Ayuda a la salud mental de los jóvenes: Oportunidades y obstáculos Por Andy Robins Para Now Kalamazoo Los líderes locales que trabajan con los jóvenes dicen que se avecina una inavetable crisis generacional de salud mental. Para evitar esta crisis se requiere una financiación más adecuada de estos servicios, lo cual no es una necesidad nueva en absoluto. Los líderes también expresaron una necesidad menos conocida fuera de los círculos de servicios sociales: Los jóvenes saben lo que necesitan y saben lo que les funciona, por lo que los proveedores deben escuchar más y dirigir menos. Los datos publicados a principios de este año por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. muestran que los factores que contribuyen al empeoramiento de la salud mental de los jóvenes del país empezaban a acumularse incluso antes de la pandemia. Y los índices de malestar psicológico entre los jóvenes ya marginados no han hecho más que aumentar desde la llegada del COVID-19. La necesidad de proteger la salud mental de los jóvenes no es sólo una preocupación local. La semana pasada, en Los Ángeles, el Dr. Vivek Murthy, Cirujano General de Estados Unidos, organizó una cumbre sobre el tema. La oficina de Murthy ha señalado el creciente número de trastornos de salud mental en los jóvenes como “la principal causa de discapacidad y malos resultados en la vida”. Para comprender mejor el impacto local, los sistemas de apoyo disponibles y las deficiencias del sistema en la comunidad de Kalamazoo, el Proyecto de Bienestar Mental de la Southwest Michigan Journalism Collaborative organizó un foro con expertos en la materia. Conducido por Gordon Evans, de la WMUK, el foro contó con la participación de: • Alexis Caples, mentor asistente de desarrollo juvenil en la Kalamazoo Youth Development (KYD) Network, y asesor del Kalamazoo County Youth Cabinet, compuesto por jóvenes de 14 a 20 años que identifican problemas locales importantes y buscan soluciones para ellos; • Lissette Mira-Amaya, terapeuta de salud mental con tres décadas de experiencia que ahora trabaja con el Distrito Escolar Intermedio de Van Buren; • Christina Smith, coordinadora de la participación de los jóvenes en ASK Family Services de Kalamazoo, que trabaja con estudiantes de secundaria que experimentan problemas emocionales y de salud mental; • Sean Washington, director ejecutivo del Proyecto Mylestone en Battle Creek, que tiene años de experiencia en el desarrollo de la juventud. A continuación, se exponen las principales conclusiones del debate grabado de 75 minutos de duración, cuyo objetivo era ampliar la cobertura periodística de la colaboración. El seguro y el estigma son obstáculos para que los jóvenes accedan a la ayuda para la salud mental y el abuso de sustancias La falta de seguro es un problema constante, especialmente para los residentes que no tienen la documentación exigida por las autoridades estadounidenses. “Hay muchos niños y familias que no cumplen los requisitos para tener Medicaid”, dice Amaya. “Y así, si no tienen seguro o cobertura de ningún tipo, entonces su capacidad para acceder a los servicios de salud mental es bastante limitada. Y lo mismo para los trastornos por uso de sustancias”. Amaya dice que las familias que inmigraron a los EE.UU. están “ muy asustadas” acerca de la aplicación de Medicaid u otra cobertura, “porque tienen miedo de que cuando hagan la solicitud de legalización en los EE.UU., eso va a ser un punto negativo en sus antecedentes para solicitar los servicios del gobierno.” Añadió que, aparte de eso, la gente en general “ no quiere aplicar porque simplemente no quieren ser parte del sistema ya que no confían en él. No sólo los latinos, sino también otros”. El acceso a la atención también puede ser un problema para las familias con seguro, dice Smith. Su agencia, ASK, sólo acepta clientes con beneficios patrocinados por el gobierno. “Si tienen un seguro privado, no los aceptamos. E incluso para la gente que tiene un seguro privado o que tiene un seguro a través de su trabajo, recibir terapia, participar en grupos de apoyo, puede ser extremadamente, extremadamente caro. Los copagos para ver a un terapeuta son a veces demasiado elevados para que las familias puedan asumir ese gasto”. El estigma asociado a los problemas de salud mental es otro obstáculo para la atención. Smith dice que el miedo a la desaprobación de la sociedad es un problema para personas de todas las edades, pero especialmente para los más jóvenes. “El estigma de buscar ayuda para los problemas de salud mental es algo a lo que se enfrentan mucho los jóvenes de edad escolar con los que trabajo: tener miedo de revelar que tienen un problema de salud mental, tener miedo de hablar de su problema de salud mental con sus padres o con los adultos que les apoyan
