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Educaci贸n Primaria 9 a帽os


Autoconocimiento Corporal 1 2

Tú mismo eres energía Limpiar la casa Sensibilidad focalizada

3 4

Los ciegos Liberarse de la ira Estímulos sensoriales

5 6

Observación de un objeto Visualización de sensaciones Respiración (Abdominal)

7 8

Columna de hierro, columna de goma Juegos para aprender la respiración abdominal Relajación corporal (Parcial)

9 La mecedora 10 El universo Conocimiento del propio mundo emocional 11 Enseño y aprendo l 12 Enseño y aprendo II Identificar el propio mundo emocional 13 ¿Cómo te sientes? 14 Practicando la amabilidad Observación del mundo emocional interno 15 Las sensaciones sentidas Gestionar las propias emociones 16 El cazo de Lorenzo 17 El día que el sol se enfadó Reconocer emociones ajenas 19 ¿Cómo reacciono yo? ¿Y tú?


20 Te felicito amigo Atención prácticas externas (objetos, paisajes,…) 19 Observar la belleza con atención plena Atención prácticas internas (procesos mentales,…) 21 Yo soy alguien muy especial 22 ¿Qué se mueve por ahí?

Visualizaciones guíadas 22 El árbol 23 Mis compañeros Silencio mental y emocional 24 La riqueza del silencio Contemplación de imágenes 25 Observando una obra de arte 26 Percepciones Contemplación de la naturaleza 27 Las cuatro estaciones Introducción a la simbología 29 Celebrar una fiesta. 30 Un objeto muy especial.


Autoconocimiento Corporal 1. Tú mismo eres energía Objetivo: Sentir las diferentes partes del cuerpo. Tiempo: 5 minutos. Desarrollo de la sesión: Juega con tus brazos, manos, pies, piernas, cabeza, etc. Haz diferentes movimientos, en forma de una pequeña danza, de pie, acostado/a, sentado/a, como quieras y puedas. Siente que la parte que te propones mover tiene vida propia. No importa que punto de tu cuerpo quieres mover, el caso es que te concentres en la energía que pones para hacerlo, que te relajes y sientas esa parte de ti, pero sobre todo a tu interior mandando esos impulsos, disfrutando de la danza que estás inventando. Imagina que estás representando una obra donde los personajes son los dedos de tus pies o tus manos, o tus codos, o sólo tu cabeza o sólo con tus ojos. ¿Cómo lo harías? Siente esas partes de ti, vívelas, ve por dónde puede expresarse tu interior, tu potencial creativo.


2. Limpiar la casa Objetivo: Tomar conciencia de las sensaciones y del movimiento de a través del giro de los pies y las manos. Tiempo: 5-10 minutos Desarrollo: Lo primero que haremos será realizar unas rotaciones de las manos, por las muñecas. Podemos hacerlo sentados o derechos, pero si lo hacemos sentados nos aseguramos un mayor grado de atención. Con unos pocos giros, cinco o seis en cada sentido, tendremos suficiente. Ahora bien, debemos intentar que las niñas y niños mantengan el máximo de atención al movimiento. Podemos hablarles de todos los elementos que intervienen: músculos, tendones, articulaciones, pero lo mejor de todo, llegado un cierto momento de práctica, es realizarlo en silencio permitiéndoles que atiendan a su cuerpo. El ejercicio sirve únicamente en la medida a que conseguimos que atiendan a lo que están haciendo, que noten el movimiento. Por eso es bueno, después de hacerlos, preguntamos qué han sentido, tratar de que tomen conciencia del movimiento. La segunda parte del ejercicio es semejante. Haremos girar los pies alternando derecho e izquierdo, primero en un sentido y después en el otro. Hemos de centrar la atención en el movimiento. Después haremos extensiones y flexiones de los pies con la pierna relajada. Lo repetimos cinco o seis vueltas alternando los pies.


Sensibilidad focalizada 3. Los ciegos Objetivos: Desplazarse con los ojos cerrados, agudizando el trabajo de los otros sentidos. Desarrollar la confianza en el compañero.

Desarrollo: En un espacio amplio, hacemos parejas con el alumnado; uno será el ciego y el otro el lazarillo. Este le dará instrucciones verbales a su compañero para dirigirse a un lugar sorteando algunos obstáculos. El juego tendrá dos etapas: al comienzo, los ciegos caminarán siguiendo las instrucciones orales de sus lazarillos, pero sin tener contacto físico; después, el lazarillo agarrará al ciego por el hombro, brazo o mano mientras le da consignas orales. Posteriormente, los ciegos verbalizan cómo se han sentido realizando la actividad, en sus dos versiones: con contacto físico y sin él. Finalmente, la actividad se repite cambiando los roles de la pareja.

Recursos: Pañuelos o trozos de tela para vendarse los ojos. Instrumentos musicales de timbre diferenciado.

Observaciones. Variaciones posibles: 1) En lugar de dar instrucciones verbales, el ciego sigue el sonido del instrumento musical que toca el lazarillo. 2) Hacer la actividad unas pocas parejas y el resto observa y toma notas. 3) Hacer la actividad en un espacio abierto y dar un tiempo al “ciego” para que observe, antes de taparle los ojos. Si tenemos en clase algún alumno con discapacidad visual, podemos pedirle que nos explique qué estrategias utiliza para orientarse y cómo supera sus dificultades o temores. Si hacemos esto previamente al desarrollo de la actividad, este alumno puede dar a los demás diversos consejos para orientarse cuando se pongan en el papel de ciegos.


4. Liberarse de la ira Objetivos: Aprender a centrar la atención en sentimientos determinados Aprender a controlar progresivamente la ira. Resolver pacíficamente los conflictos.

Desarrollo: La ira es una de las emociones negativas más difíciles de controlar, y su presencia y efectos destructivos están presentes por doquier, como tristemente podemos constatar si observamos nuestro mundo actual. Desde la escuela y las familias, tenemos un importante papel para ayudar a los alumnos a controlar su ira y manejar más adecuadamente los conflictos. Proponemos a continuación algunos ejemplos de actividades para cada una de las etapas. Podemos partir también de reflexiones acerca de qué pasa cuando nos enfadamos, y qué otras alternativas es posible poner en juego. Les propondremos algunas técnicas más complejas de autocontrol. En el caso de la respiración, puede ser útil enseñarles a realizar varias respiraciones profundas, dándose a sí mismos estas instrucciones: “Al inspirar, siento calma; al espirar, me controlo” (se puede simplificar diciéndose simplemente “calma” y “control”, respectivamente). Además, les podemos enseñar el “Método PIGEP” para resolver conflictos, desarrollado por Crary (1998) y que se basa en la siguiente secuencia: Método PIGEP (Parar, Identificar, Generar, Evaluar y Planificar) 1. Pararse a pensar y mantener la calma. 2. Identificar el problema. 3. Generar ideas para solucionar el conflicto. 4. Evaluar tus ideas. 5. Planificar cómo poner en práctica la idea que hayas seleccionado.


Estímulos sensoriales

5. Observación de un objeto Objetivo: Ser capaz de detenerse durante unos minutos a observar un objeto. Fomentar la capacidad de atención.

Tiempo: 15 minutos aproximadamente

Desarrollo de la sesión: Se les da a los alumnos unos minutos para que observen un objeto. A continuación, cierran los ojos, y el profesor irá haciéndoles preguntas sobre dicho objeto. En el caso de que el objeto observado fuese un árbol, por ejemplo, las preguntas podrían ser: ¿Cómo es el tronco? ¿Qué color tiene? ¿Es ancho o delgado? ¿Es alto o bajo? ¿Tiene muchas ramas? ¿Cómo son las hojas?, etc...

