No. 5: Conquista de Cumbres Megalíticas

Page 1



Frac-mentadas por César Navarrete

La literatura de Kalu Tatyisavi, profesor de tu’un savi (mixteco) y columnista en Periódico de Poesía, comprende poesía, cuento, dramaturgia y novela. Lejos de mostrarse complaciente con la literatura en lenguas originarias, donde aún persiste una visión romántica de los pueblos nativos, habla de la marginación implantada desde la colonización española.

La banda de rock multicanal NAFF [chusma] crea nuevas experiencias auditivas y emocionales dentro de una esfera sonora en la que envuelve al público por medio de un sistema de ocho bocinas y proyecciones de mapping.

Aunque llegó a la pintura por casualidad, Carlos Bazán ha encontrado en el lienzo un espacio idóneo para plasmar su mirada sobre la región de Oaxaca donde vive y los restos de la cultura y de las leyendas que ha heredado.



3


“Quien destruye, tiene derecho a que se le conteste, a que se le critique”


La literatura de Kalu Tatyisavi, profesor de tu’un savi (mixteco) y columnista en Periódico de Poesía, comprende poesía, cuento, dramaturgia y novela. Lejos de mostrarse complaciente con la literatura en lenguas originarias, donde aún persiste una visión romántica de los pueblos nativos, habla de la marginación implantada desde la colonización española.

Originario de Santa María Yucuhiti, en la Ñuu savi Vijin (Oaxaca), Kalu Tatyisavi forma parte de una cultura milenaria, cuya lengua tiene, según los lingüistas, alrededor de seis mil años de antigüedad. Él no es “indígena” ni “mixteco”; tampoco habla, escribe ni crea en “lengua mixteca”, no. Él es Ñuu savi y habla tu’un Ñuu savi, la palabra del país de la lluvia, idioma en que ha escrito varias obras. No obstante, por su contenido, destacan dos: una para teatro, titulada Ñuu savi nonato (Ópera para mudos), y otra de cuentos que se llama Uvi Ve’i (1521). En ambas, pasado y presente de la cultura Ñuu savi son el hilo conductor de historias que pudieran parecer disímbolas y sin relación, pero que ponen en evidencia la marginación de la que han sido víctima los pueblos originarios, aunque sin pedir compasión. “(De) la tragedia colonial que persiste, ya conocemos las consecuencias, las vivimos. No quise meterme en eso, sino en lo que pasó en aquel momento —la llegada de los españoles a la Ñuu savi— a través de la ficción. Son trece cuentos, casualmente, y todos los finales concluyen en el mismo segundo”, expone Kalu sobre Uvi Ve’i. En Ñuu savi nonato, por otro lado, “estuve jugando con las escenas. Yo creo que una posibilidad de nosotros es el juego; pero, aparte de eso, la ironía también. Tenemos la ironía y los golpes de nuestro lado”, explica.

Tatyisavi considera que se escribe cuando se sufre, se intenta, se tropieza. En este binomio de crítica-propuesta, entra el derecho de réplica, porque la marginación social de las comunidades originarias ha sido brutal a partir de la llegada de los europeos. “Cuando destruyes la cultura y dices ‘yo tengo lo mejor, lo mío es lo que sirve’, me parece negar todo un pasado. Quien destruye, tiene derecho a que se le conteste, a que se le critique, y nosotros, a través de la memoria, tenemos derecho a cuestionar esa realidad”. Y es que en dicha realidad, su cultura no existe, pues para la historia oficial sólo tiene lugar la “cultura mixteca”; aunque, contradictoriamente, de 15 códices precoloniales documentados, siete son Ñuu savi. Pero Kalu no busca perpetuar la lengua y la cultura a través de sus obras; más bien, lo concibe como un juego consigo mismo, contra sí mismo y en el que sólo intenta mostrar una realidad compleja, diversa, en el país con mayor número de lenguas a nivel Latinoamérica. Tatyisavi lamenta que no haya una verdadera literatura en lenguas originarias, pues cree que no hay crítica literaria ni histórica, necesarias para entender qué se pretende con esta “vanguardia” aún en pañales, pues surgió apenas en la década de los 90. “He leído desde el quechua hasta los nahuas; tengo un panorama de lo que existe y es lamentable, es muy rosa el asunto. Necesitamos crítica que la academia, la burocracia y los mismos compañeros no aceptarían, porque a mayor estudio, mayor alejamiento de tu cultura; encuadras tu tesis a toda la categoría y metodología de la historia oficial”. 5


