No. 6: El Fenómeno del Rayo Caleidoscópico

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Nº 6 // EL FENÓMENO DEL RAYO CALEIDOSCÓPICO LAS ALEGRÍAS DE LOS COJOLITES UN UNIVERSO INVISIBLE Y EXUBERANTE DENTRO DE LOS OJOS DE SILVANA GIBRÁN, EL DIOS DE LOS HELADOS


Festiv al p a

Cha vi t @

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Domingo 5 de Abril Exposición/Tola Chavitos

12:30 Hrs.

Teatro para niñ@s/El guerrero terrible por la compañia Monigotes y Monifatos

13:00 Hrs. Sábado 11 de Abril Teatro para niñ@s/ Érase una vez la luna

14:00 Hrs. Sábado 18 de Abril Narración oral por Alas y Raíces

12:00 Hrs.

Teatro para chavit@s/ Mi abuela me lo contó... por la compañia Fortimbrás

13:00 Hrs.

Concierto Rock Surf/ Twin Monster y Los Lunes

17:00 Hrs. Sábado 25 de Abril

Ludotaller para los/las bebés /Arrurrú mi niño

N3RVIO

11:00 Hrs.

Clown/Mimo “Manuel Cisneros” Clown “Otto Clown”

@n3rvio

11:00 Hrs. Taller/Radio para niñ@s

(Cancha de Básquetbol enfrente del Faro)

12:00 Hrs.

n3rvio

Super función/Lucha Libre

(Cancha de Básquetbol enfrente del Faro)

12:00 Hrs.

Teatro/ Garabatos Travesuras Teatro Por el taller de teatro infantil del FIV

N3RVIO

14:00 Hrs.

Convivencia en el FARO Indios Verdes ¡habrá piñatas!

15:00 Hrs.

revistan3rvio

Taller/Nuevas tecnologías para niños

16:00 Hrs.

Teatro para niños/ Baobabs

C

ine lub

17:00 Hrs.

Infantil

Todos los viernes 16:00 Hrs.

www.n3rvio.com

Aula Digital Sábado 11 de Abril Teatro/ ¿Listos?...Cámara!...Achu!... Filmando con el bufón A partir de las 11:00 Hrs. Sábado 25 de Abril Librobus 12:00 Hrs.

Ludotalleres Todos los jueves 16:30 Hrs.

www.faroindiosverdes.info

@faroindiosverde

/FAROIV

contacto@n3rvio.com


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os Cojolites son el grupo de son jarocho más famoso hasta ahora. Han ganado un Óscar, han estado nominados al Grammy y su sencillo Sembrando Flores es el son contemporáneo más exitoso, entre otros logros comerciales. No obstante, su origen no fue una casualidad ni tampoco los escenarios son su único mérito trascendental para el sur de Veracruz.

Director Editorial Alejandro Mendoza Editora Gráfica Tabatha Peña Directora Comercial Daniela López Investigación y Mercadotecnia Raúl Reyes

Colaboradores Lucía Moguel

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ilvana tiene la maravillosa capacidad de ver los mundos invisibles que se esconden en los jardínes. Puede pasar el día entero sentada tras su microscopio, observándolos y retratándalos con asombro. Su historia, es la de una mujer de ojos grandes.

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De tascalate, mango manila con cempasúchil, avena con linaza y whiskey, naranja con mezcal, mojito de fresa o hasta de tejate! ¡Pruebe los Helados Gibrán! Porque son los mejores helados del mundo. Déjese llevar por su paladar hacia todos los rincones de México, de la mano de Gibrán, el dios de los helados.

Revista para mayores de edad. N3RVIO es una publicación mensual, editada por Cultura Medular S.A. de C.V. Palma Norte 308 – 301, Centro, Cuauhtémoc, México DF, C.P. 06010. Tel: 5512 5227. Editor responsable: Alejandro Mendoza, alejandro@n3rvio. com. Número de certificado de reserva de derechos al uso exclusivo del título: En trámite. Los textos aquí publicados son responsabilidad de sus autores. Prohibida la reproducción parcial o total. © N3RVIO 2015 Portada y Contraportada : © Silvia Andrade