6. Visualización de sensaciones Objetivo: Usar la imaginación para recrear en nuestro interior situaciones, sensaciones y emociones, todo ello de un modo consciente y conforme a nuestra voluntad. Tiempo: 10 minutos. Desarrollo de la sesión: El profesor irá hablando lentamente indicando a los alumnos que cierren los ojos e imaginen todo lo que se les va a ir indicando a continuación. —Imágenes táctiles: Siente que estás haciendo las siguientes tareas: introduces tus manos en un cubo de agua fría, y luego en otro de agua caliente; acaricias un perro, un gato, etc…; posas tus manos en un jersey de lana; das un apretón de manos; etc... —Imágenes gustativas: Imagina que estás comiendo: zumo de limón - zumo de naranja leche caliente - caramelo de menta - helado de chocolate... —Imágenes olfativas: Imagínate estos olores: Pan reciente - hierba recién cortada – gasolinalejía - pino - rosas... etc.


Respiración (Abdominal) 7. Columna de hierro, columna de goma Objetivo: Aprender a hacer respiraciones abdominales. Tiempo: 5 minutos.

Desarrollo de la sesión: Los alumnos estarán entados cómodamente en sus sillas, con los pies apoyados en el suelo, la espalda muy recta y las manos sobre tus rodillas. Cierran los ojos y se les pide que hagan tres respiraciones abdominales profundas. Entonces nos dirigimos a ellos: Colocar las manos sobre el diafragma durante la respiración permitirá seguir todo el proceso respiratorio. Esta es la respiración "natural". Empieza a respirar más lentamente. Ahora concéntrate en tu columna vertebral. Recórrela mentalmente de abajo a arriba. Imagina que tiene la dureza y rectitud de una barra de hierro. Imagina que de pronto se fuera convirtiendo en una barra de goma, flexible y blanda. Vuelve a sentir que tu columna es, sucesivamente, de hierro y de goma. Después, lentamente, mueve los hombros hacia atrás y abre los ojos. Inspiración. Tomamos aire profundamente y el diafragma desciende. El abdomen se hincha. Espiración. Soltamos el aire y el diafragma asciende a la vez que el estómago desciende.


8. Juegos para aprender la respiración abdominal Objetivo: Aprender a hacer respiraciones abdominales. Tiempo: 5 minutos cada juego. Desarrollo de la sesión: Indicar a los niños que vamos a realizar una serie de juegos y deben seguir las instrucciones que les marquemos: El puente. El niño se tumba de espaldas y coloca los dos pies en posición completamente plana respecto al suelo, bien separados, (lo mismo que las rodillas) y con las nalgas en alto. En esa posición respirar varias veces hinchado el vientre a inspirar y vaciándolo al soplar. La gallinita ciega. Un niño con los ojos cerrados se coloca tras uno de sus compañeros y le coloca las manos sobre el vientre para percibir su respiración; repite la acción consigo mismo y compara. La respiración del leopardo. Se ponen a cuatro patas, inspiran el aire por la nariz; se hincha el abdomen y baja la columna vertebral. Después espiran por la boca mientras se vacía el abdomen y se eleva la columna. El ejercicio se realiza despacio.


Relajación corporal (Parcial) 9. La mecedora

Objetivo: Hacer que el niño/a alcance un estado de calma mediante movimientos de balanceo. Cada niño/a se mece, imitando el movimiento de una mecedora, y hace como si durmiera. Tiempo: 10 minutos Desarrollo de la sesión: (Prever bastante espacio para que cada niño pueda sentarse o tumbarse sin tocar al resto). El maestro/a explica el juego, imitando los movimientos:     

Elige un lugar y siéntate. Ahora, haz como si estuvieras en una mecedora: doblas las piernas y balanceas tu cuerpo de delante hacia atrás y de atrás hacia delante, suavemente. Te meces muy suavemente. Cuando quieras, haz como si te durmieras. En ese momento, dejas de mecerte y descansas. Puedes hacer como si durmieras con los ojos abiertos. Tú decides. Cuando yo vea que estás descansando, que haces como si estuvieras dormido/a y que ya no te mueves, enviaré una mariposa a posarse sobre tu hombro. Esa mariposa es mi mano. Cuando se pose en tu hombro, irás despertando y volviendo a sentarte a tu sitio.

El juego habrá terminado cuando de tres palmadas.


10.El universo Objetivo: Hacer que los niños/as se relajen mediante los movimientos de estiramiento y distensión. Cada niño/a se estira en todos los sentidos. Preparación: prever bastante espacio para que puedan inclinarse sin tocarse entre ellos. Tiempo: 15 minutos. Desarrollo de la sesión:  Vamos a jugar al universo.  ¿Qué es el Universo? El universo es la tierra, el cielo, el mar, la arena, las estrellas, las nubes…  Empiezo explicando el juego y vosotros escucháis y estáis atentos.  Para empezar, hay que ponerse de pie.  Cuando diga “¡Cielo!”, te estirarás hacia arriba, como si quisieras tocar el cielo. Y harás lo mismo cada vez que diga el nombre de elementos que estén por encima de nosotros como, por ejemplo, las estrellas, el sol o las nubes.  Cuando diga “¡Tierra!”, dejarás que tu cuerpo y tus brazos caigan hacia abajo, y tocarás el suelo. Haréis lo mismo cada vez que diga el nombre de elementos que están en el suelo, como el agua, las rocas o las flores.  Cuando diga “¡Marte!”, te estirarás hacia la derecha, porque el planeta Marte está a la derecha de la Tierra. Haréis lo mismo cuando nombre a Urano, Júpiter, Saturno…  Cuando diga “¡Venus!”, o “¡Mercurio!”, os estiraréis hacia la izquierda, porque estos planetas están a la izquierda de la Tierra.  Cuando diga “¡Aire!”, os pondréis rectos, con la cabeza bien derecha y los brazos pegados a cada lado del cuerpo.

Proponemos también estos ejercicios de relajación:

Respiración consciente. Sentado en tu silla, con la espalda muy recta, respira tranquilamente. Observa cómo es tu respiración: agitada o serena, corta o profunda, regular o irregular… Cierra los ojos y concéntrate en el recorrido del aire en tu interior: cómo entra y cómo lo expulsas. Ve haciendo que tu respiración sea cada vez más profunda. Respira tres veces llenando de aire el abdomen y el pecho. Expulsa el aire cada vez, muy despacio. Por último, abre los ojos y mueve los hombros en círculos, hacia atrás.


Sonidos de fuera, sonidos de dentro. Sentado cómodamente en tu silla, con los pies apoyados en el suelo, la espalda muy recta y las manos sobre tus rodillas, cierra los ojos y concéntrate en todos los sonidos y ruidos que llegan de fuera: unos pasos, una puerta que se cierra, el ladrido de un perro a lo lejos… Poco a poco, empieza a prestar atención a los sonidos de dentro… quizás escuches un zumbido grave… o un pitido agudo… o quizás oigas el latido de tu corazón… Lentamente, vuelve a escuchar los sonidos de fuera. Abre los ojos, al mismo tiempo que estiras los brazos hacia delante.

El casco de minero. Sentado en tu silla, con la espalda muy recta y los ojos cerrados, respira tranquilamente. Ve haciendo que tu respiración sea cada vez más profunda. Respira tres veces llenando de aire el abdomen y el pecho. Expulsa el aire cada vez, muy despacio. Imagina que sobre tu cabeza llevas puesto un casco de minero, de esos que tienen una lámpara en la frente. Intenta, sin abrir los ojos, mirar fijamente esa lámpara durante un rato. Cuando lo creas oportuno, abre los ojos.


Conocimiento del propio mundo emocional 11.Enseño y aprendo l Objetivos: - Conocerse a sí mismo. - Valorarse y valorar a los demás, reconociendo tanto sus habilidades como las propias. - Considerar la posibilidad de poder aprender una habilidad de otra persona. - Enseñar y aprender unos de otros. - Valorar la importancia de hacer las cosas con brío y entusiasmo.

Tiempo: Dos sesiones.

