Paraiso

Page 1

Lasciatemi. Copyright Š 2012 Manne Van Necker.

PĂĄgina1

All rights reserved. Todos los derechos reservados.


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados.

Capítulo 11

Paraíso Mía se sentó frente a Luca en el tren, antes que este comenzara la marcha, Luca cerró la puerta del compartimiento, dejándolos a ambos solos y aislados del ruido externo. Mía pensó en criticarle por haber hecho eso, ya que impedía que las personas que habían reservado los otros cuatro asientos desocupados de la cabina pudiesen entrar con comodidad, pero Luca, antes que ella pudiese mencionar palabra, le mostró los tickets del tren. La cabina estaba reservada para ellos, Luca había comprado todos los asientos, lo que les permitía mayor comodidad y privacidad. El clásico pitido no demoró en interrumpir el silencio y el tren, finalmente, se puso en marcha. —¿Estás cómoda? —sonrió Luca mientras acomodaba la mochila en uno de los compartimentos para el equipaje. —Sí —intentó sonreír con naturalidad, pero no podía negarse a sí misma que estaba muy preocupada por lo que podría ocurrir con sus padres cuando ella retornase. A pesar que Mía intentó ocultar su preocupación, Luca era demasiado perceptivo para su propio bien. Llevaba trabajando años en la atención de la clientela , sabía muy bien lo que una persona necesitaba o deseaba, con mayor razón si se trataba de Mía, la conocía hace tanto y aún así se sentía intimidado ante su presencia, no quería arruinar nada nunca más y no sabía cómo preguntarle qué le ocurría sin ofenderla.

Tomó su mano, esta temblaba y estaba fría, la acercó a sus labios y la besó. Mía sonrió, pero esta vez fue una sonrisa plena, sus ojos se iluminaron con un brillo que hacía días que no veía y un hoyuelo se marcó en su mejilla cuando su sonrisa llenó todo su rostro. Sin soltar su mano, acercó la otra al rostro de Mía y acercó suavemente la cabeza de ella hasta la suya, el contacto de sus rostros y la

Página2

—Sabes que me puedes decir si tienes algún problema o hay algo que te incomoda, creo que esa etapa ya la superamos ¿No? —sonrió sentándose, esta vez, a su lado.


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados. respiración entrecortada de Mía provocaron una suave sonrisa en Luca, quién posó suavemente sus labios sobre los de ella. —¿Me dirás qué te pasa? —murmuró sobre sus labios una vez que rompió el suave beso —. Y, por favor, no me digas que nada. Los susurros sobre sus labios habían provocado traviesas cosquillas que se habían esparcido por todo su cuerpo asentándose en la boca de su estomago, avivando sus mariposas, pero luego, cuando alzó sus ojos y se encontró con los de Luca, supo que este no estaba bromeando y que realmente estaría esperando una respuesta que pudiese aclararle qué era lo que realmente le ocurría. —Es sólo que —se dio el valor, respiró hondo y lo soltó —, mis padres quedaron de venir y les he dicho que no lo hicieran, aún así me escapé contigo porque realmente así lo quería, pero no sé, no les he hablado de ti en absoluto, porque tampoco sé que decirles de ti, apenas siento que sé cosas sobre ti, sé que te quiero y que me quieres y nada más, no sé más de ti y creo que a veces me angustia pensar que no quieres contármelo. —Debería ser lo único que importase —murmuró acercando su frente a la de ella y sus narices se rozaron —, que nos queremos, debería ser lo único importante, pero no se trata que no quiera contártelo, aún estoy procesando todo lo que nos ha ocurrido, ha pasado tan rápido y la verdad por eso mismo cogimos este tren, por eso mismo nos vamos a Venecia, porque entraremos allí de una manera, pero te juro que saldremos de allí y no habrá nada que no sepas de mí —sonrió. —¿Me lo juras? —sonrió dejándose acariciar por la nariz de Luca. —Te lo juro —sonrió antes de besarla nuevamente.

—¿Dónde estás, Luz? —dijo la señora Mimí desde la cafetería —, ¿Puedes venir aquí?

Página3

Luz estuvo todo el día jugando con un tablero de ajedrez viejo que tenía la señora Mimí, pero se estaba aburriendo rotundamente, por lo que cuando bajó al patio para ver cómo estaba fuera, se encontró con Duque, el perro que la había protegido tantas veces del frío callejero e incluso de otros perros que habían intentado quitarle su escasa comida. Aquel perro que había sido imponente, tan alto como un niño de siete años y tan fuerte y musculoso como su raza lo permitía, estaba ahora muriendo de frío, sólo y esta vez cojeaba de una de sus patas.