EL FENÓMENO DEL RAYO CALEIDOSCÓPICO

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as referencias internacionales del territorio que habitamos como mexicanos, por sobre los estereotipos burdos, se centran principalmente en el vivo colorido de las fiestas populares, de la gastronomía y de la diversidad natural con que coexistimos entre nuestras fronteras. La paleta de tonos mexicanos es un amplio abanico, comparable únicamente con la variedad contenida en un caleidoscopio. Y si bien las vanguardias artísticas de moda en el país son, como tales, reproducciones de las tendencias europeas-americanas, es un hecho que los proyectos surgidos del verdadero contexto local-nacional nunca han desaparecido y, además, siguen surgiendo. Se podría deducir, entonces, que este es un fenómeno constante y permanente, coherente en tiempo y espacio como un rayo láser, que no se desvanece ni se dispersa a la distancia. Esta nueva edición, precisamente ofrece tres propuestas que se han unido al viaje de este rayo mexicano vasto y policromático, impulsado igual por la alegría, la pasión y el sabor que por la fuerza, la lucha y la perseverancia. Por los colores. Aquí se demuestra cómo y cuánto se puede seguir reinventando la cultura nacional desde el contexto local. A esto, le hemos llamado El Fenómeno del Rayo Caleidoscópico.

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MENTADAS

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EL SIGUIENTE PASO EVOLUTIVO DE LA MI BIENESTAR NO HUMANIDAD ES LA ME SATISFACE TANTO EXTINCIÓN POR MÍ, SINO POR LA ENVIDIA QUE LES GENERA

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HAY QUE LA BURLA HA DE SER PRUDENTE TOMARSE CON SEPARA NO ARRUINAR RIEDAD; NUNCA LA VENGANZA CON A BROMA. AMENAZAS PREMATURAS.


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os Cojolites son el grupo de son jarocho más famoso hasta ahora. Han ganado un Óscar, han estado nominados al Grammy y su sencillo Sembrando Flores es el son contemporáneo más exitoso, entre otros logros comerciales. No obstante, su origen no fue una casualidad ni tampoco los escenarios son su único mérito trascendental para el sur de Veracruz. 4


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ersa uno de los sones tradicionales del sur de Veracruz: “pescador, boga o patrón / pon la proa a la laguna / que si no traes camarón / traerás siquiera la Luna / metida en la embarcación”. Las coplas pertenecen a El Balajú, canción del repertorio clásico del son jarocho y uno de los tres sones que integran al famoso Huapango, de José Pablo Moncayo. Al menos así lo cantan Los Cojolites, con esas rimas que su requinto y director musical, Noé González, llevó al grupo cuando se decidieron a grabarlo para su álbum No Tiene Fin. Era 2008 y para entonces ya habían ganado el Óscar como parte de la banda sonora de Frida, en la que participaron con El Conejo, su primer éxito internacional. El Balajú, dice Noé, habla “sobre la magia y la fortuna de la vida del campo”, de donde proviene esta música. El son jarocho nació entre amigos, campesinos que disfrutaban de la música después de un largo día de trabajo; se juntaban entre ellos, acompañados de jaranas, leonas, medias guitarras, requintos o guitarras cuartas, y ahí mismo, en los sembradíos, armaban el fandango. “Esa es la vida en los pueblos del sur de Veracruz”, cuenta Noé, quien heredó la tradición de jaranero de su padre y, por consiguiente, el compromiso para continuar con la difusión y la enseñanza del son jarocho.

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Para su fortuna, el destino le hizo cruzarse en el camino con Ricardo Perry, fundador, en 1999, del Centro de Documentación del Son Jarocho. Ubicado en Jaltipan, este centro cultural nació como un taller que buscaba combatir el quiebre generacional de la enseñanza del son entre padres e hijos del sur de Veracruz, específicamente en los pueblos de Jaltipan, Chinameca y Cosoleacaque. Tan exitoso resultó el taller, que fue precisamente en Cosoleacaque donde se conjuntaron Noé, Benito Cortés, Joel Cruz, Gonzalo Vega y Nora Lara para dar comienzo, en 1995, a la brillante carrera de Los Cojolites, bajo la dirección de Ricardo.

