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Rococó Entrar en la edad adulta

“No me sale querer” (Autoeditado, 23) supone la puesta de largo de Rococó, la banda madrileña liderada por Aníbal Yanguas, a quien acompañan músicos que también forman parte de Naranja, Biela, Featherweight y Corea la Buena. Juntos firman un disco de emo pop rock sólido y que merece atención.

TEXTO Salomé Lagares

APESAR DE HABER SIDO guitarrista de Naranja durante años, a Aníbal Yanguas, líder y vocalista de la banda madrileña Rococó, nunca se le había pasado por la cabeza lo de ser frontman. En 2020, sin embargo, cuando se dio cuenta de que una nueva escena punk rock y pop punk estaba floreciendo en España, empezó a plantearse la posibilidad de compartir la música que hasta entonces había escrito como ejercicio más bien privado. “Creé el grupo no por una cuestión de ego ni por una necesidad insatisfecha de que la gente me prestara atención, sino porque quería sacar mis temas. De hecho, ni siquiera fue del todo cosa mía, porque a mí siempre me ha dado mucha vergüenza cantar, sino de mi her- mana, que me animó a tirarlo adelante”. Tras reclutar a dos de sus antiguos compañeros de Naranja (y actualmente miembros de Biela), David Marín y Alex de las Heras —a quienes hay que sumar a Nacho Vizcay de Corea la buena en la formación actual—, Rococó debutaron con un EP homónimo en 2021 que les colocó rápidamente en muchos radares, probablemente porque en él se podía encontrar tanto la melancolía que uno esperaría de una joven banda de pop punk como una canción sobre ligar en la era de Tinder e Instagram o una versión de “Se preparó” de Ozuna Aunque resultó un gran movimiento, Yanguas no está seguro de si volvería a usar una versión para presentar a la banda.“Funcionó bien, y es cierto que muchos grupos optan por sacar versiones cuando están arrancando, pero

3debo decir que estoy empezando a cogerle algo de tirria a las covers… Es decir, cuando lo haces por diversión, por pasártelo bien, como con nuestra cover de ‘All The Small Things’ [Blink-182], no pasa nada, pero si caes en eso constantemente, al final te conviertes en una banda de versiones… Y yo creo que, para Rococó, se trata más de contar tu historia”.

DE CONTAR SU HISTORIA es, precisamente, de lo que va “No me sale querer”, un proyecto en el que la mirada de Rococó apunta hacia dentro para tratar de discernirse a sí mismos con claridad en medio del desorden. “El disco está compuesto por reflexiones sobre las relaciones, con un tono que te lleva todo el rato a la misma conclusión, al desasosiego de no poder saber cómo te sientes y no ser capaz de salir de esa espiral”. Estas crisis, catalizador e inspiración a partes iguales del proceso creativo de Yanguas, son un leitmotiv en su vida personal. “Tengo ansiedad y a veces se me hace todo una bola. La música a menudo me ayuda a pasar el mal trago, no solo escribiendo, sino también escuchando. Cuando escuchas música y te sientes identificado con lo que oyes, todo se hace un poco menos complicado. ‘No me sale querer’ es precisamente un intento de desahogo, de canalizar un bloqueo emocional y simplificarlo”. Esa intención se refleja en un lirismo mucho más maduro y cohesivo que en anteriores propuestas de Rococó: lejos quedan las observaciones banales, los estribillos simplones y un estilo que confiesa “estaba quizá cercano al tontipop”. Yanguas admite que antes de empezar a pensar en el álbum, jamás se había planteado escribir en serio, pero la presión de descubrirse definitivamente como banda al mundo y una mayor predisposición a la vulnerabilidad le empujaron a trabajar el concepto desde una perspectiva más íntima y compleja.

EMOCORE/ Pocos títulos más esclarecedores como el elegido por los madrileños para su debut, definirían mejor un sentir compartido por una generación entera. “No me sale querer” es más que un simple aterrizaje formal en la escena underground, pues también se siente como una declaración de intenciones con la que, echando mano de un discurso marcado por el descontento y la desidia, el cuarteto firma una arrolladora carta de presentación sin peros ni ambages. Nueve canciones que van directamente al grano y profesan tanta sinceridad por verso, que tras su escucha sentiremos que hemos formado parte de una de esas intensas conversaciones que afloran durante una cálida noche de verano en la que terminamos vomitando verdad sin filtro. Convertir en himnos automáticos todos sus males personales puede resultar ser un recurso sanador, aunque lo que Rococó parecen buscar es que seamos nosotros los que nos olvidemos por un momento de todo aquello que nos atormenta y nos liberemos a golpe de pogo y salto. FRAN

“Tenía mis temas, pero eran todo ideas a medio cocinar, que me gustaban pero no acababa de concretar de verdad. Con este disco he intentado hablar sobre mis experiencias igual, pero expresándolas de manera más adulta”. El esfuerzo también le ha llevado a alejarse de los ritmos frenéticos y redescubrir un gusto por hacer las cosas pausadamente. “Al querer escribir algo más real y honesto, tardé bastante en sacar las letras de ‘No me sale querer’. He aprendido a tener calma con aquello que creo que merece la pena cultivar”.

