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TESTIMONIOS MISIONEROS

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BIBLIA Y MISIÓN

BIBLIA Y MISIÓN

La vocación es un don gratuito y compartido

Mi nombre es Marselinus Yerisko. Marselinus es apellido de mi abuelo y Yerisko es mi nombre (origen bíblico de la ciudad de ‘Jericó’ que significa: ciudad de luna. Las personas con luna en Aries son como niños grandes y tienen actitudes como felicidad, optimismo, alegría, entusiasmo, etc.). A través de estos significados de mi nombre, describo quien soy yo.

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Nací en Maumere, un municipio que pertenece a las islas menores de Indonesia, el 28 de marzo 1992. Indonesia es un país que está en el continente de Asia, ubicado al sudeste de Asia. Es un país cuya mayoría de la población es musulmana, aunque existen algunas religiones, el protestantismo, el catolicismo, el hinduismo, el budismo y el confucianismo las cuales se reconocen oficialmente. La religión cristiana, especialmente el catolicismo se encuentra en la parte este de Indonesia, fue llaveado por los colonizadores y misioneros portugueses en el siglo XV.

Soy hijo mayor de cuatro hermanos. Mi papá se llama Hubertus Urbanus (trabaja en el mercado como vendedor de pescado) y mi mamá (ama de casa). Mi casa está en el centro del municipio, pero la colonia donde vive mi familia está alrededor de las casas de los religiosos (los Hermanos Carmelitas, las Hermanas Pasionistas, Hermanas de la Caridad, y la casa del obispo). A través de estas experiencias que viví en mi infancia, puedo decir que nació mi primera vocación al tener contacto y convivir con los religiosos; además cuando era niño había muchos primos por parte de mi mamá que fueron seminaristas diocesanos y en algunos momentos me invitaron a participar en sus actividades en el seminario. Por eso, después de terminar la secundaria, en seguida tome la decisión de entrar al seminario menor diocesano para hacer mi preparatoria. Estuve en este seminario cuatro años con un año de preparación. Pasé momentos maravillosos pues aprendí muchas cosas (en el crecimiento de la personalidad, la fraternidad, etc.) y más que eso traté de profundizar y madurar mi vocación.

Mi primer encuentro con los misioneros xaverianos fue en 2008 a través de la revista (cursaba el segundo año de prepa) donde me llamaba mucho la atención el testimonio de los estudiantes xaverianos que compartían sus experiencias de apostolado (el servicio a los pobres-los marginados, el servicio social en el trabajo conjunto con los jóvenes de otras religiones, el campo diálogo interreligioso para construir los caminos de la paz y solidaridad entre la diversidad cultura y la religión); otro motivo que me llamaba mucho la atención en esa etapa fue la frase «hacer del mundo una sola familia» (make the world one family) que se realiza a través de vivir en una comunidad con hermanos provenientes de diferentes países para experimentar la diversidad cultura. Por ello decidí directamente en mi último año de la prepa entrar con los misioneros xaverianos. Entré al postulantado en julio 2010, después del postulantado fui directamente a estudiar filosofía dos años 2011-2013. Después de los dos años de filosofía, regresé a hacer mi noviciado y en 2014 hice mi primera profesión. Después continué dos años más mis estudios y en 2016 terminé mi licencia de teología y filosofía. En mayo de 2016 me llegó la noticia que continuaría mi formación básica como xaveriano en la casa de teología internacional de México, donde llegué el 26 de septiembre de 2016. Actualmente estoy terminando mis estudios teoló-

«un don no se puede conservar para uno mismo, sino que debe ser compartido. Si queremos guardarlo solo para nosotros mismos, nos convertimos en cristianos aislados, estériles y enfermos»

gicos en el Instituto de Formación Teológica Intercongregacional de México (IFTIM) y me encuentro en la casa teologado internacional xaveriano en México.

En mi reflexión, durante este caminar, todos los momentos que he pasado y vivido como seminarista o religioso y en este presente como diácono, me llevan a entender que la vocación es un don gratuito; un don que Dios da a cada uno según sus cualidades, para que las multiplique y las comparta con los demás. Citando lo que dice el Papa Francisco: «un don no se puede conservar para uno mismo, sino que debe ser compartido. Si queremos guardarlo solo para nosotros mismos, nos convertimos en cristianos aislados, estériles y enfermos». Durante mi formación, he experimentado y vivido este don, compartiéndolo con alegría a los demás a través de los servicios que he hecho. He trabajado mucho en el campo de animación y diálogo interreligioso, dado que, en el contexto de Indonesia, estos dos campos invitan a los cristianos a ser testimonios vivos de la solidaridad, la armonía y la paz ante las diferentes creencias en este país, además nuestro carisma xaveriano me animó a formarme y ser un misionero Ad gentes. Por eso mi autentica experiencia concreta y viva es a través del servicio de la caridad, la promoción de justicia y paz es la libertad de los que viven en la opresión y marginados la que me ayuda a experimentar el compartir con los más necesitados en la sociedad, como dice Jesús en el evangelio de Mateo: «En verdad les digo que en cuanto lo hicieron a uno de estos hermanos Míos, aun a los más pequeños, a Mí lo hicieron» (Mt 25, 40). En mi punto de vista y experiencia antes de anunciar algo, lo más importante es el mostrar y compartir la experiencia evangélica que he vivido, ya que de manera indirecta a través del testimonio se muestra la presencia de Dios y eso ayuda a los demás para dar sentido y significado a la vida y a las consecuencias existenciales del hombre en el mundo actual.

Gracias a todos los que me han acompañado durante mi camino de formación, aún hay mucho por recorrer, en algunos momentos me he encontrado con muchas dificultades, pero siempre tengo confianza que Dios está conmigo y me sigue acompañando, me inspira a ser un verdadero portador de la voz de Dios. La frase de san Pablo me ayuda también a quitar todas mis preocupaciones, dudas e inquietudes que algunas veces me han parado el ánimo de seguir compartiendo este don: «por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman, de aquellos que han sido llamados según su designio» (Rm 8, 28). Finalmente, termino este testimonio, invitando a todos los jóvenes a que abran sus corazones para que respondan consciente y libremente a la llamada de Dios. El mundo necesita personas y jóvenes que siguán compartiendo la alegría del Evangelio a los demás y que siembren semillas de esperanza en los corazones que lo necesitan, empezando a decir ‘Sí’ con esta llamada. «Jóvenes, no tengan miedo. Que sea por todo conocido y amado, nuestro Señor Jesucristo».

PANGGILAN ITU BERKAT DAN RAHMAT DARI TUHAN. JANGAN TAKUT MENJAWAB PANGGILAN DARI-NYA. TUHAN MEMBERKATI KITA SEMUA (LA VOCACION ES UN DON Y UNA GRACIA DE DIOS. NO TENGAN MIENDO A RESPONDER LA LLAMADA DE DIOS. DIOS NOS BENDIGA).

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