LA NUEVA CRÓNICA PONE A LA VENTA EL DOMINGO DE RAMOS ‘LA SEMANA SANTA DE LEÓN, DE AYER A HOY’ P2 Coordinador: Xuasús González semanasanta@lanuevacronica.com
EL OBISPO DE LEÓN BENDICE EN LA CATEDRAL LA NUEVA IMAGEN DE LA CONSOLACIÓN DE MARÍA P3
Sábado 17.03.2018 LA NUEVA CRÓNICA
LNC COFRADE
NUM. 09
El ejercicio del Vía Crucis tuvo lugar en la capilla y claustro del convento de las Cabajalas. :: L.N.C.
Redención La lluvia impide a la cofradía de negro y rojo sacar su Vía Crucis a la calle
L
XUASÚS GONZÁLEZ
a Cofradía de la Redención estaba llamada a protagonizar, el pasado sábado 10 de marzo, una de las grandes novedades de esta Cuaresma: un Vía Crucis procesional con el Cristo titular por su barrio de San Martín. Y es que la penitencial había aprobado en junta general, ya el 19 de noviembre, que el Vía Crucis que desde el año 2001 venía realizando en la plaza del Grano en la tarde-noche del Lunes Santo dejara este mismo año de llevarse a cabo; y que, de aquí en adelante, se comenzara a organizar, de forma
procesional, cada cuarto sábado de la Cuaresma. Así, a las 20:00 horas estaba prevista la salida del cortejo desde la capilla del convento de las Carbajalas. Más de setenta hermanos, perfectamente ataviados para la ocasión –traje oscuro, camisa blanca y corbata negra–; los cofrades de Jesús Nazareno de Oviedo, con los estandartes de las estaciones; y un buen número de fieles, aguardaban el comienzo de la práctica devocional junto al Crucificado, que habría de ir en una pequeña parihuela –tal y como hiciera en 2016 en el traslado extraordinario celebrado por su vigésimo quinto aniversario–, a
horqueta y sin música. Pero comenzó a llover –la climatología no estaba siendo favorable en todo el día, y las previsiones tampoco eran buenas–, y la junta de seises de la cofradía decidió, con buen criterio, no salir a la calle –tiempo habrá en años venideros– y realizar el ejercicio del Vía Crucis en el interior del cenobio, presidido por su consiliario, Manuel Fláker. El también párroco de San Martín comenzó recordando que, ya desde antiguo –Egeria lo recoge ya en el siglo IV– los cristianos rememoraban el camino recorrido por Jesús hasta el monte Calvario; un Vía Crucis que, tal y
como hoy lo conocemos, se debe en buena medida al impulso del franciscano italiano San Leonardo da Porto Maurizio en el siglo XVIII. Tras la primera estación, que se rezó en la capilla, el ejercicio del Vía Crucis prosiguió en el claustro del convento –de forma similar a como se realizaba hasta la fecha, en caso de lluvia, el Lunes Santo– con el Cristo recorriendo las catorce estaciones a hombros de los hermanos de la Cofradía; un camino al que, en tres ocasiones, puso música el grupo Aetherna: al entrar la imagen en el claustro, y antes de la séptima y de la última estación.