Desarrollo: Se puede introducir la actividad hablando de la cantidad de cosas que sabemos hacer y que no somos conscientes de ellas. Son habilidades muy personales que nos gusta realizar, que sabemos hacer bien y que hemos de valorar y potenciar. Esta actividad se desarrollará lo largo de dos sesiones de clase.

1ª sesión: Se realiza una lista con una relación de cosas que saben hacer a partir de un torbellino de ideas. Se compone una lista en la pizarra con todas las ideas. Se confecciona una ficha individual con dos columnas. En la primera figurarán todas las habilidades manifestadas, en la segunda cada cual expresará si es una de sus habilidades o no, por ejemplo: cantar una canción, recitar poesías, contar chistes, hacer caricaturas, dar volteretas, hacer el pino, dibujar cómics, componer canciones de rap, hacer trucos con las cartas... Se forman parejas y se enseñan las fichas y cada uno elige de las habilidades del otro la que quiere que le enseñe. A partir de aquí cada uno se puede preparar para la sesión siguiente con el material o el espacio que necesite para llevar a cabo su clase.

2ª sesión: Durante la primera parte se enseñan mutuamente las habilidades seleccionadas. La segunda parte de la sesión se destina a una reflexión en gran grupo sobre el proceso de enseñar y aprender unos de otros, y sobre los sentimientos personales al buscar sus habilidades, al enseñarlas y al aprenderlas de otros.


Metodología: Gran grupo para el torbellino de ideas y para la reflexión y debate, y trabajo por parejas para la enseñanza y el aprendizaje de las habilidades propias y ajenas.

Materiales necesarios: Cada alumno preparará el material que necesite: una baraja de cartas, papel, un chiste, una canción, poesía, colchoneta, grabadora...

Justificación: Gracias a esta actividad además de propiciar un clima afectivo positivo en el que el grupo expresa sus habilidades y éstas son compartidas y valoradas, conseguimos fomentar sentimientos de autoeficacia y entusiasmo en la medida en que se reconocen potencialidades propias y ajenas y se permite la expresión de aquello que les apasiona.

Observaciones: En esta actividad hay que dejar espacio a la creatividad del alumnado, el torbellino de ideas está pensado para que surjan habilidades que nosotros/as, como docentes, no consideramos como tales o no se nos ocurren. Seleccionar entre el grupo aquéllas que se pueden desarrollar en el entorno de la clase.

12.Enseño y aprendo II Continuación de la actividad 11.


Identificar el propio mundo emocional 13.¿Cómo te sientes? Objetivos: Identificar y nombrar los propios sentimientos y asumir la responsabilidad de los mismos.

Tiempo: Una sesión de una hora aproximadamente.

Desarrollo: Una de nuestras funciones en la escuela consiste en ayudar a nuestros alumnos a que aprendan a observarse, a tomar conciencia de sus emociones y sentimientos, puesto que todos ellos tienen un valor y un significado. Poner nombre a las emociones y a los sentimientos permite a nuestros chicos apropiarse y responsabilizarse de ellos, y esto se consigue a través de un proceso que implica: • Ser capaz de expresar los sentimientos y las emociones de un modo adecuado. • Advertir y ser consciente de sus emociones. • Controlar progresivamente dichas emociones y sentimientos.

Los sentimientos y las emociones son los habitantes de nuestro corazón. De ahí la importancia de apropiarnos de ellos y asumir las responsabilidades que conllevan. Teniendo en cuenta este aspecto, iniciaremos la actividad sentándonos en círculo y preguntando a nuestros chicos cómo se sienten en el momento presente: alegres, tristes, asustados, cansados, enfadados, sorprendidos,… Cada uno expresará su situación en ese momento utilizando un adjetivo: alegre, asustado, contento, enfadado,… En esta primera parte de la actividad es importante comprobar y asegurarnos de que todos los niños reconocen bien las distintas emociones, por la expresión de la cara, sus gestos, actitudes, etc. Otra opción es colocar a los niños por parejas y que cada uno haga al otro la pregunta: “¿Cómo te sientes?” (Esta opción es más adecuada para alumnos más mayores). Posteriormente, a cada uno de los niños, le proponemos imaginar cómo se sentiría en situaciones concretas: ¿Cómo te sientes cuando…?: • Tienes miedo a la oscuridad y se va la luz. • Alguien te ha empujado en la fila. • No te dejan subir al columpio.


• Te dicen que eres muy guapo. • Alguien se esconde detrás de la puerta y grita cuando entras. • Tu abuelito está enfermo. • Un niño de clase no te invita a su cumpleaños. • Tu mascota ha desaparecido. • Ha nacido tu hermanito. • No haces bien un trabajo. • Tienes que ir al médico. • Te culpan de algo que no has hecho. • Tus padres se van de viaje. • Tienes pesadillas por la noche. • Te pierdes en unos grandes almacenes. •… Se trata de que los niños expresen la emoción o el sentimiento que les invade en estas situaciones concretas de forma plástica (pintando con diferentes materiales, dibujando,…). Posteriormente, explicarán ante el grupo clase el significado de su representación gráfica y expresarán el adjetivo correspondiente a la emoción o el sentimiento, con el que pondrán título al trabajo realizado. Estos trabajos los colocaremos en un lugar visible de la clase y recurriremos a ellos cuando se presenten estas situaciones a lo largo de la vida diaria (servirán para habituarnos a identificarlos, nombrarlos e intentar controlarlos).

Recursos: Pinturas de colores.

Observaciones: Es importante preguntar a nuestros alumnos con frecuencia cómo se sienten, porque de esta manera les ayudamos a tomar conciencia de sí mismos y a diferenciar los comportamientos que manifiestan cuando están alegres, tristes, enfadados, etc. Así intentamos centrar su atención en sus procesos internos, en lo que les pasa por dentro, en suma, en sus emociones y sentimientos. Además, es importante ayudar a los niños a dar salida y a expresar sus sentimientos, ya que esto les permite gestionarlos mejor y responsabilizarse de ellos. También es conveniente verbalizar como nos sentimos los docentes y mostrar reacciones adecuadas para ser un modelo positivo para el alumnado.


14.Practicando la amabilidad Objetivos: Poner en práctica buenas acciones y disfrutar realizándolas.

Tiempo: Un mínimo de 30 minutos para reflexionar y realizar el listado común de acciones amables, y explicar la tarea a realizar durante la semana. En torno a una hora para la sesión posterior de revisión de lo realizado a lo largo de la semana.

Desarrollo: Entre todos, pensamos qué cosas podemos hacer para ser amables con los demás, tanto en la escuela como fuera de ella, y hacemos una lista de posibles prácticas de amabilidad. Es preferible que sean los propios alumnos quienes vayan sugiriendo los contenidos de la lista, y nosotros nos limitemos al principio a irlos anotando en la pizarra. Posteriormente, si vemos que algunos aspectos no surgen, podemos proponerlos y añadirlos a la lista. Entre las diversas prácticas de la amabilidad, pueden aparecer las siguientes: • Dar las gracias. • Prestar cosas: una goma, pinturas, tijeras, pegamento,... • Colaborar y tratar de integrar a los demás cuando se practican juegos y deportes. • Actitud receptiva y de interés ante los demás: saludar (valorar la importancia del saludo, por trivial que parezca: reconocemos que el otro está allí y nos importa), escuchar activamente, sonreír más, interesarse por lo que sucede a los demás (preguntarles por su salud, sus actividades, etc.),... • Normas habituales de cortesía social: ceder el asiento en el autobús, dejar paso ante una puerta a quienes entran o salen con nosotros, ser puntuales,... • Colaborar en casa en las tareas domésticas. • Visitar a un familiar que hace tiempo que no vemos, a un amigo enfermo o que esté atravesando una mala racha,... • Colaborar como voluntarios en alguna tarea. • ... Una vez que hayamos recopilado las posibles buenas conductas, proponemos que, durante una semana, cada alumno va a poner en práctica al menos una acción diaria.