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados. Cuando la señora Mimí vio llegar a Luz con los ojos fijos en el suelo, supo que algo andaba mal y a pesar de lo poco que conocía a la pequeña, no tardó en darse cuenta que era algo importante. Dejando de lado un poco el trabajo en la cafetería, se acercó a la niña, alzó su rostro con la ayuda de su mano y vio sus claros y hermosos ojos brillantes por las lágrimas contenidas en ellos. —¿Ocurre algo malo, pequeña? —dijo con su dulce voz —, Sabes que puedes confiarme lo que te ocurra, mi niña. Luz, un poco indecisa, le habló acerca de su vida en la calle, siendo interrumpida rara vez por algún cliente, le contó sobre los días de frío y de la noche en que conoció a Duque, había sido la noche más fría de todas, tenía tanto frío que pensó en que aquella noche moriría, hasta que apareció Duque y se dejó caer sobre ella dándole todo el calor de su pelaje largo. Cuando le contó lo que había visto en el patio de descarga de la que ahora era su casa, la señora Mimí no necesitó más, se quitó el delantal, tomó un trozo de pan y se lo dio a Luz. Salió de la cafetería dejándole a cargo y subió las escaleras, cuando volvió traía un abrigo, el abrigo café de Luz. —Ve allí, busca a Duque y tráelo a casa —sonrió y le besó en la frente —, no puedes dejar a tu amigo cuando más te necesita. Aquel, fue el primer acto de amor que había hecho la señora Mimí para con Luz, el primer sentimiento de unión que habría calado hondo en la pequeña, que salió corriendo con una sonrisa marcada en su rostro a la busca de Duque. Y aunque la señora Mimí quedó preocupada por la pequeña, sabía que iba a estar bien, después de todo y a pesar de tener tan sólo nueve años, había sido capaz de vivir y sobrevivir sola. —Buenas tardes —sonrió la dama —, me da dos capuchinos y dos tartas, por favor.

—Giorgio, tranquilízate —susurró Colomba —, debes comprender que es adulta, y no puedes disponer plenamente de su tiempo.

Página4

La señora Mimí sabía que eran forasteros, Milán era una ciudad muy concurrida, muchos visitantes y turistas pasaban por esta ciudad, pero sabía perfectamente que su clientela era tradicional, por lo que de seguro aquellos o eran nuevos vecinos o por alguna precisa razón estaban allí, pero no siguió prestando atención a su conversación. Una vez que les sirvió el pedido se acercó a la ventana a ver si se veía a Luz, pero no había noticias de ella, todavía.


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados. —Se ha venido aquí, teniendo una vida perfecta, una adolescente modelo y ahora se ha mandado a cambiar quizá dónde y con quién. Últimamente ha estado muy extraña, las pocas veces que nos ha ido a visitar parece siempre tener la cabeza en otro lado. No confío en lo que está haciendo, querida y eso me preocupa, porque jamás había tenido una preocupación así por Mía —gruñó. —Sabíamos que no estaría en su departamento, será mejor que llamemos a alguna amiga quizá puede que sepa dónde está —intentó calmarle posando su mano sobre la de él, pero no funcionó. —Sí, será mejor que llames a alguien, pero sino, tendremos que llamar a la policía o algo así, poner una denuncia —dio un soplido a su café y bebió de él. La señora Rossi llamó a Laura, la amiga de siempre de Mía, pero esta no sabía nada de ella desde la última vez que la había visto en Florencia, es más, no había respondido a sus últimos dos correos electrónicos que le había enviado. Cuando Colomba comunicó esto a su esposo, él se disponía a llamar a la policía y en ese preciso momento tuvo la suerte de encontrar el teléfono de Vittoria, compañera y amiga de Mía en la Universidad, de seguro ella podría saber algo. Colomba tuvo que esperar largo tiempo para que del otro lado cogieran su llamada. —Entiendo —decía —, muchas gracias Vittoria, mantennos comunicados de cualquier eventualidad, por favor. Nos vemos. Giorgio estaba intranquilo en su asiento, había jugado con la tarta sin comérsela con entusiasmo, había masticado brevemente cada trozo, casi sin percibir el sabor. Cuando su esposa colgó el teléfono, de inmediato la abordó en preguntas, pero una vez más, las respuestas eran las mismas: nadie sabía nada de Mía. Luz caminó por las calles en busca de Duque, no debía haber ido muy lejos si estaba malherido, caminando por una de las calles donde había dormido tantas veces, se encontró con Dom, que estaba recogiendo cartones. —¡Dom! —dijo la niña contenta —, ¿Cómo estás?