Se ha dicho que Stonehenge, el monumento megalítico de Amesbury, Inglaterra, fue construido con propósitos rituales o astronómicos, motivados sus arquitectos por, a fin de cuentas, trascender su realidad inmediata en la búsqueda de nuevos horizontes. En su interior, durante las ceremonias que presumiblemente ahí se celebraban, la energía por rendir homenaje al ciclo de la vida y la muerte colmaba el crómlech, como se denomina a dichas estructuras circulares, y lo convertía momentáneamente en un punto telúrico sagrado, donde toda clase de espíritus se encontraban, atraídos por el gran aro de piedras. Muy lejos de aquel megalito, en otras tierras y en una época distante, Pablo Gav oculta en la intimidad de su estudio de música un crómlech acústico de ocho bocinas, dentro del cual se experimenta, con sonidos, la transportación del escucha hacia nuevas emociones. Pablo, junto con Álex Vergara y Juan Antonio Arévalo son los fundadores de la banda de rock multicanal NAFF [chusma]. Ellos tres se colocan al centro del anillo de parlantes, montados frente a sus sintetizadores de teclado y, en el caso de Juan, de batería, sus laptops y, delante suyo, un enorme cubo de malla sobre el cual se proyecta el mapping animado que programa el cuarto miembro de la banda, Rolando González. De procedencia igualmente británica, la melomanía de los tres músicos integrantes de NAFF coincide en el rock inglés, principalmente, además de las músicas clásica y electroacústica. “Si tú ves nuestros ipods, siempre vas a encontrar ese tipo de música”, comenta Juan, mientras que Álex repasa los estudios que Pablo y él tienen en composición, pero que no les han alejado de su parte rockera innata. La exótica, aunque no incompatible mezcla de estos tres géneros, la llaman sencillamente rock progresivo, con resultados que están lejos de hacer referencia al origen de su nombre, el mal gusto; los elementos de música clásica contemporánea y las disonancias de sus piezas más bien suenan asombrosas. Por: ALEJANDRO MENDOZA


La banda de rock multicanal NAFF [chusma] crea nuevas experiencias auditivas y emocionales dentro de una esfera sonora en la que envuelve al público por medio de un sistema de ocho bocinas y proyecciones de mapping.

El público, así como la banda, es también situado dentro del aro definido por las bocinas durante sus actos en vivo, única manera de poder disfrutar todo el potencial de su música hasta ahora. Las luces se desvanecen para dejar entrar a la oscuridad, necesaria para que, con las primeras notas del espectáculo de 42 minutos exactos, Rolando dispare las primeras texturas digitales sobre el cubo a través del proyector; acordes y escalas estridentes de los pianos se descargan unos tras otros en un entorno de 360 grados: llegan por detrás, por delante y a los costados sin ningún aviso, al igual que los enérgicos y altamente complejos patrones y fills de Juan en la batería. “Nuestra idea es crear un lenguaje”, asegura Álex. Saben que no son los primeros ni, por supuesto, los únicos en experimentar el audio multicanal, pues incluso desde el siglo XVI ya se hacían intentos con los coros y los instrumentos; y, en la actualidad, se han hecho pruebas con estos sistemas al menos durante las últimas cuatro décadas. “Pero nuestra idea no es hacer un disco o una rola”, continúa Álex, “sino crear un lenguaje. Si tú creas un lenguaje, al contrario, quieres que más gente lo tome y esto se convierta en un género”. No quieren ser, en resumen, los únicos en ondear esta bandera. De hecho, les sorprende mucho que no haya ocurrido ya, pues a diferencia de los años 60, cuando fracasó la comercialización del sonido cuadrafónico, hoy en día es común que la gente tenga sistemas 5.1 en sus casas. Disfrutar la música de NAFF, al contrario de su complejidad técnica, es una experiencia placentera por naturaleza. El oído humano está diseñado para escuchar en tres dimensiones por meras cuestiones de supervivencia, pues el sonido nos sirve como referencia de espacialidad. Así que, cuando uno se encuentra rodeado por el megalito acústico de NAFF, el instinto puede despertar emociones poco habituales, pues el audio viene de todos lados y gira alrededor del escucha. El cuerpo se pone alerta, atento a cada nueva ola de sonidos omnidireccionales. Por eso, aunque preferible, su música no exige maestría por parte del público para disfrutarla, porque todos somos capaces de distinguir el movimiento del sonido.

