Hoja Parroquial no 279 Parroquia San Felipe de Jesús

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Hoja Parroquial

Párroco Pbro. Silvestre García Suárez Vicario Pbro. Emmanuel Ramírez Olvera

Chichimequillas, El Marqués, Qro.

17 de Junio de 2018

No.279 Año 8

Parroquia San Felipe de Jesús Chichimequillas

Tel. 2466223

San Felipe de Jesús “Parroquia en Oración, Parroquia Misionera” XI DOMINGO ORDINARIO ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 26. 7 9 Oye, Señor, mi voz y mis clamores. Ven en mi ayuda no me rechaces, ni me abandones, Dios, salvador mío. ORACIÓN COLECTA Señor Dios, fortaleza de los que en ti esperan, acude bondadoso, a nuestro llamado y puesto que sin ti nada puede nuestra humana debilidad, danos siempre la ayuda de tu gracia, para que, en cumplimiento de tu voluntad, te agrademos siempre con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo...

Hermanos: Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras vivimos en el cuerpo, estamos desterrados, lejos del Señor. Caminamos guiados por la fe, sin ver todavía. Estamos, pues, llenos de confianza y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor. Por eso procuramos agradarle, en el destierro o en la patria. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir el premio o el castigo por lo que hayamos hecho en esta vida. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO R/. Aleluya, aleluya. La semilla es la palabra de Dios y el sembrador es Cristo; todo aquel que lo encuentra vivirá para siempre. R/.

PRIMERA LECTURA Elevaré los árboles pequeños. Del libro del profeta Ezequiel: 17, 22-24 Esto dice el Señor Dios: "Yo tomaré un renuevo de la copa de un gran cedro, de su más alta rama cortaré un retoño. Lo plantaré en la cima de un monte excelso y sublime. Lo plantaré en la montaña más alta de Israel. Echará ramas, dará fruto y se convertirá en un cedro magnifico. En él anidarán toda clase de pájaros y descansarán al abrigo de sus ramas. Así, todos los árboles del campo sabrán que yo, el Señor, humillo los árboles altos y elevo los árboles pequeños; que seco los árboles lozanos y hago florecer los árboles secos. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. SALMO RESPONSORIAL Del salmo 91, 2-3.13-14. 15-16 R/. ¡Qué bueno es darte gracias, Señor! *¡Qué bueno es darte gracias, Dios altísimo, y celebrar tu nombre, pregonando tu amor cada mañana y tu fidelidad, todas las noches! R/. *Los justos crecerán como las palmas, como los cedros en los altos montes; plantados en la casa del Señor, en medio de sus atrios darán flores. R/. *Seguirán dando fruto en su vejez, frondosos y lozanos como jóvenes, para anunciar que, en Dios, mi protector, ni maldad ni injusticia se conocen. R/. SEGUNDA LECTURA En el destierro o en la patria, nos esforzamos por agradar al Señor: De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 5, 6-10

EVANGELIO El hombre siembra su campo sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece. Del santo Evangelio según san Marcos: 4, 26-34

E

n aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por si sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha". Les dijo también: "¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra". Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Credo PLEGARIA UNIVERSAL Oremos, hermanos, al Señor que conoce lo que está escondido a nuestros ojos y sabe cuáles son las verdaderas


necesidades de los hombres, diciendo: Señor Jesús, escúchanos. v

Oremos por la santa Iglesia, para que Dios, nuestro Señor, aumente el número de sus fieles, aleje de ella toda división y escuche las plegarias que le dirigen todos los cristianos del mundo, roguemos al Señor. v Oremos también a nuestro Señor por los gobernantes de nuestra patria y de todos los pueblos, para que Dios les dé sabiduría y fuerza para gobernar y dirigir con paz y justicia el pueblo que tienen encomendado, roguemos al Señor. v Oremos también por los que están lejos de su hogar, para que nuestro Señor les conceda un viaje feliz, retornar con salud a sus familias y la realización plena de los proyectos de su viaje. roguemos al Señor. v Oremos también a nuestro Señor por los que hoy nos hemos reunido aquí en su nombre y por el párroco (pastor) que nos preside, para que nuestro Señor escuche nuestras oraciones y nuestras peticiones le sean siembre agradables, roguemos al Señor. Dios nuestro, que siembras a manos llenas en nuestros corazones la semilla de la verdad y de la gracia, escucha nuestras oraciones, concédenos acoger, con humilde esperanza, y cultivar, con paciencia evangélica, el grano que tú has sembrado en nosotros, convencidos de que, cuanto más profundamente arraigue tu palabra en nuestras vidas, más amor y más justicia habrá en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS Tú que con este pan y este vino que te presentamos das al género humano el alimento que lo sostiene y el sacramento que lo renueva, concédenos, Señor, que nunca nos falte esta ayuda para el cuerpo y el alma. Por Jesucristo, nuestro Señor. ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 26, 4 Una sola cosa he pedido y es lo único que busco, habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida. O bien: Jn 17,11 Padre santo, guarda en tu nombre a los que me has dado, para que, como nosotros, sean uno, dice el Señor. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Señor, que esta santa comunión, que acabamos de recibir, así como significa la unión de los fieles en ti, así también lleve a efecto la unidad en tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

