ISSN-2452-6126
Edición N8 -Septiembre 2022
Maar Ediciones Fotográfficas Edición N° 8,Septiembre 2022 Editora: Jocelyne Rodríguez Droguett Fotografías: Cindy MuñozSánzhez / Colombia
Edición independiente publicada en los bosques de El Totoral, Región de Valparaíso - Chile.
Publicación Digital e Impresa autogestionada, impresa en casa y encuadernada a mano.
Cindy Muñoz Sánchez“Mi Primer Territorio”
Sólo un par de fotografías y relatos, conforman el inicio de un viaje que lleva a la fotógrafa Cindy Muñoz Sánchez a adentrarse en su historia, en sus raíces. Un recorrido íntimo por ausencias, experiencias dolorosas y a la vez sanadoras al convertirse en la investigadora de su propia historia, construyen una serie de imágenes que además, nos conectan con la historia político-social que han tenido que vivir muchas mujeres indígenas en Latinoamérica. La precariedad, la comercialización del cuerpo para la subsistencia, el maternar en soledad, el olvido de sus historias.
La autora establece caminos, narraciones, vivencias y experiencias para encontrar y adentrarse en su historia materna. Buscando entender por medio del ejercicio fotográfico también su propia maternidad. Entregándonos capturas que indagan en su cotidiano, el paisaje como conector y enraizador, el montaje con sus escritos y el color como reflejo de los diversos estados emocionales que se experiencian en su trabajo visual; donde además el ritual se incorpora como el ejercicio de develar y traer esas capsulas de tiempo que detiene la toma fotográfica.
Su trabajo es una expresión de resistencia al olvido, un ejercicio de traer memorias que no siempre quedan inscritas en la historia y poner de manifiesto lo que los feminismos no hegemónicos nos impulsan a revisar sobre las prácticas descolonizadora para cuestionar los modelos preestablecidos de mujer, la liberación de experiencias y saberes situados y posicionar una lectura de la maternidad como ejercicio político en permanente análisis.
7-09-2021 / Carta para Estela:
Hablar de mi madre, cada vez se me hace más difícil, siento que ya le he dicho tantas cosas, y a la vez creo que ella ha estado más viva que nunca en mi vida. Mi madre Estela, que quizas murio, quizas desapareció, quizás aun esta viva. Solo se que un dia a mis 6 años me llegó la noticia de su muerte, escribir de ella nuevamente se hace pesado, volver a figurar su ausencia, un peso gigante en el pecho, soñé en recorrer los caminos que ella habitó en vida, en 2015 llegue a Yopal, para encontrarme que no existía cuerpo, no había tumba, en 2017 llegue a villavicencio donde ella tuvo su infancia, pero no encontré ningún documento, ninguna huella desde lo real con la cual conectar con ella, después existirían otras posibilidades, el arte, lo plástico y el cuerpo, comencé a buscarla, hasta lograr sanar el dolor por medio de múltiples rituales y altares. Ahora cada vez el peso es menor, pienso en ella como algo bello, y a la vez toda su realidad me hace entender su pérdida.
La primera vez que desee acercarme a ella, tenía 18 años y me habitaba una tristeza tan grande, una gran amiga de ella me regaló tres fotos que no tenía, hasta ese momento solo tenia una foto de carnet que perdí, pero era la afirmación de su existencia y la gran necesidad de traerla a mi presente, despues vendrian preguntas sobre el mundo indigena que ella representaba y del cual se me había alejado, la gran necesidad de ser raíz, de volver a la tierra, de encontrar protección con mis ancestras. Así este año logre llegar a Granada, Meta y San José del Guaviare, el primer lugar era donde mi padre me había encontrado, ella se fue conmigo a los ocho meses, desapareciendo de la vida de mi padre, y a los dos años y medio quizás vuelvo a estar con el.
El segundo lugar donde su tía decía que ella había ido a buscar a su madre, conmigo en brazos, y en palabras de la tía la encontró, con muchos hermanos. Encontrarme con ese viaje que hizo ella, me volvio me dio vida, y a la vez sano una gran herida, también el camino develó otras cosas de su vida, no se si madre hubiese que rido ser madre, pero creo que también se preguntaba por sus raíces, por la libertad y por lograr ser una una mujer autónoma, aunque eso para una mujer indigena, fuese una utopía.