Luz no supo que decir, sólo sonrió y ayudó a Dom a recoger un poco de cartón, pero luego recordó por lo que había venido, así que le pidió ayuda a su amigo para encontrar a Duque.

Página5

—No mejor que tú —murmuró —, sigo trabajando, de vez en cuando consigo dinero suficiente para comprarme algo, ahora estoy durmiendo en la Iglesia.


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados. —Lo acabo de ver pasar, poco antes que tú llegases, se fue por aquí —sonrió el niño y le ayudó en la búsqueda. Cuando encontraron a Duque, este estaba recostado en un callejón, al lado de un basurero que estaba lleno, se había escondido entre la basura. A penas vio a Luz, Duque gimió y dejó que ella le acariciara. Luz revisó la pata que Duque tenía encogida, había una llaga en ella, parecía infectada. Cortó un trozo de pan que le había dado la señora Mimí y se lo dio a Duque, luego, esperó un momento y trató de ayudar a levantar a su perro que estaba mucho más flaco de la última vez que lo había visto. En un principio pensó que sería incapaz de moverlo, pero con la ayuda de Dom, lo consiguieron, malherido y sin fuerzas, Duque siguió a Luz que le daba ánimos paso a paso junto a él. —¿Dónde estamos? —dijo Mía que estaba vendada y sostenía la mano de Luca, era su única guía. —Confía en mí y da un paso hacia adelante —sonrió. El sonido del agua y del ajetreo de los barcos sonaba a su alrededor, el típico sonido de Venecia, las góndolas, los barcos y botes eran parte de la vida cotidiana. Mía, aún indecisa, dio un paso hacia adelante y de inmediato retrocedió su pie al sentir que la superficie era inestable. —Confía en mí —insistió la dulce voz de Luca.

Caminó guiada de Luca y cuando este consiguió dejarla exactamente dónde quería, descubrió la venda que cubría sus ojos y entonces ella pudo maravillarse de su entorno. Estaban en un yate de lujo, todo era madera refinada, especial para la construcción exquisita de este tipo de embarcación, frente a ella estaba el timón y la sala de la maquinaria, mientras que lo que seguía era una escalera que la llevaba a la planta baja del yate.

Página6

Mía dio el paso y sintió las manos de Luca sobre su cintura, ayudándole a incorporarse en este nuevo lugar. Por el movimiento, Mía adivinó que estaba en un barco, la verdad, es que no era muy difícil adivinarlo, estaban en Venecia, las únicas opciones de transporte eran el tren, los barcos y andar a pie, por lo que la única duda que tenía ahora era ¿de dónde Luca había conseguido dinero para alquilar un barco personal?


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados. —¡Mi Dios! —dijo al bajar la escalera y encontrarse con una mesa dispuesta para ambos, el primer plato servido y dos copas esperando ser servidas —. ¿Cómo has hecho esto? Luca, has gastado un dineral en todo esto, no debiste… —Tranquila —la acercó a él tomándola por la cintura —, no he gastado nada, es cortesía de un amigo, además, el dineral que sea te lo mereces. Él la besó, al vaivén del yate que se movía suavemente por la corriente que provocaban las embarcaciones que pasaban cerca. Había extrañado sus labios, todo el viaje habían estado conversando de sus vidas, de lo difícil que había sido para Luca toda su infancia, de cómo había crecido en un Orfanato y a pesar de todas las horas que se invirtieron en el viaje, hubo temas que no alcanzaron a conversar. Cuando Luca separó suavemente su boca y exhaló sobre sus labios, Mía estremeció en sus brazos, él la sostuvo cálidamente y rozó su nariz sobre la de ella, y se quedó allí un momento, sosteniéndola en sus brazos, sintiendo la calidez de su cercanía. —Es tiempo de comer —sonrió Luca tomándola por la cintura y guiándola hacía la silla que había corrido para ella. Una vez sentada la acomodó y luego se dirigió hasta su silla. Mía pensaba que esto era de ensueño, todo parecía irreal, Luca, allí, con ella, sentados en la misma mesa, solos y en un yate, bebiendo champaña y pensando en el futuro junto, en un futuro que antes Luca jamás había pensado, que había desechado y jurado que jamás ocurriría, aquí estaba él, sentado frente a ella, jurándole que jamás la dejaría sola ni la volvería a herir con su indiferencia, que siempre estaría para ella, incluso si ella ya no estaba.

—Bueno, también sueño con volar, siempre quise hacerlo, quizá paracaidismo o alas delta, no lo sé, pero me encantaría sentirme un pájaro… ¿Te estoy aburriendo? —sonrió mientras sus mejillas se tornaban rosa.