“La idea es fortalecer la identidad de la región, las expresiones culturales, el espacio cultural”, añade Joel acerca del Centro de Documentación del Son Jarocho. En el grupo, él está a cargo de la guitarra vozarrona o leona, el instrumento de sonido más grueso que existe en este género, la base instrumental, y así mismo reconoce la importancia de trabajar con las bases comunitarias. Los Cojolites están permanentemente integrados a esta labor a lo largo del año; realizan conferencias, proyecciones, festivales e incluso poseen un rancho al que bautizaron como Luna Negra, donde anualmente ofrecen un seminario de son jarocho y cultura popular, el cual concluye con un fandango en el que participan ellos y muchos otros músicos de la región.


A Ricardo le gustó el encabezado con que Eugenia León nombró un programa donde participaron: Los últimos hombres alegres, porque, dice, el son jarocho es una música alegre aunque sea triste.

El fandango es el ritual que ocurre junto a la tarima, es el elemento central del son jarocho. Es tanto o incluso más importante que la jarana misma. Noé explica que habiendo tarima y copla, aunque falten las jaranas y cualquier otro instrumento, se hace el fandango, que es la celebración de parte del son jarocho hacia la vida y hacia la alegría. (El arpa, por cierto, fue un elemento que le acuñaron al son en la época del Cine de Oro, pero que no es parte real de la tradición). A Ricardo le gustó mucho el encabezado con que Eugenia León nombró un programa en Canal 22 donde participaron Los Cojolites: Los últimos hombres alegres, porque, dice, el son jarocho es una música alegre aunque sea triste.

Precisamente, Los Cojolites son una familia, como dice Noé, pero una familia contagiosamente alegre. Ellos entienden cuánto han aportado a la música veracruzana, pero igual de claro tienen su compromiso comunitario, tanto con la gente como con la naturaleza. A fin de cuentas, explica Ricardo, el son jarocho nació abajo y, entonces, es un reflejo de la vida; así que le canta al mismo tiempo al amor que al desengaño, a la riqueza natural que a la pobreza y la injusticia. Por eso, Benito aclara que él no cree en lo que está haciendo, ¡sino que está seguro de lo que está haciendo! “La música es celestial y nos va a dar lo que nunca hemos imaginado”, afirma Noé, convencido de que el son jarocho estilo Los Cojolites nace de lo más íntimo de sus corazones, y gracias a ello, como El Balajú, se han traído la Luna metida en su embarcación.

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ilvana tiene la maravillosa capacidad de ver los mundos invisibles que se esconden en los jardines. Puede pasar el dĂ­a entero sentada tras su microscopio, observĂĄndolos y retratĂĄndalos con asombro. Su historia, es la de una mujer de ojos grandes.

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ilvana es linda, verdaLa pasión por las artes germinó en el alma de Silvana desde los cuatro deramente linda. Posee años. Ella recuerda que con su abuelo pasaba horas de juego, yendo un alma tranquila que guarda a museos, escuchando música clásica, viendo obras de teatro o el equilibrio perfecto entre aguvisitando parques y jardines. Y a partir de esas enriquecedoras deza y sutileza. Toda ella emana experiencias, aprendió a comprender y a amar la naturaleza. La armonía. Es pequeñita, de buen molinfancia de Silvana, según cuenta ella, “debió haber sido muy de y tiene una ligera sonrisa natural chingona”, porque se sabe una mujer inteligente, feliz y, que deja escapar su acento yucateco, el sobre todo, satisfecha. cual le da un toque cautivador a su voz. De ojos grandes y profundos, esconde una mirada De sus primeros años de vida, rebosados de artes y dulce, simpática y compasiva con el mundo que ciencia, a Silvana le surgió el amor por la pintura. le rodea. “A mí me hubiera gustado pintar, pero toda la vida me dijeron ‘¡qué mal pintas, qué mal pinPero su mirada también es fuerte y escudriñadora tas, qué mal pintas!’. Y al final, te lo crees”. cuando se posa frente a su microscopio, y con la pacienSin embargo, a pesar de que no es pincia de una abeja, succiona hasta el alma de las plantas o de tora ni utiliza acuarelas sobre blancos los insectos, sobre los cuales gusta de investigar y captar en lienzos, cada vez que se sienta a fotografías. editar los bichitos o las flores capturados con su microscoSilvana es ingeniera química industrial, científica, investigadora y fopio, parece que un don le tógrafa de vida microscópica. Ella eligió ser ingeniera porque sencillailumina; pero se trata de mente, en Yucatán, no había más opción; además, siempre le gustaron las su propio ánimo, que matemáticas, pues le parecen muy creatvas.El gusto por la ciencia y por el determina el color uso del microscopio, lo heredó de sus padres. Su madre, química bióloga, y su que le dará vida a padre, biólogo, le mostraron el lado natural, divertido y hasta mágico que guarda sus fotografías. la ciencia. Así que llegado el momento, no le fue difícil elegir su profesión. ¡Y qué vida!

