cualquier ateo o indiferente religioso pudiera decir; es un encuentro verdadero con Dios, que trae como consecuencia una misión y esa misión se paga con la total entrega de la vida en favor de conseguir de cumplirla, aunque al principio llena de emoción y esperanza, provocando una total conversión y disponibilidad al deseo de Dios, en bien de la humanidad. Su realización no es nada fácil, por tanto, siempre se considera a la vida como una ofrenda a Dios, quien es el dueño, origen y sostén de la vida, en aras de que la vida que hemos recibido está reservada para la eternidad.

Toda esta dinámica la vemos en María, principalmente en los datos que se guardan escritos en la sagrada Escritura, especialmente en el Nuevo Testamento, pero que muchas veces podemos también nosotros vivir en nuestra vida ordinaria, a menos como posibilidad de vivir desde nuestra fe y que por eso tiene sentido tener a María como modelo de cómo responder a Dios al llamado que nos hace, quizás en otro tiempo y en otro contexto, para nosotros, pero con la misma invitación, de ser santos caminando de acuerdo al plan que tiene preparado para nosotros.

A María le sorprende en la anunciación el saludo y luego la propuesta de parte de Dios, a través del arcángel. Puesto que ella ya tenía listos todos sus planes, a pesar de su tierna edad, estaba comprometida y lista para servir a Dios formando una familia. Es sorprendida porque en la propuesta de Dios no solo se rompe su proyecto de vida, sino que la envía a un terreno totalmente desconocido, inseguro y contrapuesto a las indicaciones de toda lógica humana, de su propia lógica, de la misma cultura y contexto social

en el que había vivido toda su vida, en él había crecido y sido educada por valores concretos. De tal forma que el primer acto de movimiento de salida para María fue este esfuerzo de salir de sí misma, de tener que aceptar que el centro de la propia vida ha de cederse a Dios, para que él y sus criterios habiten y encarnen en nosotros a pesar de los riesgos, las dudas y titubeos, María contesta positivamente, «Hágase en mí de acuerdo con lo que me has dicho. Yo soy la esclava del Señor».

Esta actitud y ejemplo de María no me deja pensando en un acto de idolatría o simple contemplación de una imagen de papel o cualquier otro material. Esta actitud de María cuestiona profundamente y constantemente mi vida personal en cuanto a la disponibilidad y prontitud para salir constantemente de mis propios intereses para ponerme a disposición del plan de Dios, pero, sobre todo, me cuestiona sobre las generaciones actuales, puesto que al no ser educadas en su mayoría en esta lógica de escucha y entrega, no son capaces de salir de sí mismas, aun escuchando la voz de Dios en sus vidas con fuerza, manifestada en las graves necesidades espirituales y materiales que sufre la humanidad. Prefieren fingir que no sienten nada, que no escuchan nada, siguiendo encerrados en sí mismos, viviendo la vida no como una vocación sino como un refugio, preocupados solo por su bienestar y comodidad, en donde no son capaces de establecer relaciones comprometidas posibilitando un matrimonio vivo y santo, una vida laica comprometida de acuerdo a los principios de su bautismo en la Iglesia o el profundo terror de la posibilidad de que Dios les esté llamando a una vida entregada en la vida religiosa o sacerdotal, consagrada.

Un segundo momento y aspecto de salida que María nos enseña a los misioneros, es el movimiento de salir de nuestro propio lugar geográfico, el misionero, necesariamente es misionero porque se sabe y se siente enviado (puesto en camino, no un camino solitario sino un camino que lleva a encuentros). María con el gesto de ir a visitar a su prima santa Isabel (Lc 1, 39-56) nos enseña que a cierto momento es necesario dejar nuestras comodidades, nuestros afectos y físicamente nuestro lugar geográfico, porque para que se dé a conocer ese inmenso amor que cubre los corazones de quienes han descubierto en Dios ese amor, no pueden permanecer encerrados en sí mismo o prefiriendo simplemente su círculo familiar o étnico. La alegría del Evangelio nos rompe todos nuestros esquemas y nos lleva especialmente a socorrer a aquellos que están necesitados de nuestra ayuda, allí es donde el ser humano también descubre la necesidad que tiene no solo de la ayuda de las personas, sino, y especialmente, de la ayuda de Dios.

Hermano católico, que nuestro amor a María, en cualquiera que sea su advocación no se limite a simples manifestaciones externas, sino

que sea un verdadero modelo de nuestra Iglesia en salida, puesto que nos sentimos seguros en su compañía e intercesión en nuestro camino de vida hacia la vida eterna, no dejemos de confiar en ella y seguir pidiendo por su medio favores ante Dios; pero, sobre todo, no olvidemos ni echemos en saco roto lo que ella nos enseña, que Dios valora nuestra vida, que Dios merece ser escuchado y obedecido, porque Él ha preparado una misión mucho mayor que nuestros propios planes, que, aunque parezca difícil seguir su proyecto, ese proyecto realmente vale la pena, no solo a nivel personal sino para la humanidad.

María por tanto no es, o no debe ser, un simple amuleto, ella es el modelo misionero que nos hace sentir acogidos por la iglesia que camina en la historia en medio de dificultades, cuya morada definitiva se encuentra en la eternidad de la vida con su Señor.

Pidamos durante este mes que dedicamos con mucho cariño a nuestra madre de la Iglesia y madre de Dios, que nuestros jóvenes renueven la sensibilidad para escuchar sin miedo alguno la voz de Dios y se dispongan como María a ser instrumentos en sus manos, para atender a su misión, de acuerdo a la misión que Dios tiene preparado para ellos, en la vocación que a cada uno le corresponde, sea en el matrimonio, la vida comprometida, en la soltería o en la vida consagrada todas ellas entregadas a la misión que tiene como fin hacer visible y extender el reino de Dios en nuestra historia.

This article is from: