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El Palomar

EL PALOMAR Paraje y fiesta del “xop”

Si por algún motivo es conocido el municipio de El Palomar en la Vall d’Albaida y más allá de nuestras fronteras es por su particular y genuina fiesta del chopo. Este ejemplar es para El Palomar mucho más que un árbol, es un símbolo que los identifica como pueblo. No podíamos hablar de este municipio de 590 habitantes y no hacerlo de la ‘Plantà del Xop’. Un motivo que sumado al Castell de Carrícola, aquel que vigila el término de El Palomar con el nombre de otro municipio, y la Font de Sis, te invitan a visitar esta localidad valldalbaidina para pasear y descubrirla.

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El ritual centenario que da la bienvenida a la primavera

Después de un invierno gris, donde el blanco ha impregnado la tierra, llega la primavera. Los campos empiezan a renacer y lo que antes era oscuro ahora es verde y lleno de vida. Para celebrarlo, los vecinos de El Palomar celebran un ritual centenario al cual denominan ‘La festa del Xop’. Esta reproducción en la plaza del pueblo de lo qué ha pasado en el campo, se celebra en El Palomar, seguramente, mucho antes de que este existiera como pueblo. De todas las fiestas locales, esta es la más genuina y se ha convertido en todo un símbolo y un orgullo para la población.

Así, durante dos semanas, el chopo más espectacular del término preside la plaza del pueblo, después de haber sido cortado, transportado y plantado por muchos palomarencos. Alrededor del chopo, el árbol que simboliza la llegada de la primavera, tienen lugar diferentes manifestaciones históricas y tradicionales como por ejemplo los Pastorcillos o el Bailador de la bandera y los Ángeles. Música, ofrenda a la Geperudeta, bailes y mucha hermandad se dan cita durante el segundo y el cuarto fin de semana de mayo, hasta que los vecinos dicen adiós al chopo que cae al suelo después de ser golpeado en manos de los palomarencos.

El nombre del castillo que hace dudar en la Vall

A los pies de la sierra del Benicadell se encuentra el Castell de Carrícola, un elemento patrimonial que, a pesar de su nombre, pertenece al término municipal de El Palomar. El edificio fue construido por los árabes entre los siglos VI y XIII y es de gran interés tanto en el ámbito arqueológico, como etnográfico e histórico-artístico. El Castell de Carrícola, nombrado Bien de Interés Cultural de la Generalitat Valenciana, está situado arriba de una roca, en la parte izquierda del barranco del Paraje Natural Protegido la Umbría del Benicadell. El castillo, formado por una torre y un patio de armas, formaba parte del conjunto defensivo de las fortificaciones del ‘Penacadell’, nombre que recibía el Benicadell en la época medieval. Según la documentación disponible, en 1258 se hablaba de un castillo y un año después de una torre a la cual estaban adscritas dos alquerías mudéjares. Así, la fortificación está integrada en la Ruta del Castell y otras joyas de El Palomar, una senda con interesantes testigos paisajísticos y vestigios arquitectónicos de la sociedad tradicional que te recomendamos si visitas el municipio. Se trata de una senda de dificultad mediana, señalizada con paneles explicativos y tablas de interpretación de los diferentes recursos que encontrarás a lo largo del recorrido.

L’entorn: Font de Sis

La Font de Sis es un paraje natural que en los últimos años se ha convertido en una zona de ocio para los palomarencos y para todos aquellos que visitan el municipio. Se trata de un espacio natural rodeado de frondosos chopos y equipado con todos los servicios que puedas necesitar para una jornada al aire libre: restaurante, zona infantil, merenderos, paelleros, camping, etc. En este paraje, además, podrás encontrar la Ruta del Barranco de la Junda, que recorre el lecho del barranco que lleva su nombre, al lado del río. Tiene un recorrido de 3,4 km y una dificultad baja, idóneo para hacer un paseo acompañado en todo momento por el ruido del agua de las fuentes, balsas, acequias... Todo un testigo de la herencia musulmana. Este es el principal curso de agua con el cual cuenta El Palomar, origen de la desaparecida alquería de Aljund, que recoge los sobrantes del agua de la milenaria acequia de la Font del Port (s. VIII-XIII), y otras fuentes como la Font de Sis.