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La otra cara del 10 de mayo. El festejo vacío.
Por: Ruth Sánchez Hernández

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Abogada litigante dedicada a la materia familiar desde hace 12 años, conferencista en temas de familia y conductora del programa De Voz en Voz que se transmite por Radio Palabra Viva en Chihuahua y Juárez, así como en Facebook, donde toca temas de todo tipo con el objetivo de llevar a la población conocimientos que sirvan para mejorar la vida de las personas de manera integral.

El 10 de mayo en México es un día de flores, serenatas, pasteles, comidas, regalos, abrazos, recuerdos… sin embargo para algunas madres no se trata de buenos deseos o sonrisas, sino de recordar a aquellos hijos que ya no las llaman más, que ya no pueden ver, que no llegarán con flores o serenatas, ni abrazos, ni sonrisas, ni besos, de aquellos a quienes alguien les arrebató, sin pedir permiso, sin dar aviso, sin prevenir, madres que marchan en lugar de bailar, que gritan justicia en lugar de festejar con risas, madres que ni una tumba tienen donde llorar.
Son las madres de los desaparecidos de México, de los miles, y miles, y miles que sin dejar rastro se los han llevado, madres que han pedido justicia a los gobiernos de todos los colores, y siguen con las manos vacías y expedientes abiertos empolvándose y engrosándose sin rumbo en las fiscalías.


Lety: Escuché un cuchicheo que venía de afuera mientras yo estaba en mi recámara, y cuando reacciono veo unos encapuchados llevándose a Luis y otros jovencitos
que venían con él, me bajo a seguirlo, él luchaba por soltarse. Has de cuenta que los muchachos venían aquí con Luis, eran otros 8 niños, vecinitos, la mayoría eran chiquillos estudiantes de prepa, solo uno se me hace que ya estaba en la carrera, me voy detrás de ellos, pero me obstruyen el paso, y le hablo a mi hija para que vaya a poner la denuncia, pero tardaron 6 horas para dejarla meter la denuncia.
Ruth: ¿Quién era Leticia Sánchez Villalobos en ese momento?
Lety: La persona más feliz del mundo, con una familia feliz, yo estaba plena.
Ruth: Cuando pasan estas cosas la gente empieza a decir que se trata de familias disfuncionales, de que hay problemas en el hogar, esta muy estigmatizado este tipo de cosas. ¿Qué tipo de familia eran Lety?
l 10 de mayo
o vacío
Lety: -Si, fíjate que sí, pero es un error de la gente, nosotros éramos una familia normal, yo en ese entonces daba clases, doy clases desde hace muchos años, mi esposo es trailero desde hacía mucho, mi hija se encontraba estudiando una carrera, y Luis estudiaba y trabajaba, éramos una familia feliz, normal, con muchos planes. Luis fue víctima de las circunstancias. Yo hasta ese entonces solo escuchaba que pasaban estas cosas, pero nisiqueira conocía a alguien que hubiera pasado por esto.
Para contar una de esas miles de historias nos trasladamos a la ciudad de Cuauhtémoc, a una hora de la capital de Chihuahua, el Estado grande, con Leticia Sánchez Villalobos, aquí en su casa, desde donde fue testigo de cómo se llevaban a Luis Carlos, su hijo menor quien en aquel entonces contaba con solo 17 años. Fue sustraído en pijamas, de la cochera de su domicilio, junto con otros ocho jovencitos que se habían criado juntos desde niños en la misma colonia. Pasaban la tarde de un sábado mientras Lety se encontraba en su recámara, de repente llegó un comando armado. Esta es la historia de esta madre…
Ruth: ¿Qué pasó esa tarde Lety?
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Ruth: ¿Cuándo le avisas a tu esposo?
Lety: El venía de un viaje, si no hubiera andado de viaje se los llevan a los dos, cuando él estaba aquí Luis Carlos se la pasaba con él, hubieran estado juntos haciéndole mecánica al bocho de Luis.
Ruth: ¿Cuándo haces conciencia de que ya no está tu hijo?
Ruth: ¿Quién era Luis?
Lety: Luis Carlos era un joven feliz, el trabajaba y estudiaba, salía de la escuela y se iba a “Dóminos” y cuando no era la pizería se ponía en la moto a repartir pedidos, era muy amiguero, iba al gimnasio en su vanidad de joven, era inquieto, muy inteligente, a él le gustaba trabajar, era muy compasivo, me lo encontraba dándole desayuno a todos los que venían a pedir, tenía un carácter muy bonito, muy alivianado. Cuando estaba aquí su papá se la pasaban juntos, consiguió también trabajo en la empresa donde trabajaba su papá haciendo mezclas. Él y los amiguitos se acoplaban para ir a pedir trabajo a las empresas, les gustaba trabajar, sus amigos de prepa ya todos hicieron una carrera. Luis Carlos siempre andaba ayudando a los amigos, de repente me faltaban sartenes, bancos, y me caía el veinte y le decía: “Luis Carlos, mis cosas”, y me decía: “mamá, tu tienes muchas, mira a fulano le hace falta, luego te las regresamos”. Me dedicaba mucho al trabajo, Luis Carlos era uno de los que la llevaba un poco, siempre me quedaba extra para ayudar a los niños más bajitos, Luis Carlos me hablaba y me decía ¿a qué hora vienes?, y ya cuando yo llegaba me tenía comida, éramos muy cercanos.