Al final de cada día, se cumplimentará un sencillo registro siguiendo este modelo:

Día de la semana

Acción amable realizada

Cómo ha reaccionado

Cómo me he sentido

la otra persona

Transcurrida una semana, pondremos en común las acciones que hemos realizado, a partir de lo que el alumnado haya anotado en sus registros. Será importante destacar cómo las conductas amables hacen felices a los demás, pero también nos producen una profunda satisfacción personal.

Recursos: Un cuaderno de tutoría donde poder cumplimentar el cuadro de registro que hemos propuesto.


Observación del mundo emocional interno

15.

Las sensaciones sentidas

Objetivos: • Fomentar la atención • Ampliar el conocimiento sobre los sentimientos propios y su funcionamiento.

Tiempo: Una sesión

Desarrollo de la sesión: El trabajo de esta sesión consiste en facilitar a los niños y niñas experiencias de atención corporal sobre sus propios sentimientos. Para ello, crearemos, primero, un ambiente de tranquilidad. Les invitaremos a que se sienten cómodamente, con la espalda erguida y relajados. Puede hacerse delante mismo de los pupitres, pero es interesante que no tengan nada delante (libros, cuadernos…), ni en las manos. Comenzaremos introduciendo la sesión, diciéndoles que vamos a estar un rato tranquilos, con nosotros mismos y con nuestros sentimientos. Para prepararnos, trataremos de “dejar fuera” todo aquello que nos pueda preocupar o molestar, por un momento. Les invitaremos a respirar profundamente unos momentos y, después, les invitaremos a continuar respirando suavemente (sería interesante que mantuvieran los ojos cerrados a partir de este momento, pero muchas veces resulta difícil que estén tranquilos así. Por lo tanto, si es posible que los cierren y si no que mantengan una mirada relajada hacia el pupitre). A partir de aquí comenzaremos con las instrucciones del ejercicio. -

Trata de pensar en las cosas que ahora mismo son muy importantes para ti: puede ser tu familia, tus amigos, alguna actividad… Elige una persona, una situación, algo que te haga especialmente ilusión. Quédate con eso piensa en ello (en esa persona, cosa…) ¿Cuándo piensas en esta persona/situación notas algo en la barriga, en la cara…? ¿Tienes ganas de sonreír? ¿Quizás tienes ganas de abrazar…?

Lanzamos preguntas, más o menos dirigidas, para que los niños y niñas intenten descubrir o ser conscientes del sentimiento en su manifestación corporal.


Al principio, interesa que sugiramos alguna posibilidad, pero una vez iniciada la dinámica, es preferible que sean ellos los que “propongan” sus sensaciones-sentidas. Pueden sorprendernos mucho con sus “imágenes” o asociaciones. Pero debemos acogerlo todo, sin opinar ni juzgar. Simplemente haciendo eco de lo que nos propongan. Una vez se hayan expresado, les invitaremos a que centren su atención en la parte del cuerpo/sensación que nos han compartido. Les podemos decir que esta sensación-sentida es un lugar “secreto” o “mágico” que siempre está con ellos/ellas, al que pueden volver siempre que quieran. Con ello, les estamos ofreciendo herramientas para poder enfrentar situaciones negativas o desfavorables. Se trata de capacitarles para ir identificando la dimensión corporal de sus sentimientos, con lo cual, estarán más preparados para poder conocerlos, aceptarlos y gestionarlos. Por último, esta técnica requiere un proceso de aprendizaje pero una vez interiorizada, puede aplicarse de manera puntual en situaciones diversas, sin necesidad de desarrollar todo el proceso.


Gestionar las propias emociones 16.

El cazo de Lorenzo

Objetivos: • Que sepan identificar los aspectos menos positivos de sí mismos. • Aprender a encontrarle el lado positivo a nuestros defectos.

Tiempo: 30 minutos

Desarrollo de la sesión: El maestro/a lee el cuento de “El cazo de Lorenzo”. Posteriormente, se reflexiona sobre lo que significa el cazo para Lorenzo y que todos tenemos algún cazo que arrastramos como un lastre. Lejos de avergonzarnos de eso, podemos encontrar las maneras de servirnos de él. Cada niño/a tiene que encontrar su cazo y pintarlo en un papel como lo hace Lorenzo, para luego decorarlo y hacer una exposición en el pasillo de la escuela.

Materiales: Folios y pinturas de colores.

Anexo. Cuento “El cazo de Lorenzo” Lorenzo es un chico que siempre arrastra un cazo rojo detrás de él. El cazo se le cayó un día en la cabeza sin saber muy bien por qué. A causa de este cazo Lorenzo no es exactamente como los demás. Necesita mucho cariño. Es sensible. Le encanta escuchar música. Tiene un montón de cualidades. Pero a menudo las personas sólo ven ese cazo que arrastra por todas partes. Y lo encuentran raro… incluso un poco inquietante. Además su cazo le complica la vida. Se atasca en todas partes… Poca gente se da cuenta de que Lorenzo tiene que hacer el doble de esfuerzo que los demás para llegar al mismo sitio. A Lorenzo le gustaría librarse de ese cazo pero es imposible. Un día está tan harto que decide esconderse. Mete su cabeza dentro del cazo y se queda así durante mucho tiempo. Poco a poco la gente se olvida de él y no le preguntan ni le dicen nada. Pero las cosas no son así de sencillas, afortunadamente. Lorenzo conoció a Marieta, que le enseñó a sacar la cabeza del cazo porque ella también tenía uno. Le enseñó las cosas buenas y divertidas que podía hacer con ese cazo y le enseñó a dibujar el cazo para poder verlo


más bonito. Además Marieta regaló a Lorenzo un bolso para guardar su cazo de este modo nunca más arrastraría ni se volvería a atascar. Cómo ya no le molestaba, Lorenzo volvió a jugar con sus amigos, encontraba muchas cualidades al cazo e incluso hizo un dibujo enorme que colgó en el pasillo del colegio.

Está también disponible en vídeo. http://www.youtube.com/watch?v=K0usZT3LGOQ


17.

El día que el sol se enfadó

Objetivo: Solucionar conflictos a través del diálogo, cambio de actitud…

Tiempo: 30 minutos

Desarrollo de la sesión: Contar el siguiente cuento y realizar algunas de las actividades propuestas. El Sol está enfadado porque los habitantes de la Tierra no le dan las gracias por su trabajo. Entonces decide no volver a salir, lo cual tiene unas consecuencias desastrosas para todos los habitantes del planeta. La Luna y las estrellas también se sienten muy ma l por esta decisión que les hace trabajar horas extras. En este cuento se habla de … la gratitud, del enfado y de la forma de solucionar un conflicto a través del diálogo y el cambio de actitud.

El sol estaba ya muy cansado de salir todos los días a iluminar la tierra y darle calor. Estaba además muy enfadado con sus habitantes porque eran unos desagradecidos. En otros tiempos, todos los días le daban las gracias al salir y le despedían al atardecer, levantaban monumentos en su honor, le dedicaban canciones, grababan su cara en las piedras, le hacían versos, y él se sentía muy orgulloso de lo que hacía y muy feliz. Pensaba: “gracias a mí maduran los frutos, os doy vitaminas que os ayudan a crecer y estar sanos, derrito los hielos y tenéis abundante agua, sin la que no podríais vivir. Ayudo a que salgan miles de flores que os alegran la vista y el olfato, y un montón de cosas más. Y a cambio, ¿qué hacéis los seres humanos por mí? Nada, ni caso, como si fuera mi obligación salir todos los días a calentar la tierra”. Estaba tan, tan furioso, que decidió darse unos días de vacaciones y no brillar en el cielo. Y ¿sabéis lo que pasó? Que aquello fue un auténtico desastre: la luna y las estrellas se enfadaron mucho porque tuvieron que hacer horas extras y no podían irse a descansar. Estaban indignadas. ¿cómo podía el sol hacer semejante locura? Empezó a hacer frío, cada vez más frío. Las flores no se abrían, las frutas no maduraban, los animales estaban despistados, pues no sabían cuándo dormir y cuándo despertar. Las luces de las calles y de las casas tenían que estar encendidas todo el tiempo. La gente empezó a ponerse triste, muy triste, y algunos incluso enfermaron.