Página7

Comieron, se rieron y conversaron de sus sueños, Luca no parecía tener demasiados, simplemente quería terminar de estudiar, cosa que retomaría el siguiente semestre, quería trabajar bien y conseguir un mejor piso donde vivir, mientras que Mía tenía planes mucho más ambiciosos, soñaba con conocer América, quería viajar mucho y formar una familia en Florencia, quería aprender a tocar piano y asistir a un concierto en vivo, ya que jamás su padre la había autorizado para ir a uno. Luca la escuchaba atento, mientras admiraba su belleza, sus ojos brillaban y se tornaban más hermosos así, sonreía despreocupada y de vez en cuando bebía de su copa.


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados. —No, en absoluto —rió suavemente —, es sólo que ahora tus sueños se han convertido en los míos. Luca no dejó que Mía dejase de hablar, quería saber todo de ella, quería sentirla cada vez más cerca de él, por lo que todo lo que ella decía él lo guardaba en su memoria, sus flores favoritas eran las orquídeas, aunque también le gustaban las flores silvestres, su sabor favorito de helado era chocolate, amaba ver una y otra vez The Notebook, podía estar días leyendo los libros de Nicolas Sparks y jamás, pero jamás ha habido mejor actor que Johnny Depp, tenía adoración por la ópera y prefería estar en casa que salir a una fiesta. Se había cortado el cabello sólo cuatro veces en su vida y desde la última vez que fue a la peluquería y se sentó en la silla para ver como resultado un horroroso corte, decidió hacerlo ella misma. Él sirvió los siguientes platos, retiró el resto y la atendió durante toda la comida, no le dejó levantar siquiera un cubierto, no quería que hiciese nada, quería agradecerle por lo mucho que había hecho por él en tan poco tiempo, quería sentirse parte de algo, tal cual cómo se lo había dicho Matt, necesitaba sentirse amado y amar, ahora que lo estaba haciendo, agradecía a Mía su perseverancia y su buena alma. —Gracias —susurró y besó una de sus manos —, gracias por hacerme feliz. —¿Hacerte feliz? —frunció el ceño aunque conservó la sonrisa en sus labios —. ¿Por qué? ¿Qué hice? —¿Qué qué hiciste? —sonrió Luca —. La pregunta es ¿Qué no has hecho? Me has salvado de un mundo solitario, me salvaste de mi mismo, de mi egoísmo y de la ceguera que tenía al querer estar solo por esta maldita enf… —se cayó. —Por tu enfermedad —continuó Mía. Ella había notado que Luca no se había referido en todo el día a su enfermedad y ella no había querido preguntar nada, por miedo a su respuesta, pero ya que estaban en un momento tan especial y él había dado el pie para iniciar la conversación, no pudo evitar preguntarle —, ¿Qué pasa con tu enfermedad? No me has hablado de eso.

—Me has pedido que confíe en ti y lo estoy haciendo, ahora sólo te pido lo mismo para mí, por favor —murmuró algo asustada de la reacción que pudiese tener, lo había visto antes, una vez, la primera y única que le había preguntado por su

Página8

—Hoy no —sonrió Luca, pero no había felicidad en su rostro —, quizá otro día.


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados. enfermedad y él se había molestado tanto que no se había atrevido a preguntar nuevamente. El silencio se adueñó del momento, el ambiente se estaba volviendo tenso, cuando Luca decidió hablar de nuevo, comenzó por lo reacio que había sido para hacerse exámenes, siempre creyó que al ser joven no tendría que preocuparse por enfermedades, que esas venían mucho después y que su vida no podía ser más complicada de lo que era, por lo que cuando Bonetti le mandaba a llamar para sus controles anuales, él no iba a ninguno de ellos. —Hasta que un día Bonetti prometió ayudarme a encontrar a mis padres, pero a cambio tendría que hacerme una cantidad notoria de exámenes para hacer un perfil genético de mí y así poder indagar en los archivos del día que nací en el hospital y buscar cualquier pista que me llevase a mis padres. La verdad es que no me interesaba demasiado encontrarlos, pero luego me di cuenta que quería saber de dónde venía y sólo hacerles una pregunta ¿Por qué? Quería saber por qué me habían abandonado como una mercadería en mal estado —suspiró —, fue así como en uno de los exámenes específicos que Bonetti había hecho se enteró que tenía la Enfermedad de Batten, se llama así cuando es en niños, pero no recuerdo como se llamaba cuando es en adultos, el asunto es que… —su voz se quebró repentinamente, Mía posó su mano sobre la de él —, es que a eso de los treinta o cuarenta años comenzaré a perder el control sobre mis acciones hasta que finalmente moriré en estado deplorable. —Luca —susurró Mía sin saber exactamente qué decir —, aún queda tiempo, mucho tiempo y estaré contigo siempre, no me alejarás de ti nunca más. —Lo sé —susurró sin saber qué decir —, me costó abrir los ojos y darme cuenta que te necesitaba y que no era egoísta necesitarte así. —No —murmuró —, no lo era, porque yo también te necesitaba y aún te necesito.