Una reciente conversación comunitaria sirvió para conocer las necesidades y soluciones para mantener el bienestar de los jóvenes. en su vida”. Los profesionales clínicos y los proveedores deben escuchar a los jóvenes Otro posible obstáculo para la atención son los cuidadores adultos que descartan a los jóvenes e intentan aplicar el tratamiento o las soluciones sin la aportación de los jóvenes. Caples dice que este enfoque unilateral se ve más a menudo cuando los adultos adoptan el punto de vista de que “yo estoy a cargo porque soy adulto. Sé lo que es mejor. Puedes acudir a mí, pero yo sigo sabiendo lo que necesitas. Aunque tú eres el que vive tus propias experiencias, porque yo soy el adulto, puedo decirte que te escucho, pero tú debes hacer esto’”. Se necesitan más profesionales clínicos en general, y más que sean biculturales, bilingües Uno de los retos para abordar con éxito los problemas de salud mental de los jóvenes es la grave escasez de personal capacitado, incluidos los terapeutas biculturales y bilingües, y la falta general de diversidad entre los médicos de la zona. Amaya afirma que la diversidad cultural y lingüística es fundamental para el éxito, “porque a veces nos expresamos mejor en un idioma y en otro. Y si no lo consigues, es muy difícil confiar en el profesional que te atiende”. Las agencias necesitan financiación para proporcionar los recursos necesarios En el Proyecto Mylestone, Washington dice que la escasez de recursos en muchas agencias conduce a experiencias menos que ideales para los jóvenes que tratan de ayudar. “He tratado con un joven que se enfrentaba a la adicción a la marihuana. Y la respuesta que le dieron fue: ‘Te pagaremos un taxi para que te lleves a un condado vecino donde podrían tener un programa para ti’. Eso no es una respuesta para un chico que se acerca y dice: ‘Tengo este problema’”. La falta de dinero y de personal también crea serios problemas para quienes prestan los servicios. “El desgaste se ha multiplicado por diez a lo largo de los dos últimos años, y específicamente en los campos de la salud mental y la educación”, dice Smith. “Además de eso, creo que, aunque no hay suficientes profesionales clínicos en general, tampoco hay suficiente representación dentro de ellos. No hay suficientes médicos, trabajadores sociales o terapeutas que puedan identificarse con los jóvenes a los que atienden, y con los que los jóvenes también puedan identificarse”. Entonces, ¿cuáles son las soluciones? Capacitar a los jóvenes. Una de las soluciones es crear espacios seguros para que los jóvenes hablen de sus vidas con los consejeros y con sus compañeros de forma individual, lo que les da la oportunidad de bajar la guardia y crear conexiones beneficiosas con otras personas en su misma situación y con profesionales capacitados que pueden ayudar. También es crucial proporcionar más apoyo a los profesores y al resto del personal de los centros educativos, que también están luchando contra el agotamiento, la ansiedad y la depresión a raíz del COVID. Utilizar las artes. Otra posible solución es involucrar a grupos artísticos y culturales para que les den una mano. Smith dice que ha descubierto que las artes son una forma excelente de hacer que los jóvenes hablen de sus vidas y de los retos a los que se enfrentan. “Les encanta la poesía con lenguaje popular y hacer oír su voz de esa manera”, dice Smith. “Les encanta actuar, inventar obras de teatro, para resaltar su experiencia como jóvenes que
navegan por este mundo tan extraño en el que nos encontramos. Disfrutan mucho haciendo proyectos artísticos en colaboración... Todos los jóvenes con los que he trabajado han respondido muy bien a esa libertad creativa. No tener miedo de exponerlo, ya sea en papel o ante una multitud de personas que escuchan su poesía, es algo muy poderoso para ellos”. No hay que esperar a la crisis. Smith dice que su agencia, ASK Family Services, también ha puesto en marcha una línea de ayuda Warmline para que la gente pueda hablar de los retos a los que se enfrenta. “No es una línea de emergencia. Cualquiera puede llamar para hablar de casi cualquier cosa sobre la que tenga dudas. La línea de ayuda actuará como una almohadilla de apoyo para las personas que tengan preguntas sobre los servicios o los recursos disponibles en la comunidad con los que pueden vincularse”. Conseguir que los terapeutas estén en las escuelas. Amaya dice que otra cosa que hay que hacer es conseguir más trabajadores de salud mental en las escuelas de la zona. “Donde yo trabajo, en el Distrito Escolar Intermedio de Van Buren, comenzamos un programa hace tres años con tres terapeutas, y ha crecido a 18 terapeutas en los últimos tres años. Porque las escuelas se están dando cuenta de la importancia de contar con ese apoyo para los niños. Si los niños están deprimidos o ansiosos o lo pasan muy mal en casa, y no pueden procesar las cosas, no prestan atención, no pueden concentrarse, tienen muchos problemas con la escuela”. Pero Amaya dice que añadir más expertos en salud mental en la escuela es sólo el primer paso. “Tenemos que reconocer que si escuchamos a los niños o a nuestros jóvenes, ellos ya tienen muchas soluciones. Y que apoyarles en esas cosas que han identificado suele funcionar muy, muy bien”. Este reportaje forma parte del Proyecto de Bienestar Mental, una iniciativa periodística orientada a la búsqueda de soluciones que cubre los problemas de salud mental en el suroeste de Michigan, creada por la Southwest Michigan Journalism Collaborative. SWMJC es un grupo de 12 organizaciones regionales dedicadas a fortalecer el periodismo local. Para más información, visite swmichjournalism.com.