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La verdad de la Verdad
from FANZINE BLURP N.3
by Locodog
Investigación
Escribe: Brian Boquete Traducción: Clotilde Urquijo
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El bosque de las mentiras
Imagínense la conspiración más extraña que pueda existir. Inténtenlo más fuerte… ¿Saben qué les digo? Que no han estado ni cerca de lo que hoy van a leer aquí. Soy Brian Boquete; abróchense los cinturones y abran la mente, esto es… ¡La Verdad de la Verdad! Señores raros. Esta es una de esas cosas que te la cuentan y no te lo crees. Después investigas y te preguntas ¿Y por qué no? Justamente es lo que pensé cuando entrevisté a nuestro primer protagonista; Joshua Clarendon. Desde luego no era la primera tanda de preguntas que le hacían, de hecho yo mismo me enteré del asunto leyendo a un colega de profesión, Lucas Shaun (si no siguen su blog no sé a que están esperando). Realmente tocaba el asunto un poco por encima ya que su tema principal no era ese, así que de primeras no le presté demasiada atención. Días después, revisando unas notas antiguas que tenía ya archivadas, encontré un recorte de presa y rápidamente lo asocié con la historia del señor Clarendon. Estoy seguro de que rebuscar entre la basura añeja y olvidada de mi trastero no fue puro azar; curioso como funciona el cerebro. No entraré en los pormenores de mi entrevista porque básicamente conseguí poca o ninguna información adicional a la ya contada. No piensen mal. Simplemente la historia de Joshua Clarendon es la que es. Lo que pasa es que necesitaba escucharla de “primera mano”. Haré un breve resumen que nos servirá de paso para entrar materia. Una noche bastante fría de invierno nuestro protagonista se encuentra paseando junto a su perro “Conan” cuando se percata de que el servicio de jardinería de su distrito está trabajando en una zona alejada del parque que queda junto a su casa. Que sean cerca de las 2 de la mañana en principio no le llama la atención así que como buen aficionado a las plantas y obras se acerca a ver si puede echar un ojo y de paso charlar un rato con los operarios. Cuando se encuentra a 20 o 30 metros de la zanja, uno de los trabajadores da “una especie de alarma” (entiendo que fue un grito) y todos ellos se vuelven inmediatamente haca él haciendo fuertes aspavientos. El que parece el jefe le “invita” a detenerse de malas maneras y le comenta que si es tan amable se vuelva por dónde ha venido o avisarán a la policía. Un poco avergonzado y desde luego sorprendido emprende el camino de regreso cuando de repente Conan se escapa de un brusco tirón y corre en dirección a la obra. Sin pensárselo dos veces trata de recuperar a su querido perro haciendo caso omiso a los gritos que le exigen que se detenga. Al llegar al borde de la zanja dos de los muchachos tratan de agarrarlo y tropiezan cayendo los tres a plomo dentro del agujero. Lo siguiente que recuerda es estar en su cama, dolorido y magullado. Conan se encuentra en perfectas condiciones… ¿un sueño agitado tal vez? Poco a poco comienza a recordar. Le vienen a la mente imágenes borrosas de depósitos conectados a tubos que penetran directamente en una serie de árboles. No “pasan” por debajo, se incrustan en el tronco a través de las raíces como si fueran tubos de alimentación. Movido por la curiosidad se viste y recorre los 400 metros que le separan del dichoso parque. Allí no hay nada. De hecho faltan los 20 árboles más o menos que rodeaban la zanja. En ese lugar el césped es el mejor cuidado de todo el jardín.
Parque donde fueron vistos los árboles-máquina. Al fondo se aprecia la zona que fue tapada con urgencia.
Pensando que quizás está delirando llama al ayuntamiento, sin embargo allí no tienen constancia de ninguna obra y menos aún nocturna. Buscando por internet encuentra una curiosa página donde hay recopiladas cientos de imágenes de árboles entubados, justo lo que él recuerda haber visto. Esa página es aún hoy visible y en ella descubre fotos de su propio parque y de los árboles que vio o creyó ver… y que luego desaparecieron. Es en este punto cuando el señor Clarendon se pone en contacto con mi colega y a raíz de leer su historia le cito para hacer lo propio. Repoblaciones Como comenté, enseguida me puse a investigar y eso me llevo a encontrar el recorte de prensa del trastero. Era un pequeño artículo de la sección “varios” del periódico local de Kurkenta (condado de Patasuha) de septiembre de 1989. En él se explica un extraño suceso que había motivado una serie de protestas o quejas por parte de los vecinos de dicha localidad. Justo después de la repoblación de una zona quemada se habían producido bastantes casos de desmayos sin motivo aparente. Había llegado a tal punto el asunto que incluso el médico del condado recomendó a los ciudadanos quedarse en casa para tratar de evitar desmayos en la vía pública. Parece ser que los vecinos pensaban que los productos pesticidas que usaban los repobladores provocaban los extraños vahídos y exigían el cese de esas operaciones. Como me enteré después, el ayuntamiento solventó el problema cambiando por completo la variedad de plantas reforestadas. El recorte -o mejor dicho, la media página del periódico- la había recibido anónimamente allá por 1997 (lo pone en el matasellos) y fue archivada sin darle más importancia. No sé exactamente por qué mi cerebro ha hecho ahora la conexión. Lo que sí sé por experiencia es que no suele fallar haciendo este tipo de asociaciones. Sucumbiendo a mi destino me puse a investigar la antigua noticia y la verdaderamente extraña página web. Al rato y gracias a las nuevas tecnologías (maps y satélites, os debo una) encontré que una de las fotos de la web correspondía a la zona que habían repoblado en Kurkenta. No estaba seguro al cien por cien pero podría decirse que casi al ochenta por ciento. Para salir de dudas recorté de la foto los tubos y máquinas y se la envié a un antiguo compañero de clase que vivía relativamente cerca del lugar y que me hizo el favor de acercarse al pueblo a ver si podía encontrar alguna pista de utilidad. Tres días más tarde tenía un correo electrónico con una nueva foto tomada desde el mismo ángulo y en la que se podía ver el mismo paisaje, pero sin el árbol del primer plano ni las zanjas a los costados. Según me comentó después, apenas le había costado encontrar el lugar ya que es bastante conocido en los alrededores. ¡Eureka!Las fotos de los arboles-máquina eran reales y al igual que en el caso del señor Clarendon, habían desaparecido justo cuando “alguien” posó su atención en ellos. Hastags encriptados Con el soplo de animosidad que llevaba en la sangre me dispuse a seguir trabajando. Tal vez fueran paranoias mías pero sentía que estaba sobre algo gordo. Busqué más historias extrañas cerca de los lugares reconocibles de las fotos pero la falta de fechas exactas y temática concreta hacían la tarea bastante ardua. Casi una semana después seguía sin avanzar lo más mínimo. Llegó un día que, asqueado y con los ojos doloridos de tanto buscar y buscar, decidí descargarme la página web con sus correspondientes fotos y descansar unos cuantos días para refrescar mi mente. En esas estaba la computadora cuando me fijé que las fotos tenían un nombre de archivo bastante extraño. Eran un mejunje de números y letras pero con terminaciones similares en grupos de tres o cuatro. Esto reactivó mi optimismo y como por arte de magia me espabilé por completo. Lo que descubrí tendrán que esperar a leerlo en el próximo capítulo. ¡Saludos!
Sistema de entubado como el que aparece en las fotos de la famosa página web. Cabe destacar que el componente del tubo es una goma de la más alta tecnología.