“Creciendo en la vida que recibimos de Dios”. El principio de esperanza nos sostiene y nos libra de la parálisis y el c o n f o r m i s m o . Acostumbrados a valorar casi exclusivamente la eficacia y el rendimiento, hemos olvidado que el evangelio habla de fecundidad, no de esfuerzo, pues Jesús entiende que la ley fundamental del crecimiento humano no es el trabajo, sino la acogida de la vida que vamos recibiendo de Dios.

La sociedad actual nos empuja con tal fuerza hacia el trabajo, la actividad y el rendimiento que ya no percibimos hasta qué punto nos empobrecemos cuando todo se reduce a trabajar y ser eficaces. De hecho, la «lógica de la eficacia» está llevando al hombre contemporáneo a una existencia tensa y agobiada, a un deterioro creciente de sus relaciones con el mundo y las personas, a un vaciamiento interior ya ese «síndrome de inmanencia» donde Dios desaparece poco a poco del horizonte de la persona. La vida no es solo trabajo y productividad, sino regalo de Dios que hemos de acoger y disfrutar con corazón agradecido. Para ser humana, la persona necesita aprender a estar en la vida no solo desde una actitud productiva, sino también contemplativa. La vida adquiere una dimensión nueva y más profunda cuando acertamos a vivir la experiencia del amor gratuito, creativo y dinamizador de Dios. Los retos enormes que representan las migraciones, la pobreza de tantas naciones, los desafíos del cambio climático, no son maldiciones ni destinos fatales, que no podamos ir acotando. En el árbol enorme que crece despacio, existe un lugar para todos. Lo dijo el Señor Jesús, afirmando de muchas maneras, que el Reino está abierto para todos y que nadie quedará excluido, si se decide a participar.

Libros del Antiguo Testamento Libros Sapienciales o de Sabiduría

LIBRO DE JOB El libro de Job nos muestra a un buen hombre temeroso de Dios sufriendo sin ninguna razón aparente. Job, el personaje principal del libro, prudente todo lo que tenía sin haber cometido falta alguna. La ubicación es en la tierra de Uz; un lugar incierto, solo se sabe que tenía muchas pastizales y campos de cultivo, localizada cerca de un desierto, al este del río Jordán, cerca de Canaán. Probablemente Job vivió antes de que Dios diera su ley o designara a los sacerdotes como líderes religiosos. El padre de familia era el líder religioso porque no había sacerdotes que lo instruyeron en las leyes de Dios. Job actuaba como el sacerdote y ofrecía sacrificios a Dios para pedir perdón por los pecados que él y su familia habían cometido Job, era un hombre justo e irreprochable que había sido grandemente bendecido, era el blanco perfecto para Satanás. Satanás atacó a Jacob al acusarlo de ser recto sólo por no tener razón alguna para volverse en contra de Dios. Satanás quería probar que Job adoraba a Dios no por amor, sino porque Dios le había dado mucho.


En la primera prueba Satanás, Job perdió sus posesiones y a su familia, pero reaccionó correctamente hacia Dios al reconocer su soberana autoridad sobre todo lo que él le había dado. Job pasó la prueba y demostró que la gente puede amar a Dios por lo que él es, no por lo que da. El siguiente paso de Satanás, fue provocarle un sufrimiento físico a Job para probar su acusación original. Al saber de las dificultades de Job, 3 de sus amigos llegaron para consolarlo (El faz, Bildad y Zofor). Desafortunadamente, cuando llegaron su consuelo fue muy deficiente porque eran soberbios en su propio consejo e insensibles ante las necesidades de Job. Los amigos de Job se dieron cuenta de que su dolor era demasiado profundo para consolarlo con meras palabras, por lo que no dijeran nada.

abierta después de la Pasión, porque los que en adelante tienen inteligencia de ella consideran y disciernen de qué manera deben ser interpretadas las profecías» (Santo Tomás de Aquino, Expositio in Psalmos, 21,11). 2.

