Alondra Estrada Michelle Castillo Jacqueline Ponya
Meliznator
Melizator vive bien a gusto en su propio desierto. Él se come todo lo que se atraviesa, por lo que nunca tiene hambre. Meliznator vive con cuatro invitados que deja que se queden en su desierto. Los invitados le pagan la renta y nunca lo molestan. A Meliznator le gusta pasearse en su desierto y cortar las hierbas más altas con sus dos pinzas. Un día el camello, uno de los invitados, se le acercó y le dijo que no había encontrado comida porque Melizator se la había comido todo. Melizator, con su impulsiva actitud, le gritó y le dijo que ese no era problema suyo, que él pagaba renta para dormir, no para comer. El camello, muy triste, se regresó a su casa por la mala actitud y grosera respuesta de su amigo. El camello le contó a sus otros 3 amigos lo que había sucedido. A partir de eso, quisieron abandonar aunque las consecuencias al enfrentarse a Melizator fueran difíciles. El camello decidió que él iría a buscar un lugar para todos, un lugar que fuera todo mejor para ellos y después de conseguir un lugar le dirían a Meliznator que habían tomado la decisión de irse. Lo que el camello y los inquilinos no sabían era que Meliznator estuvo escuchando la conversación de todos. Estaba muy enojado y empezó a reclamarle al camello que después de tanta humildad que le nació por dejarlos vivir allí, ¿Ahora ellos se iban a ir y lo iban a dejar solo? Meliznator, miró a los ojos al camello profundamente, abrió sus alas en lo alto del cielo y con sus pinzas lo hizo pedazos. No sintió ningún remordimiento. Sabía que de los otros tres se encargaría mañana.
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Memorias del silencio vol. XIII