era de noche, y llovía...
Era
imposible que sospechara siquiera, se dijo, y acto seguido se santiguó; dos veces, porque la primera le pareció apresurada y desprovista de verdadera piedad. En fin, se daría un tiempo para que todos sus temores se esfumaran, y más adelante volvería a pensar en la mejor manera de aprovechar la situación. Estaba cerca de Long Acre, así que decidió que un buen plato de estofado -de una conocida y excelente fonda de aquel barrio-
10