Ruth: ¿Qué hiciste cuando ya no pudiste seguir a Luis?
Lety: Me puse a hacer llamadas, regresé a casa, mi hija no podía meter la denuncia porque no había quien la recibiera.
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Luis Carlos
Lety: Los primeros nueve días no dormía ni comía, no creíamos, nadie creíamos, pensé: “fue un error, los van a regresar, me van a regresar a mi niño”, “mi hijo no andaba en nada”, “¿Por qué se van a quedar con él?”. Veía a las demás familias y pensaba “los van a regresar”. En ese tiempo se empezaban a dar los levantones de jovencitos y jovencitas para explotarlos, para trata, y yo creía que se lo habían llevado para trabajar, pero primero pensé que había sido un error y que lo iban a regresar pronto. Yo era ignorante a todo esto, a ¡tantas cosas! mi mundo estaba tan aparte que no lo veía como una realidad. Estaba el Gobierno de Reyes Baeza y en la presidencia de la República Felipe Calderón. Yo no dejaba a mi hijo juntarse con un jovencito que andaba en malos pasos, pero había crecido ahí en la colonia con todos, venía de una familia hermosa,
Leticia Sánchez Villalobos
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pero él no aprovechó las oportunidades que le dieron, era hijo único, y yo le decía a Luis Carlos: “no te juntes con él”, y me decía: “mamá pos si lo veo caminando porque su mamá lo regañó, solo, nada me cuesta darle un aventón, pobre, se me hace feo”. Mi hijo fue víctima de las circunstancias.
Ruth: ¿Qué era en ese momento para ti la justicia?
Lety: Para mí era que te devolvieran lo tuyo, que hubiera una retribución, que lo buscaran, esperas mucho, sobre todo porque no te das cuenta de la dimensión que era el problema. Pero pasan los días y yo iba a la entonces Subprocuraduría y no me recibían, me decían que no estaba la persona, que fuera más tarde, que se habían equivocado de hora, me traían a puras vueltas. No sé a quién se le ocurre la idea, yo estaba loca, pero me dicen: “Vamos a que te reciba la Procuradora”, en aquel entonces estaba Patricia González, y es cuando hago mi primera manifestación enfrente de Palacio de Gobierno, porque no me quería recibir. Hicimos bastante ruido, entonces me recibe y me pinta las cosas bien preciosamente, habían pasado unos días, pero fue en la misma semana todavía de que se habían llevado a Luis, yo quería esperar a ver qué me decían las autoridades, pero ya estaba perdiendo la confianza, y pues busco que alguien más me escuche para que lo empiecen a buscar. Hago mis primeras pesquisas, y empiezo a buscarlo por mi cuenta, la Procuradora me canaliza con el Subprocurador, y empiezo a ir con él. Como la tercera vez me dice: “Usted está haciendo demasiado ruido y a su hijo definitivamente no se lo van a devolver”, y yo le digo: “no ¿Pero por qué?” Y él me responde: “Porque está haciendo demasiado ruido, espérese en su casa a que regresen los muchachos, va a aparecer tirado en la carretera, si no es que se lo deshicieron en ácido o se lo echaron a los leones para que se lo comieran, o lo quemaron”. Fue cuando a mi me cae el veinte de la magnitud del problema que era tener un hijo desaparecido, ahí perdí la esperanza.
Ruth: ¿Qué hiciste frente a eso Lety?
Lety:- Pido ayuda al coronel del cuartel donde estaba la escuela donde yo trabajaba, y ahí es donde hacen la primera búsqueda de mi hijo, 9 días después de su desaparición, empiezan a hacer rastreos. Pero dime ya ¿Qué buscas después de esos días?, ya eran dioquis, y ahí es donde entiendo que no hay justicia. Pido tres meses de permiso en mi trabajo y empiezo a buscar mamás con el mismo problema, incluso iba con la Ministerio Público y le preguntaba ¿Han venido más mamás de niños desaparecidos?, juntaba sus datos y me iba a buscarlas yo, empecé a investigar por mi cuenta,
pero las mamás tenían miedo, ya se oían muchas cosas malas, yo no tenía idea de lo malo que podían ser los malos, solo una mamá me acompañaba, contrataba tarahumaras y señores a caballo para que me ayudaran a recorrer arroyos, brechas, si la tierra estaba removida yo traía mis palas y nos poníamos a escarbar, pero era como buscar una aguja en un pajar.
Ruth: ¿Encontraste algo?
Lety: Si, con el tiempo encontré un lugar donde martirizaban, había pasamontañas, sogas en los árboles, cinta canela, sangre, trajecitos de niñas llenos de sangre, marcas donde los arrastraban con sangre.
Ruth: ¿Reportaste?
Lety: Si, voy a la fiscalía, y me juzgan loca, me dijeron que no sabían cómo me había metido ahí, que era demasiado peligroso y que no se podía entrar, aún y cuando habíamos entrado la otra mamá y yo, sigo creyendo que mi hijo está ahí, era algo que siempre pensé, y a la fecha no se ha logrado un rastreo ahí. Me traje letreros, escritos, se veían las fogatas, las botellas de vino, peinamos el camino de Carichic, porque ahí había aparecido el hijo de la mamá que me acompañaba.
Ruth: ¿Encontraste algo de Luis?
Lety: No, a mi acuérdate que ya me habían dicho las autoridades que mi hijo no iba a aparecer. Pero yo de-
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cía: “Voy a encontrar a mi hijo así tenga que levantar la tierra”. Pero me doy cuenta de que sola no podía, conozco a otra mamá que ya había perdido a sus dos hijos, uno por andar en malos pasos, el otro por buscar a su hermano, y luego a ella la levantan por buscar justicia, entonces yo paro, porque aparte era muy difícil con mis manos buscar, me doy cuenta de que necesito ayuda, y de que estoy en peligro.
Ruth: ¿Recibiste amenazas?
Lety: No, no directas, yo sentí la amenaza cuando el subprocurador me dijo que mi hijo no iba a aparecer, porque lo que sí me decían era que no denunciara, y sí me vigilaban, pero el Coronel mandaba quién me diera vueltas y eso detuvo a lo mejor que me hicieran algo.
Ruth: ¿En qué momento te unes a una agrupación de madres?
Lety: Viene el gobierno de Duarte, yo sentí que no podía sola, las mamás tenían mucho miedo, yo no lo entendía, pero fue en el 2011 que me entero del Centro de Derechos Humanos de la Mujer y dije: “Tengo que pertenecer a un grupo para poderme hacer fuerte, necesito alguien que me guíe”, yo ya no sabía qué hacer.
Ruth: ¿Qué piden como madres en su lucha?
Lety: Revisión de expedientes, no hay seguimiento, todos los tratan igual, no investigan, queremos que hagan buenas investigaciones; pedimos que los Ministerios Públicos determinen las acciones a tomar, que se brinde apoyo económico y jurídico a las víctimas,
así como reuniones con organismos internacionales.Ruth: ¿Qué han logrado en estos años de lucha?
Lety: Pues muy poco, logramos acompañar psicológicamente a las víctimas por parte de la Comisión de Derechos Humanos luego de mucha presión. Se creó la Fiscalía para desaparecidos, que no ha servido de nada, pero ahí está, y lo que sí ha servido más es lograr que el equipo de antropólogos argentinos sigan analizando restos humanos que se encuentran.
Ruth: ¿Tenías esperanzas de encontrarlo vivo?Lety: ¡Noooo Ruth!Ruth: ¿En qué momento tuviste conciencia de eso?
Lety: Tal vez demasiado pronto, lo que a algunas mamás les ha costado años, yo sí lo asimilé. Yo siempre he sido muy realista, mi hijo era un muchachito muy inteligente, y caime bien, entonces yo decía “si se lo han llevado a trabajos forzados, Luis Carlos se va a ganar hasta al que cuida la puerta y va a avisarme mínimo que está vivo y que no puede salir”, y eso fue lo que me hizo decir “Mi hijo no está vivo”.
Ruth: Siempre se dice “es que andaba en malos pasos”. ¿Qué puedes decirnos a la sociedad para que dejemos de pensar que esto solo pasa a quien andan en cosas malas?
Lety: Fíjate que siempre he pensado que esta lucha no debería de ser solo para las mamás de hijos desaparecidos, para mi debería ser una lucha de todos, porque los desaparecidos pertenecían a una sociedad