—Gracias —dijo Luz que no se separó más de Duque.

Página9

La señora Mimí se alegró tanto al ver de vuelta a Luz que fue directamente a abrirle la puerta del patio para que entrase y llevase a Duque a una de las habitaciones vacías del primer piso, pero al ver en las condiciones que llegaba el pobre animal, decidió llamar de inmediato a Ángelo, uno de sus clientes, que además era veterinario.


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados. —¿Te quieres quedar? —dijo la señora Mimí a Dom. El niño asintió tímidamente y se quedó al lado de Luz. Vittoria llegó retrasada, había estado de fiesta la noche anterior y no esperaba la llamada de nadie, mucho menos la de la madre de Mía. Cuando llegó al edificio, saludó al conserje y vio en el hall a los preocupados padres de Mía, que a pesar que le preguntaron una y otra vez dónde estaba Mía, ella se limitó a responder que no sabía, porque la verdad era que no sabía, pero si le hubiesen preguntado con quién estaba Mía, ella tenía la certeza de saberlo y quizá, también se lo hubiese callado. —¿Han sabido algo de ella? —dijo Vittoria luego de saludarlos. —No —respondió Giorgio —, sigue con el teléfono apagado, sinceramente estoy considerando llamar a la policía. —No, no hace falta —intentó parecer calmada —, de seguro Mía salió en alguna excursión o algo por el estilo, los fin de semana no para, hace caridad en la Iglesia, en la Universidad e incluso estuvo haciendo clases en una escuela nocturna para personas adultas, tiene muchas actividades por lo que de seguro alguna de ellas hizo que se ausentara… —¡Pero no contesta el teléfono! —dijo Giorgio intranquilo, estaba perdiendo el control de la situación y estaba angustiado de no saber nada de su única hija. —Quizá lo mejor es tranquilizarse —sugirió Vittoria —, podrían quedarse en algún Hotel y esperarla, de seguro de aquí a mañana aparece y pueden conversar con ella para estar más tranquilos. Mía disfrutó navegando el yate, condujeron por los diferentes canales, se alejaron tanto como pudieron, rieron de muchas cosas e intentaron olvidar lo que se les venía en el futuro. Luca la abrazó y besó tantas veces como quiso, Mía se liberó de toda tensión que podría haber tenido, se abrazó a Luca y sintió el aire frío, por lo que se abrigó y por primera vez miró su reloj para comprobar que era tarde. —¿A qué hora tenemos tren? —dijo luego de entregarle a Luca su chaqueta.

—Muero por una pizza —se mordió el labio —, ¿Vamos por una?

Página10

—En dos horas más ¿Quieres hacer algo especial? —sonrió.


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados. Luca devolvió el Yate en el Club y el guardia reportó la entrega a tiempo y le pidió a Luca que firmase la ficha. Una vez todo en orden, caminaron por las callejuelas de Venecia, hasta encontrar la pizzería favorita de Mía. Compraron dos trozos de pizza y dos refrescos y siguieron caminando hasta la estación. Pasaron por el puente Rialto hasta llegar a la estación. Ambos se sentaron a beber el refresco que les quedaba y a esperar el tren. —Gracias —sonrió Mía —, hoy fue perfecto. En el tren Mía se fue durmiendo todo el trayecto, tantas emociones habían hecho efecto y cayó rendida a penas este comenzó la marcha. Luca se quitó su chaqueta y la abrigó. Al sentir el calor de la chaqueta de Luca y su exquisito aroma, Mía se apegó a su novio y se abrazó a él para continuar durmiendo en su regazo. Había sido un hermoso día, perfecto, había dicho ella. Luca se sintió tan bien, tan cómodo, como si siempre hubiese estado con ella, con tanta confianza y despreocupación, siempre había querido salir a dar una vuelta en yate por Venecia, pero era algo especial, por lo que siempre había querido compartirlo con alguien especial, con Mía había sido espectacular, además había servido para conocerla más, porque la amaba, claramente a estas alturas no podía negarlo, había mandado al demonio su juramento, no había sido capaz de luchar contra lo que sentía, porque lo que él sentía por ella era más fuerte que su juramento, que su sentido del honor, incluso más fuerte que el miedo a su enfermedad. Luca despertó a Mía cuando estaban por llegar, ella quiso devolverle su chaqueta, pero él no la aceptó, a pesar de estar sólo en camisa. Bajó las maletas y ayudó a bajar a Mía, caminaron por la estación, había mucho viento, la gente caminaba apresurada y despreocupada del resto de las personas. Mía ofreció tomar un taxi, pero Luca prefirió caminar, por lo que se fueron caminando, desandando el mismo camino que habían hecho en la mañana. Entonces Mía recordó lo que había ocurrido esa mañana, de seguro su madre la había estado llamando, así que por primera vez se preocupó de su teléfono y lo prendió. Entonces vio tantas llamadas pérdidas que el teléfono sólo había marcado el límite: 99. —¿Qué ocurre? —dijo Luca abrazándola.