A los niños les costaba mucho levantarse para ir a la escuela: –mamá, déjame dormir un poco más, que todavía es de noche. –no, cariño, que ya es la hora. Ya es de día, aunque el sol no haya salido todavía. Los responsables de todos los países del planeta estaban muy preocupados, pero no sabían qué hacer hasta que a uno se le ocurrió una idea: debían ir a hablar con el sol. Se reunieron representantes de todos los lugares de la tierra y juntos se dirigieron a la montaña por la cual acostumbraba a nacer el sol. Y una vez en la cima le pidieron que saliera de su escondite y les escuchara con atención. Entonces le hablaron y le suplicaron que volviera a brillar en el cielo. –¡ah! ¿así que me echáis de menos y queréis que vuelva? –les dijo muy enfadado. –sí, te pedimos que vuelvas y reconocemos que tu presencia es necesaria para la vida de toda la tierra, no solo para nosotros los seres humanos, sino para los animales y las plantas también. Tú nos das la vida y sentimos mucho haberlo olvidado, te prometemos recordarlo de ahora en adelante y para siempre. Te estamos profundamente agradecidos. Perdónanos, por favor… –bueno, me lo voy a pensar… Y el sol volvió a esconderse detrás de la montaña. Como también la luna y las estrellas se lo estaban pidiendo por favor todos los días, cada vez con mayor insistencia, decidió al fin salir a la mañana siguiente. ¿y os imagináis lo que pasó? Que en todo el mundo se celebraron fiestas en su honor, se levantaron monumentos, se hicieron canciones y poesías, se grabó su rostro en las piedras y hasta se pusieron de moda las danzas al sol. Eso sucedió hace mucho, mucho tiempo, y el sol, desde entonces, sigue saliendo todos los días y dando su luz y calor. ¿no crees que tú también debes darle las gracias? Proponemos una serie de actividades: 1. Hacer una representación teatral sobre el cuento, elaborando los disfraces o pintando el decorado. Se reparten los diferentes personajes y se representa la obra.


2. Pedir a los alumnos que cuenten a los demás qué es lo que más les enfada y qué hacen cuando se enfadan. Que todos aprendan a identificar las diferentes expresiones de enfado, incluido el silencio. 3. Si ellos hubieran sido el Sol, ¿habrían hecho lo mismo? ¿Qué otras cosas podría haber hecho el Sol para demostrar lo enfadado que estaba? Es importante que los alumnos aporten varias opciones para comentar que ante una situación de enfado se pueden hacer cosas diferentes, unas adecuadas y otras no. 4. Escribir entre todos una carta al Sol, que cada uno le dé las gracias por algo, y después hacer un dibujo grande del Sol en papel continuo y pegar tarjetas de agradecimiento o dibujos, etc. 5. Cuando alguien se enfada con ellos, ¿cómo se sienten? Se puede hablar sobre la necesidad de expresar el enfado sin que haga daño a nadie, de una forma adecuada. 6. Vivenciar el concepto de enfado por medio del lenguaje verbal y no verbal, y a continuación comentar con ellos la importancia de aprender a calmarse. ¿Qué hacen para controlar su enfado o para dejar de estar enfadados? Que cada alumno diga alguna estrategia que utiliza para entrar en calma. 7. Comentar lo que es el agradecimiento. ¿Por qué cosas pueden dar gracias? Hacer una ronda y que cada alumno diga alguna cosa por la que se siente agradecido. Durante uno o dos días, pedir a los alumnos que den las gracias a alguien de la clase cuando lo sientan, cuando les ayuden o les hagan un favor. 8. Se puede continuar el cuento, por ejemplo, añadiendo lo que podría haber pasado si no le convencen al Sol para que vuelva a salir. 9. Pedir a los alumnos que pregunten a sus padres y abuelos qué cosas les enfadan más y al día siguiente lo comenten en la clase. Se trata de ayudar a los alumnos a comprender que los adultos también se enfadan. ¿Se pueden imaginar qué habría ocurrido si, en lugar del Sol, se hubiera enfadado la Luna? Hacer un relato entre todo el grupo con este nuevo argumento. Pintar las caras del Sol y de la Luna enfadados y contentos.


Reconocer emociones ajenas 18.

¿Cómo reacciono yo? ¿Y tú?

Objetivos: Identificar las reacciones que experimentamos ante determinadas emociones.

Tiempo: Una sesión de una hora.

Desarrollo: Las emociones provocan diferentes reacciones en nuestro cuerpo: se acelera nuestra respiración, reímos, lloramos, etc. Cada persona reacciona de diferente manera en función de la experiencia vivida y de cómo valora la situación a la que se enfrenta. Tras reflexionar sobre lo anterior, presentamos una ficha al alumnado con un cuadro para cumplimentar, en el que escribirán varias formas de reaccionar ante emociones dadas. Por ejemplo: cuando siento alegría doy saltos, lloro, sonrío, me muevo,… Al terminar, ponemos en común las fichas de los alumnos. En la pizarra o mediante un ordenador y videoproyector, rellenamos el cuadro de la ficha con las aportaciones de la clase, anotando todas las reacciones a una emoción. Después entablamos un debate: ¿reaccionamos siempre de la misma manera ante una emoción? –puedo llorar, sonreír,… –; ¿reaccionamos de la misma manera ante emociones diferentes? –puedo llorar cuando estoy alegre y triste–. Las demás personas, ¿reaccionan de manera similar a nosotros frente a la misma emoción? ¿Se parecen las reacciones de los demás a las mías? Tras esto, hablamos de lo legítimo que es emocionarse y experimentar cualquier emoción, pero también de lo adecuado o no de algunas de las reacciones que podemos experimentar. Algunas de estas reacciones sí son censurables cuando perjudican al entorno o a otras personas. Recursos: Cuadro de doble entrada para cumplimentar individualmente: ¿Qué siento?

Alegría

¿Cómo reacciono?

Saltar, llorar, sonreír, moverme,…


Ira Tristeza Miedo Vergüenza Sorpresa

Observaciones: Previamente habremos trabajado otras actividades sobre emociones, de modo que el alumnado ya conozca bien las emociones básicas: alegría, tristeza, vergüenza, miedo, sorpresa e ira.

19.

Te felicito amigo

Objetivos: • Identificar aspectos positivos de los compañeros/as. • Aprender a percibir a los demás en su totalidad, teniendo en cuenta sus sentimientos, no sólo su apariencia física. Competencias emocionales que desarrolla: Autoconfianza.

Desarrollo de la actividad: El profesor explica que, entre todos, van a hacer un juego que consiste en darse cuenta de qué es lo que tienen de bueno, de positivo, de hermoso, las personas con las que nos relacionamos. Les dice: “Para eso nos giramos a nuestra derecha y miramos al niño/a que está a nuestro lado, nos concentramos en él/ella y pensamos en cómo es, en los momentos que pasamos juntos, en las cosas que sabe hacer y elegimos algo que nos guste de él/ella, por ejemplo: ¡que baila muy bien! Y a continuación se lo decimos: “Me gusta cómo bailas Andrés” y Andrés mirándome tendrá que contestarme: “Gracias, te agradezco ese elogio” o “gracias, me gusta que me digas eso”. Y luego, Andrés hará lo mismo con el compañero/a de su derecha y así hasta que completemos el círculo. Se inicia el recorrido de elogios, expresando el profesor/a algo positivo al niño/a que tenga al lado. El profesor procura que los niños/as se expresen en primera persona, esto es, de la forma más directa posible. Puede facilitar que elijan una cualidad recordándoles los aspectos en los que pueda fijarse, como el aspecto físico, la forma de ser, lo que sabe hacer, los momentos buenos que pasaron juntos. Si algún niño/a tiene dificultades el profesor/a le ayudará. El último niño/a debe practicar un elogio al profesor/a para cerrar el círculo


completamente, de forma que todos hayan experimentado la expresión y la recepción de sentimientos positivos. Luego el docente pide un aplauso dirigido a ellos mismos. Pregunta cómo se han sentido. Se recogen sus respuestas, y se plantean las ventajas de poder expresarse así. Posteriormente se les indica que se sienten para escribir. Se les entrega una copia de la ficha nº 1 y se explica cómo deben hacerla siguiendo las instrucciones que hay en ella. Para finalizar el docente entrega la ficha nº 2: ¡Te felicito hijo! Para que la realicen en casa con ayuda de los padres.