EL DISCO ORBITA ALREDEDOR de un núcleo gravitacional de pop punk, pero de vez en cuando esta rotación es atravesada por destellos de midwest emo, punk rock e indie pop, de acuerdo con la visión que Yanguas ha ejecutado junto a Qvilava (pseudónimo de Pablo García), antiguo integrante de la propia banda y productor del álbum. “Trabajar con Pablo ha sido extremadamente fácil porque somos amigos desde hace más de diez años. Entendía mis ideas y hacia dónde queríamos llevar el proyecto a la perfección, así que ha sido muy intuitivo”. ‘”No me sale querer” es un álbum marcadamente autobiográfico, como demuestran “Tu círculo” o “Narciso”, dos temas que relatan conflictos reales, aunque con implicados de identidad difusa. El primero, una crítica poco sutil a “la gente que adopta perfiles que no pegan nada con quiénes son de verdad, tanto quienes van de alternativos como los que se las dan de peligrosos desde La Moraleja”, y el segundo, una crónica de una disputa ya solucionada, asegura.

MÁS ALLÁ DE ESTAS DOS CÁPSULAS de rabia, la emoción principal desde donde habla “No me sale querer” es la nostalgia, algo que infecta sencillos anteriores de Rococó como “hoy peor que ayer”, su colaboración con Biela. “Yo creo que la nostalgia es un sentimiento recurrente, especialmente en mi música, porque siempre estamos echando de menos. Quiero decir, el ser humano siempre está buscando algo: ser más fuerte, más inteligente… en general, ser mejor o tener una vida mejor. Y ese instinto es el que nos ha llevado a evolucionar desde la prehistoria hasta donde estamos hoy, pero moverse hacia delante también implica dejar otras cosas atrás, y por eso siempre echamos en falta algo”.

AUNQUE EXISTA UNA TENDENCIA marcada a mirar hacia atrás en “No me sale querer”, Yanguas no se cierra a evolucionar musicalmente y experimentar con esti- los que poco tienen que ver con la tradición de la que bebe su debut. “Ahora mismo apostamos por este rollo porque es lo que nos apetece, pero considero que el futuro de la música pasa por ser más agresivo y transgresor, por el hyperpop y el future bass, que es lo que más me gusta escuchar últimamente y lo que suena más innovador. Siempre hay hueco para experimentar y avanzar. No entiendo que haya quien se cierre a eso”. SALOMÉ LAGARES

La avaricia rompe el saco

l Valencia 04 marzo. Varadero (La Fishparty Vol II) l Barcelona 07 marzo. Sala Vol (con Comic Sans y L’Hereu Escampa) l Sant Feliu de Guíxols 18 marzo. Atzavara Club (con Comic Sans y L’Hereu Escampa) l Madrid 24 marzo. Café La Palma (con Miguel Cervera) mondosonoro.com

DICEN QUE RECTIFICAR es de sabios, que todo el mundo merece una nueva oportunidad y que nunca es tarde si la dicha es buena. Todo esta retahíla de frases hechas pueden aplicarse y vienen a cuento ante la oportuna rectificación que han hecho Lori Meyers, en el tema de las entradas de pista de su concierto en el WiZink Center de Madrid el próximo 30 de diciembre. Por si existe todavía por ahí algún despistado que no se ha enterado de la polémica, resulta que las localidades habilitadas en la pista del pabellón madrileño, tenían tres franjas de precios que iban de los 35 euros la entrada normal, los 45 el denominado ‘Golden Ticket’ y los 150 eurípides la zona VIP habilitada en el frontal del escenario. Una práctica bastante común en conciertos de “grandes estrellas” foráneas, pero por fortuna muy poco extendida entre los artistas españoles ajenos al mainstream. No parecía por tanto muy adecuado que una banda alternativa de las características de los granadinos entrara en estas prácticas de corte tan mercantilista. Como era de esperar, las críticas a través de las redes no tardaron en llegar. Una reacción que surtía efecto y empujaba a la banda a emitir un comunicado en el que con un explícito (es textual) “A la mierda las zonas Golden y VIP. Toda la pista a 35€” enderezaban el rumbo que posiblemente se había emprendido por estar mal asesorados. Y lo cierto es que desde Mondo Sonoro lo celebramos y queremos reconocerles el mérito por haber corregido el error que iban a cometer de haber seguido adelante con esta discriminación de precios. Práctica con la que estamos totalmente en contra la haga Lori Meyers, Metallica, Red Hot Chili Peppers o el vecino del quinto. No nos gusta que, como ha acabado sucediendo en el mundo del fútbol, el acudir a un concierto se convierta en algo accesible tan solo para los bolsillos más privilegiados, y métodos de venta como el de los precios dinámicos –establecidos en función de la demanda por un algoritmo– no solo nos preocupan, sino que nos indignan hasta el cabreo. El mismo enfado que tuvieron muchos fans de los de toda la vida de Bruce Springsteen cuando Ticketmaster puso en práctica este sistema de venta en las entradas de su gira estadounidense. Está claro que el Boss y su promotora ganarán mucho más dinero, pero el prestigio de un artista que siempre ha tenido una aureola de “working-class hero” queda resentido y eso debería importarle más que un buen puñado de dólares que ciertamente no necesita. ¿Quieren otra frase hecha? La avaricia rompe el saco. Que así sea. SERGI ‘DON DISTURBIOS’ MARQUÉS