—Deben estar preocupados, será mejor que les devuelvas las llamadas —sonrió. —Quizá mañana —rió despreocupada.

Página11

—Mis padres me han estado llamando como locos —susurró.


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados. Había pasado un día tan lindo que de seguro su madre lo arruinaría y la taparía con críticas y retos como si fuera una niña, y ni hablar de su padre, que de seguro estaría dispuesto a amenazarla con volver a Florencia, definitivamente prefería quedarse así, tal cual estaba. —Hemos llegado —dijo luego de un rato. Mía miró su edificio, todo parecía tal cual, estaba el conserje sentado en su oficina y el árbol seguía golpeando su ventana por el viento. En ese mismo momento Luca estornudó y Mía se dio cuenta que todo este tiempo había estado llevando la chaqueta de Luca y este había estado muy desabrigado. —No —sonrió Luca —, quédatela. —No, estás muy desabrigado, te vas a enfermar, por favor —se acercó —. ¿Te abrigas por mí? —acercó su rostro aún más al de él, pero no era capaz de alcanzarlo para besarle, por lo que Luca se mantuvo rígido riendo al ver que Mía hacía todo su esfuerzo por llegar hasta su boca, entonces Mía realizó un puchero que lo convenció y se acercó para besarla. Entonces, mientras estaban envueltos en la magia del beso Mía le puso la chaqueta sobre su espalda. —Vete a casa —le murmuró —, no te vayas a enfermar, Mía, no me lo perdonaría. Ella se debatió entre decirlo o no, pero de verdad quería que él viniese con ella, podrían aprovechar más el día, disfrutar más de la compañía del otro, lo que no sabía era como Luca se tomaría la invitación, pero sin pensarlo dos veces las palabras ya habían salido de su boca y Luca ya las había escuchado, ahora sólo quedaba saber qué pensaría él si ella lo invitaba a su departamento. —Gracias —sonrió Luca —, pero mañana debo ir a trabajar y no quiero molestarte. —Por favor —insistió —, te vas de mi casa al trabajo y aprovechamos de conversar un rato, te juro que sólo conversar —le tomó de la mano —, acompáñame en esta noche de viento, no me gustan para nada y no quiero pasarla sola, por favor.

Como habían cambiado el turno, el conserje que estaba en la entrada no sabía que durante todo el día los padres de Mía habían estado viniendo al edificio a preguntar por ella, por lo que cuando vio subir a ambos jóvenes no les dio la información.

Página12

—Está bien, sólo porque le temes a las tormentas, pero mañana me iré temprano porque debo trabajar —le besó y entraron al departamento.


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados. —¿Habrá llegado ya? —dijo Giorgio instalándose en la habitación del hotel. —Déjala tranquila por un momento, de seguro cuando vea las llamadas pérdidas en su teléfono nos llamará, ahora será mejor que descansemos —sonrió nerviosa. —No sé tú, pero yo esta noche no podré dormir, no sé cómo puedes estar tranquila, quizá que le hicieron a nuestra hija y tú como si nada, se supone que es nuestra única hija, deberías preocuparte aún más eres su madre ¿no? —reclamó. —Claro que estoy preocupada, Gio, lo estoy y muchísimo, pero en vez de preocuparme más y entrar en pánico, prefiero ser razonable, ella nos dijo que no viniésemos, algún motivo tendría, así que por favor, no exageres y duerme —le ordenó. Mía le indicó a Luca el uso de la ducha, la llave de agua caliente y la de agua fría y le dejó en el baño mientras que ella preparaba chocolate caliente y tostadas para comer. Se sentía tentada en llamar a sus padres, pero todavía no quería arruinarse el día, además estaba Luca con ella y le había invitado para disfrutar con él, sabía que dentro de las siguientes semanas tendría exámenes y probablemente se viesen menos. Cuando Luca salió de la ducha se encontró con todo preparado para comer, sonrió al verla tan feliz, realmente podría acostumbrarse a esto, podría sentirse cómodo siendo esperado así, sintiéndose parte de algo sentía que todo era diferente, todo incluso su futuro. Conversaron nuevamente, parecía que los temas de conversación entre ellos eran interminables, jamás se aburrían de hablar, el tema de ahora era la música, Luca decía que le gustaba el rock, un poco de grunge y en general no era muy exquisito con la música. Entonces comenzó a toser y Mía se preocupó, sabía que algo andaba mal. —¿Te sientes bien? —dijo asustada —. Sabía que no era buena idea que anduvieses así de desabrigado.

