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Educación en tiempos de crisis

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en tiempos de crisis

Hoy en día los salones de clase están vacíos, pues tanto los estudiantes como los profesores han cambiado este espacio físico por otro digital durante la contingencia sanitaria. Sin embargo, a pesar de este largo aislamiento que ya se ha extendido por más de un año, hemos tenido la oportunidad de reinventarnos, asumiendo nuevos retos a los que todos nos tuvimos que adaptar, y esta fue una tarea no solo de los docentes, sino también los estudiantes e incluso de sus familias.

Lo primero a lo que nos tuvimos que acostumbrar fue a estar todo el tiempo en casa, una situación que en primera estancia fue vista por muchos como unas simples vacaciones cortas, pero con el paso de los días que se convirtieron en semanas y luego en meses la perspectiva cambió y ahora son muchos de todas las edades los que están experimentando ansiedad y estrés.

Por otro lado, como esta adaptación fue repentina, la preparación que recibieron los docentes para continuar con el desarrollo de las clases fue un tanto precipitada, lo que provocó que los estudiantes de nivel promedio tuvieran un menor desempeño académico, y también resultó afectado el tiempo que los profesores pueden dedicar a cada alumno. Estos problemas y retos están siendo atendidos por los centros de estudios, y una manera de resolverlos es que tanto los maestros como sus pupilos adopten los roles que deben cumplir. Para entender cuál es este papel de cada quien, empezaremos con los docentes. Para que sus clases puedan tener éxito deben de ser capaces de crear oportunidades de aprendizaje reales, invirtiendo toda su creatividad para crear estrategias que potencien

MauriCio gutiérrez

la calidad de aprendizaje de sus estudiantes. También deben dedicarse a evaluar su práctica pedagógica, para encontrar las mejores maneras de aplicar la tecnología y así facilitar la educación a distancia.

Por su parte, a los estudiantes les ha quedado claro que deben enseñarse a aprender, adaptando la formación a su propio ritmo y cumpliendo con los retos que pone cada asignatura, con la finalidad de sentirse seguros de que están aprendiendo lo que se imparte en clase y no solo cumpliendo con los requisitos que le piden para ir “brincando” de tema en tema.

A pesar de estos retos, la educación se ha beneficiado con una nueva forma de aprender, un tanto diferente, pero adaptada a una realidad que también ha cambiado. Sin embargo, en muchas instituciones educativas los docentes no fueron instruidos o capacitados para lograr que sus clases funcionaran, y el resultado fueron muchas clases en línea casi imposibles de entender.

Los inconvenientes de esta educación a distancia no solamente surgen del desempeño de maestros y alumnos, pues hay algunas variables completamente fuera del ámbito educativo, como computadoras desfasadas tecnológicamente o limitaciones en los servicios de conexión a Internet. Basta pensar en las comunidades más apartadas, en las que

Ya se ve la luz al final del túnel, pero mientras la contingencia pasa, tenemos que seguir esforzándonos.

tener acceso a la red es casi imposible, o bien no hay computadoras para docentes y estudiantes. También debemos pensar que en muchas casas hay varias personas estudiando o trabajando al mismo tiempo, con el consecuente ruido que impide la concentración y la saturación de la red doméstica de Internet.

Todos hemos escuchado historias sobre cursos que se llevan a través de grupos de WhatsApp, en las que el profesor sube documentos en PDF e instrucciones sobre lo que los alumnos deben de hacer, muchas veces sin saber ni cómo. Y hay muchos otros casos en los que las clases de plano no se imparten. Así que no nos queda más que reconocer y agradecer las ventajas que tenemos, y sacarles todo el provecho posible.

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