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y nos faltan a todos, entonces yo pienso que esa idea de que “en algo andaban” no. Un porcentaje muy alto de hombres que se han llevado eran niños de bien, y un porcentaje mucho más alto de jovencitas que se han llevado para trata, eran niñas de bien, sin embargo siguen desaparecidos, desaparecen 5 o 10 en un día, desaparecen en grupos, si no cambiamos como sociedad, esto va a seguir pasando.
Ruth: No eres la típica mamá que ha perdido un hijo Lety, no te amargaste, ¿Por qué?
Lety: Sabes que yo nunca me culpé, hice lo mejor que puede como mamá, mi niño era feliz cuando lo tuve, lo tengo tan presente cuando le reglamos su bocho, el trabajaba en Dóminos y le llevamos su carro, y brincaba de gozo. Lo malo de las mamás y los papás es que se culpan, tienen remordimientos, pero muy pocas mamás son un desastre, la mayoría de las mamás quieren a sus hijos. Una mamá regularmente hace lo mejor que puede, puede ser ignorancia, puede ser el contexto en el que vives, que traías arrastrando, pero hasta el día que los padres digan: “Hice lo mejor que yo puede con lo que tenía” ese día van a dejar de sufrir.
Ruth: ¿Vas a seguir buscando?
Lety: ¡Siempre! -(risas)- Mi búsqueda va a seguir hasta el último día de mi vida o hasta encontrarlo.
Ruth: ¿Por qué?
Lety: Porque vale la pena la esperanza de buscar a mi hijo, mira no lo hago tanto por mí, sino porque
no vivan lo que nosotros las nuevas generaciones. Yo quisiera que hubiera un cambio a nivel social, a nivel familiar, que la familia se ocupara más de sus hijos, más familias con valores, con mucho amor…yo lucho porque las nuevas generaciones no tengan una silla vacía como la tengo yo.
Ruth: 10 de mayo Lety
Lety: Una fecha cualquiera, una fecha que no hay nada que festejar, cuando te falta un niño no hay nada qué festejar, estás incompleta, hay mucho qué hacer. Cada año nos vamos a México a una marcha a visualizar el problema a nivel nacional, pero ningún gobierno nos ha recibido, pero vamos a seguir yendo.
Ruth: ¿Cuál es tu grito Lety en una marcha?Lety: Verdad y Justicia
Ruth: ¿Algún mensaje para las mamás que han vivido esto?
Lety: Sigamos de pie, no claudiquemos, tenemos que seguir la lucha, pese a que muchas mamás estamos enfermas de una enfermedad autoinmune, y se nos han quedado en el camino, pero tenemos que seguir, hasta encontrarlos, o hasta el último aliento de vida.
El 10 de mayo no parece traer buenas nuevas a las madres de sillas vacías este año. La Comisión Nacional de Búsqueda de la Secretaría de Gobernación reporta que, del 2006 al 12 de enero de 2022: 78,107 personas están reportadas como desaparecidas o como no localizadas en México. De ellas, 26,150 (33%) desapa-