Volvió a toser un par de veces, pero logró calmar a Mía, quién había insistido en llevarlo a urgencias, pero Luca la convenció una y otra vez que no era necesario, hasta que ambos tuvieron ganas de irse a dormir. —Me quedo en el sofá, tranquila —sonrió.

Página13

—Está bien, no hay de qué preocuparse —sonrió.


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados. —No, no hace falta, vente aquí —le invitó a su cama —, tengo una habitación de invitados, si quieres dormir allí, pero confió en ti, si quieres dormir aquí no hay problemas, además me cuidas de esta horrible tormenta. Luca sabía que perdirle que durmiesen en la misma cama a tan pocos días de ser novios era algo muy íntimo, pero no quería rechazarlo en absoluto, recordaba la última vez que había estado en esa cama, ebrio y sonrió ante la idea de volver a ella mucho tiempo después, pero esta vez como su novio. Prometió controlarse, aunque sabía que era muy difícil, se prometió a sí mismo mantener el control y no intentar nada, por respeto a Mía y también a él mismo, no quería apresurar las cosas, no ahora que todo marchaba tan bien, por lo que cuando se acostó en la cama, agradeció que esta fuera de dos plazas, porque de lo contrario habría rozado el cuerpo de Mía a cada instante. Se tapó y se alejó lo más que pudo del lado de Mía. —Buenas noches, amor —le besó Mía antes de darse la vuelta quedando de espaldas a él. Luca miró el techo, lo miró una y otra vez casi memorizándolo, a pesar de estar oscuro las luces de la calle se colaban por las cortinas y podía ver la lámpara, miraba los colores de la habitación e incluso jugó con la sábana. Se preguntaba una y otra vez cómo demonios había sido tan idiota para aceptar quedarse y más encima durmiendo en la misma cama con ella. Era la prueba más difícil que había tenido jamás, se moría por abrazarla y oler su cabello, por sentir el contacto de su piel y sólo eso, nada más que eso anhelaba, por ahora, pero sabía que su cuerpo podría traicionarlo con tan sólo el contacto de su piel, ya lo había experimentado antes con sus besos, por lo que se mantuvo rígido en la cama, con los brazos cruzados y sintiendo un calor ascendente que le superaba, poco a poco. Cuando Mía despertó en la noche, no fue por casualidad, había tardado un poco en recordar que Luca estaba a su lado, durmiendo, pero cuando lo recordó se volteó para encontrarse con él. Estaba temblando, sentía como la cama temblaba con él, de inmediato prendió la luz y se encontró con Luca, sudoroso, con las mejillas rojas y temblando. Tocó su frente y esta estaba hirviendo.

Los ojos de Luca se abrieron levemente, pero volvieron a cerrarse, aún seguía dormido y sumergido en un cuadro febril que no ayudaba en absoluto para

Página14

—¡Luca! —dijo sentándose en la cama —, ¡Amor, despierta!


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados. despertarlo. Mía corrió a su baño, mojó una toalla que allí había y buscó su botiquín, de allí sacó el termómetro y posó la toalla húmeda en la frente de Luca. —¡Oh, por favor! —movió a Luca —, despierta, por favor. Destapó completamente a Luca, mientras esperaba que pasara el tiempo para ver cuánto de fiebre tenía. Una vez pasado el tiempo suficiente, retiró el termómetro que marcaba 39,4°C, asustada decidió quitarle la ropa. —¡¿Qué estás haciendo, Mía?! —la voz de su madre gritó a sus espaldas. En un segundo volteó para verla allí, era real, estaba en su living, mirando desde allí a Mía, entonces se dio cuenta que lo que estaba haciendo podía malinterpretarse desde ese punto de vista. Se debatía entre explicarle a su madre lo que pasaba, preguntarle qué estaba haciendo allí a esa hora de la noche, preguntarle cómo había obtenido una copia de la llave o simplemente llamar a la ambulancia para que se llevasen a Luca. —¡Mamá, ahora no! —chilló Mía —, estoy ocupada. Mía ignoró a su madre por completo mientras marcaba el número de urgencia, no tardaron en contestarle y en que traerían una ambulancia. Luca estaba temblando aún, Mía intentó despertarlo, mientras que su madre decidió entrar en la habitación. —¿Qué estás haciendo contigo Mía? —le criticó su madre—. No contestas el teléfono, te desapareces de tu departamento, tus amigas no saben nada de ti, a penas vas a clases ¿Qué estás haciendo señorita si es que se puede saber? —Mamá, no es para tanto, te dije que estaba ocupada, ustedes no quisieron creerme y vinieron sin mi consentimiento.