7


“Nuestra idea no es hacer un disco o una rola, sino crear un lenguaje”

Sin embargo, no debe pasarse por alto que los tres instrumentistas de la banda son músicos profesionales, que además de experimentar con el audio multicanal, esta tecnología también les ha llevado a ensayar y replantearse sus métodos de creación. En un principio, la composición de sus piezas era convencional, basada en un sistema estéreo (dos bocinas); pero cuando trasladaban la ejecución a los ocho altavoces, algunas cosas cambiaban. “Yo me atrevería a decir que esto apenas es el comienzo —sugiere Pablo—. Realmente, la intención es que la frase rítmica tenga, desde el origen, una espacialización, un cambio de posición, etcétera”. Y es que, por ejemplo, otro motivo importante del fracaso del sonido cuadrafónico en los 60, además del comercial, fue que los mismos productores no supieron cómo utilizarlo en realidad; el simple hecho de mover un instrumento de bocina puede deshacer la mezcla entera de una rola. Tanto es así que ellos no se imaginan géneros como el rock o el punk, que buscan poner todos los sonidos hasta arriba, en un sistema multicanal, pues éste requiere de matices más propios de la orquestación clásica o incluso de la música electrónica. La misión es que lo multicanal pueda incorporarse a la estética. “Es un nuevo paradigma, saca de onda”, dice Pablo; “pero hay muchas cosas en la historia de la música que primero han molestado y después se han convertido en cultura”. Para su brillante Stonehenge, por si fuera poco, también tienen planes de domesticación. Este 2015 comenzarán con la grabación de su primer disco en audio binaural, que al escucharse con audífonos, dará la sensación de estar parado en medio del crómlech, además de una versión para sistemas 7.1. Asimismo, ya preparan piezas más bailables para un segundo álbum y esconden bajo la manga un tema basado en el son veracruzano. “Siempre hay algo nuevo que puedas experimentar, un camino nuevo”, concluye Álex.

8



Aunque lleg贸 a la pintura por casualidad, Carlos Baz谩n ha encontrado en el lienzo un espacio id贸neo para plasmar su mirada sobre la regi贸n de Oaxaca donde vive y los restos de la cultura y de las leyendas que ha heredado.

Por: ALEJANDRO MENDOZA


11


“Me gusta observar la naturaleza y ver el surgimiento de la vida” Cuenta la mitología mixteca que una vez llegaron a Apoala —lugar donde esta cultura ubica el origen de sus ancestros, nacidos del encuentro entre un árbol y la Serpiente Emplumada— dos brujos que buscaban el agua, provenientes de los pueblos de Tamazulápam y Coixtlahuaca respectivamente; el primero, convertido en sapo; el otro, en culebra. Entre ellos pelearon, hasta que la culebra devoró a su enemigo. No obstante, el sapo comenzó a inflarse hasta que reventó a la otra. “Nunca hay que subestimar a los débiles ni a las demás culturas”, ha aprendido Carlos Bazán de esa leyenda. Él es originario de Tamazulápam, Oaxaca, como el sapo de la historia, por lo que es descendiente de la cultura mixteca. Y aunque ya no practica ninguna costumbre ni habla la lengua tu’un savi como sus bisabuelos, sí que ha sabido retomar la cultura y los paisajes de la Mixteca para plasmarlos en su pintura. El sapo y la culebra, por ejemplo, es su interpretación del momento cuando los dos brujos zoomorfizados se lanzan a pelear el uno contra el otro. Además, en sus lienzos también ha retratado Árboles de Apoala y otras leyendas de su región. En general, la característica primordial de su obra es la naturaleza; en cada uno de sus cuadros aparecen animales, plantas o frutos. “Me gusta observar la naturaleza, a los animales, y me gusta ver el surgimiento de la vida, plantar un árbol y saber qué hay debajo de él, las raíces”, confiesa Carlos. Las serpientes que pinta se enroscan y modelan complejos espirales, pues le agrada experimentar con figuras y ruedas, formar nudos con las cuerdas o diseñar enmarañados laberintos y ramas, porque a pesar de su evidente embrollo, él siempre les dispone una salida. Lo colorido de su trabajo, por otra parte, es un detalle fundamental en una época de arte minimalista. Ciertamente, cuando decidió que su estilo habría de utilizar una amplia paleta de tonalidades, fue porque encontró un vacío en la pintura de otros artistas. “Siempre veía cuadros y pensaba que les hacía falta algo, les faltaba color; y yo, antes de explorar en la pintura, pensaba en hacer un cuadro con todos los colores”. Los motivos le sobran: Oaxaca es un estado donde los paisajes y los trajes tradicionales, como el que visten las tehuanas, están llenos de colores. Es curioso que se haya iniciado en la pintura casi por casualidad o por destino, puesto que su intención inicial era convertirse en músico, como muchos en su familia; pero ya que el maestro nunca se apareció y sí, en cambio, aceptó la invitación de un profesor de pintura para tomar sus primeras lecciones, ahora los pinceles son su instrumento predilecto, su pasión y su medio para socializar con el mundo. No quiere despertar un día, a los 80 años, y preguntarse qué ha hecho de su vida ni en dónde ha estado; “hay que sentirse a gusto, feliz con lo que se hace, sea lo que sea, para no desperdiciar todo ese tiempo”, advierte. 12




Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.