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la textura y la forma El color y la pintura dibujaron el destino artístico de Silvana. Ella específica de esas planrecuerda con firmeza, a veces entre risas apasionadas y de vez tas a las que, en ocasiones, en cuando con risas de olvido, cómo construyó su aprendizaje tachamos de “mala yerba”. En visual. Evoca los días cálidos en la vieja Habana, donde aprenOráculo, Silvana demuestra la bedió al lado de un importante pintor las técnicas y el sabor lleza y, sobre todo, la importancia de las artes visuales. De uno de esos amores que salen que tienen todas las plantas, incluso carísimos —en expresión literal de Silvana—, nacieron sus aquellas que consideramos malignas o famosas fotografías de latas de sardinas, viejas ya para poco atractivas. 2015, pero que resguardan su pasión, su recuerdo y su aprendizaje pictórico en las tierras del ron, el La fotografía microscópica llevó también a guaguancó y el tabaco. Silvana a la fotografía de autor, sencillamente

porque no se pone límites cuando de capturar el El contraste de la fotografía de Silvia Andramundo con su lente se trata; y gracias al amor que de —ése es su nombre real— radica en la siente por su trabajo, ha ido forjándose como una diversidad y la explosión de colorido que verdadera artista visual, a través de cursos con fotóle impregna; se pueden sentir la fuerza grafos importantes, como José Luis Cuevas, o recibiendo y la exuberancia del universo natural premios de las manos del mundialmente reconocido fotopetan sólo con ver los colores y el deriodista Steve McCurry. tallado de sus imágenes. Aunque también ha tenido sus períodos Hoy, su trabajo es apreciado en diversos países. Ha llevado sus de blanco y negro o escala de fotografías a Londres, a exponer en The Royal Photographic Sociegrises, como lo demuestran ty; a España —donde le reciben calurosamente— y a congresos en las fotografías de la serie Praga, de donde recoge una magnífica experiencia: “Yo me sentí muy Oráculo, en donde podeemocionada, nunca he firmado un autógrafo; pero se me acercaron y me mos observar, desde dijeron: ‘eres la mexicana y vi tus fotos en Londres’. Yo me sentí halagada”. diferentes ángulos y perspectivas, .

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Además, sus exposiciones han podido repercutir en el mundo de la ciencia, pues se ha ganado el reconocimiento de importantes científicos israelíes y rumanos.

Hasta el día que yo me muera, lo voy a seguir haciendo”

Por eso, después de tantos años de trabajo y experiencia, ha puesto su mirada aún más alto: ahora desea presentarse en más lugares y, especialmente, montar una exposición solista, pues ya tiene un gran acervo de fotografías que merecen ser exhibidas. Al final de cuentas, Silvana adora su trabajo, su profesión, pero por encima de estos, ama su microscopio; ese complejo aparato es el mundo de Silvana, como ella lo cuenta: “aunque esté viejito, lo atiendo como si fuera mi hijo. Llego, lo limpio, le digo ‘¡hola, ¿cómo estás?!’. Yo amo mi equipo”. Y cómo no querer algo que ha estado presente en su vida prácticamente desde antes de que naciera. De esta manera, todo ese afecto se ha ido transformando en coraje y convicción para continuar capturando las maravillas ocultas de la vida microscópica. “Hasta el día que yo me muera, lo voy a seguir haciendo”.

VISITA LA GALERÍA FOTOGRÁFICA

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De tascalate, mango manila con cempasúchil, avena con linaza y whiskey, naranja con mezcal, mojito de fresa o hasta de tejate! ¡Pruebe los Helados Gibrán! Porque son los mejores helados del mundo. Déjese llevar por su paladar hacia todos los rincones de México, de la mano de Gibrán, el dios de los helados.