Leer la Escritura en «la Tradición viva de toda la Iglesia». Según un adagio de los Padres, Sacra Scriptura pincipalius est in corde Ecclesiae quam in materialibus instrumentis scripta («La sagrada Escritura está más en el corazón de la Iglesia que en la materialidad de los libros escritos»). En efecto, la Iglesia encierra en su Tradición la memoria viva de la Palabra de Dios, y el Espíritu Santo le da la interpretación espiritual de la Escritura (...secundum spiritualem sensum quem Spiritus donat Ecclesiae [Orígenes, Homiliae in Leviticum, 5,5]).

3.

Estar atento «a la analogía de la fe» (cf. Rm 12, 6). Por «analogía de la fe» entendemos la cohesión de las verdades de la fe entre sí y en el proyecto total de la Revelación.

Artículo Tercero

III El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura En la sagrada Escritura, Dios habla al hombre a la manera de los hombres. Por tanto, para interpretar bien la Escritura, es preciso estar atento a lo que los autores humanos quisieron verdaderamente afirmar y a lo que Dios quiso manifestarnos mediante sus palabras (cf. DV 12,1). Para descubrir la intención de los autores sagrados es preciso tener en cuenta las condiciones de su tiempo y de su cultura, los «géneros literarios» usados en aquella época, las maneras de sentir, de hablar y de narrar en aquel tiempo. «Pues la verdad se presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa índole histórica, en libros proféticos o poéticos, o en otros géneros literarios» (DV 12,2). Pero, dado que la sagrada Escritura es inspirada, hay otro principio de la recta interpretación , no menos importante que el precedente, y sin el cual la Escritura sería letra muerta: «La Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espíritu con que fue escrita» (DV 12,3). El Concilio Vaticano II señala tres criterios para una interpretación de la Escritura conforme al Espíritu que la inspiró (cf. DV 12,3): 1.

Prestar una gran atención «al contenido y a la unidad de toda la Escritura». En efecto, por muy diferentes que sean los libros que la componen, la Escritura es una en razón de la unidad del designio de Dios , del que Cristo Jesús es el centro y el corazón, abierto desde su Pascua (cf. Lc 24,25-27. 44-46). «Por el corazón (cf. Sal 22,15) de Cristo se comprende la sagrada Escritura, la cual hace conocer el corazón de Cristo. Este corazón estaba cerrado antes de la Pasión porque la Escritura era oscura. Pero la Escritura fue

La noticia de que la comisión médica había considerado "científicamente inexplicable" una nueva curación atribuida a la intercesión de Juan Pablo II había alentado la posibilidad de que el Papa polaco fuera canonizado. Su posible proclamación como santo por el Papa Francisco fue el final de un largo proceso que consta de cuatro etapas y que sigue la Iglesia en todos los casos. 1. Siervo de Dios. El obispo diocesano y el postulador de la causa piden iniciar el proceso de canonización tras realizar una exhaustiva averiguación con personas que conocieron al candidato para saber si en verdad su vida fue ejemplar y virtuosa. Si se logra comprobar por el testimonio de estas personas que su comportamiento fue ejemplar, la Iglesia le declara «Siervo de Dios». 2. Venerable. La Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano aprueba la "positio" un documento en el que incluyen, además de los testimonios de los testigos, los principales aspectos de la vida, virtudes y escritos del Siervo de Dios. Si por estas detalladas averiguaciones se llega a la conclusión de que sus virtudes, fueron heroicas, el Santo Padre lo declara «Venerable». 3. Beato. Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión. Dicho milagro debe ser probado a través de una instrucción canónica especial, que incluye el parecer de un comité de médicos y de


teólogos. En el caso de Juan Pablo II, fue la curación milagrosa de la religiosa francesa Marie Simon-Pierre, que trabajaba en una maternidad católica y sufría un párkinson. Resultó curada de la noche a la mañana cuando su comunidad pidió el milagro a Juan Pablo II. El Papa Wojtyla fue proclamado beato por Benedicto XVI el 1 de mayo de 2011, seis años y un mes después de su muerte. 4. Santo. Para la canonización es necesario otro milagro atribuido a la intercesión del beato y ocurrido después de su beatificación. En el caso de algunos santos el procedimiento de canonización ha sido rápido, como por ejemplo, para San Francisco de Asís y San Antonio, que sólo duró 2 años. Pocos han sido declarados santos seis años después de su muerte, o a los 15 ó 20 años. Para la inmensa mayoría, los trámites para su beatificación y canonización duran 30, 40, 50 y hasta cien años o más. Los santos "canonizados" oficialmente por la Iglesia católica son alrededor de 10.000, aunque los procesos tal como hoy los conocemos son relativamente nuevos, del siglo XVIII. Antes los santos surgían por aclamación popular.