Orientaciones: Antes de iniciar la actividad es importante hacer una reflexión sobre lo importante que es para todos sentirnos queridos y saber que lo que hacemos les gusta a los demás. Como resultado de esta actividad deberíamos concluir que expresar a una persona lo que nos gusta de él o ella sirve para que: • Esa persona se sienta mejor. • Se anime a seguir siendo de esa forma que nos gusta. • Nosotros mismos nos sintamos bien, satisfechos de poder expresar lo que vemos o sentimos y de causar un buen estado de ánimo en otra persona. Pero, a pesar de que todo esto es tan bueno, hay veces que no lo hacemos porque se nos olvida o porque nos cuesta un poco. Es normal que nos cueste hacerlo si no estamos acostumbrados o sentimos vergüenza. Pero si lo intentamos todos los días, con quienes tengamos más confianza, nos saldrá mejor.

Materiales: • Fotocopias de la ficha nº 1: ¡Te felicito amigo! • Fotocopias de la ficha nº 2: ¡Te felicito hijo!

Tiempo: Dos sesiones de 30 minutos. Anexo 1. Ficha “Te felicito amigo” Anexo 2. Ficha “Te felicito hijo”


Anexo 1: ficha “Te felicito amigo” Busca en cada personaje lo que más te guste y escríbelo debajo de cada uno

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Anexo 2: ficha “Te felicito hijo” Pide a tu familia que te cuenten tres situaciones en las que te portas muy bien y te felicitan. Dibújalas a continuación. Mis padres me felicitan cuando…


Atención prácticas externas (objetos, paisajes,…) 20.

Observar la belleza con atención plena Objetivos: Recrearse en la belleza mediante la atención plena.

Desarrollo: Podemos utilizar aquí algunas de estas propuestas: - Saborear un alimento. Podemos utilizar una galleta, un trozo de chocolate, una pasa, frutos secos, una mandarina,…, y pedir a nuestros alumnos que descubran el placer de comer con plena consciencia. Habitualmente, solemos comer de un modo rápido y poco centrado en lo que estamos haciendo, con múltiples distracciones: la televisión, conversaciones, nuestras preocupaciones, etc. Pero ahora lo que pretendemos es llenar de consciencia el acto de comer: para ello les pediremos que observen tranquilamente el alimento antes de comerlo, que perciban su aroma, sientan su sabor, lo mastiquen con calma y sean conscientes de las sensaciones que el alimento produce en su boca, que piensen en todas las circunstancias que han hecho posible poder disfrutar de ese alimento –el sol que lo ha madurado, la tierra y el agua que le han permitido desarrollarse, las personas que lo han cultivado o elaborado y nos lo han hecho llegar,...–, y también que se maravillen y se sientan agradecidos por el hecho de poder disponer de comida, en un mundo donde muchas personas sufren tremendas privaciones. - Contemplar con placer una imagen, escuchar una música, o ambas cosas a la vez. ¡Cuántas veces las personas adultas pasamos junto a un bello paisaje sin apenas disfrutarlo! ¡O invertimos más tiempo en hacer una foto que en saborear en directo la imagen que estamos fotografiando! En la escuela podemos crear hábitos de contemplación y de escucha que nos permitan despertar el sentido estético, el gusto por contemplar imágenes bellas y escuchar música y sonidos agradables. Podemos utilizar láminas ilustradas, cuadros y obras de arte en general, paisajes proyectados en una pantalla mediante un videoproyector y una presentación en PowerPoint, grabaciones de sonidos de la naturaleza o piezas musicales, o también combinando imágenes y sonido. Sugerimos a nuestros alumnos que serenen por unos instantes su mente, que olviden sus preocupaciones y otros pensamientos ajenos, y se dejen llenar por las impresiones de lo que están viendo y oyendo. Con el tiempo, aprenderán que un paisaje o una melodía pueden disfrutarse mucho más si se perciben con atención plena, y habrán desarrollado una fortaleza personal que Peterson y Seligman denominan “Apreciación de la belleza y la excelencia”, y que es una indudable fuente de felicidad para cualquier ser humano. - “Un guijarro en el bolsillo”. Esta es una sugerencia propuesta por Nhat Hanh (2001) pensando especialmente en los niños, aunque también puede ejercitarla cualquier persona adulta. Se trata de utilizar algún objeto que nos sirva de recordatorio para ayudarnos a recordar que podemos ser más conscientes del momento presente.


Podemos utilizar una pequeña piedrecita, una canica, una moneda, un muñequito minúsculo o cualquier otro objeto que el niño elija según sus preferencias, y pedirle que lo lleve en el bolsillo durante unos días o una temporada más larga. Les podemos decir que, cuando se sientan enfadados, disgustados o tristes, echen mano a su bolsillo y saquen y contemplen ese objeto –o simplemente lo toquen, sin sacarlo del bolsillo–. Tal objeto va a ser como un amigo que les recuerda que deben volver al momento presente, llenarse de calma y tomar conciencia de lo positivo. Les podemos sugerir también que, al contemplar o palpar el objeto, realicen unos breves ejercicios de respiración que les permitan relajarse y tomar energías para afrontar el momento presente. Este ejercicio puede ser útil para cualquier niño, pero es posible usarlo además en casos específicos en los que se requiere una ayuda especial: niños con dificultades para concentrarse o con trastornos más acusados de déficit de atención –con o sin hiperactividad–, con problemas de agresividad, con síntomas depresivos, etc. En estos casos, aunque esta técnica por sí sola probablemente no va a obrar milagros, sí puede considerarse como una ayuda adicional que, combinada con otras medidas, constituye un recurso importante a tener en cuenta. Así, en cualquiera de las situaciones descritas, un guijarro en el bolsillo puede incrementar la autoconsciencia, recordar al niño que puede tomar el control de la situación y poner en juego las habilidades que se requieran ante una circunstancia: concentrarse en una tarea escolar, tranquilizarse y controlar su exceso de movimiento, dominar la ira y no agredir a un compañero, potenciar sentimientos positivos que combatan la tristeza, etc.