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Si Dios existe, es en forma de helado”. No lo digo yo, sino un amigo muy querido que conozco desde mi infancia y a quien llevé a probar los mejores helados que hay en el mundo. Eso, sí lo digo yo. Estos helados son los mejores en todo el sentido de la palabra. De entrada, cuando estás frente al pizarrón en donde Gibrán, el genio de los helados —así lo describo yo y muchísimas personas más—, escribe la oferta que tiene para ese día, tu imaginación, sin duda, se pone a volar. Puede que reconozcas muchos sabores, pero las combinaciones —u obras de arte— de Gibrán te abren la mente y quieres descubrir a qué sabe el helado de mango manila con flor de cempasúchil, el de avena con linaza y un toque de whiskey, el de naranja con mezcal o, tal vez, el de mojito de fresa. O, si eres un poco más aventurero y amante de las raíces de México, irás directo a querer conocer los sabores que Gibrán rescata de los lugares más recónditos de este bello y diverso país.

Gibrán nació en el Distrito Federal, pero se fue a Guadalajara desde muy pequeño. Ahí surgió su gusto por los helados. Cuando le pregunto sobre sus inicios en este mundo mágico y delicioso, le viene a la mente la imagen de los helados Bing —que si ya eres un poco grande, seguro recordarás. A Gibrán no le gustaba que los helados estuvieran escondidos en los refrigeradores, porque no podía ver de dónde lo sacaban ni escoger el sabor que quería con facilidad. Pero eso no le desanimó; al contrario, tuvo la fortuna de conocer gente que se dedicaba al negocio y, gracias a eso, se adentró en él. A los 11 años, Gibrán ya sabía preparar un helado, y cuando creció, decidió estudiar Química en Alimentos y migrar a Italia para especializarse. Allá, asistió a exposiciones, muestras, conferencias y, en España, aprendió un poco sobre el helado salado. En fin, se empapa de esa cultura heladera, antes desconocida en esta parte del mundo.

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NUNCA DEJARÁS DE SORPRENDERTE CON ESTE GENIO, PORQUE HA LLEGADO A CREAR HASTA 500 SABORES

A su regreso en México, trató de introducir el gelato (helado italiano), pero no recibió mucha aceptación. Entonces, sin perder los ánimos, decide viajar a San Cristobal de las Casas en busca de algunas respuestas. Fue así que una tarde, sentado en una cafetería de la plaza central mientras disfruta el espresso que ha pedido, una niña tsotsil se acerca y le ofrece chocolates artesanales, “de esos que muelen el cacao, le echan canela, almendra y azúcar y lo hacen en un molino de mano. Salen una barras de chocolate muy ricas”, cuenta Gibrán. Así que le compró una barra y le dio una mordida. Tomó un sorbo de café, levantó la vista, vio a la niña y a la catedral y se dijo a sí mismo: “me equivoqué”. No exagero al decirte que si algo sabe hacer Gibrán, es trasladar el

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sabor de cualquier alimento, flor o bebida a un helado. Sus sabores te teletransportan hacia los lugares más lejanos y hermosos de México. Tan sólo con dar el primer lengüetazo al helado de tascalate, tu mente te llevará de inmediato a Chiapas; el sabor de esta bebida antigua, hecha a base de cacao, axiote y maíz tostado, hará que te sientas con los privilegios de un tlatoani. O si pruebas el de tejate, volarás hasta Oaxaca para conocer esta combinación entre cacao, una flor aromática llamada “rosita”, la semilla del mamey molida y el maíz. Gibrán sabe cómo encantar a tu paladar: él decide si el alcohol, la fruta o la flor va primero, es decir, él escoge lo que tu boca probará primero y con qué sabor explosivo culminará la experiencia. Y nunca dejarás de sorprenderte con este

genio, porque tiene alrededor de 50 o 60 sabores base; pero además, entre la experimentación y la imaginación de algunos de sus clientes, ha llegado a crear hasta 500 sabores diferentes. Este artista heladero busca que sus productos lleguen a cualquier parte del mundo, pero antes desea que los mexicanos seamos quienes tengamos el honor de conocer sus obras, y es por eso que ronda las calles del Distrito Federal con su carrito de helados. Además, ahora también tiene un local cerca del metro Barranca del Muerto, en el Mercado del Carmen, y con frecuencia se lanza a exposiciones y eventos para que nadie se quede sin probar sus creaciones desde la tradición y los sabores de México.




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