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EL RINCÓN DE LA POESÍA EROTICA

Capitulo 9 (El Reencuentro)

Terminaba el día y Lucrecia se dispuso a marchar a su departamento, estaba agotada pero contenta, se sentía positiva...

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Salió del edificio, se despidió de Blas y antes de llegar al sitio para tomar transporte una mano grande y fuerte la agarró del brazo Ella volvió rápido el rostro para ver quién era y recibió un beso en la boca dulce y apasionado a la vez la tomaba de la cintura en un abrazo tierno y cálido...

Mmm que rico...Se dijo ella con los ojos cerrados. Era él, Antonio..

El hombre mayor que la visitaba de vez en cuando, la miraba con ojos de miel y le dijo...

Mi niña te he extrañado tanto que el tiempo se hace largo cuando no estás...

Ahora que salí de viaje por más días te he pensado mucho. La besó de nuevo largamente, a ella le gustaban esos besos tan ricos que cerró los ojos ya su sangre empezaba a hervir...

Lucrecia te llevo a casa vida? Preguntó él con mucho cariño...

Ella respondió que sí, se subió al auto y platicaron hasta llegar al departamento.

Al bajar Antonio tomó su bolso como siempre acostumbraba y la ayudó a subir las escaleras...

Ya en la la sala se besan de nuevo. si gustas tomar algo amor, en la nevera hay…

Gracias cariño le contesta Antonio, ponte cómoda yo me encargo...

Lucrecia entra a su recámara se quita zapatillas, ropa, accesorios y queda desnuda...

Se mira al espejo y ve una mujer hermosa, sensual con el cabello largo casi hasta la cintura, se lo había soltado y cayó en cascada sobre su cuerpo, sus pezones estaban parados y sus ojos brillaban...

La loba en celo estaba despertando…

Tomó un sexi baby doll, transparente, rojo y sin más salió. Antonio al mirarla abrió sus ojos en señal de admiración, amaba a esa mujer y sintió acelerar su corazón la sangre corría en sus venas ardientemente ya... Se acercó y le dio una copa de la cuál brindaron por el encuentro...

Ese vino enervó más su sangre y el deseo...

El Rinc N De La Poes A Erotica

Se besaron como nunca.

Lucrecia era ése Sol que lo hacía vivir, que lo hacía vibrar como un adolescente...

Mama mis senos le dijo ella exitada y el se prendió a ellos como un tierno becerro, ella gozaba le encantaba eso...

El besaba todo su cuerpo, sus pies sus piernas, subía y bajaba su lengua y sus labios eran expertos...

Hasta llegar al monte de Venus, lugar que el adoraba tanto, era su pasión.

La tomó con cariño besando cada detalle olía aquel tesoro tan escondido pero que tenía el honor de pertenecerle.

Una y otra vez hasta que de el manantial empezó a surgir el agua viva del amor...

Lucrecia estaba enloquecida, el sabía cómo hacerlo, sudaba, gritaba, reía de placer infinito.

Y en un arranque se montó sobre él y empezó una danza de movimientos sensuales muy suyos, que lo hicieron rugir cómo un león, decía su nombre muy alto, Lucrecia, Lucrecia, Lucrecia...

Al mismo tiempo explotaron de amor puro...

Cómo la Supernova...

La estrella infinita.

Él la tomó en sus brazos y la poseyó con su último aliento.

Al mismo tiempo que ella decía duro amor dale duro sin coordinar ideas.

Eran dos seres primitivos en ese momento, dónde la moral no existe, solo la entrega de sentimientos puros...

Quedaron exhaustos ambos reían cómo dos niños felices, se besaban y abrazaban tiernamente...

Y así quedaron dormidos, abrazados uno al otro.

Amanecía; el despertó antes, la miró largamente, sus rojos cabellos la envolvían tiernamente, cómo la amaba, sentía en su corazón esa dicha de tener entre sus brazos algo tan valioso que no merecía el engaño...

Después de ducharse, se fue a la cocina preparando un rico desayuno, él sabía lo que a ella le gustaba.

Con amor le dió un tierno beso, ella despertó y lo abrazó diciendo, lo hacemos de nuevo?

Y rieron alegremente.

Si amor, pero antes vamos a desayunar y la cargó en sus brazos llevándola al comedor donde ya les esperaba el rico desayuno hecho por él... Mmmm que delicia dijo ella y lo besó ya conocía sus detalles por eso lo amaba. Desayunaron, platicaron, rieron y se besaban a cada rato. El amor estaba ahí...

Continuará...

Lucy Medina Guillén Avefenixluciernaga México junio 202

MAR, MI AMANTE, he regresado y, son jardines de anémonas los días, las casacas de guerra, las uvas marinas, y de cerca, la espuma que quiere amarte; porque mi sombra ardió tierra adentro cuando me encerraron en pleno crepúsculo para que odiara tus besos, pero…

Entre rachas de corrientes marinas, contrarias a mi dirección, arrastrándome, cegando en el barro y hasta tirándome al suelo, Mar, Mar, mío Mar, no pudieron doblegarme e indefensa, caminé hasta llegar a tu lado.

D.R.A ALBERTINE DE ORLEANS

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