- Seleccionar tareas cotidianas y realizarlas con plena consciencia. Actividades cotidianas que a menudo realizamos de forma automática, pueden convertirse en una fuente de nuevas experiencias si las realizamos a la luz de la atención plena. Los adultos podemos encontrar una nueva dimensión en situaciones tales como hacer las camas, fregar la vajilla, conducir o hablar por teléfono, por poner algunos ejemplos. De este modo, lo que pueden ser tareas rutinarias y, en ocasiones, poco satisfactorias, se convierten en una ocasión para disfrutar del presente y encontrar elementos positivos donde antes no los veíamos. Se trata de prestar una mayor atención a lo que estamos haciendo, realizándolo a un ritmo algo más lento si es posible, e incluso combinando la acción con la respiración consciente si ello nos ayuda. Por ejemplo, cuando suena el teléfono, en vez de descolgar inmediatamente y contestar de un modo automático, podemos dejarlo sonar un par de veces, mientras respiramos y pensamos que un ser humano nos está llamando y le agradaría encontrar una respuesta cálida y afable. O, cuando fregamos los platos, podemos concentrarnos en la sensación de frescor o calidez del agua en nuestras manos, y en la maravilla de poder disponer de agua corriente, un bien escaso en muchas partes del planeta, lo que nos llevará a ser más conscientes de la necesidad de utilizar responsablemente los recursos y ser unos consumidores más respetuosos con el medio ambiente Para cualquiera de esas propuestas, u otras en esa línea que se nos ocurran, la clave es sugerir a los alumnos que serenen por unos instantes su mente, que olviden sus preocupaciones y otros pensamientos ajenos, y se dejen llenar por las impresiones de lo que están viendo y oyendo. Recursos:


Láminas ilustradas, cuadros y obras de arte en general, paisajes proyectados en una pantalla mediante un videoproyector y una presentación en PowerPoint, grabaciones de sonidos de la naturaleza o piezas musicales, o también combinaciones de imágenes y sonido, etc. Observaciones: Si realizamos estas actividades con cierta regularidad, podremos crear el hábito de disfrutar de las cosas bellas con atención plena, serenidad y profundo disfrute. Desde la escuela, tenemos una importante oportunidad de crear hábitos de contemplación y de escucha que nos permitan despertar el sentido estético, el gusto por contemplar imágenes bellas y escuchar música y sonidos agradables. La “Apreciación de la belleza y la excelencia”, además de ser una importante fortaleza personal, constituye una potencial fuente de disfrute y felicidad que nos puede deparar importantes satisfacciones a lo largo de nuestra vida.

Atención prácticas internas (procesos mentales,…) 21.

Yo soy alguien muy especial

Objetivos: Aprender a centrar la atención en los propios procesos emocionales. Mejorar la autoestima. Pensar en características propias y de los demás que nos agradan.

Tiempo: Una sesión de una hora.

Desarrollo: Realizamos descripciones orales de uno mismo, incidiendo en los aspectos positivos. A continuación, en un folio cada niño se describa a sí mismo por escrito. Después mejoran ese texto si es necesario (que se comprenda bien, que refleje aspectos positivos y que sean cuantos más mejor). Después lo pasan a limpio en un folio bonito con el título “Yo,… soy alguien muy especial” (diseñado para esta actividad). Ya tenemos la descripción individual realizada por cada uno de los niños. Otro día describimos oralmente a nuestros compañeros, incidiendo en sus cualidades positivas. A continuación, cada niño elabora un escrito con un comentario o frase positiva de cada uno de sus compañeros. El maestro supervisa los escritos para mejorar los comentarios incorrectos, verificar que todos tienen comentarios positivos, si hay alguno no del todo positivo


tal y como está expresado, etc. Una vez mejorado el texto, copiamos nuestro comentario en un folio, con el título: “Mi amigo… es alguien muy especial”. (Habrá un folio con el nombre de cada compañero, que irá pasando por las mesas para anotar nuestra frase sobre ese compañero en cuestión). Finalmente cada uno se queda el documento elaborado por él y el que le han hecho sus compañeros. Hacemos copias y elaboramos un libro para clase con las fichas individuales y colectivas de todos.

Recursos: Folios de colores.

Observaciones: Podemos pasar a limpio estos textos en el ordenador e imprimirlos. Supervisar los escritos es útil, porque el alumnado es a veces tan sincero que algunos comentarios pueden ser molestos. Hay que tener especial cuidado con niños que no reciban demasiados comentarios, ya que puede evidenciar que los alumnos no se conocen bien entre ellos. Todos tenemos muchas cosas positivas para que los demás aprecien: es cuestión de fijarse bien, reflexionar y ampliar nuestro punto de vista.

22.

¿Qué se mueve por ahí?

Objetivos:

Aprender a centrar la atención en los propios procesos mentales. Mejorar la atención general.

Tiempo: Una sesión de 15 minutos y sesiones cortas de 5 minutos. Desarrollo: Invitamos a los niños y niñas a que se sienten en las sillas, con la espalda erguida. Les pedimos que respiren tranquilamente, con inspiraciones y expiraciones lentas y profundas, durante unos segundos. Después, les pediremos que centren su atención en su respiración, más tranquilamente. A partir de aquí iniciamos el ejercicio. Es muy sencillo, al menos en cuanto a las instrucciones. Les pedimos que observen las cosas que les pasan por la mente, mientras están respirando. No se trata de “juzgar”, ni de opinar sobre lo que nos viene a la mente. Solamente observarlo. Si nos ponemos a pensar en que mi compañero se está riendo, no pasa nada. En cuanto nos damos cuenta, nos decimos a nosotros mismos: “Pensamiento”. Y volvemos a centrar la atención. Si escuchamos un ruido y nuestra mente se “va con él”, nos decimos: “Ruido”. Y ya está.


Si en algún momento nos damos cuenta de que nos hemos despistado y estamos “imaginando” cosas, o recordando, o haciendo planes para después… No pasa nada. Volvemos a centrarnos. Aparentemente es un ejercicio muy sencillo, pero en realidad conlleva un grado de complicación importante. Además, debemos evitar crear tensiones excesivas: “he de concentrarme, he de concentrarme…” que resultan más negativas que positivas. Simplemente observar y “anotar mentalmente lo que aparezca en nuestra mente. Este ejercicio se explica de forma relativamente rápida, pero requiere una práctica habitual, diaria, para observar progresos. Se puede realizar en tiempos cortos, para preparar algún tipo de actividad que requiera mucha atención, antes de los exámenes, etc. Es la base de todos los ejercicios internos.


Visualizaciones guiadas 23.

El árbol

Objetivo: Usar la imaginación para crear imágenes. Se trata, como objetivo último, de que nuestros alumnos se familiaricen con la relajación y conozcan métodos diferentes para llegar a ella. Se recomienda utilizar en la sesión una música de relajación para facilitar el desarrollo de la misma.

Tiempo: 10 minutos aproximadamente.

Desarrollo de la sesión: El profesor debe guiar relatando el siguiente texto con su voz normal pero de forma pausada: "En este momento me imagino que estoy viendo un árbol... ¿Qué árbol es? ¿Puedo identificarlo dándole un nombre?... Lo veo entero en mi mente, todo de una vez... Ahora empiezo a verlo desde abajo... ¿Dónde se encuentra? ¿En un prado? ¿En un desierto? ¿A orillas de un río? ¿En la falda de una montaña?... Veo claramente dónde está... Me fijo en lo que hay a sus pies, allí donde el tronco sale de la tierra... ¿Hay flores? ¿Cómo son? ¿De qué color es la tierra donde crece ese árbol?... Empiezo ahora a subir por su tronco... Lo hago despacio... ¿Cómo es el tronco? ¿Es delgado o grueso?... ¿Es alto, bajo o mediano?... ¿De qué color es?... Sigo subiendo... ¿Tiene muchas ramas? ¿Cómo son?... ¿Hay hojas en las ramas? ¿Qué forma y qué color tienen?... ¿Tienen perfume?... Contemplo ahora el árbol globalmente, y descanso en esta contemplación... ahora me imagino que yo soy el árbol, asimilando su verticalidad, su quietud, el entorno donde está... Mi mente se aquieta más y más...”


24.

Mis compañeros

Objetivo: Aumentar el grado de percepción de todos nuestros sentidos. Percibir nuestra realidad.

Desarrollo: “Cierro los ojos lentamente y veo mentalmente la clase... Me veo a mí mismo, sentado, y también a mis compañeros... Ahora voy a traer a mi mente el rostro de mis compañeros, voy a verlos uno por uno, deteniéndome unos segundos en cada cara... Comienzo por los que me gustan más, por mis amigos, por aquellos con los que tengo más relación... Cuando visualizo el rostro, digo mentalmente su nombre... Paso ahora a aquellos compañeros con los que no tengo demasiada relación... Para finalizar, visualizo el rostro de aquellos que no me caen muy bien, a aquellos con los que tuve o tengo problemas para conectar... Cuando lo hago, intento ser positivo, mandándoles simpatía y amistad, imaginándome que esos compañeros son también mis amigos, y que no hay ningún problema entre nosotros... Les veo sonreírme, dándome su amistad... Veo ahora a toda la clase otra vez, sintiendo que es un lugar de paz y armonía...”


