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Lo personal es político
Ensayo Lo personal es político
Gabriela Cáffaro Lengua y Literatura. 4°9na
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En las imágenes presentadas podemos ver muchas cosas en común, la primera que salta a la vista es que se tratan de fotos tomadas en marchas del movimiento “Ni una menos”.
En mayo de 2015, el femicidio de Chiara Páez sacudió a Santa Fe y pronto a toda la Argentina. La adolescente de 14 años fue asesinada a golpes por su novio y posteriormente enterrada en el patio de los abuelos de este, ella además transitaba un embarazo de dos meses.
Este no era un hecho aislado, en el país se asesinaban en ese momento una mujer cada 27 horas.
La periodista Marcela Ojeda, indignadísima como tantas otras, lanzó un desafío a través de sus redes sociales: “Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales … mujeres, todas, bah. ¿no vamos a levantar la voz? NOS ESTÁN MATANDO”.
Viralizado ese tweet, miles de mujeres se movilizaron en 80 ciudades el 3 de junio de 2015.
De esta manera, “NI UNA MENOS” es en realidad una consigna que dio origen al movimiento homónimo. Dicho movimiento pretende visibilizar la violencia contra la mujer y su consecuencia más grave, el feminicidio.
Cabe aclarar, que el nombre “Ni una menos” fue inspirado en el poema que Susana Chávez escribió en protesta por los feminicidios en Ciudad de Juárez, la escritora fue víctima de femicidio.
En estos 7 años el análisis del observatorio de las Violencias de género “Ahora que sí nos ven” arrojó que dos de cada diez víctimas de femicidio habían realizado denuncias y que solo una tenía medidas de protección judicial. Esto deja entrever que la justicia no es imparcial y que el acceso a ella está vedado para ciertos grupos. Dicho de otro modo, el acceso a la justicia de las mujeres es poco e ineficiente. En las imágenes elegidas podemos observar mujeres marchando y consignas diferentes.
Según el texto de Althusser Ideología y aparatos ideológicos de Estado existe un mecanismo, que él denomina interpelación y que actúa en los seres humanos desde incluso antes de nacer. Este mecanismo interpelaría a las mujeres como tal y ellas se sentirán interpeladas por dicho llamado. Por consiguiente, el patriarcado actuará en las mujeres desde el momento en que existe la certeza de que ese feto nacerá con sexo femenino. En los colores de la ropa elegida, en los aritos, vestidos y obviamente en el nombre. Todo esto, implica que exista una identidad marcada e impuesta de la que es difícil escapar. Se espera de las mujeres ciertas conductas y modos de ser que la transforman y la forman.
Según el concepto de “lógica de la identidad”, criticado por Young, estas mujeres que luchan y crean redes están fuera de las categorías formadas por esta lógica, puesto que este movimiento y sus miembros no tienen una identidad estática, clasificable, no se puede categorizar sin dejarlos afuera. La “Lógica de la identidad “niega y reprime la diferencia, piensa cosas juntas y las reduce a una unidad” (Young, 1990 : 188)
Asimismo, estas mujeres convierten a lo privado en público, en cuanto a la denuncia de hechos que en otros momentos de la historia nunca hubieran pertenecido a la esfera de lo público.
A la mujer se le impuso como ámbito privado el hogar y es allí donde más violencia sufre, más que en la calle la que sería considerado un ámbito público. Entonces, “La lógica de la identidad arrastra la diferencia hasta oposiciones jerárquicas dicotómicas” (Young ,1990: 170).
Estos movimientos feministas en cambio abrazan la diferencia y las convierten en la clave de su lucha. No hay una sola forma de ser mujer. En las consignas que muestran en estas marchas hay algunas que dicen “Que ser mujer no nos cueste la vida”. En este sentido, en el texto de Young se entiende perfectamente cómo el ser mujer pone a esa persona en inferioridad de condiciones “…las mujeres deben asegurar que los impulsos de los hombres no los aparten de la universalidad de la razón” (Young, 1990 : 187)
La mujer es, según el mundo burgués, sentimiento y deseo, mientras que el hombre es la razón, dejando así a la mujer fuera del ámbito público, ya que los deseos no le pertenecen. De este modo, el feminismo busca que la mujer deje de quedar afuera y empiece a ser tomada en cuenta no solo en lo público, sino también en la justicia y que también su maltrato deje de ser escondido entre cuatro paredes. Estas mujeres que “proporcionan consuelo emocional a los hombres” (Young,1990: 189) son las que, en marco de esa impunidad de lo privado, terminan siendo asesinadas.
Este movimiento en su heterogeneidad no tiene una identidad que se encasille y pretende de esta forma, incluir lo que la “lógica de la identidad “excluye. En otro de los carteles podemos leer, “ni sumisa, ni obediente, mujer fuerte insurgente” quizás esta frase refleja más claramente lo que es salirse de la “lógica de la identidad”, ya que este no sería el estereotipo prefijado para la mujer, no es la forma en que según la ideología dominante debe ser una mujer, débil, sumisa, obediente.