la Iglesia, que ven como cada año se da más importancia al acto social y a la fiesta que se organiza en honor al comulgante en lugar de poner todo el énfasis en el sacramento y en el compromiso, que tanto el niño como su familia, están tomando con la Iglesia. El mensaje de lo que realmente es el sacramento de la eucaristía y la importancia de recibir la primera comunión queda completamente distorsionado. ¿Para ti qué es más importante, la fiesta o el sacramento?

“Ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.” (Deuteronomio 6;5-7).

Es de entenderse que este proceso es para todos los santos, no es el caso por haber sido un Papa, todos aquellos en causa de Beatificación y Canonización siguen el mismo proceso desde el siervo más elevado hasta el más humilde.

¿Cómo está la salud del tiempo devocional familiar en su hogar? ¿Sobrevive todavía? ¿Se reúne la familia por lo menos una vez al día alrededor de la mesa para leer un pasaje bíblico y orar?

Las primeras comuniones se convierten cada vez más en un acto social y una fiesta en honor del comulgante, pero en la que cada vez se pierde más el sentido del sacramento que se está celebrando.

En tiempos donde la familia según el modelo de Dios está siendo fuertemente atacada, es importante nos planteemos: ¿Cuál es nuestra posición y cuál es nuestro proceder al respecto en lo interno del hogar? Dios desea que en la familia se modele y construyan los valores de Su reino, que impere el amor, la armonía, el bienestar, la solidaridad, etc., sin embargo, para alcanzar todo eso y más en una forma constante, necesitamos hoy más que nunca poner en práctica y obedecer los principios del Señor expresados en Su Palabra.

La comunión es el acto mediante el cual se recibe el cuerpo de Cristo, que ha sido consagrado a través del sacramento de la eucaristía. Este, que rememora diariamente la última cena de Jesucristo con sus apóstoles y en la que se recibe el cuerpo y la sangre de Cristo, es un acto de fe, dado que la ciencia no puede demostrar que el pan y el vino se conviertan en el Cuerpo y la Sangre del Señor.

De la misma forma que compartimos espacios familiares, para pasear, comer juntos, ver tele, etc., necesitamos priorizar un tiempo a diario en que como familia tengamos un devocional familiar, donde podamos alabar a Dios, leer Su Palabra, orar y darle gracias. Nos es vital el alimento espiritual tanto como cualquier otro alimento, y con la misma regularidad.

La eucaristía es uno de los siete sacramentos de la Iglesia católica y únicamente pueden realizarlo los sacerdotes. Estos siete sacramentos de la Iglesia son: bautismo, confirmación, eucaristía, penitencia, unción de enfermos, órdenes sacerdotales y matrimonio. Los tres primeros forman parte de los denominados sacramentos de iniciación, los cuales tienen la función de iniciar a la persona en el cristianismo. Para evitar caer en la celebración de un acto social, la iglesia propone que los niños «se nutran cuanto antes, previa confesión sacramental, con este alimento divino». Para darle el énfasis en una celebración que nunca olvide el sentido cristiano y sea expresión de la comunidad eclesial que celebra la Eucaristía con sencillez y solemnidad». Y es que es uno de los grandes caballos de batalla de

Si nunca lo han hecho, o lo intentaron y lo abandonaron porque hay demasiadas distracciones, ocupaciones, conflictos, empiecen hoy mismo. Vale la pena recordar el viejo refrán: “La familia que ora unida, permanece unida”. Para concluir, entendemos que Dios quiere que sus hijos crezcan espiritualmente en la gracia y en el conocimiento de Jesucristo (2 P. 3;18). DIRECTORIO Director Parroquial de Comunicación Pbro. Emmanuel Ramírez Olvera Coordinador Parroquial de Comunicación Profesora Ma. Luisa Martínez Galicia CORRESPONSALES Juan Alberto Córdoba Camacho (Sta. Cruz) Isabel (Sta María de los Baños) Edgar Sandia (Sta María de los Baños) Daniel Díaz Rivera (San Rafael) Juan Carlos Díaz Rivera (San Rafael) David Isaac Romero Becerra (San Rafael)


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