Silencio mental y emocional 25.

La riqueza del silencio

Objetivo: Aprender a guardar silencio interior. Tiempo: 10 minutos

Desarrollo de la sesión: «El silencio es la gran revelación”, dijo Lao-tse. Que cada uno de vosotros busque una postura cómoda. Cerrad los ojos. Voy a invitaros a guardar silencio durante unos minutos. (Con cuatro minutos será suficiente para empezar). Intentaréis, en primer lugar, hacer silencio, el silencio más total, tanto de corazón como de mente.

Al final de los dos primeros minutos os invitaré a que abráis los ojos y a que compartáis con el resto, si así lo deseáis, lo que habéis hecho y experimentado en este tiempo. Para compartir con el resto lo que habéis hecho y lo que os ha ocurrido, que cada uno cuente los intentos que hizo para lograr el silencio y en qué medida lo ha conseguido. Que describa ese silencio, si es capaz. Que cuente algo de lo que ha pensado y sentido durante este ejercicio. Las experiencias de la gente que se somete a este ejercicio son infinitamente variadas. Muchos descubren, para sorpresa suya, que el silencio es algo a lo que no están acostumbrados en absoluto. Hagan lo que hagan, son incapaces de detener el constante vagar de su mente y de acallar el alboroto emocional que sienten dentro de su corazón.

Cierra los ojos de nuevo y percibe tu mente dispersa durante dos minutos... Siente ahora el silencio que te hace posible concienciar la dispersión de tu mente...


Contemplación de imágenes 26.

Observando una obra de arte

Objetivos: Apreciar la belleza de una obra de arte. Observar y describir los detalles.

Tiempo: 20 ó 30 minutos. Recursos: Videoproyector y pantalla o pared blanca. Una o varias imágenes de cuadros recopiladas previamente en una presentación PowerPoint..

Desarrollo de la sesión: Podemos aprovechar alguna actividad en la que estemos trabajando la pintura y los pintores, para dedicar una sesión a la contemplación de un cuadro, por ejemplo, Campo de amapolas, de Monet. Utilizamos un videoproyector y proyectamos el cuadro en una pantalla o pared blanca, invitándoles a disfrutar de esta imagen. Para ello creamos un clima adecuado de calma y relajación, y acompañamos la proyección con una audición musical. Durante unos minutos dejamos a los niños que observen el cuadro en silencio. Después les pedimos que expresen libremente lo que les sugiere la imagen. A continuación les planteamos algunas preguntas para guiar la expresión oral: – – – – -

¿Qué estación del año refleja el cuadro? ¿Quiénes pueden ser los distintos personajes que aparecen? ¿Qué relación hay entre ellos? ¿Qué ocurriría si pudiéramos meternos dentro del cuadro? …


27.

Percepciones

Objetivos: Observar cómo una imagen es diferente según el punto de vista que adoptamos.

Tiempo: En torno a media hora.

Desarrollo de la sesión: Mostramos imágenes en una presentación PowerPoint. Las pasamos una a una y comentamos lo que muestran, cuántos objetos o personas aparecen, si es posible apreciar puntos de vista diferentes ante misma imagen, etc. Después debatimos sobre lo observado: ¿hay un único punto de vista de lo que observamos, de lo que nos ocurre,…?, ¿nuestra percepción es objetiva o no?, ¿cómo condiciona esto nuestras opiniones o decisiones?, etc.

Recursos: Presentación PowerPoint con imágenes sugerentes, con percepciones curiosas de la realidad o con ilusiones ópticas. En Internet pueden localizarse muchas presentaciones de este estilo, por ejemplo en esta dirección: http://platea.pntic.mec.es/~jescuder/ilusione.htm


Contemplación de la naturaleza 28.

Las cuatro estaciones

Objetivos: Apreciar la belleza que nos ofrecen los cambios estacionales de la naturaleza.

Desarrollo: La naturaleza nos brinda ocasiones incomparables para poder reconocer y apreciar la belleza, y sus cambios estacionales nos ofrecen situaciones para trabajar con el alumnado diversas posibilidades, adaptándolas en función del nivel educativo:

–Contemplar imágenes de la naturaleza en distintas estaciones. Podemos seleccionar fotografías en Internet y proyectarlas en clase, pidiendo a los alumnos que las contemplen con atención plena. Utilizaremos imágenes correspondientes a la primavera, el verano, el otoño y el invierno. Posteriormente, realizaremos una puesta en común en la que los alumnos expresarán qué emociones les ha suscitado esta contemplación, que comenten los cambios que se producen en los paisajes y que traten de explicar qué elementos nos producen satisfacción al contemplarlos: los colores, la luz, el contraste de formas, los recuerdos que nos evocan,… –La actividad anterior de contemplación se puede realizar escuchando al mismo tiempo alguna música apropiada (resultarían muy adecuadas Las cuatro estaciones, de Vivaldi). En la puesta en común, podríamos añadir como tema de conversación qué relación han apreciado entre esa música y las imágenes que han contemplado. –También podemos salir al patio en determinados momentos del año y contemplar el paisaje que pueda verse desde allí, tratando de comparar los elementos que van variando a lo largo del tiempo. –Los alumnos pueden traer fotografías de paisajes que hayan hecho en viajes o excursiones con su familia, proyectarlas en clase y que comenten sus experiencias, así como lo que sintieron cuando estuvieron en esos lugares.


Introducción a la simbología 29. Celebrar una fiesta Objetivo: Introducir a nuestros alumnos y alumnas en la dimensión celebrativa. Tiempo: Una sesión. Desarrollo: Propondremos a la clase celebrar una fiesta. Sería muy interesante que fuera en un momento “normal”, no en una festividad del colegio ni de la congregación. La idea es que la clase participe del proceso de preparación: elegir la en el calendario la fecha, decidir qué vamos a celebrar y cómo; distribuir las responsabilidades. Es importante que el proceso dure un cierto tiempo. No se trata de una actividad que planteamos de un día para otro. Un tiempo de dos o tres semanas sería apropiado. Empezar proponiendo la celebración, eligiendo el tema y la fecha. Algunas ideas de temas posibles:    

El cambio de estaciones El fin/inicio de una evaluación Elegir el “día de nuestra clase” …

Dedicar una parte de una sesión a decidir en qué consistirá la fiesta (comida compartida, tiempo para charlar, juegos comunitarios… de todo un poco). El día previo a la fiesta, ambientar la clase, decorándola, cambiando la distribución de las mesas y sillas. Incluso, si lo vemos conveniente y es posible, se podría pedir a los niños y niñas que viniesen un poco más arreglados que de costumbre, o que vistan alguna pieza de ropa “especial”. Todo ello pretende crear un “ambiente festivo”, a la vez que nos ayuda a reflexionar sobre cómo los objetos, los tiempos, las acciones (comer, bailar…), pueden ser símbolos que transmitan alguna experiencia.

30. Un objeto especial Objetivo: Disfrutar del valor simbólico de algún objeto personal. Tiempo: 15 minutos. Desarrollo:


El día anterior les pedimos que traigan a clase un objeto que sea especial para ellos. Colocamos el objeto sobre la mesa, delante de cada uno. Les pedimos que piensen por qué es especial para ellos, que recuerden en qué momentos se acuerdan de él, quién se lo dio, dónde lo encontraron y, sobre todo, a quién o a qué les recuerda. Les dejamos un poco de tiempo para que, en silencio, piensen en su objeto y en aquello a lo que les recuerda. Dejamos un espacio de tiempo al final por si alguien quiere compartir con los demás. Les animamos a hacerlo.


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