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no identificados. Los servicios forenses son insuficientes, y, como se desarrolla más adelante, varios de los instrumentos previstos en la Ley General todavía no han sido establecidos y no se cuenta con una política pública de identificación humana en relación con la desaparición de personas. Según varios expertos entrevistados, en las actuales condiciones serían necesarios 120 años para identificarlos, sin contar los nuevos cuerpos que se van sumando cada día.
recieron a partir de que inició el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En noviembre del año 2021, el Comité contra la Desaparición Forzada de la Organización de las Naciones Unidas, logra hacer una visita a nuestro país luego de 8 años de intercambios con el gobierno, a fin de emitir el “Informe del Comité contra la Desaparición Forzada sobre su visita a México en virtud del artículo 33 de la Convención”, donde reporta sus hallazgos y da recomendaciones. Dicho documento puede ser localizado con el referido título en cualquier buscador de internet, y establece entre otras cosas que el Comité expresa su profunda preocupación ante la crisis forense a la que se enfrenta el país.
Con las cifras tan preocupantes que se dan, la lucha de miles de madres y las lágrimas de tantas más, parecen en vano, y este 10 de mayo no será muy alentador, pero si algo debemos de tomar de todo esto es que como sociedad tenemos un compromiso gigantesco, y es el de seguir guardando los valores y principios que han sostenido a México por siglos. Necesitamos fortalecer a las familias, generar una cultura de vida y no de muerte entre los individuos que conformamos esta hermosa nación, una cultura que valore la vida de todos, que proteja la vida de todos buscando el sano e integral desarrollo de cada uno de sus miembros.
¡Vamos México! eres el águila que devora serpientes.


Según los datos públicos, más de 52.000 personas fallecidas sin identificar yacen actualmente en fosas comunes, instalaciones de los servicios forenses, universidades y centros de resguardo forense. Esta cifra, a pesar de su magnitud, no incluye los cuerpos todavía no localizados, ni los miles de fragmentos de restos humanos que las familias y comisiones de búsqueda recogen semanalmente en las fosas clandestinas […].
Los estados de Baja California, Ciudad de México, Estado de México, Jalisco, Chihuahua, Tamaulipas y Nuevo León concentran el 71,73 % de los cuerpos
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