31-07-2020
La primera vez que sentí su llamado fue en noviembre del 2009, yo estaba a punto de cruzar el desierto, sentía la muerte y la locura besándome. Miré a la luna y vi su figura, vi a mis ancestras, me sentí protegida, me sentí salvada. La abracé y sentí que necesitaba buscarla. He tratado de escribir de ella todas las veces posibles, 30 páginas fracasas, dos viajes de contemplación, muchas repeticiones de su imagen. Traerla al presente, darle vida a este dolor que ya es finito. He logrado hablar con ella de tantas formas posibles. La veo en las peceras, en los tejidos, la veo en mi cuerpa, la siento en mi vientre. Conectar con mi madre con el arte como excusa es una idea que he estado habitando hace más de 10 años. ver su fotografía una y otra vez, todas las veces posibles. La busco, la encuentro, me veo en su reflejo, en las dos únicas imágenes que sobreviven al presente para no olvidar su rostro. Mi madre mujer indígena que existió hasta algún año de los 90`s, mi madre mujer indígena que quizás murió antes de la constitución del 91. Ella fue y a la vez no logró ser madre. Pienso en su ausencia y en todas las formas que he inventado para hacerla presente, para que me acompañe y me enseñe a ser madre.
Un dia sin fecha:
Pero aquí te invento. Tejo tu historia. La historia de una ausencia. Aquí por medio del cuerpo te encuentro. Aquí por medio de una imagen te encuentro. Se que esta ciudad le gustaba a ella. Bogotá. Aquí se conoció con mi papá… Esta es la génesis, mi genesis, aqui ella habitó esta ciudad, y yo no sé nada de Bogotá, no se donde vivieron, a veces quisiera recordar todo lo que mi padre me ha contado de ella, tantas ideas que he construido con su imagen, que es la imagen que me persigue desde que comencé a soñar este proyecto. Quizás a ti te hubiese odiado mas y mas… cuando pienso en escribir de ti, esto es lo primero que se me viene a la mente…
Escribir sobre ella, mi madre, escribir infinitamente, los números siguen jugando, estoy aquí frente a las letras, encontrándome con esta idea, a la que me parece que estoy tan lejos, me siento a contra reloj, pero estoy aquí con ganas de solo pensar en esto, me quedan 4 minutos y estos puedo pensar tantas cosas, estoy en bogotá, esta ciudad le gustaba a ella, aquí se conocieron mi papá y ella… esta es la génesis, mi genesis, aqui ella habitó esta ciudad, y yo no sé nada de Bogotá, no se donde vivieron, a veces quisiera recordar todo lo que mi padre me ha contado de ella, tantas ideas que han construido su imagen, que es la imagen que me persigue desde que comencé a soñar este proyecto. tengo una historia, o retazos de ella, que a veces coinciden y que a veces no… no se si me interese mucho encontrarla o ir a un brujo para saber es esta muerta, esa no es mi búsqueda, no es el encuentro con su imagen presente, si no esa imagen virtual lo que me interesa, esa ausencia, entenderla, traerla aqui a este tiempo, a este ahora, poder su historia…
CAPITULO 1
NO TENGO CUERPO - NO TENGO TUMBA
Hábito los caminos de mi primera memoria, una, otra vez y todas las veces posibles. Me interesan todos los gestos que ayuden a transformar los microdolores en estallidos de vida. Mis proyectos están totalmente conectados con las historias que me contaba mi padre en recorridos en su moto, con mis hijos, y nuestro permanente estado de tránsito-desconexión de un lugar físico y duradero como el que mi abuela paterna cuenta en sus historias. Deseo figurar la ausencia de mi madre por medio de gestos y altares, tejer un documento desde el sueño y la acción ritual directa. Encontrarme con el archivo familiar, objetos e historias que habla de los antecedentes de mi familia en los barrio popular-periféricos de la ciudad de Cali, han gestado formas de micro resistencias de un modo de ser-hacer que está en la delgada línea del olvido.