Mía no supo qué decir y aunque hubiese sabido qué decir, con su madre era mejor morderse la lengua.

Página15

—Si no venimos quizá en qué situación te encontramos, Mía, gracias al cielo tu padre no entró primero, es que se muere si te ve con ese chico. ¿En quién te has convertido, Mía? Te desconozco completamente, señorita. Es más, no me opondré en absoluto si tu padre pide la transferencia a la Universidad en Florencia, esto es insólito. Te pillo así con tu novio y ni siquiera sabía que tenías uno —dijo evidentemente molesta.


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados. —Mamá, ahora no, no es tiempo. Luca está mal, viene la ambulancia a verle, por favor, ¿Puedes irte? —le miró a los ojos por primera vez —. No tengo tiempo para tus criticas, en estos momentos lo único que quiero es ver a Luca bien, si quieres vienes mañana, sino lo hablamos luego. —Tu padre está por llegar, le pedí que esperase a bajo, al ver que he tardado tanto, de seguro viene de camino, no sé qué le explicarás Mía, pero será mejor que sea una buena excusa —sentenció Colomba. —Te dije que no tengo tiempo para esto… —¿Tiempo para contestar el teléfono? —dijo Giorgio —, ¿O simplemente para ver a tus padres? ¿Qué puede ser más importante que noso…? —Giorgio se cayó al ver que Mía estaba con Colomba en la habitación de su hija y que en su cama había un muchacho tendido, sin camisa y sudoroso. —No es lo que crees —dijo Colomba —, la niña nos va a explicar… —¡¿Qué?! ¿Qué no es lo que creo? Pues que si no es lo que creo, explíquenmelo ya, porque estoy teniendo imágenes de lo que pasa aquí… Luca sintió que la cabeza le iba a estallar, se quejó levemente al sentir tanto ruido, entonces Mía se sentó en la cama con él y le habló suavemente, mientras su madre y su padre discutían frente a ellos. Mía se llevó la toalla húmeda y volvió a mojarla en el baño, para volvérsela a poner. Luca abrió lentamente los ojos, estaba agotado, como si no hubiese dormido en absoluto y se encontró con algo completamente diferente a lo que había cuando se quedó dormido. —Tranquilo —murmuró Mía —, descansa, ya viene a verte un médico. —¡¿Tranquilo?! —gritó furioso el padre de Mía —. ¡Más te vale jovencito que te expliques! Mía estaba a punto de perder la cordura, en cualquier momento saldría gritando como loca a todos, pero intentó mantener la calma contó hasta diez y aún no fue suficiente.

—Luca, está bien, tranquilízate y descansa, no es necesario que hables ahora —le susurró Mía —. Papá, Mamá, ¿pueden esperar en el living, por favor?

Página16

—Señor, Señora —dijo Luca con dificultad, sintiendo sequedad en su boca.


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados. Cuando finalmente Colomba y Giorgio se sentaron en el sofá, ambos estaban enojadísimos con Mía, pero Colomba intentó ser conciliadora, su marido estaba en un estado bastante alterado y no quería perjudicar más las cosas, además el chico, Luca, se notaba enfermo. Quizá su hija tuviese una buena excusa, una lo suficientemente buena para cubrir el hecho que desapareciese un día completo sin que nadie supiese nada de ella y además la encontrase en la cama con un hombre del que ni siquiera habían oído hablar.

Página17

“Oh, Mía —pensó su madre —, estás en graves problemas, de los que ni yo podré sacarte”


Lasciatemi. Copyright © 2012 Manne Van Necker. All rights reserved. Todos los derechos reservados.

Adelanto del próximo capítulo. —¿Cómo estás? —murmuró Mía. Luca sonrió al verla allí, con sus mejillas rosadas y un pañuelo que resaltaba aún más el color de sus ojos. Se veía tranquila y feliz, a pesar de lo que había pasado en su casa, del mal entendido y de todo lo demás, ella estaba allí para él. —Deberíamos haber buscado otra manera de haber conocido a tus padres — sonrió.

Página18

—Tenía que ser a tú estilo, amor —sonrió.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.