por Ondina), que se encuentra linealmente enmarcada con un perfecto acabado laqueado sobre madera de andiroba. Sin embargo, ésta no se constituye en un tropiezo para avistar de un área a otra, indistintamente. Más adelante, una cortina de lágrimas cristalinas y multicolores conduce a la habitación de Lía Manuela, la hija de Ondina, quien seleccionó vibrantes tonalidades en verde, morado y fucsia, para pintar las paredes de su habitación y vestir su cama. En la habitación contigua duermen los anfitriones. Es una amplia estancia que ofrece una privilegiada vista hacia el centro de la ciudad a través de sus amplios ventanales, y exhibe los sobrios
muebles (de American Signature Furniture), que a su vez enmarcan los neutrales colores que revisten las paredes (cercanos a un tono asalmonado) y que revisten las paredes, atenuando así la ambientación y prodigando un aire de quietud y paz. Queda más que claro, a lo largo y ancho de este apartamento, que Ondina de los Santos supo sacarle el mejor de los partidos a las lecciones aprendidas durante su paso por el mundo del diseño gráfico. Que la psicología del color transmite diversas sensaciones en el ambiente y que los signos icónicos funcionan con el principio de semejanza, Ondina lo sabe bien; que aplicó todo esto en su hogar, es más que evidente…
“Los tonos demasiado neutros no transmiten vida o calidez, siempre se necesita una chispa de color”, Ondina de los Santos, diseñadora gráfica
Lacasa
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