Esta “imparcialidad” pretendida ayuda según Young a reproducir relaciones de dominación y opresión justificándolas “…o escondiendo posibles relaciones sociales emancipadoras” (Young, 1990:190). De esta forma, se crea el pensamiento de que estas mujeres que luchan y protestan, no son verdaderas mujeres, no representan a las mujeres, están fuera, son inadaptadas. El autor afirma al respecto que “La idea de una persona que es decisora imparcial funciona en nuestra sociedad para legitimar una estructura no democrática y autoritaria de toma de decisiones” (Young, 1990: 190).
Así, hay personas de más o menos valor y la equidad perseguida por el feminismo parece una utopía difícil de alcanzar.
El Estado neutral es un mito y las mujeres de este movimiento lo saben, puesto que la injusticia parte de no reconocer las diferencias y los particulares, no sólo de género, sino también de etnias y religiones, entre otros.
Esta expresión del movimiento “Ni una menos” así como la de otros movimientos feministas, hace colapsar, como dice Young, “…la distinción entre la razón publica y el ámbito privado de deseos, necesidades y sentimientos” (Young,1990: 199), estas voces que pluralizan e incluyen otras voces, como las de las disidencias sexuales, negros, pueblos originarios entre otros, son a nuestro entender una forma de democratizar lo público.
Las feministas buscan de este modo que se escuchen otras voces y se dialoguen otros temas, más allá de ese ideal de parcialidad y de esa lógica de la identidad que ya no es tal. En este sentido Young sostiene que “La percepción de algo así como el bien común sólo puede ser el resultado de una interacción pública que exprese y no que entierre particularidades” (1990: 201). O sea, que se deje de lado la construcción de lo público y lo privado con oposiciones tales como, razón y sentimientos, masculino y femenino.
Otra de las consignas elegidas es esta: “Ni una menos, el Estado es responsable”, y lo es no sólo por omisión, sino porque muchos de sus funcionarios son los causantes de estas muertes. Una de cada 5 mujeres asesinadas, lo fue en manos de un policía, gendarme o algún otro agente de los aparatos represivos del Estado.
Cuando la mujer llega a hacer la denuncia es revictimizada, culpada, amparando de esta forma a los culpables. Por todo esto, el movimiento reclama al Estado, a los jueces, a los fiscales y a la policía que actúen más allá de si muchos de los agresores se encuentran entre ellos.
Todo esto nos recuerda a la teoría contractualista en donde a cambio de nuestra libertad el Estado debía proteger nuestras vidas, nuestra propiedad o ser jueces imparciales (sabiendo que esta imparcialidad es imposible). Cabe aclarar que la mujer no era tenida en cuenta en ese contrato puesto que los derechos eran para los hombres. Sin embargo, hoy las mujeres son parte de esos contratos, por lo que es posible hacernos estos interrogantes. ¿De alguna forma el Estado está incumpliendo con ese contrato? ¿Nuestros gobernantes no fueron elegidos para velar por nuestra seguridad?
En estos momentos y desde hace ya mucho tiempo, hay una deuda del Estado con la protección de la mujer, el tomar como ámbito privado un hogar en donde la familia es su núcleo pero que la violencia ejercida allí sobrepasa lo personal. La mujer necesita respuestas, necesita dejar de ser inferior porque, si bien, es portadora de sentimientos, afectos, pasiones y es la que realiza el cuidado de la familia (impuesto en su mayoría), es un ciudadano de igual valor al hombre blanco heterosexual.
Un eslogan feminista es “Lo personal es político” y como argumenta Young: ninguna práctica o actividad social debería ser excluida de la discusión pública, la expresión o la decisión colectiva, por considerarse inadecuada (1990: 204.)
Ahora bien, es fundamental incluir, como lo hace una parte del feminismo, a las personas trans, travestis, gays, no binaries y dejar de lado la “lógica de la identidad” puesto que lo diferente ya no puede quedar afuera.
Vivimos en una “república” en una “sociedad civil” y acciones de violencia desmedida que solo deberían darse en poblaciones que estén en “estado de naturaleza”, suceden a diario, (violaciones en grupos, femicidios brutales) por ello la lucha de estas mujeres es tan importante y heterogénea pues es una lucha de todes para todes.
Bibliografía Althusser, L. (2008)” Ideología y aparatos ideológicos de Estado” en Ideología un mapa de la cuestión. Bobbio, N – Bovero, M. (1986) “ sociedad y Estado en la filosofía política moderna” Young, I. (1990) “El ideal de imparcialidad y lo cívico público” en La justicia y la política de la diferencia. Observatorio de las violencias de género “ahora que si nos ven “disponible en https://ahoraquesinosven. com.ar/ Imágenes: Lucia Garcia Itzugashn (2021) Universidad de Lomas de Zamora (2022) Javier Ferreyra (2019)