MUNIcipium . 13

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Ciudades para la Gente Estimados Presidentes y Presidentas Municipales: Uno de los principales desafíos que enfrentan hoy las ciudades es la (in)movilidad, como resultado de haberlas concebido en torno al automóvil privado y no a las necesidades de las personas. Esta situación no es cosa menor, ya que afecta directamente la calidad de vida de los ciudadanos e incrementa drásticamente su tiempo de traslado en trayectos urbanos. Las políticas públicas se han orientado en el pasado a favorecer el uso del automóvil particular, y prueba de ello es que el 65% de la inversión de nuestro país en infraestructura de movilidad se ha destinado a ese rubro; sin embargo, solamente el 30% del total de los viajes urbanos se realizan por este medio. Como producto de ese fenómeno nos encontramos con que no se ha logrado resolver la problemática de los congestionamientos, que en las últimas dos décadas el parque vehicular creció de 6.5 millones a más de 20 millones, y que se ha reducido drásticamente el índice de ocupación por unidad a 1.7 pasajeros; en otras palabras, la mayor inversión en infraestructura vial trajo consigo mayores problemas de congestionamiento. La solución que han encontrado ciudades de otros ámbitos del planeta a este problema se basa en un concepto bastante simple: hacer urbes caminables. Esta tendencia mundial prioriza proyectos que respetan un flujo de movilidad jerárquico, y que ubica en la cima de la pirámide al peatón (después al ciclista, seguido por el transporte público y finalmente a los automóviles particulares). Ese proceso debe realizarse de la mano de un rediseño urbano que permita construir ciudades compactas, con trayectos cortos y con calles llenas de vida. Un caso emblemático es la transformación de Bogotá, el ejemplo más relevante en Latinoamérica, al haber logrado que las personas se apropien de la ciudad. En tan sólo tres años, su ex Alcalde Enrique Peñalosa (articulista invitado en esta edición de MUNIcipium), desarrolló –por ejemplo– una red de ciclopistas de 200 kilómetros, que equivale a la mitad de la infraestructura de ese tipo que existe actualmente en México (445 km). En ese sentido, el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, ONU-Habitat, sugiere algunas directrices para ciudades que quieren adoptar ese modelo, entre las que destacan la peatonalización de calles, la creación de espacios públicos para optimizar redes peatonales, la mejora de la seguridad en cruces para peatones y la ampliación de banquetas. Una transformación como la alcanzada en Bogotá implica importantes beneficios a favor de las ciudades que adopten ese modelo: favorece el comercio formal y sus ventas se incrementan hasta en un 80%; reduce el ambulantaje; incrementa la plusvalía de los predios en 80 USD en promedio por metro; aumenta la captación del impuesto predial; y reduce en un 28% el gasto de los ciudadanos para transporte. Es momento de reconceptualizar nuestras ciudades e iniciar procesos de transformación más profundos, que nos permitan hábitats urbanos que eleven la calidad de vida y pongan la atención gubernamental en los ciudadanos. Sólo así podremos asegurar un futuro mejor y, sobre todo, sólo así garantizaremos un mayor bienestar para toda la gente. Les sal u d a co n a f e c to .

Lic. Sergio Arredondo Olvera Secretario General de FENAMM

EDITORIAL

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