Los

TEXTO JC Peña FOTO Pooneg

Ghana

NO HA SIDO SENCILLO, pero al final hablamos con el jovial y volcánico frontman Charlie Steen en una accidentada combinación de Zoom y correo electrónico. El caos ha merecido la pena, porque estamos ante un trabajo que confirma a su grupo, por si quedaba alguna duda, como uno de los verdaderamente imprescindibles de la escena joven británica.

CHARLIE Y SUS COMPAÑEROS compusieron el disco desde cero en tres meses, tras una época de bloqueo creativo, con el reto de tocar las canciones en la mítica sala emblema del underground londinense Windmill Brixton. El exigente desafío les ha salido más que bien. “Lo único que queríamos era sonar a nosotros. Y esto es muy vago, lo sé. Pero lo que quiero decir es que al final de todo somos nosotros quienes tenemos que vivir con este disco, y los que lo tenemos que tocar. Al final se trata más de instinto que de un pensamiento racional. Creo que a nuestro segundo disco, ‘Drunk Tank Pink’ (21), le dimos demasiadas vueltas, lo analizamos demasiado. Mientras que este es muy natural. Es esa actitud de si te sientes bien con él y suena bien, es que está bien”.

ELEGIR A FLOOD (Nine Inch Nails, U2, PJ Harvey) como productor no parece la decisión más obvia, teniendo en cuenta que querían grabar esencialmente en directo. “Siempre hemos querido hacer un disco en vivo -afirma-. En el primero tuvimos muy poco tiempo, y en el segundo no estábamos lo suficientemente compenetrados. Y Flood es un productor acojonante. Piensa en todos los grupos y artistas con los que ha currado: Nine Inch Nails, Nick Cave, PJ Harvey… y la lista sigue y sigue. Es gente alucinante y muy respetada que trabaja con él una y otra vez, lo cual dice mucho. Creo que tiene muy buen oído, y no se anda con gilipolleces. Ha visto de todo. Ni siquiera cobró. Gastó todo el dinero en contratar a los técnicos que creía que iban a ser importantes para el álbum y en los que confiaba”.

EL RESULTADO es “el álbum más unificado de los que hemos hecho. Creo que todo el mundo está presente. Hay momentos realmente simples, y otros que no lo son. Volviendo a lo que queríamos sonar, hay tantísimas bandas alucinantes que nos gustan que te puedes ver influido muy fácilmente, pero lo más importante era encontrar una voz personal. Y esperamos que esté ahí”. Porque “ha sido el mayor reto al que nos hemos enfrentado. Grabar en vivo depende de que todo el mundo se meta en la misma sala y esté muy compenetrado, pero para nosotros son los pequeños fallos en las grabaciones lo que las hace interesantes. La toma perfecta no es que todo el mundo haya tocado exactamente lo mismo, sino que tenga feeling”.

LA EXTROVERSIÓN MUSICAL también se traduce en las letras, que exploran el vínculo sagrado de la amistad. “No es que se planeara líricamente tal cual, pero se compuso en tres meses. Y por lo tanto, tanto los temas musicales como de letras son muy distintivos y están interrelacionados. Y sí, metidos en ello me di cuenta de que lo que necesitaba decir es que mis mejores amigos son una influencia importantísima en mi vida. Son la gente a la que quieres ayudar, y la que te ayuda, y con la que compartes los mejores y los peores momentos”. Charlie se propuso mejorar como cantante, y recibió unas cuantas clases de una profesora. “Quería mejorar. Había llegado el momento de probar cosas diferentes. No era tanto que quisiera cantar como la puñetera Amy Winehouse, sino que me sirviera como terapia. Además, fue muy bueno tener una presencia femenina (la profesora) en un ambiente tan masculino”.

TODO EL ENFOQUE MUSICAL como el de los textos impulsó al quinteto también a meter más segundas voces y coros. “Como grabamos en directo, no nos apoyábamos en una línea de sintetizador o una pandereta para que algo mole. Si no tienes alguna mano libre, no puedes tocarlo en vivo. Pero tienes bocas”, dice un Charlie que habla